Partida Rol por web

  La estación de metro no se veia muy concurrida en esa hora. Nadie parecía seguir a Max y a Will y aun así tomaron todas las precauciones posibles.

Cambiaron de vagón e hicieron trasbordos en varias lineas hasta estar completamente seguros de que nadie les seguía hasta que encontraron una estación sin pasajeros esperando. Era el lugar ideal para deslizarle por la red de metro hasta los tuneles muertos.

Esperaron que llegara el siguiente tren y al marcharse, observaron que tenían 15 minutos antes de que llegara el siguiente. Era importante fijarse en esos detalles si uno no quería quedar pegado en las vías como el cromo de un pastelillo.

Max recordaba aquellos viejos tuneles que habían usado tantas veces. La cara de sus enemigos cuando aparecían detrás de ellos, sin saber como lo habían hecho, era algo que no podía borrarse fácilmente.

Cada esquina contaba un momento de su pasado y llenaba de preguntas su futuro.

Will no estaba tan acostumbrado al olor, a la humedad de los tuneles o las ratas que saltaban a su paso, rompiendo la oscuridad con sus brillantes ojos rojos.

Caminaron unos 20 minutos, llegaron a pensar que podían haberse perdido al girar mal en algún momento del camino pero al final de uno de esos infectos tuneles vieron el famoso vagón abandonado.

  Iban en la buena dirección, a unos 40 minutos se encontraba la mansión, llegarian con tiempo de sobra.

 Will se paro a escuchar, había alguien en el vagón.

 Max sintió otra mente pensante dentro del metro, alguien con muchas dudas, alguien conocido..............

  Simon contaba con varias opciones, meditaba sobre su incierto futuro cuando escucho pasos en las vías. El eco le decía que eran dos.

 No pudo creer quienes eran cuando, desde detras del visillo de la ventanilla, pudo ver dos rostros familiares.

Levanto el brazo en alto pidiendo a Will que se quede quieto y me llevo la otra mano a los labios en un claro gesto de silencio. Hago un gesto a Will indicándole el vagón en el que he detectado la mente y busco cualquier escombro o recoveco de la pared para ponerme a cubierto. Saco mi arma y espero unos segundos mientras mi mente se concentra intentando reconocer esa otra mente tan familiar... Si averiguo quién es podré llamarle por su nombre e identificarme para que sepa que no somos hostiles.

Sólo alguien del grupo puede conocer estos túneles y me pregunto con quién nos vamos a topar. Quizá sepa algo de lo que ocurre, quizá haya recibido un aviso también, y si no, al menos deberíamos ponerle al día. En su día fuimos un equipo... les debo al menos el avisarles de si alguien nos persigue a todos. Al menos eso.

No te cuesta mucho averiguar de quien se trata.

Sientes que algo le ha pasado, no esta herido pero si atraviesa una situación muy complicada. Un problema serio que tiene que ver con una mujer.

  Se trata de Troublemaker, Simon.

Tras un pequeño esfuerzo, sigo quedándome a cubierto pero hago un gesto a Will para que no dispare.

Luego alzo la voz.

- ¡Troublemaker! - Digo con potencia suficiente para que me oiga sin que sea un grito que reverbere por todos los túneles.

- No ataques. Soy Ruiseñor y vengo con un amigo. - Digo tras un par de segundos para darle tiempo a pensar y a reaccionar.

Bajo mi arma y la guardo de nuevo a mi espalda mientras insto al chaval a hacer lo propio. Salgo de mi escondite y doy un par de pasos hacia el vagón con las manos en alto, en claro gesto de rendición o de paz.

- Tenemos que hablar. Ha sido una suerte que te encontremos aquí... No sé si es lo que estás pensando pero no te estábamos siguiendo. Ha sido pura causalidad. -

Pasar la noche en el vagón, aunque a priori incómodo, resultó también reconfortante para Simon. Volver a estar en una base del equipo, aunque fuese una de las menos glamurosas, era como volver a estar en casa. Se sentía algo más a salvo. Como si fuese su hogar.

Al despertarse, volvió a darle vueltas a qué hacer. Tal vez se acercase hasta la mansión, y esperar a la noche para comprobar si alguien había ido a su apartamento.

Mientras pensaba en esto, escuchó pasos fuera. Eso borró todo lo demás de su cabeza. Preparó la pistola, y se colocó en una posición defendible del vagón, agachado tras una ventanilla próxima a la dirección de la que provenían los pasos. Era altamente improbable que aquello fuese una coincidencia. Se concentró en escuchar. Si contaba los pasos a lo mejor averiguaba el número de invasores. No parecían ser muchos. De hecho, no creía que fuesen más de cuatro...

Entonces una voz familiar llegó a sus oídos.

Era Max. El jodido Ruiseñor estaba ahí abajo, y no estaba solo. De todos los compañeros que podían formar parte en la conspiración, el que más daño podía hacer. Si es que era parte de la conspiración. SI es que había conspiración. Pero, de no ser así... ¿qué coño estaba haciendo allí abajo, y precisamente en ese túnel, y no en cualquiera de los otros puntos seguros. Lo más probable, era que le estuviesen buscando. Y que hubiesen conseguido dar con él.

Quitó el seguro a su arma.

Notaste la desconfianza de Simon hacía vosotros, pensaba que podíais formar parte de algún tipo de trampa, que alguien os había contratado para seguirle o matarle. Estaba algo paranoico con ese tema. Le quito el seguro a su arma. Si, tenia una pistola, una de las que guardo Shepard en el vagón para emergencias.

Tras unos segundos más, trago saliva y sigo mirando en dirección al vagón mientras hago un gesto a Will para que se quede detrás de mí.

Sigo quieto como una estatua y con las manos a la vista para mostrar claramente que no hay ninguna actitud hostil por mi parte.

- Creo que quieren matarnos a todos... Que nos están dando caza. - Explico con calma para que Simon me escuche. - Estamos en el mismo barco. -

- William y Lian han desaparecido... puede que secuestrados. - Continúo. - ¿Te acuerdas del pequeño Will? - Pregunto de forma retórica. Tuviera más o menos relación con el crío tiene que acordarse. - Es él. - digo indicando con la cabeza al muchacho que me acompaña. - Creo... creemos que nos van a perseguir a todos... A todo el grupo. - Le digo.

- Tenemos una posible pista pero deberíamos estar juntos... unir fuerzas. Será más fácil averiguar qué está pasando si estamos juntos. - Espero otro par de segundos. - Al menos no me dispares sin mirarme a la cara. Y menos si yo no te he hecho nada. Me debes eso. -

Los ojos de Troublemaker pudieron verse por un instante asomarse por una de las ventanillas del vagón. Max pudo reconocerle. Aquella expresión ceñuda. Su antiguo compañero no estaba precisamente de buen humor.

- Vaya, vaya, si es el Ruiseñor. Y el pequeño Will, que ya se ha hecho mayor -pudo oírse desde dentro del vagón, tras unos segundos de tensa espera-. Aclárame una cosa, Max... ¿me estás leyendo la mente? ¿Cómo sabías que era yo el que está aquí dentro? Es más ¿cómo demonios habéis dado conmigo? Dices que ha sido casualidad, pero me parece de una coincidencia descomunal que, de todos los refugios que nos dejó Shepard, justo hayamos ido a coincidir en éste.

El tono de Simon estaba cargado de sarcasmo, y se le notaba bastante tenso.

- Y una vez dicho eso, quiero dejar claro que hasta que no me convenza tu explicación de por qué habéis bajado aquí, será mejor que no deis ni un paso más. Estoy armado, y no he tenido precisamente lo que se dice un buen día.

Will se quedó detrás de Max, como le había dicho. Sabía que Max podía saber quien podía estar allí y saber que estaba pensando.

- ¿Troublemaker?, ¿que hace aquí? ¿Habrá sido casualidad? -

- Troublemaker, somos Max y Will, no tienes porque preocuparte. Vamos de camino a la mansión de los Stiler. A Max le han mandado una nota para que busque a mi padre y reunirse con la presunta persona que se la ha mandado en la mansión, pero mi padre hace mes y medio que desapareció. Hemos venido por aquí para evitar que nadie nos siga. - Will da unos pasos para adelante y se pone a la altura de Max. - No sabemos si esto tiene relación con la desaparición de mi padre. Sólo sabemos que tenemos que ir a esa mansión a ver que narices está pasando. - La última frase la dice en un tono bastante más agresivo.

- Ahora deja que nos acerquemos y hablemos, así nos cuentas tu también que te ha pasado y que haces aquí. - A la vez que dice estás palabras da un par de pasos más, colocándose por delante de Max. - Habéis sido compañeros y amigos, no es motivo para ponerse así de tensos.

Despacio, muy despacio, muestro la caja que traía conmigo.

- Mira. Alguien dejó esto en mi casa esta mañana. - Explico. Es una caja de galletas vacía con la que Sindy solía jugar. Metía cosas dentro, tonterías que le parecían tesoros, papeles brillantes de caramelos, una pelota de tenis, una muñeca de trapo que solo Dios sabe de donde sacó...

- Dentro había una nota junto a una foto polaroid de la mansión Stiler. - Añado.

- La nota rezaba: "Todos estamos en peligro, busca a William, nos vemos aquí a media noche, yo iré por el resto." - Digo de memoria.

- Creo que alguien nos persigue... A todos y cada uno de los miembros del viejo grupo. Cuando fui a reunirme con William sólo encontré a Will. - Digo señalando al hijo de nuestro amigo. - Su padre y su madre han desaparecido hace tiempo. -

Niego con la cabeza. - No somos tus enemigos, Simon. Cuéntanos tu historia y a lo mejor entre los tres podemos encajar las piezas de este rompecabezas. -

La puerta del vagón se abrió, lentamente. Simon se asomó por ella. Tenía los brazos por delante, agarrando una pistola apuntando hacia el suelo, pero preparada para usarla. Troublemaker parecía empezar a creer en su historia. Si pensaban ir hacia la mansión por los túneles, sí que era lógico que pasasen por allí.

- Tienes huevos, pequeño Will. Te pareces a tu padre en eso. Pero vuestra historia tiene algo de sentido, al menos. Lo que ocurre es que ahora mismo no sé en quién puedo confiar...

Puso el seguro a su arma, y relajó el gesto, aunque sin soltarla.

- ...pero supongo que si hay alguien en quien pueda confiar, es en vosotros. Más si también pensáis que alguien va tras nosotros. Hace algunas horas he intentado... coaccionar, a un tipo repelente que conozco, pretendía meterle miedo, conseguir que hiciese algo bueno aunque fuese contra su voluntad. Pero me la han jugado. Lo he encontrado muerto, y una furcia llamada Nina pretendía incriminarme. Puede que ya lo haya hecho, en realidad. Decís que os han dejado una nota anónima para ir a la mansión ¿No creéis que puede ser una trampa?

Hizo una pausa antes de añadir algo más

- Si es que hay alguna trampa que pueda pillarte por sorpresa, Max

No se le había escapado que el Ruiseñor no había respondido a su pregunta sobre si le estaba leyendo el pensamiento.

Bajo lentamente las manos ahora que Simon parece más tranquilo, pero me cuido de no hacer ningún movimiento brusco. No quiero alterarle y acabar con una bala en la frente.

Niego con la cabeza. - Sí claro, desde luego que puede ser una trampa. Es la primera posibilidad que barajamos pero... ¿Cuánta gente conocía la mansión? ¿Cuánta gente estaba al tanto de que fuera nuestro refugio? - Sigo negando con la cabeza. - Si es una trampa está muy bien montada y ha sido uno de los nuestros... Pero creo que no. Sospecho que Verónica ha tenido algo que ver con el aviso... - Explico. 

- Si quieres podemos ir juntos, ver si el resto han tenido problemas también y tratar de solucionar esto. Luego puedo ir a ver qué sabe esa Nina y echarte una mano... A lo mejor si te la están intentando jugar tiene algo que ver con todo esto... o a lo mejor no tiene nada que ver y tienes otros enemigos. - Explongo a las claras.

Sonrío al final. - Desde luego que las trampas pueden pillarme por sorpresa... Aunque si me concentro es difícil que me pillen. Por eso es bueno que permanezcamos juntos. Según estábamos llegando aquí detecté una mente en uno de los vagones... Pero creo que sólo porque estabas muy nervioso. Indagué un poco más y descubrí que eras tú y que ibas armado... Entonces paré. - Mantengo la mirada con Simon. - No he profundizado nada más ni estoy leyendo tu mente ahora mismo. Si hay algo que quieras que sepamos será porque nos lo digas tú mismo. Te lo prometo. -

Will se aproxima un poco más hacia Simon, lleva las manos medio levantadas hacia delante mostrando las palmas. - No te preocupes Troublemaker, yo también te ayudaré a solucionar el problema con esa tal Nina. Pero debemos ir primero a la mansión y averiguar que está pasando. - Will sigue avanzando hasta que llega a la altura de Simon y le pone la mano en el hombro.

- Debemos de ir cuanto antes, no tenemos tiempo que perder. La nota decía que estuviéramos allí a media noche, y queremos llegar antes, para estar preparados y que nada nos pille desprevenidos. ¿Nos acompañas? - Dice mientras pasa por el lado de Simon y le hace un con la mano para que le siga.

Simon relajó más el gesto, y guardó la pistola en el bolsillo trasero del pantalón, mientras una media sonrisa asomaba a su cara.

- Sabes que nunca he tenido nada que ocultar, ni a ti ni a nadie, Max -dijo, respondiendo primero al Ruiseñor- y aunque tus intenciones sean buenas y restringas tu propio poder, ambos sabemos que siempre fuiste el único que realmente podría tener secretos. Pero vuestra historia me convence, incluso tiene sentido. Respecto a Verónica, me preocupa más que alivia el que pueda estar implicada en esto.

Miró a Will, que se estaba impacientando visiblemente. 

- Bien, joven Will, no te preocupes. Iré con vosotros, incluso podría veniros bien mi ayuda. Y si es algo que nos concierne  a todos, bueno, qué demonios, habrá que reunir al viejo equipo. Dadme sólo un momento.

Dicho esto, volvió a entrar en el vagón. Guardó el mapa donde lo había encontrado, tras haberlo ojeado antes ya no le parecía necesario llevarlo, cogió sus cosas (básicamente, la gabardina y la grabadora), y tras salir cerró de nuevo la guarida, dejándola como un inocente y rutinario vagón abandonado.

- En marcha, pues.

- Bien. Me alegro de contar con vosotros. - Respondo mientras hago memoria y encabezo la marcha por el túnel que nos llevará hasta la mansión.

- Cuando lleguemos, antes de entrar, dejadme que sondee un poco la zona a ver si ha llegado ya alguien o nos espera alguna sorpresa. - Pido a mis compañeros. - Si hay alguien esperando os avisaré. -

La verdad es que estar con Troublemaker me trae recuerdos y me da cierta sensación de seguridad, quizá falsa. Y el joven Will es un soplo de aire fresco. Estará bien volver a ver al resto del grupo... aunque sea en estas circunstancias.

Por delante una caminata de 45 minutos entre tuneles de metro. Llegados a cierto punto era obligado desviarse entrando en la cloaca.

El olor era indescriptible, no era la ruta habitual por la que Will llegara a su hijo con sus compañeros. Brillantes ojos rojos relucían en la oscuridad.

El eco de vuestros pasos se mezclaba con el sonido de las cañerías y el agua putrefacta. Muy cerca de llegar a la mansión Max dejo flotar su magia, buscando alguna mente pensante pero los muros de piedra eran demasiado gruesos y no sentía nada.

El grupo abrió la entrada secreta que comunicaba la casa con el sótano. En el polvoriento suelo había huellas recientes, de unos pies de hombre que debía haber llegado siguiendo vuestra misma ruta. Desde ese punto Max si pudo desplegar su poder.

Estabais en el sotanó de la masión. Unas escaleras llevaban al primer piso. Las huellas tomaban ese camino.

Sentiste la fuerte presencia de dos personas reconocibles. Eithan estaba allí, furioso, conteniendo su ira por algo que percibiste como unos garabatos. No tenia un gran sentido pero estaba realmente cabreado. La otra persona era Veronica, estaba preocupada y comenzaba a sentir miedo. Miedo de Eithan.

Simon observó las huellas recientes. Aquello no le gustaba un pelo.

- ¿Max...? -preguntó, haciendo referencia claramente a si el telépata era capaz de captar algo.

Aquello le seguía oliendo a chamuxsquina, y su rostro volvía a mostrar una expresión de desconfianza. No hacia el Ruiseñor y Will, sino hacia aquella situación en general. Al fin y al cabo, era posible que incluso ese refugio, la vieja mansión, se hubiese visto comprometido.

Como precaución, sacó la pistola y le quitó el seguro, quedándose en posición con los músculos tensos, por si era necesario usar el arma contra algún enemigo imprevisto.