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La delegación tarsina aprovechó el tiempo en la ciudad de las Nueve Lunas. Mantuvo reuniones con prácticamente todas las otras delegaciones allí congregadas. Se ratificaron provechosos acuerdos comerciales, afianzándose la red mercantil en todo el Mar Interior. Un objetivo prioritario fueron los enanos de Khazalid Ungol, generalmente aislacionistas... pero susceptibles de entrar en la red comercial de Tarsi.

Asimismo, los delegados usaron sus dotes diplomáticas para evaluar el poder real de las principales potencias del Mar Interior, a la vista de la amenaza orca.

... Sin embargo, Edés no se fiaba de la veracidad de tal amenaza, y personalmente se dedicó a averiguar si era cierta. Llevaba mucho tiempo en aquel reino, tenía extensos contactos. Intuía que las intenciones del nuevo rey eran otras.

Por su parte, de especial interés para Nautí fue acudir a las reuniones con Animalia (sus patrullas submarinas cada vez llegaban más lejos), Maxener (ante el auge del vapor y de las bestias, era preciso investigar mejoras en la flota de Tarsis), Doragon (las historias que contaban los refugiados en las colonias del Este eran muy preocupantes) y los gnomos (en caso de guerra, quería saber si transportsrisn ejércitos... y de quién).

 Fueron días muy ajetreados. Pero también divertidos, pues se bebió mucho vino y hubo bailes y fiestas.

Dagnar estuvo bastante ocupado dirigiendo los trabajos para la construcción de las estatuas conmemorativas. Sin embargo, acudió a todos los eventos de la corte tal y como dictaba su cargo y su deber. Su actitud para con el Reino de Animalia fue en cierto modo curioso al fin y al cabo eran pueblos diferentes, el enano no era incorrecto ni descortés sino que se esforzaba por entender las costumbres de sus vecinos sin llegar a opinar sobre ellas en voz alta.

La ocasión de tratar con la Ciudad libre de Tarsi tampoco fue desaprovechaba a pesar de que los enanos eran muy recelosos de los extranjeros no se podía negar la importancia comercial de la flota de Tarsi. El enano no quería ofender la memoria del difunto Emperador hablando de comercio durante estos tres días, aunque quizás pasado este tiempo bien pudieran llegar a un acuerdo.

El trato con el Emperador fue totalmente correcto y regio, interesándose por los detalles y pormenores que se habían expuesto durante la agitada reunión. Su pueblo no era el más adecuado para acudir a guerras en las cuales tuvieran que coordinarse con otras tropas, ese era un temor que no tuvo problema en expresar pensando en que quizás los enanos pudieran centrarse en abastecer las líneas de suministros, fabricar los famosos cañones enanos o la maquinaria de guerra necesaria para el ejército del Emperador. Por su actitud estaba claro que apoyaba al consejero en sus cuitas contra los representantes de Maxener y Doragon, el respeto era algo vital para el enano, no sacó el tema ni trato de crear conflicto, pero si que dejó patente su apoyo a la causa del Emperador Theneul VI por el gesto de magnanimidad con aquel par de maleducados.

A noble de gesto para corresponder dicha nobleza no entablaría conversaciones con aquellos reinos, dando así a entender en público su disconformidad para con las actitudes que habían mostrado en público. Parcos en palabras y de gestos prácticos, así eran los enanos...

Acabada la discusión y pues el tema principal al que llevó todo esto a su fin, Maxener se abstuvo de hablar más. Aunque realmente le pareció honrosa la intervenció de Edés de Tarsi.

Durante aquellos tres días sería mentira pensar que Maxener se despreocupó del tema de los Orcos, es más mandó mensajes a su nación mientras disfrutaban los festejos.

En mitad de dichos tres días, Cid buscaría un momento privado para poder hablar con el nuevo emperador Theneul, pero ya lejos de las reuniones politicas. Por otro lado, Ray aprovecharía algún momento que viera a Arkham para poder llevar una conversación diplomatica y tranquila con el representante de la nación Doragon.

De igual manera pero más protocolarmente, Maxener pidió audiencia con la nación de Ungol, aunque más a manera de compartir una información y una oferta a su representante a la espera de una respuesta a futuro.

Todo lo demás fue el disfrute de dichos días, siendo que Maxener no bajaría la guardia ante cualquier situación que pudiera ocurrir

Aquella misma noche en el despacho privado de la embajada de Animalia, tras las celebraciones, el consejero reunió al capitan de cazadores que acompañaba a la comitiva del reino. En petit comité le comentó la situación que el Emperador había explicado a todos los delegados. Comprendía que el Emperador tuviera prisa en conseguír aliados, el Imperio de las Nueve Lunas iba a ser el primero en aguantar el envite... y el primero en caer dado el caso.

La misión era simple, ir, observar y volver. No tenían que intervenir, no creía que los orcos pudieran cruzar el mar y llegar a la isla de Animalia, pero mientras pudieran sacar redito...

 Para Arkham no fue una reacción inesperada la de los presentes, que claramente tenían sus preferencias en seguir ciegamente al Imperio. No así eran esos representantes que, o bien buscaron la manera de decir una verdad, o simplemente sentenciaron el verdadero motivo de que estuviesen todos allí: la ceremonia por el fallecido rey, y la coronación del nuevo, nada más.

 El comandante dejaría el tema inmediatamente cuando el emperador así lo exigió, dirigiendo una última mirada al consejero antes de tomar su propio camino.

 Durante los tres días de fiesta Doragon participaría como naturalmente se esperaría de él: muchos se unieron a los festejos, otros no abandonaron en ningún instante sus puestos, y en general Arkham se mostraba evasivo a cualquier charla sobre lo sucedido anteriormente con el consejero: no quería tener que explicarle a cada defensor de la corona su actitud, aunque eso no implicaba que todos demás llegados de Doragon fuesen a ser tan colaborativos con su silencio...

 A pesar de todo, el albino no mintió sobre el interés del reino respecto al demonio que declaraban estaba involucrado con los orcos, sin mencionar que estaría abierto a cualquier intervención de otros reinos de entablar relaciones. Todas las reuniones de importancia gozarían de la presencia del comandante, cuyos intereses giraban en torno a la tecnología Maxeniarda y el poder marítimo de Animalia. Incluso estaría dispuesto a hablar personalmente con las representantes de Tarsi sobre esas historias de los refugiados que tanto les preocupaba, y no tenía intenciones de mentir sobre lo ciertas que podían ser...

Aunque la embajadora de Tarsi poseía una red de contactos bastante extensa en la capital del imperio, sus intentos de conseguir más información sobre la horda de orcos resultaron infructuosos. Allí donde preguntaba, sus contactos le devolvían siempre la versión oficial: sí, había una enorme horda de orcos reuniéndose al norte y eran una gran amenaza. Por desgracia, no solo no consiguió información extra, sino que uno de sus contactos le advirtió que sus intentos habían llegado a oídos del alto consejero Galain.*

Cid de Maxener intentó mantener una charla privada con el emperador, pero a pesar de insistir por varias vías, no consiguió que le dieran audiencia. La respuesta siempre era que su majestad imperial tenía una agenda muy apretada, sin embargo, Cid veía como otras delegaciones sí que eran recibidas. Sin duda, Galain empezaba a ejercer su influencia contra Maxener por lo sucedido el día de la coronación.

Las delegaciones de Khazalid Ungol, Animalia y Doragon mantuvieron en general un perfil bajo, dejándose ver durante aquellos días de fiesta y acudiendo a algunas reuniones con otras naciones.**

Nautí, almirante de Tarsi, se reunió con Arkham, comandante de Doragon. Nunca se habían visto cara a cara, pero uno y otro conocían sus respectivas reputaciones militares.

Tras las presentaciones formales y charlas preliminares, que fueron breves, la tarsina fue directa al grano:

- En el Oeste, nuestras colonias y socios comerciales se están viendo desbordados por la llegada de refugiados. Llegan sin nada, huyendo con lo puesto. Y contando historias terribles sobre vuestras conquistas... que ya conoceréis. - Hizo una pausa mientras caminaba por el salón, a Nautí no le gustaba estar sentada - La región es cada vez más inestable por vuestra culpa, y otros países parecen hacer oídos sordos a la situación. A diferencia de los orcos, a vosotros se os tiene miedo. O se os subestima.

- En Tarsi, os vemos capaces de provocar una catástrofe que arrastre a nuestro mundo a una época sin paz, caótica, oscura... similar a la decadencia del Imperio Antiguo. Con la diferencia de que, si bien el status quo actual es mejorable, nuestra generación vive tiempos prósperos y benignos. - Nautí hablaba con dureza y firmeza, pero sin agresividad.

- Descuidad, que esto no es una llamada a la guerra total, aunque seguro que en lo personal os complacería más que cualquier solución diplomática. Pero hay que ser realistas. - La almirante se detuvo, y miró a Arkham directamente a los ojos - Queremos un tratado que garantice la estabilidad de la región. Estamos abiertos a escuchar vuestras aspiraciones. Negociemos.

Antes de exponer su propuesta preliminar, decide respetar que Arkham se exprese en sus propios términos.

Nautí, almirante de Tarsi, se reunió con Botán, delegado de Animalia. Nunca se habían visto cara a cara, y poco sabía ella de él... y de su reino... Animalia era un país críptico y diverso. Probablemente, el delegado sí conocería su reputación naval.

Tras las presentaciones formales y charlas preliminares, que fueron breves, la tarsina fue directa al grano:

- Las particularidades de vuestro Reino traen de cabeza a nuestros diplomáticos y delegados en vuestra corte y ciudades. Nunca se sabe con quién tratar, ni a quién sentará mal que se dialogue con unos u otros. Las relaciones de poder e influencia fluctúan en cada estación. Pero aún así, Animalia prospera. Sorprende. - Hizo una pausa mientras caminaba por el salón, a Nautí no le gustaba estar sentada - Espero que usted sea una figura que quede por encima de las intrigas nobiliarias tan características de vuestro reino.

- En Tarsi, nos preocupa sobremanera avistar compatriotas de usted cada vez más lejos de la isla madre. Y más aún empezar a recibir quejas por conflictos con navíos mercantes y pesqueros de nuestros socios. - Nautí hablaba con dureza y firmeza, pero sin agresividad. - Desconocemos si son patrullas organizadas por algún noble o por el propio rey. Si son migrantes o colonos. Si son fugitivos. Lo que sí conocemos es que no respetan las tradiciones de navegación en el Mar Interior. Son tiempos de paz, y se espera que cuando una "flota" se encuentra en alta mar con otra, de muestras de amistad. Y no actúe de forma amenazante.

La almirante se detuvo, y rebajando el tono, se volvió hacia Botán en gesto conciliador - No queremos nuevos problemas en nuestro Mar, bastantes hay ya... Botán, delegado de Animalia, ¿qué justifica esta actitud errática?

Nautí guarda silencio, respetando que Botan se exprese y explique en sus propios términos.

Nautí, almirante de Tarsi, se reunió con Tolgur, representante de Khazalid Ungol. Nunca se habían visto cara a cara, y poco sabía ella de él... y de su reino... era un país enano aislado, a diferencia de los otros Khazad que formaban parte de la red comercial tarsina. De igual manera, era poco probable que Tolgur conociera su reputación naval como garante de la paz en el Mar Interior.

Tras las presentaciones formales y charlas preliminares, que fueron breves, la tarsina fue directa al grano:

- Mi señor enano, una vez más, desde Tarsi os animamos a integraros en nuestro circuito comercial, como ya están otros reinos enanos. Bien sabréis por ellos que es lucrativo, y que las gemas del vientre de la tierra que con tanto esfuerzo y esmero obtenéis, tienen un nuevo uso tecnológico que nos va a permitir a todos disfrutar de mayor prosperidad. - Hizo una pausa mientras caminaba por el salón, a Nautí no le gustaba estar sentada - Como ya sabréis también, somos el transporte más seguro del Mar Interior, articulando nosotros el intercambio de runas, grabados y tesoros entre reyes enanos. Por favor, llevad esta reflexión de vuelta a Khazalid Ungol... sabemos esperar.

La almirante se detuvo, y se volvió hacia sus interlocutor - Ya he dicho lo que se esperaba de mi que os dijera. - Carraspeó, se aproximó al enano y bajó el tono, por si pudiesen estar siendo escuchados - Debo tratar una cuestión más personal con usted, pues nace en mi experiencia en el mar, pero mi ciudad aún no tiene evidencia suficiente sobre estos hechos como para exponerlos públicamente.... Sé que vosotros os tenéis por un reino neutral, ajenos a las cuitas del Mar Interior, al igual que los gnomos en quien tanto confiáis y de quien tanto dependéis... pero estos últimos, a diferencia de ustedes, poseen un código moral muy laxo. - Nautí hizo una pausa, su semblante era muy serio - Venden a quienquiera que compre. Transportan a quienquiera que pague. Y vuestras máquinas y armas, me temo, pueden estar cayendo en las manos equivocadas. La paz y bonanza que actualmente disfrutamos, puede torcerse pronto. ¿Sabéis qué uso se le da a vuestro hierro, carbón y artefactos?.

Nautí guarda silencio, respetando que Torgul se exprese en sus propios términos.

Nautí, almirante de Tarsi, se reunió con la delegación de los gnomos de los ferries. Tras las presentaciones formales y charlas preliminares, que fueron breves porque ya se conocían del mar una y otros, la tarsina fue directa al grano:

- Transportáis de todo. Bien. Transportáis para todos. De acuerdo. Sois extrictamente neutrales. Vale. - Nautí estaba muy seria, con furia contenida. Los gnomos eran escandalosos, hablaban y discutían entre ellos constantemente. En encuentros previos, varias facciones de ellos (o familias o clanes o gremios o partidos o lo que fueran de ellos), le habían tratado con desprecio. Y hoy no era diferente. Gnomos, imposible tratar con ellos sin oro por delante... A una parte de la gnomidad le encantaría ver a Tarsi sumergida bajo las aguas... pero otra nos entronaría... o todo a la vez... seres volubles... - ¿Y en caso de guerra? ¿Transportaréis armas y tropas? ¿Garantizaréis el avituallamiento de los ejércitos? ¿El expolio y saqueo de las ciudades? ¿Para los dos bandos? ¿O para el que mejor pague? ... ¿Seríais capaces de alimentar una guerra eterna que nos consumiera a todos? - Más discusión entre facciones de gnomos. Nautí pidió una copa.

A la reunión entre Tarsi y Maxener, sabiendo los miembros de la delegación lo importante que era mantener contacto con tal nación de mercaderes, acudieron todos los presentes para tratar los asuntos que la almirante Nauti quería tomar, no así todos iban en calidad de intervención como la inexperta Cynthia, quien al contrario que los otros tres delegados, Cid, Alya y Ray, se quedó atrasada en la zona de reunión, escuchando y no participando activamente en esta.

Al tratar el tema de Doragon, concretamente denominándolo como un posible futuro de caos, Ray fue el primero que alzó una ceja mirando a la almirante frente a tal discurso. No obstante los tres callaron para escuchar el resto de lo que tuviera que decir la delegada en el imperio presente, propuesta incluida.

Tras terminar sendos tres delegados se miraron entre si y Cid se levantó de su asiento para dirigirse a Nauti - En primer lugar, querida almirante, gracias por este cálido recibimiento - razones de más tenía el anciano para decirlo - es muy amable en tratarnos de esta manera y más lo es aún por tratar de un tema tan delicado como el que nos ocupa. - Aclarandose la voz para luego agarrarse la abertura de la casaca - Estamos más que enterados de las gentes que, siendo atacadas por la nación de Doragon, huyen buscando asílo en otros lugares.

-Me gustaría deciros que no sois la única en recibir a gente de estos lares, pero imagino que si Maxener recibe menos de estas personas es debido a un punto de vista subestimado de ellos mismos. No todos creen tener el potencial para buscar asilo y desarrollarse con nosotros y por eso viajarán más a su reino imagino - Fuese o no verdad, era cierto que Maxener estaba compuesto por infinidad de razas, pero eso no quería decir que la actitud de todo el mundo fuera la misma y hay quienes ni se atrevían a probar suerte siendo ingenieros

-Os agradezco que busquéis vías diplomáticas por las que acatar este problema, ya sabéis que en Maxener preferimos solo defendernos y acabar las guerras antes que iniciarlas, aunque si que debo disentir en lo que el reino de Tarsi opina de Doragon. Si bien es cierto que podría resultar una catástrofe a largo plazo, no creo que llegue a tal punto de decadencia. De hecho, tratados con algo de inteligencia, se podrían tratar como un mal menor que dirigir. No obstante, estoy con vos en que hay que hacer algo con las victimas de sus ataques - Haciendo un ademán con la mano, señaló a Nauti - Aunque no me esperaba que buscarais a una colaboración similar a una alianza entre ambas naciones. No quiero decir que lo vea mal, pero me sorprende. Sois un gran reino comerciante sin el cual el resto de reinos podriamos estar un tanto más perdidos que otra cosa.

Tras aquello retiró la mano para volver a agarrarse la solapa - Sin embargo, el territorio de Maxener es complejo. No abarcamos todo el litoral oeste como sabreis, solo las zonas colindantes al gran bosque. Por supuesto podemos hacer ciudades protegidas por nuestros ingenios y con vuestros talentos, e incluso con un poco de reciprocidad, ambos reinos podriamos sacar provecho de dichas ciudades.

Aunque claro, no todo lo dijo Cid, pues Alya pronto tuvo que implicarse. - Lo difícil será las construcciones y fundaciones de dichos lugares. Serán necesarios cantidades grandes de materiales dependiendo de lo defendidas que se requieran las viviendas, y por supuesto mano de obra que trabaje solo en la construcción de dichos hogares... - Mesándose la barbilla empezó a hacer cálculos internos - De aceptar se tardaría un tiempo en lograr dichas ciudades de refugiados... Pero si estáis dispuestos a ayudar, supongo que se reduciría dicho tiempo. - Obviamente, el beneficio debía ser mutuo y por ello la implicación también debía serlo, de ahí que Cid planteara una "alianza" aunque solo fuera en las zonas neutrales

Aprovechando en uno de los momentos de la fiesta de tres día en los que Arkham se encontrara vagando solo, o ligeramente solo, sería que Ray, delegado de Maxener en el imperio, se encontraría con el susodicho. Realmente no era un encuentro político, tampoco ninguno demasiado casual. Sería un encuentro como cuando dos conocidos van al mismo lugar, adrede o sin querer, aunque debido a la astucia del miembro de Maxener, se notaría que era adrede

-Desconocía que las conquistas del gran reino de Doragon hubieran marchado al norte. - Ray no estuvo durante aquella reunión donde solo hubo tres miembros de cada delegación, sin embargo, parecía haberlo escuchado. Por otro lado, también estaba comprobando un cañón ligero entre sus manos que parecía relucir luego de haberlo limpiado. - Siendo sinceros, me esperaba un segundo funeral, aunque no sabría decir si de vuestra parte o del imperio - Dicho eso se encogió de hombros.

En los eventos del pasado en los que Doragon hubiese pedido audiencia con Maxener, Ray siempre estuvo presente y casi que a la cabeza, era el que más simpleza y facilidad de palabra tenía para hablar con el reino contrario, quizás por su posición como ingeniero militar que lo ponía al mismo nivel que dicha nación, es por eso que quizás Ray quiso hablar con Arkham más a solas. - Admiro vuestro autocontrol, y espero que en un futuro no os lleguen a asesinar por lo mismo general Arkham. Pero dejando ese tema de lado... ¿Que opinais vos sobre los orcos? Y por favor, dadme vuestra opinión no la de vuestra nación...

Botán cruzó los brazos frente a sí midiendo sus palabras.

- Creo, almirante, que no debe temer ningún ataque o... muestra de agresividad por parte de mis ciudadanos. Actualmente, no nos encontramos preparándonos para ninguna guerra y los Acuáticos entienden que cualquier reclamación por encima de los 700 metros de profundidad generaría problemas para el Reino, por lo que no ostentan soberanía sobre las aguas superficiales.

Hace una breve pausa.

- Puede que hayan avistado a colonias submarinas saliendo a la superficie por alguna razón, pero como le digo, nada de lo que sus ciudadanos deban preocuparse -respira y se prepara a devolverle el guante- esta cuestión, sin embargo, delegado, me hace preguntar. ¿Qué tan adentro del mar han ocurrido los mencionados... "Avistamientos"? Entiendo que no mucho, ya que ha expresado que era el mar de su nación y si bien, los Acuáticos, a cambio que el Reino prospere a través del comercio, protegen el mar más allá de nuestras propias fronteras, nunca entrarían en el mar de otra nación sin permiso.

Agarra una taza de la bebida caliente que humeaba en la mesita de la sala y la acerca a su boca.

- Almirante Nautí... los 700 metros de profundidad se comienzan a alcanzar bien mar adentro, muy lejos de lo que serían sus fronteras.

En algún momento de los tres días de fiesta, Maxener pidió una pequeña reunión con Ungol, tan pequeña fue que de la parte del reino del desarrollo solo acudieron Cid y Cynthia, padre e hija. A fin de cuentas, Cid ya sabía que lo que quería tratar con la nación contraria, no acabaría en dicho punto, aún así pensó que sería mejor transmitir aquella información de persona a persona, en lugar de por carta

Nada más viera a Dagnar, Cid sonrió ampliamente - Me alegro que hayais podido venir Maestro Stonekeeper, prometo no robaros mucho de vuestro tiempo, a fin de cuentas todo el mundo puede notar el trabajo que requiere tal magnifica obra - Cid estaba más alegre que de costumbre, igual porque al ser enano y hablar con otro enano pero del extremo contrario del mar interior, le hacía alegrarse más aún, al contrario que Cynthia, quien, a pesar de ser solo medio enana, andaba más atenta en prestar atención a las pesquisas de su padre.

Una vez hechos los saludos, Cid fue al tema principal de aquella pequeña reunión precisamente para cumplir su promesa - Quería preguntaros por como van las excavaciones en el reino de Ungol - Prácticamente ellos eran los principales proveedores de minerales para el avance y desarrollo de Maxener, y en alguna ocasión habían podido trabajar juntos ambos reinos. Respondiera o no Dagnar ante dicha pregunta, el enano de Maxener continuó - Se que es raro preguntar por este tema, pero es debido a una oferta que debo haceros... Al consejo de Ungol en realidad.

-En Maxener hay un pequeño talento que ha centrado casi toda su mente en la minería. Ha aprendido de todos los ingenios para excavar, y sin embargo el prefiere excavar a su manera, a veces ayudado de nuestros inventos, otras de sus manos, pero es tan buen inventor como cualquier otro, siendo que este ha fabricado su propia herramienta de trabajo. El problema, es que el chico está un tanto desaprovechado. Como bien sabeis la gran cantidad de recursos minerales salen del este, de las ciudades subterraneas de allí, en especial de Ungol y se me ocurrió una pequeña propuesta que ofreceros. - Una vez puesto en contexto, Cid ya si pudo poner las cartas sobre el asunto

-Que el pequeño vaya a Ungol y ayude a vuestro reino con todo tipo de tareas referente a la minería. A cambio tan solo pedimos que el chico sirva como un enlace directo entre nuestras naciones. El podría responder por nosotros allí y contactar con nosotros, ayudaros con vuestras herramientas y por supuesto negociar de forma más directa. Oh bueno, también hay una ligera condición más, y es que vaya con su familia nada más. El chico es muy joven y sería demasiado cruel separarlo de su madre ¿No os parece? - Y pues con la oferta sobre la mesa, Cid esperó a la reacción de Dagnar

Nautí escuchó atenta las intervenciones de la delegación de Maxener, asintiendo a sus palabras. Eran personas sabias de las que convenía aprender.

- Me tranquiliza que no vean a Doragon como una amenaza tan seria. Su criterio es una referencia para nosotros. Sin embargo, por favor, trasladen nuestras inquietudes a su Consejo... no convendría subestimar o infravalorar la expansión doragoniana. - Nautí volvió a caminar al retomar la palabra. - Además, la creciente inestabilidad del mar Interior Occidental es un hecho.

- Disculpadme porque creo haberme expresado mal en cuanto a la propuesta tarsina - Lamentó su error. Obviamente, no iban a ser los sabios de Maxener los equivocados. - No es una alianza lo que buscamos. Queremos proponerle a Doragon que respete la costa en sus conquistas. De Maxener, esperamos que apoye esta propuesta, como otros socios de la red comercial.

Nautí hablada despacio, pensando, buscando las palabras adecuadas. Quería mostrar que ella y los tarsinos también eran inteligentes, si bien no tanto como ellos. - Mi país opina que es imposible detener las conquistas de Doragon. Es su sino y su voluntad. Por eso debemos actuar pronto, creando una zona segura, antes de que su poder sea fantástico... Contamos a nuestro favor con que los doragonianos tienen palabra. No son orcos.

- Si podemos firmar un tratado que libre del caos doragoniano el litoral... allí se podrán asentar las comunidades que escapen de su yugo. No es necesario construir ni fortificar. Sólo planificar. Hay tierras desocupadas en abundancia, como demuestran las colonias tarsinas. - Nautí esbozó una sonrisa, el siguiente argumento era menos humanitario y más materialista - También en estas costas hay países menores que colaboran con Tarsi, alguno de ellos es proveedor de gemas a la red comercial.

Retomando la perspectiva a medio plazo, Nautí añadió: Esta amenaza no hará más que crecer. Al igual que a vosotros acuden en cada estación personas de todo el mundo con una mente inquieta y vivaz, porque les acogéis y los lleváis a su máximo potencial... Los seres con el corazón fiero y deseoso de grandeza acuden a Doragon. Porque les acogen y los llevan a su máximo potencial. 

Deteniendo sus pasos, cede la palabra, dispuesta a escuchar de nuevo: Vuestro país posee conocimientos excelentes en todas las materias, pero un poder militar... escaso. Y la amenaza es seria ¿cómo podría mejorarse este tratado a nuestro favor?