Partida Rol por web

Bajo andando por la ladera, sacudiéndome la arena ardiente de las manos. Sin prisa para llegar, como si no desease confirmar lo que se intuía desde la de distancia.

De repente el psiónico da muestras de vida ante las matuseras zarpas del dracónido. Sin embargo el elfo no se mueve. Incluso sus heridas parece que han dejado de sangrar, como si ya no quedase mas vida en su cuerpo para ser tirada en la arena.
¿ Y él se pondrá bien ? - Pregunto mientras me agacho junto Hall-khad, cuando descubro que algo me molesta en la pierna. Ante mi sorpresa descubro una flecha que me atraviesa el muslo hasta que su punta huesuda sobresale un par de pulgadas por detrás. - Oh... Creo que habría preferido no ver eso.

Me siento en las rocas para examinar mi herida, sin preocuparme por su tacto ardiente. Sin disimular algunas muecas de dolor, intento extraer la flecha sin causar mas daños.

El bárbaro estaba arrodillado junto al cuerpo del elfo, no había podido hacer nada por él, quizá por la ausencia de sus capacidades sobre sanar, el cuerpo estaba inerte y los ojos ya sin vida lo miraban suplicantes. Miró en rededor observando a sus compañeros, magullados pero vivos, al lado el dray había podido estabilizar al otro caído gracias a una pócima. "Quizá si hubiera tenido una de esas", miró de nuevo al elfo, pero desechó la idea, no la tenía así que no pudo entregársela... Ahora eran uno menos, y debían establecerse cuanto antes, se levantó cuan alto era y empezó a inspeccionarse las heridas que tenía para poder curarse en la medida de lo posible...

El psiquico se levanto como si despues de una larga noche de borrachera, sin recordar apenas nada
Que ha pasado? Solo... solo recuerdo un grupo de asaltante, mucho daño y caer antes que pudiera hacer nada...
Intentando mantenerse incorporado, la cabeza empezo a darle vuelta por lo que decidio tomarse un poco mas de descanso y recobrar las fuerzas.
Haciendo acopio de su fuerza de voluntad, se vuelve a incorpora y se sienta en una piedra.
Me podeis pasar ese equipo, le echare un vistazo a ver si encuentro algo. Sobre el equipo se referia al quien pudo ver por poco que lanzaba algo de magia.

Kava le entrega las prendas al psionico, y mientras este las revisa un instante el dray aprovechar para curarse un poco las heridas quitarse los trozos de flecha y limpiar los cortes recibidos. El reptil mueve un par de los cuerpos a un lado de la roca y junto con sus compañeros escarba en sus pertenencias, la ley del desierto demanda tomar lo que mas se pueda mientras este disponible busca piezas de cerámica e incluso repara en sus armas, con algo de suerte conseguirían un buen precio por ellas y tal vez hasta algún favor.

final mente se acerca al cuerpo del elfo, y afirma fue un buen guerrero, mientrass duro, a el también lo revissaremos pero ssu cuerpo sse lo daremos a lass arenass mientrass que loss de estoss otross sse quedaran para carroña la mirada del Dray irradiaba un tenue color ámbar pero este podía deberse al reflejo del rojizo sol.

el dray busca una buena roca y con las manos escarba un agujero para su camarada, lo hace lo bastante profundo para que no le puedan sacar los carroñeros.

Al girar otra vez sobre sí mismo, el mul solamente vio muerte a su alrededor. Silenciosa, humeante, sangrienta muerte. Cuerpos rotos, ojos apagados y reventados, charcos de sangre siendo bebidos por el suelo sediento. Sus dientes entrechocaron con otra descarga eléctrica, la maciza cabeza del martillo chocó contra su escudo formado por pieles secas, huesos y tendones, retumbando, chisporroteando, apagándose.

Otra vez la furia de Athas cedía, como el desierto tenía que quedar atrás al acercarse un asentamiento civilizado, o algo que se le pareciese. La tormenta amainaba nuevamente. Krunhos sintió como los músculos, tendones y huesos crujían, se movían, se desencajaban... cada uno de ellos intentaban liberarse de la esencia elemental que los ataba. Era imposible que eso sucediese, sin embargo siempre se repetía la misma escena: el cuerpo sufriente luchando contra la esencia elemental que lo abarcaba. Como una marioneta tirando de pesados miembros el medio enano avanzó, con un terrible esfuerzo, hacia el resto del grupo congregado ante el cuerpo inherte de Kilthas.

Lo siento por el elfo lanzó al aire, con una mirada de intención ausente y un andar cabizbajo. Guardo sus armas con calma y se dedicó a escarbar entre los cadáveres que decoraban el árido escenario, buscando objetos de valor y un cráneo de orejaslargas que poder despellejar y dejar secar. Otro trofeo.

Recuerdos de la jornada por aquellos parajes.

Mientras os remendais las heridas con cierta calma, las pertenencias de vuestros asaltantes se apilan a un lado. Espadas de hueso, arcos, flechas. Nada muy destacable.

Sin embargo Hall-Khad notó una esencia familiar en el aire. 

Tras un breve examen, no le quedaba duda que el cinturón del profanador emanaba su misma aura. Una creación mágica de las ciudades estado de Athas y los sirvientes de los reyes hechiceros.

Han peleado bien. - Empiezo hablando hacia nadie en concreto y sin apartar la vista de la herida que intento sanar en mi pierna - Sabían que la distancia era su punto fuerte y lo han explotado. Sabían quien les podía hacer mas daño y los han abatido rápidamente. No eran tan tontos. Eso hay que reconocérselo.

Me pongo de nuevo en pie con una fugaz mueca dolorida. Ahora cojeando un poco y convencida de que va a empeorar con las horas, a medida que el golpe se enfríe. Me subo de nuevo en lo alto del pendiente para trepar unas rocas. Desde donde oteo cuidadosamente el horizonte, mientras protejo mis ojos del sol haciéndome sombra con una la mano.

el lagarto termina de escarbar despues de un rato, y sin mucho protocolo entrega al agujero el cuerpo del elfo, ess irónico el que flecha mata a flecha muere dice mientras sale del agujero, las pertenencias y raciones se distribuyen entre los combatientes, el chico lucho con valor, y nos recuerda lo fácil que es morir en este maldito infierno, por lo menos no tendra que soportar mas el calor, ni la sed, ni el hambre... el dray arroja la arena sobre el cuerpo de su camarada muerto, y se prapara para continuar el viaje, y se percata de algo, maldita ssea el elfo era nuesstro guia, nos la tendremoss que apañar de otra manera, o tratar de conseguir otro en cuanto podamoss

El mul terminó de juntar la parte que podía cargar de lo que habían saqueado y se paró a unos metros de sus compañeros mientras temrinaban de enterrar a Kilthas. En una mano tenía el cráneo del humano que había tomado unos días atrás, ya despojado prácticamente de toda materia blanda, en la otra la cabeza del elfo hablador, que carecía de casi toda la dentadura. Con sus ojos inexpresivos los observó y se los colgó de la armadura.

Volvamos a la caravana, de seguro les interesará saber lo que sucedió. Respiró con fuerza y abrió la marcha de vuelta, sin volverse ni pensar más en el compañero que habían perdido. Quería que cuando el cayera fuese igual, volvería a la misma piedra que formaba sus huesos y al elástico metal de sus músculos.

Un tiempo después llegáis a la altura de la caravana.

Cuando el enano es informado de la muerte de Kilthas pone una cara parecida a la tristeza. No es que os conozca de mucho, pero le caéis simpáticos y lamenta la muerte de uno de sus "trabajadores".

-No parece que tengamos mucha suerte en este viaje ... tantas emboscadas, cualquiera pensaría que llevamos un cargamento de oro.- Protesta Rhotan.

-Bueno, no debe faltar mucho para llegar al oasis del manantial de plata.-

Miro al hombre y luego a su estado lamentable, no recordaba haber estado en esa situación tan precaria... lo cierto era que no recordaba.
Esperemos por nuestro bien que así sea. Necesita tomar algún tiempo de descanso a la caravana o seguimos camino. Lo cierto es que hemos perdido a nuestro mejor explorador.

No parece que tengamos mucha suerte en este viaje ...

Asiento apesumbrada con la cabeza. Partí en busca de peleas, pero aun no consigo hacerme la idea de que a menudo son a muerte. - Era nuestro explorador y un buen arquero.

Bueno, no debe faltar mucho para llegar al oasis del manantial de plata.

La idea de descansar era muy tentadora en mi imaginación. Pero aun quedaba camino por recorrer y poco a poco me quedaba mas patente que en este mundo la muerte puede acechar en tu siguiente paso. - El resto del camino sigilaremos desde aquí. Sin un buen guía, no deberíamos arriesgarnos a adelantarnos mucho. - Acto seguido trepo por una de las carrozas hasta llegar a lo mas algo. Quedándome erguida sobre un solo pie, en la parte superior de un palo saliente en una especie de equilibrio que desafía la gravedad.

el reptil se acerca por detras de su compañera y con el tono siseante de siempre, una dessgracia trass otra pero la caravana no puede parar, concuerdo con la ssalvadora debemoss sser cautoss pero llegar cuanto antess a nuesstro desstino el reptil examina las dunas con la mirada, como va hacer falta ese desgraciado elfo

cuando la chica trepa a la carreta la mirada del señor de la guerra se fija en los guerreros y pregunta por curiosidad, ¿alguno de usstedess ssabria llevarnoss por las dunass? tenia la esperanza de que alguno si bien no igualara al elfo, por lo menos supiese defenderse a la intemperie y guiarlos con diligencia.