Partida Rol por web

Cuando pasaban varias horas que sus compañeros descansaban, el mediano ya se había acostumbrado a los ruidos nocturnos,... Aullidos, aleteos, movimientos en el río,...

Más de una vez se acercó con una antorcha a varios lugares del recinto por el miedo a ser atacado, pero en todos ellos no encontró nada por lo que se sentó a jugar con el fuego aburrido.

En un momento dado escuchó algo proveniente del exterior de la muralla derruida que volvió a llamarle la atención

Cogió una antorcha para acercarse un poco ya que la luz de la fogata no permitía ver tan lejos y al acercarse se encontró de frente a dos ranas de unos 70 kilos de peso justo en frente suya, sin duda las de antes, que tenían hambre.

-Parece ser que se quedaron con ganas de probar al Conde- Digo yo en tono ironico mientras desenvaino mi estoque

-Chicos despertad, tenemos visita, a las armas- Pronuncio en voz alta mientras me muevo a la derecha de Godofredo y les doy golpes con las piernas para despertarlos más rapido.

Los aventureros que dormían se despiertan por los avisos del pícaro, mientras éste se mueve para despertar con más ahínco al clérigo.

La rana 1 se acerca a Jack y le ataca con la lengua, enganchandole por el pie y apresandole en su boca como si fuera una mosca cazada por un sapo.

El daño de las fauces del anfibio es leve, pero se encuentra inmovilizado.

El exolorador, que se había despertado por el ruido de las Palmas de las ranas sobre los escombros del muro junto al que dormía, agarra su arco y se levanta para no estar en desventaja cuando se les acerquen los bichos.

A las armas!!! RAAANAAAAS!!!

La rana 2, al ver que su compañera había cazado a la presa más interesante, se acerca a la maga que aún está medio dormida en el suelo par darle un bocado.

Por suerte para ella, a pesar de estar tumbada y ser presa fácil, sus objetos mágicos, en especial sus nuevos brazales, le protegen de ser enganchada.

Al ver como aquel estúpido ser estaba tratando de engullir al pequeño Jack, Dwama no dudó en cargar contra él. Armada ya con su urgrosh, avanzó a la carrera contra aquella bestia impactando de lleno en su espalda y abriendo una herida sangrante.

- ¡Sueltalo, bicho del demonio! - Vociferé mientras desclavaba el filo de la carne de aquel repulsivo y resbaladizo ser.

Godofredo tardó en levantarse. Pese a haber guerreado bastante en su juventud, su cuerpo había vuelto a acostumbrarase a la buena vida, mullidas camas y despertares largos y calmados, por eso mismo tuvo que parpadear varias veces antes de comprender donde se encontraba y qué estaba sucediendo.

-¡Recojones! ¡Aquestos batracios hideputas vienen a por más!¡Cuidado!¡Quieren manducarse a maese Jack!- gritó asombrado

El pícaro empieza a hacer fuerza con sus brazos y piernas para soltarse de la presa, por un momento consigue la suficiente potencia para abrir las fauces del anfibio y estirar su lengua, pero acto seguido la tensión desaparece y vuelve a la boca.

La siguiente en actuar fue la enana guerrera, sin duda sus sueños eran ligeros y siempre se encontraba lista para la batalla.

- ¡Despertad merluzos! - Gritó eufórica la enana.

La perspectiva de un nuevo combate aunque fuera contra aquellas bestias mal paridas, siempre llenaba de adrenalina a aquella mujer robusta y amante de la guerra.

- ¡A las armas! - Soltó una carcajada. - ¡A las armas! - Repitió agarrando su urgrosh dispuesta a utilizarlo mientras se levantaba.

Asquerosas ranas! Os voy a enseñar a mantener las lenguas en su sitio!

Centraos todos en una!

Y lanzó un proyectil mágico a la rana que tenía a jack.

Quizás no fue buena idea acampar aquí..

La Rana que tenía en su boca al hobbit hizo un movimiento con la boca y el aventurero desapareció en el interior del batracio.

Contenta con lo que acababa de cazar, se dio media vuelta y volvió por donde había venido, aún no había llegado al agua, pero quizás si no la detenían antes, se quedarían sin su pícaro amigo.

Al girarse para huir con su presa, la enana le lanzó un golpe de Ugrosh, dándole un buen corte en sus cuartos traseros que provocó que la rana diera un salto de dolor.

-Mierda! hay que impedir que llegue al agua o quizás no volveremos a ver al hobbit! Disparad! matadla!!!

El explorador dió un paso de 5 pies para coger buen ángulo y disparó a la rana dos flechas que se clavaron en su lomo, causándole grandes daños, pero aun así siguió intentado huir, su presa si iba con él al río!

La otra rana intentó dar un mordisco a la enana maga fallando nuevamente; el batracio puso cara de duda al no entender porque no conseguía arrancarle un brazo y llevarselo a su charca.

-¡Recojones!¡Aguantad, Maese Jacobo!-Ya desperezado y con la atención puesta en la situación a la que se enfrentaban, el conde realizó algunos sellos con sus manos, y, tras golpear con la palma en el suelo, un estallido de humo precedió a la aparición de un lobo terrible, que aulló justo antes de lanzarse de frente contra la rana, con tal de cortarle la retirada

El lobo convocado por Godofredo, carga contra la rana, mordiéndole en una de sus patas traseras, la cual es arrancada de cuajo, cayendo al suelo sin vida mientras litros de sangre salen disparados con los últimos estertores del batracio.