Partida Rol por web

Romeo negó lentamente:

-No... No es una amenaza, solo es una realidad madre, no puedo renunciar a ella y no quiero perderte a ti. Dices de proteger a la familia pero... ¿No somos nosotros la familia? Con ese acto la destruirías. Perderás a tu hijo y yo perderé a mi madre- cada palabra de Romeo era un ruego, que fácil seria si ella les daba su bendición, que siguiese contra odiando a los Capuleto si quería, pero no a Julieta- Nuestra unión la volverá una Montesco, enfoca tu ira contra el resto si quieres, pero ambos sabemos que Julieta no tiene nada que ver-Romeo creía que ninguno de los Capuleto que eran medianamente inteligentes tenia algo que ver, era un acto demasiado impulsivo- Incluso te serviría de tapadera para actuar- ya que no podía convencer a su madre por las buenas, al menos probaría de aquella forma-Solo te pido que a Julieta la dejes en paz. Detener tu mano ahora es salvar a tu familia, continuar... Nos consumirá.

-No permitiré bajo ningún concepto que os caséis, eso ya lo sabes, y haré cuanto esté en mi mano para impedirlo. Sé que te duele ahora, y que quizás no lo entiendas, no lo dudo. Pero yo quiero el bien familiar, y si eso conlleva perderte me romperá el corazón, pero ante todo soy Montesco. Siento jna daga sobre mi cabeza, Romeo. Sé que quizás no viva mucho más allá de esta noche... Me duele haceros daño, tú más que nadie no lo mereces, hijo mío, pero no puedo permitir esa boda, eso jamás. 

Tras salir de la habitacion después de haber hablado con su madre, Romeo lo primero que hizo fue mirar a Ruby con una mueca de tristeza. Asintió con la cabeza, dando vía libre a la opción que no quería adoptar, pero a la cual no le habían dado mas alternativas. Lo había intentado y no lo había conseguido, ahora tendría que vivir con aquella decisión.

Lo único que esperaba es que la presencia de Julieta fuese un bálsamo lo suficientemente fuerte para olvidar aquel dolor.

-Lo voy a decir alto y claro, porque no tengo nada que ocultar, y quizás no tenga más oportunidades para hacerlo. Nuestra familia ha de sobrevivir a todo, y ya habéis visto que sean quienes sean los asesinos no se andan con miramientos. Yo apuesto a que los Capuleto tienen mucha culpa, pero posiblemente haya infiltrados suyos entre nosotros. 

Como no queda tiempo, y no nos pusimos de acuerdo, diré claramente que yo voy a votar por la muerte de Gloria Capuleto. ¿Por qué? Porque me parece que es quien manipula a Fulgencio, su marido y cabeza de los Capuleto. Al menos ese será mi voto de momento, a falta de otro. Si eso me condena, que así seam Y si estoy equivocada, que Dios me perdone.

Mercucio bajó la cabeza ante aquella pregunta, en un suspiro. — Sé que es duro pensar que los Montesco puedan dudar de ti... Supongo que es la situación, que pone a todo el mundo de los nervios... No lo tengas demasiado en cuenta... — Quiso disculparse de parte de los Montesco, aunque eso no estaba en su potestad.

Cuando Dave empezó a contarle todo, él escuchó atento, mirándole al rostro aunque a veces perdiendo la mirada en un punto, pensativo. — Bueno, no tienes relación con esa cría pero ya sabes como van estas cosas... A los padres no les importa si tienes o no relación con alguien para prometerte con alguien. — Se encogió de hombros. Él sabía que Julieta y Dave estaban prometidos, pero que todo era cosa de sus familias. Ellos ni siquiera parecían tenerse un mínimo de aprecio. Ante el resultado, la muerte de Ted, Mercucio se quedó pensativo con el ceño fruncido.  — Qué extraño... ¿No dijo dónde iba? — Se llevó una mano al mentón, masándose la barba.

— Sí, realmente no estaba seguro de que te fueras solo con los Montesco. Y, para qué mentir, tampoco estaba seguro de mi propia seguridad yéndome con ellos. Como digo... El ambiente está muy caldeado, y últimamente mejor no fiarse de nadie. — Hizo un leve asentimiento de cabeza ante las gracias de su primo. — Sí, yo fui con ellos a hablar con Teobaldo. Benvolio venía con nosotros, en efecto. Y no pasó nada en realidad, llevábamos apenas unos minutos cuando comenzó todo el jaleo. Teobaldo le tiró un par de pullas a Romeo, él intentó defenderse como pudo, pero no pasó nada relevante. — Volvió a encogerse de hombros e hizo una mueca con la boca. — Ya sabes como es Romeo para esas cosas... No da mucha fiesta. — Sonrió levemente. Pero era verdad, y ambos sabían que el chico era muy calmado. A ver como le iba ahora siendo el jefe de casa... 

— Tenemos que estar atentos... Caroline quiere guerra... Y la conseguirá, los Capuleto están deseando dársela. — Miró en ese momento a Caroline que estaba hablando con el resto. No estaba prestando atención a su conversación pero suponía que hablaba de venganza. — ¿Vamos? — Preguntó Mercucio a su primo haciendo ademán de acercarse a los demás.

 Dave negó con la cabeza. ¿De dónde salía ese insistente rumor?

 A mi Padre no me ha prometido con nadie. había encontrado ya diversas personas, incluído el própio Ted que pensaba que Julieta y él eran prometidos, pero no era cierto.

 Aclarado dicho punto, no tenía inconveniente en disolver la reunión.

 De acuerdo, volvamos. aceptó y lo siguió de vuelta al salón de los Montesco.

Tras entrar a la mansión miró aquella estancia como si la viese por primera vez, o por última. Lo mismo hizo con sus compañeros, observándolos con aquellos ojos ausentes con los que había abandonado la iglesia.

Miró a Ruby, con una expresión de profunda tristeza. No le había fallado nunca y él no había sabido pagarla como debía. Se acercó a ella y le cogió las manos entre las suyas.

Miró a Benvolio y a Mercurio, ambos fieles a su familia o a él, y ambos familia pese a que uno de ellos no compartiese apellido. No tenía nada que decirles, siempre se jactaba de que sus actos hablaban por él y esta vez, además, tampoco le habrían salido las palabras. Por ello dejó a Ruby y les puso una mano en el hombro a ambos.

-Voy a descansar- Fue lo único que dijo con un hilo de voz. Y desapareció, en silencio. Fue a su habitación.

Si alguien hubiese visto a Romeo una vez cerró las puertas de la misma, habría visto cómo miraba por el balcón. Habría visto como sonreía como si fuese alcanzar lo que quisiese de un momento a otro aún con las lágrimas ya secas en sus mejillas. Y seguramente también habría podido ver como siendo consciente de todo y de nada, se subía a ese mismo balcón de una de las habitaciones más altas de la mansión y se arrojaba al vacío, solo pensando en una cosa. Solo pensando en una persona.

Pero nadie podía haberlo visto, pues estaba solo y ya no quería estar con nadie más.

Una de las sirvientas corre horrorizada por el amplio corredor de la Mansión Montesco en busca del consejero de la familia, su rostro no puede ocultar una palidez y una mueca de horror y preocupación, Tom Hagen deja lo que está haciendo en su escritorio y se levanta asustado al ver a la mujer ingresar a su oficina.

Apenas y un susurro en el oído de Tom hace que la sangre se el congele.

-¡H-Hay que llamar al capitán Escala!... R-Romeo... ¡Romeo se ha quitado la vida!.-

Tom Hagen después de llamar al Capitán Prince Escala, este lo conduce hasta una terraza que da al enorme ventanal de la habitación de Romeo, donde en el suelo yace el cuerpo sin vida del heredero Montesco, al parecer se ha suicidado al perder al amor de su vida, Julieta Montesco.

-Que terrible tragedia Capitán, lo dejaré trabajar antes de que la prensa haga su aparición...-

Mercucio había llegado junto con el resto a la Mansión Montesco. Habría querido ir tras su amigo, pero le dejó ir y descansar. Él haría lo mismo. Se despidió de los allí presentes y se fue a descansar a la habitación de invitados que tantas veces había usado. No llevaba mucho rato allí cuando escuchó un golpe fuera y después algunos gritos. 

Salió de la habitación y fue corriendo hacia donde se escuchaba al resto hablar. Llegó para ver entrar al Capitán Escala a la casa. ¿Qué hacía allí? Pero no tardó en saberlo. Cuando vio el cuerpo sin vida de Romeo, sus ojos se quedaron fijos en éste y su cuerpo inmóvil como una estatua. No daba crédito.

Escala estaba hasta las narices de esta situación, una situación que se desborda a casa minuto un poco más, la muerte de Romeo tal vez se deba a alguien, no creía que se suicidara, aún qué el corazón roto podía llevar a una persona a cometer locuras. 

¡Que bien! Ni siquiera terminamos los analicis a las 3 víctimas y ya tengo otro cadáver en mis manos. 

Ahora debía poner orden y evitar que el caos se propague, cómo las llamas en un costal de trigo. 

-Llevaremos el cuerpo del muchacho para que se estudie la causa de la muerte-

Dijo tajante, a los forences y escoltas que estaban con el.

Pero antes de irse, se acercó a Mercucio y a Benvolio. 

Deben marcharse y poner a salvo a sus familias, mi gente me informa que los Capuleto se están armando para vengar a Julieta-

El viejo capitán miró a ambos chicos. 

Manténganse a salvo mientras detengo a esos viscerales cretinos, y tu Benvolio, protege a tu familia-

Y con eso, se despidió, tenía trabajo que hacer, mucho trabajo que hacer, y tal parece que detener una guerra era parte de dicho trabajo, poniendo sobre aviso al chico Montesco, podría hacer algo para anticipar los moví. Ientos de Fulgencio y Taobaldo. 

Me despedí de Romeo y entendí que no era momento de hablar con él, tenía que estar exhausto. Yo mismo lo estaba, no quería ni imaginarme como se tenía que estar sintiendo él. Me preocupaba un poco su seguridad,  pero no había visto a los malditos guardaespaldas en todo el día. Le di las buenas noches y me fui a mi habitación. Estaba tremendamente cansado por todo.

Intentaba descansar, sin suerte. En un solo día había perdido a mis dos tíos. No tardé en escuchar los gritos de las sirvientas y salí del cuarto, corriendo.  Seguí los gritos hasta la habitación de Romeo y me tapé la boca, horrorizado. No…. no puede ser….. tenía que habérmelo imaginado y no dejarle solo. Esto no puede estar pasando….empezaba a sentir mucha ansiedad.

El capitán prince estaba en mi casa.  Capitán….era palpable lo asustado que estaba.

Estaba ansioso. Tenía mucho miedo, ya que no tardarían en matarme a mí también. Capitán, tiene que hacer algo, esos malditos Capuletos nos están exterminando.  Hablaba rápido y me costaba respirar. Me van a matar, el siguiente seré yo, estoy seguro. Tiene que protegerme capitán, tiene que protegernos a todos. Tengo miedo. No puede dejar que nos sigan matando, ¡esos bastardos están locos y son unos psicópatas!

Cuando el capitán se marchó, pasé mi mirada por todos ellos. Ahora era el único que quedaba con el honorable apellido Montesco. Nos están matando. Hay que moverse y hacer algo. Tendremos que salir de la mansión y buscar una zona segura; además de movernos y defendernos, ¡no podemos dejar que nos sigan cazando! Hay que ir a por ellos, ¿me entendéis? ¡Esos malditos psicópatas! El primero debería ser Fulgencio, ese viejo me puso una puta pistola en la cabeza. Fulgencio señores, Fulgencio. ¿Estáis de acuerdo? Ya basta de las chorradas de encarcelamiento y no hacer nada. Los ideales de mi primo eran muy bonitos, pero nos está llevando a la muerte. Muerte a Fulgencio, esa es mi sentencia. Ahora está claro lo que hay, o ellos o nosotros.

Después miré a Baltasar. Dónde has estado todo este tiempo? dónde narices está Ruby?

Mercucio se había quedado sin habla mientras el Capitán Escala hablaba, no quitaba los ojos del cuerpo sin vida de su amigo. Cuando Benvolio comenzó a hablar, él tardó en reaccionar y atender a lo que estaba pasando. Entonces alzó una mano, aún mirando el cuerpo de Romeo, con el dedo índice alzado pidiendo un momento. — No. Fulgencio no es tan peligroso. No, los hay peores... — Mercucio alzó la vista para mirar a Benvolio a los ojos.

— Mi primo. Mi primo trama algo. Está raro, no es el de siempre, sé que trama algo. Además, lo vi hablando con mi tío, el Gobernador... Sé que esos dos traman algo. ¿Y si están acabando con los Montesco y los Capuleto porque esta guerra ya les estaba cansando? — Cogió una bocanada de aire. — Ponerse contra la familia es duro, Benvolio. Pero ¿Oíste lo que dijo Julieta antes de morir? Dijo que Caroline y Dave tenían un romance y, que incluso, tu propia tía pudo haber matado a Ted. ¿Eres consciente de ello? — Se llevó las manos a las sienes y comenzó a masajearlas.

— Como digo, es difícil pensar mal de la propia familia, pero ¿Por qué iba Julieta a inventarse tal cosa? Es una idea descabellada. La única razón por la que pudo decir algo así, es porque algo de verdad había en aquellas palabras. Hay que ir a por Dave. — Dijo aquella última frase de forma lapidaria.

Respiré profundamente, tenía que calmarme.

Romeo ya me comentó algo. Le conté. Pero escucha un momento, Mercurio. No es el momento y te explico por qué, vale?

Los Capuleto nos están matando, ellos no se andan con miramientos ni investigaciones, nos matan!! Si nosotros nos centramos en personas de nuestra propia casa o familiares, ellos no seguirán matando y la casa Montesco desaparecerá.  Y ya está, todo habrá terminado. Es cierto que aquí pasan cosas muy extrañas, estoy de acuerdo contigo, pero hay que establecer prioridades. Los miré a los dos para ver si me estaban entendiendo. Ellos son el doble y no se están centrando en otra cosa que no sea matarnos a nosotros y más ahora que su julieta ha muerto y nos ha señalado. Lo entendéis? No nos están dando más opción. Si no nos defendemos de los Capuleto vamos a morir todos. Y dará igual si entre nosotros había alguno poco honesto. Realmente deseaba que me entendieran o estaríamos perdidos.  Con esto quiero decir, vamos a dejar DE MOMENTO, las riñas familiares y defendernos del peligro que se nos viene encima, que es uno muy gordo: La exterminación de la casa Montesco por parte de los Capuleto. Después y cuando ambas casas estén más equilibradas, nos centramos en otros temas; pero ahora lo esencial es equilibrar las casas, porque nos comen!!! respiré de nuevo. Es MUY necesario equilibrar la balanza, estamos perdidos si no lo hacemos.  Y os diré más, hay que pensar en cómo hacer amigos....

Mercucio suspiró. - Ya, pero, ¿y si quiénes están acabando con nosotros son mi primo y el Gobernador? Ese es el punto al que yo voy. No se trata de una riña familiar. Se trata de que igual, los Capuleto dicen de matarnos pero... Quien aprieta el gatillo, son los hombres del gobernador y de Dave... - Mercucio se encogió de hombros y comenzaba a dolerle la cabeza. Se frotó la cara y suspiró. - Estoy muy cansado, y este tema me martiriza. Si crees que Fulgencio es el culpable, de acuerdo. Te haré caso. - 

-Me encargaré de ellos chico, pero tu tienes que proteger a tu familia-

El capitán, con lo dicho, los instó a tomar armas en el asunto también, ya que no podía permitir la matanza y la guerra abierta en la ciudad, o muchos inocentes sufrirán.