Partida Rol por web

Sarah había llegado al trabajo unos minutos tarde, pero su compañera, Juliette, la había cubierto con el jefe, un tipo panzón de pocas pulgas y mal carácter. Ahora la joven estaba delante del ordenador, su tarea era redactar críticas de los últimos espectáculos; trabajaba en el diario de Globe, lo mismo que Juliette, sólo que la otra chica era fotógrafa. Ambas eran compañeras de trabajo, Juliette sacaba las fotos y Sarah escribía las reviews.

Hoy Sarah tenía unas ojeras sendas bajo sus ojos, la verdad es que anoche no había podido pegar un ojo...

Al entrar en la oficina, el monótono zumbido de los ordenadores y los cuchicheos entre los compañeros, envolvieron a Sarah. La joven llegaba algo tarde, aquella noche casi no había dormido, y en el último momento el sopor se adueñó de ella, haciendo que perdiera la noción del tiempo.

Vio a Juliette y le guiñó un ojo. Sabía que ella la había cubierto y le estaba agradecida. Se acercó a su mesa y dejó el bolso en su estante. Se sentó en la silla y se quedó mirando el monitor del ordenador mientras éste empezaba a arrancar. Su reflejo se veía algo distorsionado, pero podía percibirse las horribles ojeras que bordeaban sus ojos azul grisáceos. Últimamente Sarah volvía a vivir recuerdos ya pasados. Según se acercaba la fecha de su boda, la imagen de él se hacía más fuerte en su mente. Era consciente que todo aquello fueron los sueños de una niña. Ahora ella era adulta, tenía una vida por delante y no podía encerrarse en aquello...

Con un suspiro cogió nuevamente el bolso y tras rebuscar en su interior encontró la pequeña bolsa donde guardaba su maquillaje. Se levantó del asiento y se dirigió hacia el baño. Al menos lo que sí podía hacer era borrar aquellas ojeras...

Había tenido que cubrir a Sarah pero no le molestaba en absoluto, sabía que de ser necesario, ella haría lo mismo. Le sonrió cuando llegó y luego, taza de café en mano, la siguió hasta el servicio pero la alcanzó antes que entrara en éste.

-Toma, está bien caliente y bien cargada. Te va a hacer bien... Te ayudará a despertar...

Abrió la puerta de servicio con la mano libre y miró a su compañera con una sonrisa displicente en el rostro, quería los detalles y no se iba a quedar con las ganas de conocerlos.

-Pero eso si, el precio de ese café sólo podrá ser pagado con palabras y en eso tú eres muy buena.

Entró primero en el servicio y se miró a la cara, la imagen le gustaba, aspiraba a algo más que fotógrafa pero todavía tenía tiempo, era joven e inteligente; según Juliette, ni ella ni Sarah deberían trabajar en el Globe sino en algún lugar mejor.

-El jefe echaba chispas-dijo sacando un lápiz de labios rojo de la bolsa de su pantalón y retocándose frente al espejo.-Le tuve que prometer buenas fotos para la tirada de mañana... Le daría mejores fotos si no me mirara como lo hace el muy... En fin. Cuenta, que no tenemos mucho tiempo.

Sarah estaba en el baño. Se estaba retocando el maquillaje para tapar las terribles ojeras que asomaban debajo de sus ojos. Tenía en su mano derecha, el anillo de compromiso, y en la parte de mesada del baño, había colocado la taza de café que su amiga, muy amablemente le había tendido.

Entonces sintio una brisa...

Parecía provenir del espejo. Por un momento creyo verlo, nítido... como cuando tenía 15 años. Un buho, un búho pálido, del otro lado del espejo.

Luego su reflejo volvió, el de Sarah. Sarah con sus problemas y sus decisiones.

¿Había sido sólo su imaginación?

Al entrar Juliette en el baño, Sarah se giró para mirarla. Bajo sus ojos se veían una gruesas líneas de crema antiojeras que todavía palidecían más su rostro.

-Anda, cierra la puerta... - Dijo con una sonrisa mientras volvía nuevamente su atención al espejo. - Gracias por el café, ni te imaginas lo bien que me sentará... - Cogió una esponjita y empezó a extender el maquillaje por su rostro, intentando cubrir esas bolsas que tanto la afeaban.

Tras las preguntas de su amiga, Sarah dejó unos segundos el pincel suspendido a escasos milímetros de su párpado izquierdo y la miró a través del espejo.

- ¿Que cuente el qué? Tan sólo me he dormido... Esta noche casi no he podido pegar ojo y al final caí rendida. Supongo que serán los nervios... -

Ya casi había terminado de retocarse cuando su rostro palideció. Sus ojos parecían mirar más allá de su reflejo en el espejo. Una palabra empezó a tomar forma en sus labios, pero murió antes de llegar a ser pronunciada... Jar... Su corazón empezó a bombear la sangre con una fuerza dolorosa... Tan sólo fueron unas décimas de segundo... No... No puede ser real... Se dijo la mujer apartándose unos centímetros del espejo. Su rostro bajo la capa de maquillaje había palidecido y el iris de sus ojos se había vuelto más grisáceo mientras recuerdos de su juventud, largo tiempo enterrados, volvían a aflorar del olvido...

No le gustó que no hubiera un detalle más jugoso pero se conformó porque después de todo, no iba a obligar a su amiga a contar nada y estaba convenciéndose de eso cuando la vio palidecer y luego enmudecer. Juliette hizo una mueca, casi imperceptible y se volvió al espejo.

-¿Qué sucede? Parece que hubieras visto un fantasma...

Volvió a mirar a Sarah y luego al espejo pero allí no había nada o al menos ella no podía verlo.

La voz de Juliette le hizo recordar que no se encontraba sola. La miró con los ojos bien abiertos mientras una sonrisa nerviosa afloraba a sus labios...

- Tranquila... Estoy, bien, creo... Creo que me ha dado un bajón de azúcar. - Dijo al darse cuenta de la imagen que debía ofrecer. Cogió la taza humeante que todavía reposaba sobre el lava manos y se la llevó a los labios. Tras darle un buen trago, pareció calmarse y miró nuevamente a su amiga.

- Ya estoy mejor... Volvamos a la oficina antes de que no echen en falta. - Le dijo recogiendo sus cosas y dirigiéndose hacia la puerta. No se atrevía a mirar nuevamente al espejo, temía lo que podía encontrarse. Había pasado tanto tiempo, que durante todos esos años había llegado a convencerse que todo aquello era tan sólo producto de su imaginación. Pero, ¿por qué volvía a aparecer ahora? Justo antes de salir del baño, con el corazón en un puño, sus ojos volvieron a mirar hacia el espejo.

El espejo no dijo más nada así que Sarah acompañó a Juliette al área de trabajo. Entonces allí, con su cara de pocos amigos, estaba Dennis, alias el jefe.

-Bien, bien, bien... Digooo... ¿me ven cara de una mina de oro? Tengo cara de que... ¿no necesito trabajar, no necesito pagar los impuestos como cualquier otro ciudadado decente?

A Dennis le encantaba dramatizar.

-Porque entonces no entiendo, ¿por qué no van al hospital ese a hacer la nota sobre ese payaso que va a entretener a los nenes con cáncer. ¿Ehhhh? ¿Acaso quieren un aumento?

Dennis bufó:

-Levanten el jodido culo que quiero fotos y una nota antes de que termine el día.

Sarah caminaba junto a su amiga, perdida en sus propios pensamientos. Al ver a su jefe se mordió el labio. Mierda, parece que hoy está de un humor de perros... Se dijo intentando dibujar una sonrisa en sus tirantes labios.

Otra vez les encargaban un trabajo para novatos. En sus grisáceos ojos se pudo leer el desengaño, pero intentó disimularlo con un gesto afirmativo de cabeza.

- Vale, en seguida nos ponemos en camino... - Dijo y sin esperar respuesta se dirigió hacia su mesa para coger sus cosas. No quería que le viera decepcionada... ¿Cuando empezará a darnos mejores reportajes? Se preguntó por enésima vez. Pero como siempre se mordió el labio tras haberse tragado esas palabras amargas que querían aflorar.

Una vez hubo recogido las cosas, se dirigió a la mesa de su amiga...

- Bueno Juliette, ¿preparada para nuestro gran reportaje? - Le preguntó con un pequeño matiz de ironía en su voz.

Juliette hizo una mueca, odiaba a su jefe casi tanto como a aquel trabajo pero levantó sus cosas rápidamente, primero su camara, la cual se colgó al hombro y su bolso con varias memorias por si las dudas.

-Vamos, vamos. Como sea es mejor estar lejos de aquí, ¿no crees?

Se cuidó que el jefazo no la escuchara, no quería otra reprimenda y darle la oportunidad que el hombre estaba esperando para echarla. Echó un brazo en los hombros de Sarah y le guiñó un ojo.

-Cuando nos vayamos de verdad, va a desear que no nos hubiéramos ido nunca...

Juliette se dirige con su amiga al hospital. Mientras están en un autobús, llendo a destino, algo tintinea en su bolso, es su celular. La chica lo saca del bolso y se lo pone en el oído, luego de atender. Sólo escucha un ruido como de olas. No tiene mucho sentido. Mira el aparato y hay un mensaje de texto, pero tiene un tipo de letra que nunca ha visto en su vida. No al menos en su celular. Son búhos blancos, cada una de las letras es un ínfimo búho blanco.

El mensaje dice:

Me quedé mirando el celular durante un largo rato, tratando de entender qué era aquello. Supuse que alguien se había equivocado, yo no había movido nada y menos de un reino a otro o lo que fuera. Sonreí, era muy tonto molestarse por un mensaje que seguramente iba dirigido a alguna otra persona.

Pronto ambas chicas bajan en la calle 5ta y 2, cerca del Hospital local. Entran y llegan a la sala de espera. Hay una recepcionista atendiendo y varios enfermos, esperando ser derivados. Lo que Dennis quiere es una nota sobre Frederick aka. Fred que es un hombre de unos cincuenta y pico que pasa sus tardes ayudando a los niños, en el área de Oncología, a olvidar sus penas sacándoles más de una sonrisa con su rutina de payaso.

Sarah se acerca a la recepcionista para preguntar por Fred. La mujer le indica que está en la sala de Oncología ahora mismo, haciendo su rutina y les dice la dirección. Antes de que las chicas se marchen, les aclara.

-No deben entrar sino esperarlo afuera. Él termina, sale y ustedes lo entrevistan, pero deben dejar a los niños descansando, ¿vale?

La mujer ahora llama a una tal Ana Misistova y sigue con sus asuntos.

Sarah no pudo por menos que observar a su amiga mirando largo rato el móvil.

- ¿Ocurre algo? - Le preguntó mientras entraban en el hospital, pero la recepcionista se encontraba allí mismo y rápidamente olvidó el tema.

- ¿Esperarlo? ¿Aquí fuera? Pero... sería bonito que la gente fuera consciente de lo que hace ese hombre por los niños. Y eso sólo lo conseguiríamos haciéndole unas fotos con alguno de ellos. - Le dijo mirándola con una sonrisa en los labios, y en su mirada un pequeño atisbo de súplica.

Juliette estaba realmente molesta de que aquella mujer les insinuara siquiera que podían molestar a los pequeños.

-Ven...-tomó a su compañera de la mano.-Y no se preocupe, no vamos a molestar a los niños...

Pero la mujer ya estaba hablando con alguien por teléfono. Mientras avanzaba, se dirigía Sarah.

-No te preocupes, esta ni se va a enterar si esperamos dentro o fuera. Así que mejor que nos demos prisa y hagamos esas fotos cuánto antes.

Después de unos cinco minutos de espera, sale un hombre vestido de payaso. Viendo a las chicas se les acerca con mirada amigable.

-¿Vosotras venís a hacerme la entrevista? Yo soy Fred, es un gusto ser entrevistado por dos chicas tan guapas, si me lo permitís decir.

El payaso sonrío y le dió un beso en la mejilla a cada una. Luego se sentó en una silla y les dijo a las muchachas que podían empezar cuando quisieran.

-Bueno, ¿qué se supone que tengo que hacer ahora? Es mi primera entrevista...

Antes de tener ninguna oportunidad de poder colarse dentro, Fred salió y se acercó a las dos jóvenes dispuesto a empezar la entrevista.

- Buenos días, Fred, mi nombre es Sarah y ella es Juliette. - Presentó la mujer morena con una sonrisa en sus labios. - La entrevista será algo sencillo, no te preocupes. Te haré unas cuantas preguntas y después Juliette te hará unas fotografías... Tsk... Pero es una lástima... - En este punto Sarah se calló y se quedó mirándolo con una expresión triste en su rostro... - Sería muy bonito poder hacerte, aunque fuera, tan sólo una foto con alguno de los niños. Imagínate, que la gente pudiera ver la labor que haces con todos esos pequeños, que fueran testigos visuales del afecto que te tienen y de las risas que puedes sacarles. -

Todo esto lo había dicho Sarah procurando que no la oyera la mujer de recepción. No tenía ganas de enfrentarse con esa seca. Tras unos segundos de silencio, dejando que Fred pensara tan sólo un poquito en lo que le acababa de decir, volvió a retomar nuevamente la palabra.

- Bueno... Si pudieras hacer algo, de verdad, sería increíble... - Terminó diciendo sonriendo con dulzura.

Juliette escuchó con atención al hombre, pero más aún a Sarah, realmente tenía poder de palabra aquella chica y estaba perdiendo el tiempo en ese lugar pero no lo dijo porque sabía que no era el momento. Luego miró al payaso y sonrió, si es que no quería decir nada para no embarrar lo que también había dicho su compañera y amiga. Levantó la cámara, eso sí y le guiñó un ojo al tipo, haciéndole ver que estaba completamente de acuerdo con su amiga. De reojo miró a la mujer que les había dado la mal llamaba bienvenida y se dijo que no sería fácil pasar por alto su vigilancia pero al menos lo intentarían.

-Podemos hacer dos o tres fotos rápidas, no tienen que ser demasiado exageradas y creo que de eso sabes bien-dijo por fin.