Partida Rol por web

Los ojos de Crystal se abrieron todavia más cuando el huargo saltó sobresaltado al recibir el impacto de su flecha. Con la mirada enturbiada por las lagrimas, solo la extraordinaria calidez de la plegaria de Aidelail podía explicar que hubiese acertado.

Aun así, las babeantes mandibulas de la criatura y su mirada cargada de odio ejercian un efecto hipnotizador y atemorizador en la joven de pelo dorado, que apenas atinaba a recargar su arco.

Aidelail volvió a gritar, animandolas y arengandolas a seguir, para derrotar a aquel monstruo que les habia dado alcance sin problemas, sorteando, en apariencia, todas las trampas y emboscadas con las que habían sembrado aquella zona del bosque...

Crystal coloco la flecha sobre su dedo, la afianzó entre su indice y su corazón y dió un tirón con toda la fuerza de su musculoso pecho. Guiño uno de sus preciosos ojos y apunto cuidadosamente al amarillento orbe de odio que la miraba con fijeza...

"Vuela"- Pensó Crystal y soltó la cuerda.

El estrépito del mosquete hace que salga de mi ensimismamiento, dando un pequeño salto y viendo hacia todos lados, notando que estoy sola en medio del camino del huargo.

Sin perder mucho tiempo, y viendo que el... ¿animal? está cada vez más cerca pero mis conjuros no tienen el rango suficiente, me busco un resguardo detrás de un árbol. Quedando totalmente preparada para cuando llegue poder conjurar algo sobre los mismos. 

¡¡ Ur accno'r !! - Replico a los insultos del orco mientras cargo un par de proyectiles mas en mi arco. Tenso la cuerda y disparo en un acto reflejo.

Esta vez no he disparado con la misma seguridad y me quedo mirando como ambas flechas se clavan en sus blancos. Sonrío para mis adentros de forma imperceptible y corro hacia otro árbol, preparada para recibir el ataque del huargo.

Las flechas de Crystal y Dimma consiguen derribar al huargo que después de unos cuantos pasos más termina derrumbándose en el suelo dejando al orco tirado. Este, aprovechando la cobertura que le ofrece su montura derribada carga el arma y apunta de nuevo ... Dimma está demasiado lejos y bien protegida, pero Crystal ...

Un nuevo disparo resuena entre las montañas y podéis escuchar el resquebrajar del hielo en los picos. Una nube blanca se empieza a formar por las empinadas laderas de encima vuestro.

Pero para Crystal eso tiene menos importancia. El mosquete ha dado de lleno y el impacto en su pecho ha sido contundente. Pronto empieza a notar sus ropas empapadas de líquido caliente.

El estampido llego a los oidos de Crystal justo a la vez que algo la golpeaba en el pecho con mucha fuerza y tiraba de ella hacia atras. El aire escapó de sus pulmones mientras su manos se abrian por si solas y el arco caia sobre la nieve blanca y pura.

Una delicada bruma rojiza se formó delante de Crystal y la acompañó dulcemente en su caida, mientras un blanco y frio lecho parecia alzarse para recibirla con los manos en alto. El fino polvo de nieve se entremezcló con el desordenado cabello de la rubia, que trataba de boquear para recuperar el aliento.

Tras unos instantes de paz, cuando el murmullo de su cuerpo sobre la nieve se apagó, fue abrumada por una sensación de frio que fué sustituida casi inmediatamente por una insensibilidad helada en la punta de los dedos de manos y pies...

- ¡¡Auuuú!!- Gimió tristemente y en voz baja la jovencita...- Que bonito.- Esputó de nuevo, maravillada por los copos de nieve que, repentinamente, parecian envolverlas...

Crystal cae como un saco muerto, abatida de un solo impacto. - ¡¡ PERO CUBRÍOS, ESTÚPIDAS !! - Grito al mismo tiempo que preparo una nueva flecha. - ¿ ES QUE SOIS TONTAS ?.

Asomo con cautela para ver a mi objetivo a través de la distancia. Levanto el arco y aguardo al instante en el que el orco asome ... espero ... !Ahora!. Disparo para dar de nuevo en el blanco, equivocado. Mi flecha acaba decorando el cuerpo aun caliente del Huargo y no la cabeza del orco. Pero al menos este se ha vuelto a agachar.

El estrépito del mosquete se escucha nuevamente, tomándome por sorpresa nuevamente. El orco se encontraba lejos, pero aún así se escucho el quejido del huargo y el arrastre de este sobre la nieve. 

Me fijo sobre el árbol que me servía de cubierta y para mi horror noto como Crystal deja caer su arco y gotas de sangre comienzan a manchar el impoluto manto blanco que cubre las rocas de la montaña.

Sin tener mucho reparo en lo que podía llegar a pasar, salgo de mi cobertura, corriendo como puedo hacia la muchacha de cabellos dorados. 

Hace tiempo que venimos juntas, es de esperarse que Dimma me cubra mientras llevo a Crystal a un lugar seguro, la sangre brotaba con fuerza de su pecho y de las cuatro, la única que podía llegar a ayudar efectivamente a la guerrera era Aidelail.

Aidelail sabe que su puntería no es lo bastante buena para acertar al Orco a esa distancia y tras la cobertura del Huargo caído.

De todas formas, el Orco también lo tendrá difícil si quiere acertarles y le preocupa más la avalancha. 

Así que, se tira al suelo para ofrecer el menor blanco posible y, busca la mejor forma de eludir la avalancha. Busca un árbol al que trepar lo bastante fuerte como para aguantar el empuje de la avalancha o bien una roca que les pueda servir de parapeto. 

Intenta localizar por donde viene la avalancha y determinar si es posible salir de su trayectoria.

Mientras Lólindir sale al socorro de su compañera para llevarla hacia algo de cobertura, el orco aprovecha para cargar su mosquete. Cuando la flecha de Dimma se clava en el cuerpo del huergo el orco arruga la nariz y se afana en cargar el arma para apuntar de nuevo y disparar.

El nuevo disparo sale desviado y cerca de Crystal y Lólindir una nube de nieve se levanta ante el impacto de bala.

El rugido de un alud empieza a sobreponerse por encima de los sonidos naturales del bosque. Si mi experiencia no me engaña, en breves instantes una pared de nieve barrerá la zona y tengo que conseguir que ese orco no pueda ponerse a cubierto.

Tenso el arco y apunto al bulto peludo. Necesito que se levante de nuevo, teniendo en cuenta esta vez el viento cruzado que ha desviado mi anterior flecha ... Vamos, saca la cabeza. Asqueroso. ...

Suelto la cuerda en el instante exacto que apenas empieza a asomar y la punta da en el blanco. Un golpe seco en la frente, pero el metal lugar de clavarse hasta su cerebro, sale rebotado contra el cráneo y cae a varios metros por detrás.

Aidelail sigue buscando desesperada. -No podemos morir. Así no. Tiene que haber una vía de escape.- Busca, busca- Se ordena a sí misma.

En concreto se pregunta:

-¿Hacia donde tendrían que correr para salir de la trayectoria de la avalancha?

-¿Podrían guarecerse en una de sus propias trampas escavadadas?

Una mancha borrosa se coló en el campo visual de Crystal, que parpadeó lentamente y pesadamente para enfocarla. Para su sorpresa, el preocupado de Lolindir se materializó frente a ella.

- Hola, Lolindir.- Dijo suavemente la muchacha rubia, mientras alzaba una mano ensangrentada para acariciar su mejilla. Una expresión de inusitada concentración se adueñó del rostro de Crystal, mientras detenía la mano en el aire, a mmitad de camino.- Creo que me han hecho daño. Mira.- Explicó con un hilo de voz.

De nuevo, el arma del orco rugió con fuerza, confundiéndose con el bronco sonido que parecía adueñarse de todo el valle.

Zarandeada por Lolindir y espoleada por los gritos de Dimma, Crystal rodó sobre si misma, agarrándose la tripa con las manos y dejando escapar un hipido lloroso de dolor.

Manoteando sobre la nieve ensangrentada, consiguió recuperar su arco y arrestarlo para el combate. Ignorando la sombra rugiente que se cernía sobre ellas, Cristal trató de enfocar su miedo y su dolor en la punta de si flecha.

- Aiiinss.- Gañó la jovencita, que necesito mucho más tiempo del necesario para tensar la cuerda y efectuar un mal tiro contra el orco que volvía a la carga con su temible palo de fuego.

Aún y aturdida por la situación, Crystal continúa siendo una formidable arquera y su saeta termina clavándose entre la clavícula y el homoplato. El orco suelta un agónico aullido y cae en el suelo.

Aidelail continúa buscando frenéticamente un lugar por donde escaparse del alud, pero los nervios la traicionan.

El orco ha caído, o eso espero. Sea como sea no queda tiempo para mas. El rugido de la nieva avanzando entre los árboles anuncia su inminente llegada y no va a mostrar clemencia hacia nada ni nadie.

¡¡ POR AQUÍ !! - Grito con fuerza mientas abandono el árbol que me ha brindado su cobertura y echo a correr. - SEGUIDME. ¡¡ VA VA VA !!