Partida Rol por web

- Así es Padre, si no puede salvar mi vida al menos ir feliz sabiendo que mi corazón está unido al del hombre que amo. - digo en un tono resignado, como si fuera lo último que puedo pedir en todo esto. - Hágalo Padre, por favor...

Sonrió solemnemente la mano de Julieta y asintio a sus palabras.

-Así sea hija mía, guarda entonces las fuerzas para decir el si quiero, tu seras la primera en pronunciarlo y luego sera Romeo y entonces la unión creada por dios no podrá romperla ningún hombre y estoy seguro que vuestro amor, no sera roto en la muerte. -Se levanto para alzar la voz y que todos lo escucharan, la union entre dos almas gemelas necesitaban testigos y escucharse mutuamente.

La tensión iba en aumento y el alboroto no ayudaba a calmar las aguas, ademas el tiempo corría como un rio a punto de desbordarse y la ambulancia parecía que no llegaría a tiempo. Por eso mismo el Padre Lorenzo tuvo a bien escuchar la ultima petición de aquella enamorada y sin poder negarle nada en sus últimos momentos, se levanto y pidió ayuda para incorporar ligeramente a Julieta, mientras el alzaba los brazos para formar una cruza sagrada.

-Hermanos, es deseo de Julieta y de su amado que en estos últimos momentos seáis testigos de su felicidad mutua, así me lo ha pedido ella y no tengo duda de que él pensara igual por eso seréis testigos hoy de su unión en sagrado matrimonio. -Hizo una pausa pensando en que decir a continuación.

-Como esta es una causa extraordinaria iré directamente al juramento de ambos, Dios sabrá perdonarme. -Se dirigió entonces a Julieta con ambas manos entrelazadas.

-Julieta Capuleto, ¿quieres recibir a Romeo Montesco. como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así? amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?

La mano del Capo tiembla de coraje y dolor apretando los dientes ante aquella terrible tragedia, todo está a punto de acabar en una matanza sin sentido si él jala del gatillo abriendo las puertas del infierno en aquel lugar sacrosanto, de pronto escucha al padre Lorenzo lanzar una plegaria para unir en casamiento a su adorada Julieta con Romeo Montesco, Fulgencio Capuleto cambia la dirección de la pistola hacia el padre Lorenzo y amartilla nuevamente el arma.

-¡NO SE ATREVA PADRE! ¡NO ES EL LUGAR NI EL MOMENTO!, ¡MI ADORADA JULIETA NO QUEDARÁ ATADA DE NINGUNA MANERA AL APELLIDO MONTESCO!...-

Por su parte, Teobaldo también se sorprendió acerca de la petición de Julieta, pese a que sabía algo del tema, que esto fuera recíproco le tomó por sorpresa, al menos ligeramente. Por lo que el muchacho aún sentado en su asiento decidió actuar de forma más pacífica que la del Patriarca de la familia.

-Me opongo a ese matrimonio. -Indicó Teobaldo alzando un dedo (el corazón) al cura- Y puedo oponerme hasta que mi primita esté criando malvas; AUNQUE bajo el apellido Capuleto, así que esta boda no se va a oficiar... Y por tu bien, no conviertas esto en un "5 Funerales y 1 Boda".

El Patriarca había hablado. No iba a permitir que Julieta se apellidara Montesco en su muerte. Y pese a que esa decisión parecía tomarse apresuradamente... Lo que sí que era evidente es que no permitiría que el apellido Capuleto se perdiera en los anales de la historia... Antes le metería la pistola en los anales de Romeo.

- Padre, es mi voluntad y tú debes ocuparte de matar a Caroline, no pierdas tiempo con esto... Yo, yo... Quiero morir feliz y ya que nadie hará nada para salvarme, al menos deseo unirme en sagrado matrimonio a Romeo. - Respondo a mi Padre y desvío la mirada hacia el Sacerdote, incluso cuando mi primo también se opone a esto. 

- Romeo no tiene la culpa de tener una familia de mierda, él no es como su madre... Sean piadosos con mi última voluntad, sé que me voy a morir y espero hagan justicia... - digo y me incorporo con ayuda. 

Ya escuchando aquella frase, desvío la mirada hacia mi amado, sonriendo como puedo pese a estar muy pálida y débil. 

- Si... Si acepto. - respondo. 

-¡El matrimonio es un acto sagrado y las ultimas voluntades son aun mas sagradas, por eso mismo esta ceremonia solo puede ser interrumpida por el mismo Señor. Sean testigos del amor eterno entre dos almas gemelas! -Su voz no titubeo ante las negativas de alguno de los presentes y tras escuchar el si quiero de ella, por siguió con Romeo.

-Que se acerque el novio. -Miro directamente a Romeo.

-Romeo Montesco, ¿quieres recibir a Julieta Capuleto. como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así? amarla y respetarla todos los días de tu vida?

-He recibido insultos sin pruebas, y sí, todos saben y jamás lo he ocultado, que de ningún modo ni Ted ni yo habríamos permitido esta boda. Padre, usted no puede casarlos si alguien se opone, y ya ha visto que hay mucha oposición aquí. Siento lo que te ocurre, niña, pero no lloraré tu muerte. El féretro de mi esposo aún está en esta iglesia, y me da igual el destino de todos los Capuleto aquí presentes. Tened en cuenta una cosa, ya que clamáis venganza. Hay losbos con piel de cordero en esta santa casa, fingiéndose compungidos y dolosos cuando rezuman odio y vierten sangre de inocentes...¡Guardáos de ellos! No me importa lo que a mí me pase, porque si muero estaré con Ted, y si vivo creedme que lucharé para encontrar a esos asesinos. Todo lo que hago, será por mi familia...¡ Dicho queda!

Varios de los presentes pueden percibir un sílbido que atraviesa en línea recta aquel sagrado lugar, una estela mortal que destroza la vida de Caroline Montesco, desmadejándose sin vida a los pies de Benvolio su sobrino defensor, un orificio en un costado de la frente de la poderosa matriarca deja correr un hilillo de sangre que encharca el suelo santo de aquella iglesia, los reflejos de todos los presentes se perciben azorados en ese espejo bermellón. Los conocedores de armas tácticas saben que eso ha sido obra de un francotirador oculto en algún lugar superior de aquella iglesia.

La situación estaba saliéndose de control. Las palabras de Julieta me sorprendieron, al ver que mostraba aquel profundo sentimiento por el hijo de los Montesco. Al escuchar como comenzaba a oficiarse la boda, miré a mi hija horrorizada. -Julieta, por favor. No nos des un disgusto así a tu padre y a mi, tan cerca de la muerte. ¿Es acaso eso lo que quieres? ¿No sólo morir de pena mientras abandonas la vida, sino también viendo como rechazas tu apellido por el de él? Atiende a razones, mi hija...- Más mis palabras no parecían tener efecto, pues Julieta murmuró las terribles palabras que la uniría a los Montesco. La odiosa mujer, madre del tal Romeo, lanzó palabras de odio y aparente advertencia hacia todos. Y entonces, un disparo resonó en el silencio de la Iglesia, y vi a Caroline Montesco caer al suelo.

No pude más que gritar.

No podía creérmelo, era todo tan surrealista!!! Romeo cansándose con Julieta, todos con las armas fueras, todos amenazando con matar y por último mi tía muerta a mis pies; con un disparo que no sabía ni de dónde había venido, aunque tenía claro que seguramente su apellido era Capuleto.

No podía ser cierto. Miré a Romeo, ¿Qué hacía? ¿Amenazaban y mataban a su madre y él casándose?, ¿Dónde estaban los putos guardaespaldas de la familia?, ¿es que estaba allí solo? ¿Era el único cuerdo en mi casa? suspiré, tenía mucho miedo y no salía de mi estupor.

Me agaché hasta el cuerpo de mi tía con lágrimas en los ojos, y le cogí la cabeza, había ido a despedir a mi tío y ahora me tendría que despedir también de mi tía. Esto ha ido demasiado lejos. Dije entre lágrimas. ¿Qué os pasa a todos, tan dificil era despedirse de mi tío en paz?  busqué con la mirada a los guardaespaldas de Romeo. ¡Buscad al responsable! ¿Quién ha disparado, desde dónde y de quién seguía órdenes? Ya sabía que no tenían por qué hacerme caso, yo no era ninguna autoridad y no tenía ningún derecho sobre ellos, pero estaba claro que Romero ahora mismo no estaba en sus cabales y tampoco esperaba que el capitán Prince pudiera conseguir nada. Mi frustración y odio era palpable; también mi miedo, ya que no tardarían en darme caza a mí también.

Fulgencio Capuleto apenas y escucha caer a la matriarca Montesco caer si vida a los pies del joven Benvolio, para después  voltear hacia su hija quien ya no responde, su vida a expirado. -¡¿JULIETA!? ¡JULIETAA!...- El capo deja caer su brazo armado y suelta la pistola para correr a abrazar el cuerpo sin vida de su adorada primogénita sollozando la muerte de su única heredera.

Uno de los escoltas del Capitán Escala entra apresurado para acercarse a su jefe mientras le pasa un mensaje discretamente al oído. La unidad de emergencias ha llegado una camilla con dos paramédicos ingresan a la iglesia para confirmar la muerte de Julieta Capuleto, luego con el permiso del jefe de policía suben el cuerpo de la joven julieta a la ambulancia para trasladar sus restos a la morgue.

El Gobernador Paris se dirige a su hijo y le dice discretamente. -Esto ha sido muy lamentable Dave, será mejor ir a casa, no tardan en aparecer la prensa y... tú comprendes...- El gobernador hace una seña a sus guardias y sale lo más rápido posible de la iglesia desapareciendo por la calle principal de Verona Beach.

-Señor tiene que venir a ver esto... parece que encontramos al presunto francotirador que asesino a la señora Montesco...-

Estaba en cuclillas delante del banco en el que había estado sentado segundos antes, intentando protegerse de la posible lluvia de balas cuando todo ocurrió demasiado rápido. Entre Julieta muriéndose después de pronunciar los votos de nupcias y el disparo que acabó con la vida de la matriarca Montesco, Mercucio no daba crédito. En cuanto llegaron para llevarse el cuerpo de Julieta, él corrió a por Romeo. Comenzó a levantarlo agarrándolo por las axilas. — Romeo, hey, amigo. Escúchame. — Sabía que su amigo estaría sufriendo un shock enorme. Acababa de morir su amada en sus brazos y su madre. Aquella situación se había ido de las manos, desde luego. — Romeo, tienes que atender a tu madre. Lo siento muchísimo, colega. — Si es que Romeo se dejase levantar, Mercucio le daría un abrazo para intentar reconfortarlo. 

Cuando vio al gobernador hacer una seña a sus guardaespaldas e irse rápidamente, soltó a Romeo. — Ve con tu familia, Romeo. Te necesita. Ahora vengo. — Y salió corriendo hacia donde estaba su primo. — ¿Os vais? ¿Así? — Miró en dirección al cadáver de Caroline Montesco.

Cuando escucho el disparo se le encogió el corazón, él solo deseaba hacer la ultima voluntad de Julieta y acto de amor puro y en cambio la iglesia había sido mancillada asesinando en suelo sagrado a dos personas.

Romeo no había podido dar el si quiero a tiempo y Julieta se marchaba sola, pero ademas el disparo que pensó suyo acabo con la vida de la madre de aquel muchacho. Ese día fue a despedirse de su padre y al final acabo perdiéndolo todo, no podía saber como se sentía, pero sin duda seria el peor día de su vida.

El Padre Lorenzo se sintió triste, después de todo, esperaba hacer algo bueno y termino sucedido algo realmente malo.

-Lo siento mucho hijo, rezare por el alma de todos ellos. -Se dirigió a Romeo.

No era tiempo para decirle nada mas, podría haberlo, intentando avisar del peligro, pues era obvio que un hombre herido en el corazón era mas peligroso que las armas mas potentes, pero era tiempo para que ese día terminara.

-Por favor váyanse ya. La iglesia cerrara por hoy. -Aviso desde el micrófono con la voz quebrada, para que todo aquella persona no necesaria en el lugar se marchara finalmente a sus casas.

-¡NO! ¡NO! ¡JULIETA!- Grité a todo pulmón, viendo como la vida escapaba del cuerpo de mi hija. Nadie había ayudado, nadie se había apiadado de ella. -¡Bastardos!- Grité con lagrimas saltadas hacia donde estaba aquella familia desgraciada. -¡Era sólo una niña! Mi Julieta era sólo una niña, ningún daño les hacía. ¿Cómo pudieron?- Arrodillada junto a su cuerpo, vi a Fulgencio tomarla en brazos, y sólo pude abrazarme a ellos dos, devastada de dolor y de furia.

¿Por qué Dios no la había salvado? ¿Cómo pudo ocurrir algo así, en la casa de Dios? Iban a pagar por ello, todos ellos. Lo pagarían muy caro...

 Dave estaba como en shock. El supuesto envenenamiento de la joven Capuleto, del que resulta acusado sin pruebas... cuando va a defenderse, la actuación de Fulgencio, que acaba con la muerte de Caroline, sin que nada pueda hacer él para impedirlo. Los gritos, el horror, los Capuleto amenazando a su cuerpo de seguridad, la llegada de la policía... 

 Todo es como un enorme caos y está sucediendo demasiado rápido.

 Si, padre, por supuesto. le respondó y me voy tras él cuando Mercutio me alcanza.

 Mi primo me señala el cadáver de Caroline en el suelo. Caroline y Ted, dos buenos amigos que de repente ya no están. Todo en cosa de un par de días. Resultaba chocante y traumático.

 Aunque no sé que puedo hacer, estoy dispuesto a ayudar. Incluso le pongo a Padre una mano en el hombro para evitar que se marche.

 Entonces el sacerdote nos pide que nos vayamos ya de la Iglesia. Los paramédicos se llevan el cuerpo de Julieta, aunque no el de Caroline.

 Ve, ve con Romeo una vez más. le digo a Mercutio Yo me iré con padre. Nos reuniremos más tarde, primo.

 Debían volver a hablar como ya lo habían hecho, pero eso tendría que esperar.

Prince Escala aún tenía su arma en mano, la cual había bajado, ya hubieron dos muertes, un muchacho perdió a sus padres y al amor de su vida, además también veía cómo al matrimonio Capuleto se les partía el mundo en pedazos.

Las sirenas se escuchaban cada vez más cerca, pero el no pronunció palabra alguna a los presentes.

-Quiero que acordonen la zona, 5 manzanas a la redonda - 

Miró al muchacho que había llamado por radio a los refuerzos. 

-Tu ven conmigo chico, encontraremos al culpable de esto-

Y así se llevó a  aquel otro muchacho que estuvo dando su apoyo en el conflicto, ahora tenía que analizar los cuerpos de la matriarca Montesco, y de la hija de Fulgencio y Gloria.