Partida Rol por web

Rick y Sarah

Rusia - Guerra Civil - Año 1922

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25/11/2021, 13:25
Cabo Kirk Lazarus

Lazarus cogió las botas y se dedicó a golpearlas con fuerza contra las rocas. Estaban sudadas y el cuero blando, pero necesitaba estar suave de verdad y eso solo podía hacerse o con mucho uso o como los militares sabían hacer. De vez en cuando el cabo paraba y miraba a los dos con cierta incomodidad, pues entre ellos no se habían dado cuenta o no querían aceptar que al menos se gustaban, pero él les había visto mirarse y cuidarse mutuamente.

De hecho ahora mismo veía a Jester siendo el hombre de la teniente. Nadie más, salvo un médico, haría eso a unos pies tan sudados sin pensarselo dos veces y sin una pastilla de jabón. Y miró su mochila y estuvo a punto de ofrecerles la suya, pero no quería interrumpirles. Y mientras Mac lloraba en aquel momento de dolor, Lazarus seguía golpeando las botas con violencia mientras que en su cabeza visualizaba la del capitán Smith.

Y con disimulo se alejó un poco más de ellos, dándole la intimidad que necesitaban, aunque escuchó lo de la ración K. - No se preocupe teniente, si aún regalándola, se la tendrá que comer igual. - Respondió para alejarse un poco más, donde no pudiese escucharles hablar. Iban a necesitar esos minutos de soledad, porque luego volverían con todos...

Tras el castigo, el duro castigo que recibieron las botas, el cabo se acercó a ellos. - Creo que por ahora han tenido bastante. - Dijo algo sofocado y enrojecido por el esfuerzo. - Esta noche les daré otra paliza. No se preocupe teniente, las domaremos entre todos.

Y se acercó a por su mochila y se la cargó de nuevo en la espalda. - Sargento, con su permiso, voy a ver que hacen los soldados. No es que no me fíe de ellos. Es simplemente que... no me fío. Y sé que un conejo o una perdiz son siempre mejores que las raciones K. Teniente, nos vemos en un rato.

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30/11/2021, 18:42
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

Las llagas en los pies eran uno de los grandes enemigos del soldado. No las balas, la falta de sueño o el agotamiento psicológico o físico. Eran las llagas, porque constituían el principal obstáculo para continuar marchando y vencer los límites que nosotros mismos nos establecíamos.

¡Cuántas veces había visto a soldados más grandes que un roble caer llorando al suelo por no tener calcetines gruesos ni botas “domadas”! Nadie estaba a salvo de aquello, ni los oficiales superiores ni los más fuertes. Mucho menos Sarah, con su inexperiencia y falta de preparación.

-Sí, te va a doler, pero después te sentirás mejor -le dije, antes de retirarle los calcetines, sufriendo al saber que le iba a dolor lo indecible.

Los restos de piel muerta se adhirieron al tejido como si fuesen casi indistinguibles, dejando aquellas heridas de contorno redondeado al rojo vivo. Una vez descubiertas, debían sentirse como agujas en los pies. El agua provocó que Sarah llorase de dolor, pero se comportó como una auténtica veterana, soportándolo sin emitir un solo quejido. El agua fría cerraría los vasos y aliviaría momentáneamente las molestias, al menos el tiempo suficiente como para volver a enfundarse calcetines y calzado. Sería difícil… pero no imposible.

Cuando comencé a masajearle los pies, vi que su rostro cambiaba. Por un momento me pareció que seguía doliéndole, pero al oír mi nombre y la forma en que lo hizo, más parecido a un gemido de placer, sonreí.  Ella pareció avergonzarse.

-Por muchas cosas que busquemos en esta vida, siempre habrá pequeños placeres que superen a todo lo demás, como un cigarrillo tras un momento de estrés, un baño caliente en un día de invierno, o un buen masaje.

Mi mente deseaba evadirse en busca de otros pensamientos, de otras clases de “masajes”, pero no se lo permití. No podía darme el lujo de dejarme arrastrar por ellos a un lugar del cual me sería muy difícil regresar.

-Habría vendido mi alma por algo así cuando me sucedió a mí pero no te preocupes, no será necesario que tú lo hagas. Te dije que cuidaría de ti -le aseguré.

Sarah tardó en reaccionar pero cuando lo hizo, fue magnífica. Aquella era la actitud que quería ver en ella.

-Jamás se me ocurriría rechazar una invitación como aquella. A usted tampoco, ¿verdad, Cabo? -le pregunté a Lazarus.

El cabo le había estado dando una auténtica paliza a las botas de Sarah pero tuvo tiempo de responder a la broma. Sin embargo, lo veía alejarse de nosotros, como si pensara que era un estorbo. Quizás no me daba cuenta de la intimidad que teníamos Sarah y yo, a pesar de encontrarnos en una misión y vestidos.

Solo cuando hubo terminado de apalearlas, volvió a acercarse.

-Sí, será lo mejor. Además, Murray me tiene hasta los cojones así que será mejor tenerlo cerca, por si acaso. Asegúrese de que comen y descansan durante esta hora.

Yo había seguido masajeando sus pies, ignorando casi cualquier otra cosa, evitando ver aquello como otra cosa que sabía que no iba a ser y simplemente ayudándola de la mejor manera que podía.

Su posición era complicada, debido a su rango, porque en todo momento debía demostrar su valía de alguna manera, ya fuera física o mental. Eso me dio una idea.

-Escucha. Sé que todo esto está siendo muy duro y que lo será aún más a medida que avancen las jornadas. Pero tienes que hacerte con el grupo. Hacerse respetar es una de las cosas más difíciles que hay en un grupo militar porque eso se consigue de muy pocas maneras y que casi siempre es la misma: ser más fuerte que los demás. Así que te voy a proponer una pequeña trampa. Seguiremos marchando durante un par de horas más y entonces en condiciones normales yo diría que era suficiente por hoy. Entonces tú te adelantarás y dirás que no, que hay que continuar hasta que anochezca. Que los días están para aprovecharlos y que ya descansaremos por la noche. Eso será suficiente para demostrar que vas en serio. Sé que será duro, muy duro, pero esta noche tendrás tiempo de descansar. Hoy tienes que dejar las quejas de lado hasta que estés a solas. ¿Podrás hacerlo?

Le estaba pidiendo mucho y lo sabía, pero aquel primer día era importante. Sabía que con cada amanecer vendría un nuevo reto, pero no había que pensarlos todos a la vez, sino uno a uno. Y yo confiaba en ella, porque estaría a su lado a cada paso del camino.

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01/12/2021, 03:17
Tte. Sarah McDuncan (1922)

No quería mirarme los pies. Una cosa era ver el mal ajeno y otra el propio, pero por el dolor todo me decía que aquello no iba bien. Si no grité de dolor, fue para que los soldados no viniesen a ver que pasaba, no por hacerme la valiente ni nada. De hecho mis lágrimas demostraban lo mal que lo pasaba. Quizás llegase a ser una buena médica algún día, pero sin duda sería la peor paciente de todas.

Mientras me sonrojaba, vi a Rick sonreír ante mis dos palabras mezcladas con aquel jadeo de placer. Creí que se lo tomaría de otra manera. De hecho tenía la esperanza de que fuese así, pero nuevamente me demostró lo lejos que estaba de mi alcance.

- No fumo... ni fumaré y odio el olor a tabaco. - Le respondí a Rick. Sabía que él fumaba y por ser él y estar a su lado lo toleraba, pero normalmente huía de ese olor tan asqueroso que se pegaba a la ropa, al cabello y a la nariz. - El baño... dios, te aseguro que ahora mismo disfrutaría de uno, a pesar de no ser invierno... - Seguí respondiéndole imaginándome en una bañera, con el vapor saliendo del agua caliente y con el sargento masajeando mi cuello y no tendida en aquel suelo, descalza y con Rick frotándome los pies para aliviar el dolor y la hinchazón.

- Pero sin duda, el masaje es lo mejor... mmmmm... - Susurré dejándome llevar de nuevo por el placer y dejando de lado el dolor. Si eso era lo más placentero que iba a sacar de Rick en mi vida, quería disfrutarlo. Y no es que me quejase para nada de nuestras noches secretas abrazados el uno al otro, pero mi cuerpo pedía cada vez más y sin duda en aquel momento me lo estaba dando. De hecho, el placer era tal, que sentía como me iba excitando al imaginarle subiendo sus manos por mis piernas, imparable y seguro, sabiendo que era suya...

Tuve que dar gracias por ser mujer, pues de ser hombre, ya se me notaría el estado de excitación que tenía en el cuerpo. - ¿Hubieses dejado que otro soldado te hiciese esto? - Le pregunté sin darme cuenta de la excitación que sonaba en mi voz en aquel momento. Y cuando dijo que cuidaría de mí, le miré a los ojos y volví a llorar por la emoción. - Bendito el momento en el que nos conocimos, Rick Heatherly. - Le susurré agradecida por aquellas palabras.

Lazarus se iba alejando, por eso yo ya tuteaba a Rick desde hacía rato. Y cuando caí, les invité a comer ambos de la misma porquería que llevábamos todos en las mochilas. La diferencia entre ellos y yo, es que jamás había comido una ración de aquellas. - Me alegro, porque será la primera vez que las coma y no quiero estar sola en ese momento. - Le dije a Rick. - Creo que hay momentos importantes en la vida que es mejor estar con amigos o seres queridos y degustar una ración K, es uno de esos momentos. - Comencé a bromear ante la cercanía del cabo.

Y Rick le dio permiso a Lazarus para controlar a los hombres y me volví a relajar sintiendo las manos del hombre que amaba tocando de aquella manera mis pies. - Sé que es egoísta, pero te tendría así siempre... - Le susurré a Rick mientras Lazarus se alejaba con sus cosas. - ... creo que no he sentido tanto placer en toda mi vida de la mano de un hombre... - Le confesé sin querer y al darme cuenta de mis palabras me volví a ruborizar.

Si hubiese podido hubiera metido la cabeza bajo tierra aquella vez.

Instantes después, me explicó su plan y le miré aterrada ante la idea de caminar tantas horas. Si habíamos caminado ¿cuatro horas? y tenía los pies destrozados, al caer la noche tendría muñones. - Yo... - Tibuteé. - No lo sé, Rick... - Le dije. - Primero tenemos que pasar la prueba esa de las ruedas y a saber si hay algo más en el camino. Todos estarán pendientes de mí... de ver si lo consigo o si caigo... y sus miradas sobre mí, todos esos ojos... me dan miedo, Rick... superado eso y con un par de pastillas en el cuerpo, quizás aguante hasta la noche, pero no me pidas más... la tienda, no se montarla y dudo que pueda hacerlo, porque solo querré estar sola, escondida en algún sitio, llorando... lo sabes perfectamente porque ya me conoces. Simplemente es estúpido que no te lo confiese cuando sabrás que lo haré... desde que me conoces... creo que me has visto más veces llorar que reír.

Por supuesto era una exageración por mi parte, pero en aquel momento era como me sentía. Débil y asustada. Casi prefería pasar en ropa interior delante de todos ellos antes que hacer aquella prueba. - Pero si crees que puedo hacerlo... creeré en ti... - A fin de cuentas, eres el motor que me impulsa a seguir adelante. Ojalá pudiese decirte lo que siento y que sin ti no soy nada ni nadie.

- De hecho, si me quedan fuerzas, intentaré montar la tienda del demonio, algo que tampoco sé hacer y no saldré de allí hasta que me saques arrastras de ella. - Le dije seria, con mi mirada fija en él y con ganas de lanzarme a su cuello para abrazarle y escucharle decirme que todo iba a salir bien. Pero eso haría que dejase el masaje de los pies y... dios... realmente jamás un hombre me había dado tanto placer en mi vida...

... con ninguna parte de su cuerpo.

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01/12/2021, 04:07
Cabo Kirk Lazarus
Sólo para el director

- ¡Soldados! ¡Sigan a lo suyo! - Exclamó el cabo al llegar con sus hombres y los miró uno a uno, por si faltaba alguien. Normalmente el cabo siempre era uno más del equipo, pero a él le habían conocido ese mismo día y le habían visto arraigado a la teniente y al sargento y había sido llevado por el mayor hasta allí.

- Solo disponemos de una hora para comer, descansar e ir a cagar a los setos antes de ponernos en movimiento y cruzar la primera prueba... - Y miró a todos. - ¿A cuanto van las apuestas de que la teniente no lo logra? ¿Tabaco o dinero? Vamos, que quiero apostar por ella.

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01/12/2021, 04:12
Soldado Mark Cobden
Sólo para el director

- Por ahora he apostado 10 cigarros a que no lo logra y que es la primera en morir, ya me entiende. Pero estas nenazas no se atreven a apostar... así que si va con ella y la apuesta es real, deme esos diez cigarros. Yo me encargo de esta apuesta, señor. - Dijo Codben tendiendo la mano al cabo y este sacó tabaco de su mochila y se lo tendió al soldado. - Bien, uno a uno, ¿alguien más se atreve a apostar a favor o en contra de ella? Vamos, el cabo ya hizo su apuesta y cuando lleguen ella y el sargento se acabaron las apuestas.

Y miró a todos a ver si alguno sacaba cigarros de sus mochilas o qué hacían.

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01/12/2021, 04:16
Soldado Bill "Tocapelotas" Murray
Sólo para el director

- Yo tampoco creo que lo consiga y Risitas piensa lo mismo, así que aquí van mis diez cigarrillos y... Risitas, dale los tuyos, vamos... - Dijo Murray a su compañero al que no dejó ni hablar. Luego miró al cabo. - Se caerá hacia delante con esas dos pedazos de tetas que tiene, señor. Ya lo verá. No sé de quien fue la idea de que viniese, pero la cagó pero bien... por ella lo digo, por mí... es un placer tenerla aquí, aunque la verdad es que me gustaría tenerla en otro sitio.

Y Mark le dio una colleja cuando dijo eso y le negó con la cabeza el comentario.

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05/12/2021, 10:32
James "Kansas" Huckleson

Estáis todos equivocados. Puede que la Teniente sea un pan de leche pero con ayuda del sargento sería capaz de llegar al mismísimo infierno. Así que ahí van mis diez a su favor. Y asegúrate de anotar lo de todos estos primos, Cobden. No me gustaría que alguno de sus cigarrillos se "perdiesen" misteriosamente en esa libreta.

Kansas tomó un sorbo de agua de su cantimplora y miró con disgusto la ración K. La tenía a medio empezar y el hambre no terminaba de ser suficiente para acabarla.

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05/12/2021, 10:37
Raymond "Cigar" Blasson

Cigar estaba en cambio acabando su ración. Lanzó los restos al suelo y miró a los demás.

-Si no me fumara los cigarrillos apostaría en su contra, pero me jugaré mis condones. Por mucho que el sargento tire de ella, esas dos piernas no podrán tirar para siempre y dentro de tres días estaremos bajando el ritmo para que ella pueda seguir.  

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05/12/2021, 10:40
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

No dije nada respecto al tabaco. Sí, era un mal hábito, pero cuando tenías a la muerte tan cerca y  las noches eran largas, o fumabas o te volvías loco, y además, si sabías que a lo mejor la palmabas al amanecer, qué más te daba oler a tabaco. Por otro lado, constituía una manera estupenda de conseguir cosas. La gente intercambiaba de todo por tabaco.

-Muchos de esos chicos no se bañaría ni por error, pero supongo que eso ya lo suponías -bromeé, mientras me daba cuenta como se dejaba llevar por el masaje, que había pasado de ser un alivio para sus pies a una forma extraordinariamente eficaz de excitarme, porque con los sonidos que emitía, me imaginaba con ella en la cama, desnudos, practicando toda la noche.

-Bueno, quizás otro soldado no, pero una mujer sí -le reconocí. No me apetecía tampoco que un hombre me tocase, aunque fuese de manera inocente -. Pero nunca nadie me lo propuso así que... me conformaré con ser yo quien lo haga.

Al marcharse el cabo, se notó la sintonía que ambos teníamos y también que entre ambos la intimidad era mucho mayor de lo que imaginábamos. Aunque su comentario sobre el placer hizo que dejase de masajearle los pies y la mirara, al sentir que en aquella frase había más de un sentido.

Pero no, no podía ser. Quizás se había dejado llevar por el cansancio y el masaje. A lo mejor debía dejar de hacerlo. Pero lo cierto era que lo necesitaba. Necesitaba aquel masaje para revitalizar la circulación y volver a tener una oportunidad de seguir adelante.

Seguí dándoselo a pesar de todo, y no me detuve mientras su voz temblaba ante lo que le había aconsejado hacer, pero entonces, cuando acabó, sí que aparté mis manos y la miré con dureza.

-Sí, lo he visto, pero ellos no pueden verlo. Tendrás que sobreponerte y demostrar que puedes hacerlo, te guste o no, y aunque acabes con los pies destrozados. La tienda ya la pondremos entre el cabo y yo, pero tendrás que ser fuerte, y no me refiero a tu cuerpo, sino a tu mente. La verdadera arma de un soldado, de cualquier soldado, no son sus músculos sino su voluntad, y sé que la tuya es inigualable. Así que no quiero oír que te rindes o que tienes miedo. Estaré a tu lado, siempre, y te cuidaré, de día y de noche. Y los ojos son solo ojos, nada más.

Afortunadamente, mi confianza en ella parecía infundirle algo de lo que le faltaba y tendría que conformarme con eso. Los demás no sabían que tenían delante a la mejor mujer del mundo, pero me importaba una mierda. Cuando terminara aquella misión de prueba, todos recordarían su nombre y sabrían que era capaz de todo, incluso de superarse a sí misma.

Así que finalmente, volví a masajear de nuevo sus pies y sonreí para tranquilizarla.

-Además, si llegas hasta la noche, te prometo darte otro masaje, uno en los pies y otro en la espalda.

Aunque quizás después de eso tenga que irme un rato a solas.

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06/12/2021, 05:30
Tte. Sarah McDuncan (1922)

- Sí, lo sé... te recuerdo que llevo mucho tiempo de enfermera y sé lo que hay... y más cuando hace frío y el agua caliente es un artículo de lujo. Y si vienen de las trincheras... - Le hablaba a Rick, tratando de contener los gemidos para mí, pero me costaba hacerlo porque aquello era verdaderamente placentero. De hecho, estaba casi segura que si me tumbaba y me dejaba llevar por el masaje y su voz, alcanzaría el orgasmo sin hacer nada más.

-... por eso somos tan pesadas con los baños, por el riesgo de infección y de contagios de otras enfermedades, no por placer... bueno, con alguno si que ha sido un placer bañarlo... - Y miré a Rick a los ojos y me sonrojé cuando las miradas se cruzaron y tuve que apartar la vista, porque era de él de quien hablaba. ¿Quién si no? El resto solo me generó problemas...

- Bueno, eso aún tiene solución... cuando me encuentre un poco mejor, te daré un masaje en los pies... o los que necesites para avanzar mejor. Pero me da que hoy no será, porque cuando el día pase, creo que caeré muerta de dolor y no seré persona hasta dentro de dos o tres días... ya se verá. - Le dije a Rick segura de ello. ¿Para qué me metí en aquella locura sin estar preparada?

Y entoces expesé mis dudas y miedos sobre su loca idea y sentí como soltaba mi pie. Su rostro cambió a uno más serio, más duro y sentí entonces que aquello era no solo una bronca, sino un castigo "por portarme mal", como los llamaba John. Solo que el de Rick era distinto. Dolía, pero por dentro. Y me quedé helada y le miré asustada ante sus palabras. De hecho quise romper a llorar, pero tuve que contenerme, quizás por orgullo o para que no viese que me había hecho daño hablándome así.

Y cuando sentí que no podía más que al final iba a romper a llorar, Rick tomó en sus manos de nuevo uno de mis pies y comenzó a masajearlo, mostrándome una sonrisa cálida que me invitaba a relajarme junto con unas palabras más que alentadoras.

- No sigas subiendo el nivel de los masajes, Rick, porque querré devolvértelos al final todos y cada uno de ellos y es algo que aún no se hacer... - Si supiese la cantidad de cosas que no sabía hacer, no perdería el tiempo con mis pies... o tal vez sí. Y pronto volví a alcanzar ese estado de placer inigualable y sentía la calidez de sus manos como si buscase darme un placer prohibido para ambos.

Solo que no era así. Tan solo buscaba aliviar mi dolor de pies.

Pero era yo la que estaba loca por él y sus gestos me hacían perder la cabeza por lo que me hacía y me sentía estremecer. De hecho, podía sentir la humedad en mi ropa interior desde hacía rato y si no había gritado su nombre y le había pedido que me hiciese suya, era porque sabía que la cagaría y que aquello se terminaría.

Así pues seguí fantaseando con lo que podría ser y miré la hora. - Creo que... ya está bien por ahora... sino no nos dará tiempo a comer... - Le lancé la crema para las llagas* y no quiero que los soldados hablen de más. - Además, necesito el botiquín y lo tiene el idiota de Murray. Tengo que ponerme algo para el dolor y la inflamación y tendrá que ser un inyectable si quiero estar lista para seguir con esta locura.

Notas de juego

*no recuerdo si la usó Rick ya o no xD

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25/12/2021, 12:07
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

Con Sarah sintiéndose mucho mejor, la miré con una sonrisa y pensé que tampoco podíamos detenernos mucho más. Teníamos que ponernos en marcha, lo quisiéramos o no.

Aún nos quedaba demasiado camino por delante, mucho que caminar y también mucho que soportar, sobre todo ella.

Entendía sus dudas y también sus miedos, la inseguridad de que su cuerpo fuese a soportarlo y su mente fuera capaz de actuar como se esperaba de un oficial superior, pero estaba en una encrucijada y no le quedaba otra que aceptarlo. No podía hacer nada más que seguir adelante, lo mejor que pudiera.

Y cuanto más nos entretuviéramos, peor, porque el grupo pensaría que estaba demasiado cansada para seguir, así que finalmente, dejé de darle el masaje, conteniendo las ganas de acariciar su piel de otra manera y besarla para darle ánimos, y levantándome como si tal cosa.

-Está bien. Vayamos entonces con los demás, coge lo que te haga falta y con cualquier excusa apártate del resto para inyectártelo. Creo que has pasado lo peor, pero eso no significa que lo demás vaya a ser fácil. Pero confío en ti, Sarah, ya lo sabes y te lo he dicho, y Lazarus te ayudará siempre que pueda. En cuanto al idiota de Murray... ignóralo o mándale a la mierda, que para eso eres teniente.

Guardé la crema, esperé a que Sarah se calzase y cuando por fin estuvo lista, la ayudé a que se pusiese en pie. Era evidente que todavía le iba a doler, pero que tendría que soportarlo, como habíamos hecho los demás en tantas otras ocasiones.

Cuando regresamos, el grueso del grupo estaba bastante aposentado. Eso significaba que había que moverse y deprisa.

-¡ESTÁ BIEN, SOLDADOS! ¡HAN DESCANSADO, COMIDO Y CAGADO! ¡SE ACABÓ EL DÍA DE PLAYA! -anuncié, esperando, tal y como sucedió a continuación, oír gruñidos, maldiciones y protestas varias. Me giré entonces hacia Cobden, nuestro corredor de apuestas.

-Cobden, ¿cómo están las apuestas? -le pregunté, seguro de que se habría jugado todos sus cigarrillos en contra o a favor de Sarah. Quería dejar claro, no solo que sabía lo que sucedía sino también lo que opinaba -. Van dos paquetes a favor.

Después me acerqué a Lazarus. 

-Cabo, quédese atrás. No la ayude, pero intente que no le pierda de vista para que tenga una referencia. Si necesita algo, dígamelo.

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26/12/2021, 15:27
Tte. Sarah McDuncan (1922)

Una cosa era decir yo que nos fuésemos y otra que se hiciese realidad de la boca de Rick. Cuando sentí sus manos alejarse de mis pies lo lamenté con toda mi alma. - Sí, señor. Lo que usted diga, señor. - Le respondí a Rick en tono de broma, tratando de relajar mis nervios, esos mismos que me cortaron el apetito y al final me hicieron no comer nada. Ignoraba si el cabo comió algo, pero Rick tampoco iba con el estómago lleno precisamente.

Pero es que en ese momento no hubiese podido comer nada ni queriendo. Así que opté por no decir nada de la comida en ningún momento, ni cuando más tarde nos reunimos con el grupo. Gracias a que tenía los pies calientes por el masaje de Rick y la crema, los calcetines no fueron casi una molestia, aunque ponerme las botas si dolió algo más, tampoco fue nada traumático. Lo que más miedo me daba era ponerme en pie. Pero para eso estaba Rick pendiente de mí y cuando me tendió la mano, la cogí sin dudar.

Fue tal el impulso que cogí, que acabé pegándome al pecho de Rick y le miré un segundo a los ojos, para bajar a sus labios y sonrojarme, haciendo que directamente acurrucase mi cabeza sobre su hombro y le terminase de abrazar. - Gracias Rick. Te juro que no sé que hubiese sido de mí sin ti si no llegas a entrar en mi vida. - Y me giré y le di un rápido beso en la mejilla para luego soltarle y alcanzar mi mochila, dándole la espalda por completo para que no me viese ruborizarme de nuevo.

- Me duelen, pero creo que podré aguantar con antinflamatorio. - Le indiqué y entonces sí volvimos con los demás. En ese momento gritó a los soldados y algo me hizo mirarle con admiración y respeto cuando quizás mi reacción debía ser la de tener miedo. Pero no... de hecho, esa seguridad en sí mismo al hablar, me pareció hasta excitante, como un imán para mí.

Y mientras todos se quejaban y empezaban a recoger, corrí hacia el maletín, me preparé la inyección dentro del mismo, como si buscase otra cosa y luego lo cerré, ocultando la jeringuilla en mi mano. Murray me miró, pero no me dijo nada. Al menos no esta vez. - Sargento yo... voy... en fin... ya sabe... - Dije señalando unos arbustos, como si tuviese que ir a orinar. Aunque la verdad es que así era también, pues los nervios estaban ahí.

Mientras me alejaba de todos sin decir nada más, escuché lo de las apuestas de boca de Rick sin poder creerme que estaban apostando a algo, pero no tenía claro a qué aunque algo me decía que era algo donde yo estaba metida.

El pinchazo dolió lo suyo, más que nada porque es complicado pincharse uno mismo en el trasero y pedirle a Rick que me ayudase era algo excesivo... al menos en esta circunstancia. Si la siguiente inyección la preparaba bien, quizás le enseñase a ponérmelas. Seguro que sufriría menos. Tras evacuar también, regresé con el grupo quienes se habían colocado ya para empezar a cruzar la zona.

Me quedé la última, ya no solo por vergüenza y miedo a fastidiarla, sino para que la inyección me hiciese efecto cuanto antes. Ir saltando de un agujero de neumático a otro con cada pie, dejando caer el peso de todo el cuerpo y el de la mochila sobre las llagas, era un castigo muy duro.

Vi como Rick sacaba la carpeta donde irían las anotaciones y "los muertos" y me puse más nerviosa.

Primero cruzó el tipo que daba miedo, tras recoger la apuesta de Rick y lo hizo muy justo, pero cruzó. Detrás fue Murray, quien me dedicó una sonrisita que no me gustó nada, logrando cruzar toda la zona con su macuto y parte de mi equipo. Detrás fue aquel que no paraba de reírse y acabó tropezando al final. Menos mal que nos daban tres intentos en cada prueba. El tipo se debió de confiar al ver a sus compañeros, porque luego fue una bala e hizo el ejercicio a la perfección. Y así se fueron sucediendo todos hasta que llegó mi turno.

Miré a Rick, nerviosa, deseando que dijese que ya era suficiente y que debíamos seguir, pero no pasó y me tocó cruzar. Al menos estar dando pequeños saltitos nerviosa mientras todos iban pasando, mantuvieron a mis pies calientes y mis articulaciones listas, porque ni me lo creí cuando llegué al final sin fallar y casi tan rápido que el amigo de Murray... y a la primera. El cabo corrió detrás mío.

Tuve que contener mis gritos de alegría al lograrlo, pero mi mirada hacia Rick lo decía todo. Lo había hecho, lo que significaba que algunos se iban a tener que comer sus propias palabras y que, además, mi motivación para seguir y cumplir el plan de Rick de caminar hasta caer la noche, sería posible. Ahora solo le quedaba a él cruzar y a mí anotar su resultado... esperaba que al menos lo lograse a la primera... y crucé mis dedos por él sintiendo que el nudo en el estómago no se me había pasado aún.

- Tiradas (20)

Notas de juego

Marcas:

Risitas 14 (segundo intento)
Cigar 13
Tte. Sarah 12
Babyface 12
Kansas 10
Amigo 10
Teatime (segundo intento)
Washington 9
Chicken 9
Profesor 8
Quick 7
Cabo Lazarus 7
Murray 6
Codben 6
Mouth 6
Stalin 6
Ice 6

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26/12/2021, 16:04
Soldado Mark Cobden

- Lo siento señor, pero las apuestas van casi totalmente en contra de ella y eso que no se han animado todos. Parece que solo quienes tienen algo de rango confían en ella... ¡Oh! Y el pelota de Kansas, como no. Los demás... aún tiene mucho que demostrar. - Cuando dijo los veinte cigarros Cobden le miró. - ¿Está seguro, señor? Es el doble de lo que estamos apostando. Vale, como quiera... si quiere regalar así sus cigarros...

Pero cuando Sarah completó el recorrido, sin errores y a esa velocidad que no se esperaba ni ella, Cobden calló y se acercó al sargento, al cabo y a Kansas para entregarles sus ganancias, no solo en tabaco, sino que en condones también, conforme a la apuesta realizada. - A ver como lo hace, señor. - Le dijo entonces el hombre. - Su chica acaba de dejar en ridículo a casi todo el batallón con esa agilidad, espero que al menos usted defienda el orgullo del escuadrón.

Notas de juego

Mamona, ¿no tenías a más para meter? La próxima tiras tú por los tuyos xDDD

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02/01/2022, 20:29
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

Sabía que iba a ser difícil, que el terreno se lo pondría difícil, no tanto como los compañeros pero sí de una manera que lamentaría haberlo empezado, pero el ejército era eso, superar las adversidades, sobre todo las que nosotros mismos nos imponíamos.

Ayudé a Sarah a ponerse de pie cuando llegó el momento y al estar a punto de caerse y pegarse a mí, me sentí como si de pronto me hubiesen echado un cubo de agua caliente, aunque no tanto como cuando recibí aquel beso... que me dejó sin habla.

Aquel fue uno de los momentos en los que estuve más cerca de decirle cuánto la amaba. Pero no había tiempo y no podía dejarme llevar por mis emociones cuando había tanto en juego, como por ejemplo su futuro, así que me tragué todos mis sentimientos, me relajé, resoplé un instante... y me puse en marcha.

-E-estoy seguro de que podrás -le dije finalmente, antes de regresar con los demás.

Cuando nos reintegramos al grupo, no tuve ningún reparo en mostrarme como el oficial que era, poniéndolos a todos en marcha. Era mi trabajo y lo hacía bien. Pero no se me escapaba que habrían hecho apuestas, así que aprovechando la retirada momentánea de Sarah para inyectarse el antiinflamatorio, me dirigí hacia Cobden. Incluso él dudaba de que fuese capaz, pero yo no, y aunque lo hubiera hecho, mis apuestas siempre iban para los míos, ganasen o perdiesen.

A eso se le llamaba lealtad.

-Usted coja la apuesta, que ya se encargará ella de hacer el resto -le dije, antes de ponernos en marcha.

No puedo describir con palabras lo orgulloso que me sentí de Sarah aquel día, al ver como superaba sus miedos y les demostraba a todos lo que era una mujer obstinada y llena de energía. Mis hombres no habían estado tan acertados como debían y me encargué de anotarlo debidamente, pero ella... ella fue de los mejores.

Cuando todos acabaron, sabía que era mi turno, pero también que aquella sería una noche para recordar.

Cuando me dirigí hacia Cobden no lo hice para recoger mis ganancias, sino para dejarle claro una cosa.

-Puede que mantenga el pabellón alto y puede que no, soldado, pero ella ha demostrado que hay que respetarla por mucho más que ser teniente, y espero que sea así.

Dejé a Cobden con la mosca detrás de la oreja, enfadado por haber perdido, y me preparé para hacer yo la prueba.

Estaba demasiado oxidado y no fui precisamente de los mejores, pero tampoco me esforcé tanto como para que me importase. No tenía que demostrar que era el mejor, sino conseguir que los hombres lo fuesen y estaba claro que a la mitad del batallón lo necesitaba.

Hasta Sarah consiguió mejor tiempo que yo, lo cual la dejaba mucho mejor de lo que ninguno habíamos esperado.

-Bueno, señoritas. Está claro que muchos tenemos que mejorar estos tiempos, así que vamos a hacer una cosa. Teatime, Washington, Chicken, Profesor, Quick, Lazarus, Murray, Cobden, Mouth, Stalin, Ice y yo mismo, vamos a repetir el ejercicio. No podemos conformarnos con hacerlo como si fuésemos viejas de ochenta años. Así que en marcha. Poneros de nuevo a la fila y adelante. Quien gane obtendrá un paquete de cigarrillos por parte del sargento, que soy yo. ¡VAMOS!

Y antes de volver a hacerlo, miré de reojo a Sarah, guiñándole un ojo. 

Lo había hecho magníficamente.

- Tiradas (1)

Notas de juego

JAJAJAJAJAJAJAJAJJAA oops!!!

He sido yo? XD

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02/01/2022, 20:49
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

Yo volví a hacerlo igual pero al menos sí que vi que algunos de los hombres mejoraban sus resultados, como el Profesor, Quick o el propio Cobden, e incluso Ice.

Lo que no podía permitir era que se conformaran con tiempos mediocres y siguiesen campantes, pensando que todo estaba hecho y que no necesitaban esforzarse más. Cogí mi paquete de cigarrillos, uno de los que le había ganado a Cobden con las apuestas, y se lo lancé al Profesor. 

-Toma, repártelo con Quick. Tú no, Risitas. La apuesta era con los que lo intentaron de nuevo, no contigo, así que cierra la bocaza. Y no os penséis que hemos terminado con esto, señoritas. Aún estamos lejos de los mejores tiempos.

Me acerqué entonces a Sarah, por fin, y la miré directamente, pensando en lo mucho que había sufrido y cuánto se había esforzado.

-Ahora todo el batallón sabe que no eres solo una cara bonita con galones, sino que los tienes bien puestos. Puedes sentirte orgullosa.

Eso era lo máximo a lo que se podía aspirar en el ejército y Sarah lo estaba consiguiendo, y lo que era mejor, por ella misma, sin apenas ayuda de nadie.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Teatime (7), Washington (9), Chicken (6), Profesor (14), Quick (14), Lazarus (6), Murray (6), Cobden (11), Mouth, Stalin (6), Ice (10), Rick (8)

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03/01/2022, 04:29
Tte. Sarah McDuncan (1922)

Dejé las cosas en el suelo y fui a tomar el relevo a Rick con la carpeta para evaluar su ejercicio. - No te fuerces demasiado, acabas de salir de rehabilitación, podrías hacerte daño. - Le susurré preocupada por él y le vi acercarse a los hombres y hablar con ellos antes de ponerse su mochila y realizar el ejercicio.

Había estado mucho mejor que muchos de ellos, de hecho estaba en la media. Le miré orgullosa, pues para acabar de pasar por todo lo que había pasado y estar tan solo una semana caminando sin bastón ni muletas y fuera de la rehabilitación, lo había hecho estupendamente. No podía pedirle más.

Nadie podía pedirle más... salvo él mismo.

Y de pronto llamó a todos los que habían estado flojeando en aquella prueba, estaba claro que esperaba más de ellos y cuando fui a hablar y decir que esta nueva puntuación no contaría, Rick me guiñó un ojo y me dejó sin habla, con el corazón a mil y colorada. Al menos los hombres iban quejándose por un lado y por otro se habían picado conmigo y mi tiempo, así que estaban más centrados en ellos y sus compañeros que en lo que me pasase a mí.

En una hoja aparte, anoté todas las nuevas marcas, Rick volvió a repetir la misma, otros la mejoraron. Dije en voz alta los ganadores de aquello que les prometió el sargento y cuando se calmaron un poco les recordé las normas.

- Por desgracia esta nueva marca no se puede anotar en la hoja oficial. Solo pueden repetir los que han fallado la prueba y anotar la nueva marca. Pero constará como su nueva marca personal. A fin de cuentas, esta prueba es oficial y será repasada por nuestros superiores. Y creo que ya saben que cada mes, aquel grupo que mejor puntue en equipo y el soldado que mejor lo haga de manera individual, tendrá tres días más de permiso el mes siguiente, lo que significa tres días menos de guardias y ejercicios. - Dije con seguridad. Para algo me había aprendido todas aquellas normas.

- Y ahora, sargento, que recojan sus cosas. Debemos continuar la marcha. - Le indiqué a Rick con seguridad. - Ya hemos perdido demasiado tiempo aquí. - Y esta vez le guiñé yo el ojo al hombre que era dueño de mi corazón sin saberlo.

Los nervios no me dejaron comer nada, pero el subidón por como realicé la prueba tampoco me permitió comer nada, así como el estar en mi sitio durante unos momentos.

Y cuando Rick se acercó a mí para recoger la carpeta con los apuntes, no pude evitar regañarle entre susurros. - Te dije que no te forzases y vas y haces la prueba dos veces. Te necesito entero Rick, yo no podré sola con esto si me faltas tú... por favor, no más esfuerzos inútiles. Fue muy buena marca para como te estás recuperando, confía en mí... se lo que digo. - Y le sonreí para darle la carpeta y coger mi mochila y cargar con ella.

De paso recuperé el palo que me sirvió de bastón. Me ayudaría a caminar y cuando me encontrase peor, no se darían cuenta, pues ya tendría el bastón en mi mano y no cogería uno nuevo, demostrando así nuevamente mi debilidad. Solo esperaba que la parada de Rick se hicise pronto, les daría quince minutos antes de seguir, lo justo para pincharme de nuevo y evacuar si tenía ganas...

Porque las tendría.

Notas de juego

Marcas primera prueba:

Risitas 14 (segundo intento)
Cigar 13
Tte. Sarah 12
Babyface 12
Kansas 10
Amigo 10
Teatime 10 (segundo intento)
Washington 9
Chicken 9
Sgto. Rick 8
Profesor 8
Quick 7
Cabo Lazarus 7
Murray 6
Codben 6
Mouth 6
Stalin 6
Ice 6

Primera prueba mejor marca personal:

Profesor (14)
Quick (14)
Cobden (11)
Ice (10)

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15/01/2022, 20:34
Sgto. Rick "Jester" Heatherly (1922)

Sabía que no lo había hecho bien, pero me conformaba con aquello. No podía pedir más, sobre todo cuando como me dijo poco después Sarah, que aún no estaba completamente recuperado. Eso no era excusa para obtener aquellos resultados, pero no había otra cosa.

-La próxima vez lo haré mejor –le dije en voz baja -. Un sargento no puede hacerlo de esta manera y dar tan mal ejemplo.

Cuando volví a hacer la prueba, no esperaba conseguir una marca mejor pero al menos dejé claro que yo también estaba en el mismo grupo y que si ellos tenían que intentarlo de nuevo, yo también. Para muchas cosas, no podía hacer diferencias, porque era un soldado y debía actuar como tal, intentando siempre mejorar, por encima de cualquier problema que hubiese, como el cansancio o la pereza.

Pero lo que más me gustó fue ver a Sarah metida de lleno, por fin, en su nuevo rango, controlando las marcas, anotándolas, y ofreciendo recompensas en lugar de castigos, pues a menudo la zanahoria funcionaba mejor que los palos.

La miré, orgulloso, intentando que no se me notara demasiado, pues los soldados observaban con facilidad todas aquellas cosas, y en cuanto se refirió a mí, me cuadré y le respondí con seguridad, ignorando como buenamente pude aquel guiño.

-Enseguida, señora.

Después, me volví hacia los demás.

-Está bien, señoritas. Ya habéis oído a la Teniente. Quiero todo recogido en un minuto y sin rastro de que hemos estado aquí. ¡MOVEROS!

Cuando me acerqué a ella para coger la documentación, se inclinó hacia mí para recriminarme que hubiese repetido la prueba.

-No podía dejar que lo hiciesen ellos solos, Sarah. Como inmediato superior, tengo que dar ejemplo y estar a su lado, para lo bueno y para lo malo –le dije, dándome cuenta al instante de cómo sonaba aquello.

Igual que si estuviésemos en una boda.

Sin poder evitarlo, me ruboricé completamente, así que me volví con rapidez para que no se diese cuenta de ello, y me coloqué al frente de la marcha, mirando de reojo al cabo y haciéndole una señal para que se encargara de Sarah o al menos le echase un vistazo por si necesitaba algo. Sabía que estaba cansada y que las llagas le molestaban, pero también que era terca como una mula y que no se quejaría hasta que se derrumbase.

Esperaba que no llegásemos a eso y haber alcanzando el siguiente punto antes de que ocurriese.

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15/01/2022, 23:33
Tte. Sarah McDuncan (1922)

Debía reconocer que me excitaba escuchar a Rick dar así las órdenes. De hecho en parte agradecía ser su superior puesto que de lo contrario estaría todo el día subiéndome por las paredes ante cualquier orden suya, sobre todo cuando se ponía de aquella manera tan... brusca. Aún no entendía mucho de aquello, pero con el tiempo acabé descubriendo que se debía a que era verdaderamente sumisa en la cama y me gustaba que me dominasen. Quizás una secuela mental de tanto abuso, pero lo que no toleraba era el dolor, eso me rompía por dentro. Era digno de psiquiatría, pero en aquel momento tampoco me importaba demasiado, puesto que Rick no estaba ni estaría jamás a mi alcance.

Sí, era así de ilusa y me sentía como el patito feo del universo.

Por eso me resultaba fácil hablar con Rick, porque sabía que jamás habría nada y mis complejos me confirmaban todo aquello siempre. Además, nunca le veía mirarme de más, ni el pecho y el culo... no como hacían otros hombres con descaro cuando pasaba a su lado. Pero sabía que para ellos no era más que un objeto, como lo era para John y no quería eso para mí. Quería a alguien como Rick, que me valorase por quien era, que se preocupase por mí... alguien a quien amase como le amaba y le tenía tan cerca y a la vez tan lejos que realmente dolía.

Cuando me respondió a mi pequeña reprimenda le sonreí, pero se había dado la vuelta enseguida y no me vio. - Si te lo digo es porque me preocupo por ti. Aunque no me importaría estar otra semana entera cuidándote de manera exclusiva. - Le dejé caer para luego acercarme a su nuca.

Te ha faltado decir eso de "hasta que la muerte nos separe", no sabía que tenías intenciones de casarte con tu batallón entero... avísame cuando sea la boda, pues se que hay unos ligueros que volverán locos a tus hombres cuando te los vean puestos... - Aproveché la seguridad que tenía al no verle los ojos para soltarle aquella broma un tanto picante de por sí, pero que hubiese subido más de tono si en lugar de meterle a él me hubiese puesto yo como la que usaría el liguero.

Y dicho esto retomamos la marcha. Yo seguía con el mismo peso muerto que al principio, pero con el estómago vacío y la satisfación de no haber fallado la primera prueba. Mientras andábamos, uno de los hombres, de los cuales no reconocí la voz, preguntó que pasaría si ganaba yo al final. Por su tono sonó a tomadura de pelo, más yo tenía claro lo que pasaría. De hecho, para mí que lo debía comentar con otros soldados sin pensar que llegaría a oírlo.

- No se preocupe soldado. Si por casualidad llegase a superar a todos, cosa que dudo, pues no estoy preparada para ello y ustedes sí, cedería los días libres al siguiente en la lista. La satisfación de haber logrado superar las pruebas será suficiente premio para mí. Pero para eso aún quedan varios días y mañana podría fallar como ha pasado con algunos de ustedes.

Dicho esto, seguí caminando en silencio. El antinflamatorio, el masaje de Rick, la crema, todo iba funcionando a la perfección. De vez en cuando lanzaba miradas furtivas a Rick, sobre todo cuando ya sentía que mis pies empezaban a doler, que mis piernas se cansaban y mi espalda, no acostumbrada a llevar peso, se resentía. Al principio las miradas eran por verle caminar con aquella determinación, luego empezaron a ser lastimosas pues empezaba a encontrarme mal.

Usaba el palo para caminar y bendito él, puesto que llegados al punto en el que estábamos, comenzó a ser un verdadero apoyo. Y pronto comencé a sentir como mis gemelos se cargaban y volví a mirar a Rick, esperando que dijese que íbamos a acampar allí para tomarme ese rato de descanso, aprovechar para orinar y pincharme el antinflamatorio donde pudiese y de paso estirar las piernas... porque no sabía si aguantaría ese tramo de caminata que Rick me dijo que debíamos hacer y que debía ordenar yo.

Busqué mi cantimplora y bebí algo de agua. Tenía una sed tremenda pero sabía que si me pasaba iba a estar cada poco pidiendo parar, así que mantenía el agua en la boca un rato y luego la tragaba. Era un buen truco para aliviar la sed. Mientras usaba el palo simplemente para moverme normal, no tenía demasiados problemas para beber, pero en esta ocasión, que era mi punto de apoyo, noté como mis piernas me fallaron y di un pequeño traspies que casi me hace acabar en el suelo.

El cabo Lazarus estuvo al quite y le vi que se lanzó a ayudarme, pero cuando me vio mantenerme en pie mantuvo su postura y siguió caminando.

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16/01/2022, 00:00
Cabo Kirk Lazarus

- ¿Está bien, teniente? - Preguntó Lazarus a Sarah. - ¿Quiere que le diga al sargento que paremos? - Preguntó en susurros a la mujer quien negó con la cabeza. - Lleva ya un rato usando el palo como bastón, vi como tenía los pies llenos de llagas... teniente, parar no es rendirse y menos para recuperarse. - Dijo el hombre preocupado por ella.

- Creo que no tengo que decirle porque me metieron en su equipo... tanto el coronel como el mayor se preocupan por usted. No sé los motivos que les mueve a ellos, pero también el sargento está preocupado por usted... teniente, no sea cabezota... créame que con lo de hoy ya le ha dado a estos hombres una lección... - Larazus quería disuadir a Sarah de la caminata y que descansase, sin ser consciente de que iba a haber un tramo más solicitado por ella... aunque tuviese que moverse arrastras por el suelo, haría caso a Rick, pues creía ciegamente en él.

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16/01/2022, 00:07
Soldado Mark Cobden

Y tras ver el traspies y como el cabo se acercaba a la teniente, Cobden no se lo pensó dos veces. - ¡Nueva apuesta! ¡Diez cigarrillos a que la teniente no acaba el recorrido de hoy sin que la tengamos que llevar en nuestros brazos! ¡Vamos! ¡¿Quien se anima?! ¿Murray? ¿Risitas? ¡Eh! ¡Sargento! ¡Usted también puede apostar! ¡Pero tenga cuidado! ¡Esta vez no la veo como ganadora! - Dijo con una sonrisa en el rostro.

Algunos hombres comenzaron a decir sus apuestas y el soldado tomó nota de ellas. Murray y Risitas apostaron en contra de ella. El cabo no lo veía claro, pero apostó a su favor. Sabía que Sarah necesitaba ese voto de confianza.

- ¡Acordaros que os estoy apuntando! ¡Si perdéis, cabo, no digáis que no habíais entrado en la apuesta! ¡Quiero esos cigarrillos en mis manos para cuando nos detengamos! - Les dijo a todos los que se iban metiendo a apostar. Desde luego que a aquel hombre le gustaban demasiado las apuestas como para perder la ocasión de hacer una.