Partida Rol por web

[Comedor]

Tomo asiento junto a Kantorias y agradezco el gesto de acercarme la bandeja.

Cojo un par de pedazos y empiezo a comer.

El lugar era tranquilo.  Algunos, Kantorias incluído, salieron al exterior.  La verdad es que no me apetecía demasiado salir en aquel momento, así que me quede dentro, desayunando como solo un enano sabe hacer.

"Solo un trozo más..." me repetía.  Acto seguido, cogía otro.

| JUGADA MASTER |

[ En el orfanato... ]

Cindy estaba bastante enfadada... Había advertido durante el desayuno que Dana y Fistandantilus les visitarían y, a pesar de eso, habían decidido marcharse a dar su paseo matutino. Uno de los enanos había preguntado dónde estaba la cocina, pero Cindy había decidido no revelarle el lugar, ya que no se encontraba en el mismo edificio.

- No os marchéis, por favor... Deben estar a punto de llegar y no quiero que os vea a todos perdidos por ahí. Ella quiere veros- anunció la doncella. Empezó a recoger todos los platos y vasos que los muchachos habían ido dejando. Con un trapo sacó brillo a la mesa, limpiándola de migas y manchas de bebida-. Me alegro de que hayáis dormido bien- les dijo con una sonrisa a los que hablaban sobre el descanso de aquella noche. Estaba contenta porque algunos habían decidido no discutir con los enanos, que tenían un carácter demasiado fuerte.

[ En el exterior... ]

Kantorias disfrutaba de las vistas al mar... Había salido un día soleado y podían verse reflejados los rayos de luz que proyectaba sobre las olas. En el horizonte no se veía nada más, al menos no en esa parte. Se escucharon unas pisadas cerca de él, alguien que subía al montículo, a sus espaldas.

- Kantorias, ¿no deberías estar en el orfanato? Tengo entendido que mi hermana y su esposo van a visitaros- dijo una voz dulce y angelical. Unos cabellos rubios caían por su espalda y por sus hombros, totalmente liso y con algunas trenzas. Un vestido azul con bordados y encajes de color plateados cubrían por completo su cuerpo, frágil y delgado. Su piel expuesta al sol conseguía un color bronceado, pero todos sabían que su piel era blanquecina como la sal-. Buenas vistas, ¿verdad? A muchos les gustaría estar rodeados de un mar inmenso donde poder relajarse si sus nervios afloran... ¿Es ese tu caso?- preguntó, poniéndole una mano en el hombro, mientras sus ojos azules escudriñaban los del enano.

Unos metros más allá, Velrys había decidido dar un paseo matutino con su lobo. Al girar una esquina de una de las casas, se encontró cara a cara con Milly. Tenía un vestido de terciopelo gris, largo hasta los tobillos, con un corpiño de un tono más oscuro ciñiéndole la cintura y los pechos. Sus hombros iban cubiertos con un chal del mismo tejido, del mismo color que el corpiño.

- ¿Tú no deberías estar en el orfanato?- preguntó, ladeando la cabeza y cubriéndose los pechos con el chal. Era una mujer de negocios y como tal tenía sus propias armas para conseguir lo que se proponía-. ¿Han ido ya Dana y Fistandantilus?-.

Un poco más lejos de allí, Elvie seguía cantando. Era un lugar bastante oculto y que conocía muy poca gente. Sabía que no disponía de mucho tiempo antes de que Dana y Fistandantilus les hicieran la visita. Si alguien intentaba buscarla seguramente nadie la encontraría. Los únicos que podían saber de ese escondite era la mismísima Dana. Ésta apareció de entre los árboles con los que estaba entrenando Raikon. Iba sola y no parecía que fuera a acompañarle su esposo. La nueva líder de los sabios sonrió de medio lado y saludó con una reverencia al joven.

- Buenos movimientos- comentó la mujer, cogiéndose parte del vestido negro para no tropezarse con las raíces de los árboles. Bordados dorados llenaban de iluminación su traje, pues se volvían más llamativos con los rayos intensos del sol. Un corpiño ceñía el tronco, marcando una cintura que con el tiempo se había vuelto más estrecha-. ¿Vamos al orfanato?-.

Velys se encontró con aquella guapa mujer. Tenía entendido que se llamaba Milly o algo así. Le hizo un pregunta. Velrys respondió: No, aún no han llegado Dana y Fistandantilus. Por eso no me separo mucho de la casa, para que cuando lleguen o estén cerca no me pillen por ahí lejos e incomunicado. Además, el mejor momento para hacer ejercicio o entrenarse es por la noche. Reconforta y ayuda a dormir.

[ Internado - Torre Norte ]

Drum terminó de desayunar y como siempre, cogió a su perro y ambos subieron por la escalera del interior del internado, que daba a una especie de torre del reloj. Drum suponía que era una torre de un reloj por dos simples cosas: Cuando subía allí el tic tac de la máquina le resonaba en la cabeza y una vez una de las agujas, estándo en el balcón, le pegó en la cabeza dejándolo más tonto que lo de costumbre.

Pero a él le gustaba la sensación de estar allí arriba sintiendo el aire en la cara y el sol en la piel.

También le gustaba a Alias, que saltaba de un lado para otro junto a su amo, jugueteando con una especie de pelota de trapo que le había construido con sus calcetines usados.

Y allí se pasaba toda la mañana, descansando, durmiendo un poco bajo el sol, meditando, haciendo cálculos mentales, dibujando con sus dedos en el aire e imaginando que la imagen se formaba en su mente. Aunque el tic tac del reloj también le ayudaba a concentrarse y a dibujar cada vez, cosas más bonitas.

Y pocas veces, sólo muy pocas veces, sacaba su pequeño instrumento musical y tocaba alguna melodía.

[en el exterior]

Kantorias carraspeo algo nervioso

-supongo que mirar el mar puede calmar a algunos, pero yo me siento un poco atrapado en esta isla, lo que intento mirar es el continente al otro lado del mar-

El enano cambia el peso de una pierna a otra, la presencia de esta mujer, como la de Dana le ponia nervioso de una forma extraña y a ningun enano le gusta estar nervioso

-yoo.. creo que deberia ir a esperar a Dana y Fistandantilus dentro, solo habia salido un momento-

se escabullo a paso rapido hacia el orfanato, cuando llevaba recorridos algunos metros parecio acordarse de algo, se paro de repente y se giro de nuevo hacia la mujer

-¿vienes?- pregunto un tanto inseguro

| ALREDEDORES DEL ORFANATO - COMEDOR |

Sonreí a la contestación de Velrys. El joven tenía mucha razón, pero no debía de haberse marchado justo ese día, que Dana y Fistandantilus acudirían para comprobar que todo iba sobre ruedas. Cindy, la doncella, estaba a cargo de que nunca les faltara comida, pero yo era la encargada de que no les faltara ni ropa ni descanso.

- Bien, pues creo que es momento de marchar al orfanato... No creo que se demoren más- comenté, dibujando en mi rostro una sonrisa más amplia que la primera-. ¿Me acompañas?- preguntó, haciéndole un gesto con la cabeza hacia el edificio. Se dio media vuelta y comenzó a caminar, agudizando el oído en busca de las pisadas del muchacho.

Entré en el orfanato y llegué hasta el comedor, donde habían más muchachos. Dejé el foulard sobre el respaldo de una de las sillas, dejando al descubierto mis hombros y mi pecho. Me acerqué a Falathar, que le consideraba ya como mi hijo propio, y le abracé por la espalda, inclinándome hacia adelante.

- ¿Qué tal ha despertado mi trozo de cielo?- pregunté, dándole un tierno beso en el cuello.

| COMEDOR - TORRE NORTE |

Saludé con una mano a Milly cuando llegó al comedor y sonreí tiernamente cuando le vi abrazarle a Falathar. Todos sabíamos el lazo tan resistente que había entre ambos, fruto de los años que habían pasado juntos. Prácticamente se conocían desde el nacimiento de Falathar, aunque si hubiera sido así, Milly sabría la identidad de sus verdaderos padres... Y no era ese el caso.

Había visto a mi hermano salir del comedor. Podía imaginarme a dónde había acudido. Siempre se iba a la torre norte cuando necesitaba relajarse, cuando necesitaba estar solo, pero yo nunca le dejaba. Siempre sentía la necesidad de acompañarle y los dos éramos conscientes de que iría con él al fin del mundo.

Cuando llegué le vi tirado en el suelo, con Drum corriendo a su alrededor. Sonreí al verle en aquel estado y, haciendo ruido con los pies en el suelo, me senté a su lado.

- No te asustes, soy yo- le dije, con el volumen de mi voz un poco bajo. No quería alarmarle. Le acaricié el pelo y le di un beso en la mejilla-. Pronto vendrán a vernos... Quería asegurarme de que estabas bien-.

Velrys observó la amplia sonrisa que le dedicó Milly. Tenía una sonrisa preciosa.
Escuchó las palabras que le dijo con su dulce voz y asintió. Comenzó a caminar cerca de Milly, manteniendo una distancia no muy amplia ya que Nemetis iba jugueteando al rededor de Velrys y no quería que Milly tropezara con él.

-Claro. Te sigo.- Respondió Velrys.-Por favor, tú primero.-.

Entró en el orfanato siguendo a Milly. Nemetis se quedó fuera, sentado y esperando a cuando regresara su amo.

[Comedor]

Velrys observó el cálido abrazo que Milly le dio a Falathar y vio como Lëylin sonreía al verlo. Poco después Lëilyn se marchó.

Qué sed tengo. Se dijo para sí. Buscó una jarra que contenía cristalina y pura agua, se sirvió un vaso y se puso a observar por la ventana en busca de la llegada de Dana y Fistandantilus mientras bebía a sorbos cortos y veía a Nemetis observarle desde fuera, sentado en el césped.

| Comedor |

Seguía en el comedor, cuando Milly apareció, abrazandome. Sonreí ampliamente. La quería como a una madre.
-Buenos días. Por aqui todo genial.-le contesté, feliz.-¿No tardan demasiado Dana y Fist?.-pregunté, echando un ojo a la entrada y luego volviendo a mirarla.-Espero que no ocurra nada.-le sonreí de lado, algo preocupado.

Por una de las ventanas pude ver que aún habia gente fuera y que deberían de entrar, a la espera de nuestros anfitriones.
Les debiamos tanto...

| EXTERIOR |

Sonreí a Kantorias. Los enanos me parecían personas muy agradables pero, sobre todo, fuertes y resistentes en una batalla. Kantorias parecía ser, además, muy inteligente. Se encontraba nervioso ante mi presencia y, a pesar de que había intentado hacer desaparecer esa sensación, algunos seguían con su comportamiento.

- Ve tú, yo tengo que buscar a alguien...- dije, dibujando en mi rostro una sonrisa.

[ Torre Norte ]

- Hermanita, sabía que eras tú. - Dijo Drum sonriendo al mismo tiempo que dejaba de tocar. - Estoy bien, simplemente, sólo estoy pasando el rato aquí. Supuse que si nos venían a ver, vendrían a avisarme o me daría cuenta. ¿Qué dices? ¿Cómo te has levantado hoy? -

El día estaba espectacular.

No había viento y el sol calentaba mi piel, pero no hasta el punto de que resulte molesto estar mucho tiempo bajo sus rayos.

- ¿Te has enterado de algo, peque? -

Al oir llegar a Dana me giro, Kirtas se gira conmigo y se tumba en el suelo, como siempre que la mujer aparece.

Gracias, no hay nada mejor para levantarse que un poco de ejercicio, mantiene el cuerpo en plena forma Digo con la sonrisa de niño que no ha roto un plato en su vida. ¿Que tal les ha ido el viaje? Seguro que tienen un montón de historias que contarnos sobre tierras oscuras y esas cosas. Estoy deseando salir de esta isla y verlas por mi mismo mis ojos adquieren un brillo especial ante esta idea, aunque los enanos estemos acostumbrados a vivir bajo las montañas, la sensación de agobio producido por estar rodeados de mar es cien veces mayor.

¿Cuando podremos salir de la isla?

[Comedor]

Viendo que Dana y Fistandantilus tardaban en llegar, empecé a ponerme nerviosa. La doncella Cindy había llegado hace un momento para decirnos que esperaramos a que llegaran y que no nos movieramos de aquí, asique tocaba seguir a la espera de que llegaran los anfitriones. Si al menos tuviera a Bigotitos aquí, la espera sería más llevadera pensé al recordar que mi gato estaría fuera con las demás mascotas.

| COMEDOR |

Kantorias entra en la sala sin mirar a nadie, se va a un extremo de la mesa y se sienta con la sola compañia de su huron que sigue en su hombro, parece ensimismado en sus pensamientos.

| EXTERIOR - LUGAR APARTADO |

Le sonreí a Raikon. Era un enano muy agradable.

- El viaje ha ido muy bien... Hemos estado buscando a Farilynn hasta bajo las piedras, pero no hay señal de ella...- comenté, tristemente. Cambié la expresión de mi rostro repentinamente-. Espero que no tengamos que estar mucho más tiempo... Ésta isla es el único lugar seguro que tenéis para poder formaros y prepararos para luchar. Nuestro deber es buscar a Farilynn y deberéis entrenaros duramente antes de salir de aquí... Y no os preocupéis, haré un pequeño discurso en el que podréis estar presentes y escuchar todo lo que hemos visto por el camino. Ahora, deberías ir al orfanato... Yo tengo que buscar a alguien. Avísales de que voy de camino-.

Dicho aquello, me despedí con la mano, elegantemente, y acudí al rincón apartado donde siempre encontraba a Elvie.

- Hola, ¿no se suponía que debías estar en el orfanato?- pregunté, con una sonrisa, colocándome delante de ella.

[Rincón apartado]

Elvie se calla de repente en el momento en que nota que no está a solas con Genius. El hada podía ser tímida, pero no era una maleducada...

- Buenos días, Dana...

Murmura a media voz, poniéndose de pie e inclinándose como toda una damita.

- Lo siento... se me pasó la hora...

Murmura de nuevo, a modo de excusa. Sabía que iban a llegar, y sabía que debería haber estado en el orfanato... Pero necesitaba estar con Genius un rato cada mañana. Sino, el día se le hacía eterno.

Cuando por fin levanta la mirada, parece realmente arrepentida, y sus ojos no expresan más que pena. A su lado, Genius se pone también en pie y agacha la cabeza, pidiendo disculpas imitando a Elvie.

| RINCÓN APARTADO - ORFANATO - COMEDOR |

Le sonreí a Elvie.

- Cielo, no tienes por qué disculparte... Es muy normal que estéis así... Para vosotros ésta isla puede pareceros una cárcel ahora, pero te puedo asegurar que no encontrariáis un sitio mejor que éste para entrenaros antes de exponeros a lo que hay ahí fuera- dije, señalando con la cabeza al horizonte-. Vamos, te acompaño, nos estarán esperando- dije, mientras me ponía en marcha. Elvie ya podía darse por avisada, así que esperaba verles a todos en el orfanato.

Tras algunos minutos caminando, llegué al orfanato. No quise darme la vuelta para comprobar si Elvie venía, lo di por hecho. Abrí la puerta y entré, pasé al comedor y saludé.

- Buenos días-.

Tras hablar con Dana me despido y le hago una señal a Kirtas y juntos nos marchamos a la carrera hacia el orfanato.