Partida Rol por web

Voy a acercarme un poco mas para ver cuantos son. Esperad aquí. - Digo en voz baja, como si ese orco pudiese llegar a escucharme a pesar de la larga distancia que nos separa. Dejo la mochila a los pies del pino para aligerar peso, llevando conmigo el arco y un carcaj(*). - Vuelvo en unos minutos.

Acto seguido y con la confianza que me ofrece moverme por un terreno que conozco desde que aprendí a andar, me alejo rauda y sigilosa de mis compañeras.

Dimma se marcha sin dejaros mucho tiempo a rebatirla. A su favor hay que decir que se sabe mover muy bien por las montañas y que la perdeis de vista mas pronto de lo que esperabais.

Por suerte caminas con pies entrenados y veteranos en el terreno, lo que te permite llegar mas cerca de la torre en un tiempo que podría llamarse record. Sin embargo, la torre estaba lejos y tardas unos buenos 20 minutos en llegar mas cerca.

A un centenar de metros puedes ver mucho mejor la torre, los cuerpos colgando. Las cabezas en picas, los cuerpos cortados, desventrados, tripas, moscas y podredumbre en general sin importar la edad o el genero de la victima. Un panorama muy dantesco ... y típico de los orcos.

A un lado de la torre hay restos de maderas, ruedas y el armazón esquelético de lo que deberían haber sido caballos y que ahora estan siendo roido por un huargo sucio y apestoso. Parece que los orcos han estado desvalijando cada uno de los carruajes asaltados y usando su madera para fortificar la torre o usarla para su chimenea.

Alrededor de la torre hay un muro de madera, lanzas y pinchos a prueba de ello.

A nivel del suelo hay un viejo establo maltrecho por el tiempo donde hay paja nueva, donde probablemente duerme el huargo. La torre en si debe tener unos 3 niveles de piedra dura, con paredes anchas y suficiente espacio para 20 personas.

En la parte superior, hay un ultimo piso de madera, algo mas pequeño pues hay un corredor a su alrededor que patrulla un orco mientras observa el paso de mas abajo en la montaña. Encima del piso de madera, el tejado nevado de afilado angulo para evitar la acumulación excesiva de nieve.

El hedor que desprende el lugar es bastante apabullante.

¡Jo-der!. Tardo unos segundos en asegurarme que lo que ven mis ojos es real y justo en ese instante, una potente arcada amenaza con devolver al suelo la manzana que he comido a media mañana. Retrocedo varios metros. Aterrada de repente por la idea de un cambio de viento que pudiera arrastra mi olor hacia el hocico de ese huargo. Joder. Putos monstros.

Deshago mis pasos para volver con mis compañeras. Olvidándome por un instante de intentar saber mas de esos orcos. Tengo que avisar a la caravana. Me digo a mi misma. Convencida de que esta puede ser una justificación excelente para alejarme de aquí de inmediato.

La noche pasó tranquila y sin sobresaltos para Crystal. Solo cuando los frio copos de nieve se posaron suavemente sobre su mejilla, Crystal reaccionó abriendo los ojos como platos y teniendo que taparse la boca con ambas manos. La breve e inaudible risilla de la jovencita fue lo único que alteró su sueño y enseguida se volvió a dormir con una sonrisa pintada en los labios.

Se levantó sin remolonear para acuclillarse enseguida para dar gracias a Helm por haber sobrevivido a aquella noche. Azuzada por las prisas de sus compañeras, particularmente por la severisima Dimma, Crystal recoge y se equipa en un tiempo record.

La jovencita marchaba con sus compañeras, haciendo aspavientos con su vaho y con la nieve del camino, ajena al desgradable encuentro de la noche anterior, olvidado en lo más profundo de su caotica mente. La aparción de la ominosa torre negra atrajo su atención de inmediato, llenandola de jubilo.

- ¡¡Allí!! ¡Alli! ¡¡Una torre!!- Llamaba, mientras señalaba con su fino indice a la torre.-¡Seguro que hay una princesa encadenada por su larga melena dorada! ¡¡O un mago con barbas blancas hasta los pies!! ¡¡ O... O... O...!!

Sin embargo, la voz de Crystal se fue apagando poco a poco, mientras se le abría la boca al darse cuenta de que los extraños penachos que festoneaban los arboles eran, en realidad, cadaveres ahorcados.

La barbilla de la joven empezó a temblar, mientras unos lagrimones se deslizaban por sus mejillas. Lentamente, con severa determinación, la joven asintió, mostrando su acuerdo con las feroces palabras de Aidelail. Desenvainó sus armas, espada en una y hacha arrojadiza en la otra, lista para entrar en combate, mientras apretaba los dientes con fuerza y secaba sus lagrimas.

Aguardais pacientemente a la vuelta de Dimma. Pasada media hora empezáis a incomodaros ... pero la torre estaba realmente lejos, con lo que aguantais. 

Finalmente pasados unos 10 o 20 minutos más, aparece entre las piedras con el rostro aún demasiado pálido y expresión descompuesta. Cualquiera diria que ha visto el fantasma del pasado.

Crystal se relajó poco a poco, a medida que el tiempo pasaba y nada ni nadie se les echaba encima, aullando de furia y babeando. De hecho, con renuente lentitud, la jovencita bajó los brazos y enfundó sus armas. Y empezó a cruzar las piernas y a dar pequeños saltitos.

Con los mofletes hinchados y resoplando, Crystal removió la nieve con los pies, tratando de evitar pensar en que se orinaba.

Por suerte, la aparición de Dimma consiguió distraer a la rubia. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que algo horrible habia pasado.

- ¡¿Dimma?! ¡¿Qué ha pasado?! ¡¿Hay alguien en la torre?! ¡¿Estas bien?!- Inquirió atropelladamente mientras se acercaba a ella pisoteando el barro.

La caminata a los días sucesivos al encuentro con el gohul pasan tranquilos, pero son totalmente agotadores. Dimma trata de buscar los caminos más fáciles para que nos movamos rápidamente, pero así mismo me cuesta horrores seguirle el ritmo. 

Al ver la torre desde lejos mi corazón palpita con fuerza, imaginándome una buena comida caliente, una hoguera y poder dormir tranquila y sin tiritar por las noches por el frío de la nieve, mas quedo con la boca abierta al comenzar a ver los cuerpos colgados en las alturas. Mi cara empalidece más de lo debido y aquel tono cobrizo característico desaparece momentáneamente. 

Dimma comienza a explorar y se toma un tiempo para hacerlo, al volver veo que su cara es de descompostura. O había comido algo que le cayó mal la noche anterior, o ha visto algo que quiero creer el resto de nosotras va a querer evitar.

Me acerco a la exploradora, le agarro del brazo para ayudarla y le digo - Sentada... - para que baje y pueda recuperar el aliento y el alma que parece haber abandonado su cuerpo momentáneamente. 

El camino de regreso me va bien para aserenar el espíritu, tranquilizarme. A medida que pongo metros entre mis pies y esa torre vuelvo a recuperar el pulso de mis dedos. Sin embargo algo ha quedado en mi cara, porque nada mas llegar todas saben que algo no va bien.

Con un meneo de mano rechazo la sobre-preocupación, mas por orgullo que por necesidad. - Estoy bien, joder. Estoy bien. ... Tenemos que avisar a la caravana. - Advierto dando un par de vueltas como si mis pies quisieran seguir andando.

Eso es una torre de vigía que permite controlar todo lo que pasa por el valle. Pero ha sido asaltada por orcos y han matado a todos. Sin excepciones. Hay muertos por todas partes y apesta a muerte desde 100 metros. No he visto cuantos son pero hay al menos un huargo. Tenemos que avisar a la caravana. En cuando les vean les van a crujir.

Crystal ayudó a Lòlindir con Dimma, no haciendo demasiado caso a las protestas de Dimma hasta que hubo comprobado que estaba bien. La furia y la frustración que dejarón traslucir las palabras de la pelirroja guerrra hicierón que Crystal se llevasé las manos a la boca, asintiendo.

- ¿¡ Y como les avisamos?! ¡¿Quereís que vuelva corriendo?! ¡Si no me detengo a dormir, seguro que les aviso enseguida!- Repentinamente, Crystal se calló y bajó la vista, avergonzada.- Pero antes tendria que ir a hacer pipí...

La joven rubita las miraba con aire azorado pero tambien determinado a ayudar a su grupo y a sus amialiados.

Aidelail escucha las noticias de Dima con aprensión. Siente deseos de avisar a todos los asentamientos de los alrededores, susceptibles de ser atacados por los orcos. Siente deseos de volver a Silverymoon y urgirles a enviar un destacamento a asaltar la torre... y aún le parece que tomaría demasiado tiempo, así que siente deseos de reunirse con los enanos y "purgar" junto a ellos el mal de la torre... pero no sería sensato. Verían llegar a los enanos desde lejos con lo lentos que son y las ruidosas armaduras que visten. Suspira frustrada y se autoimpone serenidad y paciencia. 

Al menos podrían advertir a los enanos que, dada su lentitud, serían presa fácil de los orcos.

-Creo que lo más urgente es avisar a los enanos. Después volver a Silverymoon a dar la alarma. Aunque, si hay suerte, quizá los enanos tengan aliados por aquí y, con ellos, podamos dar a los Orcos su merecido.

No, no, no ... No me habéis entendido. - Sigo hablando, andando de un lado a otro como se tuviese prisa para ir a algún lugar. - Retrocedemos toda, o yo para ir mas rápido, unas millas atrás. Allí dejo unas advertencias que los enanos espero que vean. Luego volvemos y vemos que hacemos con esa torre. Podríamos hostigarla y mermarla. Allanando el camino para los enanos.

Crystal volvió a ser consciente de los mucho que le dolía la vejiga y de las ganas que tenia de buscar un lugar tranquilo. Y se removió inquieta, mientras lanzaba una mirada por encima del hombro a la ominosa torre. Sus ojos bajaron hacia los cuerpos que colgaban mecidos por el viento.

- Si tenemos tiempo, podemos ir a echarles de esa torre.- Anunció, apretando los dientes.- ¡¡Que no es suya!! ¡Y, aunque avisemos a la señora enana y a sus aliados, otra gente puede encontrarse en apuros hasta que los orcos se vayan.!

La rubia se golpeó la palma contra el puño para darle enfasis a su perorata, pero enseguida se arrepintió de ello. Un subito rubor arreboló sus mejillas.

- ¡Tengo que ir... detras de un arbol, por favor!

¡Tengo que ir... detras de un arbol, por favor!

Pues ve. - Respondo sin mirarla, centrando mi atención en las otras dos.

-No hay nada que me gustase más que hostigar a los orcos de la torre, por ejemplo, emboscando a aquellos que se alejasen de la torre en solitario. Pero Dimma, sólo tú sabes moverte en sigilo. Quizá Lólindir también sepa. Pero yo arruinaría cualquier emboscada y, una vez nos tengan localizadas, estaremos perdidas. Lamento no poder ayudar en esta ocasión y sólo poder ofrecer mi curación y mis bendiciones (que sólo duran un minuto).

A Aidelail le gustaría ser sigilosa como Dimma y convertirse en una pesadilla para los Orcos. No lo es y su frustración se palpa en sus palabras. A menos que... mira a Dimma 

-... a menos que pienses que podemos tomar la torre al asalto.