Partida Rol por web

Cuando llegáis al almacén véis dos humanos que intentan asomarse por las ventanas, así que decidís entrar por uno de los agujeros que se encuentran en el tejadillo que hay sobre la puerta para que no os vean. Ya dentro véis que la mayoría vuestros compañeros están subidos en las vigas del techo por las que camináis. En el suelo hay un montón de sacos viejos que gruñen y se mueven.

Cualquiera que en ese momento esté paseando cerca de esta calle podrá oír un gran estrépito de gritos, golpes y maullidos...

Bajo una lluvia de piedras conseguís correr (algunos) y trastabillar (otros) hasta llegar fuera del alcance de los chicos que no se preocupan más de vosotros y siguen buscando a su perro. Aunque os atropelláis unos a otros en la huída, llegáis sin más incidentes al puente que lleva hasta la perrera.

Tras cruzarlo os encontráis con que hay varios árboles en la entrada de la perrera, que es una parcela rectangular rodeada por una tapia y cerrada con una puerta metálica.

Sultán alza el rabo con intención de tirarse un pedo, pero como hay gatitas delante, decide bajar el rabo y guardar la sorpresa para una ocasión más feliz. Observa al grupo, todos magullados y medio muertos, no es de extrañar, viendo lo flacurrios y debiluchos que están. Él en cambio, protegido por sus varias capas de grasa cuneiformes, se encuentra a la vez defendido y calentito.

Vaya, parece que el pedo es incomodo de aguantar, así que se va detrás de un árbol a cierta distancia, se lo tira allí tranquilamente, y vuelve con la misma expresión de seriedad que tiene siempre.

Dama se llevó un pedrazo en el lomo, pero apenas la dolió ya que la fuerza del impacto fue más bien débil.

Maldito niño cabrón, encima es tan inútil que no sabe ni tirar una piedra. Quién fuese su madre.. la colleja que se llevaría.

Siguió andando hacia el puente, con el resto del grupo. Recordaba el camino, por lo que aceleró el paso y se puso en cabeza para así guiarlos. Esperaba que Luigi se pusiese a su lado y juntos guiasen el grupo, así sería más fácil y encima si se equivocaba en alguna cosa podría retractar gracias a su compañero. 

-Está atardeciendo. Debemos darnos prisa.- comentó con voz serena. Después de esto, soltó un maullido y siguió andando.

Para Lluvia la pedrada en su lindo culo le habia enfadado y caminaba junto a los demas compañerps sinb decir nada. La tarde noche estaba cayendo y no quedaba mucho tiempo habil para completar la mision

-Es casi la hora, tendriamos que parar a trazar el plan de entrada-

Se gira a lamerse la herida de la piedra

Caminó tras la pedrada en un costado de la cara al lado de Baldomero. Axel estaba jodidamente malhumorado y miraba a Baldomero(bueno, a él porque era al que más cerca tenía) con mala cara: muy mala cara. 

Tengo mis pelotas gatunas hinchadas al máximo- Pensaba Axel mientras observaba las traseras de Dama, que se estaba colocando la primera guiando al grupo - Al menos me alegra el día esto... si, guía guía. - Axel seguía mirando las traseras de Dama cuando se da cuenta que baldomero le está mirando. 

- ¿Qué?- Se rie un poco y echa la mirada al cielo. - Estoy echo polvo, parezco un imán para los problemas

Bastet está indignada contra su hemisferio izquierdo por dejarla dormida en mitad del aire y hacer que se llevara un buen golpe, pero estar cabreada le suponía demasiado esfuerzo, así que el enfado se disipó pronto.

- Lluvia tiene razón. ¿Alguien tiene alguna idea de cómo vamos a meternos en la perrera? ¿Tienen sistemas de seguridad? Quizá sea mejor esperar a que anochezca del todo, la mayor parte de los humanos se va a sus madrigueras al final del día.

Esto va para largo, y la energía que mantiene animado a Sultán es finita, así que el minino da tres vueltas sobre si mismo y cae alli donde caiga como un saco de patatas, quedándose frito en 1d6 segundos. Sin embargo, una oreja no para de moverse, tal vez sea para demostrar que sigue manteniendo interés en la conversación, o para espantar a las moscas. O ambas.

Dama mira hacia atrás con cara de mala leche. Odia tener que repetir las cosas solo porque los demás no se dignen a hacer caso. 

-Pero si ya os hemos dicho que hay una entrada por una especie de conducto de ventilación o acceso a cloaca o lo que sea eso. Esto os pasa por no hacer caso mientras os hablamos.- Se volvió indignada y siguió andando, sin mirar atrás. 

Malditos gatos. Siempre van a su bola y no escuchan más que sus propios maullidos.

Soltó un malhumorado maullido y siguió andando sin esperar a que nadie la siguiera.

- Quizás sería mejor esperar a que anochezca. Todo el mundo sabe que esas horas son las preferidas por los guardias de seguridad para dormir y por los saboteadores para actuar. No quedaría creible que unos saboteadores humanos se infiltraran a plena luz del día sin ser vistos. Mientras tanto, podemos tantear el conducto ese, no me gustaría que las ratas nos emboscaran con todas sus amigas ya que del mismo modo que Luigi viene con unos cuantos refuerzos ellas pueden hacer lo mismo.

Por no mentar que los gatos son animales nocturnos, y la peremne somnolencia de Bastet está algo menos marcados durante la  noche. Bosteza, siguiendo a Dama.

- Me parece una excelente idea. Además, tal vez podamos encontrar otra entrada sin ratas u otro modo de acceso menos peligroso. Si nos sobra tiempo, podemos aprovechar para una siestecita... 

Lluvia se posiciono aun dolorida al lado del gato sin pelo

-Me parece bien lo que dice baldomero, primero miremos al conducto para ver cuantos monstruos de dientes afilados hay y nos ampararemos en la noche para entrar finalmente-

Extiende la pata hacia delante y se limpia un poco la almohadilla. Están tan sucios todos y cansados...

-Muy bien, propongo echar un ojo para ver si todo va bien por la entrada, y descansamos hasta que oscurezca, cuando oscurezca actuaremos. - Mientras va charlando va mirando uno a uno a todos y se pone al lado de Dama en la cabecilla del grupo. 

La mira, y cuando esta le devuelve la mirada le dice -Tu diriges, mi capitana - No puede evitar sonreír divertido por esto último.

Dama suelta una risita ante las palabras de Axel.- De acuerdo. Sigamos adelante, pues.

Y se vuelve a poner en marcha.

Luigi, tras la caida, dió algo de tiempo para que sus camaradas se pudieran levantar, pero el, alelado como estaba, no se dió cuenta de que dos muchachos hijos de su madre les estaban apedreando, y mientras se estaba levantando  con la mirada pérdida por el golpe de la caida, una pedrada impactó por el costado izquierdo de su cabeza acabando de noquearle.

Tardo en reincorporarse, pero aturdido como estaba, y tras sacar fuerzas de flaqueza, echó a correr sin mirar atrás, hasta que se detuvo un par de metros mas tarde dándose cuenta de que estaba solo, había echado a correr en la dirección opuesta al grupo, y a su objetivo. Al cabo de un rato, tras salir corriendo por la acera desandando lo andado, consigue verles a lo lejos. "¿Maldita sea, es que no se han dado cuenta de que me han dejado atras..."? ¡¡¡Meu!!!

Mientras decidís qué hacer, oís un rumor extraño... Al giraros os dáis cuenta de que son los ronquidos de Sultán que se ha quedado frito mientras hablabais.

También observáis una figura que se acerca trotando por el puente ¡es Luigi!

Ya reunidos todos, decidís despertar a Sultán y dirigiros hacia una pequeña galería guiados por Dama y Luigi. Tras recorrer aproximadamente un metro de distancia, la estrecha galería desemboca en una habitación que Luigi y Dama reconocen al instante. Está llena de sacos de pienso, carretillos, palas, mantas y otros utensilios. Tambien hay un par de mesas.

Baldomero mira los sacos de comida. - Jums, quizás sería buena idea reponer fuerzas con un poco de comida mientras pensamos algún plan. Total, la puerta está cerrada desde aqui, de modo que los humanos no pueden vernos ni salir

-De acuerdo.- contesta Dama mientras con su grácil andar se acerca a una de las bolsas de comida y empieza a tirar de ella con los dientes, intentando abrirla.

Observa alrededor mirando el pienso y cuando Baldomero propone quedarse acepta la idea, propone abrir un saco de pienso y ve que dama ya está liada con uno. Se acerca y ve que esta casi peleándose con el saco para abrirlo.

- Quieta, un momento, déjame a mi.- Axel alza la pezuña marcando sus afiladas uñas y la baja haciendo un corte limpio en una de las esquinas del pienso, y lo abre con las garras. 

-Y... vualá capitana. - Se rie.

Con una sonrisa le da un lametazo a Axel en la oreja por agradecimiento y se pone a comer pienso.

-Puaj. Que cosa más asquerosa les dan de comer aquí a los gatos no?- escupe la bolita de pienso que se había metido en la boca. Mira mejor la bolsa y ve dibujada en ella un perro grande y feo.

- AAAAAAAAAAAAAAAH QUE ASCO!- suelta con un bufido en dirección al saco.- ESTO ES COMIDA PARA PERROS!- le entra una arcada de asco y ofuscada se sienta en un lugar apartado y se comienza a lamer una patita.