Partida Rol por web

Londres, 31 de diciembre de 2022, 23:50 de la víspera de Año Nuevo

Las calles están llenas de una algarabía de gente, que embriagados buscan locales donde seguir aquella fiesta que es la despedida del 2022 y la bienvenida del nuevo año sin estrenar. Qué mejor forma de empezar el año que borracho y quizás en los brazos de un simpático desconocido del cual no te acordarás a la semana. El club nocturno Nightshade en el centro de la ciudad parece ser el lugar de moda escogido por todos para tales eventos. La gran fiesta de año nuevo ha atraído a la sala a decenas de personas que bailan y beben a un ritmo frenético.

Mientras la bulliciosa ciudad se prepara para dar la bienvenida al año nuevo, dos almas deciden que lo que desean es pasar una nochevieja especial e íntima.

Una botella de champán, un par de gorritos de plástico y unas buenas vistas a los fuegos artificiales que comenzarán a verse en apenas diez minutos por la ventana del salón. La música es animada y la pareja baila de forma alocada y compartiendo sus tonterías internas, se hacen caras, ríen y pegan tragos a aquella botella de champán para bajar la cena. La cena ha sido simple pero copiosa, apenas algo que pudieran pedir en un chino y compartir. Para no cocinar. Para disfrutar al máximo.

Jack es su pareja desde hace un tiempo. Comparten intimidades pero también tienen algún secreto que otro que se esconden. Sobre todo porque él trabaja en la oficina del ayuntamiento y hay cosas que la prensa no puede saber. Y aunque Dayana prefiere la fotografía a escribir largos artículos, no puede dejarla husmear en cosas que le perjudiquen en su trabajo. A cambio él no le pide nunca explicaciones sobre lo que escribe, lee sus artículos, opina sobre sus fotos y celebra los éxitos de Dayana como si fueran propios.

-Otro trago- dice ayudando a ella a beber, acercando la botella a sus labios. -Y una foto para recordar esta noche, hoy estás preciosa y eso hay que inmortalizarlo.

Toma ligeramente la botella y bebe un poco más a petición de Jack - Como sigamos así nos vamos a quedar sin nada de beber, o lo que es peor, ¡tan borrachos que no nos vamos a dar cuenta ni de los fuegos! - Aparta un poco la botella y sonríe agradecida por ese rato a su lado, ya que últimamente no habían dispuesto de mucho tiempo juntos por sus respectivos trabajos.

Después de que Jack tomase la foto miro hacia la ventana, disfrutando de las vistas y reposando durante unos instantes la cena y su acompañamiento para poder seguir con la fiesta antes de que acabase el año. - Pues si solo hoy estoy preciosa deberías ir al oftalmólogo a graduarte la vista porque déjame que te diga que siempre lo estoy - Se gira y lo mira sonriendo altivamente en tono de burla.

-Que tonta, lo estás siempre- reconoce y sonríe, rodeando la cintura de Dayana con sus brazos y acercándola hacia él para darle un abrazo. -Pero hoy estás especialmente guapa- susurra a su oído y luego le da la vuelta para que pueda ver los fuegos artificiales por la ventana, que ya dan paso al año nuevo.

En silencio ambos comparten ese pequeño momento, mientras él la abraza desde la espalda, estrujándola ligeramente con cariño.

-Feliz año, Dayana. Por un año de éxitos- dice de buen humor, mientras acaban de apagarse las últimas luces de los fuegos artificiales.

Me echo para atrás ligeramente apoyándome en él mientras disfruto de su abrazo y veo los fuegos desaparecer ante mi. -Feliz año a ti también cielo. Ojalá que todo vaya tan bien como terminó este año.- Me giro y sigo abrazándolo apretándolo contra mi durante unos instantes y tratando de grabar a fuego este momento. 

Me separo de el poniendo mis manos en su pecho -Bueno, ya basta de cursilerías. Vamos a salir un rato, que tengo ganas de fiesta. ¡Joder! Hoy hay que celebrar y salir un rato, aunque sea media hora, vamos.- Lo miro con cara de pena esperando una respuesta. -Además, tengo que salir a que otros vean lo "especialmente guapa que estoy hoy"- Le digo haciendo comillas con las manos.

Jack sonríe, le gustará verla bailar. El movimiento de su cuerpo con la música, así como la preciosa sonrisa que vestía a juego y cómo todo a su alrededor desaparecía cuando eso pasaba.

Pero antes de que pueda contestarle de vuelta, de acuerdo con sus planes, el edificio tiembla así como el suelo bajo sus pies. Un ruido ensordecedor resuena por toda la ciudad. Los cristales tiemblan y por un momento podrían decir que la tierra se quejara y se abrieran sus entrañas. 

Al volverse y mirar por la ventana ven una enorme nube de humo elevarse. Alrededor de la misma las luces de los edificios se han apagado. Tras aquel ruido, llegan unos segundos de silencio y después las ambulancias. 

Jack está atónito, mirando por la ventana con los ojos abiertos, como si no pudiera decir nada.

No me lo creo, de repente los alrededores están en penumbra a excepción de la tenue luz de las ambulancias y la policía dirigiéndose al lugar del humo. Consigo salir de mi ensimismamiento y me acerco a la televisión a poner las noticias en la tele. Todos los canales están sumidos en un frenético intento de aclarar lo que ha pasado. 

Escucho los pasos de Jack detrás de mi, quedándose a escasos metros mientras ve lo mismo que yo con una cara de escepticismo. Parece increíble lo rápido que pueden cambiar las cosas. 

Pienso en llamar a mi jefe, preguntar si debo ir a cubrir la noticia o si ya se encargará otro cuando justo escucho mi móvil en la otra habitación. Voy corriendo a cogerlo, contesto. Descubro que es mi madre, preguntando si Jack y yo estábamos bien y que si sabíamos algo de lo que había pasado.

La televisión de momento no se hace eco de la noticia, quizás todo era demasiado pronto para nada. Las luces de las ambulancias iluminan las calles, así como las de los bomberos. Las sirenas se oyen por todas partes y aquello no sería sino el principio de la catástrofe.

Decenas de vidas se pierden esa noche, mucha gente para la cual el inicio del año fue el final de su vida. Nada que pudiera advertirles, nada que pudiera indicarles que aquella explosión iba a ocurrir. El centro de la ciudad quedaría como una zona cero, un agujero negro en mitad del bullicio normal de Londres.