Partida Rol por web

Edificio SMR, 16:00

Gato y Ariete fueron hasta las inmediaciones del gran edificio de SMR. Era un edificio piramidal de tres plantas con varias ventanas tintadas en las paredes. En la parte superior se podía ver desde abajo un helicóptero de emergencias.

En el exterior, varios coches y motos de alta gama ocupaban sus plazas en el aparcamiento al frente del edificio y tres cámaras lo vigilaban desde diferentes puntos de la pared del edificio.

No le acababa de convencer el hecho de ir sin más al edificio. Normalmente le gustaba saber donde se estaba metiendo. No obstante no tenían muchas opciones ya que la información era escasa, por no decir nula, en lo que concernía a la tapadera de los Olimpicos.
Como tenía su maleta consigo, Alexei se puso uno de los dos únicos trajes que tenía. El más nuevo y que daba mejor impresión. Luego pidió que le dejaran en el centro de la ciudad y allí dedicó unos minutos a observan a la gente y escucharla. Finalmente, cuando tuvo lo que necesitaba (que no era otra cosa que una cara de lo más normal y una voz que había escuchado de un tipo hablando por teléfono, la cual se "puso" en el bar de una cafetería) llamó a un Uber y pidió que le llevaran al lugar de incursión.
Le había tocado ir con Ariete de pareja, pero el no tenía su capacidad de improvisación. Así que quedó con él en que cada uno averiguaría lo que pudiera por su cuenta.

Una vez en su destino pidió al coche que lo esperaba, tardase lo que tardase previo pago de un bono, y entró en las oficinas por la puerta principal.

-Buenas. Soy Hans Gruberson, no tengo cita pero quisiera hablar con algún miembro del buffet que pudiera atenderme. Imagino que los socios mayoritarios estarán ocupados y tendrán la agenda llena, pero alguno de los socios menores también me sirve. Él ya verá si mi caso es lo suficientemente importante o no para pasar a mayores.-

Y puso su mejor sonrisa falsa.

Desde que entró no dejó de mirar la seguridad del edificio. Posibles detectores y camaras dentro de la recepción, cómo es la mesa del tipo de seguridad que está en la entrada, su cara. Y mientras esperaba se puso a jugar con el directorio de la empresa¹ a ver qué podía rascar.

Ariete se quedó en el exterior, observando como Alexei entraba en el edificio para hacer su "magia". Se sentó en uno de los bancos y sacó su teléfono móvil que no servía de nada. Solo lo quería usar para disimular. Se dedicó a observar a la gente que había fuera del propio edificio, como reaccionaban a la entrada de su compañero, intentó recordar también las cámaras que habían visto en el plano y si había alguna otra que no estuviera reflejada.

Miró al cielo, y bajó hasta la azotea... ¿como podría llegar hasta allí? Se puso en pie y entró en el edificio. Vestía con ropa elegante, sin armas de ningún tipo. Se colocó detrás de Alexei.

- Señor, el perímetro es seguro - Dijo quedando en un segundo plano. Si tenía que entrar sería más fácil hacer uso de las habilidades de su compañero que intentar colarse por su cuenta. Una vez dentro ya decidiría si seguía con él o se separaban.

Además, un tío con guardaespaldas siempre da mejor impresión. O al menos da impresión de que tiene más dinero que alguien normal.

—Claro, señor Gruberson, dígame el motivo de su visita para poder asignarle a la persona adecuada —dijo una muchacha rubia y bien vestida detrás del mostrador de recepción.

Alexei había echado un vistazo a la recepción. La entrada estaba cubierta por una puerta giratoria por la que entraba toda clase de gente, tanto empleados de la compañía, que accedían al interior mediante una tarjeta magnética por alguna de las dos puertas laterales, como algunos visitantes que hablaban con la señorita de recepción o estaban sentados en una pequeña mesita que se disponía a modo de sala de espera. En la pared posterior del mostrador de recepción había una cámara que vigilaba toda la recepción. El lugar era gigantesco y disponían de toda clase de servicios jurídicos. Estaba dividido por departamentos y Alexei fue capaz de ver hasta diez distintos. Cualquiera que fuera la necesidad que inventara, tendría un profesional especialista a su disposición.

En el exterior, antes de entrar, Ariete había observado la situación. Era difícil precisar, desde aquel lugar, cómo podría accederse a las plantas superiores y, en especial, al pequeño helipuerto. Ariete supuso que la entrada se haría por el interior. En esos instantes estaban descargando un camión en el muelle de carga. Una cámara vigilaba aquella zona desde la esquina del edificio. Era una empresa de papel así que probablemente estarían descargando ese material. Un tipo con un uniforme de seguridad vigilaba a los dos muchachos de la empresa de transportes. Ariete no pudo precisar la empresa de seguridad dese allí.

Alexei enarcó una ceja cuando Ariete entró e hizo su papel, pero tan solo asintió como si eso fuera lo esperado. Luego volvió su atención a la recepcionista y sus preguntas, las cuales tenían bastante sentido.

-Como comprenderá no puedo darle a usted todos los detalles pues son confidenciales. Baste decir que es por un tema de una demanda de una cuantía más que considerable contra una compañía importante. Un tema de negligencia y dejadez que ha acabado muy mal.-

Miró a la mesita de espera.

-Me sentaré ahí a esperar, no se preocupe.-

Takeshi acompañó a Alexei, pero no se sentó.

- Voy a dar una vuelta por la zona señor. Si necesita ayuda avíseme - 

Dijo para seguir en el papel. Entonces se acercó hacia la ventana más cercana que daba al muelle de carga. El objetivo era hacerse con el nombre de la empresa de seguridad. Quizá podrían averiguar algo más de ellos; y si no infiltrarse por falta de tiempo hacerse con uno de los trajes.

La idea era una vez dentro separarse de Alexei y subir al tejado. Quizá desde allí podría ver algo que le ayudara a llegar a él una vez fuera necesario. Además dada su posición de seguridad del señor Gruberson quizá podría preguntar acerca de la seguridad del edificio...

—De acuerdo caballero. En seguida le atienden —dijo la señorita que, en seguida, activó un botón en el teléfono inalámbrico para hablar solicitando la presencia de un tal Ford.

Mientras tanto, Ariete echó un vistazo por la ventana. Desde ahí no podía ver el muelle de carga¹. Tendría que salir al exterior para observarlo más de cerca.

Cinco minutos después, un tipo con el pelo negro que brillaba gracias a la fijación y un buen traje perfectamente planchado apareció por una de las puertas. Ariete y Gato pudieron ver unos arcos de seguridad tras las puertas y un par de guardias haciendo labores de control. La señorita señaló a Alexei y el tipo se acercó hacia él.

—Muy buenas señor Gruberson. Mi nombre es Amiclar Ford, del departamento de empresas. ¿Me acompaña por favor?

El tipo tendió la mano para saludara Gruberson y luego alargó el brazo hacia la puerta por la que había salido. Pasó su tarjeta y la puerta se abrió dejando delante de Gato Salvaje el arco de seguridad².

Alexei se levantó y estrechó la mano con firmeza al tal Ford mientras le miraba a la cara con una sonrisa.

-Encantado señor Ford. Con mucho gusto.-

Y dejó que el abogado le guiara por el arco de seguridad. Antes de pasar el arco se quitó el telefono para que no pitara y ,como no llevaba ningún tipo de arma, no le preocupaba para nada el control.
Su único interés en todo aquello era poder echar un vistazo al interior del edificio, aunque fuese la primera planta, y saber llegar hasta algún despacho. Por no hablar de "conseguir" la cara y la voz de alguien que tiene autorización, aunque fuese mínima, para deambular por el edificio. Si todo salía como quería podría conseguir

Le preocupaba un poco más Ariete. Imaginaba, aunque no lo podía asegurar, que iba armado. Lo cuál no estaría bien visto, posiblemente, por la seguridad del edificio. Estuvo a punto de decirle que le esperara allí, pero no quería coartar lo que estaba haciendo.

Ariete se disponía a salir al exterior, pero vio fuera a sus compañeros. Les dejaría aquella tarea a ellos. Cuando vio aparecer al tal Ford se acercó hasta Alexei. 

- Simon Petersen - Dijo alargando la mano hasta el señor Ford. - Seguridad del señor Grubersen -

Se acercó al arco de seguridad y lo pasó sin mayores problemas. 

- Entiendo que el señor Grubersen estará seguro con usted, pero me gustaría subir a la azotea para controlar los alrededores por si acaso señor Ford. - 

Amiclar Ford hizo un gesto con el brazo para que sus acompañantes entraran a una sala de reuniones etiquetada como "Sala Azul". Era extraño aquello de azul porque ni en el interior ni el exterior había nada que le diera coherencia al nombre.

—Me temo que su pase de seguridad no le permite el paso a las demás plantas, señor Petersen. Normas de la empresa —dijo colocando las palmas hacia arriba en clara señal de desentendimiento.

Entro él primero en la sala y encendió la luz indicando uno de los asientos alrededor de la gran mesa para que sus invitados se sentaran.

—Usted dirá, señor Gruberson.

Ariete se acercó a las ventanas mientras escuchaba que no podía acceder a otras plantas. Desde allí se podía ver perfectamente el exterior a la par que daba privacidad gracias al tintado y el efecto espejo de las mismas. Les dio unos golpecitos y asintió mirando a Gato Salvaje. 

- Esperaré fuera entonces señor. - 

Sin decir nada más salió de la habitación cerrando la puerta tras de si y se quedó un minuto en el pasillo. Observando quien podía estar mirándole. No vio cámaras en aquella zona, aunque sabía que las había por toda la planta. Pasado ese minuto se movió. Comenzó a dar un paseo por la planta con su pase en el pecho, visible. Encontró las escaleras que subían así como la cámara que las vigilaba. 

Su paseo tenía dos objetivos. Primero comprobar si había algún acceso adicional para subir a las plantas superiores además de las evidentes escaleras. El segundo comprobar la seguridad del edificio. Trataría de llegar hasta la tercera planta, sin correr. Sin ocultarse. Sería además su coartada en caso de que fuera todo lo buena que presumiblemente era. Si por un casual lo conseguía desde allí podría ver si las escaleras llegaban o no hasta el tejado.

Alxei no le dio importancia cuando el abogado negó el acceso a la azotea. De hecho era lo más normal ¿En serio había tratado de subir? No por última vez pensó que todo habría sido más fácil, y rápido, si hubiera venido solo. Todos esos intentos de quedarse solo y merodear no harían si no llamar la atención y levantar sospechas. Sobretodo si realmente aquel lugar era una tapadera de los Olimpicos. Resignado sonrió a Ford y se sentó donde le decía.

-Le ruego disculpe a mi personal de seguridad. En realidad no lo necesito, pero mi padre está un tanto paranóico ultimamente y ha insistido en poner guardaespaldas para toda la familía. No creerá la cantidad de problemas que tiene mi madrastra para ir a ver a sus amantes. Aunque ahora que lo pienso, lo mismo lo ha hecho por eso. Sin embargo casi me contentaría con que se aprendiesen bien el apellido de quien les paga. Creo que no le caigo muy bien.-

Volvió a sonreir.

-En fin. A lo que venía. Pertenezco a una empresa, con sede en Alemania aunque no está aquí su oficina principal, que ha tenido un problema del tipo...laboral podríamos decir, aunque supongo que usted tendrá otra palabra para ello. El caso es que dos trabajadores de la misma han muerto en su quehacer laboral habitual. Al parecer las causas dictan que ha sido por tema de riesgos laborales y poca seguridad, cosa que obviamente la compañía niega. Es una empresa de transportes que tiene rutas por toda europa. Uno de sus vehículos ha sufrido un... digamos accidente y el conductor y copiloto han muerto. Las familías quieren demandar a la empresa por negligencia, pero la compañia dice que ha sido otra cosa agena a ellos.-

Cruzo las manos y se envaró un poco.

-Como verá estoy omitiendo el nombre de la compañia adrede, ya que es un tema algo delicado como puede suponer. Queremos un bufete de abogados local y desvinculado del todo de la empresa para poder garantizar la imparcialidad del mismo. Si ustedes accedieran concertaría una entrevista en nuestras oficinas en Berlín donde podría ver quienes somos y tendría acceso al dossier completo que hemos recopilado del caso. Esta misma tarde a poder ser, sería ideal. Ya que hay una cierta urgencia. No son los únicos a los que vamos a presentar el caso, como comprenderá, pero no queremos demorar el tema. Por lo que si llegaramos a un acuerdo rapidamente puedo asegurar que sería para ustedes solamente.-

Ford arqueó las cejas ante el comportamiento de Ariete pero se encogió de hombros sin darle demasiada importancia cuando Alexei lo excusó.

—Así que esta misma tarde... —dijo rascándose el mentón—. Tenemos el equipo más cualificado para su problema, señor Gruberson. Comprenderá que para esta misma tarde es un poco precipitado pero seguro que podemos buscar un compañero disponible para usted. Mire —dijo deslizando una tablet con documentación y unos formularios—, aquí tiene toda la información de la empresa. Encontrará nuestros honorarios al final de la presentación pero le aseguro que no encontrará una opción mejor. Si es tan amable rellene la documentación y, de inmediato, me pongo a procesar su petición.

Gato Salvaje revisó los formularios. Pedían toda clase de información legal del cliente o empresa a la que iban a atender y un teléfono de contacto de una persona de referencia.

Mientras tanto Ariete observaba paseaba por las oficinas. Aquel sitio parecía una granja de personas trabajando frente a sus puestos de trabajo. Algunas salas estaban acristaladas y se podía ver el interior desde fuera. Otras tenían un cristal semitrasparente o con un vinilo translúcido y un pequeño cartel digital en la pared anunciando el destinatario del despacho.

Llegó a la zona de ascensores. Había cuatro ascensores pequeños en los que cabían máximo de dos o tres personas. Para subir a los pisos superiores necesitaban pasar la tarjeta de identificación y, tras verificar las credenciales, el ascensor se activaba y con un nuevo pase de la tarjeta, se accedía a la planta requerida, siempre que la acreditación fuera la adecuada. Al lado del ascensor había una puerta de emergencia cerrada magnéticamente. Takeshi sabía como funcionaba eso: si se activaba una alarma de emergencia el sistema de seguridad desbloqueaba las puertas magnéticas para el uso común de las escaleras, mientras tanto, todo el mundo debía de acceder por los ascensores.

Alexei repasó los formularios, desde luego parecían completos. Si no se dedicaban de verdad al tema de la abogacía no creía que fuese por falta de conocimientos, al menos burocráticos. Rellenó un par de datos, como el nombre y número de teléfono pero poco más.

-La documentación es más que satisfactoria. Pero como le he indicado antes, la empresa debe permanecer en el anonimáto hasta que llegue a nuestras oficinas está tarde. Allí tendrá todo esto listo aparte de los dossieres del caso que le he comentado.-

Pudo ver un poco de excepticismo en la cara d Ford, después de todo era un abogado.

-Sus honorarios no son el problema. Sepa que en otras circunstancias nos gastaríamos mucho más en "silenciar" todo esto. Pero el caso es que no ha sido culpa de la compañía, y nos jode pagar por algo que no hemos hecho. Seguro que lo entiende.-

Se levantó del asiento y miró fijamente al abogado a los ojos.

-Le he dejado mi número de teléfono. Llamemé antes de dos horas y mandaré un coche a buscarle. A usted o a la persona que elijan para atender nuestro caso. Que estoy seguro que será la adecuada. Si no, no habría venido hasta aquí. Al igual que su bufete no me gusta perder el tiempo.-

Se relajó y sonrió de nuevo.

-Si me disculpa, tengo otro asunto que atender antes de volver a las oficinas para tenerlo todo preparado para ustedes para esta tarde.-

Gato salvaje estaba seguro que le llamaría. No sabía si vendría Ford mismo, pero seguro que mandaban a alguien. Esperaba que fuera alguien con acceso a las plantas superiores.

Ariete había visto lo que necesitaba de aquella planta. Escaleras bloqueadas salvo emergencia. Ascensores disponibles solo con tarjeta de acceso. En caso de no conseguirla solo podrían o bien forzar esa emergencia para que se abrieran las puertas o bien abrir el ascensor por la fuerza y subir por allí. Una lástima no poder contar con más información de las plantas superiores.

Miró su reloj, ya había pasado demasiado tiempo husmeando. Si no tuviera que volver pronto y quizá pasar desapercibido forzaría la situación para provocar esa emergencia y ver tiempos de reacción y funcionamiento del sistema; pero era todo demasiado precipitado. Simplemente volvió a la puerta y esperó a que Alexei terminara lo suyo.

—Por supuesto... son meros formalismos. Tramitaré igualmente su petición y trataré de que alguien le llame en esa ventana de tiempo señor Gruberson.

El hombre, claramente un comercial, alargó la mano para despedir a Alexei y se apresuró a abrir la puerta de la sala para que éste saliera.

—Le acompaño a la salida señor Gruberson.

Ariete vio como Ford abría la puerta y despedía a Gato Salvaje ofreciéndole compañía hasta la salida justo cuando volvía de su ronda por las instalaciones.