Partida Rol por web

Aunque no era lo que había pretendido observó con satisfacción como su hechizo seccionaba a la criatura por la mitad haciendo que ambos trozos cayeran al suelo. Tras esto permaneció con la varita en la mano por si alguna de las criaturas que quedaban se acercaba demasiado.

Cuando Salazar se detuvo cerca del muchacho, empezó a sentir un sudor frío. Estaba seguro de que habría notado que había perdido la concentración en el último momento, por eso le sorprendió que no hiciera ningún comentario al respecto pero entonces el tono de su ahora remátalo y el empujón al decirlo fueron reprimenda más que suficiente. Adrian trastabilló un poco pero consiguió mantenerse en pie y quedó bastante más cerca del enemigo que le correspondía. La verdad era que conocía un buen número de hechizos para sacar ventaja y poder huir o ponerse a salvo pero nunca les habían enseñado demasiados para producir verdadero daño. Uno de los que sí tenían esa finalidad era sectum y había aprendido a dominarlo hacía relativamente poco tiempo, por lo que toda oportunidad para practicarlo era buena. Desafortunadamente, Sean, que también había decidido esperar para atacar y en cambio había recibido halagos del maestro, se había adelantado en hacer ese mismo hechizo. Sin molestarse en observar el resultado que hubiera obtenido, frunció el ceño y se propuso poner todo su empeño en hacer un sectum mucho mejor que el suyo. Completamente convencido volvió a apuntar con su varita.

- ¡Sectum!

Y ahora no sé si debo narrar yo o me matas tú.

Emmeline observó con una ligera sonrisa cómo aquellas criaturas comenzaban a dar vueltas a su alrededor, ruidosas y confundidas. Sacó su varita con un gesto elegante. 24 centímetros, madera de roble, núcleo de cola de unicornio. La joven se dedicó a mirar con curiosidad los hechizos que utilizaban sus compañeros. Observando se aprendían muchas cosas sobre las personas. Cuando Salazar les metió prisa para que actuasen, Emmeline localizó de una mirada su objetivo. Alzó su varita e hizo un suave movimiento con ella.

Confringo - dijo con voz calmada. Un hechizo nuevo, aprendido recientemente. Nunca lo había usado en un ser vivo: quería comprobar si el billywig explotaría en mil pedazos como explotaban los objetos normales. De su varita surgió una fuerte corriente de energía dorada que impactó en la criatura de lleno. Emmeline sonrió con satisfacción.

Adrián parece ponerse nervioso con la presencia de su mentor detrás, y el empujón que le propina. Le cuesta conjurar el conjuro, y más aún falla al lanzarlo. Slytherin pasa por ahora de decirle nada, pero seguro que se lo dirá en unos momentos.

A pesar de que Emmeline conjuró bien su hechizo, el bicho supo resistirlo y no explotó, sino que absorbió el hechizo. Salazar movió la cabeza, pero no dijo nada. No estaba satisfecho con ellos aún.

Emmeline comprobó que el hechizo no afectaba a la criatura y se preguntó por qué, siempre sin perder su temple. Lo anotó mentalmente para preguntárselo más tarde al maestro, a fin de cuentas, era un hechizo poderoso y los bichos eran simples billywigs.

Alzó de nuevo su varita al ver que iba a ser atacada por la criatura. Sabía perfectamente qué hechizo debía realizar para protegerse.

¡Protego duo! - exclamó, mientras una fina capa de energía transparente la recubría. 

Al ver que no me respondía, me encogí de hombros. Tenía al bicho inmovilizado y no iba a perder aquella oportunidad. Tenía también unos ideales y unos principios; ya había visto demasiadas muertes en el sitio del que venía, no iba a ser pródiga en ofrecerla siempre y cuando se pudiese evitar. Y dado que el maestro no me ordenó directamente que lo matara... lo que es más, puesto que no me hizo ningún caso y continuó asustando a los demás, me preparé de nuevo, apunté al bicho que no podía moverse y pronuncié el siguiente conjuro:

-¡Wingardium Leviosa! -entoné con voz clara y potente. 

No era muy difícil lo que me proponía, pero con el cansancio que tenía acumulado aquella noche, prefería contenerme, pues sabía que Salazar nos tendría preparadas más sorpresas, eso seguro. Levanté al billiwig inmóvil por los aires y lo deposité en la jaula de la que había salido, para luego cerrar la jaula y quedarme allí de pie, mirando de nuevo al maestro, a ver si por fin se dignaba a hacerme caso...

Después de su patética exhibición tratando de medirse con uno de sus compañeros, Adrian no quería volver a jugársela. Aquel enorme aguijón se dirigía a por él y lo único que quería era quitárselo de encima. Tenía que dejar de pensar en la forma en que presuntamente sus compañeros debían estar juzgándole por su fracaso y centrarse en lo peligroso a corto plazo.

- ¡Flipendo!

Algo parecido a una potente bola de energía mágica salió de su varita y dio de lleno al Billywig, que salió despedido a la otra punta de la sala.

Mejor, mucho mejor. Casi se permitió una sonrisilla de satisfacción. Casi. Antes tenía que matar a esa criatura.

El profesor mira cómo Devi deposita el animal totalmente petrificado en la jaula.- Era suficiente con inhabilitarlo.- Acto seguido lo tira al suelo y lo pisa.- Pero mejor así.- Dice asintiendo con la cabeza.- Cuando os enfrentéis al enemigo muggle, no os bastará con inmovilizarlo.- Dice paseando entre los presentes. Acto seguido mira cómo el bicho se lanza a atacar a Emmeline y ella se protege con el protegu duo.- Excelente, Emmeline.- Acto seguido mira a Adrián y al bicho, que sale disparado justo antes de que le picara.- Por fin haces algo bien.- Le dice. Era mucho para él decir eso, así que los alumnos lo debían tomar como un cumplido. Pero aún no habían acabado con todos los insectos, y ahora debían contraatacar.- Vamos, matad a esos dos bichos.- Dijo a Emmeline y a Adrián.

- Sí, maestro.

El billiwig se había llevado un buen golpe y parecía algo aturdido por la potencia del impacto. Ese podía ser un buen momento para compensar la metedura de pata que había cometido… o bien cubrirse de mierda hasta el cuello. Lo que estaba claro era que tenía que repasar ese hechizo y mejor hacerlo con supervisión. Se mordió el labio inferior y frunció el ceño. Tenía que salirle bien.

- ¡Sectum! -dijo con firmeza moviendo la varita en dirección al bicho como si de una espada corta se tratase.

Esa vez había salido bien. Lástima que el hechizo rozara levemente al animal y no le hiciera nada de daño, un centímetro más abajo habría bastado...

Las alabanzas de Slytherin eran bien escasas, por lo que Emmeline sonrió orgullosamente cuando la felicitó por su hechizo defensivo. La verdad es que le había salido muy bien: un escudo de magia casi transparente había hecho que la criatura impactase en ella y saliera volando hacia atrás, despedida con una gran fuerza.

Ahora tenía que acabar con ella.

¡Sectum! - exclamó. Quería acabar ya con ella de una vez por todas.

Tras el fallo de ambos a la hora de lanzar el hechizo, Salazar se cabrea aún más, y comienza a dar pasos de forma más estridente. Los insectos atacan de nuevo a ambos. El de Adrián parece que está un poco atontado, y se acerca zigzageando con un ruído más sordo aún. Resultan muy molestos. Sin embargo el de Emmeline va enfurecido hacia ella con su gran aguijón. Más les vale que hicieran algo.