Partida Rol por web

Sean enseguida dio su opinión sobre que se alzasen los muertos. - Cariño, no dudo de ti, pero no dudo de ellos tampoco. Mírales. - Dijo Halle refieriéndose a Charlie y Jonathan. - No sé lo que vieron y vivieron realmente hace cuatro años, pero están seguros de lo que dicen. Y mentir en documentos oficiales... ambos sabemos que es delito. Pero claro... no les iban a creer. - Acarició el rostro de su marido. - Quizás el ritual y las muertes son solo parte de un escenario para que pensemos que han levantado a los muertos y los verdaderos artífices de todo esto, se han llevado sus cuerpos y se están haciendo pasar por ellos... no lo sé. Pero sí tengo claro que esa mujer no se equivocó y que puede ayudarnos con el libro. Lo demás... simplemente está por ver.

Y lo verían, porque Halle no se iba a rendir. No tan facilmente. Su parte lógica le decía que nada de aquello era posible. Sus estudios en medicina lo corroboraban. Pero lo de la vidente le había descolocado por completo.

Como no, Troy no había cambiado. Seguía siendo el idiota que si no se le daba la razón se largaba y dejaba a todo el mundo tirado. Halle seguía sin entender que vio Mercy en él. Al menos se alegró por ella, porque no acabase con él. Estaba claro que hubiese arruinado su vida por completo. Ese hombre era de las peores influencias que nadie podía tener, estaba claro. Y hablando de malas influencias, Halle miró al sheriff cuando comenzó a hablar esperando que le respondiese sobre si había hablado con su jefe, el doctor cabrón. Pero no obtuvo respuesta a su pregunta.

Al menos fue fácil saber quien era aquella tal Hannah. El tipo del cementerio aún recordaba todo y cuando habló, a Halle le vinieron a la cabeza las imágenes de aquel coche en llamas y como se pegaron todos al cristal para ver como los cuerpos se consumían en su interior. Luego recordó la fiesta y tembló, aferrándose al cuerpo de Sean, viendo como Hellen moría delante de ella otra vez y como se organizó todo el pueblo, para hacer un velatorio conjunto, como Birchmond entero se vistió de luto durante el resto de las fiestas y como ella dejó el pueblo y se fue a Nueva Jersey con sus abuelos, después de los funerales y entierros a empezar una nueva vida y recuperarse psicológicamente de todo aquello.

- Déjelo sheriff. ¿No ve que Jacobson lo que teme es enfrentarse a esa mujer y que le recuerde que fue en el pasado? No ha cambiado nada, hace lo de siempre. Huir cuando alguien le necesita. Huir del compromiso. El FBI se encargará de realizar la investigación que Jacobson quiere... esta no la harán precisamente porque es una locura. Así pues, con ellos cubriendo lo habitual y nosotros lo raro, queda todo cubierto... e ir a ver a esa mujer y llevarle el libro no es una pérdida de tiempo. Sheriff, quizás con los que tenemos los hijos secuestrados allí, sea capaz de ver más... y que, efectivamente o bien sepa leer esas runas o conozca una versión del libro en inglés, donde podamos leer que hay en él. Será mejor que la llame y la avise que vamos para allá, que no se sorprenda de ver a más de dos personas en la puerta de su casa.- Y Halle buscó su móvil y llamó a Allison, mientras Troy terminaba de decidirse si largarse y perder el tiempo él solo o si seguir con ellos y averiguar algo más con aquella mujer.

Troy no vio necesidad de añadir nada a lo dicho por el sheriff. Todo aquello empezaba a cansarle tanto que ni le apetecía seguir metiéndose con él. Se encendió un cigarro mientras salían a hablar con el sepulturero, quien parecía haber nacido para aquel maldito trabajo. Entre el recuerdo de aquella noche y la forma tan fría y mecánica que tuvo de hablar de ello, a Troy le vino un sabor desagradable a la boca y escupió al suelo.

Dándole vueltas a las llaves del coche, caminaba distraído junto a Jim pensando en las posibilidades que tenían. En ese momento, sin embargo, Halle no tuvo nada mejor que hacer que soltar una de las suyas. Troy paró en seco y se acercó tanto a ella que podía ver el brillo del cigarro en sus ojos.

- ¿Cómo puedes seguir siendo tan tonta, Halle? ¿Quién coño está huyendo? Me largaba de este cementerio, donde no está mi hija. ¿De verdad hacía falta explicarlo? -le echó una última mirada y siguió andando.- Alguien se ha llevado a los Stark, o ellos mismos se han levantado solitos y se han largado, como prefiráis. ¿Alguna idea de a dónde? ¿A su antigua casa, quizás? -llegó junto a su coche y esperó.- ¿Dónde vive la charlatana esa de la que habláis?

Recordar aquello, en boca de aquél hombre que parecía el avatar de la misma muerte, era más tétrico que hacerlo por su propia cuenta, peor que las pesadillas que, a veces, acosaban sus sueños.

Sin darse cuenta siquiera había liado otro canuto y ya lo estaba fumando, prueba de que, pese a su imperturbable rostro, estaba nervioso; Halle y sus comentarios, por supuesto, tampoco ayudaban lo más mínimo. La tensión era palpable y tenía la sensación de que todos estaban a punto de saltar y de liarse a puñetazos con el de al lado. No era agradable. Al menos, se alegraba de que Troy siguiera adelante con aquello, aunque pareciera que fuera una locura. Cuantos más, mejor. Y ese fue su pensamiento cuando estuvo a punto de sugerir dividirse para cubrir más terreno rápidamente, y finalmente mantuvo la boca cerrada para no tener que separarse de la gente, aunque fuera egoísta.

- Madura, Troy. Algunos ya los hemos hecho. - Respondió Halle al estúpido adolescente. Hacía dos minutos había dejado claro que no quería saber nada de aquello y se quería largar y ahora quería dejar mal a la doctora.

El primer tono de llamada del móvil de Halle sonó en el teléfono de Allison, luego el segundo... hasta que saltó el contestador. - Allison, soy Halle Morrison. Vamos para allá con nuevos datos y seremos 6. Estaremos allí en unos minutos.  - Dijo al contestador.

- Bueno, no lo cogió, lo mismo está en el baño o salió a la compra. - A saber. - Sheriff, creo que deberíamos irnos ya, aquí no pintamos nada y lo mismo el FBI nos ve marcharnos. - Hallle ni respondió a Troy frente a sus palabras ni preguntas. Con un capullo en su vida como jefe tenía de sobra y a él si que le tenía que aguantar. Troy solamente era circunstancial y salvo el secuestro de sus hijos, nada les unía.

- Quien quiera venir que nos siga con el coche. - Dijo la mujer de piel de ébano y se dirigió al todoterreno junto con Sean, esperando que quien tuviese el libro en sus manos en ese momento, fuese con ellos también, sino sería una cagada enorme y es que Halle lo había perdido de vista en el momento que Troy le respondió de aquella triste manera en la que demostraba que seguía siendo el amargado adolescente que conoció.

Antes de irse miró al sheriff, por si quería decirle algo sobre su jefe, pero no quiso insistir más sobre el tema, pues sabía que Sean acabaría molestándose por ello. - Conduce tú, cariño, yo pondré la dirección en el GPS por si me despisto. Esto ha cambiado mucho en estos últimos diez años.

Aquel libro debía guardar muchos secretos, pero a Charlie le resultaba imposible descifrarlos. Conocer a alguien que pudiera hacerlo era primordial, pensaba, aunque no sería ella quien lo supiese. Quizás aquella mujer a la que querían ir a ver, fuese la indicada, o simplemente se encontraran con una impostora. También pensó en alguien que hubiera conocido a lo largo de sus años de formación, gente extraña que se mostrara interesada por esas cuestiones, y que fuese capaz de descifrar aquellos símbolos.*

Mientras tanto, estaba decidida a seguir las pistas, y todas las posibilidades, por ridículas que pareciesen, puesto que se sentía parte implicada de todo aquello y no era capaz de desligarse, a pesar de que no había desaparecido nadie directamente relacionado con ella. El hecho de que la pequeña de Jonathan lo hubiera hecho, era suficiente para continuar y aunque no hubiera sido así, el mero hecho de volver a saber de Stark, ahora acompañado de su esposa, hacía que más que nunca, deseara acabar con aquella pesadilla que tanto daño había causado... y seguía haciendo.

Algo en su interior, algún interruptor oculto, estaba parpadeando constantemente, como si fuese un vehículo con el combustible a punto de agotarse, pero no podía apartarse.

-Eh... c-creo que deberíamos intentar encontrar a alguien que descifrara l-los símbolos de este libro. Si con él, resucitaron... o lo que fuera, quizás también contenga la manera de devolverlos otra vez... a donde estaban, ¿no? He estado intentando pensar en alguien que pudiera estar e-especializado en lenguas antiguas y esas cosas, pero la verdad es que no se me ocurre. ¿Conocéis o sabéis de alguien? ¿E-esa... Allison, quizás?

-Dudo que el FBI encuentre alguna pista que le conduzca aquí.

Dejó que Troy y Halle se calmaran después de las respectivas chanzas que se habían lanzado el uno al otro. Al parecer no era el único que había tenido problemas con Troy en el instituto, aunque eso no era nada nuevo. Recordaba incluso que su colega Kurt y él habían llegado a las manos en una ocasión. Y lo raro es que solo hubiera sido en una después de todo el odio que había entre ellos. Pero a pesar de todo las aguas volvieron a su cauce, y Troy accedió a ir donde la vidente. No lo dijo directamente, pero al interesarse por dónde vivía se entendía que estaba dispuesto a probar. 

-Halle, no he podido llamar a tu jefe antes. - Le dijo de camino al coche en un momento a parte. Ella y su marido habían tomado la iniciativa y el sheriff les alcanzó en un par de zancadas. -Probaré ahora de camino. Vosotros dirigís, los demás os seguimos.

Se giró hacia Charlie y le hizo una indicación para que fuera en el coche con él.

-Tienes razón. Es importante descifrar ese libro. Puede que tenga algo que nos diga cómo vencerlo. Pero también porque ahora mismo es la única pista que tenemos.

A su marido no pareció gustarle la referencia que hizo el sheriff al jefe de Halle a juzgar por como torció el gesto y suspiró profundamente. Los suspiros de su marido eran muy esclarecedores. A veces los lanzaba al aire sin ser consciente de ellos, y delataban que algo de lo que estaba pasando no le gustaba demasiado. En aquel momento Halle no tuvo que pensar mucho para saber que se trataba de su jefe. Una vez en el coche, Sean se puso en camino siguiendo las indicaciones del GPS y sin despegar los ojos de la carretera se dirigió a Halle.

-Yo te dejo allí y me voy con Tina. Nuestra hija estará preocupada y necesita de sus padres. Después intentaré contactar con el FBI y ver que progresos llevan. - Miró de soslayo a Halle. -Lo siento cariño pero no me puedo creer que te tragues esa basura. Nuestro hijo está perdido y tú estás creyendo las tonterías de ese sheriff. Seguro que lo han apartado del caso por que es un puto loco.

El todoterreno de los Morrison se detuvo frente a una casa típica de Birchmont, en una calle de uno de los barrios redidenciales del pueblo. Al llamar a la puerta les recibió una joven que para nada tenía la estética típica de una medium. Para empezar era bastante joven y no hacía gala de las extravagantes ropas con los que se engalaban los videntes de la tele sino que llevaba una ropa muy normal y discreta. Llevaba una larguísima melena de color rubio oscuro, y tenía un rostro inesperadamente bello. La única nota pintoresca en su atuendo eran unas grandes gafas que debían llevar pasadas de moda desde los años ochenta por lo menos. No parecían estar graduadas, o de estarlo tenían una graduación muy baja. Tras ellas se encontraban unos cansados ojos de color mostaza. Los miró como si no pudiera despegarse la tristeza de aquellos ojos y les invitó a pasar.

-Adelante. Cuéntenme, ¿en qué puedo ayudarles esta vez?

Halle conocía a Sean mejor que las palmas de sus propias manos y supo lo que significaba aquel suspiro cuando el sheriff mencionó a su jefe. Pero para evitar que los demás, sobre todo Troy tuviese algo con que cebarse, esperó a estar a solas con su marido en el coche para tratar el tema. - Cielo, no quisiste que pidiese ayuda a mi jefe y eso hice, pero puede ayudar, tiene contactos que podrían dar con familiares de Stark en otros manicomios o averiguar con quien se llevó bien en el sanatorio mental donde estuvo ingresado. Incluso conseguir su informe médico mental... Se que no te gusta y, mierda, a mí tampoco. Pero será el sheriff quien le pida ayuda... aunque ambos sabemos que al final acabaré pagando yo por ello con más horas... - En su cama, si es que encontramos a Steven. - ... y con su hijoputismo a diario. Pero es nuestro hijo y tengo que valorar todas las opciones.

No sabía que otra cosa decirle para calmarle. ¿Qué realmente esas horas extras que no cobraba era porque las pasaba en su casa, en su cama, colocándose y teniendo sexo salvaje toda la noche, porque él no era capaz de darla ni un polvo a la semana? Sería lo mismo que ponerle una pistola en la cabeza y disparar. Además, tenía claro quien era su marido, a quien amaba y quien era solamente diversión.

Pero de golpe Sean soltó aquello como si fuese un jarro de agua fría para Halle. - ¿De... de verdad me vas a dejar? - Preguntó Halle como si aquello fuese el fin del mundo, el fin entre ambos. - Mi vida, no digo que crea que se hayan levantado de sus tumbas y estén por ahí matando a nadie. Soy médica, como tú. Ambos sabemos que eso no es posible... pero... joder, Sean, son demasiadas casualidades. Que supiese que el padre de Steven no eras tú, que Kurt se enfrentase dos veces a Stark... Y sí, Tina nos necesita. No solo a ti. A ambos. Pero mis padres le han dicho que Steven estaba en un campamento, ¿recuerdas?

» No se trata de tragarme esa basura o no. El FBI actuará como debe. Acordonará la zona, buscará por todo el lugar... pero no seguirá esta pauta. Sólo quédate a ver que dice Allison sobre el libro y si no te convencen sus palabras y lo que nos cuente, entonces márchate. - Le dijo con dolor. - Porque yo no dejaré de buscar a mi pequeño aunque tenga que enfrentarme a mis fantasmas del pasado yo sola.

Enseguida dos lágrimas brotaron de los ojos de Halle. Se sentía de golpe sola y desarropada. Su mástil, quien la mantenía en pie amenazaba con irse y la verdad era que no podía reprochárselo. Pero no sabía si lo que le había dicho sería suficiente para que se quedase. Si él se iba, su único consuelo sería House y sabía que era lo mismo que jugar a la ruleta rusa con él. Podía salir todo bien, o mal, dependiendo de las ganas de tocar las pelotas que tuviese aquel hombre en ese momento.

Sean no dijo nada mientras Halle hablaba. Era algo bastante habitual en sus discusiones. En lugar de ponerse a llevarle la contraria como sería lo lógico, o incluso de ponerse a gritar como hacían muchas parejas, Sean se quedaba callado. Escuchaba lo que Halle tenía que decirle, aunque no estuviera de acuerdo con ello. Y aunque la mayoría de las veces terminaba cediendo, lo hacía más por evitar la confrontación que por quedar convencido de los razonamientos de su esposa. En aquella ocasión fue similar. Halle podía notar que la argumentación sobre la de llamar a su jefe no le convencía, ni aunque lo hiciera el sheriff en lugar de ella, pero en lugar de decir algo como "lo sé, cariño, pero hay más expertos que pueden ayudar" o "tu jefe, por muy bueno que sea, no conoce a este individuo" simplemente se quedó cayado, mirando al frente de la carretera flanqueada de blanca nieve y dio el silencio por respuesta.

Finalmente, tras las últimas palabras de Halle, Sean pareció reaccionar y miró a su mujer a los ojos durante un breve instante, bajando la mirada hacia el volante justo a continuación y asintiendo lentamente con la cabeza y terminó cediendo.

-Está bien, me quedaré a escuchar lo que tiene que decir. Pero si me parece otra locura como la del cementerio me iré a hablar con los del FBI.

Cuando el coche se detuvo frente a casa de Allison y tras escuchar las palabras de su marido, Halle se abrazó a él. - Sabes que te amo, ¿verdad? - Y sin dejarle tiempo a responder, le besó con dulzura. Era el primer beso que la pareja se daba tras la desaparición de Steven. - Sin ti a mi lado no lo lograré. - Añadió al separarse de su esposo. - Pero entiendo tu decisión y la respeto. Si lo que nos diga ella no te convence, no trataré de retenerte... aunque eso me haga perder lo único que me sostiene.

Y se sentó de nuevo en su asiento y abrió el bolso. Se secó las lágrimas y suspiró nerviosa.

- Vamos, cariño, de una manera o de otra tenemos que encontrar a nuestro hijo. - Y salió del coche más tranquila.

Nada más bajar del todoterreno, Halle se aferró a su marido como una lapa de nuevo. - Es aquí. - Dijo a los presentes señalando la entrada de la casa. Fue ella misma quien llamó a la puerta y Allison no tardó en abrir. - Lamento haberte avisado con tan poca antelación, Allison. Pero hemos encontrado algo y... necesitamos tu opinión.

A parte allí habían padres con sus hijos secuestrados también, pero ese era un dato que Halle se guardó.

Una vez dentro de la casa Halle miró a todos. - Intentaré ser lo más... realista posible. Hemos estado en el cementerio, el vigilante de seguridad y tres personas más que vestían túnicas estaban muertas dentro del mausoleo de la familia Stark. Las tumbas de él y la Hannah están abiertas y faltan sus cuerpos. Parece que esas tres personas hicieron algún tipo de ritual con este... - Halle se dio la vuelta y miró a todos. - ¿Quién tiene el libro?

» Mi mente racional, la de mi marido, nos dicen que es todo un montaje, pero... por otro lado, acertaste con lo de Kurt... así que... eres la única pista que tenemos. Tú y el libro. - Aquel libro que esperaba que alguien le entregase a la mujer.

Y no presenté a nadie aposta. No quería que dijesen que había contado nada ni mierdas de esas. Si era lo que decía, lo podría demostrar en ese momento, delante de todos.

Charlie siguió a Jonathan hasta su vehículo y sin pronunciar palabra alguna, terminaron llegando a la casa de la medium. A la joven todo aquello no le molestaba o le asustaba, pero sí que le parecía extraño confiar en alguien desconocido y con tan poca información. Aquella situación no tenía nada que ver con la que ella había vivido así que se sentía incómoda y sobre todo, muy insegura.

Al abrirse la puerta les recibió una chica que ya le hubiese gustado a Charlie en otras circunstancias. Era joven, como ella había sido una vez, y tenía, para su sorpresa, un rostro que parecía hermosamente sincero. Charlie se esperaba, quizás al igual que el resto, a una mujer que según los estereotipos que todos tenían sobre una medium, debía vestir prendas que incrementasen el aura de misterio que supuestamente había a su alrededor, pero era justo lo opuesto, porque parecía una mujer normal.

Pero lo que más le llamó la atención fueron sus ojos, llenos de un inesperado lamento mudo que a Charlie no le costó identificar, puesto que los veía cada mañana, al levantarse y mirarse en el espejo.

-H-hola- dijo con suavidad Charlie, antes de entrar, tan en voz baja, que casi nadie se dio cuenta de que había saludado.

Charlie agarraba el libro contra su pecho, mientras caminaba siguiendo a los demás, pero algo abstraída mirando la decoración de aquella casa, que de nuevo, parecía completamente normal. La voz de Halle se elevó por encima de cualquier otro sonido, antes incluso de que Charlie llegara al salón, en donde estaban los demás, y cuando se dio cuenta de que ya estaban hablando, chocó con uno de ellos, al haber seguido avanzando cuando todos se habían detenido ya.

-Oh, perdón -se excusó, al darse cuenta.

En ese momento, Halle pronunció la palabra "libro", y Charlie despertó del trance en el que se encontraba; se adelantó y le mostró el libro a Allison.

-E-este es el libro. Esta-aba en el suelo, ju-junto a los cuerpos de las p-personas que creemos los... bueno, resucitaron. Q-quizás t-tú... usted... puedas entenderlo. Ah, eh... yo soy Charlie.

Penoso, pensó Charlie, al darse cuenta de lo nerviosa que estaba y de que estaba actuando como una adolesente.

Jim iba por el tercer canuto para cuando llegaron a casa de la supuesta medium y llamaron a la puerta de una casa típica y corriente, dónde les abrió una joven completamente normal, puede que algo retro. Lo cierto es que no era lo que se esperaba, en las pelis las adivinas eran mayores, llevaban media docena de anillos a cada cual más llamativo, vestían con chales y ropa ancha de colores, se recogían el pelo con velos y cuentas brillantes y, en definitiva, llamaban la atención; a esa chica podía habérsela cruzado en el supermercado y no se habría dado cuenta, puede que una mirada, porque era guapa, pero nada más. Así que por un momento dudó, pero luego decidió que, de haberse encontrado con la adivina promedio que tenía en mente, una charlatana de tres al cuarto, habría sido más escéptico; esa mujer rompía su prejuicio inicial y, por ende, le empujaba a creer más allá. Por supuesto, podía ser una estafadora como debían de ser todas o la mayoría, pero de nuevo se reforzó la idea de darle una oportunidad.

Entró tras los demás, junto a Troy, y se mantuvo al lado de su amigo, él en un segundo plano, como siempre solía estar. Fue Halle la que tomó la palabra y se alegró por ello, porque viendo el panorama posiblemente cualquier otro no habría sido tan comedido o, peor, no habría dado con las palabras adecuadas, o puede que con ninguna en absoluto. Con la explicación de la médico, directa y simple, era suficiente, y ahora era trabajo de la pitonisa contar el resto.

Troy sonrió y afirmó con la cabeza al oír aquello de "algunos ya hemos madurado". "Salta a la vista", pensó, aunque se sintió satisfecho con el asunto y decidió no decirlo en voz alta. Tampoco dijo nada ante el comentario de Jonathan sobre el FBI. Estaba claro que el sheriff se estaba tomando muchas molestias con aquel asunto, en especial para ocultar ciertas cosas. Esperó a que Jim subiera a su coche.

- Menudo circo. -le dijo mientras arrancaba y comenzaba a seguir a Sean.

Aparcó junto a los demás y dejó que le guiaran hasta la casa. La chica no era la típica adivina que Troy hubiese esperado, y a juzgar por un par de las caras presentes, no era el único que lo pensaba. Aquellos ojos parecían querer marcharse a dormir y a llorar, muy lejos de allí. Aun y así, a pesar de la apariencia inofensiva, Troy no bajó la guardia. Entró con un ojo puesto en cada detalle de la casa, como si esperara una emboscada. Se quedó algo atrás, con Jim, y un golpe a su espalda le hizo ver que no eran los únicos en retaguardia.

- Hey, cuidado. -dijo sonriendo a Charlie.- No querrás que le rompamos una bola de cristal o algo así, ¿no?

Se encendió un cigarro, aun peinando con la mirada la estancia. Tenía mucha curiosidad por ver en qué acababa todo aquello, pero seguía con aquella sensación que le obligaba a estar alerta. Cuando hubo un pequeño momento de silencio, decidió hablar para ver si así se calmaba un poco.

- Y nos gustaría hacerte alguna otra consulta, después. -miró a los presentes, consciente de que quizás había hablado fuera de lugar.- Si fuese posible, claro.

Allison les dio la bienvenida y los invitó a sentarse en un cómodo y espacioso sofá mientras ella ocupaba el sillón que había enfrente, separado por una mesa. Les ofreció algo de beber, dándoles como opción entre té y café, pues según dijo no tenía ni refrescos ni bebidas alcohólicas y después escuchó con atención lo que tenían que contarle. Su rostro serio no se perturbó ni siquiera ante los comentarios jocosos de Troy sobre la bola de cristal, parecía acostumbrada a que le dijeran ese tipo de cosas. Mostró interés en la historia del cementerio y le sorprendió lo de los cadáveres.

-Hannah era la esposa de Eric Stark - dijo tras un rato de silencio-, murió en el accidente de tráfico que provocó que Stark perdiera la cabeza y se convirtiera en un asesino vengativo.

Allison no era de allí, llevaba poco tiempo en Birchmont pero la historia de Stark le había cautivado como a todo el mundo y la había estudiado lo suficiente como para saber casi todo sobre la familia Stark y sobre los asesinatos de este último. La vidente estudió el libro con detenimiento y asintió con la cabeza.

-Reconozco los símbolos, es una variante del sanscrito bastante extraña que se utilizaba en rituales. Podría traducirlo pero me llevará algo de tiempo.  - El sheriff preguntó cuánto le costaría, con evidente prisa. -No lo sé, intentaré tenerlo lo antes posible. - Se giró hacia Troy -¿Cuál es su consulta?

De momento no iba bien la cosa; sabía sobre Stark lo mismo que cualquier friki que hubiera estado investigando el tema, y que tuviera alguna noción sobre lo que eran esas runas, bueno, cualquier loco al que le molaran esos temas de ocultismo bien podía haberlo sabido. Ni rastro de lo que había asegurado Halle.

Sin embargo, eso no le sorprendió, se lo esperaba. Lo que no se imaginaba es que Troy fuera a entrar al trapo tan rápido. Entendía que estaba desesperado, pero aún así... ¿Qué querría preguntar? Jim se removió, ligeramente incómodo, y esperó a que su amigo hiciera su consulta.

Troy prefirió no sentarse y ofreció su posible sitio a quien lo quisiera ocupar. Estaba demasiado inquieto como para plantar el culo. Se quedó junto al sillón, observando a Allison mientras estudiaba el libro. La información que ofreció no ayudó a tranquilizarle, pero intentó que no se notara cuando se dispuso a contestar.

- Verás, no estamos precisamente en un momento sencillo, como habrás comprobado. Y no pretendo faltarte al respeto, no te conozco de nada, es sólo que... -calló y gesticuló un instante, como intentando encontrar las palabras adecuadas.- Te dedicas a saber cosas que no se pueden saber, ¿verdad? Han desaparecido varios niños, ¿no sabrías decirnos dónde están o quién los tiene? Algo que nos permita movernos mientras trabajas en eso. -señaló el libro.- Porque cada minuto que pasamos sin hacer nada puede ser... -frenó sus palabras.- Es exhasperante, ¿sabes?

Tras la explicación que Halle le dio a la mujer, esta se hizo a un lado con su marido y prefirió estar de espectadora a partir de ese punto. Necesitaba ese espacio con Sean, más aún sabiendo lo que iba a ocurrir cuando saliesen de allí. Que su marido hubiese cedido a entrar en la casa no quería decir que siguiese con ella mucho más tiempo. No mientras que las respuestas de la mujer fuesen concluyentes.

Además, tenía otro motivo más para no hablar, que era precisamente el más obvio. No quería que le acusarán de contarle nada o de hablar en clave o cualquier estupidez que se les ocurriese en ese momento, diciendo que esa mujer que Halle acababa de conocer y a la cual le costó ir a ver y que si lo hizo fue más por no escuchar a su madre y no quedarse con esa cosa de no haber probado todos los caminos, estaban compinchadas.

Lo que dijo inicialmente no era nada nuevo. De hecho, que Stark estaba detrás de todo aquello ya se lo había dicho yo. Al menos reconoció la escritura del libro, el problema era que su traducción iba a tardar. Halle iba a intentar presionarla para que lo hiciese más deprisa de alguna manera, cuando Allison miró a Troy y le dijo que preguntase lo que quisiera.

Miró a Jacobson, del cual esperaba una buena pregunta, pero ñe decepcionó por completo lo que escuchó salir de sus labios y no pudo evitar negar con la cabeza. - ¿De verdad que esas son tus preguntas, Troy? ¿No crees que si tuviese la respuesta a ellas y me la hubiese dado, os habría llevado directamente al sitio donde están y no os habría traído hasta aquí?

Estaba claro. Sean se iría al hotel con Tyna y a ayudar al FBI y Halle se quedaría sola, sin mi apoyo... sin el hombre que amaba y necesitaba a su lado en este momento tan duro e iba a tener que lidiar sola con todo eso y con la peor compañía posible: Troy Jacobson. No sabía como iba a aguantar aquello, aunque por desgracia se hacía una idea de como iban a ir las cosas para ella.

Allison asintió comprensiva a las palabras de Troy. No le molestaron como a Halle porque había escuchado la misma duda formulada de mil maneras diferentes: si puedes adivinar el futuro ¿por qué no adivinas el número de la lotería? ¿El dinero de la consulta? Ja, tendrías que haber visto en tus cartas que no pesaba pagarte ni un centavo... Allison ni siquiera torció el gesto, simplemente alzó las manos sobre la mesa, sobre la baraja de cartas que había en ella.

-Lo único que puedo hacer, señor Jacobson, es echar las cartas y probar a ver si veo algo. Aunque en el caso del hijo de los Morrison no logré nada concreto.

Allison tomó las cartas de la baraja entre sus manos y comenzó a barajarlas casi por inercia mientras esperaba si Troy quería que probara a echarlas por si podía descubrir algo, tal vez con él tuviera más suerte.