Partida Rol por web

Keira recuenta la balas y carga el bolter, dejándolo listo para el próximo tiroteo. Mientras tanto sus compañeros se reunían en torno al paquete y por lo que pudo escuchar de la asustada multitud, estaba anclado a una bomba.

Keira se acercó al cuerpo de Orday y buscó entre sus ropas, quizás encontrara una llave que abriera el maletín, debía hacerlo rápido.

Cojo el maletín, lo pongo en el suelo ante mi sujetándolo con una mano y con la otra acerco el cañón de la pistola automática lo mas que puedo,(con la intención de reventar la cerradura y en lo posible no dañar su contenido). A continuación descargo todo su potencial sobre la cerradura reventando la y esperando que no dañe nada mas.
Suelto la pistola y cojo el contenido mientras que con la otra mano lanzo lo mas lejos posible el malentin a la vez que me doy media vuelta e intento salir corriendo.

Devi apunta con sumo cuidado y vuela la cerradura el maletin, rezando para que el contenido no este intacto rápidamente puede sacar el contenido y apenas si tiene tiempo para lanzar el maletín lo mas lejos que puede y alejarse a ponerse a cubierto.

El resto del grupo la imita con presteza buscando un lugar seguro, la explosión no es demasiado potente pero si lo suficiente para no dejar ni rastro del maletín, y dejaros con un molesto pitido estático en los oídos, que tardara en pasarse. Y por supuesto lo suficiente como para haberos dejado una buena marca o algo peor.

La granuja observa ahora el contenido del mismo, una placa de datos intacta, salvo por algunos raspones. Por otro lado Sengwall continua tirado en el suelo, ahora sin brazo.

Cuando revisaste el cadáver de Orday pudiste encontrar la llave del maletín, pero te diste cuenta que llevaba mas cosas que, con las prisas, no tuviste tiempo de revisar.

     Todo ocurrió muy rápido. El tiroteo, la gente corriendo, el maletín, la explosión... De repente se encontró levantándose con aquel pitido persistente es sus oídos anunciando el final de la hostilidad. Sus compañeros se levantaron del suelo también... todos menos uno. Sengwall permanecía desmadejado sobre el frío rococemento. Mientras los otros estudiaban el botín contenido por el malogrado maletín, Lyra se acercó a él con pasos cortos e inseguros. En su interior deseó que su compañero estuviese bien, aunque algo le decía que no podía ser así. Su mente se concentró nuevamente en sus mantras de protección mientras intentaba canalizar el poder del eter de forma segura. Intentó crear un flujo estable, un hilo fino pero continuo que le permitiese trabajar con mas seguridad... pero en su alterado estado le fue imposible. El poder fluyó de ella de forma poco eficiente, disipándose en el aire en su mayoría en forma de vaho, haciendo descender la temperatura del aire a su alrededor algunos grados. Una vaharada de vapor salio de su boca cuando el calor de su aliento atravesó la tenue cortina del aire frío. Su mente visualizó las heridas de su compañero cerrándose, pero por desgracia apenas lo hicieron un poco... demasiado poco...

El grupo había completado con éxito la misión. Tenían la tabla de datos aunque el preció habían sido vidas inocentes y las que ellos mismos se cobraron.

-Perfecto, supongo que no vamos a necesitar esto. -Dijo, tirando por encima del hombro la llave que habría el maletín. -Lo mejor será regresar con Quintos y que analice los datos, no me parece el mejor lugar para examinarlo. A demás, Sengwall está herido, sería una sorpresa que sobreviviera pero tampoco podemos dejarlo aquí tendido.

-Aunque solo era un peón del Emperador, mostró algo valor.

El soldado se levantó algo mareado, a pesar de que se cubrió de la explosión la onda sónica del aire le golpeó fuerte, aún así apoyó su espalda contra una pared, e inexplicablemente, se rió. Parecía contento, como alguien que acababa de bajar de una montaña rusa. - Jajajajajajaja

La carcajada parecía fuera de lugar. - Maldito trozo de chatarra, parece que vuestro amigo era una diana andante. Jé... - Se reincorporó sonriente y avanzó hasta el cuerpo de Sengwall. - Vamos, alguien tiene que  curar estas heridas-

Rompió algo de tela de un puesto cercano, y una cuerda, le tapó la herida del brazo como pudo, recordando su época en la guerra, había visto mil veces esas acciones en el campo de batalla. Incluso a él le había ocurrido, no con tanta gravedad. - Bueno, a este lo cargo yo hasta... Bueno, lo cargo yo. 

Miró divertido a Lyra, quien sabe lo que pasa por su mente ahora mismo...