Partida Rol por web

Retorno al Templo del Mal Elemental

Prólogo. Pesadillas que Destruyen el Alma.

Cargando editor
17/03/2021, 04:58
Orbe de Maligna Oscuridad Primigenia

Llevaba días soñando lo mismo, aunque más que un sueño era una terrible pesadilla. Una sensación de vacío y desasosiego le embargaba cada vez que despertaba bañada en sudor pese a que aquellas noches primaverales eran más bien frescas. La primera vez no le dio importancia. Las pesadillas y los sueños no siempre tienen porqué ser premonitorios. De hecho, los premonitorios son los menos habituales de todos, eso todo el mundo lo sabe. Pasadas unas semanas se repitió aquella pesadilla y a partir de ese día, regresó cada vez de forma más habitual hasta que finalmente aquel terrible sueño recurrente, se hizo casi diario y en ocasiones se repetía dos y hasta tres veces en una sola noche.

El sueño era confuso, pero su algo tenía claro era que ella se encontraba en el templo en Athkatla dedicado a la Señora del Dolor. Eleedra estaba con ella, así como otras fieles devotas y  algunas novicias. También se encontraba a su lado el reeducado Sumo Sacerdote de Ilmater. Él era siempre el primero en morir. Desmembrado en ocasiones, terriblemente ampollado tras ser expuesto a una extraña radiación, desangrado o simplemente estallando desde dentro y tiñendo con sus entrañas todo en derredor. Luego moría el resto y ella, Payne, sobrevivía simplemente para contemplar el mayor erial vacío y sin vida que su mente nunca pudo imaginar.

Era el fin de Abeir-Toril y por ende de Faerûn, el fin de todo, pues poco después ella misma era destruida. Era brutalmente asesinada, luego quemada y las cenizas esparcidas, hasta que convertirse en la más absoluta nada. El alma de Payne era igualmente destruida e incluso el pasado era borrado de la mente colectiva, pues los mismos hilos de existencia eran destrozados y no existía ya nadie para recordar que alguna vez existió la propia existencia. 

El causante de todo aquello era una gran esfera de vacío sin forma propia, amorfa, de color negro y su sola presencia era sinónimo de destrucción. Una enorme figura negra incorpórea sin rostro ni aspecto alguno, con el solo propósito de la destrucción del todo incluso del tiempo. Quizás se tratara de un dios primigenio o simplemente de la condenación de un mundo que había perdido cualquier tipo de moralidad. Un castigo divino, místico e inevitable. El fin de los tiempos en definitiva. Pues aquella bola oscura y terrorífica cargada de maldad y de energía negativa, tan solo buscaba la destrucción, la eterna oscuridad, la entropía, la decadencia y la ruina como también la locura y del caos.

Cargando editor
17/03/2021, 05:53
Laudrea

¿Estáis bien, mi señora? - Preguntó la voz de la novicia que esa noche había permanecido a su lado velando por ella. - ¿Habéis vuelto a soñar con ese extraño orbe?

Se notaba que Laudrea, que así se llamaba aquella novicia, estaba asustada. Las historias que había escuchado acerca del contenido de aquellas terribles pesadillas le provocaba pavor. La idea de la nada, del olvido, de la ruina total de Faerûn era simplemente devastadora. 

¿Quiere que mande llamar a doña Eleedra? - Le preguntó. - ¿O al sacerdote? Si me dice que es lo que necesita yo...

El problema era que Payne no sabía que era lo que necesitaba y aún sabiéndolo, aquella muchacha asustada y temblorosa, difícilmente podría entender siquiera que era lo que su Señora de Látigo, aquella Doncella del Dolor y Cicatriz Verdadera de Loviatar, requería para apaciguar aquellas condenadas pesadillas.

Cargando editor
17/03/2021, 09:49
Payne

Payne, simplemente, abrió los ojos y miró en derredor hasta encontrar a la Arrodillada que se quedaba en sus estancias por si requería algo. Aún en presencia de la muerte más atroz y sangrienta y el presagio de la destrucción de todo aquello que conocía, Payne parecía inalterada, inconmovible. Solo el sudor que resbalaba por su frente, y su mano temblorosa al enjugarla delataban la agitación que sentía por dentro. 

Déjame sola y cierra a puerta —le dijo en un hilo de voz, aún pastosa por el adormilamiento—. Espera, arrodillada, delante de la puerta hasta que yo te haga llamar. Que nadie entre, ni siquiera La Señora del Látigo Eleedra.

Payne apartó las sábanas cuando Laudre cerró la puerta de sus aposentos tras de sí. Debajo de la ropa de capa, Payne estaba completamente desnuda. Sentir el roce de la seda en la piel era uno de los placeres culpables de la Señora de la Casa del Dolor. Payne se puso en pie, se limpió el sudor en una palangana y se secó en una pequeña toalla de rizo. Abrió un cajón, extrajo un cilicio y se lo ajustó en torno a la pierna, apretándolo todo lo posible.

El mordisco de las púas de acero en su piel desnuda la hizo despertarse de golpe. Payne se tomó unos segundos para que su cuerpo se recuperara del shock mientras las súbitas oleadas de un dolor muy familiar le subían por los muslos y le bajaban hasta los pies. Acarició el cilicio con suavidad, como a un atento amante, antes de extraer del cajón un vial de cristal con un líquido oleoso de un vivo color rojo: agonía líquida. Payne vació el vial de un trago y se arrodilló en el frío suelo de piedra de su habitación, frente al altar de Loviatar.

Payne meditaba sobre la pesadilla recurrente mientras esperaba a que la droga hiciera efecto. Odiaba cuando se morían demasiado deprisa y no podía arrancar de ellos hasta la última hebra de sufrimiento. Utilizaba cada pizca de su tormento, sin desperdiciar nada, y se la ofrecía a Loviatar. Aquel santo de Ilmáter que había reeducado, aunque había sido una prueba a su perseverancia, había sido también una plegaria a Loviatar entonada durante tres largos años. El sufrimiento daba sentido a la vida, eso es lo que había aprendido. Por su diosa convertiría la tierra en un mar de tormento.

¿Pero cómo iba a hacerlo si no quedaba nada? ¿Qué podría ofrecer a Loviatar en aquel basto erial vacío y sin sentido? Cuando ella muriera -pues el sueño le había revelado que ni siquiera la protección de Loviatar la libraría de la destrucción-, ¿qué podía obtener el Látigo Servicial en aquel desierto desprovisto de toda vida? ¿Acaso los dioses también podían morir?

La agonía líquida le sorprendió perdida en sus cavilaciones. El dolor que provocaba la droga la sacudió, haciendo que se estremeciera, poniendo rígidos todos los músculos de su cuerpo. Los músculos del abdomen le fallaron y cayó de bruces al suelo. Se quedó allí postrada durante unos segundos, convulsionando, con el rostro en el frío suelo de piedra, la mirada perdida y un hilo de saliva goteando de entre sus labios entreabiertos. Dejó que el dolor recorriera cada fibra de su ser, lo dejó entrar, sin resistirse.

Loviatar —balbució, controlando su necesidad de vomitar—. Soy demasiado estúpida para saber qué debo hacer a continuación.

Intentó levantarse, pero sus brazos no respondían aún. Alzó el rostro, desde el suelo, hacia el altar.

Doncella del Dolor, envíame una señal. ¿Qué es ese orbe? ¿Cómo puedo destruirlo? ¿Dónde debo ir y qué debo hacer para evitar la aniquilación que me has enseñado?

Cargando editor
18/03/2021, 15:58
Narrador maligno

Laudrea obedeció y salió de los aposentos de la Señora del Látigo cerrando la puerta tras de si. Si le había hecho caso o no en cuanto a mantenerse de rodillas frente a la misma puerta, no podía saberlo, pero intuía que no iba a desobedecerla. Laudrea sabía bien lo que le esperaba en caso de desobediencia y sin duda no le iba a gustar.

Loviatar no envió señal alguna a Payne. Loviatrar no era es que fuera una de las diosas del panteón de Faerûm que se prodigaba más en cuanto a mensajes divinos entre sus seguidores. No obstante, era evidente que le intentaba decir algo a través de aquellas terribles pesadillas. El mundo onírico no era el fuerte de Payne, sin embargo... En ese preciso instante recordó algo, algo que podía ser importante.

Que un Sumo Sacerdote de Ilmater cayera en sus manos no podía ser algo casual. Aquel hombre nunca se hubiera dejado atrapar tan fácilmente como fue y mucho menos se hubiera resistido tan poco a su encarcelamiento y posteriores torturas. Él, un devoto fiel de Ilmáter el Pañidero, conocía bien el sufrimiento y el martirio y eso era lo que había obtenido durante su cautiverio precisamente. Payne sabía que aquel hombre había caído en sus manos por la mano directa de su Señora. Pero ahora sabía porqué y ese porqué no era por el simple hecho de que Loviatar quisiera que el Sumo Sacerdote sufriera, sino por algo más.

Payna había recordado que aquel hombre, durante sus torturas y cuando rozaba la muerte por el intenso dolor y la perdida de sangre, hablaba sobre cosas extrañas. En sus delirios mencionaba un ser de apariencia amorfa. Un orbe oscuro de pura maldad, un vacío absoluto, la destrucción en esencia, la misma definición de la conjunción de las palabras entropía, locura y caos.

Cargando editor
18/03/2021, 23:05
Payne

El dolor tenía esa capacidad hacerle pensar, más que eso le aclaraba la mente, y le hacía pensar con la precisión de una máquina fabricada por un artífice de Lantan. Cuando sus brazos y sus piernas por fin le respondieron se levantó del suelo. Abrió la cadena erizada de púas que se había ajustado al muslo, y se limpió la herida allí donde había brotado la sangre con la toalla. Arrojó cilicio y toalla a la palangana de agua.

Se ciñó un suave túnica de gasa blanca, con una segunda capa estampada en rojo, que al moverse semejaban hilos de sangre fluyendo.

Laudrea —la llamó.

Tomó buena cuenta de lo rápido que abría la novicia la puerta, así como la presencia o ausencia de las marcas en las rodillas. Se sentó en un taburete, frente al espejo, y se puso a cepillarse el pelo.

—Limpia eso —dijo, señalando la palangana con sangre—. Y tráeme al sacerdote.

Cargando editor
19/03/2021, 13:22
Laudrea

¿En ese orden o...? - No concluyó la pregunta. 

Preguntar aquello podía sonar a desafío o más bien podría dar a entender que estaba cuestionando la decisión de la Señora del Látigo y eso sólo podía traer aparejado un resultados: latigazos y realmente no le apetecían ni un ápice. 

Por ello, Laudrea se agachó y en ese instante Payne pudo observar complacida las marcas en las rodillas de su sirviente. Ésta, con un trapo que llevaba siempre en un bolsillo, empezó a limpiar la sangre derramada. Así fue como una vez acabó su labor salió a toda prisa en busca del sacerdote, no sin antes agarrar la palangana con la toalla sucia y el cilicio. 

Cargando editor
19/03/2021, 13:37
Garrick

Aquel hombre, una sombra de lo que fue llegó a la celda de Payne. Su mirada severa mostraba el sufrimiento que llevaba a cuestas y las secuelas sufridas en su alma. Su rostro lleno de cicatrices era el espejo de las torturas a más que había sido sometido. De no ser un hombre tan fuerte como era, ya estaría muerto. No hubiera soportado el suplicio al que fue sometido por la Señora del Látigo.

¿Me habéis mandado llamar, mi Señora? - Preguntó arrodillándose frente a ella y bajando la mirada al suelo.

Cargando editor
19/03/2021, 13:55
Payne

Payne había terminado de cepillarse el pelo y se lo había recogido en una cola de caballo cuando llegó el Ilmaterino reeducado. La bata de gasa que había elegido era tan ligera y etérea que era casi transparente. Mostraba más que sugería el cuerpo joven, exhuberante desnudo de la Doncella del Dolor sin muchos tapujos y, sin embargo, la mirada del sacerdote encontró algo muy interesante que ver en el suelo de la habitación, como debía ser.

Indolente, Payne ignoró a Garrick. Se sirvió una copa de vino y pasó el dedo índice por el borde del vaso. Ahora que el inenarrable dolor de la Agonía Líquida había retrocedido se sentía exultante, extática, una diosa entre los mortales. Flotaba en nubes de la percepción alterada por la droga. Payne se descalzó y con un pie apartó las babuchas de piel que solía utilizar en sus aposentos. Garrick prácticamente se abalanzó sobre ellos, se puso a besarlos y lamer los dedos uno a uno. Todos los que habían estado a solas con Payne sabían que eso es lo que la Señora del Látigo esperaba de ellos cuando se descalzaba. Payne no sabía si disfrutaba más de la sensación suave de la lengua y los labios en sus dedos desnudos o la sensación de dominancia que experimentaba cuando los tenía sirviéndola a sus pies.

Payne lanzó un hondo suspiro, se arrellanó en su asiento haciendo crujir el cuero del sillón y durante unos momentos disfrutó de las atenciones del hombre cubierto de cicatrices. La respiración se le empezó a agitar con la devoción que mostraba el antiguo Ilmaterino hacia su nueva señora.

Háblame del orbe de tus visiones —le pidió mientras jugaba con uno de sus pezones.

Cargando editor
19/03/2021, 16:11
Garrick

¿El orbe de mis... - Tragó saliva. - ...visiones?

El ex-Sumo sacerdote de Ilmáter dio un paso atrás y su rostro adquirió un tono cetrino. Sin duda, aquella petición le había alterado sobremanera. No había mencionado nunca a nadie lo que había visto durante sus delirios, pero era evidente que Payne lo sabía. Aquello odiosa mujer era inteligente como un zorro y no podría engañarla. Tampoco quería, pues la tortura había quebrado por completo su voluntad y ahora únicamente deseaba servirla. Lo que no quería era recordar aquello. 

Mi Señora, el orbe es... - Inspiró profundamente y entonces lamió el dedo pulgar derecho de su Señora. - ...es... - No sabía como describirlo, eso era evidente. - He estado investigando y - lamió el dedo índice de su pie - creo que puedo hacer una correspondencia con una secta. - lamió el dedo corazón. - Una religión perversa y retorcida que venera a un Ojo Elemental Arcano. La religión del Mal Elemental. - Desveló mientras chupaba el anular. - Tienen un símbolo. Un ojo dorado en llamas. - Turno de lamer el meñique. - He leído que se construyó un templo en una zona fronteriza. Y entones volvió a pasar la lengua por el pulgar. - Creo recordar que se hallaba en las fronteras del Ducado de Ulek, el reino de Veluna y el de Celene. - Miró entonces a su señora. - Un asunto muy turbio. No se nada más.

Cargando editor
19/03/2021, 16:49
Payne

Payne le quitó el pie de entre los labios y lo subió encima de la rodilla, con fingido desinterés.

Bien, Garrick. Puedes retirarte —dijo, con la respiración aún agitada de la excitación. La Cicatriz verdadera se humedeció la yema de los dedos cuando los paseó por sus labios abiertos en un gesto pensativo—. Ve a buscar a La Señora del Látigo Eleedra y pídele que venga a visitarme a mis aposentos. Después trae todo el material que hayas leído sobre el Mal Elemental, cualquier mapa que encuentres sobre la zona y tráemelos también.

Payne se calzó, dando la conversación por terminada.

Notas de juego

Saber religión: elijo 10 para total de 20.

Cargando editor
19/03/2021, 17:48
Garrick

No hay mucho más de lo que ya le he mencionado, pero se lo traeré. - Le desveló el ex-sumo sacerdote. - Y buscaré un mapa de la región. No había ninguno en... - No dijo más. La mirada de su Señora le indicaba que no le interesaban una mierda sus cavilaciones en voz alta. Tan sólo quería lo que le había pedido y lo quería ya. - Enseguida regreso. - Dijo. - Y le enviaré a la Señora de Látigo Eleedra. - Confirmó sus órdenes.

Cargando editor
19/03/2021, 19:12
Eleedra

Eleedra se presentó en los aposentos de Payne. Miró de forma altiva a Su Señora. No por nada, sino porque ella miraba así, siempre y a todo el mundo. 

Me ha dicho ese ser impío que me buscabais. - Le dijo. - ¿Y bien?

Cargando editor
20/03/2021, 01:26
Dungeon Master

Notas de juego

Saber religión 20:

  • Además del símbolo del ojo dorado envuelto en llamas, suelen utilizar otro símbolo. Un triángulo negro invertido, de cuyos lados surge un Y amarilla invertida cuyos tres palos convergen en el centro de dicho trínagulo.
  • Los seguidores de la religión del Mal Elemental también llaman al Ojo Arcano, Tharizdum o Dios Oscuro.
  • Algunos de los clérigos de la religión del Mal Elemental visten de púrpura. 
Cargando editor
20/03/2021, 01:33
Payne

¿Seres impíos, en este templo? —rio Payne, echando la cabeza hacia atrás—. Lo raro sería que te encontraras a un ser sagrado. Si es así, tráemelo y yo lo doblegaré.

Payne no acusó el ademán altivo de Lady Eleedra porque la conocía desde que era niña. Payne sabía que existía un vínculo muy único entre la persona ejercía el dolor y la que lo recibía, y ellas habían compartido ese vínculo durante años. Lady Eleedra había sido para ella una de una madre de una forma mucho más íntima que la genética nunca pudo ser. Payne era la Señora del Templo de Loviatar, pero Eleedra siempre sería su maestra.

¿Quién es la responsable de adiestrar a Laudrea? —le preguntó—. Sea quien sea, se ha vuelto indulgente. Noté que hacía lo que fuera para evitar la caricia de mi flagelo. ¿Cómo va a colmarla de bendiciones la diosa si teme el beso del látigo? Quiero que te encargues de reeducar a quienquiera que esté educando a esa Arrodillada. Una noche en el cepo. Una buena paliza. Algo así. Ella se encargará después de meter en cintura a Laudrea.

Payne se arrellanó en su asiento, haciendo crujir de nuevo el cuero del sillón.

Pero no te he hecho sacarte de la cama para hablarte de las ignominiosas nimiedades de una novicia. He tenido una revelación esta noche. Por fin sé lo que debo hacer al respecto de mis pesadillas. Y debo marcharme.

Payne sintió una punzada de dolor al sentir que abandonaría a Eleedra, su madre en muchos sentidos, por los designios de su diosa. Ofreció el punzante sentimiento de dolor a Loviatar antes de continuar.

Necesito que me digas todo lo que sepas acerca del culto al Mal Elemental primero y que prepares el viaje en segundo término. Las provisiones, el equipo, las habitaciones en las posadas. Contrata a tres o cuatro tipos fuertes para que viaje segura primero e investigue después. Ocúpate de mi Iglesia con diligencia en mi ausencia.

Se pasó la lengua por los labios y después se los mordió.

Y con mucha, mucha disciplina. No quiero un solo desliz mientras estoy ausente. ¿Me he expresado con suficiente claridad?

Cargando editor
20/03/2021, 02:04
Eleedra

Si... - Dijo con una mueca desagradable en el rostro. - Yo también he notado que rehúye el camino del dolor en demasiadas ocasiones. Su aprendizaje está experimentando un retroceso y creo que como bien dices, el problema es de quien la está instruyendo en la fe. La hermana Martha será "reeducada". - Sonrió. - Yo me encargaré de ello. No le quepa duda Mi Señora.

Pero entonces llegó la confesión sobre los inmediatos planes de futuro de la Cicatriz Verdadera de aquella iglesia. ¿Había dicho que debía partir para seguir sus pesadillas? ¡Eso no podía ser! Y entonces desveló a quien dejaría a cargo de la iglesia y cuando desveló que sería ella y no otra quien se quedaría al mano, no pudo evitar sonreír.

Si así lo disponéis... - Aceptó llena de alegría, aunque su agrio rostro no la mostrara. - Me encargaré personalmente de todo, equipo, provisiones, los guardaespaldas que necesita y de las posadas, pero... ¿A dónde se dirige, Mi Señora? - Esperó a la respuesta de Payne para hablar sobre lo poco que sabía sobre aquel culto al que su líder había hecho referencia. - Se poco de ese culto. Se que adoran a un dios maligno, el Ojo Dorado, creo recordar que se llama. Escuché que hay diferentes facciones dentro de la misma iglesia. Una por cada elemento, fuego, aire, tierra y agua. No se mucho más la verdad. Es una secta que guarda con celo sus secretos.

Y entonces llegó una última advertencia.

Con claridad meridiana, Mi Señora. - Sonrió con malicia la próxima líder del culto en ausencia de la Cicatriz Verdadera. - El látigo impondrá disciplina y evitará deslices...

Cargando editor
20/03/2021, 02:24
Payne

Perfecto —dijo Payne, entrelazando los dedos de su mano—. Te confío a ti que cualquier mínima desviación del credo sea castigada con dureza. Espero perfección. Excelencia. De todas y cada una de vosotras. Cualquier desviación de lo que Loviatar espera de nosotros será purgada a mi vuelta.

Había algo en la rígida disciplina que siempre exigía Payne que la excitaba, y ya lo estaba desde que Garrick le había lamido los dedos de los pies. Aquella noche, decidió, se daría una tregua y llevaría sus caricias hasta un orgasmo.

Voy a viajar a una zona fronteriza, a medio lugar de ninguna parte —reveló Payne—. Entre el Ducado de Ulek, el reino de Veluna y el de Celene. Soborna a quien debas sobornar para que nadie sepa que me he movido. Moviliza a nuestros contactos en los Gremios de Ladrones locales para que nos den cobertura. No repares en gastos, pues la Diosa me ha transmitido que este asunto es de vital importancia. Quiero que no me falte de nada doquiera que esté. Quiero sentir que la Iglesia entera está de rodillas para mí.

Cargando editor
20/03/2021, 05:53
Eleedra

Descuide, Mi Señora. - Afirmó la Señora del Látigo. - Me encargaré de que allá a donde vaya, nuestros aliados sepan de su llegada. Confíe en mi. - Asintió sonriente y entonces posó una mano sobre el hombro de la que una vez fue su aprendiz y le dio varios toquecitos. - Si me disculpa, iré a encargarme de todo. 

Dicho eso se marchó. Tenía bastantes asuntos entre manos, provisiones, equipo, buscar la escolta adecuada y escribir algunas cartas destinadas a las personas indicadas. Todo ello le iba a llevar unas cuantas horas. Eso era evidente.

Cargando editor
21/03/2021, 15:27
Garrick

Garrick había regresado junto con Eleedra, aunque de forma evidentemente adecuada, se había mantenido en un discreto tercer plano. No fue hasta que la Señora del Látigo desveló que marchaba en un viaje en busca de sus más oscuras pesadillas, cuando avanzó varios pasos superando a lady Eleedra y habló.

Conozco la zona. - Intervino Garrick de modo inesperado. - Hay un templo de Ilmáter en una aldea de cuyo nombre no logo acordarme, pero lo que si se es que se halla en dicha zona fronteriza... - Miró hacia el techo como si mirara más allá, hacia un lugar lejano, tanto en el tiempo como en la distancia. - La canonesa Y'dey gobierna dicho temple con puño de hierro. - Y Garrick apretó el puño hacia aquel techo en el que éste evocaba recuerdos de su pasado.

Le entregó un viejo y polvoriento tomo y un mapa de la región a su Señora. 

Lo que me ha pedido... - Le confirmó.

Notas de juego

Cargando editor
21/03/2021, 16:43
Payne

Payne asintió. Cogió el libro y el mapa que Garrick le tendía y lo depositó encima de la mesa.

Puedes marcharte tú también —le dijo Payne.

Cuando se quedó a solas tomó un sorbo de vino. El alcohol le ayudaría a dormir mejor, quizá incluso le ayudara a no tener pesadillas. Ojeó el libro que le había traído el ilmaterino, pero pronto empezó a resultar un esfuerzo mantener los ojos abiertos. Cerró el libro y se frotó los párpados.

Decidió que estaba demasiado cansada para leer o tocarse, y dejó ambas cosas para el día siguiente. Se despojó de su fino vestido de gasa, apagó la lámpara de aceite y se metió bajo las sábanas de seda.

Cargando editor
22/03/2021, 03:28
Narrador maligno

Así fue como Payne, se fue a dormir una vez encargó que se ocuparan de los preparativos para el viaje. Garrik aceptó acompañar a la Señora del Látigo en su búsqueda y Eleedra se encargaría del resto. Esa noche Payne durmió a pierna suelta y no tuvo pesadillas. Al parecer la decisión que había tomado de finalmente investigar aquel asunto, había apaciguado aquellos terribles sueños premonitorios. Al menos por el momento.

Notas de juego

Fin del prólogo. En cuanto sea posible seguimos!