Partida Rol por web

Recibí un par de golpes por parte de las chicas por mis bromas, nada que no pudiese soportar, más aún cuandome estaba divirtiendo tanto con aquella situación. Que Noah pudiese ver fue un alivio y una alegría para todos y pude ver lo verdaderamente feliz y enamorado que estaba de Jesse. Sabía que a su lado nada le pasaría a mi pequeña y entonces me pregunté si a mí se me notaría igual o no.

Después de las bromas, Noah se puso serio y dijo la verdad, que debían partir ya y cuando me lo pidió, no tardé demasiado en subir a la diligencia y ayudarle con las sillas de montar y los arreos para los caballos.

Minutos más tarde, los caballos estaban ensillados y listos para partir con todo lo que Noah y Jesse necesitaban para el corto viaje a Tombstone. A Noah le preparé un infusión para que se limpiase los ojos con ella de vez en cuando, sobre todo si los notaba secos por el calor del desierto. A Jesse la suya para su enfermedad cardiaca. - Una cosa más antes de que os marchéis. - Les dije a ambos y me fui al interior de la cabaña, donde estaban los caballos resguardados y salí con Tormenta sujeto por sus bridas. - Llevároslo. Reeves lo agradecerá económicamente. Era el caballo de su hijo. Sabéis quien lo robó, así que... no os darán nada por la información de mi muerte, pero sí por el caballo. Estará mejor con ese cabrón que por ahí solo. Además, seguirás siendo un agente del sheriff por ese acto y alguien leal, así que Reeves dudará de si dices o no la verdad respecto a mi muerte. - Le dije a Jesse.

Luego me abracé a ella y besé su frente. - Ten mucho cuidado. No sabemos que le dijeron esos cabrones a Calvin. - Me separé de Jesse y miré a Noah. - Ya me la puedes traer de una pieza o mejor no vuelvas. - Y tiré de la mano del hombre cuando la estreché y le di un abrazo. - Se que la cuidarás, pero volved los dos de una pieza. - Le susurré.

Atamos a Tormenta a la silla de Lucas y me abracé a Emma cuando les vi montar para marcharse. De golpe me sentía padre de nuevo, viendo con mi amada como mis hijos se iban de casa por primera vez. Me quedé con la mujer que amaba, agarrado a ella, mientras les veía perderse en el horizonte y fue ahí cuando me di cuenta de lo que quería. Me giré y miré a Emma a los ojos. - No se que has visto en mí, Emma. - Le hablé con seriedad a la mujer. - Estoy calvo, te debo sacar al menos... ¿veinte años? Además de ser un fugitivo y eso no parece importarte... y de verdad me alegro de que no te importe porque te amo y a tu lado me siento más joven. Y yo... - No sabía como decirlo, como expresarme.

Tomé a Emma de la mano y clavé mi rodilla en el suelo, quitándome el sombrero, lo dejé en el suelo sin soltar a la mujer que me había hecho renacer. Luego metí la mano en un bolsillo y saqué algo de él. - ... me gustaría casarme contigo y formar una familia, tener a nuestros propios hijos... ojalá tuviese un anillo para darte, pero sólo tengo esto... lo encontré junto a la diligencia. Marvin debió tirarlo sin darse cuenta con su saqueo en las maletas de la hija de Reeves. - Y extendí mi mano y mostré un bonito collar de plata, con piedras rojas incrustadas en ellas con forma de trébol de cuatro hojas. No sabía su valor, ni si las joyas eran reales o no, pero era lo único que tenía para darle junto aquella petición.

- Emma... - Sonreí casi divertido porque me di cuenta en aquel momento de algo. - ... ni si quiera se tu apellido, pero, ¿quieres casarte conmigo? - Era lo que mandaba la moral de la época, lo que te diferenciaba de unas clases y otras y la mejor manera de demostrar a alguien que se la amaba de verdad. - Si lo tienes que pensar...  no importa... esperaré el tiempo que sea necesario hasta que te decidas... - Porque una cosa era saber lo que sentía por mí, pero otra cambiar su vida por completo, convirtiéndola en esposa y madre con el tiempo.

Sentía mi corazón a punto de salirse por mi boca y como mi mano, sosteniendo el colgante, temblaba cada vez más ante el eterno silencio de sus labios. Un silencio que jamás se rompería, pero a veces no hacían falta las palabras para hablar y entenderse y aquella ocasión era una de esas.

Finalmente, quedó decidido que Noah y Jesse partirían con la idea de dejarnos fuera de los cálculos de Reeves. Era un buen plan, aunque no exento de riesgo, porque Reeves no me parecía del tipo que aceptaba de buen grado las cosas que se torcían y la muerte de Curtis, sin una prueba, podía infundirle cierta desconfianza.

Esperaba que Jesse y Noah pudieran convencerle y que no saliesen heridos. Antes de irse, abracé a Jesse y le di un beso en la mejilla, y a continuación, también le di otro abrazo a Noah. No le besé porque lo último que deseaba era despertar en él lo que en casi todos los hombres sucedía, prefiriendo que fuese algo exclusivo con Jesse, ahora que estaban juntos.

Observamos abrazos su partida, y estaba segura, por la fuerza de su abrazo, que temía por ellos y que lamentaba no poder estar a su lado. Sufría, como un padre sufriría al ver a su hijo marchar a la guerra, orgulloso y temeroso a la vez.

Cuando estuvieron lo suficientemente alejados como para que apenas pudiéramos distinguir sus figuras, Curtis se giró hacia mí. Dudaba de él mismo, de ser el hombre que yo necesitaba y seguramente, de merecer mi amor. No entendía que en realidad, lo que yo necesitaba era a alguien que viese más allá de la edad, y que me amase con mi pasado y sin necesidad de tener que perdonarme nada. Curtis era ese hombre, el único, y sus ojos eran tan honestos que no concebía a otro ocupando su lugar.

Fui a decirle algo de todo ello cuando de pronto, se arrodilló delante de mí y dijo aquellas palabras que jamás esperé leer de labios de alguien, al tiempo que me ofrecía aquel collar como parte de su petición de matrimonio.

Mis ojos permanecieron fijos sobre los suyos, sin apartarse apenas un milímetro, mientras se llenaban lentamente de lágrimas y por mi mente pasaban un montón de cosas; recuerdos, temores, deseos fatuos y esperanzas perdidas, todas fundidas en un solo hombre que en aquellos instantes, estaba delante de mí, ofreciéndose como parte de mí vida.

No necesitaba tiempo para pensar, ni tampoco aquel collar para aceptar su propuesta, aunque era evidente que deseaba darme algo que apoyara sus palabras. Él jamás sería indigno a mis ojos, aun cuando únicamente tuviese aquellas ropas sucias que llevaba encima, y apenas tuviésemos para subsistir. Las palabras... "en la riqueza y en la pobreza, en lo bueno y en lo malo", cobraron entonces todo el significado, pues al unirme a él, ya fuese ante la ley, o más allá de ella, aceptaba plenamente aquel compromiso.

Ya había decidido no abandonarle jamás, pero de aquella manera, todos nos verían igual que nosotros nos veíamos. Ya estábamos casados, solo que para el resto del mundo, a excepción de Jesse y Noah, por supuesto, aún era un secreto.

Alargué mis manos para acariciar su rostro con suavidad, dejando que las lágrimas recorriesen mis mejillas y una pequeña sonrisa aflorara en mi rostro. A continuación, rodeada del mismo silencio que había estado siempre, mis labios pronunciaron la tan esperada respuesta.

"Sí, quiero".

Solo después de haberlas pronunciado, lo besé con fuerza, mientras mis brazos rodeaban su cuello como si fuese a recolgarme de él, y cuando me separé, fue para darme la vuelta y dejar que me colgase aquel collar que llevaría siempre, durante el resto de mi vida, hiciera lo que hiciese, pues era el símbolo de un amor tan verdadero, que no había otra manera de romperlo que a través de la muerte. 

Cuando me lo hubo colgado, me acerqué a toda velocidad a buscar mi pizarra.  Podía hablar, con Curtis, casi siempre sin pronunciar una sola palabra, pero había algunas de estas palabras que merecían la pena decirse, aunque fuese escribiéndolas.

Cuando creí que ya no aguantaría más, vi las lágrimas en el rostro de Emma y eso me preocupó y me puse en lo peor. Creí que lloraba porque iba a rechazarme, porque yo no era lo que ella quería para su futuro y lo peor es que lo entendía. Iba a ponerme en pie y abrazarla para calmarla y olvidar aquello y seguir como hasta ahora, cuando sentí sus manos en mi rostro y vi su sonrisa. Su hermosa y brillante sonrisa en su precioso rostro y pude oír, pues juro que por primera y única vez, la escuché hablar y decir "Sí, quiero."

Y me puse en pie y me besó con pasión y pude sentirme feliz y pleno como hacía años que no lo había estado. Alargué el beso todo lo que pude, básicamente porque aunque tenía de nuevo unas ganas tremendas de poseerla y hacerla disfrutar como jamás lo hubiese hecho en su vida, el sueño me estaba ganando la batalla y no iba a estar a la altura, pues seguramente me quedase dormido en mitad del acto.

Cuando nos separamos se giró para que le pusiera el colgante y nervioso como un chiquillo, después de los años que no hacía eso, me llevó un rato lograr abrir el cierre y ponérselo, asegurándome de que no se le soltase nunca. - Eres preciosa, más incluso que esa joya. - La dije al girarse para verla salir corriendo sin más de mi lado. No entendía que había hecho o dicho hasta que regresó con la pizarra. No tardé en leer lo que en ella me escribía.

- Y yo no dejaré que te ocurra nada malo. - Respondí a sus palabras como si fuesen nuestros votos. - Me has devuelto la vida y la esperanza, señorita Griffin. - Dije con una sonrisa a pesar de haber leído que a partir de ahora sería Kane. Si se picaba con eso, ya tenía con que divertirme de vez en cuando. - No se si te has casado antes o si has tenido muchos novios o pocos... - Aunque estaba muy claro que sabía lo que se hacía en la cama, así que estaba seguro de que había tenido varios o debía ser una mujer muy liberal mentalmente hablando, porque como ella en la cama... salvo las putas, era dificil encontrar ninguna. - ... pero te aseguro que te cuidaré mejor que todos ellos juntos. Para algo te has prometido con un médico. - Bromeé antes de besarla de nuevo, feliz por lo que acababa de pasar.

En mi corazón seguían Nasha y mis hijos. Jamás los olvidaría, pero había llegado la hora de vivir el presente y recuperar mi vida.

Acaricié el rostro de Emma. - Te juro que no quiero. Me gustaría pasarme toda la mañana abrazado a ti, besándote y haciéndote el amor cada vez que me recuperase... pero necesito dormir algo y mejor ahora con la fresca que cuando llegue el calor, pues entonces tendremos que estar pendientes de los caballos y de quien se pueda acercar. Ahora no es difícil que llegue nadie hasta aquí... hasta el mediodía será complicado que veamos a nadie, es lo que se tarda en llegar al fuerte o a Tombstone, así que tendremos la mañana tranquila para los dos...

La tarde sería otra historia y según fuesen pasando las horas y se acercase el atardecer, comenzaría a temer por Jesse y Noah. Pero por el momento sabía que no pasaría nada. El problema empezaría al mediodía. Aquí y en la ciudad, al igual que en el fuerte, si es que el grupo de Marvin iba allí al final.

Esperé por si Emma tenía que decirme algo, antes de tomarla de la mano y llevarla al interior de la cabaña, donde podíamos seguir dialogando o descansar sin miedo unas hora más. Las que yo necesitaba al menos para ser persona de nuevo y hombre para mi amada.

El brillo en los ojos de Curtis hizo que mi felicidad fuese completa. Sus manos acariciaron mi cuello al colocarme el colgante y cuando me volví hacia él, era como si el mundo entero estuviese gritando de alegría. Casi podía imaginarme oyéndolo, y era en esos momentos cuando más lamentaba no poder hacerlo, no poder hablar y decir todo cuanto sentía. Había aprendido a expresarme de muchas otras maneras, pero deseaba tanto compartir mi emoción que no podía perder aquella sensación de frustración por no poder reír de forma que él pudiese darse cuenta, no solo viéndolo, sino también oyéndolo.

Negué con la cabeza, porque no solo no me había casado, sino que jamás había tenido novios como él los llamaba. Hombres había habido muchos, pero ninguno fue algo más que trabajo. Él era el primero... y sería también el último.

Coloqué mi mano sobre la suya cuando se situó sobre mi mejilla y le sonreí. Yo también deseaba yacer a su lado, despreocupada, pero en lugar de eso, me conformaría con abrazarle y descansar juntos, disfrutando de aquel momento de intimidad que tendríamos y que valía más que cualquier otro, a pesar de que no pudiésemos hacer el amor.

Cogí su mano y la agarré con fuerza. Mientras nada ocurriese, no la soltaría, ni tampoco me apartaría de su lado, así que tiré de él para ir al interior de la cabaña y que al menos pudiese descansar bien, sobre todo al saber que a su lado tenía a una mujer que le amaba profundamente y que se aseguraría de que al menos durante unas horas, pudiera cerrar los ojos y sentir que había alcanzado el paraíso.

- Cuando despierte, te volveré a hacer el amor una y otra vez... y entre medias te contaré todo lo que quieras saber de mí, aunque lo más importante ya lo sabes. Viudo, fugitivo, enamorado de una jovencita y ahora prometido. - Dije con una sonrisa imborrable en mi rostro a Emma, mientras me cogía de la mano y me llevaba al interior de la cabaña. Una vez allí preparé los sacos de dormir para los dos y sin mediar palabra, comencé a desnudarme.

- Vete acostumbrando, con ellos no puedo hacerlo si están delante, pero siempre duermo desnudo... o la mayoría de las veces. - Le dije con una tierna sonrisa. La verdad era que desde la muerte de Nasha, salvo en verano, no dormía casi sin ropa porque siempre debía estar alerta. Pero esa mañana era especial y tranquila. - A mediodía tocará vestirse...

Pronto mi cuerpo quedó desnudo frente a mi prometida y volví a besarla antes de recostarme sobre los sacos de dormir. Me metí dentro de uno, porque hacía fresco para estar así allí fuera sin más calor y golpeé con mi mano el otro, esperando que viniese conmigo. - Vamos mi amor, tienes que descansar esas costillas y me muero por dormir junto a mi prometida un rato... aunque lo que tengo es más ganas de celebrar tu sí. - Dije a la mujer con picardía en mi mirada. - Y recuerda que soy un hombre, si soy demasiado pesado con el sexo, dímelo y paro un poco... pero después de tanto tiempo y volviéndome loco como me vuelves... es difícil contenerme...

De hecho, con solo mirarla allí de pie y pensar que se recostaría junto a mí y después de decirle aquellas palabras, sentí como empezaba a tener una erección y sonreí. - Date prisa, porque alguien se está despertando y yo necesito dormir un poco para estar a la altura. - Bromeé, dejando ver a Emma mi miembro en alza para luego cubrirme de nuevo.

Verle desnudo no solo no era llegado aquel momento, una sorpresa, sino que tampoco constituía en sí mismo una sorpresa o un problema. A base de experiencia, se había terminado por convertir en algo bastante habitual. Tampoco para mí suponía un problema, pero decidí no desvestirme del todo para evitarle, precisamente, el sufrimiento que podía causarle.

No hizo falta que me explicase que se sentía excitado, no solo porque lo vi por mí misma, sino porque además, era lo normal y también, lo que yo deseaba además.

Si había una persona para la cual quería ser deseada, era sin duda Curtis. Que él fuese capaz de amarme y sentir deseo por mí, no solo por algo físico sino por lo que significaba para él, era importante para mí. Era la prueba de que yo era más para él y aquello, de que él lo era todo también para Emma Griffin... a partir de ahora, Emma Kane.

Una vez tumbada, acaricié su pecho, conteniendo las ganas que tenía de descender con mi mano hasta alcanzar su miembro erecto y hacerle disfrutar de nuevo. Era tan fácil hacer feliz a alguien que te quería, que su propio deseo era casi necesidad para mí.

Así que volví a elevar la mano para acariciar su rostro, besar sus labios y hundir mi cabeza en su hombro, cerrando los ojos y abandonándome a un descanso inesperadamente agradable, pero limitado por la situación. Estábamos solos... pero no debía dejarme llevar por mi deseo de satisfacer y ser satisfecha, porque delante nos esperaban horas difíciles.

Confiaba en que dentro de poco, dispusiésemos de todo el tiempo del mundo para estar juntos.

El viaje hacia Tombstone fue tranquilo a pesar de la prisa que tenían por llegar, sabían que debías reservar fuerzas para la vuelta de ese mismo día, sobre todo Caspar, que tiraría del carro de Noah de nuevo. Mientras avanzaban, se iban contando anécdotas de sus vidas, unas divertidas y otras tristes, pero ambos evitaban el tema de William con descaro.

Y es que a ambos les dolía.

En lugar de seguir el camino, Jesse guió a Noah hacia la parte del río, por donde se daba menos vuelta. Era lo bueno de haber estado todos esos años controlando aquella zona y cubriéndola a caballo, que terminabas por conocer el lugar. Lo complicado iba a ser regresar por ese camino con los demás y el carromato de Noah, pero ya pensarían algo para reencontarse con ellos lo antes posible.

A media mañana hicieron una breve parada junto al río. Dejaron que los caballos se refrescasen y ellos también hicieron lo propio. Jesse miró a Noah con ojos golosos, recordando cuando salió del agua del río desnudo y estuvo a punto de proponerle un baño. Pero la prisa por llegar a Tomstone y acabar con todo aquello cuanto antes pudo más que el deseo que se empezaba a despertar en Jesse hacia Noah y optó por no decir nada al hombre.

Tras un breve descanso, donde se rescostaron bajo un árbol sobre la fresca hierba, no tardaron en retomar el camino a la ciudad, donde ambos temían ser mal recibidos, pero que Jesse al menos albergaba la esperanza de que el sheriff Calvin si les diese una oportunidad para entrar e irse.

A Curtis le costó no dejarse llevar por su más bajo instinto, ahora que estaba tan disparado, pero el cansancio le podía más que nada, aunque sentir la mano de su amada por su pecho le hizo suspirar y plantearse las cosas, más aún cuando Emma le besó. Pero cuando la mujer se acomodó sobre su pecho, entendió que no era el momento y cerró los ojos mientras que su mano acariciaba el largo cabello de su amada.

Y así fue como ambos se quedaron dormidos.

Fue el mismo calor de sus propios cuerpos y el de los sacos de dormir los que les despertaron poco a poco. Curtis abrió los ojos, no sabía cuanto había dormido pero se encontraba mucho mejor. Sin levantarse, miró hacia el exterior y calculó que estarían a media mañana, lo que podría significar unas 3 horas de sueño, más las dos previas, podría aguantar con café hasta la noche.

Todo estaba en paz. Los caballos relinchaban tranquilos y no se oía nada. Aún quedaban algunas horas por delante hasta el mediodía, cuando podrían empezar a complicarse las cosas por viajeros que tomasen aquella ruta. Difícil pero no imposible. Kane se recostó y miró a Emma descansar a su lado. Era tan joven y hermosa que le costaba creer que le aceptase de aquella manera.

Suspiró enamorado y sus manos apartaron el cabello del cuello de la mujer, el cual besó con delicadeza, pues no quería despertarla, solo generarle algo de placer mientras aún dormía.

En el exterior la única amenaza era el sol en aquel momento y mientras estuviesen a la sombra y los caballos resguardados también, no les pasaría nada. Aunque la preocupación por Jesse y Noah estaba ahí y conforme avanzase el día, esta iría en aumento.

Tras despertar y dedicar unas breves atenciones a la mujer de mi vida mientras que está dormía, me levanté con cuidado para no despertarla. La verdad es que tenía intención de volver a su lado en cuanto orinarse, me refrescarse un poco puesto que notaba el calor en mi cuerpo y viese como estaban los caballos.

Por eso fue que, sabiendo que estaba sólo con ella, me puse las botas para no quemarme los pies ni sufrir la picadura de algún animal rastrero y el sombrero. De esa guisa salí a miccionar y luego a refrescar a los caballos. Un poco de agua y pan mojado les calmaría la sed y el hambre.

Luego comprobé los odres de agua de la diligencia y metí un par de ellos en la cabaña. Estaría menos caliente que allí fuera. El tercer odre fue para mí. Me aseguré de que no había ninguna serpiente o escorpión cerca antes de quitarme las botas sobre las tablas de madera en el exterior de la cabaña y me retiré el sombrero, antes de verter el agua sobre mi cuerpo.

Realmente necesitaba refrescarme y más aún bajar mi temperatura corporal, la cual iba en aumento al pensar junto a quien volvería a recostarme de nuevo en unos minutos.

Todo estaba en paz y así debería seguir siéndolo durante unas horas más. Jesse y Noah no estarían lejos de Tombstone ya, quizás les quedasen un par de horas como mucho para llegar. Pero ese tiempo, mientras estuviesen juntos, se les haría corto. 

Al igual que me pasaba a mí con la mujer que dormía en el interior de aquella cabaña.

No sé durante cuánto tiempo dormí, porque cuando abrí los ojos, Curtis no estaba a mi lado y la oscuridad no era muy diferente a la que había cuando me acosté. El problema de vivir en un mundo silencioso era que todo parecía monótono, salvo cuando los ojos me informaban de todo lo que sucedía. Ellos eran mucho más que el medio en el cual podía saber lo que sucedía; era lo que me transmitía aquello que podía despertar mis emociones, como por ejemplo, el amanecer, el fluir de una pequeña cascada, la calma de mi querida yegua, o el rostro enamorado de Curtis.

Al medio incorporarme, vi a Curtis echándose agua por encima, en una imagen que desde luego, resultaba excitante a la vez que encantador. Era obvio que su cuerpo había sufrido incontables batallas, incluida aquella que ninguno de nosotros podía ganar: el tiempo.

A pesar de ello, al mirarle, eran mi corazón quien describía la realidad y lo único que veía era al hombre del cual estaba enamorada, cuyo cuerpo me satisfacía a la vez que lo hacía su mirada, y aquel con quien deseaba pasar el resto de mis días.

Podía haber hecho ruido y pensé incluso en aplaudir, pero en lugar de eso, me recosté con algo de dolor en la pared de la cabaña, y continué contemplándole con una sonrisa en los labios.

Era mi hombre y con cada instante que pasaba con él, me daba cuenta de lo mucho que lo amaba.

Después del remojón, sacudí la cabeza. Me había sentado de maravilla. Recogí las botas, el sombrero y sostuve el odre en mi mano, era hora de entrar en la cabaña y descansar un poco más. No iba a esperar ni a secarme. El calor iba a ser demasiado para poder dormir y cuando me di la vuelta, allí estaba, apoyada en la pared de madera y sonriendo como un ángel.

Me acerqué a ella desnudo. No era la primera vez que me veía y tampoco sería la última o al menos eso esperaba y sin mediar palabra la besé con la pasión y la juventud que me hacía sentir. Y es que estar a su lado era como tener veinte años menos e incluso pelear por tenerlos. Quería y debía estar a la altura de una mujer como ella.

Mi piel mojada y fresca, mojó su cálida piel y me separé de ella y la sonreí.

- He atendido a los caballos, metido unos odres de agua en la cabaña para que no se calienten mucho y la verdad era que pensaba acostarme contigo de nuevo. - Mis ojos la miraron con intensidad al decir aquellas palabras. - Para seguir descansando. - Aclaré. - Y es que no creí que te despertarías aún.

Dejé caer lo que sostenía en mis manos al suelo y agarré con cuidado a Emma por la cintura, para volver a besarla de nuevo. - ¿Qué tal tus costillas? Supongo que doloridas... no debí dejarme llevar por... todo lo que me haces sentir y debí dejarte descansar. - Acaricié su rostro y quise besarla de nuevo, pero sabía lo que ocurriría si lo hacía.

- Creo que debería vestirme, antes de que pierda el control y me olvide de tu dolor y solo piense en lo que te quiero hacer una y otra vez hasta caer completamente rendido y sin fuerzas a tus pies. - Confesé a la mujer y di un paso atrás, para encaminarme hacia la entrada de la cabaña, mientras que mi mente me pedía que la empotrase contra la pared, la besase con pasión y la llevase al interior de aquel lugar, para hacerla gozar y gozar hasta que se rindiese y poder acabar yo después completamente satisfecho de mi actuación y de verla disfrutar tanto. Pero sus costillas no permitirían tanto castigo para el cuerpo y acabaría empeorando, incluso podría dañarse el pulmón por la respiración jadeante de todo lo que deseaba hacerla.

No me quedaba más remedio que esperar e ir poco a poco, si no queríamos ir hacia atrás de nuevo.

Jesse y Noah disfrutaron de aquel breve descanso, recostados sobre una manta, regalándose besos y caricias durante aquel tiempo que se les hizo completamente corto y breve. Pero sabían que debían seguir.

Una nueva vida les esperaba lejos de allí. Así que retomaron el rumbo a Tombstone y cerca de la hora de la comida llegaron a la ciudad.

Hacía calor y casi no había nadie en las calles. A Jesse le preocupó no ver a ningún ayudante del sheriff en las cercanías y fueron directos a la oficina de Calvin, a dar las novedades.

Al entrar, Jesse vio a quien aún era su jefe, sentado en su mesa, comiendo algo, mientras que un ayudante le daba las novedades de la patrulla exterior.

- Perdón. - Dijo Jesse. - Sheriff Calvin, nos gustaría hablar con usted a solas cuando termine, si es posible, claro.

Calvin se quedó sorprendido de ver a Jesse allí delante y se levantó, no sin indicarle al ayudante que se fuera a dar una vuelta. - Mejor que avise al señor Reeves, traemos noticias para él.

Indicó Jesse y Calvin asintió con la cabeza. Una vez a solas, el sheriff se acercó a Jesse y la abrazó, generando algo de celos en Noah.

- ¿Se puede saber que está pasando? La otra noche vi a William, dijo que había estado en el poblado indio a pesar de que dije que no pasaseis por ahí, que estaban enfermos. Tuve que echarles a él y al mexicano por evitar un contagio. Me vino a decir que te habías vuelto loca y prácticamente me mandó a la mierda sólo por hacer lo que debía: defenderte a ti y a Tombstone. Y es que el chico de los Rivers no tiene muy bien amueblada la cabeza... bastante que haya sobrevivido estos cuantro meses como ayudante. Yo creí que no llegaría ni a uno. No porque lo dejase, sino porque le volasen la cabeza... por eso le puse contigo.

» Pero, decidme, ¿qué ocurre? ¿Encontraste a Kane? ¿Y la hija de Reeves? - Preguntó regresando a su mesa y ofreciendo asiento a ambos. - Si gustáis, es lo que tengo: pan y queso. Iba a salir a comer en cuanto regresasen de la patrulla a informarme. No quiero que la enfermedad de los indios llegue a la ciudad. No sin saber que es.

- Encontramos a Kane... - Ahora venía la parte difícil, llorar y mentir a Calvin. - ... muerto ... le indicaremos en un mapa donde puede encontrar su cuerpo y el de otros alguaciles.

Pero Calvin conocía muy bien a Jesse y esta no pudo ni llorar al decir aquellas palabras. Al mirar al hombre se dio cuenta de que no le había engañado, pero este guardó silencio.

- En cuanto a la enfermedad, se contagia mediante contacto. - Dijo con seguridad mirando al sheriff a los ojos.

- Tienen que morderte, literalmente, para contraerla... luego el cuerpo cambia, va muriendo poco a poco y te conviertes en uno de ellos si no te han comido antes. - Realtó Jesse.

- La piel se vuelve gris y el olor a putrefacción es evidente. Los ojos se vuelven blancos y caminan con torpeza y lo más importante: son unos descerebrados. A distancia es fácil abatirles. - Aclaró.

- En cuanto a Will. - Jesse se agarró de la mano de Noah y la apretó con fuerza. - Tuvimos nuestras diferencias y como tantas veces hice contigo y puesto que teníamos a medio grupo en nuestra contra, le apunté con mi carabina a la cabeza. Pero el no se lo tomó como tú... lo interpretó mal, dijo que estaba loca y... me rompió el corazón...

- ... literalmente. - Ahora sus ojos si mostraban lágrimas de dolor. - Así que tomó su camino y yo seguí con los demás. Sin Kane y con dos hombres menos, necesitarían ayuda para encontrar a la mujer...

- Pero las traiciones se sucedieron al igual que la mala suerte se cruzó con nosotros. Vincent fue mordido por varias de esas cosas y tuvimos que acabar con él cuando le vimos convertirse.

- Dan, el negro, corrió la misma suerte. La gitana nos traicionó y la abatimos a tiros entre Emma, Noah y yo... si seguimos buscando a la chica, fue por la insistencia de Marvin...

- ... quien optó por irse anoche con Will y Santana cuando vinieron a "avisarnos" de lo que ya sabíamos. De lo que ya sabía... Creo que William solo vino a hacerme más daño... pero su dolor me unió más a Noah. 

Explicó Jesse a su superior con calma.

- Y por cierto, Vicent resultó ser un ladrón de caballos. No nos dimos cuenta hasta que no murió y nos encargamos de cuidar a su bestia, cuando ví el emblema de Reeves grabado a fuego en su cuerpo.

- Por eso el animal no le hacía ni caso y por eso requiero la presencia de Reeves, para decirle la suerte de Kane y devolverle su caballo. Y a ti la estrella. - Dijo quitándosela del pecho y dejándola sobre la mesa.

- Noah y yo hemos vuelto a por sus cosas y a despedirme y quizás a cobrar algo por recuperar ese caballo. Queremos irnos lejos de aquí, lejos de donde William Rivers pueda amargarnos la vida y empezar de cero una vida juntos...

- Si quieres engañar a Reeves con lo de Kane, tendrás que ser más convincente, pero aún así, marca el lugar donde encontrásteis los cuerpos en el mapa. - Dijo el sheriff a la mujer con una sonrisa sincera. - Si te envié a ti a por Kane, fue precisamente para que le liberaras si podías. Cometió un delito, se merece la horca, sí, pero fue más grave lo que hijo ese hijo de puta con su familia. Trataré de persuadir a Reeves de que está muerto, solo espero que encontremos muertos en ese lugar. - Jesse y Noah asintieron con la cabeza simultaneamente.

- En cuanto a la enfermedad, es un alivio saber como se transmite y como son sus síntomas. Al menos así sabremos a quien disparar y a quien no y si viene alguien herido, le pondremos en cuarentena por si acaso... En cuanto a Will, supongo que todo vino por Kane... no debí dejarle ir, pero insistió en que eras su compañera y que no iba a dejarte sola. Ya veo que no tiene palabra ni honor... Te daré tus honorarios más un plus por la información que nos has traído y veremos que le sacamos a ese cabrón por el caballo.

» En cuanto a él, en su mirada veo cuanto te ama, Jesse. Ojalá puedas amarle como él a ti y olvides pronto a ese malnacido. Sí, se te notaba a la legua. - Rió divertido. - Todos lo sabíamos, menos él. No se si un timador ambulante es lo que más deseo para ti, pero creo que tiene intención de cambiar... por eso estáis aquí los dos. Pero, ¿y los demás? ¿Qué ha sido de ellos?

- Lo siento Calvin, yo... no quería decepcionarte con Curtis. Sabes lo importante que fue y es para mí y sí, la discursión vino por él.

-William le apuntó con un arma mientras que otros iban amenazando con matarle allí mismo, Marvin se dedicaba a saquear las maletas de la diligencia y la gitana no hacía más que meter cizaña mientras que Vincent estaba herido mordido por esas cosas.

- Kane nos avisó de como matarlas. Solo se puede si se les dispara a la cabeza. Supongo que cortarla también servirá... pero mientras Vincent sufría, todos iban a su interés y a su bola.

-Solo Emma y Noah acabaron de nuestro lado. Emma está ahora con Kane, esperándonos para irnos juntos. Will, Santana y Marvin han ido al fuerte. Kane dio con el rastro de la chica... y está allí.

- Pero el precio que pagó Curtis por aquella información salió caro. Su suegro fue infectado y murió, fue quien infectó a Dan y el poblado navajo ya no es un problema. Lo limpiamos entero.

-No quedan infectados vivos allí y no parece que se contagie a los animales...

Jesse apretó con fuerza la mano de Noah cuando Calvin se refirió a él.

- Sabes que eres como un padre para mí y no te voy a mentir. Noah está desplazando a William. Puedo sentirlo aquí dentro. Tardará en sacarlo del todo... pero él ya está entrando. - Miró al charlatán y le sonrió antes de ponerse colorada.

La charla entre los tres se comenzó a relajar. El sheriff preguntaba sobre la enfermedad y tanto Jesse como Noah respondían. Jesse marcó en el mapa donde encontraron a Kane y a los hombres muertos.  A estas alturas no debería quedar demasiado de ellos, así que sería fácil engañar a Reeves con eso, puesto que las aves carroñeras se habrían dado buena cuenta de ellos. Salvo por el chamán y los dos indios que le acompañaban, los animales de toda la zona iban a tener los estómagos llenos durante días.

Pero la conversación se vio rota por la llegada de Reeves, quien entró bastante enojado a la oficina del sheriff. - ¡Qué es eso de que Kane está muerto y que quieren abandonar la búsqueda de mi hija! ¡Y quien me  ha robado el caballo de mi hijo y osado a traerlo hasta aquí! - Exclamó mirando a los tres.

El ayudante del sheriff que acompañaba a Reeves agachó la cabeza. Debió quedarse escuchando tras la ventana lo justo para saber que pasaba y poner al día al adinerado hombre, seguramente por unos cuantos dólares.

En ese momento se dio cuenta de que delante suyo, a parte de Calvin, solo estaba un hombre y la ayudante del sheriff. Se quitó el sombrero y se relajó un poco. - Lo siento... creí que estaban aquí todos... - Miró de mala gana al hombre que le había avisado. - Me alegro de verla bien, señorita Abouk. - Dijo con una falsa sonrisa. - Sheriff, ¿podría aclararme que está pasando?

Calvin no tardó en darle los detalles de que, efectivamente, Jesse había encontrado a Kane muerto y le señaló el lugar, junto que con ellos, viajó un hombre que había robado a Tormenta y hasta que no se encargaron de cepillarle ellos mismos, no se dio cuenta la ayudante del sheriff de que el caballo era de Reeves. Añadió que tuvieron problemas con el resto del grupo, quienes si seguían buscando a su hija o al menos eso les entendieron y que ellos dos solo querían marcharse de Tombstone y empezar una vida juntos. Calvin de paso le sugirió darles una recompensa por recuperar y traer a su caballo sano y salvo.

Reeves se quedó pensativo y Jesse se abrazó a Noah, pensó en William y su rostro reflejó el dolor que aquel hombre necesitaba ver en ella para saber que no mentían. - Entonces, ¿dejará de ser ayudante del sheriff y se irá con él lejos de aquí? - Preguntó a Jesse, quien asintió con la cabeza. - Esta bien. Les daré una generosa suma por traerme de vuelta a Tormenta y con ella espero que puedan pagarse un hogar y la boda. - Les dijo con una sonrisa. Con ella lejos, se acabaron todos sus problemas. - En cuanto al lugar donde está Kane... prepararé una partida. - Miró a Jesse. - ¿Fue enterrado o algo?

Jesse jugó con el dolor que sentía al pensar en Will para demostrar el dolor por Curtis. - No. No pude hacer nada por él. - Le dijo claramente.

- Allí empezaron los problemas... nadie quiso enterrar a un fugitivo, y menos aún a todos los cuerpos que habían... así que tuve que dejarle allí tirado, como un animal...

Pensó en el dolor de la marcha de Will en aquel mismo sitio y rompió a llorar, abrazándose a Noah con fuerza. Más serena, se arrancó a hablar de nuevo. - Le agradezco su bondad y su dinero. Nos vendrá muy bien para nuestra nueva vida.

Miró a Noah y le sonrió antes de besarle en los labios. Noah acarició su rostro con ternura tras ese beso y limpió las lágrimas de sus ojos. - Este lugar ya no tiene nada para mí, salvo a Calvin, claro... pero el resto es todo dolor.

- No sabemos donde iremos, pero sí que será lejos de Tombstone, a tierras más verdes y tranquilas. Le daré cuantos hijos nos deje el Señor a mi amado y trataremos de ser felices para siempre. - Dijo sin dejar de mirar a Noah.

Era casi una promesa.

- Tesoro, creo que deberías ir a por tu carromato, a ver si sigue entero, mientras que Calvin prepara mis honorarios y dejo la nota de abandono de trajabo y el señor Reeves nos trae el dinero. - Miró a Reeves y a Calvin.

- No se lo tomen a mal, pero cuanto antes nos marchemos de aquí... antes llegaremos a nuestro nuevo hogar, esté donde esté. - Aclaró con una sonrisa y sus ojos con lágrimas por saber que se iba y debaja a Calvin allí.

Y tal y como dijo Jesse, transcurrieron las cosas. Noah volvió con su carreta, casi intacta a la oficina del sheriff y con su hermoso Caspar sujeto a ella. Reeves no tardó en aparecer con 2000$, una recompensa más que generosa y para cuando vio a Jesse, esta ya no llevaba la placa en el pecho.

Calvin guardaba el papeleo en el archivo y Reeves les daba el dinero a la feliz pareja sin sospechar nada. - ¿Se quedarán al menos hasta mañana? - Preguntó Reeves con curiosidad y Jesse negó con la cabeza y una sonrisa al ver el dinero. - Sí, ya recuerdo, tenían prisa por marcharse.

» Les deseo todo lo mejor, un buen viaje y una buena vida. Creo que ha sido fiel a sus palabras, señorita Anouk y se lo merece. Yo he de irme, quiero ver en persona ese lugar que dicen y necesito a mis hombres para ello. Si no le importa, sheriff. - Volvió a mirar el mapa antes de salir. Luego se acercó a la pared y arrancó el poster de Kane de ella. - Haga una circurlar, diga que está muerto. No hace falta buscarle... Intentaremos salir después de la hora de más calor... plagiando sus palabras, cuanto antes salgamos, antes llegaremos. Hasta más ver.

Y curiosamente, Reeves salió de allí más feliz que cuando entró. Por la ventana se le vio abrazar al caballo de su hijo, montar en el suyo y llevarse a su animal de vuelta a casa. Al menos sabía dos cosas: que quien le robó a su preciado caballo estaba muerto y que no debía pagar esos 15.000$ de recompensa, puesto que no habían traído ni el cuerpo de Kane y se había hecho justicia a su hijo con su muerte.

- No lo sé, no me da buena espina. Le da por muerto pero aún así va a ir a buscarle. - Dijo Noah cuando Reeves se marchó y quedaron los tres de nuevo solos. - Creo que deberíamos irnos pronto y por otro camino que no se cruce con el de ellos. Ya no te protege la estrella del sheriff, Jess y... solo somos dos, con 2000$ más tus honorarios y vamos directos a la verdad... compremos deprisa lo que necesitamos para el viaje y marchémonos.

Miró a Jesse y a Calvin unos momentos. - Vale, creo que querréis estar a solas unos minutos. Si me decís donde puedo comprar caballos y me das algo de dinero, te espero en el camino por donde entramos, Jess.  - Dijo a la mujer acariciando su mano. Sabía que ambos debían despedirse.

Para siempre.