Partida Rol por web

- ¡A la orden, Doc! - respondo, dando un volantazo en una curva del aparcamiento - Y no se preocupe, Sargento. Yo también lo espero.

Con una sonrisa de "aquí no pasa nada, no estamos rodeados de cadáveres andantes ni nada por el estilo", voy siguiendo el rastro de balas y cuerpos caídos que van dejando mis compañeros. Es como un camino de piedras pero es mejor a que me dejen jugar otra vez a la piñata. En cuanto salimos del aparcamiento, entiendo lo que quería decir con la calle estrecha. 

- Mientras antes nos vayamos de aquí, mejor. ¡Y los de las balas, no paréis! Me he dejado la música en casa y esto hace bien el apaño. - suelto una risa fácil, sacudiendo la cabeza. Si sigues así van a pensar que estás loco... Otra vez.

Los disparos de Riahnna, Natasha y Akira abren un hueco en la horda de infectados lo bastante grande como para que Kyle lance el Humvee a toda velocidad hacia las estrechas callejuelas de Dryfield siguiendo las indicaciones de Even. El coche traquetea ligeramente al pasar sobre los cuerpos derribados de los infectados, la mayoría de los cuales ya estaban intentando levantarse.. Otros, que estaban más lejos, aúllan y agitan las extremidades deformadas mientras intentan en vano alcanzar al vehículo. Las defensas y los laterales del coche no tardan en quedar salpicados de una repulsiva mezcolanza de polvo y sangre a medio coagular.

La estrechez de las calles apenas supone un problema para Kyle, quien lleva el Humvee a la máxima velocidad posible mientras más y más infectados salen de entre las casas o surgen a través de puertas y ventanas, corriendo sin miedo hacia el rugiente vehículo acorazado...

Miro el mapa de mi equipo de comunicaciones, mientras levanto la vista para reconocer el terreno real que estaba mostrando aquella representación bidimensional. Aquella callejuela estrecha xruzaba el espacio entre dos edificios pequeños, de dos plantas, pintados con cal, de color blanco. Aquello reflejaba la luz del sol tan fuerte que hacía que parecieran estar hechos de cristal, pero era bastante obvio al ojo experto que aquello era una mezcla típica de cemento coloreado. Me agarro al asiento cuando el conductor gira abruptamente, para esquivar una pequeña verja de aspecto sólido. Aunque parecía no suponer un problema para el Humvee, supuse que prefería no comprobarlo, tan pronto. Aquel pequeño desvío era fácil de sortear, pues justo al lado había un pequeño desnivel que el conductor había aprovechado para hacernos saltar la especie de valla de piedra que rodeaba una plaza cuadrada en la que los dos edificios se unían en su parte superior por una pasarela, que los conectaba. Allí, el edificio mostraba varias puertas de color verde, con números en la parte central de las mismas. Las ventanas, aunque sucias, parecían no haber sufrido daños, y las cortinas estaban todas cerradas. En una de las esquinas, una máquina de hielo, y en la parte superior, en el segundo piso, otra. Aquello debía ser una suerte de... ¿Hotel?

¿Quién demonios querría venir aquí? Este hotel es inmenso para la poca gente que debe usarlo simultáneamente...

Aunque tenía cierto sentido que hubiese un lugar donde quedarse. La distancia con la siguiente ciudad era suficiente como para que a algún viajero incauto se le echara la noche encima. Aquel era el único motivo que se me ocurría para querer visitar aquel pueblo perdido en medio del desierto.

-¡Ahí delante!-Grito, señalando hacia uno de los caminos que salía de la plaza, y se introducía más profundamente en el pueblo.

Levanto el arma, mirando por el visor para concentrar mejor mi vista en los objetivos.

-¡Cuidado, Kowalski, justo al entrar, te encontrarás un giro muy cerrado a la derecha!-Aviso, y apuntando a aquellas criaturas, me esfuerzo al máximo para quitar de en medio a todos los enemigos posibles.

El grupo se estaba abriendo camino de manera efectiva hacia una zona más segura. Kyle sorteaba todo tipo de obstáculos zigzagueando por encima de cuerpos infectados. Los baches de la deteriorada carretera tampoco ayudaban, pero el Humvee era un vehículo experto en este tipo de terrenos y avanzaba con gran rapidez.

- ¡Están cayendo, buen trabajo! - dijo el soldado al ver como sus compañeros de equipo derribaban cuerpos de cinco en cinco con gran habilidad -. "Hay muchísimos, si no llegamos pronto a un lugar seguro dedicaremos mucha munición, acabamos de llegar" - pensó Akira, mientras buscaba los siguientes objetivos - ¡Seguid así!

Tailor indicaba con intensidad el camino a seguir. Su conocimiento y sus herramientas permitían adelantarse a posibles tramos más complicados facilitando la conducción a Kyle. Tenía que seguir abriendo fuego para facilitar el avance. Sasha y la Sargento González seguían derribando zombies creando una masa de carne putrefacta que se iba abriendo a cada impacto. El sonido de la ametralladora atravesaba el casco del japones, que contraía la musculatura de las piernas para contrarrestar los baches que intentaban desequilibrarlos. 

Mientras se internaban en el epicentro de aquel pueblo condenado, Riahnna continuaba moviendo la maquinaria pesada intentando hacerle el camino más sencillo al piloto asignado. Hasta el momento parecía que podía vadearse en el dificultoso terreno que representaban las estrechas calles llenas de cadáveres de Dryfield, pero mientras no lograran mantener el camino libre de aquellas infernales criaturas no iban a poder respirar tranquilos.

A las palabras de Tankian al tomar un arma se limitó a hacerle un asentimiento sin siquiera mirarla, y escuchaba como Akira animaba al resto, lo que le sacó una media sonrisa. De no ser aquella una situación de alto riesgo donde un simple error podría acabar con ellos, casi habría considerado esas palabras de animo como una señal de estar pasando un buen rato mientras disparaban a diestra y siniestra.

-¡Vamos, joder!- Dijo la mujer, cuando se desequilibró un momento, haciendo que las balas impactaran edificios y calles pero ningún bicho. Se afianzó mejor frente a la ametralladora, y dejó caer otra lluvia de balas sobre los muertos más cercanos, intentando no darle a la carrocería.

Tal y como había pensado eran demasiados y encima se estaban acumulando sin perder un maldito segundo, demasiados para preocuparme por la munición. Afianzo la posición y espero con calma a que el coche se estabilice de su último giro y con calma. 

Me centro tanto por un momento que todo ruido se desvanece, ni siquiera la ametralladora pesada o las voces de mis compañeros, lo cual es de agradecer con cierto conductor, me distraen. Y sin más aprieto el gatillo con precisión consiguiendo derribar a una buena porción de ellos.

El pueblucho parecía tener más sorpresas de las que esperaba en un primer momento, además de una cantidad absurda de edificios respecto a lo que nos habían contado. Y además con calles estrechas, con todo el espacio que hay en el desierto... Se me escapa una risita cuando el HUMVEE da un bote al pasar la valla. No sé si este es el camino más directo o más rápido, pero tengo que felicitar a Doc por llevarnos por el más divertido. 

- ¡A la orden! - respondo pisando el acelerador y murmurando en voz baja - A 200 metros, gire la primera a la derecha...

La lluvia de balas es tranquilizadora, siempre y cuando mande al suelo a los zombies que se ponen por delante, pero empiezo a notar algunas que se están yendo lejos. Y como le den a la pintura, se me va a caer el pelo. Frunzo los labios y echo un rápido vistazo hacia atrás, a los que están disparando, el tiempo justo como para que se me olvide lo de la curva cerrada cuando llegamos a su altura. Mierda, mierda, ¡mierda! Piso el freno a la vez que giro rápidamente a la derecha, provocando un horrible chirrido de derrape del HUMVEE y haciendo que el vehículo se incline peligrosamente hacia la izquierda. 

- ¡Oh, no, no! ¡Ni de coña vas a volcar ahora! - le grito al coche al tiempo que piso de nuevo el acelerador para meterme por la calle que ha dicho Doc. El instante a dos ruedas pasa rápidamente para mi alivio y, creo, el de todos los demás, y vuelvo a avanzar entre los edificios - Eso, buena chica... ¿Doc? ¿Instrucciones?

Me agarro tan fuerte como puedo cuando el HUMVEE pasa por el estrecho hueco de la verja metálica, que por suerte estaba abierta. Oigo el metal rallar el exterior, y la sacudida siguiente me hace sentir ingrávido durante un segundo entero.

¡Vamos a volcar! ¡Mierda... deberíamos haber ido por el camino más seguro...!

Pero el piloto consigue enderezar el vehículo, y me calmo un segundo, consiguiendo concentrarme de nuevo en el pequeño callejón en el que habíamos entrado. Una calle única entre dos edificios. El de la izquierda no era muy alto. Quizás una vivienda. El de la derecha tenía un cartel metálico que daba a entender que era un taller mecánico.

Muy completo para estar perdido en medio de la nada.

Maldigo mientras compruebo el mapa que tenía en el mini ordenador conectado a mi brazo, y enderezando el arma que casi salió volando cuando el vehículo volvió a posar las cuatro ruedas en el suelo.

-¡Cuidado!-Grito apuntando hacia delante. El morro de un coche sobresalía del taller mecánico, más adelante. El conductor no parece ni sudar para esquivarlo. Aquel tipo era bueno. No iba a subestimarlo. Cualquier otra persona ya nos habría matado a todos.

Y habría sido mi culpa, por aventurero...

-Sigue recto. Vamos a llegar a la explanada donde está el tanque de agua. En cuanto llegues allí, vas a tener que hacer un giro cerradísimo a la izquierda.-Vuelvo a mirar la pantalla. "cerradísimo" era un término muy poco profesional... y también una manera de suavizar la realidad. Aquel giro iba a requerir de una precisión milimétrica.

Recuerda... es un profesional...

-Vamos a pasar por una cavidad entre dos paredes de roca. Al otro lado...-Iba a hacerlo profesional, pero entonces recordé su broma anterior. Quizás aligerando un poco el ambiente, se concentraría un poco más. El conductor parecía ese tipo de persona-Al otro lado... Habrá llegado a su destino-Hago mi mejor imitación de la voz de un navegador de abordo... con terribles resultados. No esperaba algo mejor. Nunca se me había dado bien bromear.

Al terminar de guiarle, recargué mi rifle con una mano, y luego utilicé la frecuencia rápida de la radio para contactar con nuestro enlace con el Cuartel General.

-¡Aquí Gamma, Cuartel general, responda!

Tras el último giro a la derecha el coche enfila una carretera de aproximadamente medio kilómetro que termina en un cementerio de coches rodeado por una alta y recia alambrada. Mientras Kyle se pregunta si el coche podrá derribar o no las puertas sin matar a todos los que van en él las puertas empiezan a abrirse deslizándose hacia los lados.

El problema es que ya había varios infectados arañando las puertas y tratando de derribarlas, y que al escuchar el motor del coche se dan la vuelta para echar a correr hacia los recién llegados...

Así que nuestro destino era un cementerio de coches, bueno el lugar estaba amurallado por lo que como refugio de algo servía. Sin embargo aún teníamos infectados delante nuestra, así que consciente de las pocas balas que me quedan hago dos ráfagas precisas para derribar a varios infectados. No eran más que gotas en el mar pero esperaba que marcasen la diferencia.

Haber estado casi a punto de volcar no había sido nada divertido desde la perspectiva de Riahnna, imaginando el estado en que habría quedado su cabeza y la mitad de su torso. Así que mentalmente agradeció que Kowalski fuera bastante hábil al volante, evitando una situación catastrófica.

El problema era que aún no todo había terminado. Ante ellos se mostraba un camino aún más complicado que todos los que habían recorrido hasta el momento. -¿Pero por donde coño nos llevas, Taylor?- Espetó la sargento, viendo como comenzaban a aparecer más y más cuerpos de un lado y de otro. Comenzó a disparar hacia todo lado donde viera movimiento, pero la carrocería alrededor estaba evitando que las balas impactaran en los enemigos necesarios. -¡Hijos de puta!- Bramó con frustración la mujer.

A cada metro que avanzaban los zombis aparecían en más cantidad. Iban cayendo con eficacia, pero el traqueteo del coche le jugó una mala pasada al japones, que perdió el equilibrio y sus balas pararon a impactar en las paredes de los edificios derrumbados de la zona.

- Vamos, joder - dijo mientras se incorporaba y volvía a apuntar a los cuerpos que comenzaban a abalanzarse sobre el vehículo. El escenario era un caos envuelto en disparos, el rugir del motor, las instrucciones de Tailor y el sonido de los cuerpos desmembrándose.

Recuperando su posición, Akira volvió a disparar las últimas balas que le quedaban en los cargadores.

Levanto una ceja con ese "cerradísimo" pero no comento nada al respecto. Más me vale no distraerme esta vez. Lo que sí me hace comentar algo es la imitación del GPS de mi guía. Es una situación seria, no te rías... No te rías... Lo siento, pero no puedo.

- ¡Pffff, jajajaja! - sin poder evitarlo, a punto estoy de escupirle al volante. Todavía riéndome, echo una rápida mirada a Tailor y sacudo la cabeza - Ha estado bien, ha estado bien... Creo que dentro de tres huidas como éstas lo tendrás dominado. 

Volviendo a centrarme en el carretera, aferro el volante y me preparo para ese súper giro que vamos a tener y por el que espero que nadie eche la papilla en el HUMVEE. Si ya casi estamos y no hemos muerto, esto es ya para contarlo. En cuanto veo que llegamos a la explanada, entrecierro los ojos y noto que en la comisura de los labios se me ha formado una sonrisa muy poco cuerda. Vaya hombre, habrá que guardar las apariencias fingiendo que no quiero matarlos a todos... Llegado al cruce, giro todo el volante a la izquierda, casi dando una vuelta entera al vehículo. En el momento en el que veo que nos la vamos a pegar contra el muro, corrijo quemando otra vez las ruedas del pobre HUMVEE y dando un acelerón final para dejar atrás a los zombies que se nos hayan podido pegar al culo. 

- ¿Era esa la curva? - le pregunto en voz baja a Doc. Una parte de mí se alegraba de haber pasado sin daños, pero otra quería poner el HUMVEE a dos ruedas como antes, sólo por... Por fardar, qué cojones. Entonces observo lo de las paredes de roca y suspiro tranquilo - Y hemos llegado a nuestro destino...

El HUMVEE entra en el desguace rebotando violentamente sobre un montón de cuerpos de infectados que aúllan con hambre cuando el vehículo deja atrás sus cuerpos rotos y despanzurrados. Nada más entrar en el patio la puerta empieza a cerrarse mientras Kyle hace derrapar el coche para evitar estrellarlo contra la muralla de coches que rodea el angosto espacio libre. Los infectados no tardan en empezar a acumularse al otro lado, atacando fieramente la alambrada con sus extremidades deformes.

¡VAMOS! - un hombre armado con una escopeta llama al equipo desde la portezuela de una caravana de aspecto mugriento. Desde detrás de él llegan los ladridos de un perro - ¡ANTES DE QUE ESAS COSAS TIREN LA VERJA!

Los agentes recogen su equipo y se lanzan a la carrera a la caravana mientras los infectados no dejan de golpear y proferir alaridos. El interior del remolque resulta ser bastante más espacioso de lo que parecía por fuera y el hombre, aunque ceñudo, no está especialmente descontento con la compañía. El perro, de tamaño mediano y con el pelaje blanco y marrón, olisquea con interés a Even.

Tardarán un rato en calmarse - explica el hombre cerrando la puerta - Gary Douglas - levanta el sombrero en un gesto de saludo hacia Sasha y Riahnna - Y él es Flint - señala al perro con la culata de la escopeta - Bueno, vamos a ver ¿Quiénes sois y qué hacéis en Dryfield?...

Lo habíamos conseguido. 

Recuerda pedirle a Kyle que te ayude con el carnet de conducir...

Aquella aventura había sido un poco demasiado intensa para justo la llegada. Pero no se podía negar que se nos había avisado de que algo podría haber estado ocurriendo en este lugar en medio de la nada. Al bajar del HUMVEE, corro con el resto de mis compañeros, siguiendo las indicaciones del superviviente. Y cuando ya estamos a una distancia segura, le doy un par de palmadas en el hombro a nuestro conductor, antes de acercarme al tal Douglas.

Traté de relajar las piernas en el camino, pero seguían tensas y listas para saltar en cualquier momento, para mi desgracia. Toda esa tensión era energía malgastada, que luego iba a querer de vuelta.

Cuando el hombre nos habla, miro primero a la líder del grupo. Ella debería ser la que decidiera cómo proceder. Asiento a la mujer, dándole a entender que cubriré sus espaldas, fuera lo que fuese a elegir hacer después.

Mientras la miro, noto el contacto de algo pequeño en el guante. Al mirar abajo, veo al pequeño Flint, olisqueándome con curiosidad.

Sonrío un poco. Aquellas pequeñas criaturitas siempre te alegraban un poco el corazón. Al instante me acuclillo junto a él, y le acaricio la cabeza con suavidad.

-¿Flint? ¿Quién tiene un nombre precioso?-Digo con voz bobalicona-Buen chico...-Le sigo acariciando-¿Qué tienes hambre? ¿Qué olisqueas, bonito?

Aún sentía la tensión en el cuerpo cuando bajó el coche, llevando su equipo al interior de aquella casa rodante. Fue la última en entrar, y sólo respiró tranquila cuando la puerta se hubo cerrado, aunque sin dejar de sentirse tensa. Vaya manera de empezar aquella misión. Le dio una palmada en la espalda al piloto. -Bien hecho, Kowalski.- Lo felicitó, antes de mirar al resto del grupo. -Buen trabajo a todos. Cuenten cuantos cargadores y balas les quedan; Taylor, siga intentando contactar a la base.-

Se giró entonces al hombre, y extendió la mano en su dirección. -Sargento Riahnna González, de la BSAA, líder de este equipo de incursiones. Venimos siguiendo la pista de una situación aquí en Dryfield, aunque no esperábamos tal recibimiento. ¿Es usted de aquí, hay más sobrevivientes?- Preguntó.

Parecía que el trayecto llegaba a su fin después de un "gran recibimiento" de Dryfield. Lo que parecía el lugar asignado por Tailor para resguardarnos era un patio abierto con una alambrada. Kyle conducía a toda velocidad y llegando al destino no frenó, es más, derrapó con violencia para aprovechar hasta el último metro.

Viéndolo venir, Akira se agarró un lateral con fuerza para evitar caer del vehículo. Todo pasó en cuestión de segundos, el soldado aprovechó la parada para recargar las dos armas mientras miraba como los cuerpos se acercaban a la valla rápidamente, empujándose unos a los otros.

- Vamos, id bajando - dijo mientras por instinto apuntaba a dirección la puerta por la que habían entrado, ya cerrada. Una voz les gritó desde lejos - ¡Vamos, id subiendo a la caravana! - el soldado hacía gestos con el brazo señalando el vehículo de aquel tipo. 

Una vez que bajaron todos, se unió a la fila el último y alternaba un par de pasos con una mirada atrás, controlando que los zombis no podían pasar de aquella alambrada. Parecía todo más tranquilo en el interior de la caravana, sin tener en cuenta que estaban rodeados de muertos vivientes unos metros más a los lados.

Cuando aquel tipo preguntó, Akira decidió esperar, dando el turno de palabra a su sargento, quien se presentaría por todos. Comprobó que la munición estaba en orden y todas las armas cargadas. Después miró al perro y le sonrió de medio lado.

Felicidades, ha llegado a su destino de una pieza. Por suerte, me callo antes de decirlo y ver que no hay por dónde seguir con el coche y que el origen de las comunicaciones tampoco parece precisamente una base de operaciones súper secreta. Hago un pequeño mohín al ver al tío de la caravana y que todos los demás salen alegremente del HUMVEE. ¿De verdad voy a tener que dejarlo aquí? Con lo maja que es...

Aunque entro en la caravana un poco chafado, no puedo quejarme por los agradecimientos y palmaditas en la espalda. Palmaditas... que también recibe el chucho ese. Miro a Flint con los ojos entrecerrados mientras el Doc le pone la típica voz tontorrona. ¿Y tú por qué tienes palmaditas, eh? ¿Has conducido un HUMVEE por calles estrechas alguna vez? ¿¿Perseguido por zombies?? ¿No? Pues no te las mereces. Me cruzo de brazos con gesto digno y le saco la lengua, un momento antes de darme cuenta. Joder, Kyle, que te has puesto celoso por un perro... Intento disimular lamiéndome los labios y levantando la mirada, como si estuviera distraído con el remolque en el que estamos.

- Ahhh, sí, y más importante: ¿Van a pasar la verja? ¿Y resistirá este trasto? - echo una mirada rápida a la sargento y me corrijo rápidamente, encogiéndome de hombros - Por supuesto lo otro es más importante... Pero estaría bien saberlo.

En cuanto el coche termina de derrapar bajo rápidamente de éste y me aseguro de que ningún infectado dentro de la verja siga en pie. Eso es lo que parece cuando el estereotipo de vaquero aparece y nos indica que entremos en una caravana, al ver que la sargento acepta entro dentro y me mantengo en silencio en una esquina sin apartar la vista de la ventana por si hay alguna sorpresa.

- Está con cargador nuevo y al anterior le quedan solo dos balas, sargento.- es lo único que digo mientras le devuelvo su rifle y escucho la conversación del resto.

El hombre cojea hasta dejarse caer pesadamente en un asiento - Vaya, así que la B.S.A.A. no es un invento de la prensa amarillista. No se ofenda, sargento, pero hubiera preferido conocerles en otras circunstancias - agarra una petaca de la mesa y echa un pequeño trago de algo que huele a producto desinfectante - Contestando a su pregunta le diré que sí, que soy el único que queda sano en el pueblo. Todos los demás están ahí fuera, deseando hincarnos el diente. Yo nunca he sido muy sociable y... - tiende la petaca hacia los soldados - Lo que me recuerda ¿alguien bebe?

Espera unos segundos con la mano tendida por si alguien acepta su ofrecimiento antes de seguir el relato.

La verdad es que desde que pasó por aquí ese trajeado tocacojones todo se fue a la mierda muy rápido. De no haber sido por mi ángel guardián...

¿Señor Douglas? - una radio situada en la parte frontal de la caravana cobra vida súbitamente con una voz femenina de tono preocupado - ¿Señor Douglas? ¿Sigue usted ahí? ¿Qué ha pasado con los del helicóptero? ¿Son de la B.S.A.A.?

Y hablando de la reina de Roma - el hombre se levanta para ir hasta la radio y coger el micrófono - Aquí estoy, niña. Sí, son de la B.S.A.A. y están bien. Encabronados, pero bien. Te arreglaré ese problema de la moto gratis si algún día pasas por aquí.

¿Podría hablar con alguno de ellos? - pregunta la voz - Tengo información que les resultará útil.

Gary tiende el micrófono hacia el equipo - Vosotros mismos...