Partida Rol por web

Te encontrabas en el banco de la ciudad cuando dos hombres armados entraron con pasamontañas. A partir de ahí todo pasó muy rápido. Parecía que os iban a tomar como secuestradores, y uno de los que se encontraban en la sala parecía bastante enfermo. De repente, vísteis como se desvanecía y caía incosciente. Los atracadores no se habían dado cuenta, pero se encontraban demasiado ocupado controlando al resto de rehenes y sacando dinero en bolsas. Antes de que te dieras cuenta, la persona incosciente se levantó y mordió a otro de los rehenes. Comenzó a devorarlo. No sabías qué pasaba. Habías escuchado hablar de algunos casos en otras ciudades, pero no te creías lo que estaba pasando. ¡Se lo estaba comiendo! La sangre comenzaba a emanar y encharcaba el suelo...

Cundió el pánico. Los atracadores intentaron contenerlo pero acabaron huyendo. Tú, asustado, saliste también corriendo y te encontraste con otro de esos seres endiablados, el cual se encontraba en un severo estado de descomposición, y andaba lentamente hacia ti. Giraste para entrar en un callejón y perderlos de vista.

Crees estar a salvo de esas cosas... No quieres creerlo pero te recuerdan a eso que nunca te imaginarías fuera cierto: ¡Zombies! Era algo extraño, pero una posibilidad. Ahora, te encuentras aislado de las principales calles tomando aire en medio de una red de callejones. Pero, ¿estarás solo?

Maldición, esto no puede estar ocurriendo. Pero lo he visto... Tengo que llegar a casa, desde mi ordenador podré enterarme de que está pasando.

Estoy bastante nervioso debido a mi reciente experiencia, por lo que mi corazón late con fuerza, pero procuro no jadear ni respirar muy fuerte, pues eso podría escucharlo alguien o "algo".

Me intento orientar para ir a mi casa, y tomo camino. Procurando por supuesto evitar las calles principales y a la gente en general.

Intentaré ir caminando pero a paso ligero y atento a cualquier sonido cercano.

Comienzas a andar entre las calles, a un ritmo apremiante aunque tranquilo. Oyes algún gemir y gritos a lo lejos, pero sabes que eso no resulta de tu incumbencia, tu objetivo era llegar a tu casa.

Continúas andando por los callejones, cuando de repente, cerca de unos contenedores, escuchas el mascar silencioso de algo, en un principio un mordisco suave acompañado de un ruído de crujir.

Espero que no sean como los zombies que corren de algunas peliculas, estaría jodido.

Busco cualquier cosa por el suelo que me pueda servir como arma, contundente o cortante. Y tras esto intento pasar junto al contenedor de la forma mas sigilosa posible, mirando hacia el zombi comiendo. En caso de que se diera la vuelta por algun ruido, aprovecharía para golpearle, sin darle tiempo a reaccionar.

Mierda mierda mierda, espero que no me escuche.

No encuentras objeto alguno que te sea de utilidad para tu objetivo, por lo que no sabes si avanzar o mantenerte. La duda te asalta sobre lo que debes hacer. Sigues escuchando el masticar extraño, que hace unos ruídos para nada agradables, diente contra hueso no fueron buena combinación nunca.

Joder, no encuentro nada. Creo que de todas formas intentaré pasar, está ocupado comiendo...

Intento pasar, sin pisar ningún tipo de objeto "crujiente" o metalico.

Intentas pasar evadiendo hacer cualquier ruido. Sin embargo, esa no es tu especialidad y cualquier persona en plenas facultades oiría tus pisadas y se percataría de tu presencia.

Pero no pasó esta vez. No sabes si sería lo entretenido que se encontraba mordisqueando un brazo, o que el estado de putrefacción de sus oídos le impedían oir tan bien como en mi vida, pero tuviste suerte y pudiste pasar sin que se enterara de que alguien había pasado por ahí.

No me lo creo, no me ha oido.

Sonrío levemente cuando compruebo que no se ha percatado de mi presencia y continúo mi camino hacia mi casa.

Tengo que darme prisa, necesito recopilar información para estar preparado.

Comienzas a dirigirte raudo hasta llegar a tu casa. Andas entre los callejones y callejuelas, evadiendo cualquier ruido que puedas relacionar con una muerte lenta y dolorosa, hasta que evadiendo el peligro llegas hasta el callejón desde el cual vislumbras tu casa enfrente.

A tu izquierda, puedes ver dos zombies caminando en la dirección opuesta a donde te encuentras. Enfrente, puedes ver el pequeño hogar donde vives con tus padres. A la derecha, el silencio se apodera de la calle.

Sigo recto, sigiloso (o por lo menos eso creo yo) como siempre y mirando mis alrededores. Entro a casa y en silencio compruebo toda la casa.

Espero que estén bien...

Comienzas a andar sigiloso para que no se percaten de ti. Cuando llegas a tu casa, parecen no haberse dado cuenta. Entras a tu casa para comprobar que todo parece estar como siempre. No parece que haya habido ningun problema a primera vista. La casa permanece en silencio. Enfrente izquierda se encuentra la escalera para subir a la planta superior, enfrente derecha un pasillo lleva a la cocina, cuya puerta se encuentra cerrada. A la izquierda, un pequeño ropero; a la derecha, las puertas correderas del salón.

Primero buscaré por la planta baja a mis padres, ¿donde estarán? ... Joder no quiero gritar.

Me dirijo a la cocina, y abro la puerta en silencio y con cuidado.

Al entrar en la habitación ves a tu madre. Como muchas veces cuando volvías del colegio, cuando te esperaba con la merienda preparada. Esa cálida sonrisa era todo lo que necesitabas para suplir el día por muy bueno o malo que fuera. Ahora de tu madre solo había un cuerpo tirado contra una encimera, mirándote con una mueca de horror y con los ojos aun abiertos. Le faltaba un brazo, tenía profundos mordiscos en el cuerpo y parte de la corona de la cabeza había desaparecido, dejando entrever el cráneo.

Empiezas a sentirte mal, la imagen de tu madre en ese estado resulta asquerosa. No puedes mirarla directamente, pero consigues evitar que todo acabe en algo peor como expulsar el almuerzo gritar de terror.

Intento contener la respiración para no entrar en pánico.

Joder joder joder, mamá... ¿Quién te ha hecho esto?

Intento no mirar mucho su cadáver, pero soy incapaz de contener algunas lagrimas.

Mierda, ¿Donde está papá?

Saco mi teléfono móvil y llamo a mi padre, pero antes salgo de la cocina y cierro la puerta... Mamá, espero que lo comprendas ... Espero que esto dure poco y pueda darte un entierro digno, como te mereces.

Comienzas a llamar a tu padre mientras le das la espalda a tu madre. Comunicando... ¿Qué cojones pasaba en esta maldita ciudad? Nadie parecía seguir vivo, y parecías el único que se mantenía con vida. La imagen de tu madre te asquea, por lo que decides salir de la cocina, y dirigirte a cualquier otra sala de la casa.

Primero miro en el ropero. Tal vez está ahí escondido. Sino, miro en el salón.

Espero encontrarlo, y que esté bien...

Abres el ropero con el corazón acelerado, temeroso de lo que puedas encontrar. Lentamente empiezas a abrir la puerta, pero la tensión te mata y acabas abriéndola de golpe. Nada... Piensas. No has tenido suerte, aunque no sabrías decir si ha sido buena o mala suerte.

Sales al pasillo con paso apresurado, y abres rápidamente las puertas correderas que llevan al salón, situado a la derecha de la entrada. Lo único que te recibe es el silencio. Parece que tu padre, vivo o muerto, no se encuentra ahí tampoco. Lo único que acompaña a tu pena es el rugir del viento contra el ventanal del salón, el cual se halla cubierto por las cortinas. En cuanto al resto, la habitación parece tal y como la dejaste cuando saliste.