Partida Rol por web

Jamel ya se había preparado para partir lo más pronto posible. Este tenía muchas incógnitas en su cabeza, y estaba también lleno de deseos e inquietudes. Por primera vez poseía tierras a su nombre, y seguramente le ocasionaba muchas dudas e intrigas.

Pero tenía seguidores fieles y este lo sabía, así que observaba a Olympia y se sintió un poco confiado al verla, su rostro demostraba tranquilidad y no parecía que tuviera preocupaciones al respecto.

La guerra se acercaba, y Jamel debía ser preciso y rápido para tomar las riendas de sus nuevas tierras y además ya conseguir un ejecito para partir en ayuda de los demás.

Ya habías calculado la demora del viaje, tardarías 2 días para llegar a tus tierras de Weibmark así que llegarías para el 07 de Febrero.

Antes de lograr dejar el palacio real, allí estaba el rey para despedirte antes de vuestro viaje.

Jamel Terrel, espero que tus nuevas tierras reciban a un digno líder. Estoy seguro al apostar por vos, y espero que no me defraudes.

Cuando llegues hablarás con el ministro del castillo, te mostrará la situación actual de tus dependencias y los feudos, y podrás decidir si mantenerlo en el cargo o destituirlo y quizás dejar a otra persona allí.

Ten en cuenta que es un cargo que, obviamente, debe mantenerse allí en el castillo porque gobierna en tu nombre en tu ausencia. Además de ser digno de tu absoluta confianza, ha de quedarse allí para controlar toda la situación mientras que estés afuera.

Espero, en fin, que sean de tu agrado y que puedas reunirte con los demás en Pramia cuanto te sea posible hacerlo. Mis mayores deseos para tu viaje.

-Majestad, es todo un honor servirle. Estoy profundamente agradecido por las tierras que me han sido otorgadas. Demostraré ser el digno heredero de mi familia. 

Tras una reverencia bien marcada, se giró y se marchó. Una vez que estaba todo preparado para partir, lo hizo sin demora. Durante el trayecto a sus nuevas tierras estaba preparado para mantener una importante charla con Olympia. Así pues se acercó a ella y entre susurros le mencionó:

-Olympia... me has servido fielmente. Más que un siervo, has sido una amiga, una amiga a la cual le tengo mucho cariño. Olympia, quiero que seas mi mariscal. Dirije mis tropas. Aconsejame y enseñame a luchar correctamente. 

Olympia observó detenidamente a Jamel, y agachó la cabeza inmediatamente tras sus palabras. Esta se había ruborizado bastante, y se tomó la boca con la mano unos breves instantes. Sin embargo, es difícil que pudieras haberte percatado de esta reacción ya que no te mostraba la cara.

Luego, dándose vuelta, dijo con voz firme:

Me extrañas mucho Jamel, fuiste tú quien me salvo la vida después de todo, y te jugaste el cuello al arriesgarte a ti y a toda tu casa, tras dar cobijo y protección a una de mi clase.

Conozco tanto de la lucha como lo poco que aprendí en mi pueblo natal antes de la invasión, y luego lo que aprendí de ti y de la casa de los vuestros.

Esta le observó con firmeza y voz dura.

Si es tu deseo realmente que de lección a tus hombres y les de dirección, lo haré. Prometo no fallarte.

Mas no me pidas que te enseñe a ti como luchar, no sería justo. No podría… - leve pausa – creo que te estás subestimando tras pedirme eso.

-Puede que me subestime... mi duelo en la arena fue pésimo. Quizás aun no me haya recuperado de esa derrota -Jamel sonrió dulcemente mientras le miraba a los ojos castaños de la chica. Después miró al frente y escudriñó sus intenciones futuras. 

-Debemos reclutar soldados, pero también es verdad que siempre hay buenos luchadores, y honorables, vagando por las tierras. Deberiamos encontrarlos también.

Esta sonreía unos instantes y luego le miró:

Deberías comenzar a confiar un poco más en ti. El rey lo ha hecho, después de todo.

Pero si quieres, podemos comenzar a practicar todas las mañanas. Veremos si hay algunos puntos débiles en tu postura.

Jamel y Olympia se unían nuevamente a la patrulla que marchaba a Weibmark, tras su conversación donde este le había solicitado a ella que se hiciera cargo de sus tropas y las liderara.

Estos habían descansado en medio de la noche, y al amanecer volvieron a arrancar. Finalmente habían llegado al cabo de dos días, y se adentraron al castillo.

Los pueblerinos observaron muy extrañados a este, apenas fueron avisados de que pronto llegaría su nuevo señor, pero quizás se sintieron un poco confundidos o desilusionados de que resultara ser alguien tan joven.

Allí estaba Olfay, que era el maestre de la fortaleza. Este se acercó a ustedes para presentarse.

¡Buenos días! ¡Mi nombre es Olfay, soy el maestre de la ciudad! Serví al anterior señor de estas tierras, y espero francamente resultarle útil en mis servicios, a menos hasta que usted decida poner a una persona de mayor confianza.

Lord Jamel de la casa Terrel, si le parece bien puedo mostrarle ya sus aposentos para que descanse de su viaje, o bien podemos comenzar ya con los asuntos de estado, si así lo prefiere.

-¡Olfay! ¡Me alegro de tener a un maestre tan joven y con iniciativa! Confiaré en ti para el cargo amigo mío. Tenemos muchísimo que hacer, no hay tiempo para descansos. Ya dormiré esta noche. Ella se llama Olympia, será la futura general del ejército. Tiene toda mi confianza, no se preocupe, es una guerrera excelente.

Terrel no perdió el tiempo y encaró a la gente que se congregaba alrededor, atraidos por la curiosidad.

-¡Gente de Weibmark, mi nombre es Jamel Terrel, de la Casa Terrel!. No os mentiré... soy joven y llevo poco tiempo en el cargo. Pero por el nombre de mi padre, señor de la casa Terrel antes que yo, juro que llevaré a Weibmark hasta lo más alto. Voy a aclarar los asuntos de estado con Olfay, y posteriormente, en cuanto tenga un tiempo disponible, atenderé vuestras sugerencias. Todos somos Weibmark.

La gente del pueblo había observado con atención a Jamel. Cuando este se había decidido presentar ante todos los presentes, la gente comenzó a murmurar entre sí.

No se veían felices, ni habían festejado su presentación. Tampoco fue una reacción negativa, pero algunos observaron a este con cierta indiferencia.

De repente, un nene pocos años se había logrado subir a una carreta y lanzó una manzana podrida a Jamel. La misma no atinó al rostro de Jamel, pero sí logró acertar al pecho de este.

Una señora tomó con rapidez al nene regañándole y dándole una leve tunda, mientras que se lo llevaba agarrándole fuertemente del brazo.

Curiosamente, luego de la acción del niño, varios comenzaron a reír y algunos aplaudían.

Ojala sepa disculpar, mi lord. Para ser absolutamente franco, el anterior Lord que regentaba estas tierras fue un hombre muy duro e injusto con la mayoría.

Tenía rentas altísimas, y siempre permitía a sus soldados hacerse con las cosechas y mujeres de estos pobres aldeanos.

Por supuesto todos estuvieron más que felices tras el fallecimiento del señor, pero no significa que ahora se entreguen de forma devota hacia usted.

Pero confió que hará un trabajo mucho mejor que su antecesor. Con el tiempo, todos se darán cuenta.

Olympia observó la acción del niño de forma muy sorprendida, y se había enojado mucho.

¡Esto es indignante! ¡Olfay, no podemos permitir que el nuevo señor de aquí se le falte el respeto de esta forma, tan pronto!

¡Déjenme ir a por ese niño y castigarlo públicamente!

​Olympia parecía que tomaría su espada en cualquier momento.

Terrel se agachó y cogió la manzana podrida. La miró fíjamente y luego la arrojó hacia un lado, dejando que se perdiese en el horizonte. Luego levantó la mano hasta Olympia y negó su petición de castigar al renacuajo. Escuchó las palabras de Olfay y entonces comprendió la situación. Mientras la gente sonreía y aplaudían, él mismo sonreía. Aceptando la broma, o más bien la humillación de la manzana podrida.

-Vuestro anterior señor... era como esa manzana. Pero falleció, su mandato sobre estas tierras no han hecho más que arruinarlas. Arruinar vuestras vidas. Pero eso se acabó. Las rentas y las cosechas serán repartidas de forma equitativa. Las mujeres... solo pertenecerán a su señor esposo. Las viudas y solteras, solo pertenecerán a si mismas. Se acabaron las épocas de penumbras, vamos a levantar esta región.

Después del primer discurso señaló al niño e hizo un gesto para que viniese ante él.

-Vamos pequeño, no tengas miedo.

La gente se sentía conforme con el discurso de este, sin embargo sin llegar a festejarlo ni nada, simplemente comenzaron a dispersarse. El niño fue llevado por la madre y lo perdiste de vista bastante rápido.

Olfay se sobaba el hombro observando la situación.

No estuvo mal para comenzar – riendo – teniendo en cuenta sobre todo como fueron las cosas hasta no hace más de una semana.

No te preocupes, ya habrá oportunidades mejores para demostrar cómo será tu gobierno aquí. Por lo pronto he de hablarte de las cuestiones de mayor importancia.

En vista de que podríamos tener una guerra inminente nuestras defensas son más que precarias.

No hay murallas ni muros para defendernos, y en este momento la guarnición de soldados es de apenas 40 hombres. Supongo que una de tus mayores prioridades sería incrementar el nivel de soldados, puedes reclutar campesinos de los pueblos aledaños. Mantenerlos será barato, pero deberás enseñarles a luchar.

Por lo pronto, si lo deseas, puedo enviar ya mismo algún emisario en tu nombre para intentar reclutar tantos hombres le resulte posible. Por supuesto tendría mayor efecto si te presentarás personalmente, para que todos puedan ver a la persona que servirán.

La reputación también es fundamental para esto, y vuestra casa posee muy poca hoy en día.

-Gracias Olfay -dijo mientras colocaba una mano sobre su hombro-. Deberiamos levantar unas murallas, si. Mientras tanto yo visitaré personalmente las aldeas más próximas para reclutar soldados. Olympia... quiero que te quedes aquí y ayudes a poner todo en orden. Ah y... no seas tan brusca con ellos. Entiende su posición.

-Pero primero... ¿por que no me enseñas la aldea, las tierras circundantes... etc? Quiero familiarizarme con todo ésto.

Perfecto mi Lord, la construcción de las murallas por supuesto supondrá un gasto bastante considerable, estimo que tendrá alguna riqueza de su parte. Al menos en nuestros fondos las arcas son medianamente aceptables, pero no creo que tengamos la capacidad de llevar a cabo una construcción de ese tipo.

Lo primero que debería explicarte es como sobrevivimos. Quiero decir, nuestra fuente principal de economía es la caza por estos lares, tenemos los bosques cercanos, así que mucha gente se ha dedicado a ello. De los animales conseguimos pieles y carnes.

Ahora también tenemos una fuerte actividad económica de la tala de árboles, así que también somos buenos exportadores de madera para otros sitios del reino que carecen de bosques cercanos.

Luego, la aldea que te corresponde es la de Weibmark, con el mismo nombre que el castillo. No es una aldea demasiado habitada, pero encontrarás un buen ambiente como para criarse. Es bastante tranquilo, y bueno además, claro, el reino está pasando por tiempos de paz así que todo iba bien como para criarse, más allá de los soldados del ejército del anterior Lord, y sus abusos. Han otros feudos con peores historias, me han dicho.

Pero supongo que todo esto ya será un simple recuerdo – se quedaba unos instantes en silencio, parecía un poco triste – ven, te presentaré a alguien.

Olfay los dirigía a una pequeña capilla donde se encontraba un hombre con hábito, rezando, arrodillado en el altar.

Xuan, él es el nuevo lord regente del castillo de Weibmark. Lord Jamel de la casa Terrell.

Este se hallaba rezando, cuando fue interrumpido por los presentes. Terminó rápidamente su oración haciendo la señal de la cruz, y finalmente se levantó.

Ya veo, ha sido bastante rápido. Su majestad no pierde tiempo alguno.

Es un honor conocerle, Lord Jamel Terrell. Mi nombre es Xuan Quipildor, soy fiel siervo de nuestro Señor Jesucristo, y por supuesto, ahora también os sirvo a vos.

Será un placer para mí hacer lo que me pida. Nuestro pueblo es uno de los más fieles del reino, fuera de esos lamentosos pueblos que se han dejado sucumbir a creencias paganas, con permiso de nuestra majestad el rey. Pero no importa, la palabra de Jesús puede tocar a cualquiera, si uno le deja entrar a su casa.

Este observó luego a Olympia, y se sintió un poco sorprendido. Dado los ropajes y el estilo de vestimenta y look que tenía ella, pudo reconocerla como una vikinga. Entrecerró un poco los ojos creando una situación un poco incomoda, mas no dijo nada al respecto.

Confío en que vuestro gobierno será mucho mejor que el del anterior Lord. Ha castigado a los infieles y a los fieles por igual, sin discriminación alguna, y eso es muy vergonzoso ciertamente.

-Prometo que estas tierras van a prosperar. Aunque la guerra que se avecina me preocupa, me hace dudar de las prioridades. Necesito esa muralla, ciertamente. Habrá que empujar las ventas para ganar dinero más rápidamente. Usaremos las ganancias que me dejó mi difunto padre para tratar de ayudar en la causa. Trataremos de expandir el mercado, que Weibmark se convierta en un lugar interesante que visitar. La tala de árboles... podría beneficiarnos para nuestras propias construcciones. Deberíamos guardar, quizás... un diez o veinte por ciento de esa tala. Acumulemos un buen fondo, y entonces usémoslo.

Se percató de las miradas tensas entre Xuan y Olympia. Se cruzó de brazos y admiró el lugar donde se encontraba.

-Padre Xuan, entiendo el malestar que le resulta ver a Olympia aquí. Pero Olympia es una fiel seguidora mía, una amiga. Ella no falta el respeto a Jesucristo, y usted no lo hace con sus dioses. Y todos contentos. Debemos centrarnos en asuntos más importantes, asuntos que tenemos justo delante de nuestras narices.

Pues ciertamente, Lord Jamel, los deseos de nuestro Señor Jesucristo son realmente los únicos importantes aquí. Dicho esto, mi opinión carece de importancia alguna respecto a los temas involucrados a la fe de la gente, y por ese motivo que yo no dije nada sobre esta mujer.

Espero que en su corazón albergue los verdaderos valores que nuestra religión predica, sea cual fuera el nombre del dios al cual adora.

En fin, concuerdo con el tema de la muralla. Las defensas del castillo nunca fueron muy buenas que digamos, aunque la construcción deberá hacerse a base de piedras.

Hacer una levantada con madera podrá servir solo como algo temporal, aunque no podremos defendernos con eso por demasiado tiempo.

Olympia se veía molesta, sin embargo se controlaba perfectamente.

Usted no debería preocuparse por lo que yo creo. Todos estamos aquí por el mismo motivo, y es agrandar la importancia y el papel de Weibmark dentro del reino.

Para ello debemos aumentar su nivel económico y las defensas.

Si logramos mostrarles a los demás campesinos y hombres que trabajan en la tierra que nuestros territorios pueden defenderse sin ningún tipo de problema, pues muchos más vendrán a vivir aquí y desarrollarse, ya que se sentirán más a salvo aquí con esta guerra inminente.