Partida Rol por web

| JUGADA MASTER |

Las horas pasaron y los elfos se encargaron de que todos estuvieran completamente curados. Mediante infusiones y remedios naturales, los muchachos fueron recuperándose. Las heridas aún no habían empezado a cicatrizar, pero al menos su resistencia física ya era la normal. Podían caminar sin sufrir desmayo o mareos.

Jairon y Farilynn aún se encontraban manteniendo una larga conversación, aunque la reina de los elfos no dejaba de preocuparse por Falathar. Éste ya parecía estar en perfecto estado de salud y le pidió que se acercara con un movimiento de la mano. Cuando lo hiciera, la reina de los elfos le presentaría a aquel hombre.
- Falathar... Sé que es mucha información para asimilar en tan poco tiempo, pero él nos ha ayudado a ganar la guerra. Se llama Jairon y es tu tío- anunció Farilynn-. Fue un aprendiz como tú, ¿sabes?-.
El águila seguía sobrevolando los cielos, adoptando ya su tamaño original. Siempre volaba haciendo círculos sobre la cabeza de Falathar, a una altura considerable desde la que no le perdía de vista.

Alynna se acercó inmediatamente a Dana y la abrazó, arrodillándose en el suelo a su lado. Se fundieron en un largo abrazo y lloraron juntas la muerte de Nacilë, que seguía tendida sobre la hierba. Después se unió Fistandantilus y, al cabo de unos minutos, Dana ya se había desahogado lo suficiente como para ser fuerte y ofrecer a su hermana un funeral justo y honorable.
- Me alegro de que gran parte de la familia haya salido ilesa- dijo la adivina, sonriéndole a Alynna-. Estoy orgullosa de ti, hija. Siento haberte robado el unicornio... Pero Falathar y yo necesitábamos un medio de transporte para los dos, cuando fuimos a buscar a Farilynn-.
- No te preocupes, madre... Ha sido de utilidad y estoy muy contenta de que os llevara hasta vuestro destino- contestó Alynna.

Miles abrazó a su sobrina Naty y, a continuación, ésta marchó rápidamente para abrazar a Elvie, Kantorias, Hiro, Drum, Lëilyn y, finalmente, a Shera.
- Me alegro de que estéis bien. Gracias por vuestra ayuda. Habéis estado magistrales. ¡Ya sóis guerreros con una experiencia que contar a vuestros futuros hijos!- dijo la joven, separándose de Shera, la última a la que había abrazado-. Miles os recompensará por vuestro apoyo. Espero que vuestros padres estén bien, me han contado que están prisioneros. Los soldados están ya preparando el barco con el que vinisteis, para viajar de inmediato al escondite que utilizaba Victoria- le dijo a Drum y Lëilyn.

Segundos después, el barco-castillo emergió de las aguas e hizo su aparición en el muelle, esperando para recibir a los tripulantes y preparado para hacer el que podía ser su último viaje.

 Shera sonrió a Naty . Gracias a vosotros por sanar nuestras heridas. Ya me siento mucho mejor. Seguidamente apareció el barco-castillo. Shera seguia sorprendiendose por la magnificencia de aquella creación. Se giro a sus compañeros. Venga chicos, parece que nuestra viaje continúa.

| ISLA - BARCO |

Sonreí a los elfos que habían estando curándonos. Gracias a ellos íbamos a poder viajar para rescatar a los rehenes, entre ellos mis padres. Abracé al que estuvo conmigo todo el tiempo.

- Muchas gracias, a todos... Sin vosotros estaríamos muertos- dije, con una amplia sonrisa. Después me despedí de Naty y Miles, haciendo una pequeña reverencia-. No debéis darnos las gracias, nosotros somos los que estaremos eternamente agradecidos. Hemos aprendido mucho con vosotros y eso nos ayudará a crecernos como guerreros. Hasta siempre-.

Me di media vuelta y subí al barco.

| ISLA - BARCO |

Me despedí de mi buena amiga Naty y de Miles.

- Bueno... Me alegro de haberos conocido. Me encantaría que nos volviéramos a ver, en otras circunstancias mejores... Que no siempre tengamos que vernos cuando hayan problemas. Estáis invitados a nuestra casa siempre que queráis venir. Te echaré de menos, Naty- le dije, dándole un fuerte abrazo y, seguidamente, me dirigí hacia el barco.

Mis padres estaban despidiéndose también, como el resto. Había sido una buena victoria, algo que jamás hubiéramos imaginado. Los espectros se habían esfumado, según Farilynn y mi madre, a sus respectivos hogares. Era extraño, pues yo tenía entendido que los espectros no podían volver a ser humanos, pero quizá dependería también de la maldición aplicada.

Me quedé en cubierta, saludando desde allí.

 [Isla-barco]

El enano carraspeo un poco tras ser abrazado, era un poco embarazoso, pero afortunadamente fue breve.

Ahora su herida había curado bien, aunque seguía doliéndole a ratos, y se la estaba frotando por encima de la ropa cuando apareció el barco

-o no, otra vez en ese cascarón- miro con disgusto el barco-castillo pero tras dudar un momento se dirigio a el y subió a bordo

-espero que sea la última vez que subo en esta cosa-

[ Isla - Barco ]

El mero hecho de que podría ver a mis padres con vida otra vez, ya me alegraba el alma. Sin embargo, Drum no deseaba cantar victoria todavía, no sin antes tener la certeza que los vería bien y sanos y salvos.

Está claro que cuando hablaba de ver, era en sentido figurado.

- Yo, en mi caso, iré volando. - Dijo Drum. - ¿Elvie, quieres montar aquí detrás? -

| ISLA - BARCO |

Escuché las palabras pronunciadas por Drum y asentí con la cabeza.

- Si vas a ir volando, no nos pierdas de vista. Ves volando siempre por encima de nosotros, nunca avances más, por favor- le pedí, dedicándole una sonrisa. Estaba informada gracias a Dana de que él y Lëilyn eran los hijos de dos muchachos valientes que ya nos ayudaron una vez, Hëndel y Sirius. Me volví de nuevo hacia Jairon y Falathar, que seguía impactado por los acontecimientos y por las noticias que iba recibiendo-. Puedes volar si quieres en el águila, aunque si no lo haces vendrá de todos modos, lo sé... Nunca me abandonó y no creo que lo haga contigo ahora. Jairon, debes llevarnos hasta ese lugar donde están retenidas las víctimas de ésta guerra- le dije al joven, que ya no era ningún niño.

[Isla]

Elvie sonrió con ternura a Naty por el abrazo. Siempre le habían gustado las muestras de afecto, aunque pocas veces las recibiera desde el asesinato de sus padres. Quizá porque ella misma no se atrevía tampoco a iniciarlas.

La pequeña hada se despide con la mano de los que se quedan en la isla, en un gesto tan infantil y adorable como lo es su imagen, ahora ya tranquila y limpia, sin el estrés de la batalla a su alrededor. Sin embargo, aquel estrés había conseguido que ella fuera un poco más fuerte. Elvie lo sabía, lo sentía por la forma en que su sangre había latido por sus venas haciéndola reaccionar cuando su cuerpo se había negado. Y estaba contenta y orgullosa por ello. Había podido ayudar. Todavía tenía mucho que aprender... pero ya no volvería a quedarse paralizada ante la espectativa de una batalla, pues ya habían conseguido ganar dos. Aunque la de ahora quizá fuera la más importante.

De reojo, mira a Drum y Lëylin. Ambos iban a encontrar a sus padres. Y Elvie estaba decidida a ayudarlos a conseguirlo. El hada no volvería a ver a sus padres... pero no le deseaba aquel mal a nadie. Y mucho menos a sus amigos, que habían sido como hermanos durante los años en el orfanato y cuyo vínculo se había estrechado tanto las últimas horas.

Sus inocentes y enormes ojos hacen una rápida pasada por los demás, sonriendo cada vez que se encuentra con la mirada de alguno de sus compañeros. Estaba contenta de que todos estuvieran bien. Y así seguirían si conseguía mejorar sus habilidades.

Un suave empujoncito a su espalda saca a Elvie de sus pensamientos y la acerca un paso a Drum, que la mira esperando la respuesta a una pregunta que no ha llegado a escuchar. Se esfuerzas por intentar recuperarla en su memoria y su sonrisa se amplia, emocionada. Sin embargo, dudosa, se gira en redondo hacia su espalda, donde el unicornio que la había dado un suave empujón, vuelve a repetir el gesto, invitándola a irse junto al mago.

Elvie levanta la mano y el pequeño y mágico corcel baja la cabeza para apoyar su morro en la pequeña palma.

- Vale, pero pórtate bien. No hagas tonterías que te estaré vigilando desde arriba, ¿vale?

Mostrando conformidad, el sagrado animal asiente con la cabeza, y Elvie, satisfecha, vuelve a girarse hacia Drum. Ella sabía volar. Lo había hecho pocas veces desde el fatídico día pero sabía volar. Sin embargo, nunca habría podido hacerlo a la altura que lo haría el enorme dragón. De hecho, ahora que lo miraba un poco más de cerca... le daba hasta un poquito de miedo.

Tragando saliva, levanta la mano para agarrarse a la manga de Drum, como había hecho otras veces, dando a entender que sí que iba a ir con él... pero prefería no quedar al alcance del dragón, al menos hasta conocerlo mejor.

La emoción de poder volar en un dragón era uno de los motivos por los que había querido acompañar a Drum. Pero había otro más. Si algo pasaba durante el viaje... desde el aire podría proteger mejor al barco entero. Y es que algo había cambiado en la inocente e ingenua mente del hada... Algo había hecho que empezara a preocuparse por la seguridad de todos en todo momento.

| Barco-Castillo |

Aquel espectro mi tio... No paraba de enterarme de cosas, venian una tras otra sin previo aviso y yo cada vez más trastornado.
Miré a Jairon, mi tio, y era aún un joven.

-Mi padre era tu hermano.-entonces no pude evitar sentir un poco de envidia, ya que el le habia conocido, visto, hablado, sentido... Me giré hacia mi madre, aún con expresión confusa.-Iré con vosotros.-dije simplemente, mientras subía al barco, arrastrando los pies y con la cabeza repleta de pensamientos. Apenas pensaba en la batalla que acababamos de presenciar. Aquello ya era algo pasado y sin importancia...

| Isla - Barco |

El cambio fué rápido e indoloro. Mientra sucedia algo me decía que aquello no debía ocurrir, que aún tenia que pagar por lo que hice, pero por otra parte la felicidad me abordaba.

Una vez terminada la transformación lo primero que hice fué mirar mis manos, calientes. ¡Calientes! ¡Habia sangre en mis venas! Miré a Farilynn con una amplia sonrisa en el rostro, la cual desapareció cuando Falathar me habló. La culpa volvió a mi, haciendome olvidar mi cuerpo, ya que solo era un caparazon tras un alma que merecía pudrirse en aquel infierno del que salí.

-Tu padre era un gran hombre...-dije casi en un susurro, mientras observaba como se marchaba hacia el barco, hundido en sus pensamientos.

Cojí a Farilynn del brazo, notando el tacto de su piel. Aquella sensación era muy agradable, tanto que no la solté por un buen rato.
-Gracias, Farilynn.-la sonrisa que tenía hace instantes seguía desaparecida.-Te agradezco mucho esto, apesar de los pesares.-miré como Falathar se sentaba en la parte de delante del barco, solo.-Es igual que él...-dije, volviendo la mirada a la reina de los elfos.-Será un gran rey, no cabe duda.

| ISLA - BARCO |

Le sonreí a Jairon, aunque con cierta dificultad. Habían sido tiempos muy difíciles, lo había pasado realmente mal en aquella isla, totalmente sola... Pero por fin todo había terminado. Falathar parecía estar realmente muy confuso con los últimos acontecimientos. No era fácil enterarse en tan poco tiempo de que tu madre vive, es reina de los elfos, tu padre murió asesinado y que un espectro era su tío... Nunca debería saber que en realidad fue Jairon el que lo asesinó. Falathar ya tenía demasiada información en su cabeza como para añadir aquel dato.

Cuando Jairon me cogió del brazo sentí un cosquilleo. Nadie había rozado mi piel en años, excepto Falathar, pero era mi hijo. Le cogí de la mano y le dediqué una sonrisa.

- No tienes que darme las gracias... No es justo que pagues eternamente por algo que te obligaron a hacer. Sabían que si te comunicaban que Walgior era tu hermano, no lo habrías matado, y querían quitárselo del medio sin tener que mancharse las manos. Tú fuiste el cabeza de turco- le dije, intentando animarle-. Te he odiado durante muchos años y sólo me ha servido para desquiciarme más. Ahora que conozco la verdad, quiero que no te separes de mí...- murmuré, mirando después a Falathar-. Es idéntico... El mismo carácter, la misma necesidad de estar solo, y luego el físico... Me alegro de que se parezca tanto a él, es como tener un pedacito suyo aquí conmigo. Será un magnífico rey-.

| JUGADA MASTER |

Miles se despidió de Farilynn, dándole dos besos en la mejilla. Cuando los últimos tripulantes subieron al barco-castillo, éste no tardó en sumergirse. De repente todos notaron que la gravedad seguía siendo la misma que estando en tierra firme, que podían respirar sin ninguna dificultad, que podían caminar por cubierta sin miedo a quedarse flotando y que podían hablar sin que su voz sonara distorsionada.

La conversación entre Farilynn y Jairon se prolongó durante unos minutos más, en el despacho de la reina de los elfos. Todo allí estaba intacto y polvoriento. Los últimos pergaminos escritos por la elfa seguían sobre el escritorio, nadie había querido tocarlos. No pasaba lo mismo con el escritorio. Los cajones estaban revueltos, seguramente lo hicieron buscando alguna nota que les diera una pista sobre su paradero. Se sentó en el sillón que quedaba al lado de la ventana e invitó a Jairon, para que se sentara en el que estaba cerca suyo. Farilynn echó un vistazo a los pergaminos y en algunos de ellos aparecían los preparativos de la coronación de Walgior. La reina de los elfos se levantó de nuevo y los dejó sobre el escritorio, quedándose pensativa y melancólica al mismo tiempo. Apoyó los puños en la madera y escondió su cabeza entre los brazos, agachándola. Aquel día estaba tan concentrada en los preparativos de la boda y la coronación que no reforzó la defensa que acompañaba a Walgior. Se maltrataría eternamente por ese error. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, lentamente.

Mientras tanto, en cubierta, Dana se acercó a Falathar y se sentó a su lado, rodeándole con un brazo por encima de los hombros.

- Mucha información junta, ¿eh?- le preguntó la adivina, que tenía algunos arañazos en el rostro-. Tómatelo con calma... Para tu madre también ha sido muy complicado, incluso para tu tío Jairon. Los dos han sufrido hasta límites que jamás podrías imaginar. Tuviste suerte de que Farilynn gastara su energía mágica para salvarte únicamente a ti. Estaba tan débil que solo podía lanzar un hechizo y con él te protegió... Te encontré de casualidad, buscándola precisamente a ella y gracias a eso tenías comida todos los días y un sitio cálido donde descansar- le empezó a explicar la mujer, mirando hacia el frente, viendo las criaturas marinas que pasaban cerca del barco-. Tu tío recibió una condena y ha estado todos éstos años en el infierno, luchando contra lo que era... Y tu madre... Creo que nadie ha sufrido más que ella. Luchó contra todos por el amor de tu padre, por estar juntos... Incluso se enfrentó a tu abuela, al Consejo Élfico, a todos. Se arriesgó a perder el trono, pero únicamente quería estar con Walgior... El día que lo asesinaron fue cuando recibió la noticia del embarazo de Farilynn y ella quedó desolada. Pasar tantos años aislada en una isla, sin prácticamente nada que llevarte a la boca, alimentándote solo de recuerdos... Debe ser realmente duro- añadió, dejando que Falathar asimilara todas sus palabras.

Drum y Elvie iban volando sobre Rakkir y desde allí tenían unas vistas estupendas. Las tormentas habían cesado en los alrededores y el cielo estaba completamente despejado. El sol brillaba y los pájaros cantaban alegres. La paz había regresado a la Tierra Media y se palpaba en el ambiente.
Si descendían su mirada, se encontrarían con la silueta del barco bajo el mar. Se veía emborronada, distorsionada, pero sabían perfectamente que volaban sobre ellos.
El viento venía cálido, ya había dejado de hacer frío y eso hizo que el viaje en el dragón se hiciera mucho más agradable de lo esperado.

| BARCO |

Cuando por fin el barco puso rumbo hacia el escondite de Victoria, sentí un escalofrío por todo mi cuerpo. La próxima vez que embarcáramos, lo haríamos con mis padres, y eso me producía una felicidad infinita. El que no parecía sentirse muy feliz era Falathar. Mantenía una conversación con Dana... Había sido una sorpresa enorme saber que era príncipe de los elfos.

Miré hacia arriba y a través del agua vi a Drum, montado sobre Rakkir con Elvie. Sonreí. Me gustaba la pareja que hacían y cómo se complementaban. Eran uno solo...

Caminé por la cubierta hasta encontrarme con Shera y me detuve ante ella.

- ¿Qué tal? ¡Menudo día! ¿No te sientes rara al saber que has colaborado para que la Tierra Media tenga por fin su libertad?- le pregunté, llena de orgullo.

 [barco]

Kantorias ha entrado en el barco y se ha buscado un sitio cómodo y tranquilo en el que esperar el final del viaje sin tener que ver el mar sobre su cabeza

Se pasa una mano por el estomago sintiendo una punzada de dolor de la herida a medio curar

"bueno, esto ha acabado, acabaremos con los pocos guardias que no hayan huido al saber de la muerte de Victoria y ya esta, todos felices junto a sus familias"

Suspira recordando con tristeza a sus padres, pero no hay nada que hacer "¿tal vez cuando esto acabe habrá una herreria como la suya?" puede ser el momento de pensar en un futuro sin guerra

Por fin se pusieron en marcha y montaron todos, o casi todos, en el barco. Cuando se sumergió, Shera volvió a quedarse embobada viendo las maravillas submarinas cuando una voz la saca de su estado contemplativo. La dulce Lëylin estaba a su lado. Shera le sonrió. Si, es fantástico saber que has formado parte de un hecho tan grande, dice la chica solemnemente. Aunque es un trabajo peligroso y parece que todavía no hemos terminado... de todas formas estoy preparada para lo que está por llegar. Le guiña un ojo y trata de ocultar una mezcla de melancolía y algo de envidia. Había oído que los padres de Lëylin y su hermano Drum seguían vivos, de echo ahora ivan a donde Victoria los tenía escondidos. Los de Shera, por contra, estaban muertos. Cuando todo esto acabe, podrás reunirte con tu familia. ¡Qué suerte! Le dice con una amplia sonrisa, tratando de animar a la muchacha...

| BARCO |

Sonreí, feliz. Sí, iba a encontrar a mis padres y podría estar con ellos hasta que sus corazones dejaran de latir, pero sentía cierta pena por mis compañeros huérfanos. Ellos nunca encontrarían a sus padres, no tendrían la misma suerte que Drum y yo.

- Bueno... Realmente Dana y Fistandantilus han sido como nuestros padres durante todos éstos años, ¿no? Estoy segura de que podrás quedarte con ellos, como el resto de nuestros compañeros... Además, no creo que mi familia y yo nos vayamos muy lejos de Dana- le dije, con una sonrisa en los labios-. Espero que no quede mucho del viaje... Estoy ansiosa por llegar-.

| JUGADA MASTER |

El barco seguía atravesando silenciosamente las aguas mientras que Drum y Elvie seguían sobrevolando sus cabezas montados en Rakkir, que ahora era su dragón. Las ansias de Lëilyn y su hermano iban en aumento sabiendo que se acercaban cada vez más al paradero de sus padres. Siempre habían soñado con aquel día y no podían creer que ese sueño estuviera a punto de cumplirse. No sabían lo que se encontrarían al llegar, tampoco lo sabían Farilynn o Dana. ¿Habría dejado Victoria refuerzos en el escondite por si fallaban en la batalla o, en cambio, lo habría arriesgado todo acudiendo a la isla de Miles?

No tardarían mucho en descubrirlo. Mediante las indicaciones de Jairon, el barco puso rumbo hacia una pequeña isla con un castillo central. Cualquiera que se encontrara en cubierta podría ver como se alzaba la tierra sobre sus cabezas. Drum y Elvie tenían una vista privilegiada y vieron que de algunas torres salía humo. No era una nube demasiado importante, parecía como si alguien estuviera cocinando con fuego.

El barco subió a la superficie y, con gran sorpresa, se dieron cuenta de que ningún arquero les atacaba. Tampoco al dragón y sus acompañantes. Atracaron en el muelle de madera y todos comenzaron a descender por la pasarela. Cuando tocaron tierra firme, nadie intentó atacarles ni nadie les interrogó. Aquella isla insignificante parecía desierta.

Se acercaron al castillo con Farilynn, recuperada totalmente de su ataque melancólico en el camarote, liderando el grupo. Dana y Fistandantilus la seguían muy de cerca. Jairon iba al lado de la reina de los elfos, a petición de ella. Sería su guía.

El sol hacía brillar las plantas que parecían ir creciendo poco a poco en aquella isla. Seguramente, tras años de maldad, en aquellas tierras no habría crecido o vivido ningún ser vivo que no fueran los secuaces de Victoria. Con el bien reinando y el sol alumbrando hasta el rincón más oscuro, la vida volvía a los lugares más siniestros. La puerta del castillo se encontraba cerrada y no parecía haber nadie custodiándola. Ningún guardia salió a recibirles.

- ¡Drum, Elvie! ¡Echar un vistazo rápido por si hubiera alguien dentro! ¡Si lo véis todo tan desierto como se ve desde aquí fuera, abrir la puerta!- gritó Farilynn, mirando al cielo para entregarle el mensaje a los dos jóvenes.

Si Drum y Elvie obedecían la petición de la reina de los elfos, cuando sobrevolaran el castillo, se encontrarían sin ninguna actividad. A través de las ventanas no se veía absolutamente nada. Sin embargo, en la torre de la que salía aquella fina columna de humo, podía verse por el ventanal a una mujer muy anciana cocinando algo en una cacerola. Con una cuchara de madera removía el contenido y de vez en cuando echaba una ojeada, seguramente para comprobar que no se le quemara. La mujer tenía el cabello completamente blanco y la cara llena de arrugas. Vestía un traje marrón que le cubría los brazos y las piernas.

[Isla?]

"los secuaces de Victoria han huido"

Kantorias lo tenia muy claro, llevaba relajadamente el hacha de batalla apoyada en el hombro sin esperar problemas

"los esclavos seguirán encadenados en algún sitio o algo asi, está guerra ya ha acabado"

[ Dragón sobre el barco ]

Drum apuró a su dragón para realizar una pasada sobre la isla y echar un vistazo por allí. Sin embargo, lo único que vio gracias a los ojos de su dragón, fue una anciana en una de las torres, cocinando algo en una gran cacerola.

¿Estaba desierta la isla?

Rakkir no daba signos de peligro, aún así, Drum estaba con la mosca detrás de la oreja.

¿Y si todo era una trampa?

Regresó volando hasta ponerse encima del barco y gritó desde el aire.

- ¡Allí no hay nadie! Simplemente pude notar una anciana en una de las torres. - Gritó. - Puede ser una emboscada con todas las letras, Reina. -