Partida Rol por web

Tras la intensa pelea con el siervo del lado oscuro ¡Malefax! y el siervo del siervo del lado oscuro Malefax, os reunís los cinco en la sala capitular del templo, donde encontráis no sólo al Custodio, sino también a vuestra querida Hethan Romund. Hethan no tiene muy buena pinta: está atada a una columna de mármol, parece inconsciente, su plateada cabellera está sucia y enmarañada y tiene moratones y cortes por todo el cuerpo.

Cuando Kaveri, Pon y Sarenda se acercan a Dao y Belandi, el Custodio se dirige a ellos:

- Ah, ahí estáis -observa el Custodio plácidamente, esbozando una sonrisa-. Bien, ahora que estamos todos, os confesaré algo: me habéis convencido de vuestra valía -anuncia-. Quizás seáis la mejor esperanza del templo en estos momentos oscuros, incluso -añade-. Sin embargo, jóvenes amigos, no tengo más capacidad que vosotros -hace una pausa y mira a Hethan-, o Romund -os vuelve a mirar- para desentrañar los secretos de este templo -extiende los brazos, como señalando al mundo-. Veréis, actualmente soy el único custodio, pero hubo un tiempo en que éramos tres -suspira-. Ah, qué tiempos... -se recompone-. Yo era El Conservador, quien grababa lo que mis compañeros creaban y supervisaban -se nota cierto tinte de orgullo en su voz-. Pero los holocrones que albergan a los otros custodios se perdieron antes de que llegase... -hace una pausa, dubitativo-, ¿cómo le llamáis vosotros? ¡Malefax! -pronuncia levantando la voz de forma ridícula-. El caso es que sin el resto de holocrones, mi potestad es prácticamente nula. Debéis recuperar los holocrones con el fin de restaurar el templo -os pide-. Si lográis recuperar este primer holocrón, seré capaz de localizar el que queda y restaurar la funcionalidad del templo.

Entonces... - comienzo despacio, asimilando la información - ¿El segundo holocrón está escondido en este templo? ¿O está desaparecido vete tú a saber dónde? - indico a la par señalo "sutilmente" a Hethan y a su deteriorado estado de salud.

Aprovecho mientras El Conservador habla para ir donde Hethan y desatarla, tumbandola en el suelo lentamente. De fondo escucho la conversación y como al menos Dao recaba información.

Ya tenemos a Hethan, ¿Es necesario restablecer el templo? Seguro que Hethan conocía este templo y podría decirnos un poco mas de lo que está pasando, espero que se despierte pronto.

-Belandi, ¿se puede hacer algo con estas heridas?

Puedo intentar estabilizarla, pero está muy maltrecha. Aunque nos iría bien tenerla despierta. Tal vez pueda decirnos algo sobre los holocrones de los que habla el custodio.

Belandi se arrodilla junto a Hethan para analizar bien sus heridas y intentar estabilizarla.

Que la Fuerza me acompañe...

Belandi trata de curar a Hethan: le quita la sangre de las heridas y se las desinfecta. A la mentora no parece sentarle mal y, de hecho, tiene una pinta un poco menos grave. Aprieta un poco los ojos y sonríe levemente, todavía inconsciente.

Al ver a Belandi curando a su mentora, El Conservador sonríe.

- Tenéis un corazón noble -dice, conmovido-. Pero hasta que no descanse unos días, no despertará -tranquiliza.

Entonces, el holograma reparara en la pregunta de Dao:

- Interesante pregunta, joven zabrak. Si el holocrón estuviese en este templo su interfaz se habría autoinicializado -reflexiona-. Sin embargo -hace una larga pausa-, yo no veo ningun otro holograma aquí, eh, joven zabrak -dice, tocándose la sien con el dedo índice y una amable sonrisa de superioridad-. No, el holocrón perdido no está en el templo, pero sí está en este valle, lo noto -hace un gesto como recordando algo-. De hecho, esos saqueadores de la aldea han pasado por el templo más de una vez...

- Es un alivio escuchar que Hethan se pondrá bien la verdad. Comenta una Sarenda claramente menos tensa que antes.

- Entiendo, ¿Deberíamos poner rumbo al pueblo? ​Dice Sarenda mirando al resto de sus compañeros. Yo estoy a favor de continuar está aventura y ayudar a conseguir los holocrones restantes.

Sí, mejor será que bajemos al pueblo - respondo a Sarenda mientras ignoro deliberadamente al Conservador -. Larek mencionó a un tal Wupu que quizás pueda hacerse cargo de Hethan mientras estamos de paseo por este valle...

Además, les debo un "camino del templo" a esos advoszec...

Rumbo al pueblo pues - dice Belandi, reincorporándose -. No me entusiasma dejar a Hethan al cuidado de esos idiotas, pero necesita descansar. También nos irá bien reponer fuerzas a nosotros. Está claro que nos vendría de lujo la oportunidad de recuperar las energías. Y algún brazo.

El Conservador asiente satisfecho.

No lo recuerdo bien, pero creo recordar -rememora con dificultad, mordiéndose el labio inferior y frunciendo el ceño- que los saqueadores hablaban continuamente de un tal Bulkan, o Borcan o algo así. En fin, buena suerte, jóvenes, os estaré observando -asiente nuevamente ante su propia afirmación y acto seguido, desaparece.

Al pueblo entonces
Me pregunto si ya se habrá despertado el descuernado, espero que no me guarde rencor...

Con Hethan a cuestas, salís del templo y volvéis a la zona del desprendimiento con los advozsec.

Cuando llegáis, oís el sonido de un comunicador salir del bolsillo de la toga de Pon.

- ¿Hola? ¿Me recibes? ¿Quién eres? ¿Por qué tienes el comunicador de Nim? -pregunta la familiar voz de Larek.

Ups, me había olvidado de esto
Hola Larek, soy Pon. Cogimos el comunicador para poder estar en contacto. Hemos encontrado a nuestra amiga pero parece herida. ¿Crees que Wupu nos podría ayudar? Nos dirigíamos ahora hacia allí
¿Que tal vosotros por ahí?

Larek gruñe al otro lado del interfono al oír las palabras de Pon. Todo el mundo hacía cosas a sus espaldas para controlarle. Igual que cuando su mujer le escondía cosas, en las primeras fases de su divorcio. Su hijo nunca le quiso decir nada para no verle sufrir, pero una vez le escuchó hablando en suelos.

- ¿Dónde estáis? Estoy con Nim, Wupu le está curando -dice, ignorando el comentario de Pon-. Pensaba que veníais a por mí -hace una pausa-. Parece que se ha corrido la voz de que Nim y yo hemos abandonado nuestro puesto en el puente, esos malditos del otro lado se habrán chivado -eleva el tono-. Randobu nos está buscando, está registrando el pueblo -hace otra pausa-. Necesitamos ayuda para salir de aquí.

¿De verdad vamos a dejar a Hethan con estos idiotas? - se queja Belandi a sus compañeros.

Pon se dirige a Belandi
Si queremos buscar los holocrones no tenemos más opción. Creo que es lo que Hetahn querría que hiciesemos, aunque no es que podamos preguntarle ahora... La cuestión es si nos podemos fiar de ellos.
Larek parece tener problemas, quizá si le ayudamos nos esté tan agradecido que se sienta en deuda con nosotros.
Han desertado por unos completos desconocidos, si en el fondo hasta me dan pena, muy en el fondo... No será hambre este sentimiento?
Pon habla por el comunicador
Tranquilo Larek, vamos en vuestra ayuda
Se vuelve a dirigir al grupo
Les ayudamos entonces? Quizá sea nuestra mejor oportunidad

Larek vuelve a gruñir en respuesta y corta la comunicación.

En lo que Pon termina de hablar le asiento con gesto de conformidad.

Estoy con Pon, ahora mismo no tenemos muchas alternativas. Unos aliados dentro no nos vendrían mal, además de alguien que cuide de Hethan. Tal vez deberiamos conocer a ese tal Wupu, a él no le están buscando. - tras una pausa - Si que es verdad que la lealtad de Larek y Nim pende de un hilo y en una situación en la que se vean en peligro es posible que entreguen a Hethan para salvarse. Aun así, no tenemos alternativa. Ir al pueblo, ayudar a Larek, Nim y Wupu, dejarles a Hethan a su cuidado (Wupu parece que tiene conocimientos de medicina) e ir a por los holocrones, eso es lo que haría yo. Sin olvidar de buscar o preguntar donde pueden estar los artefactos.

Pues andando - se resigna Belandi -. Como bien decís, no tenemos muchas más opciones.