Partida Rol por web

El inspector Connor salió de la cocina después de hablar con Mercy.

No tenía ni idea de lo que la rubia le podía haber dicho pero el inspector no parecía muy contento. Mis dudas empezaron simplemente al pensar si ese hombre o estaba contento porque había conseguido algo interesante o por todo lo contrario, pero me picó realmente la curiosidad de lo que dijo Mercy.

¿Que era lo que ella sabía y realmente  en qué estaba relacionado con Archie?

El inspector llamó a declarar a Mike. No estaba segura pero, instintivamente miré a Hellen y fruncí el ceño. Quizá si el día anterior no hubiera removido la mierda con el tema de la violación en  el campus el año pasado, ahora no pensaría que la miniperiodista en prácticas estaba metida en el ajo.

Di un paso adelante para intentar acompañar a Mike. No quería dejarlo solo, así que... pese saber la respuesta pregunté a los agentes antes de que se lo llevaran.

-P-p-puedo ir con él, ¿agentes?- Absurda y estúpida, Lena.(*)

Me detuve abrazándome mis propios hombros, como si tuviera frío, aunque ahora me invadía algo de rabia en todo este asunto, y en mi interior ardía una pequeña llama. Eché una mirada a Mercy desde la sala principal y parecía como si la hubieran matado mentalmente. Chasquee la lengua, molesta por esta situación y decidí acercarme a Mercy, que continuaba en la cocina, apenas visible apoyada sobre una mesa.

- Hey! ¿Estas bien rubita?- Dije ladeando la cabeza esperando encontrar sus ojos entre la maraña de pelo rubio que le caía sobre la cara mientras miraba hacia abajo. Me acerqué levemente, mirando a la puerta de la entrada, viendo como Noah se marchaba y me detuve cerca de ella, tocando uno de sus antebrazos, como dándole apoyo y haciéndola saber que estaba allí - Antes dijiste algo, pero... Bueno, si necesitas hablar con alguien... tengo dos orejas bajo este pelo de zanahoria. Ademas, tengo curiosidad y soy taaaan cabezota...- dije poniéndome a su lado, apoyada en el mismo sitio que ella y dándola un leve empujón amistoso.

La mirada del inspector Connor a Lena contestó a su pregunta de si podía ir con ellos inmediatamente. Sanderson hizo notar que el pobre Mike todavía estaba sin pantalones y temblaba al borde de una hipotermia, así que los inspectores le preguntaron si quería que fueran a hablar a su cuarto y así de paso cogía algo de ropa. Seguramente aquella excusa también les serviría para echar un vistazo al cuarto de Mike sin que éste pidiera una orden de registro o cualquier chorrada que hubiera visto en las series y películas de televisión, pero en ese momento los inspectores parecían realmente preocupados en su salud. Ambos se apartaron un par de pasos para darle espacio y que les guiaran hacía allí, si es que finalmente Mike accedía a su propuesta.

Mientras tanto, Noah regresaba a su cuarto y antes de cruzar la puerta, por una centésima de segundo, se esperó alguna de las típicas bromas de Archie esperándole al otro lado, o una fotografía de Eddie Murphy cerrándole el paso. Pero no era así. Archie ya no estaba para gastar sus pesadas bromas. Noah entró al cuarto solitario y más tranquilo que nunca y se sentó en su escritorio. Junto a él estaban todas las cosas de Archie. Nunca pensó que echaría tanto de menos a su pesado compañero de piso.

Mercy se había quedado en la cocina, completamente trastocada tras la conversación con el inspector. Como una copa de cristal fino y delicado, a Mercy le bastaba con que la tocaran para desquebrajarse en mil pedazos y caer abatida. Lena entró a la cocina y se preocupó por su estado. Hellen se quedó en el quicio de la puerta observándola, tan preocupada por Mercy como asustada por todo lo ocurrido.

- Tranqui -dijo a Lena ante la aparente negativa de dejar que fuera con él-. En un rato te devuelvo la chaqueta, ¿vale?

La voz de Mike sonaba apagada, falta del ímpetu que solía mostrar. Incluso él mismo se había dado cuenta, y no quiso seguir mirando a Lena por una extraña sensación de vergüenza que de pronto sintió por ello. Tampoco miró a los policías cuando le hablaron.

- Sí. -fue la rápida y escueta respuesta ante la propuesta de ir a su cuarto.

Comenzó a caminar, pasando entre la multitud allí reunida. No levantó la mirada del suelo en ningún momento, ni prestó atención a lo que podían decir a su alrededor. Llegar a su habitación parecía la única idea sensata que se le había ocurrido en mucho tiempo, y ni siquiera había sido suya. Al llegar al primer piso, tuvo que contener las ganas de mirar hacia el pasillo que llevaba a la habitación de Archie. Sintiendo que la garganta se le cerraba, prosiguió caminando hacia su cuarto.

Nada más entrar en su habitación, Mike se lanzó hacia la pila de ropa tirada en el suelo que hacía las veces de armario. Se vistió rápidamente con chandal, camiseta y sudadera, y se sentó en su cama mientras se ponía unos calcetines. Tenía el pié izquierdo completamente insensible.

- Vosotros direis...

Mike no parecía contento con el hecho de tener que responder más preguntas, pensaba que lo había dejado todo claro. Bueno, todo lo claro que podía dejar la media noche que recordaba. Mientras se masajeaba el pié entumecido se quedó embobado sin darse cuenta con una foto de Archie y él en una fiesta de la fraternidad, ambos poniendo la cara más absurda que se les ocurrió en el momento.

Los inspectores echaron un vistazo al cuarto de Mike mientras este se tapaba con algo de ropa, desordenado y hecho una leonera como era costumbre. Aunque claro, nadie le había informado de que iba a tener invitados tan ilustres como esos dos en aquella mañana. Mike agradeció sentir el calor de la tela abrazando sus piernas otra vez. Era lo más reconfortante que había podido sentir en mucho tiempo y pudo sentir como su cuerpo se desentumecía ligeramente. Aunque al tiempo que los efectos de la borrachera iban desapareciendo y la resaca se volvía peor, también sentía como su cuerpo estaba a punto de enfermarse.

-Bueno, Michael. -Dijo el inspector Connor tras dejar unos minutos de cortesía para que el joven se vistiera. -Según tenemos entendido, Archie y tú eráis buenos amigos. Compinches de bromas se podría decir. Al parecer Archie quería gastar ayer una buena broma. Sanderson dice que no recuerdas más del tema. ¿No sabes a quién iba dirigida la broma, ni de qué se trataba?.

Connor le miraba atentamente, intentando escudriñar la verdad más allá de sus respuestas. Era una de esas personas capaz de desnudarte mirándote a los ojos. A diferencia de su compañero, Connor parecía un tipo más capaz, más de fiar, y mucho más competente. Sin duda alguna era el que llevaba la voz cantante.

Mike se había dejado llevar por la agradable y tan necesitada sensación de calor de la ropa, hasta el punto de entrecerrar los ojos y dejar escapar un gemido de placer. La voz del inspector pareció sacarlo de aquel climax calorífico. Le miró a los ojos un instante, torció la boca y desvió la mirada, intentando recordar.

- Ni idea, macho... -terminó por decir, frotándose las sienes.- Subí con Lena y Noah hasta su cuarto, pero no nos abría. Después... -frunció el ceño, empezando a recuperar algún recuerdo disperso.- Después de un rato abrió, y me llevó a mi cuart... No, al salón. Bebimos whiskey... -entonces recordó un par de detalles sueltos, que de algún modo conectaron en su mente.- Había estado preparando su disfraz para la fiesta de Navidad, tenía patrones en su cuarto, o como demonios se llamen. Dijo que... Dijo que se le había ocurrido algo para mañana, pero que podíamos hacerlo aquella misma noche. Y luego... -mostró cierta duda, pues este último recuerdo parecía inconcluso y sin sentido para él.-, luego me explicó algo sobre el ordenador de Noah y las cosas raras que le gustan. Y... -penso un instante, para luego alzar las manos y encogerse de hombros.- Ya está.

Había olvidado por completo aquellos últimos momentos, e incluso ahora le parecían distantes, como parte de un sueño provocado por la embriaguez. Estaba frustrado por no poder recordar más, pues en parte se sentía responsable de lo que le había pasado a Archie, o al menos de no haber estado ahí para hacer algo. ¿Y si era él culpable? ¿Sospechaban los inspectores de él? Haciendo gala de su velocidad mental habitual, Mike terminó por darse cuenta del porqué de la insistencia de los agentes por interrogarle a solas.

- No... No pensarán que yo tuve algo que ver, ¿no? Era mi mejor amigo.

La mezcla de duda y rabia empezaba a dejarse ver en sus palabras.

No tardó el grupo en quedar a solas a excepción del habitualmente más parlanchín 'Mike' quién en esta ocasión no era mucho más que su propia sombra.

La casa era un auténtico nido de mierda que emulaba a la perfección el estado en el que se encontraban los ánimos. Sin embargo el silencio era no sólo incómodo, era incluso opresivo. Buscando luchar contra aquella opresión la joven afroamericana no tardó en romper el silencio.

-Joder, estos cabrones no sé qué mierdas andan buscando entre nosotros. Bastante jodida está la cosa como para que vengan a remover la mierda. -Empezó y probó a ver si conseguía algo de complicidad entre sus compañeros. -No te ralles Mercy van a asustar como siempre. En mi barrio era el pan de cada día esto.

No se había dado cuenta de a donde se dirigía hasta que llegó frente a la puerta. Al irse, la había dejado entreabierta, algo que habría sido más propio de Archie que de él mismo. Pero su compañero no estaba, ni iba a volver. Al cerrar tras entrar, se dio cuenta de que todo estaba igual que lo habría dejado él, casi como si en cualquier momento fuera a llegar de la calle, borracho, haciendo alguna de sus estúpidas bromas y sacándole de quicio. Ya no lo haría más, porque ahora estaría tendido, muerto, en la camilla de alguna morgue, preparado para su propia autopsia.

Noah se sentó en la silla, abrió el portátil, que se iluminó al salir de su estado de suspensión, y se quedó mirando el brillo de su salvapantallas. En aquél momento el rostro que le devolvía el ordenador no le llenaba de emoción como habitualmente; la careta de Jason de Viernes 13 no era más que un recordatorio de la barbarie que acababa de presenciar apenas un rato antes.

Debía de haber pasado un cuarto de hora —era lo que tardaba en volverse negra la imagen por el ahorro de energía— cuando decidió dejar de mirar de manera ausente el escritorio sobre el que aún reposaban tantas cosas de su amigo. Amigo. Suena raro que lo diga ahora. Tenía que saber que había pasado, no podía quedarse así.

Casi de un salto, se puso en pie, se fue hasta el armario y comenzó a rebuscar entre las cosas de Archie. No sabía que buscaba, pero algo tenía que haber. Para empezar, quien le hubiera matado le había robado el disfraz. ¿Por qué? Eso era lo primero que tendría que descubrir. 

La joven continuaba encerrada en sus pensamientos. Aquello no era Birchmond, allí su padre no podía hacer nada por sus amigos y no sabía si acababa de joderle la vida a Mike con sus palabras. Lena la trajo a la realidad con su pregunta y con el roce de su mano sobre el antebrazo de la rubia. - No, no estoy bien... ninguno está bien... nada está bien... - Murmuró casi ida mientras Lena se apoyaba a su lado y le daba aquel empujón a Mercy.

- N-necesito m-mis pastillas... - Dijo tras recibir aquel empujón, buscándolas en sus bolsillos, encontrando solo las llaves de la fraternidad, los guantes y su móvil en ellos. Fustrada, inició su camino hacia su cuarto, donde sabía que las encontraría, pero se giró ante las palabras de Marian.

- Si supiéseis lo que yo se... si hubiéseis visto lo que yo vi... si hubiérais vivido lo que yo viví... - Tras esta última frase, Mercy se quebró y rompió a llorar, instante en el cual trató de salir corriendo hacia su dormitorio, pero con la torpeza de quien corre casi a ciegas por las lágrimas que le cubrían los ojos.

-Muy bien, Michael. Así está mucho mejor. -Dijo el inspector Connor recompensando los esfuerzos mentales del joven. A Mike le costaba entender si se estaba burlando de él o lo decía realmente en serio, pero el inspector se sentó frente a él y le miró directamente a los ojos. -No pienses que vamos a por ti, muchacho. Tenemos que estudiar todas las posibilidades. Yo creo que me estas diciendo la verdad. -El inspector colocó una mano sobre el hombro de Mike de modo reconfortante. -Aunque verás, tú has aparecido medio desnudo. Archie también... Puede que os haya pasado algo a los dos. ¿No recuerdas dónde dejaste tus pantalones? ¿Recuerdas cuál era el disfraz de Archie? Y por cierto, ¿cuándo te despediste de Archie anoche?

-Dime Michael, ¿la broma era para Mercy?- Algo retumbó en la cabeza de Michael como una campanada repentina. Sintió una punzada de dolor al relacionar la broma con Mercy y recordó que Archie había mencionado el nombre de la joven, pero no sabía realmente si ella era la destinataria de la broma o no tenía nada que ver con eso y su nombre había salido a relucir por algún otro asunto. Aquella maldita resaca no le dejaba pensar con claridad. 

El cuarto de los dos se encontraba muy raro sin Archie. Había una especie de silencio largo y molesto que Noah no era capaz de disuadir. Era curioso porque, cuando Archie solía estar por allí, Noah deseaba que se evaporizase o algo similar por tener un rato de calma en su escritorio. Y ahora que él no estaba...

Tras unos largos minutos sumido en pensamientos deprimentes, Noah se levantó de golpe y fue al armario de Archie para encontrar alguna pista sobre el disfraz de Archie. Porque había una cuestión que no paraba de zumbarle el la cabeza: ¿por qué le habían robado la ropa a Archie? ¿Qué sentido tenía matarlo y dejarlo allí desnudo? Realmente no parecía el patrón de un asesino fetichista, tenía que haber algo en el disfraz.

Tras unos minutos de larga búsqueda, rebuscando entre el montón de tonterías que Archie coleccionaba en sus armarios. Noah encontró unos patrones de costura. Iba a ver qué dibujos contenían cuando alguien tocó a la puerta. Pensó en ignorarlo pero una voz se escucho al otro lado.

-Noah, somos la policía. ¿Puedes abrirnos? Queremos revisar las pertenencias de Archie.

Mike no terminaba de saber cómo sentirse. Por momentos se veía reconfortado por las palabras del inspector, para después volver a no estar seguro de su intención. Cuando Connor comentó el detalle de que ambos estaban medio desnudos, la cabeza de Mike empezó a dar vueltas imaginando lo que a él pudo haberle hecho quien quiera que fuese el bastardo que actuó así con Archie. Pero se le pasó rápido cuando recordó lo que realmente sucedió.

- Bueno, verá... -no pudo evitar una sonrisa tonta.- Mis pantalones los lancé ayer por el salón en cuanto entré. Es que hemos ganado contra los Huskies de Connecticut y nos hemos metido en los playoffs, ¿sabe? Y cuando llegué a la fraternidad la gente ya estaba celebrando, y entré, y vi a todo Diós, y la música...

Mike creyó que al Inspector le importaba poco su régimen de algarabía, así que decidió cortar el relato con una simple encogida de hombros. Incluso a él le pareció un poco raro estar contándole aquello a un policía, y en cualquier otra situación se hubiese partido el pecho de la risa allí mismo. Intensó pasarlo por alto y centrarse de nuevo en las preguntas. Sobre el disfraz, Mike no podía asegurarlo, pero juraría que Archie comentó algo sobre...

-...Santa Claus? -dijo para sí mismo. Miró ceñudo al inspector.- No estoy seguro, pero creo que era uno de Santa. Diría que tenía... Cómo se llaman... ¿Patrones? No lo sé, tenía una especie de papeles con formas raras, en su cuarto. Y no... -tragó saliva con cierta dificultad, bajando la vista con tristeza.- No recuerdo haberme despedido de él.

Aquel pensamiento, el no haber podido despedido de Archie, le pareció de pronto como un peso enorme que le colgaba del cuello, tirando de él hasta sofocarle. Solo la última pregunta y el constante dolor de cabeza parecían mantener su consciencia en aquella habitación.

- ¿Mercy? -dijo claramente confuso.- ¿Qué tendrá que ver Mercy con esto? Ya le he dicho que no recuerdo nada sobre la broma, solo que me dijo que íbamos a hacerla esa noche. Lo siguiente que recuerdo es despertar en un banco del campus. -miró en todas direcciones, con ganas de acabar con el interrogatorio de una vez.- Oiga, no estoy muy fino. ¿Va a durar mucho más, esto?

"Mi reino por un ibuprofeno", pensó.

¡Ésto es! Aquellos patrones tenían que ser la primera pista de su investigación, el paso principal que le encaminara a descubrir al asesino. Lo encontraría, le haría confesar y se lo llevaría a... La policía había tardado poco en acabar con Mike y, por supuesto, el siguiente escalón del procedimiento era ver la habitación de la víctima. En realidad, no sabía porque no había sido al revés, y ahora que lo pensaba casi se sentía raro estando en un lugar que, seguramente, debería estar acordonado. Su reacción fue levantarse e ir a abrir, pero entonces se quedó inmóvil, mirando la puerta, y se mordió el labio. Si abría, seguramente se quedaría sin pista.

—¡Ya voy! ¡Un segundo!

Nervioso, se lanzó de nuevo hacia el armario, cogió los patrones y fue hasta su cama. Con un gesto rápido, los metió bajo el colchón, que nadie tenía que mirar, y tiró el portátil encima, destrozando las sábanas. Miró por última vez, asintió, y fue hasta la puerta.

—¿S-Si? —preguntó, abriendo ligeramente y asomando la cabeza.

-No,- respondió el inspector tras apuntar los últimos detalles en su libreta,- tranquilo muchacho. Lo has hecho bien.

El inspector Connor miró a su compañero mientras cerraba la libreta y la guardaba en el bolsillo de su chaqueta. El inspector Sanderson asintió con la cabeza y se dirigió a la puerta. Connor se levantó y le tendió la mano a Mike. El gesto de los inspectores se había ablandado con respecto a Mike cuando este comentó que ya había perdido los pantalones antes de encontrarse con Archie, era un hecho fácil de comprobar. A Mike le encantaba exhibirse en calzoncillos por aquella señora fraternidad. Mike también pudo notar que los dos inspectores compartieron otra de sus silenciosas conversaciones cuando él habló del disfraz de Santa Claus, como si Mike hubiera dado justo en la diana a pesar de no estar del todo seguro.

-Volveremos a hablar contigo si necesitamos algo. -Dijo Connor antes de irse. -¿Dónde queda la habitación de Archie?

El inspector Connor y su compañero Sanderson se encontraban allí frente a la puerta. Tras ellos se encontraban un nutrido grupo de policías uniformados con cara de haber recibido una buena bronca recientemente. Y es que Noah no debería haber entrado al cuarto de Archie, aún a pesar de que también era su cuarto, y los agentes uniformados deberían haber estado registrando el cuarto desde el momento en que llegaron al lugar. Pero entre tantos alumnos a los que interrogar, se habían pasado por alto aquel detalle. Lo cual no ponía de buen humor, ni mucho menos, a los inspectores encargados de la investigación.

-¿Puedes venir con nosotros, Noah? Queremos hacerte unas preguntas mientras estos señores registran el cuarto en busca de alguna pista. - Connor miró de soslayo hacía los agentes uniformados, quienes bajaron todavía más la cabeza. -Ah, y coge lo que necesites, vamos a precintar este sitio hasta que termine la investigación.

Mike se sintió aliviado al ver que el interrogatorio terminaba. Se levantó de la cama y estrechó la mano del inspector. No solía hacer cosas tan formales y no pudo evitar sentirse algo extraño, incluso con la necesidad de hacer alguna broma de las suyas para compensar. Pero no parecía tener el ánimo suficiente, y la silenciosa conversación de miradas entre los policías le hacía sentir como un niño a quien sus padres no le cuentan lo que está sucediendo. Los acompañó hasta la puerta, no tanto por cortesía sino para estar seguro de que se iban. Allí, asomando apenas la cabeza, señaló hacia el pasillo por el que habían venido.

- Bajen las escaleras y giren a la izquierda. La penúltima puerta que les quede a la derecha. Ayer había... -no pudo evitar una leve risa, recordando.- Ayer había una foto de Eddie Murphy, no se si aun estará.

Cuando por fin se fueron, cerró la puerta y apoyó la espalda contra esta. Tenía la cabeza como un bombo, la boca seca y el estómago algo tocado. Cogió unas gafas de sol, con las que pretendía cubrir parte del careto infernal que seguramente tenía, y al hacerlo no pudo evitar pasar la vista por más fotos de Archie y él; de cuando se conocieron, de algún cumpleaños, de las temerarias fotos que alguien les tomaba en plena locura de las suyas. Allí se quedó, de pié, con la barbilla temblando y los ojos llenos de lágrimas. Cuando pudo recomponerse, se secó la cara, se puso las gafas y se dirigió a algún punto de la casa donde pudiera robar una pastilla para el dolor de cabeza.

Marian no lo entendía. No entendía ninguna de aquellas reacciones ni por qué alguno de esos maderos les daba por llevar a unos pocos aparte para interrogarles. Tal vez Mike supiera algo pero, ¿Mercy?. Y para confirmar aquel absurdo aquella chica que hasta ahora parecía dotada de un aura de misterio y rareza hablaba de cosas vividas.

-Bueno… Si no quieres… No tienes por qué contárnoslo. De momento deberíamos ir limpiando un poco esto, aunque sea para ir haciendo rato en lo que llega Mike. –Propuso mientras iba a buscar dónde se encontraba el armario de la limpieza en aquella hermandad. No era la mayor fan de la limpieza pero desde luego que era mejor que estar esperando en aquel nido de pocilga sin saber de qué hablar pues todo parecía abocar a un momento de lo más incómodo.

Mercy lloraba asustada por lo que parecía era una vivencia pasada.

Muy buena no habrá sido, para estar así y con... pastillas... Alcé mi mirada y la vi correr desconsolada mientras Marian intentaba a su manera el consolarla.

- Mercy, tranquila!. - Dije intentando sosegarla mientras la veía irse.- Ahora vuelvo. - Susurré mientras Maricienta quería entretenerse en limpiar la escena del crimen de la fiesta pasada.

No me parecía buena idea dejarla ir sola con la que estaba cayendo.

- Mercy, espera!- Dije llegando hasta ella, interceptándola en el pasillo y haciendo que se diera la vuelta al cogerla por un brazo.

Al voltearla vi sus ojos llorosos y chasquee la lengua. Lo estaba pasando mal de verdad y no solo por Archie. Mi abrazos la rodearon para abrazarla y consolarla.

- Hey! Tranquila. No estas sola. Estoy contigo.- Intenté animarla cuando ni yo misma estaba segura de poder hacerlo. No era psicóloga. Solo era una rebelde Hippy muy chunga, pero sabía cunado alguien testaba de los nervios y pasándolo fatal.

- Mira, no se lo que te pasaría. Si me lo cuentas... puede que incluso nos ayude a todos.- También era cierto. Si ella veía relación y era tan malo como para que alguien como Archie muriera, puede que contárnoslo nos pusiera en alerta. -Mercy, estoy tan asustada como tu, así que... bueno, no soy adivina. No se lo que pasaría. Pero si te lo callas y luego pasa algo mas, te sentirás mas culpable. Venga, desahogate

—¿Reg...? —carraspeó nervioso y dejó a medias la pregunta para, en el último momento, cambiar el sentido de su frase—. ¿Precintar? ¿Cuánto tiempo...?

Lo que en un principio parecía una gran idea, ya no lo era tanto; si le encontraban con cosas referentes al caso debajo de su colcha, parecería que ocultaba algo. La solución estaba clara. Si le salía bien.

—Yo.. Vale, dejad que coja algo para llevarme. ¡Ya voy!

De un portazo, tal vez con demasiada fuerza pero incapaz de controlarse con los nervios, cerro a los detectives y salió corriendo hacia su armario. En apenas unos minutos había tirado, dentro de una mochila de deporte que jamás había usado, un montón de ropa que ni siquiera había mirado. Unas zapatillas, un libro de recortes con todo lo que tenía referente a asesinatos que había investigado, como el que involucraba a Mercy, y los patrones de costura que había encontrado en un cajón de Archie. Ya estaba sonando otra vez el puño de los policías sobre la puerta cuando metió el ordenador en otra mochila de mano y abrió de nuevo.

—Yo... Ya estoy —agachó la cabeza y cruzó las manos, entrelazando los dedos—. Esto... ¿Dónde me quedaré? ¿Puedo dejar las cosas allí antes?