Partida Rol por web

RegenZy

Capítulo 1 - El comienzo

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05/01/2013, 12:11
Augustus Frederick

Si contaba las veces que había quedado cubierto por extrañas sustancias durante el ejercicio de su oficio los dedos de las manos le eran insuficientes. Se pasó la mano y la manga por la cara intentando limpiarse y dejando para después el arreglo de la vestimenta.

- Señorita, lo mejor será que se siente hasta que se recupere. - dijo guiándola hasta el lugar más cercano donde poder poner sus posaderas, que no era otro que uno de los taburetes de la taberna donde comían. - ¿Quién la acompaña? - preguntó en voz alta, mientras miraba alrededor de la muchacha - Tal vez deberían llevarla a casa en cuanto pueda caminar.

Su labor como médico ya estaba hecha y en aquel lugar poco más podía hacer por ayudarla. Era hora de que su familia se hiciera cargo de ella. Buscó con la mirada también a su tío, que siempre había sido mejor que él tratando a los pacientes a pesar de su carácter huraño. Al menos con las jovencitas.

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07/01/2013, 09:46
Georgina Templeton-Sedley

-¿Donde me lleva?

Aquella persona la condujo hacia un lugar donde la sentó, esperaba que no muy lejano, por si acaso apretó el bolso con su mano izquierda para que no pudieran robárselo. Oía mucho bullicio y olía a comida

-Mi guardaespaldas. Un hombre alto con turbante, es indio. Se llama Kapoor.

Respondió con la respiración ya algo más normalizada. El escozor en los ojos iba remitiendo, debido al copioso lagrimeo que, progresivamente, eliminaba los restos de pimienta. Empezó a abrir los ojos, tratando de reconocer a la persona que le acompañaba, pero aún no podía ver así que se mantenía ligeramente sujeta al joven, cogiendole un pellizco de la chaqueta (como hacen los niños al agarrarse del vestido de sus madres sin demasiada fuerza).
Asintió, casi con gesto infantil, con la nariz y las mejillas coloradas, cuando le recomendó que regresara a casa.

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07/01/2013, 17:59
Augustus Frederick

- No se preocupe, estamos a sólo unos pasos de donde ha caído. - tranquilizó a la muchacha, que parecía más inquieta por su presencia que por el hecho de tener toda la cara llena de lágrimas y suciedad - Buscaré a ese indio que menciona, no debería andar muy lejos.

Ciertamente no debía ser un objetivo difícil de encontrar en aquel lugar, y le extrañaba que el que se suponía que era un guardaespaldas no hubiera ejercido su función al caer al suelo su ama. Pero suponía que era una cosa del carácter indio, tal vez no se esperaba de él que desempeñara su trabajo seriamente y sólo era un acompañante exótico para la damisela.

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10/01/2013, 18:31
Director

Los soldados estaban retirándose cuando uno de ellos comenzó a recargar el arma y a disparar. El sargento de su pelotón se acercó a reprenderle, pero él se concentró y siguió a lo suyo. El capitán retuvo al suboficial con una mano, y aguardó con el reloj en la mano. Uno... dos... recargaba muy rápido, sin usar la baqueta para empujar la carga hacia abajo. Solo la pólvora y la bala, dando unos golpes a la culata en el suelo. Tres... faltaban quince segundos, y parecía que no lo iba a lograr. Terminaba de recargar... tres.. dos... disparo. Cuatro disparos al minuto.

El teniente Northcott se puso delante de él, y el soldado, un veterano, se quedó mirando al vacío.

-Se puede -fue lo único que dijo.

El resto de los soldados, desobedeciendo la orden, regresaron al campo de tiro, y volvieron a entrenar, usando el sistema de aquel anónimo soldado. El propio capitán Connor se quitó la casaca y se unió al ejercicio. Cuando regresaron al fuerte, con el anochecer cayendo a sus espaldas, los hombres exhaustos de las compañías A y B del 84 de infantería habían conseguido la hazaña. Aquello era lo que significa el compañerismo y la auténtica camaradería. Los soldados no olvidarían que el capitán había marchado con ellos y había conseguido la hazaña junto a ellos. En el patio de armas de la fortaleza, uno de los sargentos pidió tres hurras por el capitán. Markington lo vió todo desde su ventana, con el rostro serio. No estaba mal, pensó, para un irlandés.

- Tiradas (1)
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10/01/2013, 18:41
Sir Patrick Markington

El oficial sonrió por aquellas palabras, mirando al muchacho. Hizo un gesto para que le dejaran libre, tras reprenderle. Tenía encargo de ir a ver al párroco. Él se encargaría de darle un correctivo. Pero no allí, delante de aquellas señoritas. Se acercó, galante, y devolvió el bolso a su propietaria, acompañado de una sonrisa. Tomó su mano por la palma y besó el dorso.

-No tengo el gusto de conocerla. Digo gusto, sin duda, por que Dios, en su infinita sabiduría, nunca había dado a estos ojos el privilegio de cruzarse con semejante belleza. Sir Patrick Markington, capitán de la Yeomanry de Su Majestad. Para servirla.

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10/01/2013, 18:46
Dilwar Kapoor

El criado indio llegó, pues cuando se había entretenido persiguiendo al maltrapillo había perdido de vista a Georgina. Al verla en aquel estado, desorientada y asfixiada por las especias, fue hasta una venta cercana y pidió una jarra de agua. Fue entonces cuando regresó con ella, aunque había estado cerca (cosa que de la que no se habían percatado). Lucía una pequeña sonrisa conciliadora.

-No se preocupe, señorita. Toma, beba algo. Luego buscaremos como limpiar un poco su vestido. ¿Acaso quería celebrar el holi antes de tiempo?

Miró al joven Augustus con un asentimiento de cabeza. Él pudo ver que era un hombre corpulento y alto. Suponía que era más un guardaespaldas que un criado.

-Gracias, joven señor.

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10/01/2013, 18:50
Sir Barnabas Morgan

El viejo señor Morgan se acercó a Katherine y lady Marion, viendo la escena del auxilio de la señorita Sedley con su sobrino. Iba apoyado en un bastón, aunque no parecía necesitarlo, y se puso una graciosa trompetilla de cobre en el oído para hablar con ellas.

-Un incidente desafortunado. Permítanme pedirles disculpas si nuestra impulsividad tratando de atrapar al joven ladrón les ha causado molestias. Yo y mi sobrino...

Le buscó con la mirada.

-¡Augustus, ven aquí!

Esperó a que llegara y les sonrió, prosiguiendo.

-Yo y mi sobrino les pedimos disculpas. Disculpe la intromisión pues no hemos sido presentados formalmente. Es usted lady Marion, la esposa de lord Butler, ¿No es así? Y estas deben ser sus encantadoras hijas. He oído hablar de ustedes, y muy bien, en verdad.

Se quitó el sombrero de copa que llevaba. Por su aspecto parecía un hombre de clase media, con la ropa algo gastada.

-Soy Barnabas Morgan, baronet, médico y Director del Servicio de Higiene y Salud pública de Leeds. Este es mi sobrino y heredero, Augustus Frederick Morgan, médico en el prestigioso Royal Chamber Hospital de Leeds. Y un excelente investigador, curioso como un niño. Siempre llega al fondo de sus investigaciones, y se compromete con lo que emprende.

Parpadeó.

-Cualidades admirables en un joven. ¿No le parece, milady?

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10/01/2013, 19:00
Lady Marion Butler

La señora Butler miró a Augustus con una pequeña sonrisa de condescendencia, aunque algo altanera.

-Ciertamente, señor Morgan. Ciertamente. Y no se equivoca. Soy lady Marion, y esta es mi hijastra, Katherine.

Se abanicó.

-Ella también es muy curiosa. A veces demasiado. Solo espero que Dios la bendiga con el mismo don de la constancia y el compromiso del que goza su sobrino.

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10/01/2013, 19:22
Evangeline Frederick

Evangeline respondió a su interlocutor con una sonrisa encantada, satisfecha de que el huérfano Fletcher no recibiera un castigo grave y halagada por la galantería del capitán de la yeomanry.

- Un placer conoceros, milord -de nuevo, repitió la graciosa reverencia con la encantadora delicadeza de quien realmente encontraba interesantes las clases de etiqueta-. Mi nombre es Evangeline Butler, y esta de aquí es Katherine, mi gemela. Somos las hijas de lord Butler. Aquí... -se giró para presentar a lady Marion, y al ver que se había alejado, se conformó con indicar su posición-... quiero decir, allí, la dama de azul oscuro es la actual lady Marion Butler. La joven del vestido blanco -se sorprendió al ver a Georgina en aquella posición, preocupada como estaba primero por el bolso y luego por el destino del ladronzuelo ni se había dado cuenta del asunto de la pimienta- es Georgina, mi hermanastra.

Una vez terminadas las presentaciones -largas, pero exigidas por la cortesía-, cogió el bolso de manos de Sir Patrick.

- Muchas gracias por devolverme el bolso -añadió, sonrojándose de nuevo levemente-. Espero que este asunto no le haya provocado un problema. Supongo que tendrá mejores cosas que hacer -esbozó una media sonrisa divertida y dulce- que dedicarse a rescatar bagatelas para jóvenes despistadas.

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11/01/2013, 02:37
Georgina Templeton-Sedley

Sonrió al escuchar la voz amiga del sikh y su referencia al Holi Rais

-No te preocupes, lo mejor será volver a casa, debo tener una pinta horrible y mamá no me perdonaría que me paseara hecha una ruina

Notó como le cambiaban la jarra por otro recipiente. Hizo un cuenco con su mano izquierda donde virtió algo de líquido, estiró el cuello para intentar evitar estropear aún más el vestido y lanzó el agua sobre sus ojos como cuando uno se lava la cara por las mañanas. Repitió la operación varias veces hasta que dejó de sentir escozor. Exhaló para respirar. El agua le humedeció el cabello y el escote derramandose como perlas por su piel sonrosada, se secó con el pañuelo, parpadeó y por fin pudo ver a quien la había ayudado.

-Gracias señor, ha sido usted muy amable, le ruego disculpe las molestias...

Tosió una última vez y vio el retal todo mojado y sucio, sintió apuro de devolverlo en tan penoso estado.

-Soy Georgina Sedley...

dijo ofreciendo la mano para dar un buen apretón y no para ser besada

-Permitidme que lo lave antes de devolveroslo ¿A donde debo remitirlo?

Lo correcto habría sido invitarlo a tomar un te en casa, pero no sabía si su madre o el señor Butler lo aprobarían, además... ya se había tomado suficientes molestias con ella como para encima dejar aquello que tuviera que hacer para cumplir con una estúpida convención social. Estaba algo ruborizada por la situación, la caída, las manchas, el ataque de tos... seguro estaba dando una pésima impresión.

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11/01/2013, 11:25
John Connor

No había cansancio en el regreso, ni dolor en los piés. La hazaña había sido conseguida. Es cierto que los soldados se habían sublevado, incluso el Teniente Northcott podría sentirse desafiado, pero ya habría tiempo para correcciones y disciplina en otro momento. Connor sentía la unidad de la tropa, el espíritu que quería transmitir se había logrado en muy poco tiempo. No había ejército más invencible que el motivado.

En el fuerte, Connor agradeció el gesto de uno de los sargentos y ordenó formar una última vez antes de romper filas y permitir el ansiado descanso. Despeinado y sin la casaca, Connor parecía un joven soldado más. Era consciente de ello  y quería aprovechar la conexión creada para conectar un poco más con los hombres. – Estoy orgulloso de todos ustedes. Jamás había tenido bajo mi mando a soldados tan eficientes. Como recompensa, prepararé un ejercicio de tiro en las inmediaciones del pueblo y todos los lugareños serán testigo de las proezas de las compañías del fuerte. Una vez que el Coronel me de la autorización para ello, les informaré debidamente cuándo tendrá lugar el evento. Si por mí fuera, sería mañana mismo. Quiero que corra la voz, más allá de nuestra frontera incluso, de lo que somos capaces de hacer. Que nuestros enemigos nos teman antes de vernos. Sigan así. ¡Teniente, que rompan filas! –

Después, con  paso cansado se acerca hasta Strafford. – Capitán, le estoy agradecido por el consejo que me dio en el campo de tiro. Si no hubiera aflojado por sus palabras fruto de la experiencia hubiera frustrado a los hombres y no se hubiera conseguido. Le debo una. Me gustaría invitarle a un trago, si tiene a bien aceptarlo y si sus ocupaciones se lo permiten – Una vez que Narcisus se pronuncie, Connor muestra curiosidad  por el soldado que ha sugerido el nuevo  método de recarga. Si aún merodea por la zona, John se acerca a él e intercambia unas palabras. – ¿Cuál es su nombre soldado? – John se fija mejor en su graduación, pues es un veterano. – Verá, me gustaría conversar con usted sobre esta nueva técnica. Si ha sido fruto de su invención o si quizá la ha observado en otra parte. Hagamos una cosa. Aséese y cene con los oficiales. Sé que no será del agrado de algunos, pero no se preocupe, yo asumo la responsabilidad. Si no tiene una casaca limpia que en intendencia le proporcionen una. Ardo en deseos de conocer más sobre ello – Siguiendo su propio consejo, Connor se asea y se viste con ropa limpia para acudir al comedor de oficiales y recibir con agrado el sustento. Allí, se unirá con Strafford si ha aceptado su invitación y presentará al soldado con el fin de informarse sobre la nueva técnica.

 

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11/01/2013, 11:39
Augustus Frederick

Observó con curiosidad los rasgos del guardaespaldas, desconocidos hasta el momento para él. Era extraño ver como las diferentes especies humanas seguían patrones anatómicos diferentes. Había leído sobre esas diferencias, por supuesto, pero hasta el momento no había observado ningún ejemplar. Dio un cabeceo medianamente reverencial en respuesta al agradecimiento del indio, y no dejó de mirarlo fijamente hasta que la joven se dirigió a él.

- No ha sido ninguna molestia, es mi deber como médico ayudar a quien lo necesita. - dijo afablemente - Por un lado el juramento hipocrático me obliga, y por el otro lo hace mi propia moral. Augustus Frederik, para servirle. - dio un apretón de manos sin ninguna ceremonia ni  ningún otro amago.

Por el rabillo del ojo vio como su tío, al que llevaba buscando desde el inicio del incidente, aparecía de la nada. Al parecer había estado ocupado con el ladronzuelo, y ahora con la familia de la víctima.

- No se preocupe, puede quedárselo. - dijo sin tan siquiera mirar el pañuelo o su estado. Al fin y al cabo no era más que eso, un pañuelo, tenía demasiados como para preocuparse por el futuro de uno. Se envaró al escuchar la orden de su tío, pues era así como se comunicaba el anciano. - Discúlpeme, me reclaman. - se excusó, y tras una reverencia se alejó en pos de la voz que lo nombraba.

Se quedó obediente al lado de Barnabas, semejante al niño que su tío decía que era. Compuso un semblante sonriente, a pesar de que ese tipo de situaciones sociales jamás habían sido su fuerte. Sabía cuáles eran las intenciones del viejo baronet, venderle como un gran partido. No era de su gusto, pero no haría nada que molestara a su protector.

- Encantado de conocerles, Lady Butler. Lady Katherine. - dijo reverencial, tal y como se esperaba de él. - Mis cualidades sólo son las que son gracias a la atención de mi tío, no puedo atribuirme el mérito. - añadió, entrando en la conversación social forzada, a pesar de que su mente seguía en el trabajo incabado que le esperaba en casa. Sólo esperaba que ésta no se alargara demasiado.

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11/01/2013, 12:16
Narcisus Strafford

Narcisus estaba realmente sorprendido. No se había esperado que verdaderamente nadie pudiese hacerlo en, como mínimo, dos semanas, y ver que ya había un curtido capaz supuso un duro mazazo para su juicio crítico. Por los pelos, en el último segundo y retorciendo las técnicas, sí, pero conseguido.

Alzó las cejas.

Bueno. Bien está.

Escuchó pacientemente a su compañero, antes de tragar saliva y despegar los labios para hablar, entumecidos por tanto tiempo en su silencio habitual.

- No se confunda, no he hecho nada realmente- dijo restándose importancia, pues verdaderamente no había hecho nada que creyese fuese a servir a corto plazo-. Pero acepto beber. Sería de mala educación rechazar su gratitud, aunque no se merezca.

Y Narcisus no tenía ningunas ganas de buscarse problemas con nadie como Connor. Debía ser un buen hombre, y ser más severo de lo normal con él no se merecía. Eran ambos a su modo excéntricos y mal acostumbrados a según qué comportamientos fuera de norma, pero quizá por eso no le cayese tan mal como el resto de personas.

Por él, se había acabado el día. Estar tieso como un palo sin hablar realmente le resultaba natural, pero tanta energía acumulada tenía que servirle para algo. A ver mañana qué le deparaba el nuevo amanecer, si es que no había más sorpresas esa noche.

Cuatro disparos en un minuto no estaba francamente mal, y la determinación de los soldados, tampoco. Connor tenía ante sí un campo menos irregular de lo que podría ser, la verdad. No le iba a ir mal a ese paso. Contaba con buenas materias primas, y podía sacar de ahí un buen producto. Esperemos que sus granaderos se portasen igual, sino mejor.

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11/01/2013, 12:39
Georgina Templeton-Sedley

Afortunadamente alguien requirió de la presencia de aquel joven poniendo punto final a la incómoda situación.

-Encantada y agradecida

Dijo a modo de despedida.

Terminó de acicalarse como pudo, mirandose en un pequeño espejito que portaba en el bolso, y luego estiró el cuello para intentar ver que acontecía. No se había dado cuenta de que su madre y hermanastras también se habían visto envueltas en el revuelo. Había gente que no conocía un señor mayor de clase media y un apuesto militar bastante alto

-¿Que ha pasado?

Preguntó mientras se sonaba la nariz en el pañuelo. Era evidente que su madre había convertido la adversidad en un escaparate para vender la mercancía Butler, así que prefirió quedarse sentada y aparte del grupo hasta restablecerse del todo y poder retirarse sin llamar la atención. Se cubrió con el chal, temía enfriarse con la humedad del vestido y caer enferma.

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15/01/2013, 01:39
Sir Patrick Markington

El capitán de los yeomen saludó a todas las jóvenes y a las señoras que iban con ellas. Luego respondió con una breve risa al comentario de Eva.

-Sin duda. Y espero que ustedes no tengan nada mejor que hacer la semana próxima. Espero verlas en la fiesta de mi tío, sir John*.

Se tocó el ala del sombrero, despidiéndose.

-Señoritas... señoras... caballeros.

Regresó junto a sus caballos con el resto de sus hombres, montaron y se fueron a buscarse líos a otra parte.

Notas de juego

*Se refiere a Lord Markington.

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15/01/2013, 01:52
Dilwar Kapoor

El criado se acercó a ella con un pañuelo para que se sonara la nariz. Mientras tanto la puso al corriente.

-Un ladronzuelo, mensahib. Intentó robar a su hermana pero le capturaron entre los yeomen y ese señor mayor de la trompetilla. Procure sonarse fuerte, le traerá agua para lavarse.

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15/01/2013, 01:54
Sir Barnabas Morgan

Barnabas miró a su sobrino con una sonrisa, como si estuvieran de chanzas. Le palmeó la espalda con cierta firmeza.

-Tonterías, muchacho. Vales más de lo que crees. Además, cuando heredes mi título de baronet, tengo ciertas tierras que te están esperando para que las heredes, y mis acciones en la compañía de Altos Hornos de Roston Vasey.

Dijo esto significativamente para que lo escucharan y pensaran que su sobrino era un buen partido.

-Bueno, ha sido un placer. Espero no haberlas importunado, señoritas. Y espero que coincidamos en el baile. Mi sobrino es un gran bailarín, aprendió en una escuela de baile en Bath. Muy cara, por Dios. Me dejé un riñón.

Sonrió, cómico.

-Metafóricamente hablando...

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15/01/2013, 02:02
James C. Wyatt

El soldado se cuadró y le respondió marcialmente.

-Soldado James Cuberth Wyatt, señor. Luché con Wellington en el regimiento South Essex, uno de los mejores, señor.

Iba a responder a su ofrecimiento cuando el ordenanza del coronel llegó y carraspeó, indicando que les habían invitado a cenar en la mesa del coronel, en la camareta alta*. El soldado Wyatt le respondió entonces antes de que se fueran. Irrumpir en la mesa del coronel era excesivo, y él lo sabía.

-Nuestro antiguo coronel puso una moneda de un chelín en una caja por cada soldado que consiguiera que disparara cuatro veces al minuto. Era sargento en el South Essex, y ese mes llevé un buen sobresueldo. La maniobra la aprendí de un green jacket. A veces ellos no usan la baqueta para recargar más rápidamente. Me comentó que era una maniobra conocida entre algunos sargentos de infantería ligera.

Parpadeó, dándole paso para que se marchara si lo deseaba.

-A grandes rasgos, esa es la historia.

Notas de juego

*Salón de gala del comedor.

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15/01/2013, 03:10
Georgina Templeton-Sedley

-Oh! vaya... ¿Y han conseguido coger al ladrón?

Preguntó poco antes de volver a sonarse

-No te tomes más molestias, lo mejor será que me recoja y no dar más espectáculo, esto solo se soluciona con un buen baño y echando el vestido a lavar, lo deseo de verdad... ¿Podrías comunicarselo a mi madre, por favor? No quisiera interrumpir su teatro casamentero

A continuación, aún sentada, procedió a intentar sacudir los restos de tierra y especias del vestido con pequeñas palmadas, pero era peor el remedio que la enfermedad, volviendo a dejar el polvo en suspensión. Acabó por cubrirse la nariz con el pañuelo doblado para no volver a caer en la tos.

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15/01/2013, 11:35
Narcisus Strafford

Strafford escuchó, paciente. Parecía un hombrecillo sencillo, trabajador y respetuoso, que venía a ser todo lo que el Capitán pedía en un soldado. No estaba nada mal, aunque había que tener en cuenta que era un veterano, y tenía ventaja sobre los demás.

- Pues es buena- respondió a su fin de discurso, reseñando que esa era toda la historia-. Nunca se para de aprender, ¿eh John?

Dijo esa última frase con cierto vacío, más por cortesía y menos de corazón que hasta el momento cuando se dirigía al otro Capitán. La realidad es que le espinaba lo del Coronel, pues le desagradaba el tema de las recompensas por hacer bien tu trabajo, cuando Narcisus era más de usar los refuerzos negativos a los positivos. Eso, y que había un sido demasiado largo, y ya tenía más ganas de acabarlo sobre la almohada que ponerse a lidiar con el tema del coronel.

Pero el trabajo era el trabajo, así que, qué remedio.

No dijo nada más, pues le dejaba a su compañero el tema de las palabras, ya que hasta el momento le había ido bastante bien a él, tanto en méritos como en responsabilidad.