Partida Rol por web

Di un respingo y solté un leve gemido al escuchar mi nombre. Esta realmente aterrado, seguía sin comprender porque el patrón me había enviado a esta misión en lugar de dejarme en los fogones. Ahora mismo lo único que quería era quedarme bajo aquella mesa hasta que todo pasara. Ya se las arreglarían mis compañeros contra los ladrones.

Pero entonces una pregunta surgió en mi cabeza ¿y si los mercenarios y el artista se van a otra habitación dejándome aquí solo contra esos ladrones? Solo de pensar en la posible respuesta mi cuerpo comenzó a temblar de nuevo. Me gustara o no ahora mismo el lugar más seguro era junto a ellos, así que salí de debajo de la silla controlando como pude mis temblores y miedos y me puse a buscar una antorcha por la sala.

Había antorchas en las paredes. Algunas estaban consumidas, y otras a medio consumir, pero cumplirían su función.

Tal y como dijo her Vicci cogí una de las antorchas a medio consumir de la habitación y me acerque a donde el con pasos lentos y temblorosos para entregársela en mano.

Asomo la sólo la cabeza por la puerta de la nueva habitación.

- ¿Como va eso compañeros?- sonrio teatralmente- teneis todo mi ánimo, iré el último, que Pieter vaya enmedio para que no se nos pierda.

Atención compañeros, vamos, rápido, por aquí. Les dije entre susurros mientras penetraba en aquella habitación nueva. Antes de adentrarme en ese territorio nuevo por explorar, me detuve un segundo en la otra puerta que había y en un rápido pero lo más silencioso que pude movimiento, eché por dentro el cerrojo para bloquear posibles intrusiones a nuestras espaldas. Luego, con el escudo bien afirmado a mi brazo y la espada en mano derecha, penetré en la nueva habitación.

El ambiente estaba muy tenso, y los miembros del grupo que no eran combatientes no estaban nada a gusto en aquella situación, así que decidí hacer una coña en voz baja para animarlos un poco, a ver si les sacaba una sonrisa al menos. Volviéndome a medias les dije: Chicos… ¿Sabéis como les llamo a las mujeres que corren más que yo? Encaré una ceja esperando su respuesta.

La "nueva habitación" de Ulrich resultó ser un pasillo. Nada más atravesar la puerta había unas escaleras que descendían al sótano de la estructura. El pasillo se alargaba 15 metros hasta finalizar. Tres puertas a la izquierda y dos puertas a la derecha. Cinco habitaciones.

Sin responder a la pregunta de herr Waldemar, pues toda mi concentración estaba centrada en contener los temblores y en no salir corriendo gritando a pleno pulmón, me coloque detrás de el, alargando la mano con la antorcha para poder así iluminar el camino al bravo guerrero.

-A la mierda.- dijo Vicci apartando a la asquerosa araña. Acto seguido abandonó la estancia y se reunió con sus camaradas. Al parecer, el bueno de Ulrich había descubierto un pasadizo.

Carlo se acercó al otro mercenario con la espada presta y les pidió a sus compañeros:

-Quitadme esto de encima compañeros.-

les solicitó mientras señalaba su cuerpo cubierto por sabía Dios qué.

Luego escuchó la broma de Waldemar.

-Cuéntanos- le pidió con una sonrisa. Seguro que era alguna de sus pullas y vendría bien relajar el ambiente.

Una rápida ojeada fue suficiente para ver la situación de aquel pasillo. Giré la cabeza manteniendo la ceja en alto y respondí a Carlo que me seguía la coña. Pues... yo las llamo "Vírgenes". !Ja! Con la espada señalé las dos opciones, en primer lugar el pasillo con las habitaciones, y en segundo lugar el descenso hacia el sótano de aquel lugar. Bueno, de primeras yo me aseguraría de que no hubiera nadie en estas habitaciones, y luego para abajo a toda castaña. ¿Os parece bien? Era mejor dejar bien limpio lo que dejábamos a nuestras espaldas antes de seguir.

Lo...lo que sea con tal de salir de aquí lo antes posible digo con voz temblorosa e ignorando completamente el chiste, el cual en una situación más relajada me hubiese hecho plantearme la inteligencia del soldado mientras me llevaba las manos a la cabeza.

- Me parece bien- hago un mohín con la boca- ¿pero seguimos juntos no?, que a mí me da alergía ir sólo...

saco la espada por enémisa vez, me reconforta el sacarla, el sonido que hace, creo que es un fa sostenido, me da seguridad, por eso la envaino y desenvaino muchas veces.

Correcto. Todos a una. Será mejor tener las espaldas bien cubiertas. Era algo claro y necesario en estos casos. En principio solo habiamos visto tres capas, pero dudaba mucho que solo fuera esa gente la que residia en aquel castillo semi derruido. Debía haber más gente.

-Abreviando caballeros, comprobemos las habitaciones y sigamos por el túnel. Seguro que es un pasadizo que lleva al exterior. Quizá podamos sorprender a alguno ahí fuera y obligarle a que nos cuente dónde están escondidos sus compañeros.-

comentó Vicci uniéndose al certero plan de Waldemar. Entre los cuatro podrían hacer frente a cualquier amenaza y salir victoriosos. Aunque el halfling estuviera cagándose de miedo.

-Vamos.-

dijo señalando la primera puerta.

Abrieron las puertas con cautela. Las dos primeras habitaciones de la izquierda eran estancias desnudas, sin nada dentro, sólo polvo. La última habitación de la izquierda sí que se usaba. Tres camastros, uno de ellos con las sábanas perfectamente dobladas daban prueba de su uso. En una mesa de madera había yesca y pedernal, además de una lámpara con aceite en su interior.

Cr... creo que sera mejor que cambie la antorcha por la lampara. Así tendremos más luz... les comento con voz algo temblorosa, pues por mucho que intentara aparentar la tensión estaba a punto de causarme un ataque al corazón, mientras avanzo lentamente hacia la lampara con la intención de encenderla y llevarla conmigo.

La estancias estaban completamente vacías y comenzaba a preocuparme. ¿Seguro que ahí vivía alguien más que tres pobres diablos? ¿Y si habíamos acabado ya con dos de ellos en el bosque y solo quedase uno? Quizás fuera aquel que nos atacó al principio con la ballesta. De ser así el asunto acabaría muy pronto y muy rápido. Pese a todos esos planteamientos seguía claramente inquieto ante semejante panorama. Bueno, creo que toca ir para abajo. Adelante Pieter, toma la lámpara de aceite, seguro que nos vendrá bien. Adelante chicos. Digo señalando con la espada hacia la galería que descendía. Creo que deberíamos probar a bajar. ¿Que se podría hacer si no? En caso de que aquella búsqueda tampoco diera ningún fruto, veríamos que podríamos hacer.

-Venga, a toda leche, coge esos cacharros y danos lumbre para que podamos avanzar.-

le dijo el mercenario a su "valiente" compañero halfling. El tileano ardía en deseos de encontrar a los sinvergüenzas que ocupaban la fortaleza y que osaban desafiarlos.

-Seguro que el pasadizo nos lleva al exterior, quizá desde allí podamos ver la situación con más perspectiva y encontrar al tirador que nos hostigaba.-

les comentó a sus camaradas el tuerto.

No me gustan los sótanos, de hecho no me gustan los sótanos en fortalezas semivacias y lejos de todos lados. Posiblemente esté lleno de enemigos y creo que es el sótano al que menos he querido bajar en mi vida. Es mas seguro cantar canciones de gestas que hacerlas. Mis dos compañeros de armas parecen bastante seguros de si mismos y sólo eso hace posible que no haga todo lo posible por salir de allí.

Aferro fuerte la espada, y pienso que se usarla, para acabar conmigo deberán estar cerca y yo también se defenderme.

- Bajemos- Asintiendo con la cabeza y haciendo un mohín con la boca-.

Recogí la lámpara y trague saliva sonoramente, estaba claro que no había marcha atrás y que cada vez nos estábamos adentrando mas en un torreón desconocido, solitario y que en el mejor de los casos está plagado de ladrones.

Ba…bajemos entonces dije tembloroso tras reunirme con el grupo y reunir el valor y la voluntad necesaria para abrir la boca sin que mi corazón o la última comida se escapasen por ella.