Partida Rol por web

- Yo estoy con Pon, el pueblo ahora mismo parece la mejor opción para conseguir información y recuperar energia. En casa de Wupu igual encontramos algo - Miro a los ojos a lo demás buscando miradas acusatorias - A ver, que no es que quiera robar a un muerto, pero... es por el bien de la misión y de Hethan. El robot L8G34MZ también puede que nos de mas pistas.

Continuo pensando en la mejor estrategia a seguir, aunque me vienen ideas un poco controvertidas.

- Teniamos que haber cogido la cabeza de Voo'kan para enseñarsela al pueblo y que sepan que estamos de su parte, que fallo. Espero que confien en nuestra palabra.

- Me sumo al plan de ir. No me fío mucho de lo que haya en casa del dug pero es nuestra mejor opción. Igual tiene algo más de ese ungüento mágico por ahí.
Sarenda recuerda al dúo que está cuidando a Hethan y señalando a uno de los comunicadores de Pon dice:
Pon ¿Podrías preguntarles a ver cómo está Hethan?

Tras tratar a Dao, Belandi se dispone a ver que puede hacer por Pon. No le parece mal lo de ir al pueblo. Tal vez Hethan ya hubiese despertado. ¿Quién sabe?

- Siéntate por aquí. - le pide a Pon, mientras rebusca entre su botiquín.

Mientras Belandi le cura, Pon habla por el comunicador.

¿Larek estás ahí? Hemos consegudio salir de la cueva, uego te ponemos al día. 

¿Como se encuentra Hethan? ¿Y como estáis vosotros?

Hasta estoy empezando a coger cariño a estos cerebro mosquito

Larek responde a Pon por el interfono con un tono bastante calmado mientras los demás jugáis a los médicos.

- Hola, hola -saluda-. La señora está bien, las heridas se están curando. Wupu la embadurnó con su pócima secreta antes de irse de aquí -explica, con tono tranquilizador-. Dijo que iba a estar así hasta mañana, así que no os preocupéis, Larek se encarga -termina con gran orgullo-.

La Guardiana carraspea y para llamar la atención y, como si no hubiera pasado nada, prosigue con su discurso. El Conservador se aparece a su lado.

- El Conservador y yo -anuncia con un tono de voz elevado para imponerse- hemos llegado a la conclusión de que el holocrón ya no está en el Valle, pero sigue en Spintir. Unos ladrones que merodeaban hace un tiempo en el Valle y que el Conservador -hace un gesto con los brazos hacia él, quien asiente con una media sonrisa- tuvo en su buen haber observar, debieron hacerse con él. Mencionaron algo de la capital -suspira-. Pero Reles tiene decenas de miles de habitantes, tendréis que conseguir dar con el holocrón cuanto antes -cierra los ojos unos segundos-. Debéis apresuraros, el templo tiene que volver a su pleno funcionamiento cuanto antes, no podemos permitirnos languidecer más tiempo.

Tras esto, ambos custodios desaparecen.

-En mi opinión, creo que la mejor forma de proceder es pasar por el pueblo primero. Necesitamos recuperar fuerzas. También estaría bien llevarnos a Hethan, pero no se si entrará en la nave junto con el resto. ¿A cuanta distancia está la capital de este punto más o menos?

Efharistó polí, Belandi - agradezco.

En vista que nadie más decía nada, y asumiendo la conformidad de todos. Pon se dirige hacia el pueblo. No recordaba la última vez que comió comida de verdad, y además quería echar un vistazo por el pueblo para ver si encontraba el robot del que le había hablado Wupu.

Tras el críptico y vacío mensaje de la Guardiana, salís del Templo del Amanecer, liderados por Pon y el rugir de sus tripas. Recorréis todo el camino hasta la aldea, pasando sin deteneros por la zona del desprendimiento donde empezó vuestra bonita amistad con los advozsec. El encuentro había sido esta misma mañana, pero, echando la vista atrás, os parece una eternidad.

Dedicáis una mirada a la orilla del río, donde la lavandera, con la ayuda de su droide, amigo de 28L-M8, colgaba la ropa hace unas horas, antes de tener el placer de conocer a Wupu.

Ahora, la colada sigue ahí, mecida suavemente por la brisa que se levanta provinente del lago, proyectando unas largas sombras sobre la vegetación que crece cerca. El más grande de los soles ya se está poniendo en el horizonte, mientras el segundo tiene intención de hacer lo mismo.

Lleváis todo el día sufriendo disgustos, peleando con locos y salvando gente holográfica. Y todo esto, sin pegar bocado. Notáis que el cansancio y la fatiga ya hace mella en vosotros, así que decidís tomaros un respiro y pasar la noche a cubierto, en vez de en otro maldito agujero lleno de cadáveres y bestias de cuatro patas.

El pueblo está prácticamente vacío y de las chimeneas de las casas, hechas de barro y arcilla, emana una mezcolanza de olores de comida. Cada uno de ellos, más delicioso que el anterior.

Después de andar un par de calles, veis un edificio de dos plantas, un poco más grande que el resto. Parece una posada, así que entráis y, sin pensároslo mucho, os desplomáis sobre las sillas de una mesa de seis personas y un toydariano con cara de malos humos y un trapo sucio envuelto en la cintura, se desliza aleteando con parsimonia hacia vosotros.

El toydariano se aclara la garganta para llamar vuestra atención y podéis leer "Glelg" escrito en una placa que le cuelga del pecho junto con un simpático dibujo de una cara sonriente que no le representa en absoluto.

- Buenas tardes, forasteros -saluda a regañadientes, sacando una libreta-. No se ven muchos forasteros por aquí últimamente... -murmulla para sí-. Supongo que venís a comer. Estáis de suerte, acaba de abrir la cocina -anuncia, parándose un momento y frunciendo el ceño-. ¡Wesbe! ¡Está abierta la cocina, ¿no?! -grita de forma desagradable.

Una voz, con el mismo tono, le responde desde la habitación contigua y el toydariano asiente satisfecho antes de continuar.

- Tenemos filete de bantha, costillas de shaak, huevos revueltos de rill, sopa de aleta de... -se le corta la voz cuando posa su mirada en Pon y rápidamente rectifica-. Y nada, y huevos de rill, lo dicho -hace una pausa-. ¿Qué van a querer? Les recomiendo el filete de bantha, es de kilómetro cero, lo engordamos mi mujer y yo en la trastienda durante varios ciclos lunares.

Cuando Glelg calla esperando vuestra respuesta, veis pasar el droide de protocolo que buscaba Pon por la calle, a través del ventanal que tenéis cerca de la mesa.

- Yo tomaré los huevos revueltos. - dice Belandi distraída, para acto seguido echarse para atrás en su asiento y cerrar los ojos. Por fin un poco de tranquilidad...

Justo lo que necesitaba

Pues si lo recomiendas, ponme a mi un filete.

Me pregunto de que sería esa sopa que ha mencionado no obstante, supongo que ya no les quedará.

Yo también me apunto a un filete. Espero que Pon no haya entendido de que es la sopa, por no salir de aquí con más heridas de las que teníamos al entrar.

Que sean 3 filetes.

Miro fijamente a Pon, intentando indicarle que ha pasado el droide de protocolo.

- Y otro filete para la señora, imagino -da el toydariano por hecho-. Muy bien, enseguida se lo traigo. Cuatro filetes y unos huevos revueltos.

El camarero se da la vuelta y se dirige hacia otra mesa, recién ocupada.