Partida Rol por web

Cid estuvo de acuerdo y tomó una copia del documento para al hacer como juez revisar las condiciones siempre que hubiera algún conflicto denunciable que rompiera el propio acuerdo.

-¿Acaso serías capaz de subestimar el poderoso cuerpo de un orco? - preguntó Ray sorprendido ante tal afirmación - Mente débil todavía te lo concedo, pero cuerpo... Una máquina de matar potenciada por un poder espiritual proveniente de otro plano, suena a cuento, pero es suficiente para hacer temer incluso al imperio de las Nueve Lunas - lo cual... era cierto, o sino el tema no hubiera salido justo en la coronación del propio emperador. Sin embargo, Ray se encogió de hombros - No sé que estrategia mata orcos o mata demonios tendrás bajo la manga, pero es normal que un reino de humanos se asuste por una amenaza orca. Hasta Maxener tendría cuidado si no tuvieramos una loca reforzando los sistemas de defensa.

Doragon era un reino muy distinto a cualquiera que se conociera, pero porque el mismo reino tenía como principal fuerza, su propia fuerza, valga la redundancia. Cuando se trata de poder, a veces ganaba el conocimiento, otras veces ganaba la economía, otras la fuerza en si, y en muchas ganaba el contacto, y en eso sin duda el imperio lo hacía bien, el detalle estaría en como tratarlo pues aún nada estaba cerrado.

Al escuchar lo de Theneul, Ray se rió - Precisamente, por eso te pido que tengas cuidado. Enfrentarte a algo de tamaña magnitud puede debilitaros a ti y a tu reino... Espero que no por como os las gastais en el campo de batalla, pero ten cuidado - Ray fue recogiendo su fusil colgandolo al hombro - Oh... y yo que tu buscaría hablar con Theneul, su consejero o... Bueno, con quien esté a cargo. Si tienes una forma de destrozar a los orcos, sin duda se te tomará en cuenta. ¿Y quien sabe? Igual hasta Maxener apoya la idea para que se lleve a cabo con mayor seguridad. - Sonrió pues con un tanto de picardía - Tan solo si las amenazas grandes están bajo, será cuando haya menos tensión

 El hombre no mostraría ninguna reacción que pudiese demostrar decepción ante la respuesta del representarte, pero por lo mismo tampoco parecía satisfecho: simplemente ya parecía preparado para esa opinión por parte de Botán, así como para su pregunta.

 -Se acercan días difíciles con este clima, por lo que Doragon seguramente estará en una situación complicada en cuanto a recursos... Aun así, el tema de la horda es algo que no se puede ignorar: Doragon seguramente vaya a dar su apoyo en la batalla, si nadie lo impide, claro... -no pudo contenerse en soltar un comentario entre líneas, siendo que no descartaba que su escena en el funeral no fuese a traer consecuencias, pero la pregunta era: ¿para quién realmente...?

 -Personalmente, quiero investigar más sobre ese demonio que dicen hizo un pacto con el líder de la horda. Suponiendo que exista alguna manera de contenerlo para su estudio, ¿Animalia estaría en contra de dejarlo en manos de Doragon? -preguntó con genuina tranquilidad, como si no estuviese hablando de dejarle un peligroso ser de otro plano a la principal nación guerrera. -. Por supuesto, Doragon estará más que dispuesto a compartir los resultados de los estudios con el resto: tal vez conocer más de los demonios pueda ser beneficioso para todos...

 -¿Subestimarlo? No, pero tampoco veo prudente sobreestimarlo -explicó el hombre con un tono vago respecto a la fuerza de los orcos. -. La fuerza física es un rasgo que se debe tomar en cuenta en estas cosas, sin embargo, tratándose de un enemigo en el que resulta sorprendente que decidiesen juntarse en un gran número... La inteligencia juega un mejor papel -aseguró Arkham, dando a entender que aquella situación le parecía una de esas donde el músculo caía ante el cerebro. -. En todo caso, todo dependerá del tipo de demonio con el que el orco haya hecho un pacto: en el peor de los casos, será uno bastante inteligente que cubrirá esa debilidad de la horda... -añadió.

 El hombre negaría con un gesto de la mano la afirmación de que su reino se encontraba en peligro, con ese carisma de seguridad y sabiduría que tanto le caracterizaba, quedando pensativo durante unos segundos cuando Ray le aconsejó contactar con las personas encargadas por parte del imperio sobre el asunto.

 -Lo tendré en cuenta: igualmente, como ya dije, tengo interés personal en investigar al demonio, por lo que haré llegar mis intenciones y consejos a quienes vayan a enfrentar a la horda, con o sin mi apoyo directo -concluyó el hombre.

 Seria mentira decir que el comandante no tenía la confianza en sus acciones como para pensar que, tras lo sucedido, alguien contactaría con él para la reunión que se haría respecto a la batalla que se avecinaba, pero aun así le resultaría satisfactorio encontrar aquella carta en sus aposentos, algo que se reflejaría en una sonrisa que se dibujaría en su rostro.

 -Y de esta manera, aparecen las ratas en busca de queso -dijo para sí mismo, acercándose a una fuente de fuego cercana para poder prender la carta y deshacerse de ella, y entonces proceder a emprender su caminata hacia el punto donde se realizaría el consejo de guerra, algo que ya tenía pensado hacer de todas formas...

El delegado de Animalia quitó hierro al asunto de las tensiones interregno.

- Creo, delegado Arkham, que todos podemos concluir en que la horda es una amenaza para todos. No creo que nadie quisiera entorpecer el apoyo de una nación a la causa común por rencillas personales.

Se quedó dubitativo un instante.

- Mmm... Con el ánimo de relajar tensiones, al menos entre nuestros dos reinos, le puedo adelantar algo de información que ya diré al resto cuando nos reunamos para tratar este asunto, pero por si quiere consultarlo con sus generales o lo que sea. Mi equipo de expedición llegó anoche. A pesar de ser guerreros experimentados sufrieron muchas perdidas y me han podido confirmar que la Horda cuenta con varios millares de orcos entre sus integrantes y... bueno, no han podido confirmarlo del todo, no obstante probablemente reciban ayuda de alguien más pues los recibieron con fuego.

Deja que el silencio se asiente unos segundos.

- Con respecto al asunto demoniaco, no puedo darle una respuesta contundente, pues está por encima de mi rango, sin embargo, creo que puedo hablar con gente cercana a los duques de Animalia, probablemente pueda convencerlos a ellos y estos a los duques, que al final son quienes tienen la última palabra. Pero necesitaría un seguro. ¿Estaría Doroagon dispuesta a acoger a una pequeña delegación de filósofos que estén presentes durante los experimentos?

El delegado de Animalia fue el más temprano en llegar a aquélla reunión. Bajo el brazo llevaba un buen puñado de papeles que tenían toda la pinta de ser informes y junto a él viajaba un águila humanoide de uniforme eminentemente militar. Se podía presumir que era el capitán del equipo que el delegado había mandado a explorar.

Al entrar agacharon la cabeza a modo de saludo y se dirigieron a uno de los laterales en silencio.

Edés acudió al consejo de guerra, en calidad de representante de Tarsi en las Nueve Lunas. Nautí no, pues debía proseguir su viaje por el Mar Interior y un día antes había zarpado ya. En su lugar, asistió un subordinado de su flota con formación militar, para asesorar a Edés.

Ocuparon un lugar secundario, dispuestos a oír más que a escuchar: les faltaba mucha información.

 -Oh, te sorprendería saber la cantidad de personas que ponen el orgullo por encima de la supervivencia... -declaró el hombre, sin querer negar la afirmación del representante de Animalia, pero tampoco aceptar la mentira de que no existen las personas capaces de aceptar la ayuda de alguien en una situación como esa para querer demostrar algo.

 El comandante permanecería en silencio mientras escuchaba Botán revelar la información más reciente que había conseguido, pensativo ante lo que eso podía significar y como podría cambiar completamente lo que se pudiese estar planeando para enfrentarles.

 -Como dije, Doragon estaría dispuesto a compartir sus descubrimientos respecto al demonio, por lo que no tendríamos problemas en permitir testigos durante los estudios, siempre y cuando sean conscientes que Doragon no se limitará en sus métodos solo por tener personas de otros reinos presentes, y que no les podremos brindar más seguridad de la que daríamos a los nuestros -concluyó Arkham. -. En todo caso, agradezco que te tomes las molestias de hacer llegar mi propuesta a tus líderes. Esperaré pacientemente una respuesta de su parte.

El Consejo de Guerra se reunió en la sala de mapas del Palacio Gris. Reunidos alrededor de una gran mesa central, los representantes de los distintos reinos observaban un mapa del Mar Interior. El Emperador no estaba presente, así que el Alto Consejero Galain iba a dar inicio a la reunión, cuando Cid de Maxener y Arkham de Doragon se presentaron a las puertas de la sala. Los alabarderos de guardia les dieron el alto cruzando sus armas, pero finalmente Galain les dio orden de dejarlos pasar.

- No pasa nada, que entren. Todos los que quieran ayudar son bienvenidos, nos alegra que hayan entrado en razón.- dijo el consejero, poniendo en sus labios palabras que no habían pronunciado.

Sin más prolegómenos, Galain explicó la situación actual.

- Hace unas semanas que los clanes de orcos de las montañas se reúnen en este punto de aquí.- dijo, poniendo una figura de orco encima del mapa, al norte del Imperio.- Aunque sabemos que hay decenas o cientos de clanes, hasta ahora no habían trabajado nunca juntos, sino que se limitaban a asaltar aldeas remotas o a luchar entre ellos. Las patrullas fronterizas solían ser suficientes para mantenerlos a raya.

- Como digo, eso ha cambiado, y parece que un nuevo caudillo está juntando a todos los clanes. Nuestras patrullas de exploradores han visto que hay una fuerza de miles de orcos acampados en el norte, sin duda preparándose para la batalla.

- En cuanto a su líder, solamente sabemos lo que le sacamos a un par de prisioneros orcos que capturamos, unos incautos que se habían separado mucho del campamento principal. Se hace llamar Azgherot, y los prisioneros dijeron que había hecho un pacto con un demonio, uno que lo hacía invulnerable. Sea esto verdad o no, lo cierto es que tiene el carisma suficiente como para reunir a clanes que tradicionalmente eran enemigos. Se ha valorado la posibilidad de eliminarlo, pero los dos intentos de incursión en el campamento enemigo han resultado un desastre. Ninguno de nuestros operativos volvió.

-Los orcos organizados - Dijo Cid mesandose la barba ante la nueva información ofrecida por el consejero del emperador mientras a su lado estaban el resto de delegados de Maxener. - Eso pueden ser malas noticias, obviando la parte del demonio, claro está. Pero si algo he aprendido en mi longeva vida, es que no hay nada imposible, por tanto dudo que sea tan invencible. Debe de tener algún punto débil. El problema es la escasez de información, pero enviar más exploradores sería un suicidio - Iba planteando pues cuestiones y posibilidades, pero como ya las remarcó en su declaración Galain, de nada servirían si el resultado lograba ser el mismo.

-Si tuvieramos tiempo... - Dijo Ray aproximandose junto a Cid - Podriamos construir desde Maxener, un gran cañón de largo alcance para destruir a todo el ejercito orco, demonio incluido... Pero dudo que tengamos de ese tiempo. Con esto no dudo de la destreza del ejercito de Doragon, pero hay que atacar el problema desde distintos puntos de vista. Un ataque masivo podría destruir algo que se cura practicamente al segundo, el problema es lanzarlo con todo el ejercito, por eso sugería el cañón - No obstante se tardaría mucho tiempo en lograrlo.

-¿Que se sabe de los demonios? Si atajamos el problema por otros derroteros, igual hallamos una solución todos juntos - Alya evitando lo evidente fue al foco más aislado y principal del problema, mirando al consejero y al resto de naciones.

El enano escuchaba malhumorado las nuevas del Imperio de las Nueve Lunas, aquello no parecía gustarle un pelo, pero nadie sabría decir muy bien por qué. Alzó una ceja durante la intervención de Cid, un cañón que destruiría un ejército, menuda sandez su rostro estaba abierto como un libro y tampoco es que se esforzase por ocultarlo.

Maxener y Doragon se pasaban la pelota, alabándose mutuamente como si sus anteriores faltas no existieran, suspiro con pesadez. Menuda panda de críos pensó para sí mientras se concentraba de nuevo en los planes de batalla, la exposición de datos no había sido muy locuaz, ahora quedaba esperar a ver que cursos de acción se sugerían o que medidas quería tomar el Emperador.

¿Orcos organizados? ¿Con un líder claro? ¿Y con pactos con un demonio? Los tarsinos se miraban con incredulidad. Parecía un cuento alrededor de una hoguera.

Permanecieron en silencio, escuchando a los demás. La poca información que habían dado era confusa, imprecisa e inverosimil. Además, que poco podían aportar en una supuesta guerra en las montañas.

 El comandante Doragoniano haría acto de presencia acompañado por nada más que dos soldados del ejército, cubiertos por sus armaduras oscuras que decoraban únicamente con telas rojas: por supuesto, no eran más que acompañantes para el albino, pues si alguien hablaría en nombre de su nación seria él.

 Ante la recibida de los guardias del imperio, y la afirmación el consejero del emperador, Arkham se guardaría cualquier comentario que pudiese pasar por su mente y procedería a tomar asiento en silencio, escuchando con atención las declaraciones de Galain sobre la situación actual, y la opinión de dos de los representantes de Maxener: así mismo, se percataría de como varios decidirían guardarse sus pensamientos... y su caso no seria distinto.

 Con aquella expresión neutral, pero pensativa, el comandante doragoniano se reservaría las palabras a cualquiera de las declaraciones o propuestas que se habían hecho, permaneciendo paciente intercambiando miradas de manera natural con los presentes más destacables, al menos por ahora.

Viendo como frente a la proposición de Alya de sacar información acerca de los demonios no solo no obtuvo éxito, sino que además parecía que había cerrado en banda a los reinos a proponer algún tipo de idea, parecía empezar a generar un ambiente más tenso, tanto que ni siquiera Ray, el consejero militar de Maxener, pudo aguantar.

Con un golpetazo - ¿Y ahora os callais? ¿Pero que panda de lideres de reinos sois si no sois capaces ni de aportar nada a un problema? ¿Así quereis a vuestras gentes? ¿Os importa acaso algo las vidas de vuestros ciudadanos?

Antes de que fuera a más, Cid puso la mano de Ray sobre su hombro tratando de alentarlo a que se callara y calmara a partes iguales. El enano anciano conocía bastante bien la vida del pelirrojo y sabía que si lo dejaba hablar iría a peor. - Por favor Ray, calmate, no es el momento ni el lugar, se como te sientes, pero debemos hacer las cosas de otra manera - Frente a dichas palabras Ray se volvió dando la espalda a la mesa y por tanto a todos los demás, cruzandose de brazos y callandose a la par que calmandose. Quizás por como actuó no asistió al evento anterior para festejar con el emperador.

-Les ruego a todos los presentes, disculpen los modales de nuestro compañero Ray, tiene sus razones para actuar así, se los aseguro, pero en la situación en la que estamos dudo que sirva de ayuda - con ello miró al consejero Galain, al cual, viendo las reacciones del resto de reinos, se vio obligado a ayudarle para que los distintos corresponsales dijeran algo - Como ya he mencionado antes, en mis largos años de vida he podido ver y experimentar, que no hay nada imposible. Por muy intrincado o increible que pueda ser la información que Galain nos está brindando, por ello no quiere decir que pueda ser menos real.

Alzandose un poco desde su sitio, aumentó el tono de voz entonces para hacerse oir - Siempre velamos por nuestros propios territorios, por nuestros propios reinos, y nos protegemos de los que están más allá de las tierras que podemos denominar como nuestras. A veces encontramos amigos, aliados o contactos con los que realizar algunas tareas, otras enemigos, amenazas o lugares que no deseariamos ni visitar. En esta ocasión no es distinto, la diferencia es que tenemos a nuestros aliados en una mesa para hablar sobre la amenaza que podría estar a punto de echarse encima de nosotros. Si, puede que penseis que tan solo atacarán al imperio de las nueve lunas si es que existe esa amenaza pero... ¿Que pasará si es real y ataca al imperio y este, ojalá no ocurriese, cayera a manos del enemigo? Tarsi, Animalia, Nueva Isolda, Khazalid Ungol, Doragon, incluso Maxener, podrían ser los siguientes.

-Es ahora cuando debemos actuar, cuando nuestra unión puede hacernos fuertes frente a un enemigo común, es ahora que debemos plantar posibilidades, conocimientos y estrategias para proteger nuestro mundo de esos demonios de otro plano y de los seres que manipulan y no otro. Y creedme que por la memoria de Theneul V, Maxener tratará de ayudar lo que haga falta contra dicha amenaza. - Igual el discurso no servía de nada, pero lo que trataba Cid más que nada era apoyar en esta ocasión a Galain y abrir las mentes de los responsables de otras naciones

El consejero Botán de Animalia había permanecido en silencio esperando a ver si algún otro reino se pronunciaba. Al ver como nadie había abierto la boca, con la excepción de uno de los componentes de la delegación de Maxener quien se había... extralimitado en sus palabras, decidió finalmente romper aquel mutismo. Hizo un gesto de calma al capitán militar que le acompañaba a quien se le veía notablemente tenso y comenzó a hablar.

- Delegados -dijo aclarándose la garganta- pese a lo que alguno de los presentes pueda pensar, sí que ha habido personas que se han movilizado y...

Saca los papeles que le tiende su capitán y los extiende en la mesa.

- En contraposición a la pasividad de Maxener, quien decidió que sentarse a debatir a la vuelta a su reino era una mejor opción, la gente de Animalia ya ha puesto en peligro vidas, e incluso algunos las han perdido, solo por conseguir más información para los reinos que hacen frontera con el ataque. Pese a que el Reino de Animalia... bueno, es una isla y los barcos orcos no aguantan muy bien el mar abierto.

Sus palabras iban teñidas con más veneno del que su propia piel exudaba per se.

- Y aunque no lo tomaré como un agravio, si exigiría una disculpa por parte de quien, desde la comodidad de su habitación en el Imperio, critica que el resto no hagan nada al tiempo que ciudadanos de un reino que no es el suyo pierden la vida por... lo que podamos llamar un bien común.

Lanzó una mirada directa a Ray.

- Por otro lado, los exploradores de Animalia han podido averiguar lo siguiente -señala un papel- parece que la Horda está mucho más organizada de lo que cabría esperar. El grueso de sus tropas es infantería, sobre todo ligera, pero también cuentan con caballería huargo. Además, sospechamos que pueden estar recibiendo ayuda externa, ya que al acercarse los exploradores fueron recibidos con bolas de fuego. Un hechizo un poco avanzado para el orco promedio... Sin poder estimar números exactos, se pudo averiguar que sus números se pueden contar por miles.* Requeriría, sin lugar a dudas, de un ejército combinado de bastantes reinos el repeler esta fuerza.

Después de que Botán de Animalia complementara lo que sabían con información que ni tan siquiera el Imperio parecía tener (o quizá no había querido compartir), varios murmullos de preocupación cruzaron la sala.

Un hombre con coraza y capa se acercó a la mesa para examinar el mapa. Todos sabían quién era, especialmente Arkham de Doragon, quien no podía disimular su desprecio: se trataba de lord Feldegast, Conde de Innismir, el enviado como representante del Gran Ducado de Nueva Isolde. Todos sabían también que el conde era el primo segundo del mismísimo Gran Duque de Nueva Isolde.

- Si lo que dice Animalia es cierto, entonces el peligro es mayor de lo que todos pensábamos. Nueva Isolde ha sido y siempre será un fiel aliado del Imperio.- dijo, mirando a Galain, quien le agradeció el gesto con una inclinación de cabeza.- Puedo decir que mi primo no dejará que su Majestad Imperial, que sé es su querido amigo, se enfrente a estas tribulaciones él solo. Podéis contar con nuestro apoyo, será para mí un placer firmar un acuerdo de alianza en nombre del Gran Duque.

La delegación tarsina se sobresaltó al oír las palabras de Botán. Sospechaban que Animalia se había adelantado a la situación, pero no que habían tenido contacto directo con la horda de orcos. Edés habló:

- Un digno sacrificio el de vuestros compatriotas. Y una acción valiente por vuestra parte. Mi pésame y agradecimiento. No obstante, los orcos ya saben que Animalia está del lado de las Nueve Lunas. Adelantarán sus planes para evitar más alianzas.

- Este es el tipo de información que Tarsi necesita conocer. No sólo rumores. Por favor, Botán, contadnos más ¿A qué distancia están? ¿Avanzan o acampan? ¿Pudisteis ver sus líneas de avituallamiento? Un ejército tan grande en tierra extraña sufriría mucho desgaste al perder su cordón umbilical con su hogar. 

- Galain, tal horda se ha formado a la sombra de las Nueve Lunas, y no se ha tenido información hasta prácticamente esta semana. - Edés residía allí y era activa en la corte... Y ni ella ni sus contactos habían sabido nada hasta la ceremonia -  Un ejército así no surge de la nada. ¿Que han ido informando vuestras patrullas fronterizas en los meses previos? Los orcos son salvajes y belicosos por naturaleza... Pero algo deben querer o anhelar como sociedad para marchar a la guerra unidos. ¿Buscan algo aquí? 

- Si no hay motivación concreta, una demostración de fuerza puede ser suficiente para desbandarles. Si hay algo más... A lo mejor es negociable y podemos evitar una guerra que, aunque ganemos, arrasará este reino.

Daganr se levantó claramente airado por los comentarios de la delegación de Maxener.-¡No señor, esto no pienso consentirlo! No es la primera vez que los delegados de Maxener meten la pata en sus formas y modales, así que no lo voy a pasar por alto. Una nación es responsable de escoger a sus consejeros, y si envían a mocosos descerebrados no comprendo como pueden llamarse a sí mismo una nación de sabios.-miró con severidad al resto de la sala y al Emperador.-Lo quiero fuera, fuera del Imperio de las Nueve Lunas, desterrado de por vida, y si por mí fuera le daría todo el tiempo del mundo para construir su absurdo cañón, que se metiera dentro y yo mismo los dispararía de vuelta a su casa. ¿Cómo demonios dais cobijo en Maxener a idiotas de este calibre? Buah, en fin, pero como no estoy en mis tierras no puedo obrar así, por tanto, solicito al Emperador que dictamine ese proceder. Seguro que así aprenden modales.- el tono del enano dejaba bien claro que si dicha medida no se tomaba de inmediato posiblemente fuera él quien se marchara.- Estamos tratando asuntos importantes como para venga un niño a distraernos con sus majaderías. Todos hemos acudido a la sesión de guerra, incluso los que no estaban invitados. Agradezco profundamente la iniciativa de Animalia y lamento sus perdidas, nosotros hemos aumentado el ritmo de trabajo en las fraguas, los cañones que le prometimos al Emperador para la campaña están en la fundición.

A mi parecer por muy organizados que estén creo que lo mejor será atacar sus líneas de suministros cuando avancen. El líder estará al cargo del ejército y todos los orcos querrán derramar sangre, eso podrán controlarlo, pero los que queden atrás para aprovisionar al grueso de la tropa serán contingentes pequeños, vulnerables,  objetivos fáciles. Si destruimos su comida el malestar irá en aumento y con el tiempo la situación se hará insostenible incluso para el más disciplinado de los generales. La campaña empieza ahora, no es momento de correr ni de prisas. La victoria se obtiene con paciencia y planificación.

Con la información que ha traído Animalia si el consejo lo estima oportuno desde Khazalid Ungol podemos destinar algún ingenio aéreo para intentar obtener más información táctica. Por otro lado, he visto que ahí un río que discurre hasta las cercanías del ejército orco tal vez la flota Tarsiana pudiera remontar el río cañonearlos y marcharse antes de que pudieran reaccionar. No planteo un ataque para causar bajas, si no más bien un tanteo para evaluar su capacidad de respuesta, obligándoles así a desvelar más de sus cartas y estrategias. Nadie en esta mesa quiere perder más medios, recursos ni vidas innecesarias. El problema que veo es que estamos actuando de manera individual y no en bloque, habría que definir una cadena de mando y concretar que va a aportar cada nación antes de seguir hablando o estaremos perdiendo el tiempo.-análisis, organización, paciencia y disciplina ese era el proceder que sugerian los enanos.