Partida Rol por web

Voy caminando con el grupo junto a Sean sin dejar de observar todo el tiempo el camino, los alrededores siempre en estado de alerta. Si el maestro nos había advertido lo peligroso que podría resultar este pequeño viaje un descuido nuestro sería más que perjudicial. - Hay algo que no me cierra aquí. -paro en seco señalando las pisadas. 

Al arrodillarme examino las huellas, mi gesto no parecía estar conforme con lo que veía. - Deberemos tener cuidado. -l hablo al grupo y le dedico una mirada a Sean mientras sujeto su mano después de incorporarme y continuar caminando.

Emmeline había pasado todo el rato caminando en silencio, observando el paisaje a su alrededor con calma. Pocas cosas parecían capaces de alterar su serenidad. Sin embargo, al llegar a las pisadas, se detuvo y las observó con rostro curioso. Esto no suele estar muy transitado, comentó, más para ella que para sus compañeros, mientras miraba hacia el este. Pero la misión estaba clara: Slytherin les había indicado el camino que tenían que seguir, así que, a no ser que los demás insistieran mucho, la joven siguió caminando en dirección al bosque.

Adrian pasó el viaje en silencio y haciendo lo posible por seguros el ritmo. No era precisamente un deportista nato y la falta de descanso tampoco ayudaba. Además, seguía enfadado por la forma en que de pronto sus compañeras se habían puesto más o menos de su lado al decir que prefería no ir en escoba. Podía defenderse solo de sobra.

Cuando por fin parecía empezar a verse el bosque, Sophie se detuvo y Emmeline también se paró. Fantástico. No tenían tiempo para caminar pero sí para tirarse por el suelo a mirar la tierra.

- Ya casi se ve el bosque -comentó por ver si se daban por aludidas.

Me detuve también, observando. 

-Es poco transitado, sí -razoné en voz alta- y no son huellas normales. Parece que el humano va cargando mucho peso como si llevara algo con lo que está huyendo... o cargara con algún herido. Qué extraño... SI queréis, adelantaos algunos. Que alguien venga conmigo en escoba a ver qué es exactamente, luego os alcanzaremos. 

-No es conveniente separarnos, nos quedamos todos o avanzamos todos. - afirmo con intenciones de organizarnos, se sabía que el lugar era peligroso no podemos estar haciéndonos los héroes. 

Sonreí con una expresión extraña.

-No sería la primera vez que hago algo sola en este mundo, Sophie... -entonces volví a observar las huellas a ver si sacaba algo en claro- ...pero como queráis. 

Meneo la cabeza negando acerca de su postura, totalmente inconsciente. Nuestro maestro nos ha enviado a todos, estaba claro que era una prueba y no pensaba permitir ese tipo de actitudes, éramos un grupo y teníamos que comportarnos como tal. - Lo sé pero no estás sola aquí y debemos pensar como grupo no individualmente porque si cada uno va a su bola, hace lo que quiere y decide solo no funcionará. El maestro nos envió juntos, debemos obedecer. Nada de acciones que después paguemos caras todos. - no deseaba llevarme mal con ella, pero tampoco iba a permitir ciertas actitudes. Respetaba a cada uno de mis compañeros y no buscaba malos rollos con ninguno. 

Sean anduvo junto a Sophie y el resto de sus compañeros bajo el abrasador sol que se alzaba sobre ellos. La verdad es que hacía tiempo que no caminaba tanto, acostumbrado como estaba a usar la escoba cuando se trataba de largas distancias pero después de haber dicho lo que dijo no sería lógico quejarse por ello. Si era una prueba más Sean la aceptaba de buen grado.

Después de un breve descanso encontraron unas huellas que se desviaban hacia el este. Casi todos optaron por continuar su viaje. Todos menos Devi, que pretendía echar un vistazo con la escoba.

- Sophie tiene razón, Devi - terció Sean. - No está bien separarnos y menos ignorar nuestra misión - añadió mirando hacia el bosque. Realmente tenía mucho interés en echar un vistazo, y más si era en escoba, pero sabía que tenía una misión que cumplir. - Podremos echar un vistazo a la vuelta. ¿Os parece? - sugirió mirando a las dos chicas, Sophie y Devi, extendiendo su mirada hacia Emelline y Adrian justo después.

Alcé mucho las cejas.

-Sophie... he dicho "como queráis"...

Pero ¿qué le había pasado a Sophie de repente? Y ¿por qué todos en aquel grupo se alteraban tanto cada vez que decía algo que creía? ¿Es que no se podía debatir o expresar la opinión con ellos? No entendía ese tipo de reacciones ante una mera sugerencia que, tranquilamente y sin ningún problema, se podía seguir o no, como personas adultas* ¿es que acaso no habían vivido nunca en el mundo real?. Y ya llevaba dos en apenas unos minutos ¿qué les sucedía a Adrian y Sophie? ¿Tan nerviosos estaban por una misión? ¿Sería la primera de su vida? En fin, con demasiadas cosas había lidiado ya como para molestarme por algo así, así que sonreí. 

-Lo sé, Sean. Sólo era un comentario... -murmuré, levantando las manos- si tan nerviosos estáis con llevar a cabo la misión cuanto antes porque creéis que es una prueba de Salazar, no lo estamos haciendo de la mejor manera, pero en fin... Además... -entonces se me ocurrió algo; si no los convencía, al menos los dejaría con la intriga- ...¿y si están puestas aquí por algo? ¿y si son parte de la prueba? Pero si no es de vuestro agrado... -continué caminando, alejándome poco a poco tras Emmeline- ...como he dicho antes: como queráis.

Las dos últimas palabras las vocalicé exageradamente alto, medio en broma medio en serio, para que quedaran claras. 

Mientras discutían seguía pasando el tiempo, y comenzó a nublarse... el sol iba desapareciendo poco a poco...

Veis efectivamente unas pisadas, que comienzan poco a poco a borrarse con las gotas que comienzan a caer del cielo. Escucháis un relámpago lejano. No sabéis quién puede estar por allí, pero quien quiera que sea se ha desviado del camino con un caballo.

Emmeline escuchó la discusión sin intervenir en ningún momento. Quienes la conocían sabían que era poco dada a participar en disputas de ningún tipo, y más cuando el asunto no le concernía demasiado. Solo quería que sus compañeros dejaran de retrasarla, decidieran lo que decidieran.

Sin embargo, no podía negar que sentía bastante curiosidad por las huellas y por quién estaría pasando por allí tan cargado.

- Podría ser una prueba, sí - opinó, - pero también el maestro nos dijo que evitásemos un sitio en concreto antes de llegar al bosque. Puede que ese camino - dijo señalando por donde iban las huellas, - lleve a ese lugar. No sé vosotros pero yo veo muy claro lo que hay que hacer.

Sean dio unos pasos hacia el bosque, se detuvo y miró a sus compañeros.

- ¿Vamos? - preguntó, esperando a que le siguieran hacia el bosque.

-Vamos. - voy corriendo hacia donde estaba Sean para ir tomados de las manos mientras nos dirigíamos hacia el lugar indicado, todavía quedaba mucho por recorrer y el bosque no me auguraba un buen presagio. 

Observo el cielo teniendo en cuenta de que el relámpago y la lluvia van tomando participación en el camino indicándonos una tormenta que está por avecinarse. - Si no llegamos pronto, quedaremos empapados. - le digo a Sean en un susurro que evidentemente iba con doble intención porque al detenerme en su mirada fui recordando uno de nuestros tantos encuentros que justamente era un día lluvioso, lamentaba no poder aprovechar este instante como hubiera deseado. 

Adrian no tenía ninguna intención de meterse en la discusión, por muy absurda que fuera. No podía creer que nadie fuera a tragarse lo de que Salazar hubiera puesto eso ahí para algo. Por lo que sabía de la gente, solía desplazarse por caminos y cualquiera podía haber dejado esas huellas. Además, el maestro debía haber pasado la noche en casa mientras él y Emmeline practicaban. Le aliviaba, al menos, ver que ella tampoco parecía interesada en las mundanas señales del camino. Pero de pronto toda la situación cambió.

- Maldición -murmuró el chico antes de alzar algo más la voz para que el resto le escucharan- No deberíamos desviarnos del objetivo… pero es peligroso estar en un bosque durante una tormenta.

Si ya era peligroso resguardarse bajo un árbol, hacerlo bajo montones de ellos debía ser la peor idea posible. La mejor opción sería buscar un refugio hasta que la tormenta pasase pero eso podía suceder en unos minutos… o tras varias horas. La opción de seguir hacia el bosque no le gustaba pero la de esperar tampoco así que iría donde fuera la portadora de la carta.

-Estoye acuerdo con Adrián, el bosque no es seguro en una tormenta y mucho menos lo será cuando anochezca...¿Emmeline? -musité, consciente de que estaba dejando una decisión importante en manos de otra persona. Pero al fin y al cabo, ella tenía la carta.

Comenzáis a escuchar truenos a lo lejos, y la lluvia comienza a apretar. Vuestros cuerpos comienzan a tener frío, y un resfriado era una enfermedad muy seria hasta para un mago.

Emmeline había ignorado el debate con aire sereno durante todo el rato. Había continuado caminando con lentitud, dispuesta a no desviarse de su objetivo tal y como sugería Adrian, hasta el momento en el que el primer trueno sonó en la lejanía y la humedad podía palparse en el aire. Entonces, se detuvo de golpe y se giró a mirar a sus compañeros mientras negaba con la cabeza.

No podemos meternos en el bosque. La tormenta nos alcanzará en muy poco tiempo, y no es para nada seguro. Ya no solo porque un rayo puede caernos encima, sino también porque podemos enfermar. La joven meditó durante unos segundos con los ojos cerrados. Creo que lo mejor es que nos desviemos del camino y sigamos las huellas. Quizás haya un refugio cerca y la persona que parecía ir tan cargada haya ido allí a descansar. Necesitamos parar hasta que la tormenta acabe.