Partida Rol por web

Las orejas se le movieron a Axel, había escuchado algo en la habitación de al lado; una humana. Rápidamente se agazapo mirando la puerta por si tenía que saltar, de pronto, ladridos de perro y esa voz de nuevo. Aún no iba a encontrarlos, pero estaba cerca. Escuchó atentamente las palabras de Baldomero y asintió ante todo.

-¡Vamos, debemos escondernos bien y actuar rápido!- Dijo mientras agitaba la cabeza. -¡Suerte que estamos respaldados por los poderes psico-mentales-gatunos de Sultán! ¡Serán imprescindibles en esta intrusión!- Sigue buscando algún sitio donde esconderse

Axel, avista el saco en el que estubo descansando antes y se va hacia él corriendo y se oculta detrás de él en la sombra y penumbra que este produce completamente, esperando la oportunidad para colarse y liberar a sus hermanos.

La voz de la humana se parece mucho a la humana que era mi ama pero ella se dirige a perros. Miro a mis compañeros antes de esconderme, esta vez lo hago bastante bien teniendo poco a poco la seguridad que al principio no tenia. Salto hacia las mesas y me escondo esperado el siguiente movimiento

Te daría un +1 sólo si utilizas algún punto de la reserva (en este caso mental o instinto, ya que sería una tirada de astucia para engañarla). Una vez que entre te pongo la dificultad ok?

ok, entre tanto yo sigo paralizado de temor frente a la puerta "sin saber que hacer" hasta el momento en el que entre.

Como había previsto, la humana hacía más ruido que un elefante a la carga en una cacharrería, así que Baldomero había podido buscar un escondite perfecto detrás de uno de los sacos amontonados en la zona. Ahora solo faltaba que la hembra saliera y, como suelen hacer los humanos (tan descuidados ellos), se dejase la puerta abierta mientras se ponía a hacerles carantoñas y darle comida a los señuelos.

Sultán duerme placidamente en una esquina, ajeno a todo lo que sucede alrededor. O tal vez no duerme, sino que medita tranquilamente acerca de las rígidas e injustas leyes metafísicas que rigen el universo.

...

No, probablemente solo duerme.

Bastet se esconde sobre una de las mesas junto a un jersey de pelusa negra, de tal manera que no hay diferencia entre ella y el jersey. Además está suave y blandito, así que cierra los ojos y se pone a dormitar.

Luego, en medio del sueño, se acuerda de que ella es parte del señuelo, así que decide que cuando la humana entre y mire hacia la mesa, abrirá los ojos para parecer un jersey con ojos. Igual tiene suerte y le da un jari tabardillo del susto a la humana...

La humana sigue hablando.

-¡Chispa! Hola cariño- os recuerda a cuando hablan con los cachorros humanos -Cualquier día te llevo conmigo a casa ¿a que sí? Claro que sí. Venga vamos a cenar.

Algo de cuatro patas se acerca ahora junto a la humana jadeando.

Al escuchar las cuatro patitas sobre el suelo se aparta de la puerta con el pelaje erizado. Ahí viene un perro. Seguramente un cachorro de perro.

-Vamos a morir todos...- susurra para sí.- Todo nuestro plan a la mierda. Ya se podría haber dejado al perro en la jaula!- bufa enfadada alzando un poco la voz para que sus compañeros puedan escucharla.

Se aparta un poco de la puerta y se tumba cerca de un saco de comida y comienza a maullar con fuerza para que la humana sepa que está ahí. Al llevar collar seguramente no la metan en ninguna jaula, y seguramente a Alexander le caiga una buena bronca por "no darme de comer" como Dios manda. Pero eso ahora mismo da igual. Más vale salvar el pellejo, tanto suyo como el de los demás.

Sultán abre un ojo en cuanto escucha al perro, y automáticamente se despereza. Se incorpora sobre sus cuatro regordetas patas, fuertes como troncos de bonsai, y sale escopetado cual perdigón en dirección al agujero por el que todos han entrado en la habitación.

-OTRO NO, MALDITA SEA, OTRO ESTÚPIDO CHUCHO NO. - Busca la mirada de Baldomero pero no recuerda donde se ha escondido. Así que sigue detrás del saco, y en cuanto la humana y el chucho se aparten un poco de la puerta... saltará el saco y entrará dentro, sí, eso es lo que iba y debía hacer. Vio como Dama maulló. -La hora está cerca... vamos, vamos, vamos...- Flexiona sus patas de atrás para salir corriendo mucho más rápidamente y no llevarse un tortazo, ya que sería fatal para el plan. Nervioso pero deseoso de ser un héroe, Axel espera su turno.

Debido a su juventud y al poco mundo que ha visto este gato, Luigi no reconoce los jadeos propios de un perro.Por lo que permanece con el trasero y sus dos patas apoyadas sobre el suelo a la espera de que la humana, claramente, se percate de el. Conforme la dueña va apareciendo por la puerta, Luigi se queda con su mejor "cara bonita posible" para tratar así de causar buena impresión a la humana.

Escondida lluvia y esperando al esuchar al acompañante de la humana cierra los ojos con hastio -Otro maldito perro no..y ¿si es solo una perrera de perros y no hay gatos?- Aunque tuvieran comida de gato podria ser...

Abre los ojos alarmada para mirar a sus compañeros, pero ya es tarde, lo que tenga que ser que asi sea

Se acurruca con las patas traseras listas para el ataque

Baldomero ve como sus compañeros que tenían que ocultarse se esconden y los que tenían que hacer de señuelo se quedan bien visibles con unas caritas que podrían encandilar al humano más duro y despiadado, así que sonríe satisfecho con que su plan (que se le hubiera podido ocurrir a otro no iba a ser impedimento para atribuirse la autoría) vaya a tener un éxito arrollador... pero algo sucede que no estaba previsto.

¿Chispa? ¿Quién €@#@ era "Chispa"? Baldomero enarca una ceja al escuchar a la humana llamar a "algo" Chispa... un algo que la acompaña a cuatro patas y jadeando. Baldomero empieza a sudar (pero no porque tenga calor, sudores fríos) y trata de autoconvencerse de que es posible que la humana sea como la jefa de seguridad de su antiguo amo, el Doctor Maligno, una dominatriz que tenga a un esclavo de esos que se dejan mangonear y van a cuatro patas con arneses de cuero haciendo de perrito... pero sabe que es dificil que sea eso, ya que no le habría puesto un nombre como "Chispa". Seguramente la explicación más sencilla sería la buena... y eso era malo, puesto que eso implicaría meter un perro (de tamaño variable, aunque esperaba que por el apodo fuera pequeñito) en el plan... y el plan no soportaba un perro, sobre todo después de la mala experiencia en el almacén.

Por si eso fuera poco, Sultan (que se había mimetizado perfectamente con el entorno) sale corriendo como si no hubiera mañana y se larga dejando al equipo colgado. Baldomero se queda paralizado mirando fijamente hacia el hueco por el que ha huido mientras su párpado izquierdo se empieza a mover convulsamente en un tic nervioso, al borde de la embolia.