Partida Rol por web

Reunir al equipo.

En algún lugar cerca de la frontera.

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24/01/2016, 17:17
Director

No era una noche corriente en el bar.

Pedro López, hermano menor del dueño del bar, celebraba su despedida de soltero.

Por la cantidad de gente que entraba y tenia la decencia de salir para vomitar fuera antes de volver a entrar para continuar bebiendo, se diría que Pedro era amigo de todos los habitantes de méxico y alrededores. Dato curioso teniendo presente que Pedro era la encarnación de la estupidez hecha carne.

Su prometida era lo que en america llamarían "la bicicleta del pueblo", todos se habían montado en ella y probablemente que seguirían haciendolo durante muchos años más y el gilipollas de Pedro seguiría siendo feliz. Te recordaba bastante a John, tu amigo tiempo atrás, que termino enamorándose de una bailaria exotica.

Lo ultimo que supiste de el es que se había casado y adoptado a la hija de ella, dándole su apellido. Aquella mujer no era trigo limpio, se había insinuado a todos más de un vez pero John estaba ciego para ella y no admitia que nadie intentara abrirle los ojos.

Mientras servias copas tan rapido como un ser humano puede llegar a hacerlo, un hombre con un bigote mas grande que su cara te pidio una ronda de tequila para el y sus tres amigas. Al girarte para coger la botella, por el limite de tu visión periférica viste una situelta familiar.

Una chica morena con los ojos azules que te miraba seria. Al darte la vuelta ya no estaba alli.

Trabajabas demasiado.

Hubieras jurado que era la misma niña que Sherpard se quedo como una especie de mascota. Ya no era una niña, era una joven con todas las curvas en su lugar.

No podia ser ella. Ella se perdío en Whasintong. Nunca podía haber llegado sola hasta Mexico y mucho menos encontrarte.

 

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25/01/2016, 13:40
Edgar Avellaneda

De alguna manera, empezaba a apreciar la vida sencilla que tenía. No tenía responsabilidades, no tenía nadie que dependiera de él. Sólo tenía que dejarse caer por el bar cada noche, cumplir con su trabajo y recibir el sudado fajo de billetes que le correspondía de manos del dueño. E intentar que no le apuñalaran por la espalda. O cabrear a algún traficante con ganas de hacerse notar. Pero bueno, había aprendido a ser discreto. Y a sobrevivir. Shepard había hecho su parte del trabajo.

El resto, probablemente sólo suerte.

Mientras cogía con la mano el puñado de pequeños vasos de cristal y la de tequila con la otra, creyó ver algo por el rabillo del ojo. Una mujer. Unos ojos inolvidables. No era raro que atrajera la atención de americanas que cruzaran la frontera con ganas de fiesta, pero esos no eran unos ojos cualquiera. Azules, salvajes, quizás demasiado salvajes. Pero era imposible que fuera aquella pequeña niña que rescataron en la redada a la perrera. Cuando Shepard falleció, desapareció de su vista y Edgar estaba seguro de que había terminado en la montaña, viviendo una vida de un animal con piel de ser humano. O algo peor. Quizás un cazador la confundiría con un lobo y le descerrajaría un tiro entre ceja y ceja. Ese ya no era su maldito problema.

Serían imaginaciones suyas.

- ¿Sal y limón? - preguntó en español.

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25/01/2016, 16:36
Director

- ¡Pues claro, mi cuate!.- respondió el mexicano desmedidamente animado.

-¡Un whisky doble por aquí!.- pidió otro hombre al fondo de la barra.

- Yo quiero un Margarita, papazote.- dijo una mujer que seguramente solo lo estaba pidiendo por el nombre, sin saber que tipo de bebida era.

- ¡Una ronda de cervezas para mis cuates!.- grito el novio, a lo que todos vitorearon causando un gran bullicio.

La noche se alargo hasta casi despuntar el alba, cuando aparecieron un par de primos segundos de Pedro y se lo llevaron a dormir. El jefe estaba cansado pero contento, la caja estaba llena de billetes y se sentía generoso. Antes de irse a dormir repartió las propinas y pago a todos los camareros las horas extra de aquella noche, un par de cientos en el bolsillo nunca estaban de mas.

En la calle desbordaba el olor a vomito del callejón, con algún borracho adormilado en los portales cercanos, nada fuera de lo normal. Apreciaste que camino hasta lo que llamabas hogar se encontraba especialmente silencioso, era muy tarde o demasiado temprano, según se mirase.

 

 

 

 

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26/01/2016, 08:04
Edgar Avellaneda

Otro día más. Una noche más. Un fajo más de billetes con los que seguir día tras día. Tal y como había imaginado, no había visto a Cindy - eso, así se llamaba. Cindy, como si fuera una niñita de una telenovela - otra vez, así que habría sido su imaginación. Pensar en la jovencita le hizo recordar al grupo. Pensó en Shepard, en las misiones juntos, los momentos buenos, las cervezas. Pero también hubo discusiones, sobre todo al final. Cuando todo se fue al carajo. Pero los echaba de menos. Por eso se había quedado cerca de la frontera, porque no quería desconectar del todo. Incluso había pensado en regresar a Florida, buscar a los viejos y ponerse al día.

Quizás mañana. O la semana siguiente.

Inspiró profundamente, llenándose los pulmones del olor de la calle, y avanzó tranquilamente.

Notas de juego

Viejos: Tratamiento cariñoso que se da a los padres en cuba

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26/01/2016, 16:52
Director

Llegaste al lugar que llamabas hogar. No era gran cosa pero al menos no estaba infectado de cucarachas u otro tipo de plagas. Te detuviste ante la puerta al notar que la llave entraba y abría con solo una vuelta, pensabas que habías dado las tres que accionaban los cerrojos antes de irte pero no.

No escuchaste ruidos dentro, ni luz bajo la puerta. Seria un despiste, algo que pensaste que habías hecho pero no. Entraste sin notar nada raro hasta que llegaste al comedor.

Alguien estaba durmiendo en tu sofá, alguien que se habia comido todas las galletas de la casa, llenando de migas el suelo, antes de tomarse la libertad de hacerse un ovillo con una de tus mantas.

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27/01/2016, 16:38
Edgar Avellaneda

Joder, dejó escapar el joven al ver el espectáculo. Estaba cansado, algo bebido por las rondas de la noche y tenía sueño, así que no recordaba bien si se había dejado alguna ventana abierta, o quizás alguno de los antiguos inquilinos tenía aún la llave del apartamento y había decidido pasar la noche allí, y de paso, saquear su comida. Miró alrededor, buscando algo que faltara, algún desperfecto que le diera alguna razón para echarle a base de patadas, pero no había más que migas. Como si se hubiera colado un pequeño coyote con hambre y frío. Sintió compasión, pero tampoco podía dejarle quedarse en su casa sin saber siquiera su nombre.

- Eh, socio - dijo, moviendo el sofá con el pie tras encender la luz - Creo que te has equivocado de choza.

Notas de juego

Socio: Amigo

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27/01/2016, 17:10
Cindy

El bulto del sofá se revolvío con un movimiento brusco. La manta voló cubriendo tu cabeza e impidiéndote ver por un momento que sucedía. El peso de algo te cayo encima derrivandote pero aparte del golpe contra el suelo no te hizo nada. Sentiste unas manos cogiendo tu camiseta con sus puños.

La voz fue familiar.

- ¿Por que la manada no junta?.- Te recrimino una voz femenina. Tenias las manos libres, al retirar la manta de tu cara viste sus intensos ojos azules clavándose en tus pupilas.

Sindy estaba sentada a horcajadas sobre ti. Su cuerpo ya no tenia nada de infantil.

  Vestía un top negro y unos vaqueros del mismo tono, con una chaqueta color violeta. Tenia el pelo limpio y desenredado, olia a jabón. En estos últimos años debía haber adoptado algunas costumbres mas civilizadas.

 - Shepard dice, juntos. ¿Por que no juntos ahora?

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27/01/2016, 17:30
Edgar Avellaneda

Le pilló completamente desprevenido. Si hubiera estado en guardia y sereno, aquel tipo no habría tenido la oportundiad de tumbarle como si fuera un maldito amateur. Pero terminó cayendo al suelo y temiendo que, de repente, un par de palmos de acero le entraran en el pecho como si fuera mantequilla.

- Carajo - no terminaba de creerse lo que estaba viendo. A quien estaba viendo. Cindy. ¿Cindy? ¿La niñita salvaje de Shepard? Así que sí la había visto en el bar poco antes - ¿Qué haces aquí, niña? ¿Qué haces tan al Sur?

Tenía mil preguntas más que hacer. ¿Cómo es que sigues viva? ¿Dónde has estado? ¿Cómo te has convertido en una señorita tan atractiva? ¿Por qué no te estoy tumbando ahora mismo en mi cama, haciéndote el amor con dulzura y pasión? Pero sabía que no podía bombardearla de esa forma. No a ella. No a Cindy. Aunque pareciera una chica tan humana, no dejaba de ser prácticamente una niña con una fuerza sobrehumana.

- Joder, niña - dijo, alzando las manos lentamente para pedirle que se calmara. Le regaló la más comprensiva de sus sonrisas - Shepard se fue. Él ya no está con nosotros. ¿Me entiendes? Él era quien nos mantenía unidos. Sin él... sin él...

Sin él sólo somos un puñado de asesinos sin rumbo fijo. Un puñado de monstruos de feria que no tardaron en lanzarse al cuello los unos de los otros antes siquiera de que el cadáver de Shepard se quedara frío. Perros salvajes sin dueño.

- Le echo de menos, Cindy - apoyó la cabeza en el suelo y miró al techo - Le echo mucho de menos.

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27/01/2016, 18:30
Cindy

Al recordarle la muerte de Shepard se entristeció. Se aparto de ti despacio, dejando que te levantaras y volvió al sofá. Se sentó subiendo los pies al asiento y se quedo abrazada a sus rodillas.- Shepard decía, juntos siempre, juntos fuertes... Shepar dijo a Sindy, "cuida de los chicos"... Sindy siente muy triste porque Shepard no vuelve. Sindy también extraña Shepard.

Hizo un esfuerzo por no llorar, levanto la vista, cambio de tema.- Sindy se ha comido tus galletas, no muy buenas pero Sindy  hambre antes. Sindy camina mucho para encontrar a Edgar.

Recobrando la compostura recuerda que no esta bien subir los pies a los sillones de otros y los baja al suelo, sentándose como una persona casi normal, te mira igual que un cachorrito y espera que te sientes a su lado.

 

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27/01/2016, 18:44
Edgar Avellaneda

Era imposible no quererla, aunque para Edgar nunca fue algo físico, como le pasaba a Frost, sino algo más sentimental. Como la hermana pequeña que nunca tuvo. Como la hija que probablemente nunca tendría. Era una criatura feroz y letal, y al mismo tiempo una niña indefensa que necesitaba que alguien cuidara de ella.

- ¿Por qué estás aquí, Cindy? - se sentó a su lado, perdonando que se hubiera comido sus galletas. Ni siquiera recordaba que tuviera algo así en sus armarios. Probablemente estarían rancias - ¿Por qué has venido a buscarme a mí, de entre todos?

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27/01/2016, 18:49
Cindy

La chica necesitaba algo de contacto humano, a su manera. Apoyo la cabeza en tu hombro, buscando un poco de afecto.

- Todos peligro Edgar, la bruja va a por la manada.- En su mente aquello tenia sentido, puede que no para ti.- La bruja engaño a Sindy, dijo que llevaria a Sindy con Shepard, dijo a Sindy que Shepard vivo. Sindy fue con ella, pincharon con aguja a Sindy. Sindy duerme mucho. Muchos dias Sindy solo duerme, dan caramelos que saben mal a Sindy, ellos obligan a tragar y Sindy duerme y duerme. Sindy sabe comida hace dormir a Sindy. Sindy no come, Sindy finge duerme... Sindy se escapa y busca manada. Manada ya no esta.

Sindy encuentra a la bruja, la bruja habla por ringring. Bruja dice "Edgar en pueblo frontera méxico, no problema. El resto terminar con ellos". Sindy no saber donde el resto. Sindy solo sabe donde Edgar. Sindy busca mucho tiempo.

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27/01/2016, 19:38
Edgar Avellaneda

La Bruja. ¿Quién era esa Bruja que decía Cindy? A medida que la muchacha iba describiendo lo que le había sucedido, a Edgar le quedó claro que alguien a quien la muchacha conocía le engañó diciéndole que la iba a llevar con Shepard y la mantuvo drogada, probablemente para hacer pruebas con ella. Sin saber desde hacía cuánto, tenía el brazo alrededor de su hombro, acunándola, dándole el cariño que la muchacha había necesitado desde hacía semanas. De repente, se le ocurrió algo, un nombre. pero no podía ser. No podía ser.

- ¿La Bruja, Cindy? ¿Verónica? - le preguntó, deseando que la joven salvaje le dijera que no. Que la mujer a la que Shepard había amado no era una traidora ni una asesina.

Por ese despista estaba allí. No porque Cindy le hubiera elegido, sino porque tuvo la suerte de que hablaran precisamente de él. Se sintió un poco decepcionado, pero esa sensación desapareció por la de miedo. Sabían dónde estaba él. Sabían dónde estaban todos.

E iban a matarlos.

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27/01/2016, 21:03
Cindy

Sindy se sentía a gusto a tu lado pero cuando dijiste ese nombre dio un respingo, levanto la vista sorprendida por el hecho de que conocieras ese infame nombre asintió despacio.

- Sindy tiene cosas.- dijo levantandose del sofá, se tiro al suelo y metió la mano bajo el mismo lugar donde había estado sentada un momento antes, sacando algo.

 Era una mochila de colores chillones, con unos cuantos desperfectos que no parecían importar a Sindy en absoluto. Al abrió y la vació en el suelo sin ningún cuidado. Buscaba algo entre todas las cosas que contenia.

En el montón viste algunas prendas de ropa interior femenina, un yoyó viejo, una pelota de tenis mordida por ella misma, un viejo cómic manoseado, unas pinturas con marcas de dientes, unas chapas brillantes de botellas de cerveza, emboltorios de chocolatinas, una camiseta conmemorativa de las olimpiadas pasadas, unos engranajes que solo dios sabría de donde había sacado, entre otra decena de objetos pequeños...

Sindy metio las manos en el montón y lo esparció hasta encontrar lo que quería. Dejo sobre tus piernas un papel mal doblado donde podias ver el dibujo de un edificio, con la calidad artística de un niño de cinco años pero podías leer sobre la puerta "F.B.I".

- Esta es la torre de la bruja, Sindy la siguío aquí.- te explico.- Sindy no puede entrar, muchos hombres malos dentro.

Volvió a meter las manos en el monton, saco otro papel arrugado y te lo enseño. Pretendía ser el dibujo de una mujer, por la falda, dos circulos a la altura del pecho y el cabello largo.- Es la bruja.- afirmo. El dibujo no podía ser peor, aun de ese modo el pelo en ondas y los labios remarcados en rojo intenso te decian a gritos que era Veronica.

- ¿Edgar conoce a la bruja?
 

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27/01/2016, 22:03
Edgar Avellaneda

No podía creérselo. Verónica. ¿Cuántas veces había mirado a Shepard y a ella y había sonreído, viendo lo que él pensaba verdadero amor? Entonces pensó en los rumores, ¿quién había sido el primero del grupo en decirlo? No sabría decirlo, pero ahora parecía ser lo más evidente. Entrar en el grupo, ayudar a descomponerlo. Si Cindy estaba en lo cierto, era evidente que pertenecía al Gobierno, al FBI, y para ellos, el grupo era un obstáculo.

Idiota, idiota, idiota. Pensaba que era una mujer amable y buena, y le habían engañado como a un niño.

- Qué hija de puta - dijo para sí, sin percatarse en que Cindy podía adoptar la expresión. No sabía cómo tratar a alguien como ella - Sí Cindy, conozco a la Bruja. Sé perfectamente quién es, sé...

Un fallo cardíaco. No tenía por qué, pero podía ser. ¿Había envenenado Verónica a Shepard? ¿Había sido la responsable de su muerte? Tenía... ¿cuántos? ¿Sesenta y pico años? Era un hombre sano, un problema del corazón...

Una ira irrefrenable le llenó por dentro, deseando coger a esa mujer y obligarle a confesar todo. Aunque fuera la verdad más dolorosa de los últimos años.

- Cindy - dijo, conteniendo la rabia, con los puños blancos de apretarlos con tanta fuerza - ¿Quieres ir a buscar a la manada? ¿Quieres ver al resto del grupo?

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27/01/2016, 22:16
Cindy

La sonrisa de su cara era una afirmación rotunda.- Sindy quiere. Shepard dice manada junta, Sindy quiere manada junta.

Metió todas cosas de nuevo en la mochila, a puñados, preparándose para irse cuando recordó que tenia algo mas para Edgar. Se puso en pie y metió la mano en el bolsillo del pantalón. Saco algo y lo puso en tu mano.

  - Shepard dice a Sindy esto sirve para emergencias. Sindy coge de hogar para ayudar a los chicos. ¿Sindy hace bueno?.- pregunta ladeando la cabeza igual que un perro que espera respuesta.

Cuando habla de hogar se refiere a la mansión donde Shepard le había habilitado un bonito espacio para que estuviera comoda.

El fajo son unos diez o doce billetes de 100.

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27/01/2016, 22:41
Edgar Avellaneda

Su vida como delincuente juvenil y sus trapicheos le permitieron calcular a ojo la cantidad de billetes que había en aquel paquete, y rápidamente supo la cantidad de dinero que le acababa de entregar Cindy.

- Jesusmariayjosé - susurró. Aproximadamente doce mil dólares. Además, como ambos tenían la nacionalidad norteamericana, no tendrían problemas para cruzar la frontera, aunque si lo hubiera, tenían dinero suficiente para un par de sobornos - Sí, Cindy, necesitamos dinero para viajar. Buen trabajo.

No tenía mucha ropa, ni bienes de valor, ni nada grande. Lo suficiente para viajar ligero, como siempre había hecho. Moviéndose por la casa, cogió una mochila y empezó a meter las cosas rápidamente, sin pensar en doblar las camisetas o los pantalones. Pensaba en el siguiente paso, en el viaje, en cómo encontrarles. En reunirse y tener la fuerza que otorgaba un grupo unido. E ir a por Verónica.

Escribió una nota y se la guardó, con la intención de dejársela a su jefe bajo la puerta del bar. No tardarían en encontrar un sustituto, pero no quería que pensaran que alguien le había pegado cuatro puñaladas y yacía muerto en un callejón. Edgar era un tipo formal.

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27/01/2016, 23:02
Director

Ella sonrió.

Lo preparaste todo con rapidez y menos de una hora ya estabas en el autobus que cruzaba la frontera. Desde California tenías la opción de continuar en autobus o tomar un avión hasta Washintong. En cualquier caso no fue un viaje sencillo.

Sindy sabía cerrar la boca, caminar recta y aparentar ser una chica normal la mayor parte del tiempo pero no podía evitar gruñir a un perro si le ladraba u olfatear a su alrededor cuando notaba un olor raro. La ventanilla le fascinaba, ver pasar los objetos a gran velocidad le resultaba divertido, pero tambien se mareaba.

Vomito e inmediatamente despues tuviste que quitarle la bolsa de papel para que no volviera a comerse unos pedacitos de galleta a medio digerir.

Sindy no hablaba en publico. No le dirigía la palabra a nadie con quien no tuviera confianza. Se ponía muy tensa entre otras personas, notabas que la gente le molestaba y le daba ansiedad. En un momento dado se quito una de sus zapatillas y comenzó a morderla para liberar el estrés. No, no fue un viaje tranquilo pero al menos llegasteis a Whasintong sin problemas.

 

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28/01/2016, 08:42
Edgar Avellaneda

Le resultó extraño atravesar la frontera nuevamente, percibir las notables diferencias entre Estados Unidos y México, las miradas ceñudas al ver su tono de piel, la sonrisa comprensiva y pícara al verle junto a una belleza como Cindy. Volvía a sentirse nuevamente como un extraño, aunque en realidad fuera más norteamericano que mucho de los que clamaban serlo de nacimiento.

California era húmeda y calurosa, llena de turistas y de gente por todos lados. Ideal para pasar desapercibidos. Edgar usó el dinero de Cindy para comprarse algo de ropa, algo más elegante que la camisa sucia y los vaqueros que llevaba, unas gafas de sol y una maleta donde metió su mochila. Pretendía que ambos pasaran por una pareja de recién casados que regresaban de viaje a casa, y no tenía dudas de que su labia les permitiría llegar hasta la capital sin problemas. Tenía prisa, y encerrarse durante casi 24 horas en un autobús con Cindy no le atraía en absoluto.

Paró un taxi en medio de la calle y le indicó que le llevara al LAX.

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28/01/2016, 14:33
Cindy

El taxista cumplió su cometido. Desde el retrovisor lanzaba miradas curiosas a Sindy, la chica tenia algo poco frecuente que atraía la curiosidad de los hombres.

 Al llegar Sindy te miro con los ojos muy abiertos.

 - ¡Coches de cielo!¿Sindy y Edgar van en coche del cielo?.- pregunto emocionada y comenzó a dar unos saltitos pequeños en el sitio.

 

- Sindy quiere ventana.- pidio con cara de cachorrito.

Empezaste a pensar que ir en avión con ella tambien podía darte problemas.

 

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29/01/2016, 08:33
Edgar Avellaneda

Coches del cielo. Edgar sonrió para sí, deleitándose con la encantadora inocencia de Cindy. Durante las primeras horas del trayecto en autobús, pensó que no sería capaz de aguantarla, y sin embargo, terminó comprendiendo cómo funcionaba la mente de la joven. Tenía muchísimos detalles que la hacían parecer más un perro, o un cachorro juguetón, que un ser humano. Pero siempre parecía querer mostrarse como lo que verdaderamente era, adoptando una postura erguida, intentando conversar como un adulto, o al manipular objetos. Y terminó por quererla, por quererla como un padre a un hijo, como un amo a su perro, como ambas cosas y como ninguna.

Llegando al LAX, tuvo que contener las ganas de gritarle al conductor que dejara de mirarles a ambos. No tenía dudas de que su rostro era conocido públicamente, pero los años en México y su cambio de aspecto quizás le ayudarían a pasar desapercibido. Y Cindy, claro. Mientras se fijaran en la joven, estarían bien. No le interesaba que le pararan por la calle para pedirle autógrafos, o incluso todo lo contrario. Estaba seguro de que al volar, La bruja o el FBI descubrirían que estaba en el país, y le darían caza como a un perro. Pero cuando se enteraran, él ya habría llegado a la capital.

Mientras compraba los billetes, se preguntó cómo contactaría con el resto. Pensó que lo primero sería visitar la sede y las casas seguras, a ver si había rastros.

- Tendrás tu ventanilla, Cindy, por supuesto - dijo, en baja voz, sonriendo a una pareja de ancianos que miraba a la muchacha con curiosidad. Probablemente asumiría que tendría algún tipo de problema psíquico.