Partida Rol por web

Malena camina con Mateo del brazo hacia las escaleras donde alguien está por subir. Ella levanta la mano saludando y dice:
- Edward aquí...
Se acercan hacia él.

El guardia te mira detenidamente.
- Son reglas del Elíseo no portar armas dentro del mismo. Le pido que si posee alguna la deje - señala la mesa- Y ahora por favor pase por aquí - señala el detector; observa al guardia sentado delante de la computadora, quien monitorea los resultados. Se acerca a la compuradora, lee, y vuelve hacia ti.
- Bien señor Gaspar. Veo que es la primera vez que entra a este recinto. Esta familiarizado con las reglas del Elíseo? Si no lo está allí en la pared - señala un cuadro - están claramente expresadas. Puede usted pasar. Suba por el ascensor, y espere en la sala. Será recibido allí.
Subes por el ascensor. Las puertas se abren y te encuentras con un inmenso salón finamente decorado. Las arañas cuelgan lujosas de los altos techos. El mármol brilla sobre el piso, y las paredes están decoradas con finísimos grabados, y varias esculturas se exiben vistosamente.
Una alfombra roja marca el camino central. Al fondo dos enormes escaleras se abren paso al piso superior, en forma semicircular, alfombradas tambien.

Al verlo entiende directamente que no se trata de alguien del lugar. Su ropa, su apariencia, no combinan con la categoría del edificio. Gaspar piensa para sus adentros: Maldición, ¿se supone que debo presentarme?, no quiero hacerlo. Tampoco puedo ignorarlo, somos los únicos en la sala. Podría salir por las escaleras, pero me dijeron que espere aquí. ¿Me esta mirando?, ¿por que no muestra su cara?¿porque no habla el primero?. ¿Será el también un monstruo? Creo que seria conveniente hablarle, ¿pero de que? ¿sobre que se supone que hablan los monstruos?, ¿sobre cadáveres en el sótano? JAH!(La risa se oye fuera de su pensamiento, al notar esto, Gaspar baja la mirada y se aleja del sujeto haciendo como que observa las distintas esculturas de la sala)

Gaspar se aleja del individuo, hace como si observara las esculturas, pero observándolo a él.
(piensa)Yo no seré el primero en decir algo, si pretende hablar, él devera empezar la conversación.

Nos dirigimos al muchacho, con Malena aferrada a mi generoso brazo. Mi andar es petulante y sofisticado, y me acerco con una breve sonrisa, mientras que aliso la almidonada camisa descontracté. Mis ojos lo escrutan de arriba a abajo, analizando cada detalle de su persona.

Edward Cullen, si mal no recuerdo. No es así querida? digo mirando a Malena y volviendo mis ojos al muchacho.
Creo que alguna vez he asistido a alguna de tus exposiciones muchacho, y debo decir que tienes un futuro prometedor digo con una amplia sonrisa.

Un leve toque de perfume importado, se mezcla con la suave correntada que ingresa de alguna ventana mal cerrada.

Mentira, sus obras son una mierda; no tiene la sensibilidad suficiente y su buen gusto deja mucho que desear digo pensando en su atuendo y en su corte de cabello.

- Asi es - Malena deja el brazo de Mateo y toma las manos de Edward - Como estes mi querido Edward?
Hay una amplia sonrisa. Obviemente Malena es una gran anfitriona. De fondo sonaba Vivaldi. Ahora a musica cambia, Pizzolla comienza a inundar la sala.

-Estoy bien mi señora-dije besando una de sus manos con gesto cortes mientras miraba complacido a Mateo agradeciendole el piropo.

Carlos busca con la mirada a la guardiana del Eliseo pero le es imposible dar con ella, seguramente debe de estar ocupada en otros asuntos “mas importantes” que el. El Tumba sonrió ya que no esperaba ni más ni menos por parte de ella. Con aire de resignación Carlos se sentó en un cómodo y ostentoso sillón de forma muy relajada… casi grosera a esperar a la dama. Sus ojos se cruzaron por un segundo con otro personaje que estaba en la sala, Carlos se extraño de la cantidad de caras nuevas que deambulaban esa noche por el Eliseo, caras que nunca había visto antes.

Quien e’ el coso este?!! Pensó Carlitos mientras movía su cuello haciéndolo sonar. Que mal y yo sin un puto fazo!!! Carlos miro al extraño y finalmente le pregunto.

Eh che vo’ tene un fazo pa’ que me de’a???!!! El tumba parecía algo ansioso y se ve que necesitaba tener uno entre las manos.

Gaspar piensa:
¡Mierda! este tipo es más que un monstruo.

No, ya no fumo. Ya no tiene sentido, no logro disfrutarlos.
Baja la cabeza, y vuelve a mirar la escultura, la cual se tambalea. Pero logra evitar que se caiga.

Tumba sonrió y apoyando su cabeza contra el respaldar y mirando el techo y su barroco decorado dijo Si te entiendo, yo tampoco lo fumo… solamente lo tengo encendido en la mano para recordar viejos tiempos. Luego dijo con ironía Ves fiera, el problema de pedir fazo entre tanto murciélago es que ya a nadie le pinta el vicio… si esto sigue así me voy a tener que comprar los fazos yo mismo… con lo caro que están. Luego miro de reojo la estatua y a Gaspar y dijo Te pensas afanar la cosa esa??!! Tumba sonrió mientras miraba el techo en una clara conversación que no llevaba a nada pero que era ideal para matar el tiempo mientras la primogénita toreador llegaba al lugar.

- Me alegro mucho. Que bueno tener mis dos chicos aquí esta noche. Bien se preguntarán por que los he convocado. El tema es ... - suena su celular, La Cumparsita por ringtone; pone cara de fastidiada - Disculpenme un segundo.
Abro el teléfono y atiende.
- En la sala de espera? Ok, voy para allí - ciera el teléfono y hace un ademán de cansancio - Tengo un pequeño inconveniente. Debo atender un asunto. Me disculpan unos momentos?

Malena no tarda en llagar. Atravieza la puerta con toda la sensualiad que siempre la destacó. Viste un vestido corto, color chocolate, muy escotado y pegado al cuerpo. Zapatos marrones de taco muy alto. Pelo suelto, y una hermosa cadena en el pecho. Cuerpo atlético, perfectamente formado por años de baile. Su gracia y estilo al caminar hace que nadie deje de frenar para observarla (en ralidad muchos, principalmente Carlos, no puedan evitar mirarle la cola!).
- Carlos, bienvenido, gracias por haber venido - se acerca para darte la mano, y luego observa a Gaspar y le dedica una sonrisa - Tu debes ser Gaspar, me habisaron de tu llegada.
Su voz acompaña su cuerpo. Armónica y cálida, hace que todos sientan una cierta confianza inesplicable en ella.

Claro que te disculpo, pero procura no dejarnos solos mucho tiempo en esta sala sin tu presencia querida...digo divertido mientras le guiño un ojo, cómplice.

Una vez que la veo alejarse, una amplia sonrisa aún se encuentra dibujada en mi rostro, y centro mi atención en el muchacho.
Y tú que crees Edward? Para qué piensas que nos habrá convocado?