Partida Rol por web

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HORA: POR DE LA TARDE.

LUGAR: CUEVAS COLINA NEGRA.

CLIMA: (EXTERIOR) INVERNAL. CIELO LIGERAMENTE NUBLADO

Halberd levantó una mano en dirección a Muxu, tratando de afinar el oído y discernir lo que estaba ocurriendo más allá de Alexa. Negó con la cabeza.

— No estoy seguro... Creo que Raxus se ha lanzado al ataque contra algo, y me parece que no está yendo demasiado bien. El bueno de Raxus debe estar echando de menos tu protección mágica. — se mordió el labio y miró la caverna que tenían sobre sus cabezas. Resopló con fastidio observando a Thomas y Alexa apelotonarse en la salida. — Esta cueva es tan estrecha y somos tantos que no podemos hacer nada. Esperemos que no tengamos que salir por patas...

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- ¡Shidi, retrocede! ¡Que nadie más entre en la zona de luz, ciega!- ordenó Emil que a duras penas había logrado soportar el efecto.

No es que fuera una situación que le agradara. Su idea fundamentalmente había sido esperar antes de seguir avanzando pero, de una forma u otra, se habían visto envueltos en un nuevo combate. Y para colmo uno de los guerreros había quedado cegado por lo que le había oido susurrar. 

Suspiró mientras afortunadamente sus ojos (bastante sensibles en general) aguantaban bien el brutal destello, y se acercó hasta el nuevo enemigo, dispuesto a golpearle con fuerza con su battón, empuñado con ambas manos.

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No, la lanza corta no era una opción, Alexa lo comprendió en cuanto asomó al final de la zona de Colmillos y vio al grupo de guerreros que intentaba neutralizar a esa... cosa. El fulgor que emitía era cegador, pero por suerte ella estaba fuera de su alcance. Sus compañeros estaban demasiado agrupados como para que un lanzazo no supusiera un riesgo muy alto de que les diera a ellos en vez de al bicho.

Dejó la lanza en el suelo, donde seguía iluminando el paso, y sacó y cargó su ballesta. Era mucho más precisa. Además, se dio cuenta de que con su cuerpo la mística estaba taponando la salida, y así tampoco los que venían de atrás podían hacer nada. 

Por eso se adelantó y se hizo más a la derecha, saliendo de la boca del túnel, buscando un mejor ángulo de tiro. Si había un resquicio de visión viable, Alexa pensaba disparar...

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Briaeros escuchó las órdenes de Emil, pero simplemente no estaba en su naturaleza dejar a sus compañeros a merced del peligro, así que se adelantó con paso firme, el estoque en la mano y claro gesto de desafío, dispuesto a convertir a aquella cosa en una brocheta tan pronto se pusiera a tiro. 

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-Debí haber lanzado el conjuro de armadura antes de entrar, que torpe he sido... Raxus... yo... nunca pensé que esas aguas me afectarían tanto.- Se preocupaba la maga alcaldesa, las náuseas la obligarón a permanecer en la primer playa más tiempo del previsto y se sentía una inútil. Mi lugar no es al último, es en segunda línea, puedo proteger de forma zonal a mi amigos pero debo espabilar. Una parte de ella tenía plena confianza en su compañero titán juicer, el cual ya había demostrado ser de los más letales y en la conversación privada que mantuvieron parecía sentirse seguro de sí mismo con su pecho al descubierto.

Halberd comentó sobre lo estrechos que eran esos túneles y Muxu asintió, no podía estar más de acuerdo. Buscó a Equilibrium con la mirada, parecía estar ayudando a Vicky a subir.

-Oye, Equil, ¿Recuerdas cuando hacías gala de cuánto peso podías llevar? Bueno. ¿Cómo te ves con sesenta kilos de Muxu sobre tus hombros? Si estos túneles siguen así de estrechos haría bien alcanzar un mejor ángulo para disparar la ballesta, si el techo lo permite, claro. ¿Qué opinas?- Porque si esto no cambia a una zona más abierta, solo un par lucharán mientras los otros miraremos el espectáculo.

Alexa parecía moverse dejando paso, y la maga alcaldesa avanzó cargando su ballesta mágica, lista para disparar.

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Superadas las nauseas consiguió avanzar tras sus compañeros, trepó con bastante facilidad y se colocó tras Alexa tras sortear las piedras del camino. 

Sus compañeros estaban trabados en combate con un ser extraño y para el que él no encontraba palabras para definir. Echó mano a la cintura y buscó su pistola, pero ya no estaba por allí. En su lugar encontró una ballesta con la que nunca había disparado. Suspiró mientras repasaba mentalmente sus conjuros para ver cómo ayudar a sus aliados, por desgracia nada le convenció demasiado.

Sacó la ballesta y comprobó, con bastante pesar, que el arma estaba descargada. Pese a su ausencia de experiencia, en su cabeza utilizar dicha arma era algo realmente sencillo. Rebuscó entre sus pertenencias para sacar un virote mientras hablaba a Alexa.

—Yo creo que si te echas a un lado me cabe —dijo mientras preparaba el mecanismo del arma para poder disparar el proyectil—. El virote quiero decir.

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- No sigáis avanzando. No podemos permitirnos más cegados. Raxus, Shidi, retroceded poco a poco- indico sin demasiada esperanza que la panda de locos que tengo por camaradas me hagan caso.

Tanto Briareos como él mismo habían logrado golpear al ser con bastante virulencia y esperaba que no pudiera soportar mucho más castigo, mientras se preparaba para tratar de volver a golpear al mismo, buscando un hueco en su defensa, atento a los movimientos de Briareos.

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La suerte que Shidi trajo cuando llegó a este mundo ya era escasa cuando despertó, lo fue apreciando a medida que transcurrieron los últimos acontecimientos. Que un vulgar paleto armado con un arma mágica le dejase fuera de combate, atravesando su armadura, fue una señal clara y evidente de que las cosas habían cambiado. Sus recuerdos, esos que considera, pueden ser en gran medida falsos, le dibujaban otro panorama totalmente distinto de sí mismo. ¿Acaso perdió algo en el proceso que la IA tuvo que realizar para reconstruirle? Volver a recordar aquello, le producía un terrible sentimiento de desarraigo.

Tenía unas ganas de empezar a demostrarse que podía ser mejor, que las cosas no estaban tan mal, actitud y disciplina, ayudar a Raxus con ese próximo enemigo antes que Briaeros aparezca de la nada y también lo liquide. El cíborg era envidiosamente letal, pero lejos de piques recordó cuál era su principal labor; Atraer y contener. Se las prometía felices cuando se aproximaba a aquella criatura, apretó el mango del martillo de guerra dispuesto a descargarlo nada más tuviese ocasión... El resplandor le tomó por sorpresa, sus ojos lo acapararon de lleno y el dolor que sintió fue terrible, como si media docena de agujas se le hubieran clavado en cada globo ocular.

— ¡Aaargh! — Se pudo escuchar tan solo, pues el estoico ex-comando contuvo el resto para no alertar a más enemigos cercanos, al precio de caer ligeramente confundido unos segundos.

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Cuando veo como Vicky cae, mi respuesta es inmediata: bajo de la cornisa para comprobar cómo está. Vicky, déjalo. Vayamos con el otro grupo, te puedo llevar en brazos para que no tengas que exponerte al agua.

Creo que Muxu me estaba diciendo algo, pero entre la preocupación por Vicky y que no estábamos cerca ni la he escuchado. O más bien la he escuchado pero no la he oído.

¿Qué dices, dejarás que tu loco amigo te ayude?

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Daeron, preocupado por los que no parecían estar en buenas condiciones para avanzar de golpe, decidió durante un rato mantener la posición y esperar. Sabía que el tiempo que les quedaba antes de tener que su hechizo de respirar bajo el agua no era eterno. Diantres, él llevaba el tiempo. Sacó el reloj de arena y observó que uno de los cuerpos apenas tenía gránulos. Aun había mucho tiempo. Por ello avanzar desmedidamente sin preocuparse demasiado por los que se quedaban rezagados, urgidos por una prisa irreal, le pareció algo insensato. Pero al parecer había cierta ansiedad por avanzar, avanzar y machacar. El arcano suspiró y siguió observando a los indispuestos.

Poco a poco Muxu terminó de vestirse y avanzó, Thomas pareció recuperarse y avanzó y solo quedaba Vicky en mal estado, pero más recuperada. Ayudando Equilibrium en la retaguardia para que la gente subiera por un terraplén que les haría avanzar, poniéndose ya todos en marcha, Daeron se permitió avanzar.

Se sorprendió de lo fácil que trepó el terraplén, esquivó las estalactitas y movió por el pedregoso suelo del angosto acceso sin tropezar. Nunca se había considerado una persona ágil ni atlética, pero en aquella expedición parecía tener buen pie. Entonces notó el fogonazo, más adelante, y el griterío. Algo pasaba. Ballesta en mano quiso avanzar... pero era tarea imposible: varios compañeros se agolpaban en una galería muy estrecha, enfrascados en intentar avanzar y apelotonarse más adelante en una reyerta con algo.

- Adelante, id pasando - dijo el joven pegándose contra una pared, dejando circular a los que estuvieran detrás de él y desistiendo de avanzar. No había tanto espacio para tanta gente. El antes Mago de Dweomer, por contra, decidió vigilar el entorno y en especial que Vicky y Equilibrium, más atrás, terminaran por alcanzarles. O estar atento por si gritaban ¡Pociones! ¡Pociones!, a falta de médico y siendo él quien portaba varias.

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Pues había resistido la primera estocada, y ya llevaba algún castigo encima, pero eso no iba a frenar al borg alemán. Todavía había demasiados compañeros en peligro como para considerar que aquello había pasado, así que volvió a esgrimir el florete en una especie de guardia previa al ataque, valorando si empuñar también la daga para acabar con aquella cosa. 

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Aquella aventura no había empezado bien para la Justice Ranger. Parecía que el mundo en el que habían despertado no le tenía demasiado aprecio. No sólo había sido un suplicio cruzar aquellas apestosas aguas, perdiendo por completo el sentido de la orientación, si no que le habían provocado unas nauseas horribles. Era la segunda vez en ese nuevo y asqueroso mundo en que el cuerpo Vicky fallaba miserablemente contra la naturaleza. ¿Podía culpar a lo que fuese que le había ocurrido a su cuerpo (seguía sin saber si era algún tipo de reconstrucción, reencarnación o experimento) de aquello? ¿O había sido siempre tan débil creyéndose fuerte?

No había sido la única atacada por las nauseas, pero la mayor parte de lo que estaba pasando estaba pasando desapercibido para ella. Se alegraba al menos de no haber sido atacada al salir del agua. Sus estado ahora mismo habría significado una muerte segura, y aunque esa vida no le estaba sonriendo, la vida era un bien preciado que no se debía malgastar. 

Cuándo por fin consiguió controlarse y observar un poco a su alrededor, se dio cuenta de que el grupo estaba dispersado, explorando cavernas. No era que los túneles de aquel lugar les permitiese ir en grupo como quien va a un picnic, pero tal vez no habría sido mala idea esperar a que se recuperase la mitad de los Rift Warriors antes de separarse de nuevo.

Vicky vio entonces como sus compañeros subían a un saliente para alejarse de la playa y adentrarse en las cuevas. Vicky intento escalarlo, pero su cuerpo estaba siendo realmente torpe. ¿Desde cuando tenía tan mala coordinación? 

- Me cago en la puta de oros... - refunfuñó entre dientes en su nativo español. Si hubiese tenido algo a lo que dar una patada sin partirse varios dedos del pie, seguramente lo habría hecho. Cuando vio la mano de Equilibrium no dudó en aceptarla. Sin embargo, de nuevo, calculó mal. Esta vez con tan mala suerte que para cuando perdió el equilibrio cayó llevándose un duro golpe. El aire le abandonó los pulmones por unos segundos y habría jurado que había visto relámpagos en la cueva. Cuando recuperó el aliento se percató de que Equilibrium estaba a su lado, ofreciéndole ayuda de nuevo. - Loco... Creo que me he golpeado la cabeza tan fuerte que hasta pareces un galán. - intentó esbozar una sonrisa, pero solo le salió una mueca. La verdad era que Vicky estaba muy dolorida. Intentó incorporarse poco a poco. - A este paso necesitaré tomarme esa poción de curación antes de lo previsto. Ayúdame a incorporarme, por favor. 

Volver a esas aguas horripilantes no le apetecía lo más mínimo, pero al parecer era incapaz de escalar el muro, con lo que no tenía muchas opciones. 

- ¿De verdad podrás conmigo? No estás recuperado del todo, amigo.

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Perfecto. Se había adelantado un poco, lo suficiente para desatascar la salida del túnel en el que se acumulaban sus compañeros, y para buscar un buen ángulo de tiro para su ballesta, con la intención de acabar con esa cosa.

¡AAAAH!

Sin saber muy bien cómo, había entrado en el área de luz cegadora del engendro, y, por tanto, ya no podía hacer nada contra el dolor que sentía en los ojos, más que maldecir su estupidez al moverse.

En fin...

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Cueva del Río Oscuro:

Una oscura caverna se abría aquí, su techo a seis metros de alto estba cubierto de estalactitas. Una orilla rocosa se extiendía junto a un estanque plácido y fluía una leve corriente, alimentada por un chorrito de agua que manaba de una estrecha fisura hacia el norte. Un pequeño jardín de setas y moho oscuro crecía en esas orillas.

Una grotesca criatura con cierto aspecto de batracio humanoide yacía a los pies de su asesino, Briaeros, al parecer la bestia consideraba esta húmeda cueva su hogar.

La criatura todavía llevaba una marca en su costado, así como una destrozada capucha de cuero que cuelga de su cabeza en tiras. La marca era una breve frase en un idioma desconocido.

Incluso una búsqueda superficial en el estanque revelaba la presencia del cuerpo de un hombre, en su mayor parte devorado. Quedaba bien poco para identificar el cuerpo, pues la bestia de las profundidades había devorado la mayor parte de él y había destrozado su armadura y ropas en el proceso. Una bolsa de cinto en la cadera del cuerpo estaba todavía intacta, quizás tuviera todavía algunas pertenencias intactas.

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El grito de Alexa heló la sangre del enano haciéndole dar un respingo, casi disparando su ballesta. Se había agachado a ver algo más de cerca el cadáver apuñalado de la semiorca y entre eso y los ruidos del combate tenía los nervios a flor de piel.

Los ruidos de lucha cesaron, y Halberd escuchó tenso mirando hacia el túnel que se abría. Comprobó con cierto alivio que los Rifts Warriors habían ganado, pero le inquietaba saber a qué precio.

— Uh... ¿Estáis bien ahí delante?

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El enemigo había sido abatido, pues el fulgor había desaparecido y ya solo quedaba la iluminación de los conjuros de luz, similares a la que una antorcha emanaba.

-¡Raxus!- Dijo al ver al titán juicer. Tenía cortes de garras y mordidcos muy pequeños, pero no era la severidad de ellos los que preocupó a Muxu, sino la cantidad que tenía. -Emil, sería bueno usar las pociones ahora que tenemos un respiro.- Dijo lo obvio la maga al líder, aunque el elfo siempre tenía claro qué era lo mejor para el grupo. -Raxus, siento mucho no haberlo hecho antes, ¿Aceptarías mi armadura de mago?- Esas horribles náuseas me han jodido. Luego de recibir una respuesta positiva, lanzo el conjuro sobre su compañero. -Ya, no es tanta protección como una armadura pesada pero es mejor que nada.-

-¿Qué tienen en los ojos?- Dijo al darse vuelta y notar a algunos compañeros que miraban al vacío con la mirada perdida y malestar en los ojos, para entonces descubrir que estaban cegados. Maldición. Esto se complica.

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Había logrado acercarse al maldito batracio humanoide y dar su apoyo a Briareos quien, con un nuevo golpe certero, acabó con el enemigo.

- Gran trabajo Briareos- felicitó al acorazado con una sonrisa aunque, pronto, frunció el ceño. Ya era malo que no quisieran hacer caso a sus instrucciones, pero además que resultaran malheridos en tan alto número... Y para colmo, dos estaban cegados.

¡Maldición! Eso nos retrasará enormemente. Incluso en el supuesto que no sea permanente.

Mientras tanto escuchaba las palabras, algo vagas, de Muxu, reclamando una reestructuración, curar y coordinar. No respondió de inmediato Emil, quien tomó la bolsa que pudiera tener las posesiones del ser (o de eventuales aventureros eliminados previamente) y, tras esto, lanzó un tamizar con la esperanza de encontrar más cosas ocultas. 

Únicamente después de hacer ambas cosas, habló, dirigiéndose a los que aun no habían llegado a la zona en primer lugar.

- El paso por el norte está libre de peligros, como ya dije. Id por ahí y evitaréis sufrir nuevos daños. Paramos un momento, como bien dice Muxu, debemos reorganizarnos, sobre todo habida cuenta de que tanto Shidi como Alexa están ciegos. Y no sabemos por cuanto tiempo. Además tanto Vicky como Raxus han sufrido daños. Y no podemos permitirnos perder tiempo salvo que no haya otra opción-  hace una pausa, reordenando sus ideas, para luego continuar con el ceño fruncido.- Antes de este desafortunado combate, y dado el tamaño de estos corredores, había pensado en dividir el grupo en dos unidades, cada una extendiéndose por este lugar en distintas direcciones, pero teniendo un punto concreto al que regresar. Eso, aunque no exento de riesgo, nos hubiera permitido alcanzar con velocidad nuestro destino y hubiera permitido un mejor uso de nuestras habilidades. Desgraciadamente, ya no es posible. Tampoco podemos adecuar nuestra velocidad a la de nuestros compañeros más lentos, sobre todo, habida cuenta de nuestro desconocimiento del tiempo en que van a recuperarse. No disponemos de conjuros ni de medicina para curarles ahora mismo. En cuanto a la petición de reorganización... temo que si te refieres a conocer la velocidad de cada uno, Muxu, es imposible, puesto que mi experiencia indica que cada cual reacciona de forma distinta en cada situación peligrosa. No podemos adelantarnos a esos momentos y, salvo lo indicado en cuanto a la ceguera, en la exploración esos segundos de diferencia son indiferentes. Dicho todo lo cual... Mi idea es, por ahora, no usar pociones de curación. No sabemos cuanto tiempo tendremos, ni la extensión de este lugar, ni los peligros. Esta gruta en la que nos encontramos solo tiene entrada por tres lugares, dos de ellos ya explorados, y un tercero que estará transitado en breve. Alexa, Shidi, Vicky, Raxus...-  pensó un instante- Equilibrium y Halberd se quedarán en retaguardia. Alexa, sigues teniendo las pociones. Si llegáis a recuperar la visión, o algún peligro os acecha, avanzar. Dejaremos un rastro usando los dientes de esta cosa como señal de por donde hemos ido pasando, a la derecha de cada entrada que hayamos tomado. Si se fuera a cumplir el tiempo para poder salir... y no estuviéramos, regresar. Raxus, Equilibrium, sois buenos guerreros, al igual que también lo es Vicky. Confío en que si hay peligro podáis proteger al resto. No podemos permitirnos bajar el ritmo, ni tampoco abandonar a nuestros heridos. 

Hace una pausa, mirando a todos.

- Es la mejor opción bajo mi modo de ver. No tenemos mucho tiempo para discusiones, pero si alguien quiere decir algo le escucharé.

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A Muxu no le agradó la idea de escatimar con las curaciones, considerando lo mal que se tornaba todo en un segundo en las batallas desde que habían llegado a este mundo.

-Lider.- Llamó por su cargo al elfo para remarcar su posición ante todos, sabedora de que en estos momentos era cuando más se necesitaba una voluntad firme que guíe con seguridad. -¿Y si almenos se reparten las pociones? Si una amenaza llega a los que queden aquí, Alexa solo podrá asistir a uno a la vez si es que tiene alcance, eso si no queda abatida antes, que por cierto está cegada. ¿Que tal si Raxus y Vicky tienen sus pociones listas para usar por si mismos al menos? De hecho, ¿No deberíamos todos poseer una al menos por si acaso?-

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Asiento a las palabras de Muxu.

- Es buena idea. Pero intentar evitar tomarlas salvo que el peligro se acerque a vosotros. Son bienes escasos y si alguno llega a caer y no nos quedan, es probable que tengamos bajas. Alexa, reparte las pociones, por si fueran necesarias si se acercara el peligro, entre los seis que vais a quedar aquí. 

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Sonrío levemente a Vicky. Al menos soy más caballero que Emil, si él te ofrece esta ayuda no sería solo para llevarte en brazos digo riendo y agachándome para sujetar a mi compañera por las piernas bajo los muslos y por la espalda, levantándola con una facilidad que desdice los músculos que se aprecian en mi cuerpo. Igual tiene algo que ver con los implantes que tengo.

La verdad es que no pesas tanto le digo sonriendo antes de dirigirme a la salida norte a través del agua putrefacta. Sé que Vicky lo pasó mal, así que intentaré que no vuelva a sumergirse.