Partida Rol por web

La caravana entro en la ciudad dirigiéndose rápidamente hacia la catedral, esta se alzaba majestuosa entre el resto de edificios. Edificada sobre una pequeña isla, conectaba con el resto de la ciudad gracias a dos únicos puentes que conectaban hacia la parte septentrional de la ciudad y con el burgo industrial...

Con los carros detenidos delante de la ornamentada catedral, Gunnar salto al suelo y corrió hacia el interior de esta llamando a Padre Dumas...

Al poco rato salió Gunnar seguido de un hombre de pelo blanco, con ropas de sacerdote de Morrow

A este lo acompañaban ocho acólitos que rápidamente se dispersaron entre los carros para ayudar a los heridos... 

Varios de ellos se acercaron a vosotros preguntado por vuestro estado, o si podíais andar por vuestro propio pie...

Valea enfundo la pistola, que había mantenido lista durante la última parte del viaje. Los gobos no habían vuelto por más. Una fortuna por suerte.

Miro al acolito que la encaro y tras repensarlo un momento, asintió a su propuesta. Le enseño discretamente la herida que tenía en el muslo, un corte no muy profundo pero molesto. La sangre del mismo ensuciaba su pantalón.

-Agradecería un vendaje, si fuera posible. Con eso y descanso me arreglare. +sonrió quedamente. No le importaba que dejara cicatriz, solo que no la molestara. Tenía que estar en óptimas condiciones antes de emprender el regreso.

Me costó un poco pillarle el truco a eso de llevar el carro. Al principio los tiros iban un poco de lado a lado, hasta que me di cuenta de que no tenia que sujetar tan fuerte las correas, por lo que los animales se enderezaron y simplemente seguian al carro que tenia delante casi sin que hiciese nada.

La herida en mi espalda dolia bastante, por lo que agradecí las atenciones del acolito que se me acercó cuando nos detuvimos en la catedral.

- Gracias, hombre. esta herida es bastante molesta. - Le dije al acolito enseñandole la herida de mi espalda, que probablemente seria peor de lo que yo pensaba.

Así que vamos a ver al Padre Dumas… observo en silencio la inmensa catedral y en ello estoy hasta que nos paramos.

Gunnar no tarda en bajar, y al salir le sigue el que debe ser el sacerdote, acompañado de ocho tipos que se ofrecen a curar heridos. Dejo que los caravaneros que se han llevado la peor parte sean atendidos primero, y mis compañeros, yo al fin y al cabo tengo a penas una puñalada. No sé qué artes extrañas emplearan para la cura, pero sonrío de medio lado cuando uno de ellos me pregunta y muestro mi herida, que ya iba al descubierto, hay sangre coagulada y reseca por el viaje, amén de una quemadura, ya que intenté desinfectarla yo misma.

- Lo único que me preocupa es que se infecte, el resto… me gusta la cicatriz, hace juego con mi puñal.

Con cuidado los novicios os acompañaron hacia el interior de la catedral... Y trataron a los heridos desinfectando y cosiendo las heridas mas superficiales... Aquellas heridas mas graves y que necesitaban mas que los tratamientos medicinales habituales, se encargo el propio Padre Dumas, el cual invocando el favor de Morrow sanaba las heridas de los moribundos...

El anciano se acerco hacia vosotros apoyándose en su bastón... -Bienvenidos a la iglesia de Morrow... Espero que os encontréis mejor... Soy Pandor Dumas el líder de esta iglesia... Gunnar me ha contado el buen trabajo que han hecho escoltando la caravana... Si les interesa tendría un trabajo para ustedes... Seria investigar unos robos de cuerpos en los cementerios de la ciudad... Se les pagaría por supuesto... El anciano mira hacia atrás y ve como se acerca Gunnar hacia vosotros. -Recuperense y una vez acaben su contrato con Gunnar si les interesa pueden encontrarme aquí... El anciano inclina levemente la cabeza y se despide con una sonrisa. -Pasen buen día...

Gunner camina a pasos rápidos hacia los aventureros y sonriendo os saluda animado. -Bueno... Gracias ha vosotros este viaje no ha tenido ni victimas ni perdidas monetarias... Rebusca en su bolsa y saca cuatro bolsas mas pequeñas donde se escucha el tintineo del dinero. -Gracias por vuestro trabajo... Espero poder volver a hacer negocios con vosotros para el viaje de regreso... Pero hasta entonces aquí tenéis lo acordado... 25 monedas de oro y ademas otras 25 como extra por el excelente trabajo... Ahora si me disculpáis... Debo dirigirme a llevar los productos al mercado... Haciendo una pequeña reverencia Gunner se marcha a paso rápido hacia la salida del templo...

Estaba agradecido a los acólitos de la iglesia de Morrow por cuidar de mis heridas. Y debían de ser mas graves de lo que creia, porque el propio Pandor Dumas, (como se presentaría mas tarde) me atendió personalmente. Di las gracias, y descansé todo lo que pude.

- Gracias por cuidar de nosotros, Padre Dumas. - Nunca me habia interesado demasiado la religión, por lo que no sabia bien como referirme a él. Opté por lo mas sencillo. - Ladrones de cadáveres? Que siniestro... - Comenté. Cuando el anciano hombre se iba me despedí de él. - Hasta otra, sacerdote.
 

¡La hora de la recompensa! El mejor momento de aceptar un trabajo, sin duda. Gunner estaba muy agradecido con nosotros, y así nos lo hizo saber doblándonos la paga.

- Eres muy generoso, Gunner. Ha sido un placer viajar contigo. Si aún estoy en por la ciudad cuando regreses, Será un placer ayudarte de nuevo con la caravana. - Le dije al hombre. En verdad había empezado a pillarle el tranquilo a eso de llevar una carreta de caballos. Me despedí del hombre amistosamente.

Una vez libres de gentes que los cuidasen y del patrón del que habiamos cobrado ya, sonreí de oreja a oreja y me encendí un puro. - Quereis uno? - Les dije al resto ofreciendoles uno de mis puros.

- Bien compañeros, creo que nos merecemos irnos a la taberna, beber y comer un montón y descansar un poco. Quien se apunta?

Con gesto ausente y aburrido aguardo a que la herida quede desinfectada, no es la primera cicatriz, ni será la último, menos aun cuando utilizas un hacha para defenderte, y la mayoría de cabrones llevan armas de fuego. Aun así, el dolor es parte del trabajo, siempre lo es, además yo diría que es la parte divertida, por no mencionar que la daga es interesante.

Cuando todo termina el anciano Dumas se nos acerca, yo asiento a modo de respuesta, y tomo nota del trabajo, investigar unos robos de cuerpos en los cementerios de ésta ciudad, interesante, pero eso será mañana yo hoy quiero beber hasta perder el conocimiento, nunca se sabe si en la próxima misión tu cabeza acabará separada de tu cuerpo, y una misión cumplida es una celebración pendiente.

Luego se nos acerca Gunner, sonriendo contento, nos paga nos habla de volver, y lo cierto es que yo me lo pienso, aunque parece que en esta ciudad hay trabajo, nunca está de más tener contactos.

- Muchas gracias, jefe – murmuro, y sonrío contenta por el dinero recibido – cuenta conmigo también, si tengo que hacer el camino de vuelta, mi hacha te acompañará.

Miro a Bendek, sonrío ampliamente.

- Por Týr que nos hemos ganado un trago, a la primera jarra invito yo.

Agradeció la atención del acolito con una discreta sonrisa. Sus curas y el descanso harían maravillas. Seguidamente escucho al sacerdote sin decir palabra, ni traslucir ni un si ni un no a la propuesta. Desde luego, cualquier trabajo era tentador… pero nunca se había metido con algo que involucrara muertos. No desde los que tuviera que dejar en su aldea. Ciertamente le disgustaba el hecho de que alguien anduviera faltando el respeto a los difuntos, pero por lo mismo, no debía ser gente nada agradable de perseguir. Tendría que pensarlo.

Luego recogió sus monedas y la propina con un cabeceo agradecido. Al igual que Thyri, se ofreció también a hacer un futuro viaje en su compañía.

-Espero que nuestros caminos vuelvan a encontrarse entonces, en especial si es al regresar. Hasta pronto. +despidió a Gunner, para luego retroceder en las sombras mientras acomodaba su dinero.

Mas al escuchar la propuesta de sus compañeros de viaje, lamento levemente no haberlo acompañado a la salida. Ponerse a beber y gastar… no era lo suyo.

- Creo que declinare la invitación. +susurro+ Aunque quizás coincidamos en la posada, tengo más interés en visitar la ciudad. Si me disculpan me retirare..., y por si no volvemos a encontrarnos, hasta la vista.

Su cabeza bajo levemente, una ligera reverencia general. Luego giro en silencio y se retiró de la iglesia. De momento lo mejor sería intentar alcanzar al patrón. El mercado era un buen lugar para comenzar a explorar. Y seguramente allí encontraría algún alquimista.

Una joven novicia se acerca hacia los aventureros con aspecto de estar bastante nerviosa. -Po... Por favor señor... Le ruego que no fume en el interior de la iglesia... Si va a seguir fumando le ruego que haga el favor de salirse fuera... La chica os mira con cara asustada mientras se retuerce las manos nerviosa... 

Cuando la miráis con mas atención os dais cuenta de que no es mas que una chiquilla... 

Al ver a la pequeña me sorprendí un poco de que una novicia fuese tan joven. Supuse que seria una huerfana que encontrarian a las puertas de la iglesia.

- Tranquila niña, ya nos ibamos. - Le dije sonriendole, y me encaminé hacia afuera con mi puro encendido, en dirección a la taberna de la que habiamos hablado Thyri y yo.

Voy a encender la victoria, sonriendo ampliamente, o al menos esa es mi intención, cuando una niña se acerca. La observo, mi gesto cambia, mi sonrisa de va borrando, a mí mente acuden aquellos tiempos tan lejanos y casi relativos a una vida que ya no parece la mía, aquel tiempo en el que yo fui una esclava, que es justo lo que esta niña parece, tan temerosa, tan asustada por el humo de un puro.

Frunzo el ceño, pensativa, no es la primera esclava que me cruzo, ni mucho menos, pero siempre despierta la misma sensación desagradable y nostálgica, siempre remueve algo en mi interior que yo no esperaba. Y vuelve el gesto fríos, y Urian vuelve a mi mente, por la barba de Crom, con lo bien que había salido todo.

- Disculpa, pequeña... lo encenderé fuera ¿Pasa algo? – pregunto, mirándola.

Cuando saliste de la catedral viste a Gunner alejarse con los carromatos por las calles, mientras Flynn subía por las escaleras de la iglesia contando su dinero en una bolsa, al verte sonrió y te saludo mientras guardaba la bolsa en su cinturón y se acercaba hacia ti. -Vaya, veo que te encuentras mejor... ¿Ya te marchas?... ¿Necesitas alguna indicación o ya has estado en Corvis?

Mire a la niña humana mientras terminaba de contar mi dinero y lo guardaba a buen recaudo a salvo de las largas manos de los ladronzuelos. -Claro, claro... Vámonos, vámonos... Al final solo faltará que digan que fumar es malo lo lo prohíban en los sitios públicos... Miro al troloide y me río sonoramente... -¿Te puedes imaginar que estupidez?... Bueno... Yo tengo que hacer unos negocios antes, pero luego acudiré a la taberna... Miro a los dos y sonrío divertido. -No creo que sera muy dificil encontrarlos de nuevo... No pasáis desapercibido precisamente... Me doy la vuelta y me marcho riéndome. -¡Hasta ahora compañeros aventureros!

La niña mira cortada al pequeño goblin, el cual es incluso mas pequeño que ella... Lo mira con una cara entre sorprendida y tímida mientras el goblin se marcha cargando su enorme mochila...

Cuando le hablas la niña te mira con sus grandes ojos verdes y sonríe con timidez mientras se sonroja visiblemente. -Gra... gracias... El humo no ayuda a los enfermos... Te mira cuando le preguntas si todo esta bien y parece sonreír timidamente mientras baja la cabeza... -S...si... Todo esta bien... Los heridos se curaran pronto... No han sufrido heridas graves y sus vidas no corren peligro... La chica retrocede unos pasos y hace una pequeña inclinación antes de marcharse rápidamente...

Parpadeo un poco al ver al carretero. Pero no iba a cuestionarse que hacia ahí. Valea asintió con un leve cabeceo.

-Es la primera vez, si… Tengo intención de alcanzar a Gunner para llegar al mercado. +respondió, ya que no le comprometía a nada+ ¿Algún consejo?

Mientras hablaba rodeo lentamente al hombre, de modo que este tuviera libre camino a la puerta y por su lado preparándose para seguir su camino, asi no perderia de vista al mercader.

Mire a la chica y sonreí. -¡Claro!... Gunner la podrá acercar en un momento... El se dirije hacia el burgo del comercio... Introduje dos dedos en mi boca dando un potente silbido... Al ver a Gunner asomarse por el pescante le hice señales para que esperara. -Bien... ya lo tienes... Si le interesa un poco de turismo le recomiendo que se pase por la plaza... Es donde se reúnen la mayoría de vendedores errantes... Puede encontrar cosas asombrosas... Si le interesan las armas le aconsejo Espadas Bodak... es un gran herrero y sus armas y armaduras poseen una gran calidad... Y si acepta otro consejo, si quiere descansar vaya a la posada el gremlin cabrón... Es una buena posada barata para su calidad y su ambiente es bastante acogedor... Yo siempre me quedo allí y trabajo como músico cuando paso por aquí... Hago una pequeña inclinación a la muchacha y me despido de ella. -Bueno... no la entretengo mas o perderá el carro de Gunner... Pase una buena tarde

-Igualmente. Y gracias por las recomendaciones…- respondió quedamente, separándose de el para seguir su ruta.

Rápidamente apuro el paso para no demorar a Gunner, mientras recapitulaba lo recién escuchado. Era un buen consejo sin duda. Tendría que haber preguntado por algún alquimista, pero el armero podría darle esa indicación probablemente o quizás encontrase uno al vagar por el mercado. Reponer las balas era una prioridad si se podía.

Aparte quería dar un vistazo a los productos en general y formarse una idea de la ciudad. Escuchar las nuevas. En los mercados se podían oír muchas cosas de la gente ociosa. Había muchos tópicos que podían interesarle, como el estado del camino, si los gobos eran frecuentes, o el movimiento normal del comercio de la ciudad. Aunque sabía que uno no dejaría de latirle y era ese que mencionara el sacerdote… trabajo, oportunidad y prueba, todo en uno.

Despues de ver a la niña desaparecer miré a Thyri con expresión interrogante.

- Que raro... - Comenté con un encogimiento de hombros. - Bueno. Vamos a tomar esas cervezas.

Esperando que la mujer me siguiera me encaminé por alguna de las calles buscando una buena taberna con nombre ridículo (Como "el poni pisador" o "el tambor roto") de esas que siempre son las mejores.