Partida Rol por web

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Sonrió pues aquella extraña situación le reconfortaba, él que no caminaba por el sendero de la normalidad desde hacía mucho disfrutaba de encontrarse en un lugar donde las reglas de la lógica no se sustentaban demasiado. Escuchó a sus compañeros a hablar y asintió a sus palabras, también a las de Daeron.

—Entiendo vuestra confusión, pues es vuestra primera vez siendo transportados a otro mundo y haciendo que vuestra consciencia vague de forma interdimensional. Yo tengo experiencia en esto, como apuntaba Alexa fui mago, lo que no deja de ser una simplificación de lo que realmente era, un Ley Line Walker y me uní a los Rifts Warriors tiempo atrás, poco después de que un hombre cactus, que era el líder del grupo en aquel momento, me pegara una paliza. Después de eso me volaron la cabeza dos veces y dos veces me sanaron, una de ellas gracias a la intervención de Alexa que salvó parte de mí. Eso es lo que todo los presentes sabéis de mí, más o menos —dijo antes de hacer una corta pausa—. Lo que nadie realmente creyó nunca es que yo era un escritor de éxito que provenía de otra dimensión y que al enfermar mi consciencia fue transportada a este cuerpo, bueno a este no, al anterior, porque nadie creía en los viajes interdimensionales. Espero que ahora que sois conscientes de que lo que digo es verdad creáis mi historia por completo y dejéis de llamarme el incrédulo. Porque los Otros saben que lo que digo es cierto y nos están vigilando, aunque yo también los vigilo a ellos.

Tras aquellas largas palabras bebió agua, hablar tanto le había dado sed, pero por el rabillo del ojo escrutó a sus compañeros para ver cómo reaccionaban a lo que había dicho.

Ahora que estaba vestido como una persona , medianamente presentable, se encontraba en mejor estado y cuando hubo satisfecho su necesidad de beber habló de nuevo.

—Yo estoy de acuerdo en no ir en el grupo suicida, tengo cierto apego a este cuerpo que acabo de recibir y pretende hacer que dure algo más que el anterior, no creo que me concedan un cuarto.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Estaba apoyado contra la pared, una rodilla flexionada y la planta del pie pareciendo apuntalar el corrugado del panel que hacía de pared. Miraba a unos y a otros con cierto aburrimiento, dejándoles sacar su mierda, los viejos fantasmas, la necesidad de demostrar que podía mear más lejos que el otro. Nada de todo aquello tenía sentido y, desde luego, si querían sobrevivir ya podían ir limando asperezas. El teletransporte, fuera bien o mal, solo era la primera etapa de un viaje con pocas posibilidades. 

-¿Habéis acabado o alguien siente la necesidad de seguir vomitando basura? -¿Tanto importaba el tema del liderazgo? Quedaba claro que Emil postulaba para ello pero eso sería en su grupo de seis. El otro, en el que se había encontrado gracias a su meditado y consciente silencio, debería organizarse-. Señora, caballeros, creo que es hora de partir y cuanto antes lo hagamos, menos energía perderemos y más posibilidades tendrá el segundo grupo -dijo-. ¿IAR Victoria, dónde debemos ponernos para iniciar el proceso?

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Bueno, ya tenemos los dos grupos hechos, así que podemos ponernos ya en marcha y salir de aquí. Si todo sale bien y volvemos a juntarnos, ya tendremos tiempos de celebrar que Daeron es un pedazo de héroe y un mago acojonante, y ya tendrá tiempo Emil de disputarle el liderazgo a quien le interese, que no es mi caso, lo mio es romper cráneos. Así que IA, ponte a hacer tu magia, o tu ciencia, o lo que cojones hagas, pero sácanos ya de aqui. 

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Con el hacha de plata al hombro voy escuchando a unos y otros. Desde que Raxus se presento voluntario para el segundo grupo, mi destino ya estaba claro; saldría de aquí de una pieza.

Una vez me termino la botella de agua, me quedo con ella de la mano sin saber bien que hacer, hasta que la sujeto en una de las tiras de mi calzón, en la pierna derecha, confiando en que no se caiga.

Me acerco al grupo de los que serán transportados primero y afirmo. Pues vamos al lío, toca volver a ser lo que éramos ahora en este otro mundo. Estoy seguro de que lo lograremos. Nos vemos en Antorcha, compañeros, y si no estamos ya dejaremos un mensaje de a dónde nos dirigimos. Ahora a esperar la teleportación en cuestión.

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Briaeros no iba a discutir sobre liderazgo, no era su función ni creía que fuera para lo que estaba aquí... Además de no estar del todo seguro de quién fue el último, con aquellos recuerdos que no acababan de asentarse. Aunque claro, la reconstrucción seguramente tiene estas cosas. 

-Pongámonos en marcha-coincidió, viendo innecesario añadir nada más. 

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- "Sí. La cámara contigua a esta, opuesta a aquella por la que habéis venido, es la Cámara de Teleportación. Ahí veréis una plataforma elevada que contiene seis círculos de metal. Hay que quedarse cada uno de pie encima de uno de esos círculos y permanecer al menos treinta segundos lo más quieto y tranquilo que sea posible.

Una cosa más. Os he implantado a todos conocimiento de la lengua Común Taldana, la más extendida en Numeria y en la mayor parte del continente de Avistan, aunque no es la única. Los bárbaros hablan Hallit, y puede que hayan restos de la Divinidad en los que podáis interactuar con textos escritos en mi lengua natal, el Androffan.

A quien quiera, puedo inocularle conocimientos de uno o los dos de estos lenguajes, pero debéis tener presente que eso ocupará el lugar de otros conocimientos futuros que podáis aprender o recordar. Al final resulta que el conocimiento sí ocupa lugar." -

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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A Halberd le disgustaba profundamente que el segundo grupo tuviera que jugársela de esa manera. Le hubiera gustado ser valiente y lanzarse de cabeza en la misión suicida... Pero se mantuvo en silencio, formando con ello parte del primer grupo.

— Eh, Raxus. Toma. — le lanzó la botella de agua para que la cogiera al vuelo — Si el teletransporte os manda al quinto pino, al menos que no vayas sediento por ahí. Aunque sea solo agua.... — él mismo empezaba a tener una sed que le dificultaba concentrarse, pero si sus compañeros iban a tomar ese riesgo qué menos que ayudar un poco.

Miró a Muxu con preocupación, aunque se alegraba de tenerla cerca, pero su silencio... La recordaba una persona tremendamente resolutiva y arrojada. Pero la deconstrucción -destrucción- y posterior reconstrucción había descuadrado las mentes de todos ellos en mayor o menor medida. Confiaba en que orgánicamente la reconstrucción hubiera ido mejor.

Habían tres puertas en la sala. Supuso que en una de ella estarían las unidades de teletransporte, como luego lo confirmó la IAR. Claro, era evidente que no iban a teletransportarse sentados en aquellas sillas. ¿Qué contendrían las otras dos? Lamentablemente, cada segundo contaba, pero tal vez hubiera algo que aumentara las probabilidades de supervivencia en aquella tierra hostil.

— Sí, pues vamos allá. Cada segundo cuenta. Oye, eh... Victoria, — le dijo a la IAR a medio camino de la puerta que daba a la Cámara de Teleportación — ¿A donde llevan las otras dos puertas? — lo que respondiera la inteligencia artificial sería una buena forma de saber si compensaba o no lo consumir valiosos segundos buscando lo que pudiera haber tras ellas.

En cuanto a lo de tener acceso al nuevo idioma, con la tecnología tan fascinante que le rodeaba, le resultaba tremendamente interesante poder leer los textos que pudieran encontrar entre los restos de la Divinidad que consiguieran localizar. En un mundo primitivo, tener acceso a textos que podían ser sobre aspectos técnicos de la nave podría ser algo realmente útil. O quizás no... Pero en cualquier caso...

— Bueno... a mí no me importaría aprender el Androffan. Quizás nos sirva si algún día nos encontramos algún resto de la Divinidad. Y tampoco soy mago como para tener que almacenar tantos conocimientos. — dijo encogiéndose de hombros, observando los gruesos libros que portaban algunos de sus compañeros.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

- "Ambas están fuera de servicio desde que esta naveta se estrelló y no pueden abrirse. Una conducía a un área de mantenimiento y otra a un dormitorio-hospital." -

- "Bien, Halberd, siéntate en uno de los asientos más cercanos al núcleo central. Te ajustaré un casco de transmisión de datos. Te advierto de que el proceso es un tanto invasivo y puede llegar a ser doloroso. Procura permanecer relajado y no moverte." -

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Halberd miraba las puertas cerradas. Tal vez pudieran abrirse con calma... Si no corriera tanta prisa. A pesar de que era consciente de que había que salir pitando de allí, algo también lo retenía. Era la tecnología que allí había. Habían pasado siglos y aún funcionaba, estrellada a trescientos metros bajo tierra. Una tecnología que había sido capaz de reconstruirlos y traerlos a tanta distancia, y que pronto quedaría allí enterrada y olvidada. Si nadie aprendía el idioma, probablemente se perdiera para siempre en esa tierra de bárbaros 1primitivo. Era tan increíblemente fascinante que casi había olvidado la desconfianza y el miedo.

Casi. Eso de introducir un idioma en su cabeza de forma invasiva y que pudiera resultar doloroso le hacía acercarse al asiento que le indicó la IAR con pasos dubitativos, cargado de recelo. Pero la posibilidad de volver a tener contacto los restos de la Divinidad y todos los secretos que podían esconder le convencieron de que merecía la pena.

— Id abriendo vosotros, no creo que esto tarde mucho... — o eso esperaba. Al igual que esperaba que el proceso no requiriera un tirón muy grande de la poca energía que quedaba.

El enano se sentó. Sus piernas quedaron colgando del asiento. Cerró los ojos y apoyó la cabeza en el respaldo. Respiró un par de veces, esperando.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Los cierres magnéticos se cerraron y Halberd quedó sujeto a la fuerza al asiento, mientras un yelmo de aspecto ominoso se cernía sobre su cráneo. Poco después sentía el taladro en su cráneo y un espantoso dolor.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Cuando Halberd quedó inmovilizado y vio la especie de casco que descendía, pensó que tal vez no había sido tan buena idea. Sí, habían sido reconstruidos de un modo asombroso aún con algunos defectos, pero esa nave tenía siglos. Y Halberd sabía que con el tiempo hasta las mejores máquinas pueden fallar... si no que se lo preguntaran a los dos huéspedes de las cápsulas que habían quedado en la otra sala.

Pero ya era demasiado tarde. Tomó aire profundamente una vez más para relajarse cuando el casco se acopló a su cráneo. Apenas le dio tiempo a pensar que le iban a freír el cerebro cuando notó una broca perforando su cabeza, y apretó los párpados y la mandíbula. Perdió la noción de cuanto tenía a su alrededor. En ese momento tan solo existían ese taladro percutor y el atroz dolor que lo acompañaba, y que no parecía acabar jamás.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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No se tardó demasiado en decidir los grupos aunque, a Shidi, el duelo entre Emil y Vicky por aclarar el liderazgo de los Ritfs en esos momentos le pareció total y absolutamente infantil. ¿No habrá tiempo para eso luego? No saben ni donde nacieron pero sí quien nos lideraba. El mercenario puso cara de estar masticando clavos, negando con la cabeza. — Follad más y discutid menos, lo importante es salir de aquí ahora. — Comentó sin miedo alguno a represalias por parte de la ex-alcaldesa, levantándose de la butaca para ir donde el elfo y extender la mano con la botella vacía lista para su recepción. — Guárdamela, ¿Quieres? No tengo bolsillos en este trozo de chatarra. — Solicitó, golpeando la placa pectoral con los nudillos de la otra mano libre. Luego, se quedó a su lado, en un gesto que podría interpretarse como apoyo a su liderazgo temporal.

Observaba a Daeron, presa de algún tipo de shock al juzgar la mísera opinión que tenía de sí mismo y sus capacidades. Estaba claro que, al menos en su caso concreto, sufriría algún tipo de amnesia o similar. No iba a culparlo, ese hombre le había salvado la vida tiempo atrás y tenía una deuda para con él, deuda que debería saldaría con sumo gusto. No podía explicarlo pero, de alguna manera sentía un vínculo con él, fuerte y poderoso, que le impedía verlo con malos ojos pese a su educación anti-mágica. Fue grato ver in situ, como recibía el apoyo de Alexa y Emil, refrescándole la memoria con un pequeño resumen de quien habían visto que había sido. — Brindaría por eso, si hubiera algo con lo que hacerlo. — Aportó, haciendo un gesto de camaradería a Drognan.

Pasó del discurso de Thomas, prefiriendo ajustarse un poco mejor la armadura, comprobando la maniobrabilidad de brazos, piernas y giro de cintura. Estaba un poco abrumado, por otra parte, de pensar tanto en todo lo que les había sucedido, necesitaba algo de acción y pronto. Por suerte, había quien compartía su parecer, no le sorprendió que fuese Xavier quien azuzara al personal para que se pusiera en marcha.

La información aportada por Victoria le pareció bastante útil, a ella sí que le prestó más atención que al incrédulo, desde luego, sorprendiéndose bastante ante la aparente facilidad de aprender idiomas que la IAR ponía a su disposición. Tras Halberd, él levantó la mano, altamente interesado, ya que tenía la corazonada que tarde o temprano se tomarían con esos bárbaros y podría ser conveniente hacerse entender con palabras en lugar de puñetazos... Que también.

— Me apunto también a la clase de idiomas, el Hallit para mí. — Solicitó, esperando su turno. Tomó nota del proceso, claro está, por el que habría de pasar, así podría concienciarse mejor y prepararse en caso de ser más doloroso de lo anticipado.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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El enano no parecía que se hubiera freído demasiado, había un cierto aroma a churrasco de cerdo o similar, pero Shidi lo atribuyó tal vez a un creciente apetito. Esperó a que la silla estuviera libre y se sentó sin vacilación, no antes de limpiarla un poco con un par de sacudidas. ¿Qué podría pasar? Un poco de dolor podría soportarlo, claro que sí. Hizo un gesto con el pulgar hacia arriba a la IAR cuando estuvo listo.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

Dudó sobre la necesidad de aquel volcado. Y sobre el pago que debía hacerse. No era algo gratuito sino que impediría otras cosas quizá potencialmente más interesantes. Tampoco iba a darle más vueltas.

Se dirigió a donde la IAR les había indicado y ocupó su lugar. Cerró los ojos y se concentró en su respiración, sin pensar en nada. Cuanto más relajado, mejor. Pensar en la posibilidad de un error, de acabar integrado en un árbol o roca, o aparecer a mil metros de altura, no era sino llamar a la desgracia. 

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Las palabras de Shidi hicieron que Emil enarcara una ceja.

- ¿Follar más y discutir menos?- pensó mirando a Vicky.- ¿Dónde hay que firmar?

No dijo nada sin embargo, hasta que su compañero le trajo el botellín de agua, que procedió a guardar en otro de los bolsillos.

- No te preocupes, me encargo. Y sí, a todo. Lo importante es salir de aquí.

Y quizás por ese pensamiento o porque, con más o menos drama ranger ya estaban encaminados, Emil cesó en su hasta ese momento interminable verborrea. Se apoyó en la pared, y observó como la inteligencia artificial procedía a dar el regalo del idioma tanto a Halberd como a Shidi, sin hacer ningún comentario. Realmente había dudado pero no le gustaba trastear su mente más de lo impresincidible, aunque reconocía que, dado el calvario que acababan de pasar, tales recelos eran un poco ridículos.

Luego vio como seis de sus hermanos de armas se ponían en el teletransportador. ¡Eran tan jóvenes todos! Y no lo entendían. De alguna forma él había creado los Rift Warriors, aunque luego se había desentendido de su creación durante largos años. Su mente era fuerte, la había adiestrado para ello, y los recuerdos estaban allí. Como los recuerdos de todos los caidos.

- Suerte compañeros. Nos vemos pronto o en Antorcha-  dijo mirando como Briaeros, Equilibrium, Halberd, Muxu, Thomas y Xavier ocupaban sus posiciones en aquella máquina de teleportación.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Tras coger la botella de agua que le lanzaba su compañero, se quedó observando en un discreto segundo plano, curioso ante la forma de la IAR de enseñar los idiomas a los dos voluntarios del grupo. Era una forma efectiva y un tanto directa de aprender unos dialectos que seguramente les vendrían bien para desenvolverse en su nuevo entorno. Claro que Raxus no era muy de dar discursos y charlas, por lo que no se ofreció para una clase express de aprendizaje de nuevas lenguas. 

MOMENTO: DESCONOCIDO.

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Alexa se recostó en la pared metálica de la sala de Teletransportación, con una expresión levemente preocupada. No podía reconocerlo, pero ahora que estaban juntos de nuevo, le costaba separarse otra vez. No había más remedio, por ello calló, pero en su fuero interno, la despedida que dedicó al primer grupo, fue emotiva. 

Sin embargo, en apariencia, sólo se preocupó de que cada uno de los que iban colocándose en sus sitios, lo hicieran bien.

-Chicos, aseguraos de que estáis dentro de la zona, y no os mováis. No querría que alguno perdiera la nariz. U otra cosa. Nos vemos al otro lado, buena suerte.

MOMENTO: DESCONOCIDO.

LUGAR: ÁREA DE RECUPERACIÓN.

El proceso había sido más doloroso de lo que había pensado en un principio, pero terminó al fin. Abrió un ojo y luego el otro. Tenía la respiración acelerada. La sensación de introducir a la fuerza conocimientos en su cabeza había sido perturbadora, pero ya estaba hecho al parecer.

*Snif snif*

Un delicioso olor a bacon que le hizo salivar inundaba el ambiente. Delicioso hasta que se dio cuenta de que provenía de él mismo, concretamente de sus orejas.

— Ah, joder... — se bajó de un salto de la silla, y se tambaleó un poco aturdido, pero se recuperó enseguida. Sacudió la mano frente a él disipando los restos de humo que aun flotaban cerca de él. No se notaba demasiado diferente salvo por un ligero dolor de cabeza residual, pero supuso que llegado el momento podría acceder a los datos que habían volcado en su cerebro. Shidi ocupó su lugar, y él por su parte se encaminó hacia la plataforma de teletransporte junto a los demás miembros del grupo seguro.

Se situó en el círculo correspondiente, aferrando su maletín. Sintió una punzada de culpabilidad por marcharse en el primer grupo, y deseó con todas sus fuerzas que los demás lo consiguieran.

— No os olvidéis de ordenar a la IAR el cierre total de todos los sistemas para disponer de toda la energía posible. — dijo sin querer pensar demasiado en que el volcado de datos en su cerebro habría pegado un pellizco a la energía remanente. Desde su círculo miró a los que quedaban allí. A pesar de que no se había fiado demasiado de ellos al principio, cada vez estaba más convencido de que eran sus compañeros. Y eran buenos compañeros. Incluso el tipo ese de los reflejos rosas. Ese tal vez el que menos.

Un gesto de preocupación le arrugaba la frente mientras los miraba uno a uno:

— Bien, mucha suerte. Estoy seguro de que nos veremos todos de nuevo. — dijo, obligándose a sonreír finalmente.