Partida Rol por web

RegenZy

Una nueva era (Epílogo)

Cargando editor
04/06/2013, 20:10
Director

Los soldados marcharon hacia el horizonte, con sus banderas al viento y sus mosquetes preparados. Les aguardaban cruentas batallas, matanzas y tribulaciones. Pero no estaban solos. Tras ellos, los civiles liberados de la plaga, progresivamente inmunizados ante la enfermedad con los métodos de Augustus y su tío (que pronto tuvieron a su disposición buenos equipamientos y enfermos con los que experimentar). Encontraron una solución para introducir la vacuna a gran escala. Los cerdos, al estar muy emparentados con los seres humanos, gozaban también de cierta inmunidad ante el vacilo, y una muestra de su sangre podía utilizarse con poco riesgo a modo de vehículo para vacunar a la población.

Se creó así un ejército tras el ejército. Una masa de civiles sanos y dispuestos a trabajar codo con codo apoyando a los militares. Se crearon extensiones de cultivo libres de zombies, delimitadas por cercas de alambre y vigiladas por piquetes de paisanos armados que se turnaban día y noche para defender lo suyo. Estos cultivos, situados a las faldas de antiguos castillos y campamentos fortificados, eran una especie de regreso a tiempos medievales, donde al toque de la campana y ante la eventual horda, el pueblo corría a refugiarse al castillo, donde empleaban pacientemente lanzas hechas de caña, arcos y escopetas para ir desgranando poco a poco los números del enemigo. Fue una guerra de paciencia, sin grandes cargas a la bayoneta, con pocas gestas dignas de las canciones de los antiguos trovadores. Fue un triunfo del tesón, de la capacidad de colaboración entre el pueblo, los militares y aquellos gobernantes que se demostraron capaces para tomar las riendas, no ya de un país, sino de cada una de las regiones del mismo.

Y sin embargo, todavía hubo espacio para la herocidad. Replegándose ante las hordas londinenses, las tropas de Lord Wellington se encontraron con las de Tarleton en las afueras de Gravesend, escena que sería inmortalizada en un gran lienzo llamado "El heraldo de la salvación". Portando las nuevas acerca de la situación en el sur, Wellington implementó el sistema Tarleton-Morgan (como luego fue llamado) al resto del país. Acantonó a sus hombres en fortificaciones cercanas a Londres, y allí atrajó a las divididas hordas londinenses y las aplastó en sendas batallas tras la seguridad de los muros. Situaciones similares se vivieron en otras ciudades del país, aunque algunas, ciertamente irrecuperables, tuvieron que ser tomadas meses después, al asalto.

Pero Londres fue liberada. Y entre los oficiales que destacaron en el contraataque, el mayor Narcisus Strafford, que liberó la Torre de Londres, donde el rey se hallaba bajo asedio, con la juiciosa aplicación de cañones de campaña, descargas de fusilería y una última carga a la bayoneta, que también sería inmortalizada, esta vez en forma de estatua, que pasaría a ocupar el patio de armas de la academia militar de Sandhurst en el futuro. "El mayor Strafford en la batalla del Tower Bridge", como luego se bautizó, sable en alto y vuelto a sus hombres a los que animaba a cargar con fiereza.

La historia recordaría lo que sucedió en los siguientes tres meses como "El estremecimiento". Este nombre tan curioso designaba, a decir de los historiadores, un periodo en el que el orden social triunfante tras la restauración monárquica se vería tambaleado por el profundo trauma que produjo la infección, que fue bautizada en Francia como "el mal inglés". Supuso un estremecimiento, sin duda, a todos los niveles. El orden social fue cuestionado, debido no solo la mortandad y al horror, sino a las escenas de egoismo de la nobleza y de algunos monarcas (como el español Fernando VII), y que tuviera que ser el pueblo llano, en última instancia, quien tomara las riendas de la situación basándose en el modelo inglés.

Cada nación europea tuvo sus propios, pero en general se acepta que la infección fue detenida a tiempo antes de que se extendiera irremediablemente hacia las grandes masas de población en el este. Gran parte de éxito lo tuvo Napoleón. Liberado bajo palabra de su exilio en Elba, el corso reunió a las fuerzas de la Santa Liga en un extraño maridaje, erigiéndose como su comandante. Aplicando el modelo inglés y otras medidas propias de su genialidad militar, detuvo la expansión de la enfermedad en las puertas del Caucaso ruso. Viejo y enfermo, sus partidarios le propusieron retomar el trono francés. Pero ante sorpresa de todos, el antiguo enemigo de Europa se negó. Solo pidió un trato justo en su retiro, lo que le fue concedido tras no poco debate. Sea como fuere, el viejo "Bonnie" murió unos meses más tarde, en 1821, y fue enterrado como un héroe nueve años más tarde, cuando Francia decidió sacudirse de encima a un rey incapaz y caminar hacia la modernidad.

En Inglaterra, la plaga había causado estragos, gracias a su excelente red de comunicaciones, que también tuvo mucho que ver en su salvación. El reparto de extracto de quinina en hospitales de campaña resultó decisiva, así como el transporte de las muestras de la enfermedad para inocularla a los cerdos. Las tiras cómicas se cebaron años más tarde en este hecho, diciendo que paradójicamente el orgulloso imperio había sido salvado por las dos cosas más cotidianas y sin embargo más estructurales en la vida de un inglés de a pie: una muchacha y un cerdo. La muchacha no era otra que Georgina Sedley, que pronto recibió honores de manos del rey. Pero permitidme hablar de eso ahora, sobre lo que fue de los héroes de esta historia. Bien merecen tener sus propias líneas.

Cargando editor
04/06/2013, 20:40
Director

  John & Katherine Connor

  John Connor destacó durante la llamada "Guerra de liberación", nombre rimbombante que los ingleses dieron al conflicto contra los no-muertos. Participó junto a Narcisus Strafford como segundo al mando del 84º regimiento en la legendaria carga a la bayoneta de la batalla de Tower Bridge, siendo el primer oficial en penetrar en los aposentos del rey Jorge y darle las nuevas acerca de la liberación de Londres. A tal efecto fue ascendido posteriormente al rango de mayor, recibiendo la Órden de la Jarretera de manos del rey, la más alta condecoración del ejército británico. Fue nuevo oficial al mando del 84º regimiento, quedando como coronel honorífico Narcisus Strafford. Participó en la batalla de Edimburgo, liberando la ciudad, y posteriormente en las operaciones militares de la Santa Liga en Brunswich y Polonia. Al finalizar su servicio militar ostentaba el rango de teniente coronel.

Por el papel tan determinante que jugaron las hermanas Butler en la creación del sistema de protección de cultivos y vacunación masiva, les fue garantizado el título de conde de lord Butler, que ascendió a marquesado durante el reinado de la Reina Victoria. Connor y Katherine vivieron gran parte de su vida en Colchestershire, heredando la casa de los Butler. Tuvieron dos hijos y dos hijas, una de ellas se llamó Margaret, nombre de pila de la señora Spooner. Cuando tenían 40 años, y ya durante el reinado de Victoria, Connor obtuvo el cargo de director de la escuela militar de Sandhurst, la más prestigiosa del reino unido, con el rango de coronel. Fue posteriormente oficial en el cuartel general del ejército (horse guards) y miembro del partido conservador (whig), llegando a ser secretario de defensa entre 1859 y 1862.

Por su parte, Katherine llegó a ser dama de la reina, y sus hijos varones obtuvieron importantes cargos políticos y militares. Sus hijas terminaron casándose con jóvenes de buena familia, pero siempre les dejó que escogieran. Había aprendido que la fuerza del amor podía salvar el mundo.

 Augustus & Evangeline Frederick

  Tras la muerte de su tío tres años después del estallido de la epidemia, Augustus Frederick heredó el rango de baronet y las responsabilidades médicas de su tío, convertido en el director del servicio de emergencias médicas instuticionalizado por el rey en 1820. Sus aportaciones en el campo de la medicina fueron tan notables que años más tarde se convertiría en el director más joven en la historia de la Royal Society. Sus estudios sobre epidemiología e inmunología fueron pioneros en Europa. Impulsó el desarrollo de la ciencia médica y su instrumental, consiguiendo en poco tiempo la popularización del experimental microscopio, cuya capacidad de aumento se incrementó de tal manera que fue el primer hombre en detectar y estudiar los gérmenes, virus y su comportamiento. Por su trabajo en lo que fue considerado como "El milagro de Colchestershire", recibió junto a su esposa el título de conde y una cruz victoria.

Evangeline tuvo que soportar, al menos en un primer momento, el bajar de estátus social. Sin embargo, se lo tomó como una liberación, habida cuenta de que su primera alternativa había sido contraer nupcias con Narcisus Strafford, hombre del que sentía pavor. Colaboró junto a su hermana ingeniando con un comité de civiles las medidas a implementar para la creación de cultivos cercados, villas amuralladas y patrullas ciudadanas de autodefensa. Su trabajo se demostró determinante en la supervivencia, no solo de Inglaterra, sino de toda la cultura occidental. Además de recibir el título de condesa, años más tarde la reina victoria la nombró Gran Maestre de la Orden de Boadicea, una orden que estaba destinada a premiar a las mujeres sobresalientes cuya contribución en diversos campos resultara beneficiosa para el Reino Unido. Fue una gran mecenas del arte y pionera de los movimientos sufragistas. Invirtió el dinero de sus nuevas tierras en la industria, y pronto su familia se convirtió en una de las más ricas del imperio.

Tuvieron un hijo varón, Harold, y una niña, que se llamó como su hermana Katherine. Todos los veranos la visitaba en la antigua casa de campo de Butler Manor.

 

   Narcisus Strafford

  Narcisus se convirtió en uno de los héroes de Inglaterra durante la "Guerra de liberación". Su fama alcanzó tal grado que solo puede compararse con la de militares como Nelson o Marlborough. Participando como oficial al mando del 84º regimiento en la Batalla de Tower Bridge, y posteriormente en la reconquista del resto de Inglaterra, fue nombrado primero teniente-coronel, y luego coronel de pleno derecho del regimiento, con mando directo sobre un ejército expedicionario que desembarcó en 1820 en el antiguo ducado de Brunswich. Conoció finalmente a Napoleón Bonaparte en persona, del que se convirtió en su mano derecha durante las operaciones militares de la santa liga, alcanzando el rango de general de división.

Tras la guerra, se mantuvo en el ejército, sin ocupar ningún puesto político o de gobierno, excepto el del mando de diversos sectores militares. Con casi 70 años, le fue confiado el mando de las tropas británicas en la Guerra de Crimea, donde murió liderando el ataque sobre un fuerte ruso que finalmente cayó en manos de las tropas franco-británicas. Fue enterrado como un héroe en un funeral de estado en Londres. Durante su vida, recibió diversos honores y varias de las más altas distinciones y medallas militares, entre ellas la Órden de la Jarretera. Nunca se casó ni tuvo hijos.

Georgina Templeton-Sedley

Idolatrada por su decisión de poner a disposición de la corona la quinina de la compañía Sedley, Georgina y su marido fueron colmados de honores durante toda su vida. A pesar del importante papel de las hermanas Butler, el pueblo llano y la prensa se hicieron eco de la historia de la joven magnate que sacrificó gran parte de la riqueza de su compañía para salvar al país. Un país que ella ni siquiera amaba.

En 1822 recibieron de manos del rey el títulos de marqueses de Madrás, y se concedió a la compañía Sedley el monopolio de la producción de quinina. Viajando al otro lado del mundo, tomó posesión de la dirección de la compañía, engrandeciéndola de tal modo que despertó no pocas envidias por parte de la Compañía de las Indias Orientales. La reina victoria siempre falló a favor de sus decisiones, y dio a su compañía la administración del territorio de Birmania y las islas del Índico. Invirtió gran parte de su fortuna en el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de la India, dando puestos de gobierno y gran importancia a nativos, cosa que por una parte escandalizó a los occidentales, y por otra le hizo acreedora del sobrenombre de "la rani buena" entre el pueblo indio. Durante el estallido de la Guerra de los Cipayos, el territorio controlado por la Sedley se convirtió en un refugio de la población civil desplazada por la guerra con la compañía de las Indias Orientales, a la que no apoyaron con tropas ni armamento. Por tal comportamiento, siempre fiel al consideraba como "su país", tras el derrocamiento de la compañía fue nombrada primera virreina de la India, y la única mujer en ocupar tal cargo. Murió con 84 años y su funeral siguió el rito brahmin, a su muerte asistieron los descendientes de las principales casas nobles de la India.

Durante su vida tuvo tres hijos con su marido, Patrick Templeton, vicepresidente ejecutivo de la Sedley. El amor que ambos se profesaban fue motivo de poemas y novelas mucho después de su muerte. Patrick Templeton murió a los 70 años, casi 30 antes que Georgina. Sin embargo, ella nunca volvió a casarse. Tras la independencia de la India en 1948, recibió el título póstumo de "hija predilecta del Indostán", y fue nombrada heroína nacional. El día 18 de septiembre, en el aniversario de su muerte, se celebró todos los años un homenaje a su figura, al que asistieron siempre representantes de Gran Bretaña (algunas veces de la familia real) y los descendientes de Georgina.

Notas de juego

FIN