Partida Rol por web

- Yo... yo... - Tibuteó la joven cuando vio como ambos hombres se miraron de aquella manera. Aquello la hizo acobardarse por unos instantes. Luego miró a su alrededor y vio como sus compañeros la miraban. - Da igual... - Agachó la cabeza un tanto sonrojada. - No creo que me crean... Ni yo misma me lo puedo llegar a creer... es... imposible... - La voz de Mercy se quebró y cruzó los brazos, abrazándose con fuerza a sí misma.

Una vez se calmó un poco y recuperó fuerzas, volvió a hablar con más calma a los hombres. - Me gustaría contarles todo pero... en privado, inspectores. Yo... hay cosas que no... que prefiero dejar atrás y la mejor manera es que no se sepan.

La joven miró a sus amigos, tal y como parecía que la policía les definía. - Lo siento es algo malo para mí, no para los demás... creo... - Miró el móvil un instante, deseaba tanto poder hablar del loco asesino con su padre o el doctor Marcus, alguien que supiese del tema y la creyese. - ... les daré un nombre solamente, Erik Stark. El resto tendrá que ser a solas me temo.

Guardó silencio a la espera de la decisión de los inspectores. No quería sacar a relucir delante de todos su gran secreto, su gran trauma y aquello que aún la hacía visitar a un psiquiatra y tomar medicación para mantener la cordura.

Los agentes volvieron a mirarse, como si pudieran compartir entre ellos algún tipo de conversación con las miradas que el resto no podía descifrar. Una habilidad adquirida a lo largo de numerosos años trabajando juntos y teniendo que enfrentarse a situaciones como aquellas. El inspector Sanderson asintió y Connor volvió a mirar a Mercy.

-Está bien, -concedió, -vayamos a un lugar más discreto. Mi compañero os tomará declaración a vosotros. -Le dijo a los demás.

Ambos inspectores habían abierto sus libretas y pasado un par de hojas para tomar nota de lo que aquellos jóvenes pudieran aportar a la investigación. Connor apuntó el nombre de Erik Stark en cuanto Mercy lo pronunció y después se dispuso a seguirla. El resto se quedó con el otro inspector, que estaba interesado en saber las últimas horas con vida de Archie y les formuló preguntas en relación a eso: ¿Qué habían hecho la noche anterior? ¿Si Archie estaba con ellos? ¿Quién había sido el último en estar con él y qué habían hecho¿ ¿Qué ocurrió después? Y cosas semejantes.

Me mantuve al lado de Mike todo lo que pude.

Mis lagrimas intentaban salir pero estaba tan estupefacta con eso que realmente no llegaban a salir del todo. Quizá se me humedecieron mis ojos pero... era todo tan irreal... Escuchaba a Mercy balbucear cosas raras y fruncí el ceño pensando que, o estaba como yo, superdescolocada.

¿De que hablaba la rubia?

Entonces nos llamaron por nuestros nombres. ¿Amigos de Archie? Le conocía desde hacía poco pero, junto con el resto... si, tal vez pudiera considerarme su amiga,aunque nunca hice nada por el. Me limitaba a reir sus bromas y poco mas. Sin embargo sentía el dolor en el resto y eso estrujaba mi corazón por dentro.

Pobre Archie.

El inspector Connor quería interrogarnos pero se centró mas en Mercy, la cual balbuceaba cosas sin sentido. Al menos para mí. ¿Erik Stark? Negué con la cabeza pensando en ese nombre que no me sonaba de nada. Pero la veía tan descolocada que no pude mas que acercarme hasta ella soltando la mano de Mike.

Le miré de reojo, de lejos, asintiendo con la cabeza como diciéndole que se tranquilizara, que no estaba solo y volvería con él en unos segundos. Abracé a Mercy por los hombros y hablé yo en lugar de Mercy con el inspector.

-Soy Lena Johansen, inspector. Mercy solo está nerviosa. Necesita un respiro para relajarse un poco. - Afirmé mientras miraba a Mercy y la agarraba fuerte para que no se derrumbara. -Mike, Marian y yo estuvimos ayer por la noche en la hernandad y Archie se quedó en su cuarto... no se que estaba haciendo. Noah y Mercy estaban por allí también. Luego subimos a su habitación, nos abrió la puerta y nos despedimos. Eso es todo, creo. ¿Verdad Mercy?

Mercy asintió con la cabeza y, justo cuando se dispuso a caminar, para llevarse al inspector a otra sala más tranquila, sintió como alguien la agarraba por la espada y la abrazaba. La voz de Lena resonó en sus oídos mientras Mercy no se movía del sitio. - Sí, así es... - Afirmó la joven. - Pero no acaba ahí, Lena.

Cogió con sus manos las muñecas de la chica y con suavidad, se liberó de sus brazos. - Te agradezco el gesto, pero... hay más que deben saber. - Se giró mirando a Lena. -Estaré bien... - Soltó sus manos con fingida calma y se dio la vuelta.

- No es la primera vez que paso por esto... - susurró mientras comenzaba a caminar hacia la cocina. Quizás allí pudiese estar un rato a solas con el inspector. La otra opción era subir a su dormitorio, pero no le hacía gracia la idea de llevar al agente a un lugar tan privado. Mercy señaló el lugar hacia donde se dirigía y agachó la mirada, tratando de no ver así como sus compañeros la observaban caminar mientras seguramente se preguntaban que ocultaba la joven y que era aquello que no podía decir delante de ellos.

Mike parecía un fantasma muerto de frío. Unos instantes estaba con la mirada perdida, como si se hubiese quedado completamente congelado, para después mirar a su alrededor desorientado y respirando con dificultad. Era como un niño enorme, perdido y desconsolado.

Por suerte, parecía que el frío iba abandonando su cuerpo, aunque aun tiritaba de vez en cuando. Tardó aun un rato, sin embargo, en ser del todo consciente de la escena que se sucedía ante él. Notó que Lena le soltaba la mano y se giró hacia ella. La miró con ojos doloridos y enrojecidos, pero no respondió ante su gesto. También oyó un nombre que no le sonaba, y comenzó sin darse cuenta a visualizar las caras de los asistentes de la fiesta de la noche anterior, como si intentara encontrar a la persona de la que hablaban. Pero volver el recuerdo atrás le hizo llegar rápidamente al encuentro con Archie en su habitación, y Mike se vió alzando la cabeza y tomando aire sonoramente y con dificultad, intentando apartar su mente de ello.

Se secó las lágrimas y los mocos como buenamente pudo mientras Mercy se marchaba con uno de los inspectores. No miró demasiado al otro policía, tenía la mirada perdida en algún punto indeterminado del suelo. Después de un silencio tras las preguntas del inspector, Mike intentó hablar como buenamente pudo, aunque su voz sonaba ahogada y entrecortada.

- Anoche fuimos a buscarle, porque no había venido a la fiesta. -hizo una pausa, como si estuviese reviviendo parte de lo ocurrido. Alzó la cabeza, pero su mirada seguía puesta en ningún sitio-. Él y yo estuvimos un rato en el salón, me estuvo explicando algo de una broma. Luego... -bajó de nuevo los ojos y negó-. No recuerdo nada más.

En aquel momento habían demasiadas cosas dándole vueltas por la cabeza, y Mike luchaba como podía para no fijarse en ninguna de ellas. En cierto modo no quería ni recordar lo sucedido anoche, pues tenía miedo de ser responsable de la suerte final de Archie. Se cruzó de brazos y movió nervioso los dedos. Le dolía todo el cuerpo, por dentro y por fuera.

El inspector Connor caminó junto a Mercy hasta la cocina. El lugar se mantenía tranquilo en esos momentos debido a que la gente se encontraba tan en shock como ellos y estaban siendo interrogados por agentes de la policía al igual que Mercy y los demás. El inspector esquivó algunas latas vacías que había tiradas por el suelo y miró un charco de cerveza de la noche anterior que ocupaba gran parte de la mesa de la cocina, también había huellas de zapatos sobre el tablero de la mesa y gran cantidad de desperdicios. Connor rememoró como era tener aquella edad y estar en la universidad pero lamentó que le costase separar los pies del suelo por culpa aquella sustancia pegajosa que lo impregnaba.

-Te escucho. -Le dijo a Mercy mirándola con atención.

En cuanto se quedaron con aquél segundo inspector, Sanderson, suspiró; sin darse cuenta había retenido el aire durante un buen rato, desde que el nombre de Eirk Stark había salido a relucir, y si no lo hubiera dejado escapar con aquél largo gesto se habría acabado ahogando. Aún observaba el lugar por el que se había alejado Mercy, deseando poder escuchar lo que tenía que decir, cuando sus pensamientos se vieron interrumpidos por las preguntas.

—¿Qué? —preguntó en bajo, un hilo de voz, con no mucha decisión y despistado como era habitual en él, aunque por motivos nada corrientes—. Oh. Si. Claro. Yo... —Titubeó, pensativo, y se quedó callado. Su mirada se posó en los rostros compungidos y macilentos de todos los allí presentes y, al final, de nuevo en el agente. No sabía que decir, pues en realidad no tenía nada de información que pudiera interesar. Carraspeó recobrando la compostura y asintió—. Archie es.. era, mi compañero de habitación. Anoche no vino a la fiesta porque estaba preparando su disfraz y se encerró en la habitación. Como dijo Mike, fuimos a buscarle, nos abrió, y no sé nada más. —Negó—.  Me quedé durmiendo y no sé más. Creo que volvió a coger algo, pero no puedo asegurarlo...

Mercy se avergonzó al llevar a la cocina al inspector cuando vio el estado de la misma. Se había pasado la mayor parte de la fiesta en la zona de las habitaciones e ignoraba como había quedado la facultad tras la interrupción de la misma por los vigilantes de seguridad del campus. Buscó un sitio donde poder acomodarse sin mancharse, aunque eso era casi imposible con todos los restos de comida y bebida esparcidos por la cocina, junto con toda la cacharrería. Más que una fiesta, pareció que había pasado un tornado en aquel lugar.

- Como dije, soy Mercy Wells de Birchmont. Mi padre es el Juez Ryan Wells y sí, ya se que por mi aspecto no parezco la hija de nadie adinerado... - La joven miró a los ojos del inspector y se armó de valor para contar el relato. - Hace un año, un loco vestido de Santa Claus, se dedicó a matar adolescentes en Birchmont. La matanza comenzó con Derek y su familia. - No omitió el apellido del joven aposta, simplemente hablaba como si el inspector supiese de quien se trataba el joven.

- Tras su cruel muerte, causada por un hacha, el terror se instaló en Birchmont y los adolescentes fuimos perseguidos por ese maniaco... - La voz de la joven comenzaba a quebrarse, a pesar de que trataba de mantenerse entera. - Fue durante el baile de invierno cuando todo se desmadró. El loco, vestido de Santa Claus, irrumpió en la fiesta y comenzó la matanza... Mis amigos y yo logramos huir y... - Hizo una pausa, tratando de buscar las palabras que menos la doliesen pronunciar. - ... logramos sobrevivirle y vencerle, gracias a que uno de mis amigos descubrió que la debilidad y el mayor miedo de aquel loco era el fuego.

El cuerpo de Mercy temblaba recordando los hechos. - El loco en cuestión se llamaba Erik Stark, fue ingresado en un hospital psiquiátrico y... ayer, me llamó mi padre y me enteré de que había escapado del hospital... Yo.. yo... No... - Tomó aire, tratando de calmarse un poco. - ... no creímos que viniese aquí... es... absurdo... pero... Archie, los cortes...

La joven agachó la mirada, estaba asustada y su cuerpo temblaba completamente. - Ayer por la noche, algo me despertó... sentía que alguien me observaba, que alguien había entrado en mi cuarto. La huída de Erik Stark fue lo primero que se me pasó por la cabeza y, entre las sombras, vi algo que no debía estar ahí... Chillé y me desmayé. Al desperar, Archie estaba frente a mí, junto a Helen... - Miró al inspector con dolor en su mirada.-  Llevaba puesto un traje de Santa Claus, quería gastarnos una broma pero... el traje ya no está... no lo llevaba puesto cuando... cuando... - No aguantó más y se derrumbó, abrazándose al inspector buscando refugio y protección.

- Se que es una locura... que no puede ser pero... Yo no he contado esto a nadie aquí... Solo lo sabe mi familia y el médico que me trata... - Decía la joven entre lágrimas, sin soltarse del hombre. - Me hubiesen colocado la etiqueta de loca... por eso esto debía contarlo en privado...

Mas entera, Mercy se separó del inspector. Sabía que hasta que no lo comprobase no la creería, así pues le mostró la única prueba que tenía de que lo que decía era cierto. - Aquel loco, logró herirme con su hacha. No se... - Hizo una pausa un instante, pensando como hacer las cosas y sin que el inspector pudiese decir nada, Mercy se quitó la ropa que cubría la parte superior de su cuerpo, mostrando el hombro con la enorme cicatriz de la herida recibida hacía un año. - No se como no me cortó el brazo... supongo que tuve suerte...

Aún temblaba, estaba entre aterrada y nerviosa, pero dejó a la vista del hombre la cicatriz esperando a que terminase de inspeccionarla y la dijese que se cubriese de nuevo.

El inspector Sanderson escuchó atentamente lo que el grupo de muchachos le estaba contando. De vez en cuando anotaba en su libreta algo con gran rapidez dibujando una letra ilegible que más bien parecían garabatos. No despegaba la vista de ellos para escribir salvo para asegurarse de que no estaba tachando nada ya escrito.

-¿Noah, no?. ¿Sobre qué hora calculas que sería eso más o menos?- La mirada del inspector parecía carente de emoción alguna, aún así, Noah sintió que le traspasaba como si fuera un vaso de cristal.

-Bien, -dijo después anotando la respuesta que Noah le daba, consultó sus notas un momento antes de alzar la cabeza hacía Mike y pronunciar su nombre con cierta inseguridad. -Eh.. Michael. Repíteme eso. ¿Qué hora era? ¿De qué iba esa broma? ¿Cómo es que no te acuerdas?

Marian empezó a sentir un frío helador que vino de algún lugar de su interior, éste recorría todas sus entrañas agarrándose a sus huesos sin dejarla escapar. Entonces su piel se tornó en granillos y su escaso vello se erizó. Cruzó los brazos y permaneció meditabunda mientras interrogaban a sus compañeros.

-Bromas, disfraces, un tal Erik... Todo suena tan vacío y tan lejano ahora mismo... -Entonces levantó la mirada. Aquel investigador parecía tener una actitud muy inquisitiva para con Noah... Tal vez en otro tiempo la hubiera molestado, ahora... Ahora simplemente tenía frío.

Cruzó sus brazos sobre el pecho abrazándose a sí misma esperando con aquella postura evitar que el escaso calor humano que la restaba se desvaneciese.

—Y...Yo no, no... —tartamudeó, agachó la cabeza y, cuando la levantó de nuevo, miró hacia los lados en busca de un apoyo que parecía no llegar. Todos estaban demasiado ocupados en sus propios pensamientos, demasiado cohibidos por la situación, demasiado alterados por lo que habían visto, como para echarle a él un cable. Más cuando aquello era su comportamiento habitual—. No tengo ni idea. Lo siento. Solo sé que habrían pasado un par de horas como mucho del partido cuando me fui a dormir... Nada más.

Ni siquiera recordaba en esos instantes a que hora había jugado el equipo de la universidad. Desde su perspectiva, parecía lejano, difuso, algo tan irreal como el cadáver que habían visto tirado en la nieve. El problema es que ambas cosas eran reales, ambas cosas habían sucedido, y la más reciente evitaba cualquier otro pensamiento racional que pudiera tener.

La mezcla de estar perdiendo parte del frío, el volver a notar la resaca y las preguntas, a su parecer estúpidas, del agente devolvieron a Mike a un estado más cercano a la realidad. Miró al inspector con los ojos entrecerrados, alzó una mano y movió la cabeza hacia los lados, como si no entendiera a qué venía lo que le decía.

- Ya te lo he dicho, no se de qué iba la broma. Bajé con él hasta aquí -señaló con el pulgar sobre su hombro, hacia el sofá-, me dijo algo de una broma cojonuda, y lo siguiente que recuerdo es haberme despertado en la puñetera calle. -plantó la mirada sobre el tipo calvo, como si le costara creer que tuviese que especificar lo que estaba apunto de decir-. No me acuerdo de más porque llevaba una castaña como un piano, ¿vale? Me quedaría dormido y...

Fue a hablar de Archie, de como su amigo posiblemente le había gastado una broma llevándolo medio dormido hasta el campus y dejándolo allí para que se le congelaran las pelotas. Pero no se vió capaz de pronunciar su nombre. Dejó escapar el aire sonoramente y miró a todas partes, para encontrarse únicamente con más caras largas. Se quedó mirando de nuevo a algún punto indeterminado.

- Los seguratas del campus vinieron a cortarnos la fiesta, justo después fuimos a su habitación. Si alguien sabe a qué hora fue, son ellos.

Mike quería irse, y su expresión empezaba a dejarlo ver. Se agarró a los bordes de la chaqueta, dándose cuenta entonces de que era la que Lena había conseguido aquella misma noche. No pudo evitar rememorar partes de la fiesta, así que se dejó vencer y cerró los ojos, esperando que la película hubiese cambiado cuando los abriera de nuevo.

-Está bien... -le dijo el inspector a Mercy indicándole que se tapara con un gesto.

El inspector Connor había estado tomando nota de los detalles más relevantes durante el principio de la historia que Mercy relataba, y lo siguió haciendo hasta que ésta empezó a volverse inverosímil y el detective arqueó una ceja mientras miraba a la joven tratando de averiguar si le decía la verdad o le estaba mintiendo. Cuando Mercy se abalanzó sobre él buscando la protección que nadie podía darle allí, Connor se quedó sorprendido con los brazos en alto sosteniendo libreta y bolígrafo en cada mano. Iba a indicarle que se apartara de él y terminara con la broma pero sintió el miedo de Mercy en el temblor involuntario de su cuerpo y la miró con renovado interés. Entonces ella descubrió su cicatriz y él asintió tras observarla.

-Todo esto que me cuentas... tendré que comprobarlo. ¿Cuál es el nombre de ese hospital psiquiátrico?. -Connor tomó nota y realizó varias preguntas más a Mercy relacionadas con Erik Stark y los sucesos ocurridos el año anterior. -Llamaré al sheriff de Birchmont y al psiquiátrico. Le dijo después. ¿Puedo contactar con tú padre?. Siendo juez tendrá información sobre el caso.

Tras consolar a Mercy y recabar información sobre los sucesos de Birchmont del año anterior, el inspector revisó sus notas y se centró en lo que la joven había contado sobre Archie.

-Entonces, Archie se disfrazó de Santa Claus para gastarte una broma y alguien le ha robado el traje. ¿Archie solía gastar este tipo de bromas? ¿tenía algún compinche que le ayudara a hacerlo? Dejémoslo por hoy Mercy. -Le dijo en tono más suave tras anotar sus respuestas. Connor se encaminó hacía la puerta y rodeó el pomo con sus dedos, sin embargo se detuvo y se volvió hacía Mercy. 

-No quiero asustarte Mercy, pero si tienes razón y ese hombre ha escapado del psiquiátrico y está aquí, tu familia y tu médico no son los únicos que saben esta historia. Archie se disfrazó de Santa Claus para asustarte. Eso quiere decir que él sabía algo, ¿tienes alguna idea de por quién habría podido enterarse?

Mercy dio todos los detalles que el inspector la requirió. Los que no recordaba o sabía, le indicó que su padre se los daría sin ningún problema. Pero cuando las preguntas giraron en torno a Archie y el disfraz y las siguientes insinuaciones del inspector, Mercy se quedó blanca. - Estamos en Navidad y sí, Archie era el típico idiota que estaba siempre haciendo el payaso y gastando bromas... esta era una de tantas... además, esta vez la organizó él solito. No creo que él supiese nada sobre mi pasado. De ser así las bromas y las estupideces hubiésen comenzado antes. Mucho antes. Tanto él como Mike son así de idiotas... era.. - A Mercy le cambió la cara cuando dio el nombre de Mike. Estaba tan cómoda hablando con el inspector que se le escapó el nombre. - Pero ellos no son culpables de nada, salvo de ser bastante tontos como para conseguir sumar un cerebro entre los dos... - Se apresuró a decir, tratando así de salvar la situación. - Pobre Mike... que hará ahora sin su otra parte... - Más tranquila vio como el hombre se acercaba a la puerta dispuesto para salir, cuando volvió a hablarla. Asustarme...

- Espere... hubo algo más... el motivo de pensar que era... - No se atrevió a pronunciar su nombre de nuevo.- Fue durante el partido de anoche de los Wildcats... todos lo vimos. - La voz de Mercy volvía a temblar. - El equipo había marcado, Mike lo había logrado... y todos lo celebramos salvo una persona.

» Había un hombre al otro lado de las gradas. Era corpulento... llevaba un abrigo y una gorra calada. No se le veía nada, salvo que... nos miraba fijamente a todos... Estábamos Lena, Noah, el pobre Archie... - Hizo una pausa para no volver a llorar. - Marian y creo que Mike ya había subido... no lo recuerdo bien... me quedé helada y dejé caer mi batido sobre los chicos que estaban delante nuestra...

El inspector miró a Mercy con una extraña sonrisa en el rostro. Parecía sentir compasión por la inocencia de la joven muchacha, como si el no confiara en nadie más pero comprendiera con cierta añoranza de esa sensación que Mercy sí lo hiciera.

-Es Navidad, sí. Pero eligió hacerte la broma a ti, y no ha otra persona. No creo en las casualidades, no son buenas para mi trabajo.

Después el inspector tomó nota de la descripción que Mercy hacía del extraño que les había mirado fijamente durante el partido cuando los Wildcats habían marcado en el partido del día anterior. En su libreta anotó los detalles que Mercy recordaba sobre aquel sujeto y después volvió a la puerta.

-Te tendremos informada de los que sepamos. -Dijo antes de salir definitivamente de la cocina.

Unos minutos después, el inspector Connor salió de la cocina y regresó con el grupo. Se cruzó con su compañero otra de esas miradas que parecían ser conversaciones mentales entre ellos y el inspector Sanderson miró a Mike brevemente. Connor asintió y clavó su inquisitiva mirada también en el muchacho.

-Gracias chicos, sabemos que son momentos duros para vosotros pero es importante que nos contéis todo lo que sabéis. Volveremos a hablar con vosotros para informaros de las novedades que haya o si necesitamos preguntaros más cosas, espero contar de nuevo con vosotros. -Les dijo a modo de despedida.

-Michael, -añadió antes de que se fueran, -¿podemos hablar en privado contigo?

- ¡Espere! Pudo ser a mí o a Helen, compartimos cuarto... solo que desperté antes de que hiciera nada y chillé y... - Le dijo de manera apresurada al inspector. Estaba tan acostumbrada a ver policías y tratar con ellos por su padre y su cargo, que se sentía cómoda con ellos. Además la habían educado para sentirse segura y protegida junto a los agentes del orden y de la ley.

Su padre bromeaba a menudo diciendo que acabaría casándose con un policía, cosa que a la pija de las Wells la enfadaba mucho, aunque a Mercy la idea no la parecía tan descabellada.

Miró a Connor al salir este, y rápidamente sus ojos le atravesarón, pasándole por alto, para mirar hacia la cocina, dónde debía haberse quedado Mercy. ¿Debía ir? Él era de los pocos, puede que el único, que sabía más o menos lo que la chica debía haber contado ahí dentro. Pero justo por eso tal vez no era el más indicado para hablar con ella. La Wells seguramente habría sufrido teniendo que recordar y hablar de lo sucedido, querría olvidar, y él no podía pasarlo por alto. No era así.

Tardó unos instantes en darse cuenta de que les habían despedido, a todos menos a Mike, y un poco más en ponerse en pie, asintiendo porque era lo que había visto en las películas que se hacía. Nada más. 

—Claro... —dijo de manera algo ausente, centrando la mirada a medias entre su amigo, que se quedaba, y la puerta por la que estaba deseando irse, como si le costara tomar una decisión. Al final, la tomó inconscientemente, y salió de allí para irse a la habitación.

Mercy se quedó apoyada en aquel  mueble de la cocina, en medio de aquel caos de bebida y comida junto con vasos y platos de plástico tirados por todos lados. Pero eso no parecía afectarle a la joven, lo cierto es que por su rostro algo más profundo la había hecho quedarse así. La joven había contado al inspector Connor todo su terror y sus miedos. Los había revivido en su mente y ahora tenía sus sentimientos a flor de piel.

Sabía que si se movía y alguien la tocaba, si la abrazaban, se rompería como el más frágil de los cristales siendo golpeado contra el suelo. Al menos estando sola sólo debía temer al temblor de su cuerpo, el cual sabía que no la dejaría caminar muy lejos. En ese instante, añoró no tener a nadie que supiera de su pasado, alguien con quien poder desahogarse. Sabía que su familia estaba aislada en Birchmond por la tormenta de nieve y el doctor Marcus no daba señales de vida.

Algo se rompió en la joven cuando pudo ver por la puerta como los inspectores se llevaron a Mike. Quizás fue el sentimiento de culpabilidad por afirmar que Archie y él eran los bromistas de siempre... Saber que Connor sospechaba de él y pensar que el resto de sus palabras calleron en saco roto, la hicieron sentir peor.

La joven vio como Noah dudaba y se marchaba de allí bastante afectado. A pesar de ser la víctima de las bromas de Archie, era su compañero de cuarto también y, parecía que su muerte le había afectado más de lo que esperaba. Eso le dijo a Mercy lo sensible que era aquel chico, algo realmente excepcional en esos tiempos y que ella supo valorar. Pero estaba tan rota y asustada en ese momento que no pudo moverse de allí. Simplemente permaneció estática, mirando la mancha de color rojizo que la salsa de tomate había dejado en el suelo.

Mike abrió los ojos, rojos y doloridos, y comprobó para su desgracia que todo aquel follón seguía allí. Se paso las manos por la cara y respiró profundamente. Intentaba mostrarse tranquilo, pero por dentro estaba apunto de romperse. Pasó unos segundos frotándose las piernas desnudas, intentando recobrar la sensibilidad en ellas, pero la resaca no le permitió estar mucho tiempo agachado, y después de sentir que el cerebro le daba dos vueltas de tirabuzón en el craneo decidió erguirse y quedarse quietecito. Quería largarse cuanto antes, necesitaba vestirse y gritar.

Vió la vuelta del inspector sin mucho interés, hasta que se percató de la forma en que lo miraban. Frunció el ceño y se quedó expectante. Se alegró al oir que les daban permiso para irse, pero justo cuando Mike ya se imaginaba a sí mismo envuelto en varias capas de ropa y asaltando la cocina, las palabras de Connor le hicieron parar en seco después de apenas haber dado medio paso. Miró desconcertado a ambos policías y después a sus compañeros. No entendía a qué venía aquello. Se quedó allí medio clavado, hasta que finalmente resopló con cierta frustración y agachó la mirada, acercándose a los dos policias para que lo llevaran donde les pareciera conveniente. Allí se quedó, y se sorprendió mirando a Lena con expresión algo desconsolada, como si ella pudiese salvarle de aquel lío. Pero no parecía ser así.