Partida Rol por web

Los murmullos van in crescendo y todo el mundo habla y opina acerca de Caín y de lo que ocurre en la Iglesia.

Cuando las conversaciones están en su punto álgido, la puerta de la sacristía se abre y se hace el silencio.

Dos hombres idénticos, gemelos, de constitución poderosa entran en la sala y se dirigen al altar. Ambos son albinos, con la piel pálida y el cabello blanco como la nieve. Sus ojos arden como soles rojos, y sus rostros permanecen totalmente impasibles. Otra figura les sigue y se coloca en el centro del altar para comenzar a hablar en medio de un silencio enloquecedor. El terror es palpable, la atmósfera está cargada con el poder del tercer mortal, casi como sucede con la calma antes que precede la tormenta.

El supuesto Caín contempla la habitación sosteniendo la mirada de todos y cada uno de los Condenados antes de hablar:

- Yo soy el sire de todos vosotros. Yo fui el primero de vuestra raza. Yo soy Caín. He visto cómo mi Estirpe ha crecido en número y poder, y he visto a los que duermen levantarse de sus lugares de descanso para alimentarse de todos aquellos que son demasiado débiles para resistirse. Ese tiempo ha pasado. -

- He contemplado el paso de milenios, y no he hecho nada que interfiera con las no-vidas de mi Progenie. Eso también ha terminado. De ahora en adelante no habrá Camarilla y no habrá Sabbat, sólo habrá Vástagos. -

- No permitiré durante más tiempo que esos estúpidos líderes que me creían desaparecido persistan en su Yihad, utilizando a mi gente como sus peones. Vosotros, que habéis pagado mi pecado con vuestras almas, seréis liberados de las manipulaciones de mi Progenie. Caminaremos como un sólo ser, y gobernaremos este mundo. El ganado ya nos ha tenido demasiado tiempo por una leyenda; los humanos no tienen ni idea de lo que somos capaces de hacer. Se han vuelto débiles en su arrogancia y complacencia. -

- Uníos a mí, hijos míos. Uníos a mí en la batalla para gobernar este mundo. Los Lupinos, los mortales y cualquiera que se oponga a mi gobierno y el de mi Progenie pagará el precio de su inconsciencia. El mundo será nuestro Rebaño. -

Caín se yergue solemnemente un momento, mirando a cada uno de los Vástagos de la sala: - He estado fuera demasiado tiempo. Sabed que ahora he regresado. Sé que esto puede resultar chocante. También he oído los rumores sobre mi muerte. Tendréis siete noches para tomar vuestra decisión. Uníos a mí, romped los lazos que os unen a la Camarilla, y al Sabbat, y gobernad a mi lado. Cosechad las recompensas que sólo yo os puedo ofrecer o quedaos al lado de esos idiotas que os utilizan como peones, pero sabed esto: ¡quienes  se ponen del lado de mis enemigos, son mis enemigos! -

A continuación, Caín se da la vuelta para irse majestuosamente de la sala por la misma puerta por la que entró:

- Si queréis uníos a mí hablad con mis Criados, ellos os dirán todo lo que necesitáis saber. -

La imponente figura comienza a andar hacia la sacristía.

Ves cómo al cabo de un minuto y de varios cuchicheos entre ellos, los 2 Príncipes acompañados de todos los ventrue salen de la Iglesia.

El resto de vástagos siguen hablando, cuchicheando y se oyen murmullos por toda la Iglesia, y sorprendentemente muchos de los vástagos más jóvenes, en su mayoría malkavian y nosferatus se acercan a hablar con los Criados de Caín.

Todos observáis cómo los albinos van apuntando algo en un pergamino, una especie de lista. Y a su vez van ofreciendo a los vástagos que se les acercan un vial. Vial del que beben con ansia la mayor parte de vampiros jóvenes.

Vassili hacía rato que había desaparecido hablando con los nosferatus.

William se acercó a los albinos, quería ver si podía descubrir algo mas, sobre todo qué era ese Vial que ofrecían. Se puso en la cola y esperó a que le llegara a su turno.

Satanás llamó a su lobo, se acercó a William y le comentó: - Voy a vigilar la entrada. - y salió sin más por la puerta.

Katerinka se alejó también en compañía de otro vástago de aire erudito y que llevaba gafas.

Satine se encontraba confusa ante toda la situación. Y entonces, con la Iglesia bastante más vacía, se percató de que el vástago de la noche anterior, (Frank) se encontraba apoyado en una de las paredes laterales prorcurando pasar desapercibido.

— ¿Yo te conozco?, ya te había visto antes, ¿cierto? —Me dirigi hacia Frank mirándolo algo confusa— Tú estabas aquí anoche, ¿pero? ¿Quién eres tu? ¿Qué paso exactamente anoche?

Sobresaltado por la inesperada reacción de la vastaga dio un ligero paso hacia atras, me costo un poco pero luego recorde a la chica que vi borrosa mientras huia del lugar atacado por otros dos vastagos que acababan de matar al sacerdote a sangre fria.

- Anoche paso que entre en la zona de caza de dos vampiros a los que les gusta demasiado ver brotar la sangre, por cierto me llamo Frank, encantado ¿señorita?

Recobrando la compostura recorde que este sitio era ahora un santuario, almenos mientras los dos principes estubieran en las inmediaciones... y ese falso Caín tambien.

—Me llamo Satine —Digo mientras asomo con mi rostro una sonrisa agradable—. Un gran placer, y si, imagino que esos dos vampiros eran unos testarudos, créeme, desgraciadamente los conozco, un poco, no mucho, pero si lo suficiente para saber que pueden llegar a ser unos auténticos animales —vuelvo a sonreír delicadamente y me quedo mirando al vástago.

Algo me llamaba la atención de él, no sé, ni lo podía precisar en este momento, pero era algo que me hacía sentir cómoda.

— ¿Y qué haces por aquí esta noche?, ¿no te alarma nada de todo este suceso? —Miro fijamente a Frank intentando encontrar quizás un consuelo—. Como si fuera poco con la situación de por sí bastante extraña debo observar como toda esta construcción queda asquerosamente arruinada con tanto nosferatus suelto por aquí, y disculpa, es que no los suelo tolerar mucho —Sonrío y espero a que el caballero condujera mi curiosidad, saber la realidad del sitio, ¿y si no sabía?, bueno, podríamos investigar juntos, por fin habría encontrado un aliado educado, algo refinado y a mi altura, lo que necesitaba encontrar en este extraño lugar.

Te llega un sms al móvil. Son instrucciones de Wilhelm:

"Dentro de 1 hora en el Castillo de Charlotenburg. Es importante."

Te llega un sms de un número que te suena, es el que os dio el encapuchado para que llamárais en caso de emergencia: 

"Dentro de 1 hora en el Castillo de Charlottenburg. Pregunta por el Príncipe Wilhelm y llévate a Satine contigo. Cambio de planes."

Te llega un sms de un número que te suena, es el que os dio el encapuchado para que llamárais en caso de emergencia:

"Dentro de 1 hora en el Castillo de Charlottenburg. Irás con Willem. Preguntad por el Príncipe Wilhelm. Cambio de planes."

William lee el mensaje, no esperaba algo así, pero bueno, tendría que comprobar que pasaba. También estaba cansado de esperar una cola que no terminaba, asique se acerco a Satine para hablar con ella.

Cuando se aparta el último vástago que tienes delante te encuentras cara a cara con los sirvientes albinos de Caín.

Sus ojos rojos te miran fijamente mientras uno de ellos te pregunta:

- ¿Quiere unirse a la causa del Padre de todos? En ese caso dígame su nombre. - Ves que tiene un bolígrafo y un cuaderno donde está escrita una enorme lista que ha ido creciendo con todos los vástagos anteriores a ti...

- Mi nombre es William, William el sanguinario. Se supone que si tenemos dudas debemos preguntaros a vosotros, asique dime, ¿Qué es eso que repartís en la copa? – William quería saber si estaban intentando controlar a la gente.

- Si estás con nosotros en esta lucha, como pequeña recompensa inicial se os deja probar la sangre del Padre. - te responde el hombretón. - Es la sangre del mismísimo Caín... en una ínfima dosis. Eres libre de probarla si quieres... como todos sus hijos. Sólo he de advertirte de que te abrirá los ojos a nuevas percepciones... verás el mundo de una manera que ni te imaginas... y estarás un paso más cerca de la verdad. -

Es entonces cuando te percatas que los vampiros antes que tú que han probado la sangre han salido de la iglesia bastante eufóricos.

- ¿Estás con nosotros? ¿O estás contra nosotros? No hay medias tintas. -

- Me imagino que estoy con vosotros, no tengo ninguna intención de enfrentarme al padre, pero no pienso probar su sangre, no quiero que me puedan manipular, lo que haga lo hare por mi propia voluntad, no porque me obliguen. – William miraba desafiante al Albino, aunque no dijo nada mas, no tenía intención de ofenderle. – Si ya tiene mi nombre creo que puedo irme ¿No?

- Claro, puede marcharse cuando guste. Y es libre de probar o no la preciada sangre de Caín. Recuerde que como ha dicho el Padre, dentro de 7 noches el que no esté con él... estará en su contra. - mira a su gemelo y luego examina a las pocas personas que quedan en la Iglesia...

- Estaremos aquí 10 minutos más. Si desean preguntar cualquier cosa estamos a su disposición. -

William se dio la vuelta sin decir nada mas al albino y se acerco a Satine, la cual estaba hablando con el hombre con el que habían tenido una discusión el día anterior.  Cuando llego sonrió a ambos vampiros y después se dirigió a la vampiresa. – Satine tengo que hablar contigo, ha sucedido algo.

—Discúlpame Franck un momento —me alejo de Franck y voy hacia Willian.
— ¿Qué ocurre?, ¿también te llego el mensaje? —digo preocupada al ver el escrito en mi celular—. ¿Qué crees que puedas ser?

- No sé si puede ser algo importante, pero deberíamos ir a ver que sucede. En teoría hemos venido aquí a ayudarlos a ellos la verdad, aunque luego haya pasado todo esto.

─Ok, esta bien, te sigo ─asiento con mi cabeza y me propongo a seguir a Willian, la situacion se veia preocupante─. ¿Tendra que ver con lo que ha estado ocurriendo aqui?

Realmente no esperaba respuesta, solo descubri que estaba ocurriendo o mejor dicho, por ocurrir.

- Ahora lo descubriremos, puede ser lo que ha sucedido o puede ser que le quieran dar emoción a la cosa. Vamos a ver qué sucede, no creo que tengamos que preocuparnos demasiado, pero nunca se sabe.