Partida Rol por web

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Ascendí la distancia que nos separaba de la cima sumida en mis pensamientos, reflexionando sobre las palabras de Tarast y sobre la presencia hostil. No soy ninguna ingenua pero reconozco que no me había parado a pensar en ello, supongo que aún tengo la esperanza de con sigilo, algo de ayuda de la misma Fuerza, podamos llegar hasta los captores de Romund y tal vez mediar por su liberación de una manera lo más pacífica posible. ¿estaba siendo una ingenua? Habría tiempo de averiguarlo.

Las vistas del monte Tellec y sus alrededores eran impresionantes y no pude más que maravillarme en ellas antes de retomar el camino hacía el lugar en el que se suponía hallaríamos el antiguo templo. El tiempo apremiaba, ese Malefax quería a la conocida de mi tía por un motivo, si lo alcanzaba podía dejar de serle útil con vida.

El descenso fue más rápido de lo esperado aun llevándonos un tiempo precioso, justo cuando íbamos a adentrarnos algo imprevisto nos corto el paso.

-¿quien sois? - pregunte tras el sobresalto de aquella aparición, llevando instintivamente la mano sobre el sable láser – no venimos a servir a nadie – replique molesta ante sus palabras hirientes, no comprendiendo a que venía semejante despropósito – hemos venido en pos de...una amiga en apuros – realmente no conocía a Romund en persona y no sabía si podía llamarla amiga pero si mi tía tenía razón solo ella podría ayudarme a entender

Ya quedaba poco para llegar a rescatar a Hethan. Y de pronto apareció algo frente a ellos. Me quedé extrañado con esa visión. 

- El guardian de que? - Pregunté curioso. - Eres un holograma? Holollamada? o tal vez uno de esos espiritus de la fuerza sobre los que leí una vez? 

Sorprendida por la aparición, Kaveri se puso en alerta y miró hacia todas partes con nerviosismo. No había percibido antes la presencia, al parecer había surgido de la nada.

¿Un holograma, como ha sugerido Dao? ¿Un ente de luz? ¿Un…un qué demonios?

Sin decir nada, se concentra y trata de percibir cualquier rastro de seres vivientes en el entorno, incluido el Guardián, por supuesto (¿era un ser vivo u otra cosa?). Aquella era una habilidad que hacía algún tiempo que tenía, no sabía cómo ni desde cuándo, pero que ya le había servido en ciertas ocasiones.

¿Era eso un cereano?,  Mi compañera de viaje ya te contó nuestro propósito aquí Guardián,  ahora ¿podrías tu aclarar nuestras dudas?, ¿sabes qué nos deparará en el valle?

El cereano os mira cuando habláis, después de escucharos detenidamente comienza a hablar.

- Mi templo está ocupado por un siervo del lado oscuro de la Fuerza. Este villano debe ser expulsado andes de que la corrupción que ha traído a este valle sagrado se vuelva permanente. La cuestión es, ¿sois vosotros los indicados para la tarea? - os dice respondiendo primero a Pon.

Mira entonces a Sarenda y a Dao y levanta una ceja.

- Soy el Guardián, no os he pedido que me sirváis, pero no parecéis de utilidad para echar al lado oscuro de mi templo - insiste -. No soy ni un holograma ni una holollamada, pero soy, en cierto modo un espíritu.

Gira entonces la cabeza hacia Tarast.

- Tu compañera lo ha dicho, cierto - responde al kel dor -. Se que quien ha traído al valle el lado oscuro venía con alguien diferente ... - dice mientras se lleva una mano a la barbilla - El motivo que os ha traído aquí es noble... pero no se, no habéis llegado aquí en vuestras mejores condiciones.

Me quedé pensando en las respuestas del espiritu, Guardián. 

- Entonces ese tipo del lado oscuro trajo a Hethan... - Deducí. No habia que ser ningún genio. - Bueno, señor Guardián. Por lo visto somos lo unico que tienes. Puedes ayudarnos a expulsar a ese tipo malvado y rescatar a nuestra amiga. O puedes quedarte ahi brillando, sin hacer nada, y esperar que lo consigamos. Aunque si no nos ayudas, nada nos impide rescatar a nuestra amiga y dejar al tipo malvado aqui para que siga contaminando tu valle sagrado, verdad? - No me entusiasmaba la idea de amenazar a un espiritu, pero tal vez consiguieramos algo mas de ayuda por su parte. Tal vez algo de exploración invisible, avisarnos de trampas, o algo así. 

- Te perdonaré la insolencia ya que ignoras a que os enfrentáis - contesta el cereano bastante desairado -. Sin mi ayuda, muy probablemente, no sobreviviréis al valle, si no sobrevivís no podréis ayudar a vuestra amiga. Sabed que no estáis solos en el valle, los habitantes de este se han vuelto bastante hostiles desde que el templo cayó en el lado oscuro, podría ayudaros a evitarlos o podría enviarlos directamente hacia vosotros, lo que elijáis es vuestra decisión.

El tipo estaba bastante pagado de si mismo para estar muerto... 

- Si quieres que libremos el valle del Lado Oscuro, mejor nos ayudamos entre nosotros.... No? - Le dije encogiéndome de hombros. - Total, no tienes nada que perder. 

Asentí con gesto de comprensión ante las palabras del cereano, a pesar de lo confusa que me sentía, hasta que había logrado arreglar el sable todas estas cosas solo eran habían sido leyendas para mi. Historias, leyendas...cuentos que se les contaba a los niños, siervos de la oscuridad y la luz, combatiendo en ancestrales guerras que habían sido enterradas en el recuerdo de los muertos. Y ahora uno nos estaba hablando, la razón y la lógica estaban viéndose puestas a prueba.

-Necesitó...perdón – me corregí nada más darme cuenta de mi egoísta error al hablar bajando la mirada un instante volviendo a dirigirme con firmeza al guardián – necesitamos a Hethan Romund, no alcanzamos a comprender lo que esto significa – digo señalando su figura traslucida ante nosotros y luego a mi misma, sintiendo como a lo que llaman fuerza fluye por todo el lugar hacía nosotros – Hethan Romund es quien puede arrojar algo de luz- podía notarse la mi forma de hablar que estaba echa un lio o lo que era peor, y más me molestaba, mi ingenuidad ante todo lo que estaba pasando- además de la amistad que guarda con algunos de los presentes...no podemos abandonar a su suerte a quien podría marcar la diferencia en nuestras vidas...por favor ayúdenos a salvarla y nosotros haremos cuanto este en nuestra mano para vencer a ...-dude buscando las palabras correctas, sin estar muy segura si lo serían o no – ese ser...siervo del lado oscuro, restauraremos el equilibrio – finalice utilizando palabras que mi tía había compartido en una de sus historias antes de que partiera en busca de Hethan

A continuación guarde silencio, tratando de mantener firmeza y serenidad, esperando la respuesta del espíritu guardián. Haciéndome mil y un preguntas a semejante situación.

Pon permaneció escuchando la conversación de sus compañeros con ese ente. No parecía que quisiera ponerles las cosas fáciles pero parecía bastante necesario obtener la ayuda del cereano, y más si estaba metido de lleno en La Fuerza. Al final expuso lo que quería, cómo no era un trato. Ayuda a cambio de ayuda. Al parecer tampoco tenían muchas opciones, por lo que la mejor era acceder a sus peticiones. - Tal vez no seamos lo que usted espera, ni un enorme ejército con grandes guerreros, pero somos todo lo que tiene ahora mismo y tal vez no debería menospreciar nuestras capacidades, al fin y al cabo no nos conoce y no sabe de lo que podemos ser capaces.

- Uhmmm - murmura el espíritu -. Entiendo, no te falta razón, tu petición es más que razonable y de lograr vencer la oscuridad que se extiende por el valle para rescatar a vuestra amiga, el valle también se vería beneficiado. Intentaré ayudaros tanto como pueda, podéis continuar con la seguridad de que haré todo lo que esté en mi mano para asistiros. Pero antes de marchar, ¿hay algo más que deseéis conocer sobre el valle?

El cereano se queda en silencio esperando cualquier pregunta que queráis hacerle.

Su apoyo es bien recibido y se agradece- respondió Tarast ante el ofrecimiento de ayuda de el Guardián, aunque no estaba seguro de hasta donde espíritu de un viejo cereano iba a ser de ayuda para escabullirse al templo, el hecho de que estuviera de su lado lo tranquilizaba, sus sentidos le decían que no debía subestimarlo.

El kel'dor se alista para seguir su trayecto -Mi única pregunta es ¿que camino debemos seguir para evitar a los locales?.    

Kaveri asintió a las palabras de sus compañeros, con solemnidad incluso cuando se mencionó a Hethan. Era bueno que alguien tuviese la capacidad de no decir sandeces, como a menudo le ocurría a ella misma. 

—¡Eso es! —miró a Tarast—. ¡Los peligros del valle! Creo que nos vendría bien saber a lo que nos enfrentamos en estos parajes. Antes de llegar a destino, ese templo se entiende, que eso ya sabemos que será un lugar terrorífico lleno de maldad o monstruos oscuros que nos van a devorar por lo que he entendido —se encogió de hombros, incapaz de frenar su nerviosa verborrea fuera de lugar—. Es que yo, mientras los grandes guerreros se preparan para dar tundas, intentaré ir de primera si me dejan y no me vendría mal ir sobre aviso ¿vale?

«¿Vale? ¡Vale!» Kaveri... ¿No se te ocurre otra forma de abordar a lo que sin duda es un místico venerable, o algo así? Tras una vacilación consiguió ponerse seria.

—Pero que quede claro —su mirada se volvió intensa de determinación—, para mí Hethan es lo más importante. No haré nada que perjudique su rescate, sea lo que sea.

- No hay camino posible que os asegure que no os cruzaréis con los habitantes del valle, además, con el templo en desequilibrio no soy capaz de evitar que os ataquen, en el valle también habréis de enfrentaros a peligros medioambientales, pero dado que habéis logrado llegar hasta aquí, aunque no es vuestras mejores condiciones, no veo porque no podáis sobrevivir a estos - os dice en respuesta a Tarast y Kaveri.

- Entonces... A que clase de peligros medioambientales y criaturas nos podriamos llegar a enfrentar? - Le pregunté curioso. - Y ya que no podemos evitarlos todos, tal vez haya alguna ruta que nos evite la mayoria, o unos cuantos... Tal vez. 

- Y un detalle importante, ¿hay más usuarios de la Fuerza? ¿Alguien que nos entrañe un grave peligro? Si son muy poderosos tendremos que extremar las precauciones.- preguntó Pon, ya que no sería lo mismo luchar contra soldados que contra usuarios con poderes.

A pesar del cambio del blanco níveo de la ladera al frondoso verde del valle, seguía sintiendo la baja temperatura del lugar, lo que delato el suspiro de alivio que escapo de entre mis labios en forma de nube de vahó. Las palabras de unos y otros habían surtido efecto en el espíritu guardián del templo, accediendo a ayudarnos. Le dedique un leve movimiento de cabeza a modo de agradecimientos mientras mis compañeros de viaje comenzaban a bombardearlo con preguntas. Las escuche con el mismo interés que las respuestas que nos brindaba el cereano.

La más peculiar de las intervenciones fue la de Kaveri. No pude evitar alzar las dos cejas sorprendida ante su veloz verborrea, trate de ocultar una risa al ver en ella la imagen de una de mis hermanas mayores. Sin duda sería una compañía interesante.

Deje que el cereano diera las respuestas a mis compañeros mientras meditaba en todo lo que iba diciendo sobre el valle y sus peligros.

-Sí como ha dicho usted, Malefax es un seguidor del lado oscuro es de esperar que sea capaz de detectar nuestra presencia, quizá no ahora pero si cuanto más nos acerquemos – medite en voz alta sin dirigirme a nadie en particular – no podremos eludir los peligros que el valle depara para nosotros pero...¿habría algún camino que nos permitiera abordar el Templo sin ser detectados por él y quien pueda estar en el templo con ellos? - formule mi pregunta finalmente alzando la vista hacía el espíritu

No estaba familiarizada con aquellos antiguos templos pero quizá tuviera más de una entrada o salida que no pudiera dar cierta ventaja a la hora de rescatar a Hethan

Malefax, Malefax... ¡uyyyy Malefax!

El nombre se le grabó a fuego a Kaveri en su cabeza. Le daba mala espina, horribles sensaciones, mal muy mal rollito. PEro uno de los defectos de Kaveri la escurridiza amenazaba con empezar a dar la lata.

—Cuanto antes en marcha, antes acabaremos. Movernos como sombras, sigilosos y fugaces, como flechas, rápidos y certeros. Eso hacer debemos...

Consciente de que su nerviosismo la estaba dejando en evidencia, decidió callarse la boquita. Miró a Sarenda, en concreto se le iba la vista hacia el sable de luz que portaba al cinto. Quería una cosa de esas.