Partida Rol por web

| BARCO - ISLA |

Escuché con atención el pequeño informe por parte de Drum y Elvie. No parecía haber peligro, estaba completamente desierto, pero eso era precisamente lo que al joven Valpurgis le inquietaba. En cierta manera, a mí también me hacía sospechar, pero no podíamos sentir miedo ante una situación así después de habernos enfrentado a un ejército entero de encapuchados.

- Jairon, ¿crees que hay algún peligro? ¿Sabes si Victoria dejó parte de su ejército aquí?- le pregunté a Jairon, que se encontraba a mi lado. Quería adentrarme, sin dudarlo, pero la vida de todos aquellos muchachos dependían de mis actos, y no habíamos viajado con muchos refuerzos...

[Dragón]

El hada asiente a las palabras de la Reina de los Elfos, aunque es Drum quien realmente cumple sus órdenes. Todo era muy raro. Desde que habían salido de la Isla de Miles, había imaginado el momento de llegar aquí. Cuando empezó a ver tierra en el mar, Elvie empezó a prepararse para un posible ataque. Observaba concentrada a sus compañeros, esperando el momento para utilizar sus poderes. Pero allí no había pasado nada. Incluso haciendo el vuelo de reconocimiento había fruncido el ceño esperando encontrar una emboscada o algo parecido y preparándose para defender a Drum y a Rakkir. Pero no, una vez más, no había ocurrido nada.

Frustrada, pero sin perder la concentración ni relajarse, la pequeña hada espera órdenes de Farilynn para cumplirlas.

[Isla]

Nunca nada es tan evidente... aquí hay gato encerrado.  Si fuera por mí daría media vuelta ahora mismo, pero probablemente me quedaría solo.

"A ver que nos espera aquí... tiene mala pinta."

Me dediqué a observarlo todo mientras avanzábamos, lleno de desconfianza.

| Barco |

Escuché las palabras del joven y luego me quedé un momento pensativo.

-Cuando marchamos solo se quedó la anciana y los rehenes.-confirmé a la reina, seguro de mi mismo.-De todos modos Victoria no era estúpida, así que algo me dice que esa anciana no es tan indefensa como parece... Esto lo digo desde mi opinión y no desde el conocimiento, ya que no sé nada de esa mujer.

Algo en mi interior me decía que rescatar a los rehenes no sería del todo fácil...

| ISLA - CASTILLO |

Escuché con mucha atención las palabras de Jairon. Estaba inquieta. Era cierto que aquel silencio y aquella tranquilidad era excesiva para un lugar donde retenían a personas contra su voluntad... Aunque, por otra parte, si los rehenes querían abandonar el castillo no tenían muchas opciones, teniendo en cuenta que estaban rodeados de agua.

- Avanzaremos y nos enfrentaremos a lo que tenga que venir... No somos ningunos cobardes. Acabamos de ganar la guerra y ganaremos cuantas batallas nos queden por librar- anuncié, con fuerza en mis palabras.

Comencé a avanzar, esperando que los demás también lo hicieran.

- ¡Drum, Elvie! ¡Abrir la puerta!- les dije a los muchachos que volaban sobre el dragón-. Si tenemos complicaciones avisar a Miles-.

[ Castillo ]

Drum escuchó las órdenes y maniobró con su dragón hasta el patio del castillo.

Se acercó hasta la puerta por el lado de atrás, y comenzó a escuchar por si en realidad, era una verdadera emboscada.

Giró su cabeza hacia la hada que llevaba detrás, y le sonrió.

- Abre la puerta, Elvie, yo me quedaré aquí por si hay que luchar. -

Seguramente no sea nada.

Sin embargo, hay que estar atento a todo. Un castillo abandonado en el medio de la nada no parece algo fuera de lo común, pero conociendo al enemigo, en cualquier momento pueden aparecer de la nada y hacernos morder el polvo.

[Castillo]

Elvie asiente a las palabras de Drum, con una mirada decidida en su rostro que hace que frunca levemente el ceño y que se vea completamente adorable. De un salto y un par de movimientos de sus alas, se planta justo delante de la puerta y, unos aleteos más tarde, consigue llegar a la cerradura quedando sus pies a unos centímetros del suelo.

Sus pequeñas manitas se deslizan ágilmente por la cerradura, intentando abrirla.

| JUGADA MASTER |

Tras varios segundos intentándolo, Elvie consiguió abrir la cerradura y, a continuación, abrió las grandes puertas de roble. Farilynn y Jairon fueron los primeros en pasar. Seguidamente, los jóvenes luchadores. En un primer momento, pensaron que sufrirían una emboscada en cuanto pisaran el patio frontal del castillo, pero no fue así.

Sin embargo, cuando se dispusieron a subir las escaleras principales que llevaban a la puerta principal del castillo, vieron el rostro de la anciana pegado a una de las ventanas de la torre, de la que seguía saliendo una columna de humo. Fue en ese momento cuando dos dragones aparecieron de detras de dicha torre y se dispusieron a atacarles, lanzando llamaradas de fuego e intentando matarles con un zarpazo. Una de las bestias reparó en Drum y Rakkir, que se fue directamente hacia ellos, preparado para asestarle un buen golpe al jinete, Drum.

Farilynn fue la primera en reaccionar, que se puso delante de la pequeña hada Elvie para protegerla del fuego. La reina de los elfos creó una barrera de piedra que aguantó la impresionante llamarada que provenía del primer dragón. Éste volvió a remontar el vuelo, por encima de sus cabezas, y Farilynn hizo desaparecer el muro.

- ¡Jairon, tú sabes donde están los rehenes! ¡Búscales, quizá así tengamos más refuerzos y acabemos antes con ésto!- le pidió la reina de los elfos a Jairon. El hombre recordó que los retenían en la torre donde, precisamente, se encontraba esa anciana-. ¡Que te acompañe Fistandantilus, esa anciana puede resultar peligrosa!- añadió, sin dejar de mirar al cielo. La mano de Farilynn se dirigió con un fugaz movimiento hacia el brazo de Jairon y le dio un pequeño apretón. Solo apartó la mirada del dragón para mirarle a él y dirigirle una sonrisa de confianza. A continuación, volvió a concentrarse en el dragón.

La reina creó una flecha con magia y la lanzó hacia el cuerpo del dragón para mantenerlo distraído, para que no se percatara de lo que estaban a punto de hacer Jairon y Fistandantilus. Deberían entrar por la puerta principal y subir las escaleras hasta llegar a la torre. Farilynn y los demás distraerían a la bestia, aunque si primer tiro fue fallido. El dragón supo esquivar la flecha sin problemas.

Dana se percató de que Drum podía estar en apuros así que le cogió prestado a su hija el unicornio que siempre la acompañaba.

- Te lo devuelvo enseguida- fue lo único que dijo, y remontó el vuelo para salir en busca del dragón, pero éste ya estaba atacando a Drum y si acertaba el golpe, Dana no conseguiría llegar a tiempo.

 [castillo]

Era normal que Victoria dejase algo guardando su castillo claro, pero poco podía hacer Kantorias contra los dragones que serían inmunes a su propio aliento de fuego

"y las dichosas bestias no van a bajar a ponerse al alcance de mi hacha"

Así, tras un momento de duda, el enano salio tras Jairom y Fistandantilus para ayudarles en lo que hiciera falta

[Castillo]

Vale, Elvie se había dicho a sí misma que no volvería a dudar, pero... ¿Qué se supone que debía hacer ahora? ¿Dónde podría ser más útil? Desde luego, tenía que defender a sus amigos de las llamaradas de los dragones... Farilynn no podría hacerlo de nuevo si se dedicaba a atacar, que era lo que debía hacer.

Así pues, el hada se concentró en Drum, a quien el otro dragón parecía tener ganas... E intentó hacer aparecer una burbuja protectora alrededor de dragón y jinete. Estaban algo lejos, pero quería intentarlo. Quería ayudar. Cerrando los ojos se prepara para recibir el golpe que las llamas seguramente darían contra su barrera.

[ Castillo ]

Drum ya estaba un poco harto que siempre lo vengan a atacar a él.

Era de entender, ya que iba con un dragón enorme, sin embargo, la emboscada no lo pilló desprevenido.

Entre sus sentidos aguzados y los sentidos de Rakkir que lo ayudaron en el momento preciso, pudo detectar el ataque y actuar en consecuencia.

No dijo nada.

Ni siquiera se movió mucho de la montura.

Simplemente, levantó su espada, apuntando al enemigo y lanzó un rayo helado al mismo tiempo que Rakkir se sumaba al rayo de hielo con su llamarada.

|Castillo |

Escuché las palabras de la reina y asentí energicamente, mirando al viejo Fist, tan cambiado desde la ultima vez que le ví...
-Vamos, viejo compañero.-le dije, mirandole fijamente.-Hay gente a la que salvar.

Corrimos por al lado del dragon, que se encontraba distraido a causa de los ataques que recibía, mientras que el anciano y yo atravesabamos la puerta principal y subiamos las escaleras para llegar a la torre, sin saber muy bien que encontraríamos allí...

| Castillo |

El camino en barco se me hizo largo a causa de estar abordado en pensamientos... Una vez en nuestro destino ya no habia tiempo para pensar. Todo ocurrió bastante deprisa. Dos dragones aparecieron y mi madre dió ordenes de forma rápida y agil, para no entorpecer en ningun aspecto.

Observé como mi tio y Fist se marchaban y yo no podía dejar de pensar que allí no haría nada, que sería más util con ellos, ayudandolos.

No me interesó pasar desapercibido, así que corrí por donde ellos lo hicieron, dandome igual si mi madre me veía. Solo esperaba que entendiera que a Jairon le debía mucho y no permitiría que fuese a rescatar a gente acompañado solo de otra persona.

El dragón era inmenso cuando pasé justo a su lado... Solo esperaba que la anciana no nos tuviera preparado nada peor que aquello.

| JUGADA MASTER |

El grupo formado por Jairon y Fistandantilus fue creciendo cuando se unieron Kantorias y Falathar. La reina Farilynn se percató de ello e intentó detener a ambos muchachos, pero no lo logró. Como consecuencia de esa distracción, el dragón aprovechó para propinarle un zarpazo. Su primera intención fue dárselo en la cabeza o en el pecho, pero ella se protegió como pudo y únicamente salió despedida varios metros atrás. Su brazo derecho estaba malherido, probablemente roto. La reina se retorcía de dolor y esa era la prueba de que tenía una buena fractura.

A Dana no le hizo falta proteger a Drum, Elvie ya lo estaba haciendo por ella. Sin embargo, el joven no necesitó de mucha ayuda para superar al dragón. Aprovechando la burbuja protectora de Elvie y su propio ataque, consiguieron detener a la bestia. La espada de hielo atravesó sus rígidas escamas, lanzando un alarido. Dana aprovechó entonces para auxiliar a Farilynn, que se encontraba tirada en el suelo retorciéndose. Debido a eso, el único dragón que ya quedaba con vida había decidido acabar con la ficha más importante del tablero. La adivina se puso entre la bestia y Farilynn, cerró los ojos y se concentró, mientras el dragón iba a toda velocidad hacia ellas. Cada vez estaba más cerca y Dana no parecía crear ningún hechizo que le hiciera detenerse... Pero justo cuando parecía que iba a matarlas, apareció un muro de piedra idéntico al que había creado Farilynn momentos antes. La bestia no tuvo tiempo de reaccionar y se empotró contra la piedra. Cayó al suelo, mareado. Entonces la adivina hizo aparecer una espada que brilló con la luz del sol, suspendida en el aire, y atravesó el pecho de la bestia. Los dos dragones estaban ya aniquilados, en sus últimos segundos de vida...

Mientras tanto, el grupo formado por Jairon, Fistandantilus, Kantorias y Falathar llegó hasta la torre, donde se encontraron con una anciana sentada en un taburete de madera, delante de una cacerola que se calentaba con el fuego. El olor a caldo de carne invadía la estancia. Justo detrás de ella se alzaban unas nuevas escaleras que parecía custodiar ella misma. Al verles no dijo nada, simplemente los miró uno por uno y continuó haciendo su caldo, moviéndolo de vez en cuando con una cuchara de madera. Desde aquella torre podían escuchar el silencio que reinaba en el patio. Los dragones ya no lanzaban llamaradas ni se escuchaban gritos de Farilynn. La anciana también sabía que las dos bestias habían sido aniquiladas.

En el patio, Farilynn era consciente del peligro que podían correr los cuatro valientes que habían acudido a la torre. Se zafó de las manos de Dana y miró al resto, con el ceño fruncido.
- ¡Vamos, ir con ellos! Yo estoy bien, iré en cuanto me recupere... ¡Vamos!-.

| Conjunta Jairon & Falathar |

Jairon: Cuando llegué arriba, donde la anciana, ví que nos acompañaban Falathar y otro chico.
Me dispuse a decir algo, pero un grito de Farilynn hizo que me paralizara un momento. Todo pasó, los rugidos cesaron y Farilynn parecía estar bien.
-Señora, dejenos pasar y no habrá problemas.-le comencé a decir a la anciana, con voz suave, caminando hacia ella pero guardando las distancias.-Nos llevaremos los rehenes y nadie podrá evitarlo. Estoy seguro que lo sabe.-y yo estaba seguro de que aquella anciana no era la típica mujer débil y sin peligro...

Falathar: El grito de mi madre hizo que me girase y me asomase por las escaleras, viendola en el suelo y como ocurría lo demás bastante deprisa.
Todo pasó y mis compañeros empezaron a correr hacia arriba, para ayudarnos.

Cuando me giré Jairon acababa de hablar.
-Somos muchos y valientes.-comenté, sin miedo en mi voz.-Los dragones ya solo son cádaveres en la entrada.-saqué mi espada, desafiante.-No hemos ganado una guerra para que una "abuela" nos corte el paso.-nuestras miradas se cruzaron y le quise dar a entender con ella que estaba dispuesto a cortarle el cuello apesar de su presencia de mujer frágil y bondadosa.

[Sala de la anciana]

El ímpetu de aquellos jóvenes era admirable.  No obstante, aún tenían tanto que aprender...

Posé mis manos sobre sus hombros, procurando calmar los ánimos.

"La lengua es como una espada de doble filo terriblemente afilada.  No deberiais desenfundarla a menos que esteis dispuestos a asumir todo el daño que podéis haceros con ella.

Y no suele ser buena idea provocar a un poder que desconocéis, menos aún cuando está representado por la frágil imagen de un cuerpo envejecido, pues si hay algo que se deja entrever no es debilidad, sino la experiencia adquirida con el paso del tiempo.

Así que... - di un paso hacia adelante, interponiéndome delante de los chicos - me temo que nuestras cartas ya están sobre la mesa.  Ahora faltan las vuestras."

Agarré mi bastón con la mano izquierda, cruzándolo delante de mí, dejando libre la derecha para ejecutar cualquier sortilegio que pudiera ser necesario.

Todo pasó muy rápido y Shera no había tenido tiempo de reaccionar. Cuando quiso darse cuenta los dragones que les estaban atacando, ya estaban muertos y Farilyn les apremiaba para entrar al castillo.

Sin perder ni un instante la joven hechicera salio corriendo para adentrarse y encontrar a Jairon, Fist, Kantorias y Falathar

Elvie observa anonadada como los dragones caían de uno en uno. En un momento dado, asustada, se gira hacia Farylinn. Debía haberla protegido. Debía haberlo hecho. Pero no pasó por su cabeza hacerlo. Todavía tenía mucho que aprender si quería proteger a todos. Por suerte, Dana estaba más preparada que la pequeña hada y consigue detener al dragón.

Elvie suspira aliviada un momento antes de alzarse unos centímetros del suelo para echar a volar al interior de la torre, con todos los demás. Esta vez no fallaría. En cuanto viera algún movimiento extraño por parte de la anciana, haría aparecer la barrera alrededor de todos ellos.

Su ceño permanece fruncido durante todo el trayecto, con la mirada clavada al frente, concentrada.

| PATIO |

Los dragones fueron aniquilados y ya no había nada que hacer allí. Farilynn estaba gravemente herida en un brazo, probablemente roto. Todos se fueron de inmediato a la torre, acompañando a Jairon, Fistandantilus, Kantorias y Falathar. Nadie mejor que yo sabía las ganas que tenía de encontrar a mis padres, pero tampoco era buena idea dejar desprotegidas a Dana y Farilynn. Ambas, confiadas en que ya no existía ningún peligro excepto aquella anciana, se concentraban únicamente en el brazo de la reina de los elfos. Sin embargo, algo había que me escamaba... Algo me decía que no había acabado todo el peligro en aquel patio.

Por si acaso, preparé mi arco con una flecha cargada.

| JUGADA MASTER |

Todos comenzaron de inmediato a lanzar amenazas contra aquella anciana. El único que pareció algo sensato fue Fistandantilus, que avisó de la importancia de no subestimar al enemigo que tenías delante, por muy viejo y deteriorado que fuera. La fuerza residía en la magia, principalmente, y una persona tan débil como aquella anciana aparentaba ser podía convertirse en la mujer más fuerte de la Tierra Media. La mujer sonrió, sin apartar la mirada de su caldo.

- La sabiduría es un don que no todos poseen- empezó a decir, removiendo el contenido de la cacerola con su cucharón de madera-. Es lo más valioso que uno puede tener. Sin ella seríamos insensatos, tropezando continuamente en la misma piedra y cometiendo los mismos errores una y otra vez... El paso de los años, a pesar de que te han pasado factura físicamente, han enriquecido tu inteligencia y sabiduría, Fistandantilus- añadió, pronunciando su nombre.

Aquella fue una señal que podían significar dos cosas: o que conocía a Fist o que realmente era muy poderosa y podía saber cualquier cosa de los allí presentes.

- Veo muchos lazos familiares entre los que habéis venido a visitarme... Jairon, el que primero fue desterrado y después condenado, para ser absuelto tantos años después. Una historia impresionante, la verdad, teniendo en cuenta que está en la misma habitación que su sobrino... El hijo del hermano que asesinaron. Falathar, el asesino sigue vivo, y yo puedo decirte quién es... Puedo ver el pasado, el presente y el futuro- comentó la anciana, mirando directamente a los ojos del muchacho. Con la cuchara dio un sorbo al caldo y sonrió-. Ven, muchacho, acércate y te contaré todo lo que quieras saber... Tienes un futuro prometedor, príncipe de los elfos-.