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Sangrientas Navidades 3: Regreso de la tumba

Otra sangrienta Navidad

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07/01/2021, 19:15
Sandy Bundy

El cuerpo de Sandy temblaba por el miedo más que por el frío, el cual aún no había comenzado ni a notar. Ver como todos sostenían a aquel maniaco, fue lo que hizo que la joven se acercase hasta a él y le mostrase su rostro en el espejo. Sin poder romperlo, pudo verse y Sandy pudo mirarle a los ojos. Esos ojos que recordaba como de una criatura del averno, ahora se volvían normales, humanos.

La macabra voz de Stark casi hace que Sandy suelte el espejo por el miedo, pero en cambio, es aquella criatura que llevaba más de cuatro años enterrado, la que pareció perder toda movilidad y caer al suelo como una marioneta rota. Sandy seguía con el espejo en sus manos, reflejando el rostro de Stark en él. - No... n-no lo sé. - Respondió asustada y temblorosa a Charlie.

- En... en la-las películas de mi-miedo, sue-suelen levantarse de de nuevo. - Su voz temblaba y tartamudeaba por lo que acababa de ver sin saber si estaban a salvo o no. - Pe-pero yo no vo-voy a comprobarlo... - Continuó hablando escudándose tras aquel espejo.

Quería moverse, acercarse a Adam y abrazarle. Felicitarle por no ceder en la idea del espejo y felicitarse a sí misma por creer en él. Pero el miedo a que se moviese y atacase de nuevo mantenía a Sandy paralizada delante del cuerpo inmóvil y carente de vida, algo que hacía unos minutos estaba lleno de energía y movilidad.

Por otro lado, quería quedarse a solas con Adam y ponerle el broche de oro a aquella cita que parecía que al final Stark no logró destrozar, aunque seguramente ella, con su manera de ser, tan insegura e inmadura para muchas cosas tras vivir los últimos años bajo la sombra de las drogas, lo hubiese estropeado todo.

Asustada y sin saber que iba a pasar ahora, ni con Stark ni con Adam solo era capaz de mirar a aquel cuerpo vestido de Santa Claus y rezar porque realmente todo hubiese acabado ahí. - Creo qu-que.... que de-deberíamos irnos al hos-hospital a que vean a Kurt. No, no cre-creo que Stark se mue-mueva de aquí. Lue-luego podréis tra-taer un féretro y-y en-enterrarle junto a su fa-familia. Pue-puede que eso le-le de la p-paz que ne-necesita. - Se atrevió a decir al final. Ahora urgía Kurt si aquel cabrón no se levantaba de nuevo y solo ellos sabían que estaba allí.

Aunque por la mente de Sandy pasaba la idea de que deberían incinerarle, así no volvería a alzarse como hizo. Pero no iba a decirlo en voz alta, puede que ni lo sugiriese nunca. Porque si decapitarle no funcionó, convertirle en cenizas podría no funcionar tampoco y regenerarse de nuevo. Una loca idea, pero después de enfrentarse a un zombi de verdad, tampoco era tan descabellada.

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08/01/2021, 16:15
Adam Townsend

En cuanto vio el hacha volar y que Jonathan y Charlie conseguían sujetarlo, Adam fue a echar mano de las esposas para inmovilizar a Stark y asegurarse así que se miraría al espejo, pero no hizo falta. Se quedó mirando la escena, tan difícil e creer como todo lo que aquella noche les había traído, sin saber muy bien si debía levantar el hacha, decir algo o simplemente esperar. Ahora entendía porqué aquellas ansias de romper cada espejo sobre el que posaba la mirada. El cuerpo de Adam se relajó de pronto al ver el cadáver tieso de Stark, en el estado en que debería haberse quedado tras su muerte. El hacha le resbaló hasta caer en la nieve, y se dio cuenta que le dolía todo.

- Parece más muerto que antes... -fue todo lo que dijo.

Tan sólo en ese momento comenzó a procesar todo lo que había ocurrido. Se sentía algo mareado, pero al menos notaba en su interior que ya había pasado todo, una extraña calma que no le quitaría de encima lo vivido, pero que le permitía en aquel momento intentar poner fin a otra maldita Navidad lo mejor que podía. Se acercó a Sandy y le dió un beso en la frente mientras le quitaba el espejo y lo dejaba sobre la cara de Stark. Si le daba por abrir los ojos, sería su propio reflejo lo primero que le diera la bienvenida.

- Hemos dejado el coche en la carretera. Jonathan, ¿puedes llevar a Kurt al hospital? Yo... -miró al cuerpo de Stark.- Yo me quedaré aquí hasta que podamos ponernos en contacto con... -alzó las manos y meneó la cabeza de lado a lado, recordando que las radios no funcionaban.- Yo que sé, con quien podamos. Dad el aviso si os encontráis con alguien.

Quedarse en el bosque nevado con el cadáver del hasta ahora reanimado asesino que los había atormentado por segunda vez en sus vidas no era, precisamente, el tipo de plan que Adam pudiera cualificar de "agradable", pero aunque tenía esa extraña calma en su interior, no estaría tranquilo del todo si se marchaban y dejaban a Stark allí. Debía saber que volvían a enterrarlo.

- Con un espejo en la tapa de su tumba. -dijo en voz alta, aunque hablaba consigo mismo.

Miró a su alrededor y dejó escapar un largo suspiro. Luego miró a Sandy, se acercó a ella y le dio un abrazo.

- Cabes en el coche de Jonathan -dijo en voz baja, sin separarse.- Ahora ya ha pasado todo. Vuelve a casa con Charlie, por favor. Todo lo que queda por hacer es cosa de las autoridades. Duerme, ha sido una noche muy larga.

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08/01/2021, 17:17
Sandy Bundy

Sandy dejó que Adam retirase de sus manos el espejo. Aún permanecía inmóvil, intentando asimilar que había pasado. Que un loco hace seis años acabase con varios adolescentes en una fiesta de Navidad del instituto, donde varios de los presentes estaban allí, se podía dar. Que ese mismo hombre, muerto una Navidad después y enterrado en el cementerio de Birchmond durante años saliese de su tumba y buscase venganza contra todo y todos... y que un espejo acabase con él.

Seguía sin fiarse, pero confiaba lo suficiente en Adam como para dejarle hacer. Sintió la calidez del beso del hombre sobre su frente y de golpe se sintió cansada y como el frío comenzaba a traspasar la ropa por el sudor de la carrera.

- Y con una luz que se cargue con energía solar, porque a oscuras no verá nada. - Sugirió Sandy a la idea de Adam a quien miró con pesar viendo la decisión que tomaba. En ese momento la joven sintió el abrazo de Adam y se aferró a él con fuerza, como si no quisiera separase nunca de él y lo cierto es que así era.

- No. Me quedaré aquí contigo. Seguro que tenéis mantas térmicas en los coches, entre dos se hará todo más llevadero y podremos hablar. Si vuelvo a casa, sabes lo primero que haré y por primera vez, no quiero fumar nada. - Le respondió sin soltarle. - Mañana me tomaré veinte cafés antes de ir a trabajar si hace falta, pero ahora... solo quiero estar contigo. Es lo que he querido hacer donde he querido estar durante toda esta locura y si ahora ha terminado, lo último que quiero hacer es alejarme de tu lado.

Sandy sonrió a Adam. - Además, la cita no termina hasta que uno deja al otro en la puerta de su casa... o incluso entra dentro de la misma a tomarse la última. - Luego Sandy miró a Jonathan. - Si tenéis mantas térmicas, yo iré a buscarlas. Puedo regresar siguiendo las huellas, no quiero que nadie muera ahora helado aquí. - Dijo refiriéndose a Adam evidentemente. - Le lo contrario, tendrás que conformarte con mi abrazo. - Le dijo al ayudante del sheriff.

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08/01/2021, 19:00
Jonathan Seabert

Jonathan se mostraba igual de cauto e incrédulo sobre la aparente muerte de Stark como todos los demás. Se acercó al cadáver disfrazado de Santa y le propinó una patada para asegurarse, pero fue como si se la hubiera dado al tronco caído y seco de un árbol. No había ni rastro de vida allí. Jonathan suspiró aliviado.

Las palabras de Adam sobre Kurt le hicieron caer en la cuenta de que estaba herido y necesitaba atención médica. Asintió y le indicó a Charlie y Linda que le ayudaran a llevarlo al coche, daba por sentado que la prometida de Kurt les acompañaría al hospital y consideró que tanto Charlie como Sandy deberían ser inspeccionadas por un médico tras aquella noche. Sabía por experiencia que a veces había heridas de las que uno ni siquiera se daba cuenta por la adrenalina de la situación, y de todos modos no estaría mal que les realizaran un chequeó para asegurarse que el shock de la noche vivida no causara algún tipo de trastorno.

-No estaría de más que todos vayáis al hospital y os echen un ojo, está noche ha sido dura. Esperadme un momento. Adam. - Hizo un gesto para hablar aparte con él, aunque el bosque tampoco es que les proporcionara demasiada intimidad.

-Voy a llevar a Kurt al hospital y mandaré a alguien a que venga a recoger a ese... esa cosa. -Le informó. Su rostro se puso rígido justo a continuación. -Mira... Sé que hay muchos muertos, y que la noche va a ser larga pero... Creo que no sería buena idea ir contando por ahí que un viejo asesino ha resucitado para cobrarse su venganza de nuevo... En el mejor de los casos nos tomarían por paletos imbéciles y en el peor... - Jonathan negó con la cabeza, a su mente acudían los recuerdos de los cientos de periodistas de todo el país que les habían invadido años atrás, no se librarían de aquel acoso de nuevo, pero la verdad podría atraer elementos peores a Birchmont. -El pueblo se merece un descanso. El asesino de los chavales, un imitador de Stark, ha sido abatido. Duffy, Ramírez, Erikson y los demás fueron valientes que cayeron en acto de servicio. Ya sabes... - Dijo con tono triste.

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09/01/2021, 12:08
Kurt Williams

Le dolía todo, no aguantaba más. La pérdida de sangre, la nieve, hicieron el resto. Kurt, agotado, se derrumbó de lado en aquél manto helado, esperando la muerte que, sin embargo, no llegó. Desde su posición, falto de fuerzas para nada más que mirar, observó lo que estaba ocurriendo, consciente en cada momento de que aquél respiro no duraría, pero asombrándose cada vez que, cuando creía que Stark se zafaría y seguiría a lo suyo, algo más ocurría que le mantenía en el sitio, inmovilizado, inofensivo, si es que aquél loco podía ser tomado por tal cosa.

Primero fue Charlie, que se lanzó sobre él y le hizo una llave que habría asfixiado a cualquiera; aquella chica era de armas tomar, pero se enfrentaba a un monstruo que no necesitaba respirar. Sabia que esa mole cogería a la pelirroja y la lanzaría contra un árbol, a la espera de su turno. Era lo inevitable. Pero no sucedió.

Jonathan y Adam se lanzaron a la carga, el primero listo para detenerle y el segundo para desarmarle. Ya habían sucedido ambas cosas, él mismo había logrado tal proeza, en una embestida digna de elogio si hubieran estado en un partido, que había acabado con el Santa tirado en el suelo contra un árbol, inmovilizado, y el hacha inerte en el suelo. Habían logrado decapitarle incluso, pero ni eso había sido suficiente. ¿Cómo podía serlo ahora?

Sandy se armó de valor; era otra en presencia del ayudante del Sheriff. Había demostrado una y otra vez una confianza ciega en el chico y, lo más importante, la fuerza de voluntad necesaria para superar su propio miedo y actuar. Lo hizo de nuevo, armada con aquél espejo, como si fuera el arma más mortífera del mundo. Y vaya si lo fue. Cuando se la puso en la cara a ese cazador imparable, aquella bestia se detuvo. No golpeó, no forcejeó, simplemente se quedó ahí, viéndose reflejado en aquél trozo de vidrio, volviéndose otra vez... Humano. Y entonces, sin más, murió. Frío, sin rastro de vida, sin un ápice de aquél combustible que era la venganza, se convirtió en un cadáver más, como siempre debía de haber sido.

Tardó un poco en procesar todo. Su cabeza daba vueltas, en parte por el impacto de lo ocurrido pero también porque sin duda ya debía de estar a punto de perder la consciencia. ¿Habían vencido? ¿Habían sobrevivido de nuevo? No terminaba de creérselo, estaba convencido de que se levantaría otra vez, riéndose con aquellas carcajadas navideñas que llevaba tanto tiempo odiando y que no soportaba. Pero por otro lado quería creer que si.

Podría volver a casa, con Linda, y casarse con ella. Si quería, se irían de aquél maldito lugar, a España por ejemplo, donde esas cosas no pasaban. O a Australia, a disfrutar del mar, el surf y un montón de críos. Lejos de aquella pesadilla, en paz.

Si, llevadme —dijo con un suspiro, aunque no muy consciente de lo que se estaba hablando siquiera.

Los últimos retazos de aquél pensamiento se desvanecieron a medida que se iba sumiendo en la oscuridad, y se tumbaba por fin, con una sonrisa en los labios.

Notas de juego

Ala, a mi llevadme en brazos al hospital, que ya he hecho mucho y estoy para el arrastre jajaja.

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11/01/2021, 18:14
Adam Townsend

Adam miró a Sandy con una mezcla de ternura y frustración. No sabía ni para qué le había preguntado sabiendo que le iba a contestar precisamente aquello. Fue a responder cuando Jonathan pidió su atención.

- Ahora vuelvo. -dijo en voz baja a Sandy.

Se alejó unos pasos con Jonathan y escuchó atentamente. Hasta aquel momento ni se le había pasado por la cabeza lo imposible de creer que había sido todo lo ocurrido aquella noche, y entendió perfectamente lo que le decía su amigo. Se quedó un momento en silencio, mirando al suelo.

- Alguien de fuera del pueblo -dijo finalmente, casi como si hablara solo-, encontró a los chavales en el cementerio y fue a por ellos. El doctor Stuart sufrió la misma suerte al ayudar a Laurie, que claramente está en shock y se ha imaginado que el asesino tenía que ser Stark saliendo de la tumba. -miró a Jonathan con seguridad.- Pero eso es imposible que pasara. Stark lleva años muerto y nosotros nos hemos ocupado de todos los capullos que han venido a romper la paz del pueblo, como hemos hecho esta vez.

Sonrió y dio unas palmadas en el hombro de su amigo. Era extraño, pero sentía que habían podido cerrar un inesperado capítulo sobre su propia historia, uno que jamás hubiesen imaginado vivir. Volvió hacia el resto, dando unas palmadas para llamar su atención. Volvía ahora a hablar como el Adam de siempre, como el Adam ayudante del sheriff.

- Muy bien, todos al coche del sheriff. Que os echen un ojo en el hospital y luego estad localizables, necesitaremos vuestro testimonio. Aunque creáis no tener nada, que os hagan una revisión. -se acercó a Sandy.- Eso va por ti también. Tienes que ir al hospital a que te vean, y no es una propuesta. -le cogió de las manos.- Yo iré hacia allí en cuanto acabe con esto, te lo prometo. Y luego te llevaré a casa y me haré el despistado hasta que me invites a pasar. -sonrió un momento.- Pero ahora no puedes quedarte aquí. Debes ir, sin discusiones.

Adam hablaba en serio, muy en serio. Que Sandy se quedara allí era seguir poniéndola en peligro, aunque sólo fuese por el frío. No se quedaría tranquilo hasta verlos marchar a todos.

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11/01/2021, 19:02
Sandy Bundy

A Sandy le costó separarse de Adam, pero al menos estaba cerca. Suspiró nerviosa y se acercó a los demás, en concreto a Charlie, quien se comportó como una loca o una heroína frente a aquel maniaco y sin decirle ni una sola palabra, se abrazó a ella. - Sin ti no hubiese sido posible. - La susurró para luego mirar a Kurt y Linda.

- Sin ninguno de vosotros hubiese sido posible. - Afirmó en voz alta antes de quitarse el abrigo que le había dejado Linda y cubrir el cuerpo de Kurt con él. - Está perdiendo mucha sangre y aunque el frío le ayude a ralentizar el ritmo cardiaco y a frenar la hemorragia, tampoco es bueno que se hiele. - Les dijo a los presentes mientras que Adam hablaba con su superior. - Te pondrás bien Kurt. Tienes que ponerte bien... - Le susurró al oído antes de levantarse y cruzarse de brazos. Hacía demasiado frío para estar así, pero Kurt necesitaba el abrigo más que ella.

Su mirada se cruzó con la de Adam, quien llamó la atención de todos. Sandy escuchó atenta y cuando Adam se acercó a ella y le tomó las manos, esta ya las tenía frías. - No. - Se negó Sandy inicialmente para luego mirar a Kurt. - No me negaré siempre que me acompañes al coche y cojas una manta. Ya no tengo más abrigos de los que desprenderme. - Dijo con media sonrisa cargada de pesar y tristeza por tener que separase de Adam. Quería aprovechar todo el tiempo posible a su lado y asegurarse de que estaría bien. - No me gustaría que te encontrasen como a Jack Nicholson en El Resplandor, con el hacha entre tus manos y completamente helado, Adam...

Ahora que todo había terminado, parecía que para bien, no quería perderle por una tontería y un acto de heroísmo. - Tienes que velar por tu salud... eso o me tendrás pegada a ti durante el tiempo que te dure el resfriado o la neumonía que puedes coger con este frío y el sudor de tu cuerpo. Además, él no se va a mover de ahí. No tardaremos mucho en ir y no te entretendré. Te lo prometo. Kurt necesita ir cuanto antes al hospital y no lo voy a retrasar. Además, necesitaremos tu ayuda para llevarle... dudo que entre las tres y Jonathan podamos moverle sin hacerle más daño.

Sandy miró a Adam como un cachorrito perdido. - Y yo no estaré tranquila hasta que te vuelva a ver de una pieza.

En cuanto a su última propuesta, Sandy no le respondió. Estaba segura de que terminaría sedada en el hospital con un ataque de ansiedad tras lo vivido. Adam era su sustento... él o los porros y sin él y sin porros que la calmasen... solo esperaba poder controlarse en el coche. Ir con todo nevado, sin ver la carretera, aunque ella no conduciese, le ponía muy nerviosa. Dejar a Adam atrás le iría angustiando cada vez más... iba a ser un viaje largo y complicado para Sandy.

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15/01/2021, 09:53
Charlie Crookshanks

Charlie no entendía nada. Para ella, aquel Stark era un maldito demonio y a la vista de lo ocurrido, la idea de Adam de colocar un espejo encima de él para que no volviese a levantarse, le parecía una idea estupenda.

-Pues por mí de acuerdo, pero vámonos ya de aquí, por favor. Sandy, Linda, vámonos a casa -dijo con tono suplicante. Pero Sandy estaba claro que iba a dejar a Adam solo. Después de haberlo encontrado, de ninguna manera iba a soltarlo. En el fondo, la entendía.

Así que Charlie se acercó a ella y la abrazó, como si estuviese despidiéndose de ella. No era así, pero de alguna manera sabía que al estar con Adam, nunca volvería a recuperarla del todo. 

Jonathan solo pensaba en la parte más práctica, en que todos fuésemos al hospital. Quizás era lo más lógico. Pero por el mismo motivo, Charlie solo deseaba descansar. Por eso negó con la cabeza.

-Los que estamos bien, deberíamos poder irnos a casa. Estoy... agotada.

Pero su voz se perdió entre el murmullo de todo. Estaba claro que al final, iban al hospital, que habían iniciado aquel extraño viaje juntos y lo terminarían juntos.

-Está bien. Vamos al hospital -dijo Charlie, yendo hacia el coche.

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15/01/2021, 18:52
Director

La muerte, ya definitiva, del Santa Claus había sido gracias al trabajo conjunto de ambos y cuando el cuerpo de Stark cayó al suelo inerte y sintieron la suficiente seguridad de que realmente estaba muerto, comenzaron a sentirse profundamente aliviados. Aliviados y exhaustos. El cansancio, el frío y el dolor que la adrenalina había evitado que sintieran les golpeó a todos en mayor o menor medida cuando finalmente se aseguraron de que todo había acabado. Quedaban cosas por hacer, recoger el cuerpo de Stark y devolverlo a su tumba, llevar a Kurt al hospital, comprobar qué tal se encontraba Laurie, arreglar el estropicio que Santa había dejado a su paso y preparar una buena coartada que explicara todo lo ocurrido.

Cuando finalmente cumplieron con todas aquellas tareas la noche llegaba a su fin y el tímido amanecer despuntaba en el horizonte con pereza. El día de Navidad llegaba a Birchmont bañado en sangre y tragedia de nuevo. Pero en esta ocasión, Erik Stark había sido destruido de una vez por todas. Los hechos vividos marcarían a los supervivientes, que tendrían muchas preguntas sobre lo ocurrido y no pocas pesadillas a partir de entonces. Kurt fue curado con éxito, afortunadamente no las heridas no implicaron a ningún órgano, aunque la gran perdida de sangre obligó a hacer le una transfusión. Linda no se separó de él en todo aquel tiempo. Los demás no tenían heridas físicas, pero tardarían tiempo en asimilar todo lo ocurrido aquella noche que había comenzado como una simple celebración entre amigos.

Birchmont tardó en enterarse de qué era lo que había ocurrido. Durante aquella mañana comenzaron a correr rumores de que un imitador de Stark había atacado a varios chicos durante la noche y que había varias víctimas, entre ellos varios agentes del sheriff. La prensa enseguida se hizo eco y la tarde del día de Navidad se llenó de cámaras de televisión y reporteros que trataban de llevarse su pedazo de la historia. Desde la oficina del Sheriff se filtró que un tal Joshua Stockton había llegado a Birchmont desde algún lugar de Wisconsin o Iowa para rememorar la matanza de seis años atrás. Jonathan se pasó la tarde atendiendo a la prensa, negando rumores y remitiéndose a decir que era una investigación en curso de la que no podía hablar y que el sospechoso había sido abatido. La estrategia resultó ser efectiva, pues dos días después de Navidad, otro perturbado secuestró un autobús en Chicago y el foco mediático nacional se marchó de Birchmont. Semanas después, Adam y Jonathan pudieron cerrar el caso con gran discreción y pasar página. Aunque las Navidades ya nunca volverían a ser igual... si es que alguna vez lo fueron.

Notas de juego

Podéis darle un final a vuestras historias y concluimos la partida :)

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15/01/2021, 19:46
Charlie Crookshanks

Volver al trabajo y a dar clases parecía ser algo sin sentido en aquellos momentos. Durante varios días, tras todo lo sucedido, Charlie se ocultó en su dormitorio sin apenas salir para nada, dedicándose únicamente a ver películas en el ordenador y desconectándose completamente del mundo.

Durante ese tiempo fue como si hubiese encallado en una isla desierta, solo que en este caso, no tenía ninguna intención de hacer señales para que un barco la recogiese. Prefería quedarse allí el resto de sus días, sin tener que hablar con nadie, sin dar explicaciones y sin obligaciones. También era el lugar más seguro, lo cual era perfectamente comprensible, porque tras su regreso, salir a la calle se había convertido en casi un problema psicológico. Afuera estaba el mundo, lleno de locos asesinos y demonios, mientras que allí dentro, todo era silencio y seguridad. Nadie podría acabar con ella allí, porque nadie se molestaría en acabar con una profesora que no trataba con la gente.

La sensación de alegría por haberse salvado, porque Kurt no tuviera heridas graves y él y Linda pudieran irse juntos y empezar la vida que habían planeado, y que Adam y Sandy se hubiesen encontrado a tiempo de formar un futuro para ambos, fue efímera, porque no era lo suficientemente intensa como para borrar de su memoria todo lo que había sentido aquella terrible noche.

Algunas veces se colocaba en posición fetal, agarrándose las rodillas y temblaba sin poder evitarlo, mientras en su mente rememoraba todo lo que había sucedido, sintiendo el mismo miedo y la misma convicción acerca de que iba a morir. Pero no era solo eso. También se trataba de algo que ya venía de lejos. Después de esos momentos, le invadía una soledad tan grande, que no podía dejar de llorar. No se trataba únicamente de que todos sus amigos hubiesen hallado a su pareja, perfecta, imperfecta o como fuera, sino de que no podía compartir con nadie todo lo que sentía, ni siquiera con Sandy, que a partir de su regreso, no conocía otra cosa que no fuese Adam,  olvidándose de todo lo demás. Podía entenderlo, desde luego, porque de estar en su lugar, habría hecho exactamente lo mismo, pero ahora solo le importaba el hecho de estar completamente abandonada a su suerte.

Debido a los asesinatos, se pidió una pequeña baja de unas cuantas semanas para poder recuperarse, aunque no tenía muy claro si eso iba a ser posible, si algún día lograría olvidarse de una pesadilla que había sido más real que cualquier otra cosa que hubiera experimentado en si vida y si las semanas se convertirían en meses y los meses, en años.

Por el momento, aprovechaba que Sandy estaba fuera la mayor parte del tiempo, con lo que disponía de toda la casa para ella. Se paseaba por el interior con un pijama que decía muy poco de su diseñador, dado que era tan sexy como un saco de patatas, y comía un montón de carbohidratos, principalmente patatas fritas y pizza, y mucho helado. No había mucha gente que tomase helado en invierno, pero en su caso, era una pequeña manía y en el tiempo que pasé tras el asunto de Stark, se transformó en casi una obsesión.

Un buen día, se dirigía con un buen recipiente de helado de chocolate de regreso hacia el sofá para ver una de sus películas favoritas, con la cual seguro lloraría sin parar como si se hubiese desbordado el Niágara, “La Chica del Adiós”, cuando llamaron a la puerta.

Normalmente, nadie lo hacía, puesto que aparte de Sandy y Adam, nadie más se acercaba por allí. El caso de Charlie era diferente, porque la joven se había convertido en una especie de mobiliario andante. Estaba siempre dentro, cambiando de lugar entre el sillón, mi cama, el sillón y el frigorífico, y de regreso la cama. Así que se sorprendió en un principio, pero no tardó en encogerse de hombros y sin dejar de comer helado, se acerqué a abrir, pensando que quizás sería Adam, que habría venido para esperar a que llegase Sandy.

Cuando abrió la puerta,  Charlie se estaba llevando una cuchara sopera llena de helado a la boca y se quedó con ella dentro, como si se hubiese atascado. Delante de Charlie apareció una hermosa chica de edad similar, con aspecto apocado y que se quedó mirándola con los ojos muy abiertos.

-¡Oh! –exclamó la joven, al ver a Charlie. Charlie solo abrió más los ojos, sin sacarse la cuchara de la boca.

-Eh… yo soy… bueno… me llamo Mary Ronan… y-ve-engo… estoy buscando a la señorita Crookshanks. S-soy su…sustituta y –y-y en el instituto me dijero que… vivía aquí.

A Charlie le pareció una chica preciosa, aunque evidentemente, no se lo dijo. En lugar de eso, intentó responderle con un “Soy yo”, aunque el hecho de tener la cuchara llena de helado de chocolate no le ayudó a que se le pudiera entender. Lo único que hizo fue soltar un extraño farfullo de sonidos sin sentido, que provocaron que Mary adoptara un gesto de confusión.

-¿Cómo?

Charlie se dio cuenta por fin de lo que sucedía y se quitó rápidamente la cuchara de la boca, clavándola en el tarro de helado como si fuese una bandera.

-Eh… soy yo –dijo por fin, en un idioma entendible, sonriéndole con los labios llenos de chocolate. Mary le devolvió la sonrisa y durante unos segundos, ninguna de las dos dijo nada más. Solo… se miraron la una a la otra, esperando a ver quién hacía el siguiente movimiento.

-Esto… ¿puedo pasar? –le preguntó finalmente, Mary.

-Sí, sí, claro. Adelante –respondió Charlie, haciéndose a un lado para que entrara. En ese momento se percató del estado de completo desastre en el que se encontraba el salón, con algunos vasos, platos y cuencos sin lavar en la mesa de centro, que Charlie había dejado dejando a lo largo del día para lavarlos antes de que llegase Sandy. Habitualmente ni siquiera le importaba que Adam lo viera, pero que lo hiciera una desconocida, y menos tan atractiva, no era lo mejor.

-L-lo siento, no esperaba… a nadie –dijo como excusa.

-No importa. Mi apartamento está más o menos igual.

A Charlie aquella chica no solo le gustaba. Es que era hasta simpática.

-¿Te apetece algo? ¿Un café… un té… o helado? –le preguntó, mostrándole el enorme tarro.

-P-pues la verdad es que… no quiero parecer descortés ni nada, pero es que el helado es mi… debilidad. No puedo comprar esos tarros porque me los trago enteros.

Es perfecta, pensó Charlie, mirándola embelesada.

-T-tengo tarrinas más pequeñas. S-si te apetece, te puedo traer una y mientras hablamos un rato.

Mary asintió, mirándola directamente a los ojos. A la joven le parecía que aquel lugar estaba hecho un pequeño desastre pero le habían contado lo que le había sucedido y al oírlo, le había parecido que era la mujer más valiente del mundo. Por si eso no fuera suficiente, nada más verla le había parecido muy atractiva….

Y encima le gustaba el helado.

Era perfecta.

Mary sonrió y siguió a Charlie mientras se dirigía hacia la cocina en busca de otra tarrina más pequeña. Charlie podía haber encontrado, sin buscarlo, justo lo que necesitaba.

Haber sobrevivido puede que no fuese tan malo después de todo.

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16/01/2021, 10:29
Kurt Williams

Despertó horas más tarde, ya en el hospital, cosido, vendado y con sangre nueva corriendo por sus venas. Se sentía débil, pero estaba vivo. Y a su lado, inseparable, estaba Linda, que no se había separado ni un momento, y que en esos momentos se había quedado dormida sobre él, cogida de su mano.

No la despertó inmediatamente, sino que se quedó ahí, mirando su dulce rostro. Se sentía afortunado de tenerla, su salvavidas y, aún no se lo creía, su prometida. Tardarían aún en casarse, lo harían lejos de allí, cuando hubiera puesto en orden las cosas y tuviera un poco de tiempo para reponerse, pero al final lo harían, y todo lo sucedido no sería más que un sueño terrible, una pesadilla que había llegado a su fin de una vez por todas. El mundo sería duro, muchas cosas no volverían a ser igual, pero con ella podía superar cualquier cosa, y lo que había logrado una vez, lo conseguiría una segunda.

Embelesado, intentó llevar una mano para acariciarla el pelo, pero el movimiento le causó un doloroso tirón, el cual le provocó un gruñido y, a continuación, que la chica despertase con un sobresalto. Asustada al principio, no tardó en darse cuenta de lo que sucedía, de que estaba despierto, mirándola, y entonces ella sonrió.

Aquél gesto era el más maravilloso del mundo para Kurt. Todo desaparecía cuando ella esbozaba aquella preciosa sonrisa. Era lo que le había enamorado aquella vez en la playa, durante aquél viaje que le cambió la vida por completo. El no pudo menos que responder de la misma manera, y así se quedaron, mirándose a los ojos, en aquella estampa que habría congelado en el tiempo por toda la eternidad, felices de tenerse el uno al otro.

Tuvo que permanecer ingresado casi una semana, postrado en la cama, hasta que se sintió con fuerzas para ponerse en pie y salir de una vez. Poca gente por las calles nevadas, el frío invernal azotando su rostro, Birchmont, pese a todo, seguía como siempre. Sabía que la prensa había pasado por allí de nuevo, pero la oficina del sheriff se había ocupado ya del asunto. La paz reinaba de nuevo.

No en todas partes sería así, casi una decena de familias tendría en el calendario otra fecha que lamentar, y nuevos supervivientes sufrirían las secuelas del atroz suceso. Sus amigos entre ellos. Esperaba que estuvieran bien.

Linda y él volvieron a casa, dónde quitaron los adornos navideños, entre escalofríos cada vez que guardaban un Santa en su caja. Tardaron más de lo normal, pues a veces eran incapaces de coger uno de los muñecos y, agotados, terminaban por irse a la cama o al sofá, dónde dormían o veían películas que nada tenían que ver con esas fechas, buscando con aquello evadirse de los malos recuerdos que acudían incesantes a sus mentes, causándoles escalofríos que no podían controlar, bloqueándoles.

Tras varios días, llegado el fin de semana, la casa volvió a estar en condiciones, y ellos con el ánimo suficiente para salir a ver a los demás. Le habían salvado, y merecían saber que se lo agradecía.

La primera visita fue a Charlie; esperaban ver también a Sandy allí, pero en su lugar se encontraron con la pelirroja, acompañada de una nueva desconocida que había llegado al pueblo. No preguntó, eso se lo dejaría a Linda cuando decidieran tener un momento de chicas, pero se alegró de verla con buena cara, casi feliz habría dicho.

Por supuesto, encontraron a la nueva pareja juntos; Adam por fin había sido listo, y estaba con quien debía. Se les veía bien, cariñosos, muy juntos. Era exactamente lo que había deseado para ellos. Esperaba que durara, que sus vidas se encarrilaran y nada más pusiera a prueba su felicidad.

No se olvidó de Jonathan, que, a juzgar por la cara de cansado, tenía pinta de no haber parado en siglos. A él también le debía mucho, y su valentía durante la mortífera noche les había llevado a tener éxito cuando todo parecía perdido. Era uno más del equipo, sin el cual no habrían triunfado. Solo juntos habían conseguido salir de esa. Y por eso le costó tanto despedirse de cada uno de ellos.

Birchmont siempre había sido su hogar, pero era el momento de dejarlo atrás. No era un adiós, pues volvería en ocasiones —Linda seguiría trabajando en Estados Unidos a menudo, y él la acompañaría—, pero se mudaban a España. Esperaba que pudieran tener una vida tranquila allí, y siempre había querido conocer Europa. Todos, por supuesto, estaban invitados.

Por lo demás, era hora de empezar de cero.

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18/01/2021, 16:00
Adam Townsend

Por fin la noche había terminado. Adam se pasó todo el rato que estuvo solo mirando el cadáver de Stark, esperando que se moviera en cualquier momento. Pero no lo hizo. Las luces que indicaban la llegada de refuerzos fueron como un amanecer adelantado para él. Se aseguró de verlo entrar, atado a la camilla, en el vehículo que les lo iba a llevar, y sólo entonces se permitió un cierto alivio. Pero aun quedaba mucho que hacer, había muchas pruebas que recabar y algunos detalles que cambiar para asegurar que nadie sabía que era Stark el que estaba en esa camilla, empezando por el cementerio. Adam y un par de agentes de confianza se encargaron de que en la escena no hubiera ni un rastro de que la tumba había sido desocupada "desde dentro".

Ya a las tantas, llegó al hospital como había prometido. Dejó que le echaran un ojo a la heridas, y se sorprendió al ver que estaba bastante más hecho polvo de lo que creía. Estaría dolorido varios días, pero estaba vivo para contarlo. Después de visitar a Kurt y asegurarse de que Charlie estaba bien, llevó a Sandy a su casa.

- No ha sido la cita más normal que he tenido... -dijo sonriendo frente a su puerta.- Pero seguro que tampoco será la más aburrida.

Durante esa semana, Adam vió a Sandy durante los escasos ratos que tenía mientras trabajaba en el caso de Stark. Ya no sólo se trataba de cambiar algunos detalles cuidadosamente, se trataba una vez más de tener que lidiar con la prensa y los curiosos. Fue entonces cuando algo empezó a pasar por su mente. Volvieron imágenes de otros años, de cuando los segundos asesinatos reavivaron la curiosidad morbosa hacia Birchmont, cuando Jonathan y él pasaban Navidades enteras casi sin dormir atrapando a curiosos  e indeseables, gente intentando colarse en el instituto, tomándose fotos en las tumbas de sus amigos fallecidos, acosando a las dolidas familias. Apenas pudo dormir durante esos días, como tampoco podía ahora. Cuando el informe completo estuvo entregado y lo único que quedaba por hacer era echar a los últimos fisgones y periodistas, en un rato libre fue a ver a Sandy. Su expresión era mezcla de seriedad y cansancio, y no hizo ningún esfuerzo en disimularlo.

- Nada ha cambiado. -dijo después de un largo silencio.- Este pueblo está... Condenado a vivir en esta pesadilla una y otra vez. Más familias llorarán las siguientes Navidades. -la miró a los ojos.- Pero eso no tiene porqué pasarte a ti. He hablado con tu padre, está dispuesto a pagarte parte de los gastos para que te mudes a Nueva York y puedas trabajar de modelo. Yo pondré la otra parte, ya he pagado tu billete. -hizo un gesto con la mano para que la chica no le interrumpiera.- No hay nada bueno aquí para ti, ni siquiera yo. Estoy anclado a la maldición de este sitio, y mientras se celebre una Navidad tendré que seguir reviviéndola. No puedo darte nada más que pesadillas y noches en vela, aunque no quieras verlo así. Le prometí a tu padre que cuidaría de ti y así lo he hecho hasta ahora, y por eso debes marcharte. Tú puedes llegar a ser alguien, lejos de todo esto. Vete del pueblo, Sandy. Aquí ya no hay nada para ti.

Y sin esperar respuesta, se dio la vuelta dispuesto a marcharse. Desde ese día, Adam estaba especialmente frío y rehuyó cualquier visita personal. Aun se le podía ver patrullando y en la oficina, pero apenas hablaba si no era de asuntos de trabajo. En especial, pasó días evitando hablar con cualquiera implicado en aquella noche de Navidad salvo con Jonathan. Ahora le entendía algo mejor.

¿Qué traería la Navidad siguiente? ¿A quién tendrán que perseguir? ¿A quién tendrán que llorar?

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18/01/2021, 16:42
Sandy Bundy

Tal y como pensó, Sandy tuvo que ser sedada finalmente en el hospital. Sin Adam a su lado, sin los porros, se volvió alguien incontrolable y acabó ocupando una cama durante unas horas. Cuando Adam por fin apareció, Sandy ya había despertado de la sedación y estaba tranquila y sumisa. Se abrazó a él y no dijo nada más que un - Vámonos a casa.

Ya en la puerta de casa, Sandy quiso invitarle a pasar. Pero él debía estar tan cansado o más que ella y su dormitorio era un desastre en aquel momento. Simplemente dormir juntos no sería buena idea. Además, Adam notaría el olor a porro y se lo llevaría en el uniforme. Sandy se despidió de él con un dulce beso y esperó a verle los días sucesivos, mientras que pelaba consigo misma para dejar su adicción, cambiándola por el hombre que amaba.

Aprovechaba el poco tiempo que tenían para estar juntos lo máximo posible y se preguntaba cuando acabaría todo aquello por fin y podrían comenzar una relación juntos. Charlie había encontrado a alguien, Kurt y Linda eran felices y estaban dispuestos a dejar Birchmond para mudarse a Europa. Todos veían a Sandy y Adam juntos, como una pareja ideal. Hasta Sandy estaba ilusionada con la idea.

Pero esa tarde vino Adam, cansado después de tanto papeleo y de tanto curioso. El planteamiento que le propuso a la joven no fue ni de lejos el que ella esperaba ni el que quería. Sabía que él lo hacía por ella, que su padre también... pero no pensaban que lo que realmente necesitaba era el cariño y el amor de aquel ayudante del sheriff que la mandaba lejos de allí, sin opción a estar juntos. No le dio ni opción a negarse o a dar su opinión. Ya lo habían decidido ambos por ella.

Sandy cerró la puerta tras de sí cuando Adam se marchó y con el corazón destrozado rompió a llorar. Intentó hablar con él varias veces por teléfono, puesto que en la calle parecía esquivarla y el día del vuelo llegó. Sandy no había hecho ni las maletas y el billete se encontraba en algún lugar bajo la montonera de ropa que no llegó a colocar jamás.

Aprovechó que Charlie se había ido con Mary a dar una vuelta para llenar la bañera. Se lió un porro y se lo fumó sentada mirando como el agua subía y subía. Tras esto, Sandy se metió en el agua y por primera vez, sintió que hacía lo que debía y quería hacer. El filo de la cuchilla no tardó en cortar las venas de Sandy y el agua en teñirse de rojo.

En su dormitorio, sobre Fluppy, había una nota manuscrita por ella.

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19/01/2021, 18:01
Director

A pesar de que habían compartido una terrible noche juntos, algo llegó al grupo a empezar a distanciarse unos de otros. Tal vez fueran las secuelas, no visibles en muchos casos pero sí profundas, o tal vez las ganas de olvidar lo acontecido en la trágica nochebuena de aquel año. Seis años después de la primera vez que Birchmont se tiñó de luto en Navidad. Charlie había conocido al amor de su vida y, como toda relación en sus primeros meses, sólo tenía ojos para ella. Lo cual no era de extrañar, pues Mary era el remanso de paz, el oasis, donde poder escapar de su traumática segunda experiencia navideña en Birchmont. Linda y Kurt pasaron varios días en el hospital hasta la completa recuperación del mecánico, y después, los preparativos de la boda y de su mudanza a España consumieron todo el tiempo que les quedaba en Estados Unidos. Quedaba pendiente una última quedada, para despedirse. Adam y Jonathan tuvieron demasiado trabajo durante esos días, atendiendo a la prensa, cerrando el caso de la reaparición de Santa y despachando a los curiosos y morbosos que se acercaban al pueblo. Cuando todo pasó, Jonathan se emborrachó a gusto, fue a la tumba de Cindy, y allí juró algo que ni el propio Adam logró averiguar. Una especie de promesa para seguir adelante con su vida y no dejar que Stark ganarle la partida desde la tumba.

Por fin se habían vuelto a reunir, una vez más, como en aquella fiesta de compromiso en la que todo empezó a ir mal. Aunque todos sabían que aquella sería la última vez que estarían juntos. Tampoco había nada que celebrar en aquella ocasión. Porque el motivo de la reunión era el entierro de Sandy tras haberse rajado las venas en su propia bañera. Todos creían, y esperaban, que ella y Adam estuvieran juntos después de tantos tira y aflojas entre ambos, y porque en las películas, las experiencias traumáticas como la que habían vivido unía a los supervivientes y el chico y la chica acababan finalmente juntos. A veces incluso la desgracia a la que habían sobrevivido era la razón por la que se daban cuenta de que debían estar juntos. No fue así en el caso de Sandy y Adam. Lo intentaron por un tiempo, pero no salió como debería salir. Había algo innatural y forzado en su relación. A Adam sí que Santa le estaba ganando la partida desde la tumba, y sentía que arrastraba a Sandy con él a un abismo en el que ella no merecía estar. Quería que viajara, que triunfara, que cumpliera sus sueños. Pero nadie hubiera imaginado el desenlace de aquello.

Y Santa debía estar riendo desde su tumba, en el mismo cementerio de Birchmont en el que Sandy Bundy estaba ocupando prematuramente su plaza.

Fin