Partida Rol por web

Mercy se abrazó a la joven con fuerza. No tenía a nadie más a quien recurrir y seguramente el doctor Marcus aprobaría la decisión de la joven. - Yo... yo... - Murmuró en los brazos de Lena sin llegar a decir más. Escuchó las palabras de la joven y se dio cuenta de que tenía razón, quizás lo que ella supiese, les ayudaría a estar alerta y salvarse para cuando llegase a por ellos.

- Avisa a Noah, Helen, Mike y Marian, que vengan a mi cuarto... os lo contaré allí. - Susurró a la joven, olvidando en ese momento que Mike estaba con la policía, siendo interrogado como sospechoso de lo ocurrido. - Yo... necesito mi medicación antes de hablar y... revivirlo todo... - De aquella manera confesó por primera vez a alguien que tomaba algún tipo de medicación para mantener a raya algún tipo de trastorno o depresión. No fue muy concisa con ello pero dio la suficiente información como para que quien lo escuchase lo entendiese de esa manera.

Y así fue como Mercy, comenzó a caminar nuevamente hacia su cuarto, donde se tomaría un calmante y esperaría a todos para empezar a hablar.

Mercy accedió a contarnos lo que pasaba pero aún así, en mi interior, me daba la sensación de ser la bruja del cuento.

Estaba intentando forzar a alguien a que me contara sus cosas y por un momento me sentí culpable. Asentí a sus palabras con la boca medio abierta, realmente pensando que había pasado algo importante. ¿Tendría algo que ver con lo de la violación del campus del año pasado? Casi me jodía por dentro que Hellen tuviera razón sobre el tema, aunque seguía sin encontrarle la gracia que ella le daba a Mike en ese asunto, precisamente.

- ¿Quieres que te acompañe a tu cuarto? Para... que no estés sola, digo.- Dije encogiéndome de hombros.- Mike tardará un ratillo en que le dejen tranquilo.- Luego miré a Mercy preocupada.

Negue con la cabeza y puse las palmas de las manos a ambos lados de mi cintura.

- Oh! Bueno, quizá también quieras estar sola un rato... como prefieras.- No quería atosigarla con eso.- Marian y yo estaremos aqui por si nos necesitas, ¿vale?

- Cierto... Mike...-  Dijo Mercy ante las palabras de Lena. Se la había olvidado que estaba siendo interrogado por la policía. Esperaba que todo le fuese bien al chico, pero no podía quitarse ahora de la cabeza que ella fue quien le señaló con el dedo durante su charla con el inspector. - Que sea sin Mike entonces... - Dijo mirando a Lena.

- Debéis saber lo que... - Guardó silencio, un nudo volvió a su garganta y apretó con fuerza la mano de Lena. - ... debo tomarme mis pastillas. Venid todos a mi cuarto cuanto antes... ya se lo contaréis a Mike cuando le dejen tranquilo... - Metió su mano en el bolsillo y tocó su móvil. - Mejor ven conmigo, por favor... Mandaré un mensaje a todos para que vengan.

Mercy se aferró a la mano de Lena y comenzó a caminar hacia su habitación. Una vez allí, hizo la cama en un momento, la cual había dejado de cualquier manera al ver lo que ocurría en el patio e invitó a Lena a sentarse en ella mientras abría un frasco de pastillas y se tomaba un comprimido de golpe. En el frasco se podía leer "Lorazepan 5mg, recetado por el doctor Marcus". Luego se sentó junto a Lena. - Tranquila, es un calmante... pero no se lo digas a nadie... - Sacó su móvil y envió un mensaje a Mariam, Noah, Mike y Hellen.

Mensaje genérico para: Mariam, Noah, Mike y Hellen.

Venid a mi cuarto en cuanto podáis, tengo que contaros algo muy importante. Lena está conmigo ya. M.

Mike había perdido la noción del tiempo. No sabía cuánto hacía que los policías se habían ido, ni cuanto rato llevaba sentado en la cama, ni cuantas fotos había estado mirando. No recordaba ni qué hora era. Pero el sonido de su teléfono lo trajo brúscamente de vuelta a la realidad, y respiró pesadamente como quien se despierta en mitad de la noche. Miró el mensaje con pocas ganas y dejó caer el teléfono sobre la colcha, secándose las lágrimas. Se levantó y comenzó a dar ligeros saltos, como si fuese un boxeador, mientras meneaba la cabeza para despejarse, aunque la resaca le hizo recordar que era mejor que se estuviera quietecito. Revolvió en varios cajones hasta que encontró un ibuprofeno que llevarse a la boca.

Apenas cinco minutos más tarde entró, sin llamar a la puerta como solía ser su costumbre, en la habitación de Mercy. Llevaba un chandal con las siglas de los Wildcats y unas gafas de sol de color amarillo Chernobyl, que aunque cubrían sus enrojecidos ojos no podían ocultar la mala cara que tenía. Saludó a los presentes* con un chasquido de la boca al tiempo que simulaba una pistola con la mano. Llevaba en la otra la chaqueta del equipo que Lena le había dejado.

- No te toques mucho oliéndola. -le dijo mientras se la devolvía.

Las palabras y gestos parecían ser los habituales en Mike, pero le faltaban chispa, sin la gracia (poca, en opinión de algunos) que solía tener. No había sonreido como solía hacer cuando soltaba alguna de las suyas, parecía simplemente como si hubiese repetido un texto memorizado, falto de toda expresión. Apoyó la espalda donde pudo y sacó del bolsillo una botella de agua, que buena falta le hacía a sus adentros.

- Tú dirás. -fue todo lo que añadió.

No tardó en seguirle Marian quién había recibido el mismo mensaje, era lo suficientemente extraño para atraer su atención y alejarla de unas labores que resultaban de todo menos agradables. 

-¿Pasa algo? -Preguntó finalmente. -¿Estas bien Mercy?

Los chicos fueron llegando poco a poco. Para sorpresa de Mercy, Mike fue el primero en aparecer en el dormitorio. - -T-te... te hacía c-con los inspectores. - Le dijo la joven un tanto titubeante. - Siéntate, por favor. Esperaremos a todos yo... no creo que sea capaz de repetir lo mismo muchas veces más hoy. ¿Cómo estás Mike? - Preguntó preocupada la joven. Al menos la medicación comenzaba a hacerla efecto y empezaba a sentirse más tranquila.

- Hola Mariam, pasa y siéntate. - La dijo ofreciéndola ambas camas a la joven para que eligiese donde sentarse. - Os lo contaré cuando lleguen los demás. Faltan Hellen y Noah. - Apretó con fuerza la mano de Lena, que permanecía sentada a su lado dándola apoyo. Mercy miró hacia la puerta, por si asomaban ya. Que Hellen no hubiese llegado, no la sorprendía demasiado. Seguramente iba detrás de los dos inspectores buscando la noticia. Pero Noah...

- Y no... no estoy bien... - Ni vosotros cuando os cuente lo que creo que se avecina .- Pensó para sí buscando refugio en Lena, antes de que la joven peliroja no pudiese dárselo ni a sí misma.

La mirada que recibió Noah por parte de los inspectores cuando les volvió a abrir la puerta tras haberla cerrado en sus narices fue una mirada furibunda, lejos de la amabilidad y el buen rollo que derrochaban al principio, cuando habían entablado contacto con ellos. Al parecer no les gustaban nada los listillos. El inspector Connor parecía incluso encontrar algo divertido en la ingenuidad de Noah, pero Sanderson, quien aparentemente era más simple, no le veía la gracia y se sentía terriblemente ofendido.

-Espera un momento, listillo. - El inspector agarró la mochila de Noah y tiró del asa hacía si mismo para arrebatársela. Noah ya creía haber pasado de largo a ambos inspectores cuando sintió el brusco tirón que le hizo retroceder de espaldas. -¿Qué llevas aquí? ¿Crees que somos tontos, o qué?

-Mira Noah, -dijo Connor con tono más sosegado y pausado que el de su compañero, -casi lo sabemos todo. Así que te recomiendo que te dejes de juegos de James Bond y nos digas que ocultas en esa mochila antes de que mi compañero te ponga las esposas.

Hellen llegó unos minutos después de que hubiese entrado Mariam. Abrió la puerta sin llamar, pues también era su cuarto y se sentó en su cama junto a Mike, que se había desplomado allí minutos antes. La joven estudiante de periodismo llevaba consigo su libreta, pero todavía estaba abierta por la página que había preparado para anotar la noticia de aquella mañana... antes de entrarse que era Archie quien la protagonizaba. Desde entonces no había escrito ninguna palabra más y todavía se sentía entristecida y aturdida por lo ocurrido. Lanzó a su escritorio la libreta sin siquiera levantarse de la cama, lo hizo con algo más de fuerza de la necesaria y el cuaderno tiró un bote de bolígrafos y los desparramo por el suelo. Hellen ni siquiera le dio importancia.

-Hola chicos.- dijo la muchacha con una breve inclinación de cabeza. -He visto que Noah está con los inspectores.

Mercy mandó al resto un mensaje.

Podía haber ido a buscarlos pero, sinceramente, no me atrevía a dejarla sola. Se la veía bastante preocupada, y cuando la cogí de las manos para mostrarla mi apoyo, note como las agarraba con fuerza y temblor a la vez. Fuera lo que fuera que hubiera pasado, era importante. Y verla así me ponía nerviosa.

Tenía entendido que era la pija del lugar. O lo había sido. No se si en su momento sería de las típicas que no tenían corazón y tal, pero viéndola allí, casi derrotada, me parecía que no era mas que una niña asustada.

Pronto fueron llegando todos, menos Noah que al parecer, según Hellen estaba con los policías. Sabiendo que Mercy le habia escrito no creía que tardase mucho en llegar. No era ningún secreto para mi que a Noah le gustaba la ex-pija.

Al entrar Mike, le miré con cara de afligida. Imaginaba lo que estaba pasando. Y sabía que su humor era una forma de llevarlo, por ello le sonreí cuando me devolvió la chaqueta y no hice ningún comentario a su broma. Tan solo alargué una mano a la suya y le hice una seña con la misma para que la agarrara y se sentara a mi lado y el de Mercy.

- ¿Estás bien?- Le susurré sin soltar con la otra mano la de Mercy.

Cuando notó la mano de Lena contra la suya, Mike estuvo apunto de quebrarse de nuevo. Hubiese querido sentarese a su lado y dejar de fingir que estaba bién, pero algo en su interior se lo impedía. Se limitó a tomarle la mano unos segundos.

-Tranqui... -fue todo lo que dijo a media voz. La soltó y se desparramó sobre la cama de Hellen, ahora desocupada. Su voz volvió a subir el tono, pero su expresión seguía siendo vacía.- Además, no todos los días puede uno decir que ha estado en el catre de Hellen Dillbert, tengo que aprovechar...

Jugueteó con la botella de agua unos instantes hasta que Mercy le preguntó. La miró un momento a través de las gafas de sol y después perdió la mirada en un punto inconcreto de la habitación.

- Estaba con los inspectores, hasta... -se encogió de hombros.- ...que dejé de estarlo. Creo que después de despacharlos fueron a ver a Noah.

Hizo ver como si no hubiese escuchado la última pregunta de Mercy, lanzando la botella y cogiéndola en el aire de forma distraida. Marian y Hellen no tardaron en llegar, rompiendo lo que para Mike empezaba a ser una situación algo tensa. Se recolocó para dejarles sitio, pero no dijo nada. Al ver la libreta volar y los bolígrafos desparramados, un mecanismo automático se disparó en su cerebro, indicándole que era el momento de colar una broma. La ejecución, sin embargo, fue bastante más forzada.

- Wow, ¿todo lo haces con el mismo ímpetu?

Se sentía en mitad de una contradicción: No tenía ganas de estar allí como si no hubiese pasado nada, pero al mismo tiempo no se veía con fuerzas de salir de aquella habitración y tener que enfrentarse a la realidad. Dió un largo trago de agua y deseó que Noah llegara pronto.

Hellen lanzó una mirada cansada hacía Mike cuando este hizo su jocoso comentario. Era otra broma más de Mike Sullivan, con su habitual humor puntilloso que no desaprovechaba una ocasión para meterse con alguien, aún a pesar de la situación en la que se encontraban y todo el horror vivido apenas unos minutos atrás. Sólo que esta ocasión la voz de Mike sonaba completamente hueca y sin brillo. Hellen abrió la boca para contestar, pero ella también estaba cansada de todo aquello y simplemente se limitó a exhalar todo el aire acumulado.

Apartó las pezuñas de Mike de un zarpazo y se recostó a lo ancho de la cama de modo que su cuello quedase apoyado contra la pared. Le miró con una mezcla de compasión y ternura y alzó las palmas de las manos para que Mike colocara los pies sobre su regazo. Iba a decirle que se quitase el calzado, pero se lo pensó algo mejor y decidió no exponer a todos a aquel pestazo.

Su mente se bloqueó en el mismo momento en que le detuvieron y le impidieron seguir avanzando. Al mirar a Sanderson, que se notaba a la legua que era uno de esos policias brutos que no se sabía muy bien como habían llegado a inspector, llegó a temblar incluso. Aunque se esforzó en controlarse y apartar la mirada, cuando sus ojos se cruzaron con los de Connor todo fue a peor. Él si era listo, y aquella tranquilidad de la que hacía gala era casi peor. Parecía saber cosas que él no, parecía mirar incluso dentro de su cabeza, y eso no le gustaba en absoluto.

—Y-Yo no.. —carraspeó y se obligó a centrarse; parecer sospechoso era peor que serlo, así que tenía que ser claro, conciso, y no dar señales de miedo. Había leído sobre ello mil veces. Y además sabía que lo mejor era desviar la atención. No había nada como atacar primero—. No sé nada de lo que ha pasado —miró a James, fingiendo, aunque tampoco tuvo que esforzarse, miedo...—. Era mi compañero de habitación. Solo quiero que esto acabe —...y al momento entrecerró los ojos— ¿Habéis pillado a alguien ya? ¿Qué sabéis?

Tal vez las preguntas harían que Sanderson se incomodara mientras miraba su mochila, haciendo que no se fijara bien en las cosas. Y si no lo hacía, siempre tendría una excusa para no haber respondido. Fuera como fuera tenía que salir de allí. Cuanto antes.

-Sabemos que tú le dijiste a Archie de qué se debía disfrazar para espantar a Mercy. Así que deja de hacerlo complicado y dinos qué sabes de una vez.

Connor hablaba como si fuera obvio lo que estaba diciendo. Como si Noah tuviera que saber a qué se estaba refiriendo, y lo cierto es que al joven le costó un momento darse cuenta. Él no hablaba apenas con Archie, menos de cosas serias, a pesar de que fuera su compañero de piso. Y no sabía nada de los planes que tenía Archie para su disfraz ni si Mercy era su objetivo realmente. Pero los inspectores parecían haber llegado a esa conclusión y también creían que había sido Noah quien le contara a Archie todo aquello. Pero sí no lo había hecho, ¿cómo era posible que Archie supiera que Mercy sentía un miedo atroz por la imagen de Santa Claus?

—Yo no he... —tenía pensado negar todo, cualquier cosa, si no estaba completamente claro que era verdad. O que no era algo malo para él. Sin embargo, al darse cuenta de lo que habían dicho, de las implicaciones que eso suponía, se atragantó con sus propias palabras. Era algo irracional—. ¿Qué yo qué? —preguntó, dejando la boca entreabierta lo que pareció una eternidad, aunque solo fue un segundo.

En ese breve instante, le dio tiempo a pensar. Su mente, que trabajaba a toda velocidad, cayó en la cuenta de que ellos creían que él era el culpable de que Archie se hubiera hecho ese traje. Y aunque no lo hubiera sido, significaba que su compañero de habitación sabía lo de Mercy. ¿Cómo? Creía que él era el único que tenía idea de eso. ¿Y si es por lo que le han matado? ¿Acaso había alguien que buscaba el mismo objetivo, asustar a la chica, pero con peores intenciones? Tuvo que centrarse para dejar todo eso a un lado. Paso a paso. Y lo más importante, en ese momento, era librarse de los inspectores sin que él acabara en comisaría. Tendría que decir la verdad.

—Yo sabía lo de Mercy —aceptó al final, a regañadientes y con un hilo de voz. Después miró fíjamente a los ojos de Connor y se puso más serio, casi enfadado—. ¡Pero yo no dije nada! Si Archie lo sabía, no fue por mi. Ella... —volvió a quebrarse su voz al ir a decir aquello—. Ella no se lo merece. Nunca haría nada así... Yo, ella —carraspeó—. Ella es muy buena chica. Solo quiero que esté bien. No se lo he contado a nadie. De verdad.

-¿Entonces cómo lo sabía Archie? - inquirió el agente -¿Y cómo lo sabias tú?

El agente Connor retuvo con un brazo a su compañero, quien parecía querer agarrar a Noah de la solapa y sacudirle hasta que soltara la verdad. Pero el se mantuvo a la espera, mirándole fijamente con una mirada capaz de atravesar paredes. Connor tenía una de esas miradas que podían sonsacar la verdad a cualquiera. 

Durante un momento, tembló. Sanderson era un perro rabioso, intimidante, peligroso... Pero la mirada de Connor era mucho peor. Aquél detective miraba en lo más profundo, en su alma, su mente, y le hacía tener miedo de verdad. No había hecho nada para temer, no era culpable, pero bajo aquella acusación que transmitían sus ojos, casi sentía que podría echarse a llorar y aceptar lo que fuera.

Tuvo que tragar saliva un par de veces y mojarse los resecos labios antes de poder reunir la determinación suficiente para negarlo, y entonces hablar.

—Yo... —¿Qué podía decir?—. Investigo esas cosas... —Una vez más, el sonido de su saliva al pasar por su garganta interrumpió lo que iba a decir—. Tengo... Tengo recortes y sigo casos como el que ocurrió allí.

Estaba dicho. Su hobby, su secreto, descubierto. Si aquello salía a la luz le tratarían como a un paria, un rarito, más aún. Le echarían las culpas, y Mercy jamás volvería a hablarle. Todo, absolutamente todo lo que quería, se iría a la mierda.

—Por favor, no digan nada —negó—. Yo no he tenido nada que ver. Lo juro. No le dije nada a Archie...

La mirada de Connor seguía clavada en él, como un halcón sobre su presa. Mantenía el silencio, a la espera de que el chico se derrumbara y contase por si sólo hasta sus secretos más ocultos. Se quedó en silencio hasta que Noah terminó por confesar como sabía todo aquello de Mercy. Después miró a su compañero y alzó las cejas, Sanderson inmediatamente se calmó y dio un paso atrás alejando su intimidatoria presencia. Ambos agentes parecieron convencerse de la inocencia de Noah en el caso, aunque en ningún momento habían llegarlo a tomarlo como un sospechoso en realidad. Noah sí se había sentido así, y su angustia lo reflejaba.

Noah pensó como podía haberse enterado Archie de lo de Mercy, y la única opción lógica que se le ocurría es que su compañero de habitación hubiese husmeado en sus cosas. Tal vez se hubiese dejado la sesión abierta y Archie lo hubiese visto. Tal vez algún descuido. Noah solía ser cuidadoso, pero últimamente, desde su acercamiento a Mercy estaba algo más distraído.

Connor seguía en silencio mirando a Noah, a la espera de una respuesta a su pregunta sobre cómo lo habría podido saber Archie. Noah decidió explicarle sus conjeturas y a Connor pareció servirle. Era bastante probable que aquello hubiese sido de aquel modo. Finalmente le dejaron marchar, pero no le devolvieron su mochila, muy a su pesar. En ella quedaron los patrones del disfraz de Santa que usó Archie y su ordenador. Le dijeron que no se fuera muy lejos por si querían volver a hablar con él, pero Noah no tenía ganas de volver a verlos en su vida. Fue hacía la habitación de Mercy, que les había convocado para decirles algo mediante un mensaje de texto. Cuando ya estaba a dos puertas de distancia de la habitación de Mercy se cruzó con una chica que le dijo que el decano había convocado una reunión en el salón de actos para la tarde.

No hizo falta decir nada más. En realidad, no tenía demasiadas ganas; estaba demasiado asustado ante la mirada de aquellos dos detectives como para siquiera responder. Menos aún para reclamar su mochila. Antes de que cambiaran de opinión, salió corriendo por el pasillo y desapareció de la vista de los agentes, alejándose de su habitación...