Partida Rol por web

Estas muerto.

Un dolor nauseabundo y mortal te recorre el cuello. Estas en la mas absoluta oscuridad sumido en una agonía que te lleva a través de un túnel hacia el cielo o el infierno.

Escuchas una voz lejana.

-Lo estamos perdiendo-

-Y que mas da, lo van a ejecutar de todas formas.-

Las voces se van, el dolor aumenta, la desconexión con tu cuerpo también. Notas como si arrancaran tu alma y la lanzaran dando vueltas al vacío.

-Inyección de adrenalina, ¡Ya!-

Notas algo en el pecho, una corriente que se desplaza por unos miembros que no puedes ver, una sensación eléctrica que te recuerda algo.

Que estas vivo.

Abres los ojos entre convulsiones, te encuentras inmovilizado en una silla. Imágenes humanoides se pasean frenéticamente delante de ti en una marea borrosa y confusa.

Un dolor lacerante surca tu cuello y otro se clava en tu pecho.

Notas como te arrancan algo de este ultimo, un puñal?

-Parece que se está estabilizando.- Dice una voz a tu izquierda, no parece tener mucho interés.

-Menuda putada, pobre desgraciado ... resucitado para que lo llevan a danzas cerebrales.- Añade entre lastima y sorna. -Tratados humanitarios ...-

Lentamente tus ojos se van enfocando.

Parece una especie de sala llena de monitores, ordenadores, técnicos y sillas enormes con gente sentada en ella. A tu lado ves a alguien, te parece que lo reconoces pero tus ojos aún no se han acostumbrado a funcionar de nuevo.

¿Jhon?

Elliot abrió los ojos sobremanera, tratando de procesar lo que estaba ocurriendo, tratando de que su cerebro funcionase y fuese capaz de asimilar los impulsos contradictorios que estaba recibiendo.

Miro a un lado. ¡Jhon!

Su oídos captaban las voces pero parecían costarles entender las palabras.

¿Qué - su garganta parecía tener dificultades para dejar salir el aire - cojones?

-¿Ha dicho algo?- Dice uno de los hombres cercanos a ti.

-No, balbucea sin sentido- Le responden mientras notas una inyección en el cuello. -No debería poder hablar hasta dentro de una hora como mínimo.-

Te sientes como un perro en un veterinario mientras te examinan y te inyectan cosas. Notas tu corazón acelerado y el cuello aún te duele del espadazo.

-¿Le van a devolver ya?- Escuchas una voz de fondo. El hombre que tienes enfocando una linterna a tu pupila le responde.

-No, le quedan 4 tomas mas, ahora lo llevaremos a por la limpieza de cortex.-

Llega una camilla en la habitación mientras notas como las agarraderas se sueltan de tus muñecas y tobillos.

Nada más sentirse libre de ataduras, el primer impulso de Eliot es golpear y correr, después ya tratar de enfocar la situación.

Aunque, claro, mi cuerpo no parece responder de la misma forma que de costumbre...

Intentas mover el brazo, pero te das cuenta que este no sigue exactamente tus movimientos que digamos. Uno de los hombres te mira de reojo, parece que te ha visto moverte, pero luego vuelve a centrar su atención en otra cosa.

Notas el movimiento de personas y como te colocan en una camilla. Tus ojos empiezan a enfocar mejor y te fijas en el hombre de al lado, un guardia de seguridad, que parece mas interesado en los monitores y tus compañeros atados que a ti.

Eliot entrecerró los ojos, tratando de echar una ojeada alrededor sin llamar la atención del personal que le rodeaba.

Mientras, empezó a trabajar en una serie de respiraciones, tratando de aclimatar su cuerpo al nuevo estado, controlar los músculos poco a poco.

Para cuando tu cuerpo empieza a reaccionar, la camilla se ha puesto en marcha y has abandonado la habitación donde estabas para que te lleven a otro lugar.

Un hombre te empuja mientras un guarda lo acompaña en silencio y armado.

Eliot trata de concentrarse, siguiendo las respiraciones y los pequeños impulsos controlados a sus extremidades, empezando a mover los dedos poco a poco, con disimulo, luego el brazo y los hombros.

Mientras, su mirada se centra en atisbar al guardia y el arma que lleva.

Llegáis a una nueva habitación, las luces te ciegan un poco, pues aún tienes los ojos sensibles.

El dela camilla te abandona momentáneamente para encender unos equipos y preparar una especie de cama enorme parecida a una maquina de TAC.

El guardia está a tu lado, subfusil en mano, pistola en la pierna derecha y taser en el cinto, que intercambia la mirada entre tu y el operario con expresión aburrida.

Pillas desprevenido al guardia y alcanzas su pistolera, sacandole el arma y preparándola para disparar. El hombre da un bote atrás.

-Eh! Maldita sea!- Y se dispone a dispararte con su subfusil.

La boca pastosa indicaba que no estaba en su mejor momento aún así...