Partida Rol por web

Renunciar a lo terrenal

2. Arenas movedizas

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17/11/2021, 00:03
Lurzca

¡Voy! - Gritó Lurzca dispuesta a romperle el cráneo a ese enano narigudo. 

No perdió el tiempo y salió tras el trasgo de la vara y enseguida, tras tener que penetrar en la tormenta y pasar entre el carruaje y la tienda de campaña logró alcanzar a ese pequeñajo. 

¡Quieto ahí! - Le ordenó. - ¡Suelta ese palo o te reviento! - Le amenazó. - ¡Y no importa que corras, sabes que te alcanzaré!

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17/11/2021, 00:03
Jotnar

¿Ese espantapájaros era el K'rhamas al que tanto miedo tenían ahí fuera?—gruñó Jotnar—. ¡Cuentos de viejas!

Al abismo con los malditos seguidores de Seth. No sólo habían intentado llevarse a Amessis sino que también habían intentado matarlos a los demás. Y los goblins no eran especialmente famosas por su bondad, bastaba que saliera corriendo detrás de a que llevaba el palo para que capaces fueran de saltar sobre Nepthis porque no llevaba un hacha el doble de grande que ella.

Y para colmo los malditos se escurrían como lombrices.

—¡Amessis! ¡Vuelve aquí o acabarás con arena en los lugares más insospechados!

Jotnar da un paso de 5' a p10 y hace el completo ridículo un completo como antes.

Ataque (poderoso -1) al bicho de Q10 que lo mata por pena.

Segundo Ataque (poderoso -1) que por supuesto falla.

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17/11/2021, 00:04
Narrador

El goblin soltó otro chillido en cuanto Lurzca se aproximó a él. Arrojó el bastón al suelo y se internó corriendo en la tormenta de arena. Los demás goblins chillaron cuando Jotnar decapitó a uno de ellos, se arrodillaron y se llevaron las manos a la cabeza, temblando de miedo, llorando incluso.

Amessis atravesó un par de metros de tormenta para regresar junto a sus compañeros, tosió y se apartó el pelo de la cara que se le habia revuelto con el viento.

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17/11/2021, 00:04
Amessis

-Por Osiris, ¿qué ha pasado? -preguntó, jadeando. Le sangraba el trasero y la pierna por los latigazos recibidos, y los varios pinchazos de los goblins-. ¿Hemos matado a eso? -preguntó señalando el cuerpo inerte de K'rhama-. ¿Qué era esa cosa?

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17/11/2021, 00:04
Nepthis

Había cosas más importantes de las que preocuparse ahora mismo que de responder las preguntas de Amessis.

—¡El bastón! —le dijo Nepthis a Jotnar, alzando su voz por encima del rugir de la tormenta de arena—. El trasgo estaba manipulando la tormenta con él, de alguna manera. Identifícalo a ver si alguno de nosotros podemos utilizarlo para detener esto.

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17/11/2021, 00:05
Lurzca

Pero Lurzca no atendió a las palabras de Nepthis. Cuando perseguía a alguien no podía detenerse, era como un perro de presa. Cuando moría no soltaba hasta que la presa dejaba de moverse y eso pensaba hacer aunque hubiera una tormenta de arena de por medio. Cuando aquel enano verduzco salió corriendo, ella cargó contra él sin pensárselo.

¡Muere! - Gritó al descargar un hachazo sobre aquel mequetrefe.

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17/11/2021, 00:05
Jotnar

Jotnar alternó la vista entre el espectáculo patético que ofrecían los goblins y Nepthis durante varios segundos.

¡Pah!—rezongó finalmente antes de señalarlos—. ¡Más os vale salir cagando leches de aquí ya mismo y que no volvamos a ver vuestra fea cara nunca más!

Miró a la nigromante.

¡Amessis! ¡Si intentan cualquier estupidez le dices a uno de tus bichos que se los coma!

Acto seguido salió corriendo todo lo deprisa que pudo hacia el bastón que había quedado tirado en el suelo, lo agarró con una mano y rebuscó en su mochila con la otra para sacar y ponerse los anteojos que habían encontrado en la pirámide de Akhenseti. Esperaba que aquellos artilugios hicieran realmente lo que se suponía que hacían y le ayudaran a identificarlo porque para él aquello era "un palo que hacía cosas raras con la arena" y poco más.

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17/11/2021, 00:06
Narrador

El goblin no llegó demasiado lejos, Lurzca corrió tras él a la velocidad de una estampida y de un tajo le seccionó una pierna. Entre chillidos y gritos, la semiorca batió el hacha para destrozar a aquel mequetrefe con un brutal tajo que llenó la arena de sangre.

En ese momento, Jotnar llegaba hasta el bastón y lo recogía del suelo, mientras sacaba de su mochila los anteojos que le permitirían saber cómo funcionaba aquella cosa. Cuando tuvo los cristales delante de sus ojos, de repente el bastón estaba repleto de escrituras, o eso le pareció al enano, porque en su cabeza apareció el uso de aquel artefacto.

Además, el bastón contenía una anotación mágica:

Este bastón es propiedad de Gen Kes-Ker-Lar

Podéis ver la descripción de las propiedades del objeto en el hilo de tesoros.

Para saber de quién es propiedad, podéis hacer una tirada de Saber (Local)

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17/11/2021, 00:07
Lurzca

Lurzca agarró del pescuezo el cuerpo destrozado de aquella alimaña verde y la arrastro de regreso con sus compañeros. Parecía ser un arcano y como tal podía tener algo útil para Amessis entre sus pertenencias. Todavía debían decidir que hacer con el grupo de goblins rendido, ella optaba por acabar con ellos de una forma rápida y librar al mundo de unos seres tan despreciables, aunque si los desarmaban y les dejaban marchar, tampoco pondría inconveniente alguno.

Una ve junto al resto dejó caer el cuerpo sin vida del chamán y miró a sus compañeros. Acabar con K'rhamas había sido fácil. Demasiado incluso. ¿Realmente había acabado todo? ¿A un ser tan débil como K'rhamas y su grupo de goblins le tenía tanto miedo la gente del oasis? Supuso que K'rhamas  era más un mito que una amenaza real.

¿Miramos que cargaban en ese carruaje? -  Les preguntó a sus compañeros. Pero no esperó respuesta y subió en éste para empezar a averiguarlo.

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17/11/2021, 00:07
Jotnar

Jotnar se rascó la cabeza, se encogió de hombros y se puso a hacer aspavientos esotéricos con el bastón.

¡Cachivache, cachirulo!—exclamó—. ¡La tormenta a tomar por culo!

Por supuesto no hacía falta decir nada para cancelar la vorágine de arena, o esa era la información que le habían proporcionado los anteojos, pero para una vez que podía hacer una de esas cosas raras que hacían los lanzadores de conjuros, lo quería hacer todo lo pomposo posible.

El tornado que los envolvía se disipó al instante y el enano apoyó el bastón de nuevo en el suelo alzando la barbilla como si acabase de hacer algo espectacular.

Listo. Soy el maldito Elminster—carraspeó—. Ya podía ser todo así de fácil.

Aun con los anteojos puestos, correteó de vuelta hacia donde Amessis y Nepthis se encontraban pues Lurzca ya se había encargado de anular la posibilidad de sacar información del goblin del bastón. Aunque lo de que aquello era cosa de Seth, por otra parte, era información bastante implícita que no es que hiciera mucha falta que les corroborasen.

La próxima vez di que hay mierdas mágicas actuando primero y métete en la tormenta aparentemente mortal después—jadeó cuando llegó delante de la sierva de Hathor—. ¡Casi me da un infarto!

En esos casos el orden de los factores sí alteraba un producto. O al menos para él. Pero pese a la teatralidad dramática era evidente que se sentía aliviado.

¿Y tú estás bien, Amessis?

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17/11/2021, 00:07
Amessis

En cuanto Jotnar le preguntó, Amessis hizo un puchero y se le humedecieron los ojos.

-No estoy bien, me han hecho daño -dijo, como si hubese recibido la paliza de su vida. Casi era así, tenía las dos piernas desolladas por el látigo de K'rhamas y los muslos pinchados por las espadas de los goblins, además de estar cubierta de arena de pies a cabeza por haber sido arrastrada durante varios metros por las dunas. Se había quemado el pecho y los brazos-. Pero bueno, supongo que ya me puedo curar yo estas heridas -comentó mirando a Nepthis, que la ignoraba completamente, como de costumbre-. Gracias por venir a ayudarme, yo sola no habría podido con esa cosa.

Se agachó junto al cadaver del demonio y lo pichó con un palito, comprobando que estaba muerto y bien muerto.

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17/11/2021, 00:07
Narrador

Cuando Lurzca se asomó al carromato, después de depositar los restos del goblin junto a los restos de la bestia demoníaca, encontró media docena de enormes barriles de madera reforzados con hierro. Grandes toneles que, en tabernas normales, debían contener cerveza o vino o algo por el estilo. Se subió al carro y golpeó la superficie para comprobar si estaban llenos o vacíos y escuchó un murmullo en el interior. Extrañada, volvió a golpear y escuchó de nuevo unos ruidos que venían del interior.

Lo que había allí dentro no era, definitivamente, vino, cerveza o algo por el estilo.

 

Percepción para identificar los ruiditos.

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17/11/2021, 00:08
Nepthis

Nepthis bufó ante la representación de Jotnar y le chistó sonoramente a Amessis, para interrumpir su lloriqueo.

Por el amor de Hathor, que son rasguños —desestimó, sin dedicar una segunda mirada a sus heridas—, no vamos a gastar cargas de varita en ellos cuando, además, tú puedes curarte sola sin gastar recurso alguno.

La sacerdotisa se acercó al carromato, agudizando el oído ahora que no los tenía llenos de la sempiterna retahíla plañidera de la nigromante. Abrió mucho los ojos, en un gesto a medio camino entre la sorpresa y la incredulidad.

¡Son críos! ¡Tienen a críos aquí dentro! Recupérate de tu infarto y ven a echarle una mano a Lurzca con esto.

Nepthis asintió en dirección a la mestiza.

Venga, abre los barriles.

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17/11/2021, 00:08
Lurzca

¿Niños? - Lurzca frunció el ceño. Una cosa era asaltar caravanas y robar a mercaderes y otra era meter a niños en barriles, criaturas indefensas por definición, para vete tu a saber que macabros propósitos. - ¡Voy!

Sin perder un solo segundo más, la mestiza comenzó a abrir aquellas barricas. Debía liberar a aquellos pequeños.

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17/11/2021, 00:09
Jotnar

Estas jovencitas de hoy en día—alegó Jotnar subiendo y bajando los anteojos como si fuera un erudito estudiando algo. Por supuesto Nepthis era mayor en estándares humanos, pero no en enanos—. No tienen remedio.

No obstante, cuando escuchó el descubrimiento en los barriles, dejó de hacer el gamba con los anteojos, los guardó rápidamente y corrió a echar una mano. No tenía ni la más remota idea de por qué aquellos bichos tendrían niños allá adentro y tampoco estaba seguro de querer saberlo. Lo que sí sabía era que el interior de un barril no era el lugar adecuado para ningún crío.

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17/11/2021, 00:09
Amessis

Amessis soltó el palito y miró a Nepthis sin creer lo que decía, muy seria. Pero enseguida subio al carro para ayudar a Lurzca. Los toneles estaban cubiertos con una tapadera encajada, de modo que tuvieron que hacer uso de la fuerza para arrancarla, lo que no era ningún problema para la semiorca. En cuanto retiró la tapadera, la nigromante se asomó al borde y seis pares de asustados ojos oscuros le devolvieron la mirada.

Esbozó una sonrisa, la sonrisa que cautivaba a todos menos a Nepthis, porque la sacerdotisa no se dejaba engañar por la melosidad de su compañera.

-Hola, chicos, ¿estáis bien? -preguntó la muchacha con suavidad. Incluso a Nepthis se le reblandeció un poquito el corazón al escuchar su voz. Un poquito. Y no lo admitiría nunca-. ¿Queréis salir? No tengáis miedo, vamos, seguro que queréis ver el sol otra vez.

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17/11/2021, 00:09
Narrador

Con ayuda de Lurzca, sacaron a los niños del interior del barril y mientras Amessis los distraía, la semiorca abria los demás toneles para encontrar más chiquillos. En total había seis niños, cuatro humanos, un mestizo sin duda orco y un semielfo, y tres niñas, todas humanas. Estaban sucios, los surcos limpios de sus mejillas indicaban grandes lloros, despeinados, la ropa raída y con signos de tener hambre y estar muy asustados. Sus edades comprendían entre los tres y los seis años. No había forma aparente de distinguir si se trataban de niños del clero, la nobleza, o eran esclavos.

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17/11/2021, 00:10
Nepthis

Nepthis le echó un buen vistazo a los niños.

¡Oh, por los cuernos de Hathor! —gruñó.

Su aspecto era impertérrito, como siempre, pero estaba profundamente conmovida por dentro. La sacerdotisa descolgó la mochila de su espalda y la depositó en el suelo. Sacó su odre de agua y se la tendió a la niña que tenía más cerca.

Bebe solo un trago y pásalo. Por mucha sed que tengas no puedes meter mucha agua en la tripa o la vomitarás toda.

La sacerdotisa esperó para comprobar que la niña lo había entendido y obedecía sus órdenes antes de sacar algo de pan de su mochila. Cuando la niña pasó el odre de agua le tendió un pedazo de pan.

Lo mismo. Toma un pedazo pequeño y mastícalo bien. Tengo de sobra para todos, pero no puedes meter mucha cantidad de comida en ese estómago pequeñín tuyo o te sentará mal, ¿vale?

La sacerdotisa le acarició el rosto a la niña y le depositó un beso en el pelo antes de levantarse y dirigirse al resto de la Compañía.

¡A estos niños les han pegado! —murmuró con la mandíbula tensa, en un tono de auténtica indignación.

Una de sus funciones en la iglesia de Hathor era comprobar que a los esclavos les trataran bien. Detestaba a los amos que maltrataban a sus esclavos, ¿pero hacerle estos a unos niños?

¿Sois esclavos? —les preguntó, buscando entre ellos alguno que tuviera algún ademán imperativo que delatara una cuna noble.

Era imposible de saberlo, pues a los niños no se les tatuaban los círculos que representaban su estatus hasta que eran mayores de edad.

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17/11/2021, 00:10
Lurzca

Lurzca simplemente ayudó a salir a aquellos niños de su prisión. Dos de los chiquillos eran mestizos y sintió compasión por ellos. Sabía lo que era tener la sangre mezclada. No encajabas en ninguno de los dos mundos y eran rechazados por unos y por otros. Ellos además habían sido robados de sus hogares o quién sabe, podía ser que sus propios padres les hubieran entregado como esclavos dada su procedencia. No lo sabía, pero tampoco quería especular.

Mientras los niños comían y bebían, Lurzca sacó un trapo y lo humedeció con un poco de agua de su cantimplora. Entonces empezó a limpiarle la cara a una de las niñas, la más pequeña de todas. Los seis estaban sucios como ratas y merecían la menos un poco de compasión. 

Lurzca no habló. Esperaría a que los niños le hablaran a ella y si no lo hacían, ya escucharía las respuestas a las preguntas de Nepthis. Saber si eran esclavos era lo primero. 

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17/11/2021, 00:11
Nebaka Ma-Nanu

Uno de los niños, con los ojos del color de la arena, miró a los demás chiquillos y luego a la sacerdotisa. Tragó el pedazo de pan, se limpió la boca con la mano y mordisqueó otra vez.

-No lo somos, señora -le dijo, con la voz un poco ronca-. Yo soy Nebaka Ma-Nanu, mi padre es Hebaka Ma-Nanu, somos de Gheldaneth. Es... vende cosas. Íbamos de camino a Misthan cuando nos sorprendió la tormenta, no sé dónde están mis padres. Él es mi hermano Bebaka y mi hermana Kibika -señaló a un niño y una niña, apenas un par de años más jóvenes que él-. El pequeño orco es Ulguk, no sé de dónde viene y apenas habla. El otro mestizo es Arefer. Y el resto son Iutmosef, Montahha, Naktyty, Makste y Hefere. Todos estábamos en la misma caravana. Nos metieron en los barriles porque llorábamos mucho, intenté escaparme y nos pegaron a todos.

Se sorbio la nariz y siguió mordisqueando el pan y mirando a Nepthis con los ojos muy grandes.