Partida Rol por web

- Malefax está completamente atrapado por el lado oscuro, y enfrascado en incrementar su poder. Os subestimará y particularmente lo hará con vuestra habilidad de trabajar en equipo - os dice el guardian.

Detiene sus respuestas alertado por algo.

- Un grupo de cazadores se acerca, sus mentes están nubladas por el lado oscuro. Incluso si los evitáis ahora, continuarán su caza y os encontrarán - os explica -. Los dirigiré a unas ruinas no muy lejos de aquí, cerca del lago. Os podéis esconder para atacarlos de imprevisto. Tomaré como un favor si dejáis a algunos de ellos con vida. Corred, no queda mucho.

Sin esperar más El Guardián se desvanece.

Al parecer él espectral cereano si va a resultar de ayuda concluyó Tarast viendo como se desvanecía en él aire. ¡Rápido, a las ruinas! exclama al tiempo que arranca a correr a toda velocidad en la dirección que indicó él guardián.

Os movéis entre los árboles del bosque, cruzáis un puente y llegáis finalmente a las ruinas que El Guardián ha mencionado, os escondéis segundos antes que el primero de los cazadores, vestido con pieles, accede a las ruinas. Sujeta un rifle antiguo de balas, y su cara está embadurnada en sangre.

En poco tiempo, el grupo entero de cazadores, hasta seis de ellos, llega al centro de las ruinas y llega el momento de atacar...

Tarast esperaba algo impaciente atrás de una roca plana el sónido del bláster de Kaveri, habían acordado que ella iniciaría la ofensiva para que el factor sorpresa le diese un tiro certero. Sentía los pasos de los cazadores a unos pocos metros de él, apretó la mano en la que empuñaba su sable láser listo para ser activado y trató de controlar sus emociones como había leído que lo haría un Jedi. 

¡Qué nervios! ¡La muerte rondaba, pero Kaveri no quería mancharse las manos, todavía no!

Observó desde su escondite a los recién llegados. Cazadores, según el espíritu pero…¿qué garantizaba que ese arrogante ser de luz dijese la verdad?

Pese a sus dudas, consciente de la presencia de sus camaradas en las cercanías, Kaveri puso el arma en aturdir. Luego hizo unos gestos difíciles de identificar para que se preparasen Dao y los demás, apuntó cuidadosamente y disparó.

El Kel'dor esperaba el momento de atacar con los ojos debajo de sus lentes cerrados en un triste intento de meditación aunque lo cierto era que estaba muy impaciente, el sónido del bláster dió inicio a la contienda y el sable de Tarast se encendió iluminando su rostro con un resplandor verdoso.

Se abalanzó raudo sobré los desconcertados cazadores y asestó un tajo al más cercano.

Casi sin pensarlo, Pon activó su sable y se abalanzó sobre el objetivo que tenía más cerca. La hoja azul brillante no encontró ningún obstáculo para dar con su rival, asertando un golpe certero. Pero procuró bien de no matar a su contrincante, lo quería vivo para poder interrogarlo y rememoró lo que había aprendido sobre el hecho de matar a otras criaturas.

Malefax...bueno si el lado oscuro podía nublar el juicio como el guardián insinuaba que podría ocurrir y los subestimaba, eso que jugaba a nuestro favor.

¡Cazadores! Mis sentidos se pusieron alerta ante esas palabras de inmediato. ¿¡Venían a por nosotros!? Pero ¿eso quería decir que ya estaban alertados de nuestra presencia en el valle? No podía ser ¿o si? Maldita sea, todo lo que tenía eran preguntas y ahora para mi sorpresa íbamos a emboscarlos nosotros a ellos en las ruinas que nos indicaba el espíritu.

El Kel'dor llamado Tarast se lanzaba a la carrera en la dirección que nos había indicado el guardián, todos parecían dispuestos a seguir el antiguo lema de la mejor defensa es un buen ataque. Bueno estaba claro que el factor sorpresa nos daría ese buen ataque pero... yo no quería matar a nadie. No hay tiempo para compartirlo con los demás.

En un breve cruce de palabras accedemos a escondernos en las ruinas a la espera de nuestros desprevenidos cazadores, mi mano reposa sobre el sable láser de mi cinto, el único arma que poseo y que me acompaña desde que lo repare. De eso ahora me parece que ha pasado una eternidad cuando solo hace semanas.

Permanecí oculta como el resto hasta la señal, el sonido del arma de Kaveri, tras eso todo se precipito. Al crepitar de los sables de Tarast y Pon se sumó el mío, aunque yo dude a la hora de asestar el golpe descubriéndome ante el enemigo, viendo como caía uno tras otros bajo el ataque de mis compañeros.

-¡Deponed las armas! - fue lo que salió de mi mientras adoptaba una posición defensiva a la par que amenazadora ante mi oponente – ¡hacedlo y todo acabara en este momento!

¿Era eso una amenaza? Ni yo misma lo sabía pero era lo único que se me ocurría antes de cercenar algún miembros del cazador con mi sable.

Podéis ver la cara de sorpresa en los cazadores al ver al primero de ellos caer al ser alcanzado por un disparo de bláster azul que le envuelve en un halo momentáneamente antes de verle caer al suelo y la aparición de Tarast, Pon y Sarenda tras este evento empuñando sus sables de luz.

Dos cazadores más caen tras los golpes que reciben de Tarast y Pon y, tras unos instantes, uno de los cazadores, lleno de ira, comienza a gritar y el resto de los que quedan en pie le siguen levantando las armas, desoyendo la advertencia de Sarenda.

Los tres rifles que llevan abren fuego casi al instante apuntando a los tres que habéis salido al ataque.

Tarast encaja una de esas balas.

La bala que estaba firmada para alcanzar a Pon se pierde en el aire aunque pasa muy cerca de la cara del nautonalo.

Sarenda es la "víctima" del tercero de los disparos.

Habia empezado el combate, y ya habian caido tres de ellos. Cualquier persona sensata se rendiria ante semejante demostración de fuerza tras la amenaza nada vacia de Sarenda, pero al parecer esos no eran nada sensatos. Atacaban aun superados en numero. Tal vez estaban siendo controlados... o amenazados. El lado Oscuro podia ser terrible. De todos modos no habia tiempo para una charla. Salté de mi escondite y corrí hacia uno de los que acababan de disparar. Conseguí acertarle con mi bastón nada tecnologico frente a todos esos armados con tecnologia punta. 

- En serio, deberiais rendiros... - Le dije a esos tres tras golpear al primero. 

Furiosa al ver como sus compañeros reciben daño, Kaveri estuvo a punto de pasar el arma a posición letal. Pero hizo un esfuerzo para serenarse, volvió a apuntar y disparó a otro de aquellos desgraciados.

—¡Pues será por las malas, idiotas! —les gritó a los cazadores que seguían en pie.

Tal vez no estuviese tan serenada, después de todo.

Mientras Dao golpeaba a uno de los cazadores con el extremo de su bastón, sin tumbar a su oponente, Kaveri atacaba a otro de los cazadores con el mismo resultado que su primera víctima.

Al sentir el proyectil impactando en mi cuerpo quise gritar, maldecir e incluso una lagrima, por el dolor producido, amenazo con asomarse a mis ojos. Los cazadores habían desoído mis palabras e incluso las de Dao, ahora sus compañeros yacían heridos o inconscientes en el suelo pero no él que me había disparado.

Cegada por la rabia de haber sido tan inocente al creer que las palabras bastarían para persuadirlos decidí imitar a mis compañeros y asestarle un golpe certero a mi oponente, que le hiciera retroceder y tomar en serio mis palabras. Pero algo estaba mal conmigo. Cuando avance haciendo descender mi sable en su dirección mi vista se nublo, haciéndome no solo errar el golpe, también hincar la rodilla en el suelo manteniendo una defensa muy pobre contra otro ataque.

Como en todo combate, y ya había estado en algunos, hay bajas por ambos bandos. Por suerte para Pon aún no había recibido daño, librándose por los pelos de recibir un impacto. Decidido a aprovechar esa ventaja hizo un segundo ataque con su sable.

Aaahhh!! el gritó de rabia y dolor entremezclados de el Kel'dor al recibir el impacto de el bláster retumbó en las ruinas, lo habían tomado por sorpresa. La adrenalina menguo el dolor pero no la rabia, con largas zancadas se puso a rango de el cazador y le asestó un tajo con el sable, pero esta vez no se preocupó si el golpe era letal o no.

Entre Pon y Tarast, acaban con el resto del grupo de cazadores. Habéis dejado a todos fuera de combate y parece que tenéis un momento de descanso, pero algo sucede y una bala golpea en una de las rocas que tenéis cerca de vosotros.

A una distancia considerable, un cazador más se mantiene a una distancia prudencial apuntando con su arma, una muy diferente a la del resto de cazadores, pero que también dispara balas.

Pensáis que quizá fuera un cazador que ha escuchado los disparos de sus compañeros y quizá estas nuevas salvas puedan servir de aviso a un número mayor de los habitantes del valle.

Esperaba que alguno no quedase inconsciente para interrogarlo y saber mejor a que nos enfrentabamos... - Que faena... 

En ese momento un disparo impactó en una roca cerca y casi se me cae el bastón de la mano de la sorpresa. Miré a mi alrededor y vi al tirador.  - Allí! - Estaba demasiado lejos como para llegar pronto. Asi que recogí una de las armas de esos cazadores y busqué donde cubrirme para ponerselo mas dificil al tirador. 

¡Aquellos tipos no se rendían! Al parecer tampoco les importaba el verse derrotados, algo muy loable. Muy loable sí...

—Dejádmelo a mí —susurró Kaveri, mientras pasaba la posición de aturdir a letal. 

Apuntó cuidadosamente con el rifle bláster. Era un buen arma, adecuada para disparos a larga distancia como aquel. Aun así no iba a ser fácil, aguantó la respiración y disparó.

—¡Le he dado! ¡Le he dado!

El último de los cazadores cayó al suelo al recibir el disparo de Kaveri, la persecución parecía haber acabado por el momento, pero nadie contaba con un último disparo. Otra bala más impactaba contra una piedra, justo en la que se cubría la togruta.

Cuando veis al cazador que ha realizado el disparo, este comienza a correr y vosotros, intentando evitar que de la voz de alarma, salís corriendo tras el. Durante vuestra persecución, el cazador solo se detiene unos segundos cada cierto tiempo para dispararos a lo lejos sin dar en el blanco en ninguna ocasión. Poco después de adentraros en el bosque tras el cazador, de repente, sentís como el suelo se derrumba a vuestro paso. Habéis caído cada uno en un pequeño pozo con paredes de piedra con una única salida por la parte superior. Al mirar hacia arriba podéis ver como el cazador reaparece en el borde del pozo, se ríe de vosotros, y se marcha, dejándoos a vuestra suerte.

Durante un rato inspeccionáis vuestra "jaula natural". No encontráis manera de salir, los posibles lugares donde asiros son unas cuerdas que quedan fuera de vuestro alcance.

El Guardián reaparece junto a cada uno de vosotros.

- No os esforcéis en escalar para salir. Las paredes están cubiertas de hielo, no lograréis nada más que resbalar sin avanzar - os dice -. Me temo que tendréis que usar la Fuerza para tener alguna posibilidad de éxito - veis como la figura se mesa la barbilla -. Será una prueba interesante, desde mi punto de vista.

Que fastidio caer en una trampa tan basica. Y encima el cazador se escapa. Seguro que va a por compañeros para rematarnos. Y encima el guardian experto en obviedades aparece y nos dice que tendremos que usar la Fuerza para salir de ahi. - No me digas... Aparta. - Le dije al espiritu. 

Ahi fuera del alcance habia lianas. Si me concentraba lo bastante podria usar la Fuerza para atraer una hacia mi y usarla para escalar. Despues podria ayudar al resto.