Partida Rol por web

Las nevadas otoñales habían comenzado una semana después de que el maestre hubiera concluido que el final del otoño estaba cerca.
 Con el frio llegaba siempre la preocupación a la hora de enfrentar el invierno, los granjeros pedían a los antiguos poder sacar una última cosecha para así poder afrontar la temporada un poco mejor. El Rey Ethan Bolton pensaba lo mismo que ellos pero no era una cosecha lo que quería, lo que él pretendía tener antes del final del invierno era el territorio de los Stark.
 No podía esperar hasta que el invierno pasara, eso podría durar años y las condiciones que tenia planeadas tal vez no se presenten luego de que el crudo invierno se fuera.
 Esa noche el rey ceno con su familia y ordeno que su bastarda Milicent fuera su copera, comió el cerdo con salsa de manzanas en silencio, su cabeza no se prestaba para escuchar lo que su familia quisiera contarle, esas cosas eran idioteces comparadas a lo que el tenía en mente.
 Luego de comer ordeno que toda la familia fuera al salón del trono, habían cosas que hablar con sus familiares y mientras antes fuera, mejor.

Una vez que llego al lugar se sentó en su trono y espero a que sus hijos llegaran antes de comenzar a hablar, había hecho llamar también a su guardia, a sus caballeros y a su maestre. No quería tener que repetir la noticia más de una vez.

-He tomado una decisión que nos compete a todos los aquí presentes.- Dijo en un tono serio. -Ya estoy cansado de esperar a que los Stark se debiliten, estoy cansado de meterme en escaramuzas con ellos y ya me canse de estar sentado aquí sin hacer nada.- Hizo silencio unos segundos y retomo la palabra.

-He invitado al Rey del pantano y al Rey de skagos para forjar una alianza y quitarle a ese maldito Rey Benjen Stark todo su territorio.- Hizo una nueva pausa, esta vez más larga. Quería oír que era lo que tenían para decirle antes de seguir hablando.

El maestre, sentado pero también apoyado en su cayado, observaba los rostros de los presentes con detenimiento. Los conocía a todos, a muchos los había traído al mundo, y todos eran peones en el juego del Rey. Sólo que él mismo era uno, pero tal vez con algunos privilegios.

Observaba porque no debía comenzar a hablar. Los demás tenían que dar el primer paso, o no darlo, pero él estaba para aconsejar y servir al Rey, y eso podía esperar a saber las opiniones de los demás.

No sólo era una decisión importante la que estaba tomando su Rey, sino que además podía resultar en dos grandes opciones: o una gran victoria, o una gran derrota. Lo bueno de su posición es que de todas formas sobreviviría, a menos que los Dioses decidieran llevárselo antes. Ya estaba viejo, aunque una parte de él no lo quisiera reconocer. Había visto nacer, crecer y morir a muchos, y más temprano que tarde le llegaría su turno. Pero antes había muchas cosas por hacer, una de ellas, ayudar a su Rey a lograr su cometido. Al menos eso quería ver realizado antes de irse, después de todo, no le daba lo mismo servir a un Stark que a un Bolton. 

Millicent giró un poco la cabeza, casi sorprendida por las palabras de su padre, el rey. Se encontraba detrás de él, un poco a la izquierda, de pie (y las pantorrillas empezaban a quejarse del esfuerzo). Desde su posición podía observar con facilidad el resto de los comensales, su familia. Y, sobre todo, podía ver si requerían de que se les rellenara sus copas. Cualquiera habría dicho que casi era como volver a atrás, a un tiempo en el que su función se limitaba a esperar a que se terminaran la sopa para retirar los platos. Pero, en el fondo, no le importaba. Era agradable estar con los tuyos, aunque fuera así. 

Se humedeció los labios rápidamente y ojeó al resto de la sala. Aún tenía en ellos el sabor del vino. Afrutado, pesado. Conquistar a los Stark. Durante el invierno. Oh, aquello sería peligroso y todo una aventura. 

Se inclinó hacia delante, solo para rellenar la copa de su padre.

(El Rey). 

No dijo nada. Sabía que si él quería saber su opinión se dirigiría directamente a ella. 

Al pasar los ojos por la sala, Millicent detuvo un instante de más la vista sobre Gorek. Solo un parpadeo, pero lo suficiente para ser notado por alguien que estuviera atento a sus movimientos. 

Escuche atento de que se trataba todo esto , al oir que mi padre estaba cansado de estar tan quieto no pude evitar que se dibujara una sonrisa macabra en mis labios. Visto a que todos aguardaban en silencio como su hijo Mayor, iba a tener la palabra con respecto al tema.

- La idea de eliminar por completo a los Stark me agradan, solo desconfio de con quien quieres hacer alianza Padre -me quede unos segundos en silencio-¿ Que tanto podemos confiar en ellos?-Pregunte en forma firme pero respetuosa, ya que le estaba hablando a mi Padre.

Con un gesto que pareciera ausente, el maestre levantó levemente la copa. Sabía que la bastarda del Rey vería eso y se acercaría a rellenar su copa... por primera vez de muchas.

Ni siquiera como copera debería estar presente... se está hablando Ethan... espero que no así con sus enemigos.

No le agradaba que la bastarda estuviera allí pero intentó ignorarlo haciéndose a la idea que era un comensal cualquiera mas. En su regazo descansaba au gato Demon, tan negro como la noche.

No dijo nada, dejó que sus hermanos se ocuparan de aquello y si ella podía ayudar, sabía perfectamente como hacerlo. Se removió mirando al rostro de sus hermanos, yendo del uno al otro con perspicacia.

Las alianzas podían ser buenas si se tomaba lo que quería pero la pregunta de Till no le sorprendió, estaba bien. Si su padre quería ganar, debía sopesar todas las habilidades posibles.

Durante la cena Gorek se mantuvo silencioso cuál tumba. Algo se palpaba en el ambiente, no sabía de que se trataba, pero lo percibía.
Lo percibía en el rostro de su padre, serio, meditabundo, hosco, e incluso más callado de lo normal, pero no más que Gorek, nadie era más callado y silencioso que Gorek.
Gorek apenas levantó la cabeza del plato, y a decir verdad apenas probó bocado, por lo que pudiera pasar prefería no sentirse pesado...

Tras la cena Gorek fué directo al salón del trono, su padre lo había convocado y no quería ni llegar tarde, ni perderse el más mínimo detalle.

Se había sentido honrado al ser convocado ante lo que parecía un consejo de guerra con todos los caballeros, por fin parecía ser uno más entre los Bolton, pero no pudo evitar una extraña sensación al ver que todos estaban allí, incluso las hermanas pequeñas, hasta la Bastarda.
Un pequeño pinchazo en el estómago le asalto al ver a esta.

Si hasta ella estaba allí, no debería ser nada demasiado importante lo que se iba a tratar -- pensó. -- Bueno, estoy aquí, eso es lo que importa. -- recapacito intentanto disimular el choque de emociones encontradas.

Cuando su padre habló, a pesar de la sorpresa que supusieron para él sus palabras, escuchó atento manteniendo el rostro tan impasible como el de un cadáver.
Luego escuchó a su mellizo, igual de sorprendido, e igual de impertérrito.

-- Por supue..es.. -- su voz se quebró interrumpiendo sus palabras. Se maldijo así mismo por aquella inoportuna muestra de debilidad, si hubiera estado solo se hubiera golpeado a si mismo.
Carraspeo un par de veces y lo intento denuevo.
-- Por supuesto que no son de fiar. -- logró responder a su hermano con aquella voz de ultratumba.
Hizo una parada y trago saliva para intentar, en vano, suavizar su garganta a fin de poder soltar un par de palabras más -- ¿Que tendremos que cederles a esos "reyezuelos" por su colaboración Majestad? -- dijo dirigiéndose a su padre y muy satisfecho de haber podido completar la frase de un golpe, y recalcando la palabra colaboración en claro gesto de menosprecio por la intromisión de extraños.
Aquello era a juicio de Gorek lo realmente importante, pues no quería sustituir a un "Rey" por otros dos "Reyes" a los que habría que combatir tras acabar con los Stark.

Oh... Gorek... el muchacho que emergió de la nada... pensó Krilan al escuchar la ronca voz del muchacho. 

Siempre le tuvo algo así como cariño, pero más que nada por lo extraña de su enfermedad y por las secuelas que le significaron. Él era un príncipe, pero no por eso lo tuvo fácil. Krilan lo ayudó con sus saberes e investigaciones, pero no por eso su voluntad no era admirable. 

Cuando lo cuidaba, no sólo hacía todo lo posible por salvar la vida del hijo de Ethan, sino que además estudiaba la enfermedad y probaba remedios y ungüentos en el muchacho. Nunca nadie lo supo, pero era así: era su conejillo de indias. De todas formas nunca lo puso en peligro de muerte, al menos no más de lo que ya lo estaba, ya que eso hubiera significado la muerte del maestre, o peor.

Mia estaba junto a su hermana disfrutando de la comida que habían servido ese día mientras la bajaba con algo de vino especiado ; notó como su hermana miraba a la bastarda y no a pocos le molestaba que estuviera allí pero seguía siendo hija del rey y tenía un papel que jugar , al igual que todos , y esta noche sería la copera . Mia tomó la mano de su hermana para que se centrara en ella y no en la bastarda y así tranquilizarla un poco . 

Luego los mayores comenzaron a hablar sobre que no se fiaban de los otros reyes , algo normal , pero a ella le preocupaba otro asunto , 2 reyes , 2 hijas . 

" ¿ Alguno de los 2 reyes o sus primogénitos será guapo ? , porque no creo que padre deje que un cualquiera esté conmigo ni yo pienso dejar que alguien que no me guste se gane mi mano " . 

A sabiendas de que posiblemente los matrimonios formarían parte de las negociaciones , ella se mostró algo más implicada para cuando sea el momento tener una mayor libertad . 

Padre ¿ cuando vendrán el rey del Pantano y el rey de Skagos ? . 

Gorek miró a Mia intuyendo lo que había detras de su pregunta, parecía que en cierto modo ella había pensado en lo mismo que él. Ella también parecía meditar en cual sería del coste del apoyo de los "Reyezuelos" en la guerra contra los Stark, pero a diferencia de él, que pensaba en posibles cesiones de las tierras conquistadas a los Stark a los "Reyezuelos", Mia parecía pensar en otro tipo de coste...

¿Vendería padre a sus hijas a cambió del apoyo de los Reyezuelos?
No pudo evitar apretar las mandíbulas con fuerza mirando una a una a todas sus hermanas...terminado con una larga mirada sobre la Bastarda para finalmente volverse hacía su padre a la espera de sus respuestas.

Millicent bajó los pequeños escalones hasta llegar al maestre. Llevaba puesto su mejor vestido. Bueno, su otro vestido. Y, aun así, en comparación de sus hermanas parecía una pueblerina. Se había trenzado el pelo para dar una mejor impresión. Dudaba que fuera a hacer el efecto buscado.

Sirvió el vino al maestre y, después, pasó un paño de lino para evitar que goteara. Echó una rápida mirada a sus hermanos antes de volver a su posición, detrás del trono. 

Al girar el rostro esbozó una sonrisa presuntuosa, casi divertida. 

Acudió rápidamente al llamado de su Rey y se llevó una gran sorpresa al ver a tanta gente ahí. La reunión que pensó sería un poco más privada, en realidad era un gran consejo con la mayoría de las personas de importancia en el castillo. Trató de ocultar rápidamente esa expresión confundida de su rostro pues ante alguien como Ethan no había que mostrarse inseguro en ningún momento. Se arrodilló ante su Rey y fue a ocupar el lugar que se había destinado para los caballeros que allí estaban, listo para escuchar lo que el monarca tenía que decir. 

Poco a poco fue digiriendo la idea que les había transmitido el Rey Ethan, Arthur despreciaba con todo su ser a los Skagos aun más de lo que despreciaba a los Stark y la idea de luchar hombro a hombro junto a ellos hacia que le doliera la cabeza de tal forma que parecía que le quería explotar. Y así también escuchó la intervención de los gemelos con atención, uno de ellos heredaría el trono por lo que ver su comportamiento lo ayudaba a ver cual era más digno de aquello.

Mientras escuchaba un pensamiento llegó a su mente e hizo que una sonrisa se dibuje en su siniestro rostro. Podremos cortar 3 cabezas por el precio de 1. Esperó a que quien tenía la palabra terminara su intervención y dio un paso al frente para arrodillarse ante Ethan Inclinando la cabeza.-Su Majestad si me permite...Dijo solicitando permiso para opinar. 

Una vez tuvo el visto bueno se levantó y subiendo el volumen de su voz un poco para que sea escuchada por todos agregó.-Esta puede ser la oportunidad no solo de acabar con Benjen Stark sino también con esos despreciables "Reyes". Si manejamos bien la situación y elaboramos un plan podremos tenerlos de aliados hasta acabar con los Stark y luego les daríamos el golpe de gracia para ponerle fin a su asquerosa existencia.  Todo esto siempre y cuando estemos un paso delante de ellos todo el tiempo. Arthur se pronunció con determinación y cuando terminó volvió a su lugar para dar paso a la intervención de alguien más. 

Gorek escuchó y asintió levemente a las palabras de Arthur.
Era una idea osada, aunque el mismo la había barajado, pero el intentaba mirar todas las posibilidades y eventualidades.

Los "Reyezuelos" podrían no ser dignos del título de Rey o de posear las tierras que deberían ser de los Bolton, pero seguro que no eran tontos y buscarian un seguro ante esta eventualidad, y quien sabe si ellos mismos no planeaban algo similar.

Nuevamente miró a sus hermanas...

Gorek volvió a apretar las mandíbulas con fuerza hasta que el rechinar de dientes fué audible en la sala.
Estaba claro que no le gustaba la intromisión de los "Reyezuelos"

Lyra Bolton había acudido a la cena vistiendo una hermosa túnica negra algo escotad con broches de ónice, también se había puesto sus hermosas joyas para mostrar lo que quedaba de su belleza otrora fulminante.
 Comió con tranquilidad, participando de las conversaciones de sus sobrinos y riendo de los comentarios que a veces hacían los mismo cuando comentaban alguna anécdota.

 Cuando fue hacia la sala del rey trato de ser las primeras en llega, conocía a su hermano y su obsesión con la puntualidad por lo que prefirió no terminar su postre y llegar entre las primeras que discutir con su hermano sobre conceptos de puntualidad cuando no se estableció un horario estimado.

 La noticia la dejo sorprendida y enojada, quería venganza por la muerte de su marido a manos de uno de los hijos del maldito Stak pero no toleraba tener que unirse a los malditos salvajes de Skagos que habían matado a su otro hermano.
-Su alteza.- Dijo en un arranque de temperamento –Me permito recordarle que fue Einar Bonegnawer quien mato a nuestro hermano y se lo comió cual presa de cacería.- Sabia que eso no le caería en gracia al rey pero no pudo dejar de mencionarlo.

Deje salir un suspiro de fastidio a tener que oir tantas idioteces juntas, sin contar que la voz de Mia se perdio en la nada y era a la que menos me interesaba oir.....ni a ella ni a esa bastarda ¿porque seguia aqui?, la tia tenia algo de razon, pero ¿que pasaba por la cabeza de mi Padre?

-Arthur  ¿contamos con los hombres y la fuerza suficiente para acabar no solo con los Stark si no con el resto de nuestros enemigos en una solo movimiento? -pregunte con un tono firme-¿Que es lo que tienes en mente Padre?-prosegui a preguntarle al Señor de la casa, al fin y al cabo el tomaria la decision que se le antojara 

Escuchó con atención la pregunta de Till, no le gustó ni lo más mínimo que se cuestione el poder militar Bolton, el simple hecho de que le haga esa pregunta le pareció ofensivo, pero Till era el hijo mayor de su Rey o bueno uno de los hijos mayores y debía tratarlo con respeto.

.- Así es mi señor, contamos con un fuerte y solido poderío militar. No estaríamos donde estamos si no fuera así .-Todo depende de la estrategia

A Vanya lo único que le importaba en ese momento era que podría ver nuevas personas, podría molestar a más gente y sobre todo, podría enterarse de cosas en la piel de su querido gato. Finalmente, si intentaban algo, ella podría averiguarlo antes que se diera. Eso de comerse al tío no era algo que se le fuera olvidar a la menor de los Bolton. Se mantuvo en silencio, sopesando cada una de las posibilidades y escuchando las palabras de los ahí presentes, Vanya tenía una cosa presente: era la menor, las responsabilidades, por suerte, no recaían en ella.

Observó a su hermana un poco mayor, pobre, quizá le buscarían un esposo a ella como había hablado con Till y bueno, la bastarda lo tenía aún más difícil; a la pequeña de los Bolton se le escapó una breve sonrisa que disimuló llamando a Demon para que volviera a su regazo y se reposara en ella. Siempre se sentía más segura cuando él estaba con ella. Aquello iba a ser muy divertido y ella estaba ansiosa por ver qué se daba, cómo se daban las cosas y quién sufría más; después de todo, siempre alguien terminaba sufriendo, ¿no?