Partida Rol por web

El vuelo del pájaro lo atrajo a lo largo de muchos metros a lo largo del bosque. De la roca volaba a la rama y volvía a descender al alcance del niño, dejando su propio señuelo para no desmotivar al joven a perseguirlo. 

Vernemetton trataba de no hacer el más mínimo ruido al acercarse y una y otra vez saltó sobre él, tratando de atraparlo  en vano. Fue en una de esas, que cayó de bruces sobre un montoncito de mantillo silvestre elevado y sin perder de vista a la burlona ave, se levantó de nuevo con decisión para seguirlo. Escuchó en aquél momento unas voces extrañas, agudas e infantiles. Su mirada se dirigió hacia dónde provenían y se encontró a medio camino las miradas de ambos niños humanos.

El corazón le dio un vuelco y los ojos brillantes y dorados de Vernemtton quedaron paralizados por un momento al verse expuesto. Aguantó la respiracíón en una bocanada de sorpresa y se hizo cuerpo a tierra para ocultarse cuan rápido pudiera de su vista, arrastrando una estela de luz en su movimiento.

Pocas veces había coincidido con humanos, muy pocas veces, y ninguna de ellas, con otros niños. No sabía qué hacer ahora, y las hadas habían quedado atrás. Tendría que regresar con su madre antes de le descubriera, pero al mirar alrededor, ningún camino se le abría. Aquél pájaro lo había guiado a ciegas por el bosque y no sabía el camino de vuelta!

Trató entonces de arrastrarse por el suelo acolchado de hojas y esconderse de ellos. Pero el aura de luz dorada y brillante que irradiaba por su condición de Sidhe le hacía flaco favor para ocultar su rastro de su paso.

Nemain seguía a su compañero mientras perseguían a aquel pajarito, no eran amigos, es mas, nunca habían jugado juntos, el pueblo tampoco era tan grande, pero era precisamente con el , con un perfecto desconocido, con quien ahora perseguían a esa curiosa ave.

Corrieron y rieron mientras intentaban alcanzarla para ver que es lo que llevaba en la pata, hasta que el niño se paro en seco y con sus grandes ojos miraba a un chico? brillaba? , el que parecía intentar escapar de ellos, los miraba con la misma cara que los dos niños  a el, como acto instintivo Nemain se cogió del brazo del  Dante,siguió mirando a aquel chico extraño, nunca había visto nada como el, pero en su rostro se reflejaba una expresión que ella podía entender o eso creía, soltó con esfuerzo por su parte el brazo de su compañero, avanzo lentamente un paso y con toda la amabilidad que pudo aunque con algo de miedo también le pregunto al chico de aura brillante - estas bien?

Ulf empezó a hacerle señas con las manos al viejo Harkon.  Saltaba, moviendo los brazos; esa era la forma en que se pedía que lo llevaran, la forma antigua, según lo que le había enseñado su Nott.  Todos tenían la obligación de llevar a quien lo pidiera así a través de un tramo del fiordo, era la costumbre. 

El pescador sonrió.  Le faltaba un diente pero abajo de su hirsuta barba apareció ternura.  Este era el hijo de la völva, su esperanza de que se mantendrían sus dioses frente a los embates del dios extraño que traían del sur los reyes traidores, los que forzaban con la espada a que se convirtiera la gente. 

A este niño lo llevaría cruzando el fiordo entero si se lo pedía. 

Acercó su bote y les dijo a los dos.  Súbanse.   ¿Van a pescar al otro lado?   Los llevo. 

En Tintagel, el niño-duende no se pudo esconder de los otros dos, y con musgo en el pelo se volteó a verlos.  El chough parecía burlarse de ellos con sus croídos.  Voló tirándole una cagarruta encima a Dante y se fue a parar en una rama aún más alta...  El viento movió el pelo rojo de la niña, imitando el fuego tranquilo de una hoguera.  ¿Que sentía Nemain al ver al duende este?

Era extraño para Nemain, no sentía miedo del niño, aunque nunca había visto a nadie como el que ella recordara, es mas, había algo en él que le resultaba muy familiar, se acerco otro paso mas, un poco mas corto que el anterior para no alejarse mucho de su pequeño compañero.

Los tres niños en Tintagel se quedaron mirando unos a otros.  Arriba, el chough graznó y subió una rama más.  ¿Que haría ahora los tres?

Las palabras tranquilizadoras de la chica alertaron a Vernemetton de que su presencia no había pasado desapercibida, y en cuanto la chica dió un par de pasos subiendo el pequeño montículo, el aura de luz que se dislumbraba tenuemente a lo lejos volvía a envolver en su totalidad al joven.

Vernemetton miró a la chica en silencio, poniéndose de pie de forma instintiva. En la corta distancia, la niña pelirroja pudo apreciar el belleza del joven, como si fuera sacada de las leyendas y canciones, más allá de lo que hubiera conocido en la aldea. La piel blanquecina y clara, de tacto aterciopelado y manchada por la tierra, resaltaba el contraste del rubio de los cabellos mojados y apelmazados.

Una mirada furtiva se dirigió al chough, volcando sobre él toda su frustración y la culpa de su exposición. -Estoy bien...- Llegó a pronunciar, volviendo a mirar a Nemain y la mata de melena roja que enmarcaba su rostro. Las rodillas le temblaban ligeramente por la excitación y el corazón latía con prisa en una mezcla de vergüenza, curiosidad y espectación. -Yo...no quise molestaros. Disculpad...- Volvió la espalda entonces a la chica, tratando de seguir su camino. No sabía cómo tratar con niños humanos. De hecho, con casi ningún humano. Su instinto le pedía salir a correr en aquél momento al tiempo que un lazo de curiosidad embaucador, revoloteaba su interior ralentizando sus pasos.

Dante aún seguía absorto ante la situación la niña que se llamaba Nemian la había cogido del brazo y eso hizo que Dante sintiera como si tuviera que defender de aquel ser, pero como podría la podría defender él? si el temor que le habían imbuido sus padres sobre aquel tipo de criaturas no le dejaba reaccionar... Aún así instintivamente sacó pecho, pero al isntante Nemian lo sorprende dando unos pasos hacia adelante aunque sin alejarse demasiado y acaba preguntando al ser si estaba bien, los ojos de Dante casi se salen de sus orbitas.

- Que demonios crees que haces? Es peligroso... donde vas?

Pero la chica parecía muy tranquila, de repente nota como algo cae en su hombro viscoso y caliente cuando lo mira su cara de asco no dejar lugar a dudas el pajarraco que perseguían hizo sus heces encima de él, Dante lo miró cabreado mientras cogía una hoja y se limpiaba, ese hecho casi le hace olvidar lo que sucedía a poca distancia de él, cuando una voz le devolvió a su lugar, el ser había contestado y parecía incluso más asustado que él... Como podía ser? Su padre siempre le había advertido que eran seres peligrosos, pero aquella criatura con una estela de luz parecía inofensiva... No sabía que hacer, estaba en una incertidumbre...

Nemain miro hacía atrás para vera su compañero, que se limpiaba lo que el ave le había dejado caer, ahogo la risa al ver la situación y sin perder de vista al chico de aura dorada, Nemain, se acercó a su compañero de aventura y termino de limpiarle con la la manga de vestido, dándole una pequeña sonrisa.

No molestas - contesto Nemain a la respuesta del chico,  - como te llamas - pregunto la curiosa pelirroja, mientras hacía que su compañero se pusiese a su lado

Ulf no paraba de hacerle señas a Harkon mientras no perdía de vista al Charrán, estaba tan absorto en el pájaro que no se había dado cuenta de lo que Harkon les estaba diciendo hasta que vio que remaba hacia ellos y les invitaba a subir, el pecho de Ulf se llenó de alegría, se giró hacia  Ansgmar, venga corre , el viejo Harkon nos va a ayudar, si nos damos prisa aún podemos alcanzar al Charrán, por fin los dioses nos sonríen, je, je..... sin apenas dejarle tiempo a reaccionar Ulf levanto del suelo a Ansgmar y tirando de el corrieron hacia el bote. 

Ayudandose de Harkon se subieron a su interior, sin más pormenores Ulf se abrazó a Harkon, gracias Harkon, te estoy eternamente agradecido, hablare con Nott para que los dioses te favorezcan, ahora debemos darnos prisa, tenemos que llegar a esa piedra, mientras Ulf no dejaba de hablarle a Harkon no paraba de señalar el sitio desde donde podrían ver de cerca al Charrán, mientras aún con la excitación de poder conseguir su objetivo zarandeaba a Ansgmar, mira ya casi lo hemos logrado, lo podemos conseguir...

En los fiordos cercanos a Bremen...

Ah estos niños, siempre buscando que comer.  Mira que los huevos de charrán son muy sabrosos.  A tu madre, sus madres, les encantará que le lleven uno.  -Remaba el pescador con gran fuerza para su edad.-  Que bueno que vieron donde estaba anidando, realmente sólo uno muy chiquito como ustedes se puede subir entre esas piedras. -dijo entre reminiscencias. 

Llegaron a la orilla de esa pared del fiordo.  Estaban las piedras de abajo aun mojadas por el rocío de las olas y se podrían resbalar, pero por otro lado, había buenos lugares de donde irse agarrando y llegar donde el pájaro.  Claro que tendrían que ir muy sigilosos si lo habrían de sorprender. 

Umff, -resopló Harkon mientras los ayudaba a pasar a la piedras más bajas- ahí van chamacos, ya están.  Anden con cuidado.  Jajaj, si se caen al agua de aquí los jalo con mi remo.  

Muchas gracias le dijo al pescador en el otro lado mientras bajaba de la barca.

Ahora tocaba acercarse con cuidado al nido, con suerte podrían coger al pájaro o lo que llevara en la pata estuviera en el nido.

Tendrían que traerle un huevo al pescador por su amabilidad pensó para si mismo

Ulf no paraba de subirse a la espalda de Harkon mientras le animaba a seguir remando, en todo momento le señalaba el nido del Charrán, poco a poco se estaban acercando, deberían acercarse con cuidado para no espantarlo, Ulf miro a Ansgmar antes de empezar a trepar, esperemos que tengamos más suerte que hace un rato, subiremos cada uno por un lado haber si tenemos suerte....sin más Ulf rezo a sus Dioses y se dispuso a trepar, las piedras estaban resbaladizas y en los primeros intentos de subir Ulf resbalo un par de veces, pero poco a poco fue cogiendo confianza y sin mirar atrás consiguió escalar el tramo que lo separaba de su tan preciado objetivó.... 

Ansgmar quiso comentarle su idea a Ulf, para agradecer al barquero su gesto, pero su intrépido como siempre su  amigo se lanzó al ataque por delante, bueno, no quedaba otra que seguirlo(no iba a ser menos), se escupió las manos para seguir le en su escalada.

No tardo mucho en ganarle ventaja, encontró un par de ramas fuertes que le hicieron las veces de  escalinata y los fuertes puntos de apoyo que supujeron las mismas le permitieron controlar los movimientos para hacer el menor ruido posible.

La voz y actitud calmada de la chica hizo girar la cabeza de Vernemetton con expectación. En otra situación similar a aquella, hubiera esperado asombro y escándalo por su apariciencia.

- ...Mi nombre es Vernemetton -frunció las cejas extrañado observándola, con el cuerpo a medio camino de alejarse de allí - ¿No te asustan las hadas? ¿Acaso no has oído de que pueden robarte o extraviarte? 

El chico parecía estar extrañado, acaso debía conocer estas historias...acaso soy la única que no las sabe? - pensaba mientras miraba a este chico hada- Encantada de conocerte, y no, lo siento, pero no he oído esas historias...mmmmm, son ciertas? - termino de decirle, mientras comienzo a entender la prudencia de mi compañero en cuanto lo vio 

Sonrió ante la pregunta- En ocasiones, depende de qué hada sea, tus intenciones y si lo mereces o no- Observó furtivamente al chico y volvió su mirada hacia el ave que se mantenía en la rama. -Ese astuto pájaro me ha hecho perder el camino siguiéndolo, llevaba en su pico algo....curioso...- Frunció el ceño mientras hablaba para terminar de nuevo a los ojos de la chica, a quién estudió con curiosidad. -Tu cabello recuerda a las hadas de Eire...- sonrió dulcemente de forma más relajada. 

En Tintagel...

Nemain comenzó a sentir algo raro. Los caminos del bosque en cuya orilla estaba, llenos de musgos sobre los troncos de los árboles, comenzaron a alargarse, a torcerse, a doblarse como si estuvieran de goma, como si ella tuviera fiebre. La perspectiva de todo cambiaba, las imágenes de los otros niños se perdían, como desvanecidas. Lo único que veía delante de si era un bosque en el que, a cada paso que daba, se le abrían más y más senderos. Caminó más rápido, corrió a ver si llegaba donde estaba antes. Corrió de un lado al otro. Espantada, volteó a su alrededor; ya no reconocía ningún lugar, ni de donde venía, ni a donde iba... ¿A donde iba?

Los niños sólo vieron como Nemain de pronto empezó correr, adentrándose en el bosque. Dante y Vernemetton se voltearon a ver, la intentaron seguir. Al principio cachaban un poco del color de su ropa o pelo adentrándose en el bosque. Luego ya nada. Sólo el bosque estaba enfrente, habían regresado al mismo lugar. El pájaro negro que seguía arriba del árbol cruó, una, dos, tres veces.  

En los fiordos cerca de Bremen...

Angsmar parecía correr en vez de estar escalando, Ulf iba muy bien también.  Harkón se quedó maravillado ante la agilidad de este par de muchachos.  Dignos hijos de mi pueblo.  -dijo para sí, orgulloso.  Así somos la gente de los fiordos.  

Llegó primero Angsmar a la repisa de piedra y alcanzó a ver algo aun más interesante.  El charrán efectivamente tenía una de las plumas de su cola color dorado intenso, pero además, había un par de huevos en el nido, ¡ ambos de color dorado, brillando cual oro !

El pájaro parecía no haberse dado cuenta ni del primer niño que asomó la cabeza, ni del segundo que instantes después aparecía justo del otro lado.  Como un par de zorros suertudos relamiéndose los bigotes aparecían ambos chamacos, a una distancia que con sólo un movimiento ágil de manos capturarían al ave. Sin embargo la piedra donde estaban parados estaba delgada y un poco resbalosa por la humedad y erosión natural.  Abajo, la barca de Harkón parecía una barquita de juguete.