Partida Rol por web

Un sonoro "clic" informó a los presentes de que el arma de Simon, que ya no estaba guardada tras su cintura, sino apuntando firmemente a Frost, acababa de quedar desprovista de su seguro.

- Yo en tu lugar no lo haría, Eithan

La voz de Troublemaker no estaba en especial marcada de tensión. Sölo estaba haciendo una recomendación.

De todas formas Simon no pretendía matar a Eithan de inmediato. Aunque la pistola desenfundada, cargada, sin seguro y apuntando la enorme calvorota de Eithan servía perfectamente para dejar claras sus intenciones, la atención del telequinético estaba completamente centrada en el cuchillo que éste sostenía, listo para usar su don sobre el arma. Al fin y al cabo era uno de los usos más habituales que había hecho de su poder en sus años como superhéroe: desarmar matones, hacer que sus letales instrumentos saliesen volando de sus manos o, al menos, impedir que llegasen a su objetivo.

Eithan se quedó quieto, en el lugar.

Desvió la mirada de Veronica a Troublemaker con calma, como si no le estuvieran apuntando con un arma que podría vaciarle los sesos de la cabeza al instante. No dijo nada, suspiró y miró un momento el cuchillo de su mano y luego el arma como si tratara de decidir cual de los dos sería más rápido.

Sonrió de nuevo.

Levantó las manos mientras daba un paso atrás. -Vale chico, a tu manera. Por ahora.

Se dejó caer sobre el mismo sofá del que se había levantado mirando de nuevo a Veronica con expresión divertida.  No guardó el cuchillo pero tampoco hizo nada más que resultara amenazador. Aquello solo era un juego de otros y ellos eran los peones. Estaba bien ver como se habían vuelto los demás y quien conservaba aún los cojones.

- Eithan... os lo he dicho. Verónica no miente. Podrá gustarte más o menos lo que ha dicho. Pero no miente. - Digo tras inspirar hondo unos instantes. En un segundo casi se nos va todo de madre.

- Ella no es el enemigo. - Repito negando con la cabeza. - Deberíamos situarnos en posición y colocarnos de forma que podamos vigilar todas las entradas a esta mansión. Si John, Edgard o Newman vienen, hay que aseguarse de que no les estén siguiendo. -

Me levanto y me dirijo con pasos lentos hacia la ventana para echar un vistazo. Éramos un grupo. Juntos éramos buenos. Los mejores. Y ahora... ahora estamos dispersos, nos peleamos entre nosotros y tenemos los días o las horas contados.

Veronica se había quedado muy quieta mientras Eithan decidía si debía o no usar su cuchillo. Agradecío a Simon con una sonrisa su gesto hacia ella pero no le dio mayor importancia.

Cuando los ánimos se calmaron volvió a hablar.

- Es exactamente como has dicho, Maxwell. Quieren satanizar vuestra imagen para que los nuevos héroes parezcan los salvadores de la ciudad, pero no, no quiero que volváis a ser el grupo de vigilantes. Eso seria un suicidio tal como estas las cosas en este momento. Os he reunido para explicaros la situación. Edgar esta en méxico, fuera de su alcance pero vosotros no.- dijo Veronica.- Simplemente es más seguro manteneros juntos.

Veronica continuo respondiendo preguntas.- Saben de vosotros lo que Silverson les dijo y lo que sacaran de mis informes sobre vuestras misiones. Con ello han realizado unos perfiles psicológicos buscando vuestros puntos débiles. Saben que James tiene un caracter frio y calculador mientras que John es todo lo contrario, saben quien es más racional, quien más inteligente, ese tipo de cosas.

La mujer miro a Eithan y parecío muy sincera al asegurar.- Para ellos Sindy no existe y yo no les he contado nada que pueda comprometeros.

Observo su muñeca de nuevo.- Se hace tarde, tengo que volver a casa. Mi marido me espera y no quiero levantar sospechas.- dijo esperando que lo entendierais.-Mañana os traeré provisiones antes de ir al trabajo, investigare donde pueden tener a tus padres, Will.

- No vengas hasta que no tengas novedades Verónica. – Pido a la mujer. – Nosotros nos apañaremos. Ya nos buscaremos provisiones… Si sospechan de ti y te siguen podrían dar con este refugio… -

Me llevo una mano a la barbilla, pensativo. Tengo muchas dudas, demasiadas. Pero no voy a exponerlas hasta que se marche Verónica. Luego habrá mucho de qué hablar con Eithan, Troublemaker y Will.

- James supone una amenaza para ellos. Frío, racional y no se fía de nadie. Le eliminarán. John por el contrario tiene muchos puntos débiles. Tiene familia. Si falla lo de William – digo mirando un momento a su hijo – lo intentarán con John. Es el más idóneo al que pueden hacer chantaje emocional. -

La verdad es que me importa un carajo si eliminan al Presidente actual o no. Pero no pienso dejar que me arruinen la vida, o que tengamos que vivir perseguidos como perros el resto de nuestros días. Esos cabrones han intentado morder más de lo que pueden abarcar pero todavía no lo saben.

- Vete ya, Verónica. No pueden sospechar de ti. – Incito a la mujer. – Nosotros intentaremos dar con John y Newman. Les pondremos al día y decidiremos qué hacer. -

Mientras rastreabas la mente de Veronica en busca de algún tipo de trampa o mentira sentiste más mentes acercandose a la casa.

Muchas en número, lo que te alerto en un primer momento pero al concentrarte en ellas descubriste que no eran desconocidos.

  Tres niños dormidos, los pequeños de rasgos muy parecidos, la mayor algo menos pero sin duda eran hermanos.

  John era una mente hirviendo entre la ira y el dolor, de una forma tan abrasadora que incluso te incomodo fisicamente prestarle anteción. Alguien había matado a su mujer aquella misma tarde.

 En ese momento John era una bomba de relojeria que solo se contenia por el hecho de tener a sus tres hijos en el asiento de atrás.

  El Español estaba alli tambien, cuando todo el mundo pensaba que estaba en una playa de México tumbado al sol.

 Su temperamento era mas calmado pero muy triste por su amigo John.

 La última sorpresa, la mente de Sindy se encontraba con ellos.

  El grupo estaba aparcando detras de la casa.

Mansión Stiler, Washington D.C

13 de diciembre de 1985

23:53 p.m

  La vieja mansión no había cambiado en nada. Continuaba siendo el escenario ideal para una película de terror, incluso había comenzado a llover.

 Nadie os había seguido y con los niños resultaba complejo pasar por los tuneles subterráneos, atestados de suciedad y ratas, por lo que era seguro usar la puerta para entrar. Siempre había una llave de emergencia bajo una piedra suelta.

 Aparcar en el jardín de atrás era una solución bastante racional. Era una lugar que quedaba lejos de la vista de cualquier curioso y cerca de la entrada trasera de la casa, por lo que podíais entrar con los niños sin despertarlos, evitando así que les diera miedo entrar y formaran un escandalo.

Cindy fue la primera en bajar, para ella esa casa era su hogar y se sentía contenta de llegar a su refugio.

A medida que se aproximaban a la vivienda, Edgar redujo la marcha hasta conseguir un ritmo lento pero con pocas revoluciones, de forma que el coche sonara lo menos posible. Con cuidado observó los alrededores, buscando vehículos o curiosos, pero finalmente decidió aparcar en la parte trasera, donde tampoco vio nada raro. 

- Cindy, cuando vivías aquí, ¿había alguna puerta secreta? ¿Alguna manera de que tú o Shepard entrárais que no fuera la puerta principal?

Se quitó el cinturón de seguridad y comprobó el cargador de la pistola. No era cuestión de que hubiera problemas y llevara un hierro descargado.

- John, no sé qué va a haber aquí dentro, pero si ocurre algo malo, hay que poner a las niñas en lugar seguro. Eso significa que no podemos ir los dos.

John se quedo pensativo un segundo en su asiento antes de bajar del coche. Escucho a Edgar y asintio

- Si vas a proponer que me quede sentado como un gilipollas mejor no lo digas.- gruñio John revisando su arma.-O entramos los dos y Sindy se queda al volante o entro yo y tu te quedas con los crios.

Necesitaba acción, estaba deseando que dentro hubiera una docena de ninjas o yonkis o mafiosos... cualquier cosa que pudiera disparar a la cabeza.

Antes de que Verónica de un par de pasos para alejarse frunzo el ceño un instante. Me llevo una mano a la cabeza y con la otra tanteo cerca para intentar tomar asiento.

Respiro hondo y abro los ojos mirando a todos los presentes. - Ya están aquí. - Digo con el tono más calmado posible. - Tranquilos. Son John, Edgard y Sindy. - Explico. - También están los hijos de John asi que no hagáis tonterías ninguno, por favor. - Pido a todos tratando de buscar calma. - Lo han pasado mal. -

Hago un gesto hacia Simon y Eithan. - Por favor, guardad las armas antes de que lleguen los niños. - Comento tratando de pensar qué ocurrirá cuando nos pongamos todos al día. 

Hay algo que me preocupa... y es que seguimos sin saber nada de Newman.

Veronica se mostro sorprendida por la presencia de Edgar, quien pensaba que seguía en México, y el hecho de que John hubiera llevado allí a sus hijos tampoco era tranquilizador.

- Puede que fuera una buena idea que alguno saliera a su encuentro para ayudarles con los niños. Lo haría yo misma pero si Sindy me ve saldrá corriendo otra vez.
 

Ante las palabras de Branson, Frost desvió la mirada de Veronica. La verdad era que había ignorado completamente la amenaza que representaban Simon y su cacharra, si el chico tuviera cojones para hacerlo detrás de aquella fachada de tipo duro ya lo habría hecho.

De todos modos las palabras de Veronica hicieron mella en él. Se levantó del sillón pero no avanzó hacia la puerta, su sonrisa desapareció con la misma velocidad que el cuchillo en un gesto automatizado escondiéndolo en el antebrazo. En un momento había que tener  muy buen ojo para ver donde estaba escondido. Pareció incluso tentado a ser él quien saliera a recibirles pero bajó la cabeza con un casi imperceptible hundimiento de hombros y se limitó a esperar que fuera otro el que saliera a buscarles.

Se cruzó de brazos preguntándose que coño hacían los críos de Jhon que no se habían quedado con la puta de su madre. Negó con la cabeza, pues claro que había pasado algo muy jodido si Callahan se traía a los cachorros a aquella reunión de muertos en vida. Lanzó una última mirada de velada amenaza a Veronica antes de olvidarse, al menos en apariencia, de ella.

-Te esperaremos impacientes- le dijo a Veronica con un tono de voz casual -aún no hemos terminado de hablar.

Simon no relajó el gesto, ni dejó de apuntar a frost hasta que éste hubo retrocedido varios pasos, cuando ya se encaminaba de vuelta al sillón. Entonces fue cuando puso el seguro al arma y la bajó. Quien supiera darse cuenta, se habría fijado que cuando lo hizo fue en el momento en que supo que Raptor estaba a bastante distancia como para volver a preparar el arma si volvía hacia Verónica. Obvió totalmente la sonrisa de agradecimiento de ésta. Aún tenía los ojos centrados en Eithan. No lo había hecho por aprecio a la mujer, sino porque no le parecía prudente, necesario ni conveniente.

Cuando Max infomó de los nuevos visitantes, volvió a guardar la pistola. De vez en cuando vovlía a mirar a Frost. Estaba aún más descontrolado de lo que recordaba, y eso podría ser un problema, tendría que tener los ojos bien abiertos.

- William, muchacho, creo que eres el candidato ideal.

Propuso cuando el Ruiseñor habló de que alguien saliera a recibirles.

- Por supuesto Eithan, volvere con toda la información posible.- Asevero mientras el sonido de sus tacones se dirigia a la puerta.- Es mejor que me marche ahora, por favor, no hagais ninguna locura.- Os pidio a todos antes de dejaros solos de nuevo.

Miro tranquilamente cómo Verónica se despide y se marcha y luego me centro en el joven Will.

No sé si John, Edgard o Sindy le conocen en persona… Desde luego sí cuando era un crío pero ha crecido hasta convertirse en un hombre, y puede que les resulte amenazador. No sé cómo de buena idea es que salga él sólo a saludar.

Me levanto y miro a Simon y a Eithan. – No os matéis mientras voy a recibirles, ¿vale? – digo como advertencia y en parte para quitar tensión al ambiente.

- Will, puedes venir conmigo o esperar aquí, como quieras. - Digo al chico mientras encamino mis pasos hacia el exterior. De nuevo me concentro en relajar mi postura y en mostrar ambas manos para que cuando me vean sepan que no voy armado y no soy una amenaza.

Todo lo que había contado Verónica desconcertó a Will, que todavía estaba asimilando todas las palabras que había dicho. También estaba enfrascado en lo que podía haberle pasado a su padre y si era capaz de traicionar a sus viejos compañeros, tanto que ni siquiera había prestado atención a la riña que habían tenido Eithan y Simon.

Cuando Simon dijo su nombre, su mente volvió a aquel lugar. - Si, si claro. - Max se ofreció para ir también, sería buena idea, seguramente no reconociesen a Will, tras cinco años había cambiado mucho físicamente.

- Te acompaño Max. - Dijo mientras se levantaba del sofá y se encaminaba hacía la puerta acompañando a Max.

Maxwell y Will dejaron atrás el salón para ir en dirección a la puerta trasera de la casa, dejando a Eithan con Simon, juntos y solos. Esperando que los dos mantuvieran los ánimos calmados, al menos hasta su regreso.

La puerta trasera de la casa se abrió. Maxwell y el hijo de William salieron de su interior para dar la bienvenida a sus compañeros.

Una Cindy con mas curvas de las que recordaban comenzó a dar salitos en el sitio, como un cachorrito nervioso.- ¡Es Max!.- dijo por si John o Edgar no se habían dado cuenta aun. Su tono era de sorpresa pero no levanto la voz, ya que con ellos estaban los tres hijos de John, dormidos dentro de la ranchera familiar con la que habían llegado.

Edgar y John no notaron nada en sus compañeros que les hiciera desconfiar, tampoco parecía que fueran armados.