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Rippers: Cazadores de monstruos

Episodio 2 - El Ripper Desaparecido

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06/10/2018, 23:10
Ronald

Ronald asintió satisfecho cuando Francis aceptó el precio extra de la estancia.

– Perfecto, caballero. No se arrepentirá, no podrá encontrar otra posada más acogedora en varios kilómetros. –No comentó que no había otra posada en varios kilómetros–. Y quiero el pago por adelantado. Esta noche antes de regresar a sus habitaciones quiero ver como sus libras cambian de propietario.

Puede que confundiera la mirada que alguno de los Rippers le lanzó, el caso es que el posadero creyó necesario darles explicaciones.

– ¡Oh! Es solo una medida de seguridad, saben. Apenas hace una semana, un viajero abandonó mi local sin reponerme dos días de estancia. Y no voy a permitir que vuelva a pasarme.

Por lo demás el escoces parecía disfrutar de la conversación y les dio algunos consejos y respuestas a sus preguntas.

– El castillo es realmente muy bonito. Los caballeros no se arrepentirán. Pero es un largo camino para hacerlo a pie. Lo mejor sería que fueran a caballo. Tengo un primo que podría alquilarles unos corceles para su paseo. Si quieren yo me encargo de conseguírselos a un buen precio. –Los compañeros pusieron en duda que aquel hombre fuera a conseguirles una ganga, pero también suponían que no les iba a quedar otra salida.

Al contrario que había hecho hasta ahora, cuando Francis habló acerca de las huellas que al parecer habían encontrado en el camino, Ronald no respondió al instante. Su semblante también cambió algo. No perdió nada de la amabilidad con la que les había atendido hasta ahora, pero parecía ser algo más frio.

– Lobos. Sin duda debe de haberse tratado de lobos. –Y no dio más explicaciones.

La puerta de The Red Lion Inn se abrió entonces y dos hombres de edad algo avanzada entraron en el local. Aún era demasiado pronto para la avalancha de lugareños que sin duda se acercarían a la taberna para pasar la noche trasegando pintas de cerveza, aunque bien podría ser que las nuevas acerca de la llegada de unos extranjeros a Culross hicieran que hoy se adelantaran a su habitual cita.

Ronald abandonó la mesa de los Rippers y se acercó a atender a los dos nuevos clientes. Les recibió amistosamente, pues evidentemente los conocía, y pudieron ver como de vez en cuando hacía gestos más o menos discretos en dirección a los forasteros, y en alguna ocasión hasta no se molestaron en ocultar alguna risa.

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08/10/2018, 10:44
Sir Anthony Sutton III

Sir Anthony Sutton III era lo que se conocía entre los círculos nobles como un excéntrico, que era la palabra que se usaba para definir a alguien extravagante e incluso algo chalado pero que tenía el suficiente poder o dinero como para no terminar convertido en un paria de la sociedad.

Trataba siempre a las mujeres como iguales, incluso a aquellas con las que sabía claramente que no tenía oportunidad de conquistar, y nunca repudiaba a otros nobles por sus gustos, ni siquiera lo hizo con el Duque de Coldshire cuando corrió aquel rumor, aparentemente con fundamento, sobre su relación poco profesional con su mayordomo.

Hasta se dirigía amablemente a todos los sirvientes, propios o ajenos; incluso a aquellos hindues que se habían puesto de moda en los circuitos londinenses y que parecían chillar más que hablar una especie de inglés inventado.

Pero cuando Francis se ofreció a acompañarle al castillo, tuvo un momento de duda que quedó reflejado en su rostro.

Una persona que iba contando alegremente que tenía ladillas aunque fuese un invento, o eso esperaba, era alguien que podría ser un mal compañero y solo podría alejarle de posibles conquistas.

Oh, si, claro... - dijo recomponiendo su cordialidad al suponer que las posibilidades de encontrar compañía en un pueblo como ese serían cuanto menos escasas.

No se preocupe por nuestro pago - dijo a Ronald señalando a Alex para indicar que se refería a su habitación - y ese par de caballos serán una amabilidad.

Tan pronto se alejó el posadero,  miró a sus compañeros.

¿Qué opinan, queridos? - dio un trago a su jarra, - Un noble recluido, una bestia extraña, un ripper desaparecido...

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08/10/2018, 19:42
Francis Douglas

Francis no pudo evitar sorprenderse ante la interpretación magistral de la joven doctora. Por el poco tiempo que la conocía sabia que delicada y vergonzosa no era, era una mujer fuerte adelantada en cierta manera a su época. Es por ello que cuando la vio ponerse en la piel de una joven vergonzosa tuvo que controlar el amago de una sonrisa.

Por otra parte el arcanista agradeció en gran medida que el joven noble no le rechazara, gesto que mostró con una sonrisa acompañado de un asentimiento de cabeza. Cada uno interpretaba su papel y era obvio que nadie quería estar al lado de un paria social.

Cuando el tabernero se marcho una tensión, capaz de ser untada en el pan como la mantequilla, se creo en el grupo en cuestión de segundos. El primero en romper el hielo fue Sir Sutton, lanzando al aire las mismas preguntas que danzaban sin pudor por la mente del señor Douglas.

Es un gran comienzo sin lugar a dudas—. Susurro ocultando sus labios tras la jarra de cerveza—. Al menos sabemos que estuvo aquí. Puede que siguiera las mismas pistas que hemos encontrado nosotros aquí.

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08/10/2018, 23:22
Dra. Eilish McBride

La doctora miró a Sutton de reojo cuando éste la ignoró deliberadamente y, en cuanto el noble pidió dos caballos, ella hizo lo propio - Por favor, Sr. Ronald, le agradecería preparase otros dos caballos más para mi hermano y para mí -  se tocó la barbilla dubitativa... - Aunque no sé si sería mejor hacer nuestra salida mañana al amanecer y descansar, ya sabemos que las horas de sol escasean... ¿Tú que opinas hermano?

Esperó a que su hermano respondiese, y a que el posadero fuese a atender a sus primeros clientes de la tarde, para beber un buen trago - Jijiji ladillas. Menuda ocurrencia ha tenido usted... - intentó no mirar demasiado tiempo mientras sonreía a Francis, no fuesen a perder ahora la gran fama que acababa de forjarse en aquel pueblucho de mala muerte - Por otro lado lo que dije antes iba completamente en serio, no creo que tarde en hacerse de noche si salimos a caballo ahora mismo.

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09/10/2018, 01:52
Seamus McBride

¿Eh? —parecía que en algún momento de la conversación se había decidido ir al famoso castillo, pero Seamus había desconectado durante unos segundos, y no fue hasta que su hermana llamó su atención que regresó con ellos —¿Ahora? No, no jodas, tienes razón: mañana vemos qué tal tiempo hace, después de dormir unas buenas horas con la barriga caliente, y ya si eso pillamos esos caballos. Si salimos ahora, de noche, lloviendo, y sabiendo que hay lobos por la zona... No, a mí el culo no me lo vuelven a morder así como así.

Al menos por fin habían confirmado que Craig había estado en la posada, lo que picó la curiosidad de Seamus. Porque no sabía que hacían los escoceses, pero en Irlanda y en Inglaterra, si te largabas de una posada sin pagar lo que debías y te habías dejado tus cosas, terminaban siendo revendidas para compensar. Pero si en ese pueblucho no había mucho más que hacer, quizás el amigo Ronald las había guardado en algún armario —Ahora vengo.

Con la soltura que caracteriza a un caradura que ha aprendido a moverse en los ambientes turbios de dos capitales europeas, se acercó al posadero mientras atendía a los parroquianos, lo cogió del hombro y le apartó suavemente para hablar en privado.

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09/10/2018, 02:01
Seamus McBride

Eh, Ronald, ¿no? ¿Tienes un momento? —y como si hubiera respondido afirmativamente al momento, lo acercó a la barra y le habló de la forma más clandestina posible— Verás, la cosa es que yo vengo para acompañar a la señorita, mi hermana ¿sabes? No es bueno que una mujer viaje sola con un montón de desconocidos. Pero la cosa es que esto me ha servido de excusa porque me dedico a... bueno, me aseguro de que la gente pague lo que debe. Y llevo persiguiendo desde Edimburgo a un tipo que la última vez que lo vieron venía en esta dirección. ¿No te sonará un tipo pelirrojo, pelo largo...? Cuando mencionaste que alguien había desaparecido dije "No pierdes nada por preguntar. ¿Y si da la casualidad de que es mi hombre?" ¿Voy a tener suerte? Quizás entre sus cosas haya alguna pista sobre pa´donde ha tirado. ¿No sería genial que le encontrara, tú cobraras lo tuyo, y yo lo mío? ¿No tendrás su equipaje por ahí, Ronald? 

Notas de juego

Ahí va mi apuesta :)

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09/10/2018, 10:38
Sir Anthony Sutton III

Oh, sí, claro, querida, los caballos son para mañana. - respondió Sutton sin entender quién en su sano juicio se pondría a cabalgar de noche por terreno desconocido sin necesidad alguno.

Y después de un buen desayuno escocés. - sonreía al hablar, casi como si el estar allí fuese la parte pintoresca de un viaje al que el guía había decidido llevarle para que conociera a los autóctonos.

¡Hasta parecía estar disfrutandolo!

Eso sí, contendría los comentarios excesivamente escandalosos o que llamaran la atención innecesariamente. - dijo en referencia a Francias. - Más si cabe en lugares menos cosmopolitas que pueden llegar a ser muy supersticiosos...

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09/10/2018, 17:53
Alexander Smith "Alex"

Un noble recluido, una bestia extraña, un ripper desaparecido...

- Por fin, ya pensaba que iba a tener que estar callado toda la noche - parecía que las palabras tardaban en salir de la boca del boxeador - A mi con eso ya me tienes ganado - 

 - Y buena tapadera Sr Douglas, desde luego va a ser complicado que olviden esa imagen suya  - dijo soltando una sonrisilla que esperaba no se notase demasiado

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09/10/2018, 21:52
Ronald

La expresión del posadero, al principio de sorpresa, dejo paso al enfado en cuanto Seamus le contó su historia.

– ¿Conoces a ese cabrón? –Escupió casi más que habló–. Si. Si. Un pelirrojo con melenita. Un guapito de cara. Ya me gustaría tener la ocasión de rompérsela. Valiente hijo de puta.

Siguió escuchando lo que tenía que contarle el irlandés con labios y puños apretados.

– Que va. No dejo nada el muy cabrón. Hace siete… no, seis días que desapareció sin dejar rastro. Cuando vi que llegaba la noche y no volvía, fui a su habitación a ver si estaba todo bien. Me encontré una cama vacía y sin hacer. Eso es todo. Había recogido su petate y se había largado sin pagar. –Roland hablaba haciendo muchos aspavientos, visiblemente excitado–. Viajaba sin apenas equipaje. Dijo que era morningtologo, o algo así, y no necesitaba demasiado equipaje.

El barbudo golpeó con el puño la barra de su local, haciendo que sus dos compadres giraran la cabeza sin cambiar el gesto en sus rostros y volviendo en seguida a dedicarse a su bebida.

– Si le encuentras, ¿lo traerás aquí para que le pueda decir lo que opino de los ladrones? O, al menos –Bajó algo la voz y se acercó a su interlocutor–. Al menos le puedes romper un par de huesos y mandarle mis “respetos” a ese cabrón.

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09/10/2018, 21:55
Narrador

No sucedía a menudo, pero en esta ocasión los Rippers tuvierón en seguida claro cuál debía ser su próximo paso. El Blackness Castle y el noble ingles que se había asentado allí eran lo más parecido que tenían a una pista. Era un punto tan bueno como cualquier otro para iniciar su investigación.

Tampoco había interesados en partir inmediatamente. No veían la necesidad de precipitarse y arriesgar un encontronazo indeseado. Sin olvidar además que los lugareños no entenderían ese ímpetu en un grupo que aparentemente había llegado a Culross de forma involuntaria.

Seamus volvió a la mesa donde estaban sus compañeros y se dejó caer en la silla. Tomó la jarra, dio un buen trago y se unió a la conversación.

The Red Lion Inn se fue llenando poco a poco de hombres que venían a tomarse sus pintas de cerveza, charlar un rato y reír las bromas de sus amigos. Eran pocas las mujeres que se pasaban por la taberna, pero las que se acercaban al local no parecían mujeres de mala vida. Más bien bebían tanto o más que sus compañeros masculinos y se reían incluso más alto que muchos de ellos, disfrutando al igual que los hombres de las bromas soeces que salpicaban las conversaciones.

Las últimas mesas en ser ocupadas fueron las que se hallaban alrededor de la de los Rippers. Evidentemente el grupo de forasteros llamaba demasiado la atención entre los habitantes de Culross y, a pesar de que estos a menudo les dedicaban miradas furtivas y alguna que otra risilla, todos parecían ignorarles. Solo cuando ya no quedaban otras mesas donde sentarse a beber, se ocuparon las que rodeaban al grupo de aventureros.

El murmullo de decenas de voces resonaba en la habitación, haciendo difícil seguir cualquier conversación.

La luz del exterior, cada vez menor, fue siendo relevada por velas y el fuego de la chimenea.

- Tiradas (5)
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09/10/2018, 22:44
Narrador

Las conversaciones de los visitantes de la taberna se entremezclaban haciendo imposible poder centrarse en una de ellas en concreto.

– No digas gilipolleces, Gordon. Lo que le paso a la hija de Andrew no ha sido obra de un animal salvaje. Yo creo…

Las carcajadas irregulares pero sonoras les llegaban desde todos los lados de la taberna.

– Ya te dije que en la ciudad solo hay putas y proxenetas. Malditos ingleses. Tendríamos que acabar con todos ellos. Y tendríamos que empezar con ese mierdecilla de noble y su…

Gritos a Ronald para que este sirviera más cerveza, volvían a impedir seguir las conversaciones.

–Te digo que las he visto. Luces en el bosque, en la costa e incluso en la abadía. Las brujas han vuelto y piensan vengarse por las ejecuciones. Te juro que las vi…

– Eso son tonterías, Charles. A la hija del herrero la mató un oso y se acabó.

El ruido en el local aumentó hasta alcanzar por último el volumen de algunos bares de moda londinenses.

– Ladillas. Eso pasa por meter la polla en territorio inglés.

De nuevo risas.

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10/10/2018, 01:23
Seamus McBride

Con expresión de clara decepción, Seamus regresó a su sitio, respondiendo con un leve encogimiento de hombros cuando alguien le preguntaba con la mirada qué había ido a hacer.

El amiguito de Ian se largó de aquí hace una semana con el petate —dijo finalmente a sus compañeros de viaje —Así que, o pensaba pasar varios días fuera, o aquí no había nada que ver. ¿Entonces qué? ¿Toca cabalgar mañana? ¿A punto de empezar el siglo XX? Joder, qué asssco de pueblo.

El irlandés se recostó en el sofá mientras veía cómo la taberna se iba llenando poco a poco de parroquianos y el ruido empezaba a aumentar dramáticamente. Al menos tenían buena cerveza — que pagaba religiosamente Sutton — estaban calientes y cómodos, y por algunas horas desde que había empezado su nueva vida, no tenían que preocuparse de bichos ni de salvar el pellejo. Podía ser peor.

¿Has oído? —llamó la atención de su hermana con un golpecito en el dorso de la mano. Le dedicó una sonrisa traviesa— Que hay cosas de brujas en las ruinas de la abadía. Seguro que te mueres por ir.

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10/10/2018, 22:49
Francis Douglas

Ante las palabras de la joven doctora y el imponente boxeador, Francis, no pudo evitar sonreír de manera ligera.

Los rumores corren como la pólvora y junto a este nuestra coartada—. Explico el joven investigador. Al escuchar el comentario de Sutton le miro de manera directa y añadió—. Si claro, tranquilos, no habrá mas embustes del estilo. Ya no hace falta mas.

»¿Mañana no vamos entonces?—. Dijo con jovialidad dejando los susurros de lado—. Si me disculpan voy a pedirle que guarde un caballo para mi también.

El señor Douglas se acerco a la barra y con cierta timidez, debido a los habituales clientes de lugar, pidió otro caballo para él y dejo pagado su alojamiento de aquel día. Sin nada mas que hacer regreso con sus compañeros y siguió disfrutando del calor otorgado por la cerveza y las llamas de la chimenea.

Cuando el local comenzó a llenarse de gente, el joven investigador, se encontraba medio adormilado. Dispuesto a sacar provecho de aquel momento, se estiro desperezando su rígido cuerpo. En las tabernas, debido a la unión entre el alcohol y el compañerismo, las personas solían hablar de todo tipo de rumores creyéndose a salvo entre el ruido del gentío. Gracias a ello, el grupo de Rippers, obtuvo una información valiosisima.

Andrew el herrero y unas luces relacionadas con brujería, es un gran comienzo, si señor—. Pensó el joven arcanista haciendo caso omiso del rumor que empezaba a esparcirse como el fuego sobre un pasto seco—. Imagino que nuestro compañero siguió las mismas pistas o eso espero.

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10/10/2018, 23:10
Dra. Eilish McBride

Mientras la taberna se llenaba y el ambiente se caldeaba, la doctora terminó con rapidez la primera jarra para dejar hueco a una segunda. No sabía si al ver mujeres que se comportaban, expresaban y bebían como cualquier hombre se sintió dispuesta a seguir su senda. Por lo que no se cortó en saciar su sed con la cerveza servida. 

Ahora entendía a su hermano, realmente era cómodo dejarse llevar por el populacho y refrescar la garganta sin pensar en nada más.

Las voces de los lugareños les llegaban entrecortadas y les dejaban ser partícipes de sus historias. Aunque muchas eran referidas a su propio grupo y hacían alusión al amor que sentían en ese pueblo hacia los ingleses. Sonrió enrojecida y se soltó el pelo mientras agarraba nuevamente su ¿tercera, cuarta? jarra.   

La llamada de atención de su hermano la sintió como un cosquilleo - Jijiji... - se quedó mirando su mano mientras que su mente espesa intentaba analizar lo que le acababa de suceder. Nunca había tenido esas sensaciones. Volvió la mirada haca su hermano intentando entender - ¿Bdujas? Que se pdepaden. Jijijiji... - miró a Francis descaradamente, tomó otro trago y volvió a reír - Y, ¿ninguno de ustedess sstán casados? -  dijo mientras pasaba la mirada del boxeador al joven investigador.

Sin darse cuenta, la escocesa, estaba experimentando lo que se sentía en la primera borrachera.

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11/10/2018, 02:48
Seamus McBride

No se percató del ritmo de ingesta de alcohol que llevaba su hermana hasta que empezó a trabársele la lengua y a coquetear con los más jóvenes del grupo. Su expresión de sorpresa dio paso al de molestia, para culminar con un golpe sordo de la jarra sobre la mesita en torno a la cual se habían reunido.

Tiene cojones —se incorporó, tomando a su hermana del brazo para instarle a que se incorporase —Nos hemos tenido que venir a este pueblo de mierda para ver a la señorita emborracharse como una vendedora de cerillas. Ahora mismo te vas a la cama a dormir la mona. Vas a ver mañana lo mucho que te vas a reír.

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11/10/2018, 13:00
Sir Anthony Sutton III

Vamos, McBride, ya que se pilla una borrachera, que al menos se acueste con un buen whisky en el estómago. - en el momento que vio que había algo de diversión, Sutton se había olvidado de todos los rumores que mentalmente había ido recopilando.

Oso, el herrero Andrew, su hija, luces y brujas... tenía una lista de cosas sobre las que preguntar a Ronald mientras tomasen el desayuno y que estaría preguntando ya si no fuese porque eso levantaría una sospechas sobre ellos.

Como aquel no era el momento para ampliar las pesquisas, optó por la siguiente mejor cosa que hacer esa noche.

¡Cinco whiskys, Ronald! - clamó mientras señalaba a su mesa, por si quedaba alguna duda de quienes iban a ser los receptores de las bebidas.

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11/10/2018, 21:32
Alexander Smith "Alex"

 - Osos, luces... esto se pone cada vez mas interesante - la borrachera de Eilish le sacó una sonrisilla y de sus pensamientos -

 - Pues no, no estoy casado, señorita - incluso en esos momentos, no podía olvidar, que a ojos de desconocidos, eso es lo que eran, totales desconocidos.

 - Caballero, creo que debería acostar a su hermana, que duerma la mona y mañana estará como nueva - y se dispuso a disfrutar del whisky que su "protegido" había pedido

Notas de juego

 

 

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11/10/2018, 23:19
Narrador

Aunque entrecortadas, parte de las conversaciones que llegaban a sus oídos podían considerarse cuando menos rumores interesantes, posibles hilos de los que, cual gatos curiosos, tirar para ver hasta donde llevaban.

Mientras, pasaban los minutos y las horas, y con ellas el número de cervezas consumidas. Para cuando Seamus quiso darse cuenta, su hermana ya había sobrepasado con creces la cantidad de alcohol al que su cuerpo estaba acostumbrado, mostrando claros signos de perdida de control… y de alegría inusual.

Según el irlandés, iba siendo hora de retirarse a sus aposentos. Pero Anthony, en parte divertido por la situación, en parte queriendo conceder a la doctora un momento de esparcimiento, propuso una última ronda de algo más fuerte y llamó la atención del posadero para que este les trajera unos vasos de whisky.

El murmullo en la cantina, alrededor de la mesa que ocupaban, se había reducido algo tras los gritos involuntarios de Eilish y se apagó por completo al abrirse una vez más la puerta y entrar en la Red Lion Inn un grupo de hombres jóvenes con carácter desenfadado. Eran alrededor de una docena y se agrupaban en torno a uno de ellos, que evidentemente era el cabecilla del grupo. Mientras avanzaban soltando risas y bravuconadas y saludando al resto de lugareños, estos hacían un pasillo para permitirles pasar y devolvían los saludos tímidamente. El camino del grupo de jóvenes escoceses los llevaba hasta el lugar en el que se encontraban los Rippers, y ninguno de ellos, salvó quizás Eilish, quien tenía los sentidos embotados, creyó que podría tratarse de una casualidad.

Ronald acababa de dejar los vasos de whisky sobre la mesa del heterogéneo grupo de Exterminadores y compartía unas palabras y bromas con estos en tono distendido, cuando el líder del grupo de escoceses y sus seguidores llegaron hasta ellos. El jefe de ellos, un hombre de unos treinta años, hizo un gesto dirigido al tabernero y este cambió al instante su disposición amistosa hacia los Rippers. Sin decir nada más, Ronald se dio media vuelta y volvió tras su barra.

Otra mirada del cabecilla a un grupo de parroquianos que se sentaba al lado de los Exterminadores y estos se levantaron al instante, dejando un hueco para los recién llegados. El joven líder tomo asiento y, por primera vez, se volvió a mirar directamente a los cinco Rippers. Algunos de sus compañeros tomaron asiento a su lado, el resto tomó posiciones alrededor de los forasteros. Al haberse sentado, dejaron ver que estaban armados, y no se molestaron en ocultar sus armas.

– Entonces es cierto, tenemos visita en nuestro acogedor Culross. Extranjeros que se han perdido y han llegado hasta nuestra querida villa.

Gesticulaba con las manos y miraba a sus amigos, quienes asentían, sonreían y, algunos de ellos, los más lameculos, hasta se reían abiertamente. En el silencio que ahora reinaba en la taberna, sus palabras llegaban a todos los rincones.

– El problema es que nuestro pueblo no es para nada acogedor, caballeros. –Por primera vez miro directamente a los ojos de cada uno de los Rippers, echando el cuerpo algo hacia adelante. Miro entonces a Eilish y reconoció en seguida su estado de ebriedad–. Parece que la señorita ya ha empezado a descubrir los efectos nocivos de nuestra comunidad con los extraños. Permítanme que les eche una mano amiga.

Hizo un gesto y dos de sus hombres, que estaban alrededor de los Rippers, tiraron los vasos derramando el líquido ambarino sobre la mesa. Como si esperaran problemas y quisieran cortarlos de raíz desde un principio, todos los miembros del grupo de escoceses se pusieron en tensión y sujetaron sus armas: porras, cuchillos e incluso alguna pistola.

– No se enfaden, señores. Entiéndanlo como un gesto amistoso para protegerles de los peligros que acechan en los pueblos a los viajeros. –Las sonrisas entre sus camaradas se hacían aún más anchas–. Según parecía, pensaban retirarse. Buena idea. Descansen y, sobre todo,… No metan las narices donde no les llaman. –dijo esto último con voz dura y volviendo a mirar directamente a los ojos a todos ellos. De su cara había desaparecido toda muestra de sonrisa.

En condiciones normales no había duda de que el grupo de Rippers podría dar una lección a aquellos paletos, pero, de hacerlo, su coartada se caería a pedazos incluso antes de haber empezado realmente con la misión y, además, la irlandesa no se encontraba en su mejor momento. El riesgo de salir heridos era elevado. ¿Merecía la pena arriesgarlo todo por pararle los pies a un grupo de pueblerinos bravucones?

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12/10/2018, 00:28
Dra. Eilish McBride

La actuación de su hermano ante la diversión de ella provocó un mohín en el semblante de la irlandesa - Ya veo que cdees ser el único que duede divetidse... -  en el momento en que sintió el agarre de su hermano su rostro se puso serio y se acercó a escasos centímetros de su rostro - Suéltame Seamus. Te decuedo que no soy una niña. -  su voz se aclaró y bajó el tono dirigido únicamente al pelirrojo como si de una amenaza se tratase.

Al escuchar las palabras de Sir Sutton volvió la cara para sonreírle amablemente agradeciendo su defensa. - Ya ve señor Sutton, parece que los más machos han hablado - dijo como respuesta a lo que a la doctora se le antojaba parecía haberse convertido en una suerte de servidumbre de Alexander ante su hermano. Se volvió a poner seria, componiendo una mirada sarcástica con una sonrisa de medio lado - Cuando queráis os dejo solos... - dijo mirando primero al irlandés y luego al boxeador.

Sin dar casi tiempo a más respuestas hicieron su entrada un grupo de hombres medianamente jóvenes. A Eilish le resultó de lo más teatral. Pareciese como si todos y cada uno de los pasos que realizaban estuviese ensayados y medidos al milímetro - ¿Lo habán hecho mucho con otdos viajedos? 

La pelirroja suspiró y suavemente se puso en pie mirando directamente al que parecía el cabecilla - Es usted muy amable en avisarnos sobde los peligros de este lugar -  puso su mano sobre la mano de Seamus y compuso una sonrisa cálida - Rrealmente no me siento muy bien. Por favod, hermano, ¿me acompañas? -  estaba haciendo un claro esfuerzo por pronunciar correctamente cada una de las palabras aunque algunas de ellas se le escapasen.

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12/10/2018, 01:41
Seamus McBride

Que su hermana le plantara cara — cosa que podía llegar a perdonar, porque al fin y al cabo seguramente sería la primera vez que se emborrachaba, y a la familia se le perdonaba casi todo — podía tener un pase, pero que Sutton decidiera meter baza hizo que aquello le sentara como un puñetazo en las costillas —Mira, viejo... dedícate a chupar pollas que...

Sin embargo, en escena hicieron acto de presencia el grupo habitual de matones que Seamus consideraba indispensable en todo pueblo, ya fuera una aldea como aquella o ciudad relativamente grande como Londres. Gente que, o no les habían roto los dientes las suficientes veces o quizás demasiado, y que encontraban su fuerza en el concepto de manada. O de rebaño. Toda la taberna enmudeció, demostrando que lo que esos tipos decían era ley y que si alguien decía mu se le cerraba el pico rápidamente. Era precisamente lo que necesitaba el irlandés, que estaba a un arranque de tos de liarse a tiros en mitad del salón.

Por supuesto, en un país de follaovejas no podía faltar el rebaño de pastores —espetó, soltando el brazo de su hermana y dando un par de largos pasos hacia el cabecilla. ¿Pero con quién se pensaba ese palurdo que estaba hablando? Las gemelas estaban ansiosas por ponerse a cantar y bien se la sudaban la misión, los Rippers y la madre que los parió, porque un McBride no iba a permitir que nadie le hablara en ese tono. 

Ese era el ritual. los dos tipos más duros se ponían el uno frente al otro, tan cercanos que podrían besarse si quisieran, y se mantenían la mirada. Sólo los de temple más firme lo aguantaban lo suficiente, y luego era cuestión de velocidad: uno lanzaba un cabezazo al otro que le rompía la nariz, y empezaba la salva de puñetazos. Pero Seamus ya se sabía el baile y estaba preparado para dar un paso atrás, propinarle una patada en las criadillas al tipejo lo suficientemente fuerte como para hacerle vomitar hasta la primera papilla, y apuntarle en la sien con una de sus pistolas. Eso le dejaría claro quién era ese pelirrojo que tomaba por un don nadie.

Entonces su hermana, que parecía saber bien lo que planeaba el irlandés, se acercó y puso orden, gesto ante el cual Seamus dudó tres largos segundos si responder— Mhpff... Sí vámonos... está claro que no vale la pena —espetó, poniéndose de lado, casi deseando que el tipo le siguiera el juego.